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El Mito del Santuario


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809 respuestas a este tema

#601 Patriarca 8

Patriarca 8

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Publicado 16 marzo 2018 - 21:47

Lo bueno:

 

-la historia de la familia Heinstein

 

-Que Ikki emplee su tiempo en investigar,yo siempre creí que se la pasaba

preparando ideas para sus entradas badass--XD

 

-¿los Espectros de Hades no desprendan Cosmos?--duda:¿eso sucede tambien el manga

o  decidiste agregarlo a tu fic?

 

-—Ridículo, sobrevivir a una guerra sin hacer nada es como no haber hecho nada en absoluto.---no se porque pero esa frase se me hace muy conocida dentro del universo saint seiya---Jajaja

 

-jajaja el gato siente celos de la posición que ocupa el "terrible" espectro de Zelos

 

-la idea de Ikki convertido en espectro

 

-el final fue intrigante

 

 

 

 

Spoiler


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#602 Presstor

Presstor

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Publicado 17 marzo 2018 - 12:25

hola!! la verdad me has dejado un poco el culo torcido,como se dice en España XD

 

a estas alturas,ikki se las ha visto con lo mas top del santuario tanto que el esta en ese top , la marina mas fuerte,el mismo poseidon,un dios primigenio....

que se sienta tan vulnerable o asustado me parece un tanto inconsistente eh incoherente con el personaje, tal y como a ido su historia

y no encuentro motivos por lo que deba sentir mal o preocupado por su capacidad para no morir,es mas a estas alturas debería tomárselo con mas filosofía

este tema...por lo tanto también me chirrío un poco que se la haya pasado por la cabeza asesinar a esos humanos

no creo que deba ser un tipo que piense asi ni siquiera, que sea un tipo duro no lo convierte en sociópata

Quizás una conversación con shaka sobre este tema le habría venido bien....

 

que sea tentado por pandora ,usando su belleza me resultaba atractivo...es mas me gustaría ver algo de eso...

pero no acabe de entender como el veia a pandora,no me quedaba claro si era guapa o que olia mal jaja

voy a tener que leerlo de nuevo

 

y con aicaos....es que tenían que haber estado igualados...a todo esto la explicación que podría encontrar

es que al estar cerca del palacio de hades,este les mete un nerfeado a cualquier caballero que se acerque

 

no se...que me has dejado el culo torcido con este capi...jaja 

 

 

 

 pues con ese booktuber,eh aprendido algunas cosas sobre por había obras que me gustaban y había otras que me parecían una cain porqueria

bueno,un saludo

 y hasta el próximo capitulo



#603 Kael'Thas

Kael'Thas

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Publicado 17 marzo 2018 - 12:48

El prologo y dos capitulos estan geniales tocayo, espero algun día escribir como tu 


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#604 Presstor

Presstor

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Publicado 18 marzo 2018 - 07:46

okey,lo eh leído otra vez

todavía no entiendo si ve a pandora guapa o que huele mal jaja

leches,me habría gustado verla mas seductora XD

 

 me habría gustado para el personaje derrota a garuda ahora,

con una buena pelea,,echo de menos eso que un bronce le rompa la madre 

a uno de los capos,es mas que todos los malos subestimen a los caballeros me molesta un poco

partirle la madre a un juez del hades ahora y por uno de bronce en mi opinion habría estado genial

que ya  no importe el metal de la armadura

 

supongo que se las verán de nuevo con revancha...pero no sera lo mismo

 

hay enemigos de sobra,derrotar a un juez del hades habrá estado bien para el desarrollo de la historia

entendería la superioridad de garuda,por algún factor externo

 

aunque eso  no le encuentro sentido,si por la influencia de hades no muere entonces no debería un posible bufo

afectarle,y tampoco cualquier ilusión  y o compulsión....es mas todo esto debería  haberle echo gracia

y patearle el trasero a garuda

 

si ese espectro quiere apoderarse de su cuerpo,entonces habría visto mejor una lucha en el mundo de lo sueños

por su alma contra el bennu, ahi habríamos visto que son y como funcionan los espectros y cual es la influencia de hades en ellos

y la pobres personas que no pueden superar a un espectro

 

y no este capitulo donde en cierto manera eh visto un involución del personaje

y los diálogos...la verdad se ha comportado como un niño pequeño...demasiadas pataletas...y lloriqueos....

 

bueno,que sepas que respeto tu trabajo enormente,y desde luego seguire por aquí dándote mi opnionies de respetable compañero del foro que no piensa como yo jajaja

 

un saludo y hasta el próximo capitulo



#605 -Felipe-

-Felipe-

    Bang

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Publicado 18 marzo 2018 - 09:38

Bueno, lo prometido es deuda. Les traigo el segundo capítulo de la semana, el primero que escribo para Hyoga en un laaaargo tiempo (desde Poseidón), pero primero pasaré a responder sus amables comentarios :D

 

T:

Gracias por la apreciación (aunque sigo sin entender eso del "blablabla", que mejor prefiero ignorar). Sobre tu duda: lo de los Espectros se menciona desde el primer capítulo de mi saga de Hades, es la razón para que muchos estén muriendo sin saber qué los tocó. Tienen un "aura", pero no puede percibirse ni rastrearse, porque es una "energía muerta". Es invención mía, no de Kuru,

Saludos y gracias por comentar :)

 

 

Presstor:

Jaja, qué me late que solo quieres ver a Ikki rompiendo huesos xD Pero tranquilo. Digo, lamento que no te gustara mucho el capítulo, pero intentaré responder un poco tus dudas y defender la actitud del personaje.

1. Y sí, la actitud es rara a veces, y la explicación muy simple (aunque no la dejé explícita) y es la influencia de Bennu. Bennu es una estrella del mal, conectada con la muerte, y por eso tanto mantiene vivo a Ikki como le da ese "deseo de morir". También fue la razón de que Ikki se contemplara matar a esos criminales en lugar de apresarlos o algo, no está siendo él mismo. Literalmente. Incluso cuando se va de viaje con Shun, no puede disfrutarlo, no se siente a gusto, porque, en el fondo, es un Espectro que ya está tomando control de él, pero que no lo ha hecho, solo porque le da "asco" que él sea un Santo.

 

2. Sin embargo, Ikki también tiene algunos motivos para "querer morir". Recuerda que el principio de este fic es diferente al de Kurumada. Ikki tenía una armadura negra, consumida por muerte y odio, la gente incluso sentía náuseas cuando él estaba cerca, olía a putrefacción y había cometido MUCHOS crímenes dirigiendo a las Sombras de Deathqueen island. De hecho, debería estar preso, pero Saori le perdonó. El asunto es que, si te imaginas lo que es cometer multiples crímenes, el primero de los cuales es (en su forma de ver las cosas) dejar que Esmeralda, el amor de su vida, muriera frente a sus ojos, tiene cierto sentido que quiera verla de nuevo y así pagar por sus pecados, Sé que es genial ver a un Ikki badass, frío y destruyendo cosas, pero recuerda... es humano. Tiene emociones, como todos los otros protas, aunque en este caso, están muy influenciadas por Bennu, cuya historia recién se desarrollará en el segundo volumen. Todo a su tiempo.

 

3. La "queja", al final, sí es muy diferente. Transcurre horas después, cuando la batalla en el Santuario ya ha terminado. Siente que alguien que le es conocido murió... y llora por ello, porque no hizo absolutamente nada. Por supuesto, eso se revelará con el tiempo.

 

4. Hablando de eso, me sería imposible hacer que mate a Aiacos de buenas a primeras cuando éste acaba de aparecer. Recuerda que estoy recien en la primera mitad de la historia (Santuario), y la segunda parte es el reboot total del que he hablado (Inferno). Una de las cosas que cambiará será que, como siento que es muy justo, tengo que darle personalidad, historia, interés a Minos y Aiacos, no solo a Rada, y como se insinúa ya con el último, los tres son más poderosos que los Santos de Oro. No hay nada malo con eso. Aunque Kuru hiciera lo que hizo con Aiacos e Ikki, a mí nunca me gustó.

Si hago que Ikki simplemente lo mate porque así se ve genial, estaría yendo contra mis propias razones para hacer esta historia. E incluso contra Kuru. Recuerda: Shaka le fundió el cerebro e Ikki tuvo que explotar para dañarlo; Saga le dio una paliza sin que nada pudiese hacer; Kanon le dio una paliza en el primer rround, y en el segundo, Ikki se largó; el mismo Aiacos le dio también una paliza, y habría sido peor de no ser porque Kuru estaba apurado para terminar el manga. Y Aiacos es superior a esos tres, generando en Ikki una sensación siimilar a la que, en este mismo fic, se vivió con Shaka: "miedo". Pero no es tanto qué él lo sienta, sino que, como veerás más adelante, ES la habilidad de Aiacos. Pero bueno... entenderás que no puedo simplemente matar, cuando no voy ni a la mitad del PRIMER volumen, a Aiacos solo para que Ikki se vea bien. La historia necesita avance, igual que los personajes: crecer. Tanto Ikki COMO AIACOS.

 

5. Sobre Pandora, no sé si habrás leído ASoIaF, o Tolkien. Es como esas criaturas que huelen a muerte, a sangre, que chirrían como hielo, y que son aterradoras... pero también infinitamente bellas. Una belleza seductora que da miedo, como una sirena griega, digamos. Es ese el caso, además que Ikki tiene memorias cruzadas con esta señorita. Ya ahondaré en eso con el tiempo. Tiempo al tiempo.

 

6. Ah, y aclaración: que Ikki no pueda morir, no significa que no pueda sufrir daños. No se regenera ni es inmune a las balas. Simplemente que, TRAS morir, él vuelve a la Tierra por influencia de Hades, que lo quiere vivo. Es un humano cualquiera, solo que, digamos, "con muchas vidas". Si no, las palizas que le dio Saga o Kanon tampoco habrían importado. Recuerda, él ya ha muerto cuatro veces (Guilty, Misty, Saga, es inmortal desde el principio.

 

Esa sería mi defensa jaja... y honestamente, conociéndote, como que me agrada que me hicieran una crítica "negativa" (porque no lo haces con afán de destruir). Siempre lo he dicho, no se puede recibir solo buenos comentarios, sino, uno no crece, y las críticas, mientras sean constructivas, son bienvenidas. A veces, simplemente no lo son, en este mismo fic se han visto, pero no es tu caso y aprecio eso.

Por ejemplo, me di cuenta de varios errores con eso, como la "sobrepoblación" de quejas de Ikki contra la muerte, y que nunca explicité que sus actitudes (desde que empezó a viajar con Shun) son por influencia de un ser como Bennu, que en tanto Espectro, es un "Death Lover". Lamento eso.

 

Muchas gracias Presstor, amigo, se aprecia mucho el comentario, y más que te tomaras el tiempo de leerlo dos veces!! Sabes que siempre eres bienvenido a este humilde espacio de lectura y aprecio que seguirás leyendo. Thanks.

Saludos y hasta luego :D

 

 

Mystoria:

Creo que tienes un fic, no sabía tocayo, me pasaré por ahí apenas pueda. Quizás te estás rebajando de más, que aquí nadie es un escritor profesional ni nada (excepto tal vez Killcrom xD) Gracias por comentar :)

 

 

 

 

 

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HYOGA I

 

00:40 hrs. 16 de junio de 2014. Hora de Sinigrado, Asgard.[1]

 

¡Odín, mi dios de Asgard! En los confines de la región escandinava, perdidos en el frío y la nieve, se encuentra nuestra tierra. No conocemos la calidez del sol, ni los verdes campos, ni el azul del cielo despejado. Pero nuestro pueblo accede a sufrir esto, para permitir la vida a los demás. Estamos preparados para pasar por esta prueba, acostumbrados a este calvario frío, ¡y aceptamos nuestro destino con orgullo!

Con esas palabras, las que Hilda de Polaris recitaba cada mañana, tarde y noche ante las aguas de Asgard, Hyoga se despertó en el tren, listo para bajar en la ciudad.

 

Su nombre legal, desde hacía un par de años, era Cygnus Hyoga, un Santo de la diosa Atenea que protegía el planeta Tierra. Pero, en el pasado, su nombre completo fue Hyoga Gavriilich Morozov, un tonto chico de la nobleza rusa que no pudo evitar que su madre se hundiera bajo las heladas aguas de Siberia. Ambos Hyoga tenían a esa figura como la más importante de sus vidas, era lo único que conectaba la labor del guerrero que usaba el Manto de Cisne con el del joven que oraba durante horas ante la tumba de Natassia… y si no estaba allí con ella, intentaba informarse de su estado constantemente, gracias a la ayuda de Jacob, el hijo del líder del pueblo donde Hyoga, Isaac y Camus vivieron durante su entrenamiento.

Jamás podría agradecerle lo suficiente a ese pequeño, que iba al improvisado cementerio que Hyoga, el noble, había construido para su madre, para cerciorarse de que todo estuviera bien. Lo hacía, según él, porque estaba en deuda, debido a tantas veces que Camus y Hyoga habían ayudado a la gente del pueblo… pero eso era el deber de Hyoga, el Santo, nada más. Según lo veía, le debía demasiado a ese chico, y le enviaba semanalmente gran parte de su dinero para que viviera a gusto con su familia, especialmente después de que las inundaciones de Poseidón generaron tantos estragos en los polos. Tras la batalla, Hyoga viajó a toda velocidad a Rusia, y fue el hombre más feliz del mundo cuando se encontró a Jacob y su familia, sanos y salvos; el hielo sobre el barco de Natassia no había sufrido el menor daño: como decía Camus, realmente eran glaciares eternos.

Habló con él unas horas atrás, antes de salir de Finlandia. Hyoga, el Santo, le envió su sueldo completo para que lo distribuyera con los aldeanos sobrevivientes, para que reparar la capilla y el hospital, o lo que hiciera falta. Saori había aportado una millonaria cantidad también, como había hecho en todos los sitios de riesgo. Además, Hyoga, el noble, recuperó los derechos sobre su herencia familiar y no tuvo reparos en distribuirla también; tampoco necesitaba tanto. Ahora era un Santo.

—¿Segura que está bien, Jacob? —le había preguntado por teléfono, cuando todavía tenía buena señal.

—Muy seguro —había contestado la voz aguda del joven, lo más cercano que tenía a un hermano—. De verdad nada quiebra este hielo… solo tú y tus puñetazos.

—Ja, ja, así parece.

—¿Seguro que estarás bien allá? —preguntó Jacob, y Hyoga le respondió con una mentira. “Seguro que sí”.

 

La verdad era que no podía estar seguro. En Sinigrado, donde perdió toda la cobertura de su teléfono (pues allí apenas y había tecnología, era una ciudad estancada en el tiempo) parecía que los problemas eran atraídos como polillas a la luz. Allí se dio el despertar de Poseidón dos siglos atrás, de allí robó Kanon su alma para llevarla al mundo submarino, allí se rebeló Drbal contra el Santuario, desde allí salió Hyoga a la batalla, y allí vivía Freyja, su única amiga, que lo esperaba con dos caballos en una de las colinas de Valle Moonim.

La abrazó con fuerza, tal como hizo antes de dejarla durmiendo junto al fuego de la chimenea, antes de dabandonar Asgard. No había vuelto en todos esos meses, no quería alejarse de su madre, pero ya había sido suficiente. Además, aparte de ver a esa chica de escandinavos ojos verdes, Hyoga había recibido una misión importante de parte de Atenea… una que no deseaba cumplir.

—No entiendes cuánto me preocupé —dijo Freyja, con la cabeza apoyada en su pecho y los brazos alrededor de su torso—. De pronto desapareciste, e Hilda me dijo que habías ido a pelear con Poseidón.

—Y ganamos, que es lo importante.

—Aun así, no es… Hyoga, ¿¡qué te pasó en el ojo!?

El Santo de Cisne llevaba una venda sobre su ojo izquierdo, producto de su batalla con el General de Kraken, su gran y más antiguo amigo, desde que salió del hospital. Le dijeron que, con el tiempo, tal vez sanaría, pero que no había seguridad de ello, pues habían caído pequeños cristales en su cornea. Tal vez requeriría de una operación, pero para Hyoga eso era una pérdida de tiempo y dinero. Si sanaba con el tiempo, estaría bien, pero la falta de un ojo no le impedía desarrollar su vida de forma normal, así que no le preocupaba.

Por supuesto, para alguien como Freyja debía ser casi una deformación. Hyoga la tranquilizó abriendo grande el otro ojo, sonriéndole lo mejor que podía.

—No hay problema, veo muy bien. Los Santos nos guiamos por el Cosmos.

—Las guerras siempre dejan secuelas, pero nunca creí que te llegaría a pasar algo así… ¿Sanará?

—Probablemente. Pero, por ahora, créeme si te digo que tengo suerte de estar vivo —dijo el Cisne con toda sinceridad. Se había enfrentado a la fuerza completa de los océanos, casi a la totalidad del planeta, encarnado en la figura divina de Poseidón. Se le habían congelado los brazos intentando lidiar con solo una fracción de su poder tras la aparición del Manto de Aquarius. Otra ocasión así y no la contaría—. De todos modos, las secuelas de una guerra no solo aparecen en el físico de los combatientes, sino también en las ciudades. ¿Cómo está Asgard?

Formuló la pregunta con gentileza, era un asunto delicado, las aguas habían golpeado Sinigrado con una fuerza titánica, mucha gente había fallecido. Sin embargo, a Freyja se le iluminó el rostro con una sonrisa.

—Quiero mostrarte algo.

 

El viento era intenso, una cortina de nieve les impedía la vista, ni a la derecha se veía el océano ni a la izquierda la ciudad y el castillo Valhalla. Todo era blanco, frío y melancólico, le generaba pena y añoranza, a partes iguales. Le recordaba a su madre, a la pureza de su alma, a su sonrisa congelada en el tiempo. Al menos podía pensar en ello en tanto no viera nada a su alrededor, solo guiado por el caballo y algo que debía ser la cabellera rubia de Freyja, que conocía los caminos de Sinigrado como la palma de su mano, debido a sus constantes escapadas; quizás incluso, todo Asgard.

Hyoga y Freyja cabalgaron durante media hora, hasta el Mar Blanco, cerca del sitio sagrado donde Hilda oraba a los dioses vikingos. El Cisne esperaba encontrar una tragedia, los glaciares derretidos, la marea alta, la bahía hecha trisas, los hogares cercanos destruidos… pero lo que vio al desmontar le produjo la misma sonrisa que ella cobijaba.

El mar estaba casi congelado. Controlado. Apaciguado. A su alrededor había grupos de pescadores, turistas y lugareños observando en paz un sitio que un tiempo atrás se caía a pedazos. Los glaciares sobre el océano permanecían intactos y firmes, rodeados por un aura blanco de estabilidad que no podía obviarse.

Una rápida vista a las cabañas le indicó que la gente estaba recuperándose de a poco, con fe y determinación.

—N-no entiendo… ¿cómo es posible?

—Sin la presencia de Poseidón, según mi hermana, Odín ha tomado el control de nuestra tierra otra vez, y le reza cada mañana y noche frente a estas aguas. Nuestro pueblo se está levantando, Hyoga.

Parecía sumamente feliz. Hyoga, el Santo, se preguntó si realmente era Odín el que estaba causando la restauración del mundo, pero Hyoga, el noble, había sido siempre un creyente, un hombre de fe, aunque no en el mismo dios.

Sin embargo, a pesar de su evidente alegría, la conocía bien; era una chica de corte racional.

—¿Tú que crees, Freyja?

—Ja, ja, ja, puedes verme bastante bien a pesar de esa venda. Creo en Odín, Hyoga, y en que nos protege ahora, pero también me parece que el gran motivo de nuestra recuperación es Balmung, la espada legendaria.

 

«Balmung», repitió Hyoga en su mente. Saori le había informado sobre muchas cosas respecto a esa espada, sobre su filo y sus misteriosas propiedades… Era también una de las razones por las que estaba de vuelta en Sinigrado, pero prefirió no decir nada. «Si Balmung es la que está sanando a Asgard, no puedo sacarla de aquí».

—¿Tu hermana tiene la espada?

—Sí, siempre la carga en su cinto o a su caballo. Cuando duerme, la guarda en su habitación… Creo que, más que su poder o su significancia para proteger a nuestro pueblo, para Hilda Balmung es un recuerdo de nuestro hermano.

—Freyr lucía como el héroe más grandioso de la Tierra con el sable en la mano, Freyja, puedo jurártelo. —Y no mentía. Antes de morir clavando la espada sobre la cabeza de la estatua de Odín, destruyéndola, así como a la corta dinastía de Drbal, Freyr se veía como un semidiós, un héroe de leyenda, muy lejos del travieso chico que jugaba con Hyoga cuando era niño, en los bosques y campos cercanos a Valhalla.

—Creo en tus palabras… —dijo Freyja, con voz queda, bajando la mirada con pesar. Solo habían pasado algunos meses desde la muerte de su gemelo.

—¿Cómo lo estás llevando? —Con Hilda como gobernante de Asgard, parecía lógico que tuviera menos tiempo para su hermana menor, y que esta tuviera que llevar el luto en soledad.

—Lo extraño, Hyoga, lo extraño muchísimo. Pero no te confundas —Freyja alzó la mirada con decisión, había agua en sus ojos cálidos; eran cálidos y firmes—, con su muerte salvó a nuestra tierra, no voy a deshonrar su alma y sacrificio deseando que aún estuviera con vida, sería una falta de respeto.

—Así es. —Hyoga, el noble, volvió a abrazarla, esta vez con sincera calidez, olvidándose un poco de su misión. De verdad que no quería llevarla a cabo. ¿Por qué Saori le pediría algo así?

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó la muchacha, esta vez con una mirada divertida, intentando olvidarse de sus problemas.

—Me gustaría ir a beber algo, hasta yo necesito entrar en calor. ¿Sabes? Kiki, un niño que conozco, me ganó una apuesta y estoy aprendiendo a hacer cocteles. Tal vez podríamos…

 

De pronto, el viento cambió de dirección. Para Hyoga, que había aprendido a medir la velocidad del viento y los cambios en la temperatura atmosférica, notar algo de aquella índole era casi un instinto natural.

Se apartó de Freyja bruscamente y dio tres largos saltos hacia atrás, hasta que sus pies casi tocaron el borde de la bajada rocosa que daba inicio al Mar Blanco. En ese mismo instante, un remolino hecho de fuego arrasó con la nieve y se perdió en el norte a una velocidad que superó el sonido de las ascuas ardiendo. Los caballos se pusieron a relinchar, desesperados y alborotados, pero no abandonaron su sitio junto a su ama, estaban bien entrenados.

Hyoga notó sudor en su frente y en los brazos. La nieve se convirtió en vapor y ocultó a Freyja, de quien solo pudo ver su vestido levemente quemado. El fuego en el remolino seguía alzándose, solo se apagaría cuando acabara en el agua.

—¡Freyja! ¿Estás bien? —gritó Hyoga, intentando resistir la tentación de ir con su amiga. Los lugareños se alejaron corriendo, por puro instinto, gritando blasfemias contra Poseidón o llamando a la guardia de Valhalla. Ella, en cambio, parecía calma.

—¡Sí! —contestó la chica, y Hyoga pudo verla apagando su vestido con la poca nieve que había quedado alrededor—. Estaré bien. ¿Qué fue lo que ocurrió?

—¡No te acerques, Freyja, ni un solo paso! —Había calculado perfectamente la distancia mínima para que no sufriera daño ante un nuevo ataque. Si se acercaba a ayudarla, ambos serían atrapados por aquel Tornado de Fuego, una técnica que conocía desde hacía tiempo—. ¡Muéstrate!

En ese preciso momento el vapor se dispersó como ante la salida del sol, pero en este caso solo surgió una sombra, una figura luciendo una capucha oscura; su aura, que no podía sentir, danzaba como las flamas de una pira.

—Je, te moviste muy bien para no percibir mi Cosmos, Hyoga.

—Conozco esa voz… Imposible… —El intruso se quitó la capa y dejó de ser un extraño. Reconocía el diseño de su armadura, su estructura ósea, sus ojos. Era el fantasma de un hombre que protegió al Santuario como el soldado más leal—. Santo de Plata, ¡Babel!

—Parece que me recuerdas, me alegro. ¿Sabes? Con la habilidad que me da la Surplice de Centauro, podría haberlos asesinado sin que te dieras cuenta desde que subieron a esos caballos, pero como te dije la última vez que nos vimos, te honraré con una muerte en batalla.

—¿Cómo diablos estás aquí? ¡Yo mismo te maté!

 

Babel le habló entonces de su resurrección, y la de sus compañeros de Oro y Plata. El Santuario estaba siendo atacado, el Rey Hades dirigía una horda de Espectros con Surplice para cortar la cabeza de Atenea, y los Santos de Bronce eran objetivos de antiguos Santos de Plata como él.

—¿Qué? Shiryu, Shun… ¿también son objetivos? Ustedes, Santos de Plata, se vendieron a Hades ¿solo para vengarse de nosotros?

—Por supuesto que no. Es solo nuestra misión, un soldado debe hacer lo que debe hacer, pensé que tú eras del mismo tipo. La diferencia es que, mientras el Dragón es demasiado noble y Andrómeda duda aún en matar, tú eres un problema. —Babel conjuró un par de esferas de fuego en sus manos y las lanzó con poco ánimo.

Hyoga sencillamente las apartó con un par de manotazos.

—Me das asco, Babel. —El Cisne se adelantó a pasos largos, reunió energía en su puño derecho y disparó el Polvo de Diamantes sin controlar su fuerza letal.

El Espectro de Centauro, a pesar de su ceño fruncido, sonreía satisfecho. Se cubrió con un manto de calor a su alrededor que descontroló la temperatura ambiente y contraatacó con una ráfaga de bolas de fuego, que mantuvo a Hyoga a raya.

—Je, ¿ves por qué lo digo? Tú eres el más complicado de los tres.

—¿Así que te enviaron a matarme por segunda vez? ¿Esa es tu gran misión tras traicionar al Santuario donde a tantos entrenaste? —Había leído mucho sobre sus oponentes en la biblioteca pública, sabía del amplio historial de Centauro como tutor de otros guerreros sagrados. ¡Por eso se le hacía más difícil entender!

—Sí, mi superior cambió, pero mi determinación es la misma.

—La primera vez acabé contigo; esta vez será lo mismo, solo que más de forma mucho más simple.

Esta vez, Hyoga golpeó el aire con el brazo izquierdo y generó una ventisca de hielo que hizo a Freyja ser arrastrada por el viento; Babel, en tanto, perdió el balance y sus ataques menguaron. Cisne aprovechó el momento de utilizar un poco más de fuerza en su Polvo de Diamantes para devolverlo a la tumba.

—¿Qué? ¿Te quedaba poder, Hyoga? ¡Has mejorado desde la última vez!

—Imagino que no puedo decir lo mismo de alguien que pasó sus últimos días apostando su alma en el inframundo.

Hubo una explosión de fuego y hielo levantó una gigantesca nube de nieve. El Santo de Cygnus se volteó para buscar a Freyja, que lo observaba con los ojos como platos, intentando controlar a los alborotados caballos, pero una voz desconocida le hizo girarse nuevamente.

—Ju, ju, ju, así que este es el famoso Cisne. Como dicen, es un guerrero carente de compasión, un hombre de hielo que no duda en matar a sus enemigos, un Santo sin sentimientos.

 

Un segundo encapuchado apareció delante de Babel, bloqueando la corriente del Polvo de Diamantes con bruscos y rapidísimos giros de las palmas de sus manos. Al igual que Centauro, no expresaba una conexión con la energía cósmica, y de su rostro solo se distinguía una sonrisa fría y orgullosa. A su alrededor, el viento era una violenta borrasca, menos ardiente, pero mucho más caliente que la de Babel.

Seiya le había hablado lo suficiente sobre su peculiar enemigo para no saber quién era; el hombre que le temía a la sangre.

—Tú eres… Lacerta Misty…

—No sabes lo mucho que me enorgullece el que sepas mi nombre, aunque he de admitir que, de no ser porque me lo ordenaron, no sabría el tuyo, ju, ju, ju.

—Ah. —Hyoga decidió ignorarlos por un momento para enfocar su atención en Freyja. Si uno de los dos se movía, el hielo bajo sus pies se lo diría—. Llévate los caballos, Freyja, quédate con los Guerreros Azules y tu hermana. Terminaré pronto con esto.

—No pensaba quedarme demasiado, tampoco…

Cuando Freyja dio un paso hacia los caballos, el viento se alzó de nuevo. Hyoga desvió el ataque de Misty con una ferocidad implacable, esta vez la había atacado a ella, y eso no podía permitirlo.

—¿Qué diablos te pasa? El problema lo tienen conmigo, ¡no tienen por qué atacar a inocentes!

—Previsiblemente, Cygnus, te equivocas. Estamos aquí por ambos —explicó Misty, dejando a Hyoga boquiabierto. Le dirigió una mirada sigilosa al Centauro, que le confirmó con los ojos que era verdad.

Pero ¿qué asunto podían tener con Freyja? Hyoga pensaba en ello cuando el flequillo en su frente se apartó bruscamente al costado derecho, justo al tiempo que su oído captaba una sombra silenciosa a su costado.

—Estamos aquí por Balmung —oyó decir a Babel, para distraerlo, al tiempo.

Con toda su velocidad y Cosmos levantó el brazo izquierdo, que sujetó con la mano derecha, bloqueando el impacto que recibió de un puñetazo furtivo. Lo sintió potente, pero no tanto como habría esperado de un ataque sorpresa, y cuando debió girar todo el cuello para mirar a su izquierda, sufriendo un doloroso tirón, entendió que el segundo puñetazo, realizado con la mano derecha de una silueta enorme, era el verdadero ataque. Supo de inmediato que, aunque lo bloquease, sería brutal, quebraría en dos sus brazos.

Soltó las piernas del suelo y permitió que la gravedad lo manipulase, doblando su cuerpo para evitar el golpe, que generó una corriente de aire tan poderosa que le causó algunos cortes en la ropa y la piel. Apoyó una mano sobre la nieve, aplicó toda su fuerza en los músculos de su brazo, y se apartó de un salto del Espectro, al que no conocía en persona tampoco, pero cuya descripción física era irreconocible, cubierto de cicatrices y con un ojo menos, desde una batalla con una Dríade.

—¡Maldita sea! Pensé que con mi Bombardero de Presión lo tenía, demonios.

—Es muy irónico que me ataques por mi punto ciego, Mozes de Cetus —dijo Hyoga, retrocediendo hasta Freyja y los caballos, que a pesar de su evidente miedo se quedaban con su ama. Era necesario cambiar de planes ahora que sabía que el sable de Hilda también era el objetivo de esos hombres. ¿Por qué? No lo sabía.

Tampoco importaba.

—La chica nos dirá dónde está la espada, tú morirás, todos ganamos, ¿qué te parece, Cisne? —inquirió Mozes con sorna, golpeándose repetidamente los nudillos de una mano contra los otros.

—Me parece que no le diré a Asterion que su compañero de batalla se convirtió en una vergüenza —dijo Hyoga, y el rostro de Cetus se puso rojo de pura ira.

—¿Qué m.ierda estás…?

—Suficiente. ¡Estrellas de Fuego! —gritó Babel, mientras daba un gran brinco. Una lluvia de meteoritos cayó desde la mano abierta del Espectro, y Hyoga levantó un gran montículo de hielo desde el piso de nieve para protegerse; se sorprendió de lo fácil que lo había conseguido, y de lo mucho que ardía su Cosmos.

—¡Hyoga, ten cuidado! —rogó Freyja, detrás suyo. Allí tenía su explicación.

—¡Ninguna pared es capaz de frenarme! —vociferó Mozes, corriendo hacia él como un toro enfurecido.

Hyoga, el Santo, aprovechó el impulso que Freyja le estaba entregando para crear una serie de esculturas y protuberancias de hielo en el camino de Mozes, con su técnica, la Tierra de Cristal. El Espectro se vio disminuido en velocidad y cubierto de escarcha cada vez que se estampaba contra una en línea recta.

Por arriba le tocó atacar a Misty, utilizando su Agujero Negro para hacer girar a Hyoga y Freyja hasta la muerte, pero el primero se adelantó también con un brinco, pasando a través del huracán que Lagarto estaba generando, antes de que se volviese peor. La cara del ex Santo se deformó cuando Hyoga consiguió darle un puñetazo congelado en el rostro, a pesar de la supuesta superioridad de la que tanto hacía gala mientras vivía.

Con el Cosmos ardiendo a tope, Hyoga se alejó aún más de Freyja para plantar una fuerte patada en el abdomen de Mozes, que había acumulado demasiado peso de la Tierra de Cristal encima como para esquivarlo con alguna agilidad.

Babel apareció justo detrás del Cetus, pero Hyoga ya había previsto su jugada y patinó sobre el hielo que había creado antes, evitando las bolas de fuego y frenando a un metro del Espectro. Éste hizo uso de su físico para intentar matar a Hyoga con golpes a la velocidad del sonido, pero el Cisne los esquivó también y congeló el brazo izquierdo de Babel con facilidad.

Sin dejarle oportunidad para moverse, el Santo que había dejado su nobleza de lado para hacer lo que antes no pudo y proteger a los demás, se volteó y vio las esferas candentes que se dirigían hacia Freyja, casi en cámara lenta. Con tranquilidad, disparó algunos Anillos que transformaron las ascuas en grandes témpanos que se estrellaron contra la nieve antes que la chica estuviera en real peligro.

—N-no puede ser… —musitó Babel, con el rostro desencajado por el dolor en su brazo de hielo, que antes había estado cubierto de llamas—. Eres…

—Si van a seguir con este juego, al menos intenten luchar en serio, porque no tendré piedad con almas tan pútridas como ustedes. —Hyoga retrocedió nuevamente junto a Freyja, a quien nunca perdió de vista a pesar de solo contar con un ojo—. Les advierto que no dejaré que se acerquen a ella. ¿Para qué quieren la espada Balmung, de todos modos?

—No lo sabemos —contestó Misty, limpiándose apresuradamente la mancha de sangre en su cara con su improvisada capa—. Pero es una herramienta importante que no podemos permitir que usen.

—Son nuestras órdenes —admitió Babel, con un dejo de pesar, compartido con sus compañeros, que no pasó desapercibido para Hyoga.

—La obtendremos de todas maneras, esta vez iremos con todo —amenazó Mozes, tensando los músculos de los brazos mientras una llama oscura se alzaba a su alrededor—. Será mejor que te coloques tu armadura, o te partiré en dos.

—No la necesito contra tipos tan vergonzosos como ustedes. Uno, dos, tres, nada cambia. ¡Vamos, ataquen! —les instó con toda su seriedad, tanto que les permitió realizar el primer golpe. El ex Santo de Ceto se acercó con prisa y le dio un potente manotazo que elevó a Hyoga por los aires, aprisionado por un remolino paralizador. Freyja gritó y los caballos relincharon.

Ya había oído de esa técnica, el Bombardero Propulsor con el que casi asesina a Shun. El dolor era terrible, había sido una estupidez del arrogante Hyoga, el noble, el permitir que le conectara ese manotazo; cuando bajara, lo esperaría el poderoso puño de Mozes.

Por eso, como siempre, el Santo tuvo que actuar. En el aire, generó un Anillo alrededor de su propio cuerpo que, al extenderse hacia afuera, repelió la fuerza del Bombardero que lo tenía enjaulado. Entonces vio a Babel y Misty disparando el Tornado de Fuego y el Agujero Negro respectivamente, con todas sus fuerzas, así que actuó a toda prisa, disparando su Polvo de Diamantes a un punto específico, equidistante entre los 3 Espectros, sobre un cúmulo de pequeños, casi invisibles cristales de hielo que había generado antes, junto a la Tierra de Cristal.

Se trataba, más precisamente, del Rayo de Diamantes. El torrente congelado se desvió en las partículas glaciales hacia diversas direcciones, chocando con las estatuas de hielo, generando una maraña de luces azules que a duras penas distrajo a los experimentados guerreros, lo que, a la larga, confiaba Hyoga que sería su fin.

La primera víctima fue Mozes, que recibió una potente descarga de hielo en su espalda, atravesando su torso, aunque se mantuvo de pie esperando dar el remate a su contrincante; éste, sin embargo, aterrizó detrás de él y conjuró el Tornado Frío a la vez que los otros Rayos de Diamantes se estampaban contra los ex Santos de Plata. Tal como en su primera batalla, el remolino de hielo le ganó al de fuego, y superó también el de Lagarto, que se elevó del suelo junto a su compañero, arrasado por la poderosa fuerza del viento del norte. Hyoga cuidó de que Mozes también fuera golpeado por el potente remolino, y dio un gran grito para darse un impulso mayor.

 

Con los tres sobre la nieve, encima de su propia sangre y cubiertos de escarcha, Hyoga decidió retirarse como si nada hubiera pasado. Llevarse a esos Espectros al Santuario, a sus tumbas, debía ser una falta de respeto para Atenea. Sin embargo, no fue eso en lo que pensó, después de que los agonizantes guerreros alzaran la voz:

—Al menos… aún s-servimos para esto, ja, ja —rio Mozes, no con malicia, sino con verdadera satisfacción propia. Hyoga sintió, solo debido a su timbre de voz, que algo estaba saliendo mal, y que había hecho algo terriblemente incorrecto, pero no supo explicar por qué.

—V-ve a la ciudad, Cygnus —dijo Misty, despreocupado por el líquido rojo que brotaba de sus poros. Luego de eso, comenzó a deshacerse en pequeñas partículas negras, como si hubiese sido una ilusión.

—¿Qué está…? —Hyoga no entendía nada, y casi se tuerce el cuello de nuevo tras las palabras de Babel, cuando confirmó sus sospechas.

—La ciudad, Hyoga… t-te confiamos a… At…

Centauro no pudo terminar su oración. Freyja llegó a su lado y le alertó del humo que salía de la ciudad, tras la nube de polvo y nieve que habían creado, por una batalla que había ocultado completamente la verdad. ¡Alguien más estaba en Asgard!

—Hyoga, tengo miedo, c-creo que debemos ir a la ciudad…

—Sube al caballo, Freyja, no tenemos tiempo que perder. Maldita sea, soy un imbécil —sentenció el tonto chico que no pudo salvar a su madre.

En ese momento entendió. El enemigo iba por la espada Balmung, al igual que él, pero no eran los tres que fueron Santos de Plata en vida. Eran una distracción. La gente de Sinigrado… Hilda… todos estaban en peligro.

Por ello fue que no pudo percatarse de la hermosa y pequeña criatura azul que revoloteaba por el aire congelado, alejándose de Asgard para siempre.


[1] En Grecia son las 19:40 hrs del 15 de junio.


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#606 Kael'Thas

Kael'Thas

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Publicado 18 marzo 2018 - 09:52

Mystoria:

 

Creo que tienes un fic, no sabía tocayo, me pasaré por ahí apenas pueda. Quizás te estás rebajando de más, que aquí nadie es un escritor profesional ni nada (excepto tal vez Killcrom xD) Gracias por comentar :)

 

Debo decir: 

 

1) Me gusto la batalla de Shaina con Seiya 

 

2) La manera de como Seiya obtiene la armadura de Pegaso me gusto 

 

3) Tocayo, si tengo dos fanfics en curso y ¿rebajarme de más? ¿A que?, por decir algo yo siento de verdad es tontería y de nada 


Editado por Mystoria de Acuario, 18 marzo 2018 - 10:14 .

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#607 Cannabis Saint

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Publicado 18 marzo 2018 - 11:04

Muy buen fic, muy agradable lectura, me distrae de esperar WOW de SOIAF, esperando por más capítulos, he leído todo desde que salió y espero el segundo arco (infierno), que cambios harás y las peleas!

#608 Patriarca 8

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Publicado 18 marzo 2018 - 20:51

Lo bueno:

 

-La mención a Hilda

 

-Duda:¿De donde saca dinero Hyoga?

 

-la aparición de Jacob que me late que se convertía en espectro

 

-la mención a  la espada Balmung

 

 

 

Spoiler

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#609 Presstor

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Publicado 19 marzo 2018 - 18:53

Bueno,se agradece el tener dos capis tan pronto,se ha echado de menos a hyoga....que en mi opinion ha estado

demasiado tiempo fuera de pantalla,aqui ya me pregunto de donde saca dinero para moverse y tal

 parece que es bastante bueno el sueldo de caballero,si no tuviese los inconvenientes de morir a manos de dioses y  entes malignos jaja

 

siguiendo con sus andanzas,esta bien que se relacione tanto con la gente al menos eso le hace parecer cercano

me gustaría ver a hilda por aquí cerca.interesante lo de balmug,a ver que sucede...aquí si que quiero aun espectro liándola por aqui jaja

 

aquí si te has lucido narrando el combate,ya te comente lo versatil que es un elemento como el hielo como habilidad de un personaje

y además el estilo de lucha del cisne es una especie de danza al menos asi estaba pasando en mi mente

te quedo muy brandon sanderson....para que te hagas una idea.

 

bueno,en cuanto a lo ya comentado,

 

1-ahi esta la influencia externa,el bennu...por eso creo que en vez de ir Alemania debería haber buscado la solución a fuente de su problema

con ayuda de athena,o shaka 

un personaje como el es mucho mas interesante interactuando con personajes importantes dentro de la trama,realmente no le recuerdo momentos

haciendo vinculos mas alla de shun

 

2-los motivos para querer morir,despues de todo su badage no me parecen coherentes,dudo mucho que esmeralda vea bien su auto flagelamiento,lo de deadqueen.....por eso murió,salvo a athena ,murió,salvo al mundo de un dios y no permitio que otro dios primigenio

despertase....

no es que quiera verlo como bad-ass,es mas estoy ciento por ciento a favor de un buen desarrollo de personaje

pero creo que aquí le has desdibujado mas de la cuenta,esta bien que sea vulnerable,pero pienso que es mejor 

que interactuase con otros personajes aliados mostrando esas cosas que le hacen ser un humano con sus virtudes y sus defectos

 eso de el lo hemos visto es.....nada....ni siquiera con los otros protas además de shun.....y un poquito athena...

 

3-.....esperemos la revelacion pues XD

 

4-estoy de acuerdo,no hay nada malo con sean mas poderosos que los de oro....pero semejante superioridad

joer,que no es un goku contra jiren jaja

y si estamos hablando de hades...(deux-ex a mi!! XD) asi que matarle y luego resucitarle no habría sido raro....

y también habría sido muy bueno para aiacos recibir lo suyo,resucitar y pensar sobre su derrota y todas las derrotas

y ikki,creceria de manera mas interesante si interactuase con otros personajes sobre todo aliados

de eso(me repitoXD) hemos leído poco

 

y por favor,mantente fiel a tus principios...después de todo es tu fic...yo solo soy un lector entusiasta

 

5-sobre pandora,entiendo tu punto....pero aquí no te lo compro...una mujer como pandora debe de oler de vicio 

aunque sea mala jiji

 

6-entonces,debería haber ido a resolver las bases de su problema,si el problema es la estrella del bennu

eso debería haberlo investigado en la biblioteca del santuario,ahi tendríamos a Yuli para echarle una mano

donde habriamos visto una interacion bastante curiosa eh interesante

 

si lo resuelve,pedir ayuda a thena para entrar en su propio subconciente,y enfrentar a esa bestia

también le habría pedido a shaka o cualquier otro dorado que estuviese presente,para proteger a athena y matarle de una vez por todas

si no podia vencer

ahi una imagen  salvaje de dos tipos de fuego intentando devorarse,con athena pociendo todo su esfuerzo en ayudarle pero es demasiado para ella,pero aun asi entre ambos consiguen erradicar al bennu,eh ikke absorbe ese poder entonces tendría un power uds

que tendría sentido,dominaria su séptimo sentido,su armadura estaría al mismo nivel que una dorada

etc,etc...

 

madre mia,como me pongo jajaj para acabar

perdona mis desvaríos,es tarde y debería acostarme...

imagino que sera diferente en tu historia

pero lo único,que digo en serio,,,,que si le dejas solo todo el rato se volveria aburrido y eso si que seria imperdonable jaja

 

un saludo hasta el próximo capitulo...



#610 -Felipe-

-Felipe-

    Bang

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Publicado 30 marzo 2018 - 19:02

Spoiler

 

 

------------------

 

Voy con el siguiente capítulo... que es el primero de Shaka. PERO UNA ADVERTENCIA. Este capítulo es..., digamos, reflexivo. No hay acción ni diálogos, es solo una reflexión de Shaka sobre la conciencia y sentidos del ser humano, la voluntad, la divinidad, etc. Digna de Viernes Santo jajaja

 

Tiene información relevante, así que recomiendo que la lean, a pesar de que puede resultar complicado por la forma de pensar de Virgo (especialmente la primera mitad... con la segunda ya me relajé y fui más al contenido jeje). En todo caso, es más un experimento, así que no se sientan mal si algo no quedó claro... Espero que no sea tedioso; por eso el aviso xD De todos modos, es el capítulo más corto hasta ahora :)

 

Les pido, si escriben, críticas constructivas, como suelen realizar. Absténgase de "mala sangre" o algo destructivo. Y recen a Atenea jeje

 

 

 

 

 

 

 

SHAKA I

 

21:50 hrs. 16 de junio de 2014.

Alguna vez, durante su entrenamiento, mientras Seth de Virgo, su maestro, lo tenía encerrado en su calabozo, había caminado siete pasos al norte, siete al sur, así como al este y al oeste, antes de retornar al centro y recitar las palabras que dictarían lo que consideraba su destino irrefutable: En el cielo y la tierra, solo yo soy digno de ser honrado. Toda honestidad fuese dicha, sencillamente había reiterado las primeras palabras del Buda Gautama, claro, según la tradición, pero le habían hecho creer y encomendarse fervientemente a ellas, y así había ocurrido por más de veinte años, hasta que, al verdadero fuego del infierno, al Fénix, conoció.

Desde ese día había caído en la cuenta inverosímil, casi magnífica, de que jamás había caminado a ninguna parte, pues sus pies estaban estancados en el abismo de la apócrifa grandeza; ¡oh, la ironía! Con sus enemigos utilizaba la ilusión de que corrían en círculos sobre la sagrada palma del Buda, mas, en realidad, él era quien vagaba en un ciclo infinito de auto adoración. Y sus adoradores ajenos tampoco ayudaban, desde la más tierna infancia.

A fin de cuentas, del todo nada sabía, con la suprema excepción de que su corazón permanecía colmado y saturado de las dudas y titubeos filosóficos de las que tan temprano en su vida se había supuestamente desecho, bajo la tutela de los grandes y, a la vez, apáticos monjes que lo habían encontrado y decidido que debía convertirse en una divinidad bajo el cielo y sobre la tierra. Un Buda más en la larga tradición de Iluminados, un Buda vendido al Santuario.

Siempre en búsqueda de la Verdad permanecía y, sin embargo, lo que ya lucía a todas luces evidente se convirtió en vulgar artificio. El Fénix le mostró una Verdad, el mundo acaparaba realidades interminables que no comprendía. La primera mentira que obtuvo fue la siguiente: No era un ser divino, ni digno de veneración. Como Buda Gautama indicaba, antes de que se lo llevaran a Atenas sentado sobre un absurdo trono, podía convertirse en un hombre poderoso si meditaba lo suficiente, pero… en un hombre, al fin y al cabo.

 

Shaka, el Santo de Oro de Virgo, reflexionaba sobre ello, en el sitial que otrora había considerado su propio altar, y que ahora podía figurarse apenas como una silla mezquina con forma de flor, detrás de tersas cortinas de color rosa. Hacia su derecha estaba la salida del Templo, por el que los victoriosos y justos Santos de Bronce habían pasado tras su liza; a la izquierda se localizaba la puerta con la flor de loto esculpida en su frontis, que enmascaraba con un manto ilusorio, como una tenue capa de brisa matutina. No era que protegiera algo, o que deseara impedir contemplar el misterio de aquella puerta, sino que sus secretos solo estaban destinados para Shaka. Más allá estaba su sitio de reposo final.

Dos fuegos se habían extinguido ya en el gran reloj, la Torre Meridiano del Santuario de Atenas, bajo una noche pérfida y aciaga, colmada de innumerables astros de mal augurio. La Guerra Santa con Hades había dado inicio nuevamente, así como había ocurrido tantas veces en el pasado, tomando como funesto coste las vidas de millones de seres humanos, incluyendo a los valerosos Santos. Un hombre insensato diría que la victoria estaba asegurada, pues aquel también había sido el desenlace de las cruzadas pretéritas. Pero él también había sido un insensato, pues juraba no serlo, y ahora, en su búsqueda humilde de la Verdad, podía advertir y comprender que, en esta ocasión, una gloria no estaba de modo alguno afianzada.

Poseidón, hermano de Hades, había diezmado las fuerzas, los números y los ánimos de la población humana tan solo unos meses antes; además, contaba en su repertorio con una nueva estrategia, la de revivir guerreros muertos desde sus cenizas, a través de un soberano, y probablemente espurio juramento, de que recibirían una vida eterna. Nadie jamás había contado con semejante beneficio en la historia, la vida en su sempiterna fascinación era de todo menos infinita, así se había decretado desde los arcaicos orígenes para aprender a adquirir una valoración mayor a las bondades de la existencia.

No solo Espectros, sino que también Santos renegados se habían infiltrado en el sacro Santuario de Atenas, bajo una ingenuidad que Shaka no habría pensado que ellos poseyeran. Le generaba tristeza, pero también una mayor determinación para cumplir correctamente con su deber. Sin embargo, su pasada experiencia con el Fénix también le había dotado de una capacidad, tanto beneficiosa como perjudicial, de que podía dudarse de todo lo que existiera, con excepción de su propia consciencia.

¿Eran realmente traidores los antiguos Santos? ¿Hades de verdad podía ofrecer una vida eterna? ¿Era posible vencer en esta Guerra Santa? Shaka se concentró en la enormidad del Cosmos universal, de la que era un elemento integral, y contempló el refugio sagrado: en la periferia, Ofiuco dirigía valientemente sus tropas, pero éstas se reducían en número con el paso de cada segundo; Muu estaba agotado tanto física como en lo emocional; el previo Sumo Sacerdote hacía gloria de un aura pavorosa en comparación con el de Dohko, actual regente, vasto en conocimiento, pero también en edad. Milo y Aiolia permanecían con sus energías y bríos intactos, pero ¿cuál sería el desempeño de semejantes dueños de emociones ante sus viejos camaradas? Aunque contaran con un nuevo miembro en sus filas, Kanon no abandonaría a Atenea en el breve lapso. Además, estaba Pegaso, apenas despertando del sueño en que lo había puesto Muu, disfrazando la teletransportación en su Extinción de Luz Estelar, relegado en las afueras del Partenón, lejos del Santuario. ¿Cuán importante sería ese muchacho en los eventos venideros?

 

En todo caso, del todo nada sabía, y no debía, tampoco. La Iluminación no se alcanzaba por creer saber de todo, era una de las decenas de enseñanzas de las que se había deliberadamente olvidado. Para ello, comprender las cuatro Nobles Verdades se tornaba en algo esencial: vivir era sufrir, lo que se originaba en el apego a lo material y la falsa realidad, lo que puede evitarse con la anulación de la ignorancia, renunciando a lo mundano… y finalmente, recorrer el Noble Camino Óctuple. Los primeros ya los conocía, la vida era un padecer constante, desde el nacimiento a la muerte, lo que comprendió desde que lo obligaban a ser un ser digno de adoración, desde que vio a gente ser torturada por sonreírle, o cuando salvó a otros de innombrables pesares. A una niña, en particular, la llevó al Santuario con la mejor intención, pero tanto durante su entrenamiento como en su vida de guerrera, ella había sufrido. Él tampoco estaba lejos de eso. El fundamento estaba en el anhelo o el deseo, del cual le habían obligado a desapegarse, mientras seguía vistiendo una brillante armadura metálica de gamanio. Definitivamente no estaba al tanto de estas cosas antes de meditar. Sin embargo, el sufrimiento podía evitarse.

Shaka debía empezar de cero, y la mejor manera era revisar este Noble Camino, una serie de instrucciones para liberarse del Samsara, el ciclo de reencarnaciones. Era una lista de acciones útiles e individuales, como un manual básico, para desprenderse de las exuberancias y privaciones sujetas al concepto de realidad, a través del tránsito por el Camino Medio hacia la Verdad, dirigiendo su atención al interior de su ser, examinando los cinco elementos fundamentales que conformaban el “yo”: forma, sensación, consciencia, percepción y estados mentales.

Optó por revisarlos uno por uno, mientras percibía en su mente una vorágine de vetustos recuerdos, diálogos interminables, monólogos aflictivos, entendimiento.

 

Visión correcta: las acciones tienen consecuencias, la muerte no es el final de todo, por lo tanto, las consecuencias de las acciones superan a la muerte, lo que a su vez tenía al karma por ingrediente. Shaka, que conservaba casi todo el tiempo sus ojos cerrados, tanto para apartarse de las tentaciones terrenales como para la razón, mucho más vulgar, de guardar energía e intimidar a quien opusiera resistencia en batalla. A pesar de su voluntaria ceguera, había aprendido esta Verdad, y estaba al tanto de los frutos que le esperarían en otro mundo por sus acciones, a menos que expiara. Podía privar a los seres malignos de su visión, pero no de la verdadera visión, la cual podían o no elegir entender.

Determinación correcta: renunciar a todo, desde un hogar hasta lo sensorial ajeno a sí, pues todo era Annica, todo era transitorio, todo cambiaba, cambia y seguirá cambiando. Todo lo que está sujeto a nacimiento, está sujeto a cesación, decía un viejo mantra, pues se rige bajo el mismo principio de sufrimiento. Shaka reflexionó sobre su hogar en el Santuario de Atenas, un templo que no se molestó en reparar tras su batalla con Ikki, pues no le pertenecía ni importaba, en tanto supiera que desde allí debía proteger a Atenea, no en tanto diosa, sino como ser que juraría defender en aras de un mundo justo y pacífico. Se encerró en el Kan, pues en aquel mundo brillante se sentía más ajeno que nunca a lo imperecedero. Todo cambiaba, peso eso no cambiaba que viviera en la misma montaña desde hacía veinte años, así que decidió, en aquel mismo instante, abandonarla también.

Hablar correcto: no mentir, no usar la palabra para agravar, no insultar ni decir falsas acusaciones, no clamar lo que no se era. “Arrodíllate hasta besar mis botas y te liberaré de mi sufrimiento”, había articulado ante su futuro salvador, y tantos otros antes que él. Shaka sonrió al rememorar este error y comprendió que ni siquiera los enemigos estaban exentos de la piedad dialéctica.

Conducta correcta: no matar, proceder con violencia ni herir a otros. Tampoco robar o realizar actos sexuales, una conducta intachable. Soltó un largo suspiro para calmar su mente y se preguntó cuántas veces había faltado a aquella simple norma que los Budas habían seguido al pie de la letra. ¿Eliminar el mal significaba eludir el Noble Camino? Más bien, ¿cuán coherente era la vida del que busca la Iluminación con la de un Santo de Atenea? Había olvidado todo ello, y sabía que lo seguiría olvidando en tanto no dudara del corazón del enemigo, como atacar a jóvenes Santos de Bronce con una misión pura. ¿Dónde entraban Sion, Saga y los demás?

Vida correcta: solo poseer lo necesario para subsistir y rogar por alimento. A los once años intentó cambiar su Manto de Oro por alimentos no perecibles, bajo la idea de que era un bien material cuyo Cosmos no necesitaba. Arrogancia e hipocresía eran parte de sus pecados. Desde que recibió la reprimenda apropiada apenas había necesitado más que un pedazo de pan o dos a la semana, había entrenado para ello, pues el Cosmos era inmortal y complementaba la debilidad del cuerpo.

Esfuerzo correcto: ningún pensamiento debe interrumpir la meditación. Optó por no pensar en ello.

Atención correcta: estar atento al presente, a los cambios que el yo padece en cada instante, del entorno o el pensamiento, lo que aprendió cuando ni siquiera sabía quién era Buda. Cuando se enfocaba en algo no lo dejaba ir de su espíritu. La posterior adquisición del Séptimo Sentido había sido fundamental en su experticia.

Concentración correcta: el fin de la perfecta meditación para así alcanzar la armonía de la Iluminación. Nirvana. Esta podía obtenerse tanto en vida como en la muerte, pero en medio de una guerra… lo más plausible es que ocurriera después. ¿Y qué haría entonces? ¿Podía realmente cumplir con todos los ocho requisitos del Noble Camino para deshacerse de sus mundanos pesares y formarse como un ser iluminado si perecía antes en medio del combate?

 

Danza de la Rueda Celestial. Así se denominaba la técnica que le agasajaba con la habilidad de suprimir los sentidos físicos del ser humano, correspondientes a las cinco primeras conciencias, que solo podía utilizar si abría los ojos y desencadenaba el poder almacenado. Vista, olfato, gusto, audición y tacto son los primarios, recordó; no los consideraba ningún obstáculo, aparte del común cansancio que conllevaba verse involucrado en cualquier batalla. Si esta se complejizaba, si lo necesitaba de corazón, podía esforzarse para erradicar los procesos mentales, la sexta conciencia, mano-vijnana, que integraba las anteriores cinco de manera coherente con el mundo exterior. Dejaba al sujeto en un estado vegetal, como sumario.

Desde luego, los Santos de Oro, además de algunos otros seres extraordinarios, contaban con una conciencia más, el manas-vijnana, el conocimiento de uno mismo, el compromiso con el mundo espiritual interno, la distinción entre bien y mal que Shaka tan estúpidamente ignoró en relación con Saga de Géminis, y que están localizadas en el mismo almacén consciente. El Séptimo Sentido que los Santos de Oro dominaban en mayor parte era la conexión interna con el universo, la relación del uno con el todo y del todo con el uno, pues el todo se conservaba en eterna transición, incluyendo la del estado físico llamado “yo”. Incluso para él era imposible cortar toda conexión con el universo, por lo que estaba privado de sustraer el Séptimo Sentido de un guerrero con maestría del Cosmos.

“En mayor parte”, debía recordarse siempre. A algunos Santos de Oro a través de la historia les encantaba enorgullecerse de que dominaban el Séptimo Sentido, el máximo Cosmos, y ciertamente, la mayoría creía en ello de verdad, incluso los más sabios y conocedores. Mas, evidente era que ninguno lo había conseguido, pues se contradecía con el fundamental principio de los conflictos entre guerreros sagrados, que el Cosmos era infinito. Dicho de otro modo, efectivamente los Santos de Oro conocían los alcances del Séptimo Sentido, adquirían un acceso a las sobrehumanas fuerzas que brindaban las estrellas y los Mantos Sagrados, dominaban su propio yo, en cuerpo y mente, y realizaban lo que los poetas denominarían milagros; sin embargo, lógicamente, siempre podía crecerse más, y el estado final de la conciencia manas aún era ininteligible y nebulosa para los Santos (aunque no totalmente inalcanzable).

En su lugar, Shaka decidió reflexionar no en el estado supremo de la séptima conciencia, sino en la conciencia siguiente, aquella de la que nadie quería discutir, ni su maestro, ni los sabios que había conocido. No en términos terrenales, al menos.

Alaya. La base de la existencia humana sobre la que habían construido tanto que prefirieron olvidar, el fundamento de todas las fuerzas vitales que se elevaban al Cosmos tanto que el suelo se perdió de vista. Era el sustento conceptual detrás de la idea de que vida y muerte no eran opuestas, se conformaban en una no-dualidad, sino como distintos pasos de una travesía.

—Realidad. Conciencia. Alaya. Yo —recitó Shaka, percibiendo la cercanía del mal. Demasiado cerca, era el momento de actuar conforme a sus principios de Santo, intentando no corregir sus creencias espirituales—. Vida y muerte no son opuestos en la realidad.

Entender a Alaya sería una pieza fundamental en términos prácticos, la Guerra Santa que Dohko de Libra había declarado. Los cinco sentidos, la mente y la conexión con el universo eran los primeros pasos, así como lo llamado vida, le permitiría poder enfrentar a los Espectros de Hades en términos reales y espirituales, cósmicos como le dirían los sabios. Pero Hades era la Muerte. Hades había roto los lazos con la muerte para revivir a antiguos guerreros, generando un peligro real en el mundo físico, que corría riesgo de perder en la batalla representada por el Santuario de Atenas.

«La muerte es innecesaria para Hades… la muerte es innecesaria”, se dijo el Santo de Virgo, tan sorpresivamente que casi abre los ojos. Abrió las cortinas de tenue terciopelo y se puso de pie sobre el altar de loto. Alaya, repetía la palabra una y otra vez. La muerte era innecesaria, Saga había sido resucitado, porque no existía tal cosa como una muerte.

La realidad y el yo eran construcciones ilusorias conjuradas por la mentalidad humana, nada era como creía. Shaka encendió su Cosmos, de tonos rosas y doradas. No hay límite en la realidad, ni tampoco vida o muerte. Rememoró con nostalgia muy humana los diálogos con el Buda:

 

—Nada es eterno, Shaka. Aunque un ser humano consiga obtener sus sueños, nunca tendrá todo lo que tiene todo el tiempo y para siempre. El ser humano vive en un universo de sueños y deseos que nunca se volverán realidad… Esa, Shaka, es la fuente del sufrimiento, el infierno al cual el ser humano teme, la primera y noble gran verdad.

—No lo entiendo —había dicho Shaka, mientras los seis monjes a su alrededor rezaban mantras y declaraban elogios bordeados por antorchas llameantes—, si todo el sufrimiento procede de eso, no se relaciona con las guerras y masacres que tanto dolor traen. ¿Acaso también provienen de un deseo?

—Así es. Eres demasiado joven para entender completamente, pero la maldad proviene del deseo, la sed de poder, riquezas y sangre. Llenan de karma negativo a los que cometen atrocidades para alcanzar dichos deseos, así como a los que padecen por eso. Dicho de otra manera, los deseos de los seres humanos le traen sufrimiento tanto a los ejecutores como a las víctimas. Si entiendes eso, estarás frente a la segunda y noble gran verdad.

—Entonces… ¿es imposible evitar el sufrimiento?

—No, Shaka. Hay un modo. ¿Puedes comprender cuál es?

—Si extinguimos la desar… desarmonía de nuestro yo… en relación con el mundo, y si entramos en conjunción con el mundo que nos rodea, entonces nuestros males no tendrán razón de ser.

—Si el infierno en el alma humana es todo el que ambiciona y lo que el mal le proporciona, al extinguir el mal habrá purificación. El odio, la lujuria, la vergüenza y la muerte no tendrán razón de ser. Esa es la tercera y noble gran verdad.

—¿La muerte? ¿La muerte no es el cese del sufrimiento al abandonar la realidad?

—No, Shaka, la muerte no es el fin de todo. La muerte es un sufrimiento más, otro paso transitorio que compone el ser, que permite el renacimiento y el ciclo de renovación. Sin embargo, si consigues comprender la Verdad… Shaka, si consigues entender el significado de la muerte, podrás superar sus barreras. Si verdaderamente eres capaz de convertirte en lo que deseas y alcanzas el estado de Iluminación, te volverás el hombre más cercano a los dioses… y serás invulnerable a la no dualidad de la vida y la muerte.

 

Shaka elevó su espíritu sobre el Santuario, enfocando su Cosmos en el Templo del Cangrejo. Saga, Shura y Camus se detuvieron ante sus puertas, así que el Santo de Virgo decidió que el freno del movimiento podía durar mucho más. De cualquier manera, todos morirían tarde o temprano, el tiempo era irrelevante, y el significado de su propio deceso se perdería entre los Caminos que había repasado miles de veces durante su meditación, hasta que se preparó para cumplir su rol de guardián sagrado. El Santo de Oro de Virgo. Shaka. Humilde y sereno, se dispuso mental, corporal y espiritualmente para el fin y el principio, para romper el ciclo infinito y convertirse en el nuevo Iluminado. Para eso…

—Solo tengo que morir.

Tomó el rosario que siempre dejaba bajo el altar, con 108 cuentas, de las cuales una ya era negra como el azabache, desprovista de toda vida. Solo restaban 107, y sus esencias ya arribaban al Templo de la Doncella mientras pronunciaba sus palabras.


Editado por -Felipe-, 30 marzo 2018 - 19:04 .

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#611 Cannabis Saint

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Publicado 30 marzo 2018 - 20:27

Estuvo muy bueno felipe, a pesar de ser explicativo y sin acción es muy bueno, gracias y felices pascuas

#612 Patriarca 8

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Publicado 01 abril 2018 - 22:29

Lo bueno:

 

-Que  shaka reconozca sus errores

 

-Que pierda su antigua arrogancia  de las 12 casas y sea algo mas humilde

 

-Duda:¿como se le hace shaka para enterarse de todo lo que esta pasando

en el santuario referente a sus camaradas?

 

-la aparición del  rosario con 108 cuentas,

 

 

 

Spoiler

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#613 Presstor

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Publicado 02 abril 2018 - 03:58

me resulta particularmente difícil comentar este capitulo,no tengo queja por su estructura o las divagaciones del personaje

el problema radica en que es un tio aburrido,cosa que me ha pasado a lo largo de la lectura 

si conoces la obra entiendes este capitulo,pero si no....se hace un capi un tanto pesado,quizas importante

pero pesado con un personaje que es aburrido

 

es de esos personajes que soy incapaz de entender por  que  podría gustarle a alguien

mas alla de es "fuerte" un argumento que me parece un tanto vago

 

pero claro,ese el problema de la obra original,kurumada es buen creador de personajes....pero es malísimo desarrollándolos

con motivaciones con las que puedas empatizar tanto heroes como villanos

además de las propias exageraciones de la obra,que  me cuesta creérmelas...si me pasa XD

 

yo veo estos personajes, los dorados,bien en su papel....secundarios,de lujo pero secundarios....pero una vez superado el tema de las doce casas lo protas en mi opinion deben estar a la misma altura en habilidades físicas,a partir de esa premisa

lo que importa es buen desarrollo de personaje,que estos interactúen entre ellos,crear dinámicas interesantes

puntos de vista que puedan llegar al entedimiento o al choque

 

yo no veo al capitán america mas fuerte que iron man (esos si los conoceras no? XD )pero si puedo entender por que podrían llegar

a un entendimiento o a un conflicto,pero claro eso se llega a travez de la interaccion de los personajes

 

no recuerdo ningún momento donde haya podido empatizar con shaka,solo darle un buen puñetazo es mas deseo con muchas ganas

que serie de neflitx ,ese momento ikki  vs shaka,y el primero le pueda arrear un buen derechazo al sosainas este XD

 

 

siguiendo con lo anterior,yo particularmente espero que no se repita mucho con aiacos y ikki,con la misma dinámica

que ha sucedido ahora...preferiría que no se encontraran hasta un momento que se decida definitivamente el combate

es mas sigo pensado que no deberían haberse enfrentado tan de pronto

 

entonces,esa es una asignatura pendiente de la obra,lamentablemente y siendo honestos ikki es igual de aburrido que shaka

y no lo compensa ninguna de sus otras facetas....aquí un ejemplo que te puedo poner es ban el pecado de la avaricia ,de los siete pecados capitales(espero que lo conozcas) es el mismo arquetipo de personaje que ikki,pero la diferencia es verle interactuar,con si capitán meliodas,el pecado de la ira,que es complemente distinto a el hace unas dinámicas bastante entretenidas y eso igual con los demás pecados

sin necesidad de que se lleven bien entre ellos.

 

además de eso,sumale las interaciones con otros personajes,le hacen crecer a lo largo de la obra 

 

pero siguiendo siendo honesto es problema de la obra original,todos los personajes son demasiados parecidos entre si....

no si me pongo serio a analizar la obra,sobre todo el manga hasta me parece normal que la hayan cancelado,es demasiasdo floja.

 

creo que la mejor etapa de saint seiya,es el anime en su primera etapa,hasta las doces casas...ahi buscaba

su propio camino,habia mas interaciones entre los personajes....incluso habían villanos y aliados que le daban cierto 

saborcillo bueno...después de eso....lamentablemente...aunque me gustasen cosas como hazgard,abusaron de la misma formula

demasiadas veces

 

yo deseo fervientemente,que los guionista de la serie de neflitx,solo se basen el obra original,y no cometan el grave error de adaptar punto

por punto el manga,que como eh dicho es demasiado flojo

 

 

Agradezco mucho este fic,no suelo participar en lo demás temas de este foro,no me llaman los debates que se montan

y los otros fic,casi todos me parecen un fans-service de dorados.....

 

bueno,un saludo y hasta el próximo capitulo



#614 -Felipe-

-Felipe-

    Bang

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Publicado 02 abril 2018 - 21:01

Qué lástima tener que responder esto antes de tiempo por un solo user desatinado. No dejaré capítulo hoy, lo siento (aunque quizás sí deje durante esta semana :O) Pero solo paso a responder los reviews:

 

 

Estuvo muy bueno felipe, a pesar de ser explicativo y sin acción es muy bueno, gracias y felices pascuas

 

Me alegra que te resultara bueno el capítulo, porque lo leo y lo releo y se me complica mucho hasta a mí xD Sí, es explicativo y sin acción, y muy complicado de escribir por la mente aburrida de Shaka, pero qué le vamos a hacer jaja Gracias :)

 

 

me resulta particularmente difícil comentar este capitulo,no tengo queja por su estructura o las divagaciones del personaje

el problema radica en que es un tio aburrido,cosa que me ha pasado a lo largo de la lectura 

si conoces la obra entiendes este capitulo,pero si no....se hace un capi un tanto pesado,quizas importante

pero pesado con un personaje que es aburrido

Ufff amigo mío, créeme que estoy de acuerdo contigo en casi todo xD No me ofende que te resultara aburrido ni mucho menos, porque como dices, el personaje es así, y en cierta forma es intención que resultara un capítulo "pesado". Por supuesto, no creo que Shaka sea un mal personaje, pero especialmente para uno, un simple occidental poco espiritual (como es mi caso, y por lo que mencionas, también el tuyo) es difícil entender a alguien así. Muchos de los diálogos los saqué de fuentes budistas y monólogos del manga clásico y del G de Shaka, por lo que les culpo enteramente a ellos jeje

 

Y créeme, hay gente (mucha) a quien le gusta Shaka, es solo cosa de pasar por el Sindicato de Iluminados. A mí incluso me agrada el Shaka post-Ikki (el pre-Ikki no, de ninguna manera, es un petulante con complejo divino que se cree con derecho de juzgar y jugar a dios), humilde y reflexivo, aunque obviamente no sea el clásico personaje shonen. Como dices, los personajes de Kurumada no se caracterizan precisamente por "crecer" (pero irónicamente, de los pocos que puedo mencionar que lo hicieron, Shaka es uno)

 

Entiendo tu punto, de verdad... y créeme que lo comparto. Intento en lo posible hacerlos discutir con los demás, que interactúen, pero a veces es muy difícil alejarse del espíritu de SS tan shonen de pelea, pelea, pelea, esfuerzo, crecimiento, superar obstáculos. Por ejemplo, si hiciera a los protas superpoderosos, la única forma de mantener la trama como algo interesante y desafiante, sería hacer enemigos MUCHO más poderosos que los dorados, para que puedan vencerlos. Pero eso es muy Dragon Ball, por así decirlo xD y no me gusta. Si bien, y esto es obvio, el nivel "base" de los protas es cada vez mayor, y les es mucho más fácil acceder al Séptimo Sentido que durante Poseidón, y mucho más que en las doce casas. Dicho sea eso, recuerda que solo ha pasado un año desde el inicio... espérate a que haga futuras sagas y ya no tendrán desafío alguno estos cinco jaja (o... seis.... chan chaaan)

 

Hm... solo diré... TEAMCAPTAINAMERICA forever. Y entiendo tu punto sobre Aiacos, pero como dije, es un enemigo principal, e intento que los protas tengan que esforzarse para ganar (porque si no, no habría "drama", sería demasiado fácil). Ahí tienes el ejemplo del G, donde los dorados son protas, ultra poderosos... y la única manera de hacer que resultara interesante una pelea suya, fue contra enemigos mucho más terribles que ellos, como los dioses titanes. Luego tienes el ejemplo contrario, con Soul of Gold, donde los dorados apenas y se esforzaban contra los enemigos, que requerían constantes power ups... y ya sabemos la calidad de esa serie. Y como dije, estás en tu opinión de querer que el Ikki vs Aiacos se resuelva pronto, lo respeto e intentaré "contentar" eso... pero también quiero hacer de Aiacos un enemigo interesante y difícil (y eso que más de héroes que de villanos). De todas formas, te adelanto que el primer gran enemigo de Aiacos NO SERÁ IKKI...

 

Por supuesto que lo conozco! Seven Deadly Sins es una obra maestra, en el TOP 3 de mis mangas favoritos (con FMA y HxH). Tienes razón, y admito que me cuesta hacer a Ikki interesante, y escribir desde su punto de vista... algo similar me pasa con Hyoga. Tengo más capítulos del Fénix en el futuro y haré mi mejor intento para que resulte mejor personaje, o más desarrollado. Como te dije, me cuesta verlo interactuando con otros, porque en la obra original nunca le vi hacerlo... pero prometo hacer lo que pueda.

 

Efectivamente.. y nos van a crucificar por eso xDDD Pero concuerdo. SS es una obra muuuuuuuy floja en cuanto a desarrollo de personajes. Es repetitiva, con secundarios casi idénticos, con personajes que apenas y cambian de enegmios (Shun y los músicos y bishonens, Hyoga y sus parientes, Ikki y los enemigos powers, Seiya y el final boss.. solo Shiryu cambia un poco más, y es el que termina siempre desangrado). Jamás diré lo contrario. El anime le dio vida, pero llegó al punto en que se apegó al manga, y ahí quedó. Lo he dicho un par de veces, siento que mi parte de Mito favorito que he escrito es el volumen 1, justamente porque creo que me alejé de la fórmula. Metí un montón de personajes, nuevos enemigos, peleas distintas, interacciones personales, etc... Con Pose me pasó algo similar en el arco de inicio y la batalla en Rodrio.

Y justamente por eso es que, si bien este volumen 4 estará un poquitín pegado a la fprmula kurumadesca (simplemente porque amo Hades Santuario), el verdadero reboot que prometí corresponde al 5. A lo que conocemos como Inferno. Cambiaré casi todo ahí, y puedes esperar interacciones, crecimientos fuertes de personajes (o eso espero) y cosas así. Lo dejo como promesa autoimpuesta. Además que Inferno es asquerosamente malo, básicamente adaptó las viñetas de un manga que ya era muy flojo.

 

De verdad agradezco mucho tus comentarios Presstor... te debo bastante en mi crecimiento como escritos. Y agradezco esos debates. Saludos, viejo.

 

 

 

Y ahora...

 

 

Lo bueno:

 


 

[spoiler]

 

El bla..bla..bla..bla..bla..bla...bla vendría a ser la critica constructiva
como a ti no te agrada recibir co mentarios sobre aspectos que fueron algo extraños o que pudieronquedar mejor en algunos capítulos
pensé en escribir solamente bla..bla..bla..bla..bla..bla...bla
para que tengas 2 opciones:
1-volver a releer el capitulo y darte por ti mismo cuenta de esos aspectos
2-simplemente ignorar el bla..bla..bla..blaPD:
-Descuida a partir de ahora solo me limitare a mencionar los aspectos

positivos que encuentre en los capítulos e ignorare por completo los otros aspectos

Te agradezco los comentarios "positivos", pero honestamente ya es el colmo y no puedo seguir haciéndome el bobo. Cuatro capítulos consecutivos has hecho tu spam del "blablabla", que aparte de ir contra las reglas por fomentar la mala onda, muestra tu ausencia de autocrítica. Y por cierto, Shaka se entera por el Cosmos, por algo es el que tiene mejor capacidad en eso.

 

Esto es terrible. Primero, estás dando a entender que no acepto las críticas constructivas, lo que da a entender que no sabes lo que eso es, pues aquí mismo, más arriba, y en otras páginas, me tienes debatiendo constructivamente con gente como Presstor, Carlos, DBIcho, y las críticas en wallpost que he aceptado y agradecido con gusto, además de debatido con gente como Killcrom, Rexomega, Praxia, y por interno con Armagedon y Pentagram. Si eres el único, el ÚNICO, quien cree que no acepto sus "críticas constructivas", no será porque NO LO SON?

 

Para ser sencillo, quejarte porque en un capítulo sale un personaje que te parece "extraño" como ahí mencionas, simplemente porque desde tu perspectiva cerrada puede tener una connotación homosexual, lo que es perfectamente normal en la vida diaria, ESO NO ES CRÍTICA CONSTRUCTIVA. Más cuando la mayoría de mis personajes ni siquiera tienen orientación sexual.

Asumir o juzgar la orientación sexual de los autores por los personajes que escriban (como recordarás cuando hiciste con mi pareja Placebo y yo en el otro fic por MP) NO ES CRÍTICA CONSTRUCTIVA.

No leer una saga protagonizada por chicas, por estar basado en Saintia Sho, a pesar de que te dije que no eran ellas las protas, y que no te gustaba por lo mismo, NO ES CRÍTICA CONSTRUCTIVA.

Decir que debería hacerle un "interés romántico" a Afrodita para que no piensen mal de él, o a Daidalos, que confirmé como homosexual (el único confirmado por ahora, y no hay nada de malo ahí), o a Norma, cuyo género no es claro (porque es divertido dejarlo ambiguo), lo que ocurre en cualquier sociedad moderna occidental actual, NO ES CRÍTICA CONSTRUCTIVA, es otra forma de exponer tu perspectiva cerrada y prejuiciosa. Ni siquiera apoyo una causa específica, simplemente reflejo lo que es el mundo.

 

No habría escrito todo esto de no ser porque das a entender a los demás, por más que lo taches, de que no acepto las verdaderas críticas constructivas. Y lo hago público también por esa razón. Como recordaremos tú, yo, y los demás, no he sido precisamente yo el que ha sido criticado en los últimos meses por su actitud y al que le han cerrado ya VARIOS temas por esa misma razón... y con ese comentario de recién me dejas mal muy injustamente, porque careces de autocrítica, o de al menos intentar ser más abierto de mente aquí. Afortundamente, dejaste Anécdotas de Oro por la paz.

¿Has hecho críticas constructivas? Por supuesto, y ahí se cae de nuevo tu argumento. Que un capítulo te parezca "extraño" NO ES CRÍTICA CONSTRUCTIVA tampoco. Te falta lo que se llama argumento con base lógica. NO PREJUICIOSA.

 

 

Por lo tanto, ya que vas a seguir solo con lo "objetivo" (que no lo es), sin realmente realizar """críticas constructivas""" (en tu caso, críticas prejuiciosas semidestructivas basadas en tu particular manera de ver el mundo) como hacen TODOS LOS DEMÁS aquí, que nunca se han quejado por mis debates o respuestas, que siguen leyendo hasta ahora, y cuando yo nunca me he quejado por sus comentarios, optaré por lo sano. Estás en todo tu derecho de leer, comentar y lo que quieras, o no, pero como mi paciencia es limitada, y desde ese MP que recordarás, menos aún, lo sano sería ignorar.

Más allá de eso, sí agradezco la constante lectura. No la manera de expresar el pensamiento en el último tiempo. Lamento que llegara a eso, porque en ningún fic me había pasado. Esto es nuevo.

Saludos. Consejo: ten un poco de autocrítica. Y espero que no hagas un tema para quejarte por la forma en que te responden otros solo para que la administradora te lo cierre justamente de nuevo.


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Publicado 03 abril 2018 - 10:57

Tu comentario anterior esta errado en diversos aspectos

 

pero intentar que razones seria algo casi imposible

 

aunque use comentarios lógicos y educados

 

 

PD: Mucha suerte en tu Fic

 

 


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Publicado 06 abril 2018 - 14:36

Yo no la llamaría obra maestra(nanatzu no taizai) es mas tiene esas porquerias japonesas

como lolis,personajes como Elizabeth que es un estereotipo sexual con pàtas

 

pero aun con eso...y duele admitirlo saint seiya es mucho peor serie 

 

y el mejor ejemplo,es el episodio zero....es alucinante como se puede hacer un capitulo precuela

que no aporta absolutamente nada a la obra original,ademas que desdibuja y hace todavía peores

a esos mismos personajes 

 

y eh viso un poco del circuito de iluminados....sin palabras.

 

si creo que el primer rival de ikki,en mi opinion debería ser el mismo bennu....

es una dinámica distinta y muy interesante,caballero vs bestia mitológica

 

bueno,un saludo y hasta otro capi



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Publicado 07 abril 2018 - 11:22

Yo no la llamaría obra maestra(nanatzu no taizai)

 

bueno,un saludo y hasta otro capi

Créeme que al principio me chocó el fanservice. Pero luego comprendí que, en esta serie, las "lolis" nunca ha sido el foco de la trama, como pasa en tantas series actuales; de hecho, más que nada es el constante acosoa Elizabeth, que luego en el manga queda claro que tiene su explicación, y hasta parece lógica (así como las reacciones de ella, que podrían lucir ridículas). Lo que me importa es la trama, y desde HxH, FMA y SS, nunca había estado tan sorprendido y hypeado por una historia tan cuidada desde el principio. Por eso el manga me parece una obra maestra al nivel de, especialmente, la primera que mencioné. Y SS lo que tiene es ser la más grande franquicia, incluso si a nivel individual peca de mucho. Episodio Zero es un desastre, por más que salgan los de siempre a alabarlo solo porque lo dibujó un viejo fan del sake.

 

Sobre lo que dices de Bennu, el problema es que Ikki ES el Bennu... no puede luchar con él mismo... ¿o sí puede? Kukukuku... habrá que esperar para ver.

 

Muchas gracias por pasar, amigo Presstor. Ahora se viene un capítulo mucho más simple en narrativa, y con más acción (si bien es algo corto), basado en una de mis partes favoritas de las OVAs de Santuario... que de hecho, es importante personalmente, ya que la OVA 5 fue lo primero que vi de "la saga de Hades" en toda mi vida.

 

-------------------------

 

 

 SAGA II

 

22:20 hrs. 16 de junio de 2014.

El Templo del Cangrejo, los dominios oscuros de DeathMask. Saga, Shura y Camus se detuvieron ante sus puertas, alertas y algo inquietos, pues el templo no había perdido su aire siniestro a pesar de la defunción de su amo. Más aún, conservaba un hálito de muerte, como si se hallaran ante las puertas del Hades.

—¿Qué es esta sensación tan molesta? —preguntó Shura. A diferencia de lo ocurrido en el Templo de los Gemelos, actuó con más cautela.

—Olor a cadáveres —contestó Saga, que los dirigía en su parálisis. Miró hacia todos lados buscando rasgaduras espaciales, frutos de algún corte dimensional de su hermano Kanon, pero no halló nada—. DeathMask está muerto, ¿no?

—No revivió junto a nosotros, se maldijo a sí mismo —dijo Capricornio, sin esconder su desprecio por su antiguo compañero—. No debería tener control sobre su antigua casa.

—Exactamente, las almas que tenía enjauladas en este lugar ya fueron liberadas por el Santo de Dragón, pero el hálito de muerte continúa aquí.

—Es como si estuviéramos ante las puertas del infierno, esta sensación es muy desagradable —añadió Shura, adelantándose junto a Saga. Camus, siempre en silencio, los siguió entonces.

—Sea como sea no podemos quedarnos aquí, tenemos la misión de asesinar a… a Atenea. No fallaremos. ¡Avancen!

Sin embargo, apenas Saga puso un pie más allá de las grises puertas de piedra, se arrepintió de su decisión; debieron pensar en otro camino. Aunque, jamás habrían esperado encontrarse con una visión así, de todos modos.

 

Yomotsu Hirasaka, la colina del Yomi, la antesala del mundo de los muertos que la transitaban en eternas filas hasta el volcán donde se sellaba su destino. El rango, el orden social, la posición económica, el género, la edad, la personalidad, y ningún otro rasgo distintivo de una persona en vida le eximía de aquel recorrido, para todos era igual; tampoco importaba el paradero posterior a la caída.

Saga lo conocía solo por las viejas leyendas y mitos, y por las descripciones tan llenas de colorido que entregaba DeathMask casi a diario, lo que era extraño, porque realmente ya había estado allí en persona… solo que no lo recordaba. Algún tiempo atrás había caminado junto a esas almas, vagando sin consciencia ni prisa desde todas las direcciones del mundo, arrastrando los pies detrás y delante de gente que quizás nunca conoció, hasta el cráter bajo el cielo negro, desprovisto de estrellas, en lo alto de la colina central… Pero no recordaba nada.

Luego habría alcanzado el Inframundo, cruzó sus áridas llanuras y los ríos de la tristeza, hasta ser sentenciado por sus actos, tanto los buenos como los malos (que en su caso serían mitad y mitad, no le habría sorprendido dado su destino estelar tan irónicamente dual), en alguna corte que tampoco recordaba. Tras ello, Saga debió ser llevado a su morada final, algún cielo o infierno tortuoso, la nada o un pasaje neutral donde limpiar su consciencia… ¿Cuál habría sido su sentencia? No lo recordaba.

Finalmente, el dios Hades lo despertó y apareció en aquella colina, consciente de su misión, listo para asesinar a la diosa de la guerra por razones que…

¿Por qué iba a hacerlo? “Vida eterna”, le contestaba su corazón, no aquel otro Saga de su pasado. Vida eterna… ¿para qué la necesitaba? De todos modos, mataría a Atenea, dentro de doce horas. Esa era su misión.

 

—¿Qué DIABLO? ¿El Yomi? —Shura se acercó al borde del risco donde estaban, desde donde podía admirar a las almas más cercanas, espíritus sin nombre ni corazón que habían partido—. ¿¡DeathMask convirtió su Templo en la entrada al Yomi!?

—De verdad se siente como la Colina del Yomi, en cada detalle sensorial. Olor, gritos en la caída, las bestias que roen huesos por allá… todo se siente como la entrada al inframundo, como si quisieran devolvernos allí.

—¿Se siente? Saga, si seguimos aquí nos convertiremos en uno más para esas filas de muertos ¡de nuevo!

—Creo que a lo que Saga se refiere, es que esto es una ilusión —fue la primera frase de Camus desde que entraron. A pesar de su apariencia calmada se notaba una pizca de nerviosismo en su voz, al sospechar también las consecuencias del significado de sus palabras.

—Evidentemente. Tampoco puedo abrir la Otra Dimensión, porque el destino es este mismo lugar, es decir, aún estamos en el Templo del Cangrejo. La habilidad de nuestro enemigo le permite crear ilusiones tan reales que nos hace dudar, incluso ahora. Realmente impresionante —admiró Saga, sin ocultar su frustración, pues era consciente también del fruto del conocimiento detrás de una ilusión—. Sin embargo, debido a que nos dimos cuenta, esto se pondrá cuesta arriba.

Tal como supusieron, los muertos empezaron a apartarse del camino, con los ojos desprovistos de emociones fijos en los tres Espectros. Ni siquiera tropezaban, algunos hasta flotaban por encima de los pequeños cráteres, y otros tomaron formas ridículas, como de películas de fantasmas, gimiendo y sollozando con las manos hacia adelante en actitud amenazante.

—Al creador de la ilusión no le interesa que la descubriéramos —supuso Saga, reflexionando sobre su enemigo. Parecía evidente su identidad, pero no era capaz de pensar en un nombre o recordar un rostro, pues ambos eran cubiertos por borrascas y nubes grises, como si fuera un sueño del que acabara de despertar y que rápidamente fue olvidando.

—Se sienten reales… —musitó Camus, rodeado y abrazado por los muertos que se le fueron subiendo encima como gusanos. Aunque cerró los ojos, la ilusión no terminó, ni para él, ni para ellos.

—¿Y qué hacemos? ¿Solo los matamos? —Shura cortó tres a la mitad con su Excalibur, y pudieron oír tres ruidos sordos, poco coherentes. Los tres fantasmas se separaron tras ser partidos, pero volvieron a unirse sin dejar de gemir—. Maldita sea, se recomponen rápido. ¡Y cómo pesan!

—A pesar de ser ilusiones, nuestro cerebro los adapta a seres reales, el enemigo es extremadamente hábil… ¡pero no lo suficiente!

Saga incrementó su Cosmos y una explosión le siguió, que apartó a una decena de fantasmas de su cuerpo. Camus congeló a los que tenía cerca y Shura arrojó una lluvia de cortes antes de subir a un nuevo risco, que pronto se desmoronó bajo su peso, pues no existía en la realidad.

El Espectro de Géminis se dio media vuelta y disparó una ráfaga de bolas de energía contra las almas que se acercaban por detrás, hasta que oyó el ruido que quería oír y se refugió, espalda contra espalda, con sus compañeros.

—¿Cómo salimos? —inquirió Camus, conjurando un muro de hielo alrededor de sus camaradas.

—Saga, ¿ni siquiera tú, que te percataste de la ilusión de tu hermano, sabe aún quién está detrás de esto?

—No, me está ocultando deliberadamente su identidad. —Saga se percató de una de las almas que tenía delante, en medio de las demás, y casi se le enfría el corazón antes de comprender que se trataba de otra treta—. Pero no importa, ahora tenemos un problema mayor entre las manos.

 

Kanon arrastraba los pies junto a una centena de espíritus errantes. No. Supuso que era él, pero al ver mejor comprendió que era Saga mismo, su otro yo, el hombre de la sonrisa pálida y siniestra que lo había manipulado por casi toda su vida. Tenía un agujero en el pecho, donde estaba el corazón que se había destrozado con la mano, frente a Atenea.

Ja, ja, aún le tienes miedo a tu propia identidad. Aún le temes a tu pecado, ja, ja, ja, ja.

­—No lo puedo creer, ¿qué diablos está pasando? —exclamó Shura, a la diestra de Saga, con voz grave.

—Es una ilusión de mi miedo, nuestro enemigo nos conoce bien, así que creó a mi otro yo para aterrarnos —explicó Géminis, a la vez que destruía a las almas que estaban más cerca, sin quitar la vista del otro Saga.

—¿De qué demonios hablas? ¡Es ella!

Cuando Saga giró la cabeza para entender a qué se refería su compañero, se topó con un Santo de Oro de Capricornio, un guerrero de espaldas que lucía una larga cola de caballo gris, con el brazo afilado, listo para decapitar a una bebé que ambos conocían muy bien, recostada sobre una Caja de Pandora dorada.

—¡Atenea!

—Es mi maestro, Izo de Capricornio, quitándole la vida a Atenea con la pose qué él mismo me enseñó… —Shura respiraba dificultosamente, sus terrores se hacían realidad frente a sus ojos—. Maldita sea, nunca imaginé que ella estaría en esa caja… ¡No quería matar a ese hombre!

Ja, ja, ja, Saga, tienes a un soldado cobarde como aliado, debiste matarlo hace años —se burló el Saga maligno, que el real decidió ignorar.

—Shura, es solo una ilusión, ¡no te dejes engañar! —Saga miró a la izquierda, y encontró a un doble de Camus, que asesinaba a sangre fría a una mujer de cabello dorado frente a un joven ruso.

El Camus que vestía Armadura de Oro, atravesaba el estómago de la dama una y otra vez, salpicando de sangre el rostro de quien solo podía ser Hyoga de niño. El verdadero Camus, el que lucía Surplice, contemplaba atónito la escena, con los ojos bien abiertos.

Mamá… ¡Mamá!

—Yo no… yo… yo no quise…

Sus peores miedos, de eso se trataba. No solo los torturarían físicamente con las almas que adquirían características reales, sino que mentalmente, con aquello que atormentaba sus corazones: la maldad inherente al ser de Saga, la noche en que Shura casi mata a Atenea, y algún pecado de Camus que no se molestó en relatar, en relación con el entrenamiento de su alumno.

Eso, junto a los constantes gemidos, la risa del otro Saga, el llanto de Hyoga y la bebé que era amenazada por el filo de la espada de Izo… era desesperante. Pero las ilusiones nunca dejaban de ser eso: ilusiones.

Camus y Shura lo entendieron bien a pesar de su terror; el primero convocó su Tierra de Cristal, que atravesó de abajo hacia arriba a las tres ánimas y a todos los fantasmas de alrededor; aunque pudieran reconstruirse, se quedaban estancados en el mismo lugar.

El segundo se apresuró a cortarles la cabeza con un solo y limpio golpe, con la intención de que tuvieran un mísero segundo de calma para que pudieran pensar. Saga lo aprovechó completamente, se volteó a la izquierda y clavó un puñetazo directo en la frente de Camus; antes de que Shura protestara, realizó el mismo movimiento con él, y finalmente consigo mismo, despidiéndose para siempre del otro Saga.

 

Pronto, todo volvió a la normalidad. Se hallaban nuevamente en el Templo del Cangrejo, en las profundidades de la oscuridad, desprovistos de máscaras, espíritus y personificaciones muertas.

—¡Saga! —exclamó Shura, antes de frenar su queja y elevar la mirada—. Puedo oír los toques del Meridiano. Estamos de vuelta… ¿cómo es posible?

—¿Qué hiciste? —preguntó Camus adustamente.

—No se relajen, aún estamos dentro de la ilusión del enemigo, lo que hice fue engañar a nuestros cerebros.

—¿La Ilusión Diabólica de las Sombras de Reina de la Muerte?

—Así es. Le estoy haciendo creer a nuestras mentes que estamos en el Templo del Cangrejo. Nuestros sentidos perciben incluso lo que no nos interesa, en este caso, un ruido sordo en aquella dirección, cuando golpeábamos a los muertos: las puertas del Templo, cuya presencia sonora el enemigo no se molestó en ocultar. Acabo de crear una réplica exacta del Templo del Cangrejo, así que, si avanzamos en aquella dirección podremos escapar de aquí.

—¿Es decir que estamos en una ilusión dentro de otra ilusión?

—Una ilusión disfrazada de realidad.

—Así es. Ahora, ¡adelante! Recuerden la misión de Sion, no tenemos tiempo que perder, ¡vamos con Atenea!

 

Dos minutos. Cinco, diez, quince, treinta. Una hora. Dos. La carrera a través del Templo del Cangrejo se hacía cada vez más larga, y lo único que no los detenía era la seguridad de que en realidad solo habían transcurrido algunos segundos. Ahora estaban jugando con su percepción del tiempo a través de ilusiones, pero los tres eran guerreros expertos, no caerían con ello.

La llama de Géminis debía estar a mitad de calor, pero les quedaban menos de nueve horas para cumplir la misión, pues el reloj se encendió casi una hora después de resucitar. Dohko también se las había ingeniado para torturarlos mentalmente.

—¡Solo sigan! Ya debemos estar cerca de la salida.

—Maldita sea, dijiste lo mismo hace diez segundos, pero sentí como si nadie hubiera dicho nada en treinta minutos.

—No se confíen en el tiempo, solo avancen. El enemigo no puede detenernos físicamente ni con la ilusión del Yomi de nuevo, solo nos queda seguir adelante.

Sí que resultaron huesos duros de roer —clamó una voz serena, clara, tan… Saga no sabía cómo describir la sensación que detuvo su carrera y la de sus compañeros. Era como una divinidad, un ser supremo con un Cosmos piadoso y magnánimo que se compadecía de las almas inferiores… otra ilusión de percepción, pero como todas las anteriores, infernalmente realista.

—¿¡Quién está ahí!? —gritó Shura, levantando la espada. Camus encendió el frío de su Cosmos y Saga intentó recordar de quién era la voz, pero seguía siendo una tarea difícil, casi imposible, como si le hubieran borrado la identidad de una persona importante de la memoria.

Pueden engañarse a sí mismos, pero no a los fantasmas de carne y demonios hambrientos que todavía les acechan. Observen atrás, el abismo infinito les espera.

—No se volteen. ¡Avancen! —ordenó Saga, sin caer en el nerviosismo. Sabía que la mejor arma de un ilusionista, como él mismo era, se trataba de crear terror en la víctima, una sensación de suspenso que debilitara sus defensas. Pero ellos habían sido Santos de Oro y ahora eran Espectros de elite. No todos caían en los trucos que Shaka les imponía…

«Shaka», repitió Saga. El nombre le causó una parálisis momentánea, como si acabara de recordar una verdad ridículamente obvia, y se sintió estúpido por olvidar el rostro del dueño del nombre, a pesar de ser consciente de que no era su culpa. A su lado, Shura y Camus también se frenaron, probablemente al recordar el nombre como él, justo cuando una luz impresionante los cegó.

 

Cuando pudieron abrir los ojos, se hallaron en un espacio de luz, rodeados por ángeles, seres celestiales, Devas, monstruos míticos, y el ojo de una enorme criatura que los observaba desde arriba… solo el ojo, pues comprendía una magnitud irreal, aunque al mismo tiempo eran capaces de abarcar con su mirada el contorno del Buda gigante que los contemplaba con eterna misericordia. Era tan grande como el universo infinito, pero podían verlo clara, y a la vez difusamente, alabado por sus seguidores…

Al mirar abajo, se hallaron en los surcos sin fin de lo que parecía ser una mano, pues a lo lejos hallaron los inicios de los dedos, extendiéndose hasta horizontes tan luminosos y erráticos en sus leyes naturales que Saga pensó ver su propia nuca más allá. Sin embargo, en el cielo solo Uno era importante, y ellos se habían convertido en los primates que le veneraban.

—Es la palma de Buda… no puede ser… —murmuró Camus, desprovisto de su gélida calma habitual.

—Corrimos por horas, como monos, dando círculos en la mano de Buda, así dice la tradición budista —rezongó Shura, golpeando la palma del Iluminado con su propia mano—. Maldito seas… tú.

—Sí. Ya sabemos quién está creando estas ilusiones, él mismo no tuvo otra opción más que revelarse ante nosotros. —Saga enfocó su Cosmos en un destino preciso, más allá del piado y monumental Buda, más allá de los límites del Cielo, más allá del Templo del Cangrejo que, sin duda alguna, aún estaban pisando—. El Santo de Oro que protege el Templo de la Doncella, el hombre más cercano a los dioses, el mejor ilusionista del Santuario… ¿Hasta cuándo te va a durar la travesura? ¡Se acabó, Virgo Shaka!

El residuo espiritual de Shaka, que aparecía a cuentagotas en todo el sitio, se empezó a debilitar, fruto de que contraatacaría nuevamente con una nueva estrategia, esta vez sin intentar ocultarse. Saga no podía abrir brechas dimensionales desde lo que su cabeza le indicaba que era la palma de Buda, pero sí podía atacar a lo bruto hasta que Shaka cayera. Shura y Camus pensaron lo mismo, por lo que se prepararon para disparar la Excálibur y la Ejecución de Aurora contra todo lo que hallaran a su paso.

Shaka se adelantó a la idea también, y creó tres nuevas criaturas ilusorias para frenarles el camino, que surgieron de tres de los dedos del Buda, así como de aquellas pesadillas que aún inundaban sus corazones.

Nicole de Altar, maestro de Saga que había asesinado más de diez años, creó el Arco de Geminga en su mano, listo para encerrarlo en una dimensión magnética cuya presión le haría pagar caro el crimen contra el hombre que lo había criado.

Un hombre muy esbelto de cabello blanco y ojos de cristal se acercó a Camus con osadía, creando niebla y hielo azul a su alrededor, junto a Hyoga y la mujer rusa. A diferencia de Acuario, el hombre sonreía.

Y finalmente, Shura se encontró frente a frente con ¡Aiolos de Sagitario! Éste no tardó en utilizar su famosa Flecha Sombra[1], una saeta invisible que se clavaba en los pies del enemigo y le impedía huir. Shura no lo intentaba, más allá de su parálisis, pues se hallaba delante de su mayor pecado.

—Mi.erda —escupió Saga, harto de las ilusiones. A pesar de ser también un experto, prefería el combate directo que ocultarse detrás de lo falso—. ¿Crees que no nos atreveremos a matar a unas ilusiones?

Shura, Camus, y Saga. No me malentiendan —se elevó la voz de Shaka desde el interior del Templo de la Doncella, directo hacia sus mentes—. Aunque ahora sean perros que lamen la mano de Hades, alguna vez fueron mis compañeros, Santos de Atenea como yo. Debido a eso, solo quería retenerlos al interior del Templo del Cangrejo, hasta que la llama negra de sus falsas vidas dejara de arder y se extinguiera… Sin embargo, parece que no es suficiente con ustedes.

—El Cosmos de Shaka se está elevando como el de un monstruo —verbalizó Shura los pensamientos de sus compañeros. Todos podían sentir cómo crecía el aura de Virgo, conectado con el Buda gigante y los tres fantasmas de su pasado, era como una llamarada de energía que amenazaba con quemar todo—. Maldición. ¿De verdad tendré que matar a Aiolos otra vez?

—Aiolos ya está muerto, no se dejen engañar.

El Santo de Sagitario y los otros dos hombres se acercaron a pasos agigantados a través de los dedos de Buda: el primero sacaba una flecha de su carcaj, el segundo creó una espada de hielo y el tercero, frente a Saga, incrementó el tamaño de su Arco de Geminga, tal vez lo suficiente para que creyera de verdad en que sería aplastado por la gravedad.

—Solo queda destruirlo todo.

—Rayos —maldijo Camus, con las manos aun entrelazadas sobre su cabeza.

—No es tan simple, Saga… —dijo Shura. Su brazo derecho todavía era una espada envainada—. ¿Cuántos pecados vamos a cometer?

Desaparezcan del mundo, vuelvan al infierno que les pertenece —se irguió la voz de Shaka, magnánima y suprema, estaba listo para atacarlos con todas sus fuerzas a través de las ilusiones, que podían destruir totalmente una mente.

El nerviosismo de los Espectros llegó a su límite. Las dudas llenaron de miedo sus corazones. Sus Cosmos eran flamas bamboleantes.

—Q-que así sea… —dijo Shura, dispuesto a cumplir su misión, elevando el trémulo brazo derecho a pesar de la supuesta parálisis infligida por la Flecha Sombra de Sagitario—, tendremos que asesinar a Aiolos, al maestro Nicole y… ¿quién diablos es el otro tipo?

—Mi instructor —contestó secamente Acuario.

—¿Tuyo? ¿Alguien te pudo enseñar a ti?

 

La pregunta de Shura fue tan absolutamente fuera de lugar, tan apartada del drama que estaban viviendo, que Saga no pudo evitar una risa breve, y Shura soltó un bufido casi avergonzado, e incluso Camus se permitió una leve sonrisa. Calmaron sus corazones casi de inmediato.

Eran Espectros, orgullosos guerreros de Hades que servían a la causa de los pecadores, enfrentando a un simple ilusionista que otrora fue su camarada. Su karma no empeoraría más de lo que estaba. ¡Todo lo que importaba era llegar con Atenea!

—¡Prepárate, Shaka! —clamó Saga, haciendo estallar de súbito su poderoso Cosmos, elevando los brazos hasta que sus muñecas se cruzaron. Su determinación no acabaría por culpa de ilusiones, por más reales que luciesen. Había sido el Sumo Sacerdote del Santuario, nada podría atemorizarlo nuevamente.

Los fantasmas se apartaron de las ilusiones de Hyoga y su madre, y atacaron con bríos poderosos. Shura conjuró una red de hojas afiladas, una danza de Excálibur; Camus bajó los brazos y congeló hasta la mano de Buda con su Ejecución de Aurora, en tanto que Saga hizo crujir y estallar las estrellas, la cabeza del Iluminado se reventó, y la Explosión de Galaxias retumbó en todo el Cielo.

El poder conjunto chocó con las técnicas de las ilusiones, además del Cosmos enviado físicamente por Shaka, oculto detrás de ellas. La fantasía del Mundo Celestial se trituró como si hubiera sido un escenario teatral, dejando detrás las paredes, ya sin máscaras, del Templo del Cangrejo. El piso bajo los Espectros tembló y comenzó a destruirse, rompiendo las manos fantasmagóricas que Shaka creó como última ilusión, un recordatorio inútil de que debían regresar al Inframundo sin cumplir su misión.

Finalmente, el techo del Templo del Cangrejo cayó sobre ellos en medio de un universo de Cosmos chocando entre sí.


[1] Shadow Arrow, en inglés.


Editado por -Felipe-, 07 abril 2018 - 11:23 .

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#618 Kael'Thas

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Publicado 07 abril 2018 - 17:36

Buenos capitulos y realmente la trama bastante tensa , diría estan mucho mejor que el anime 

 

Y creo me tengo apurar veo sacas más capitulo

 

PD: No estoy tirando para abajo, eso tiene tenerlo claro 


Editado por Death the Kid, 07 abril 2018 - 17:37 .

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Publicado 09 abril 2018 - 12:34

Muy bueno, mucha acción y a la vez un poco de drama, mantiene la tensión, esperando mas amigo Felipe, el momento de Shura preguntando a Camus si alguien pudo enseñarle estuvo muy bien para mi, muy bueno!

#620 -Felipe-

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Publicado 25 abril 2018 - 10:25

Buenos capitulos y realmente la trama bastante tensa , diría estan mucho mejor que el anime 

 

Y creo me tengo apurar veo sacas más capitulo

 

PD: No estoy tirando para abajo, eso tiene tenerlo claro 

Muchas gracias Mystoria. Que digas algo así me llena de orgullo, solo por el hecho de ser mencionado. No te preocupes, en todo caso. Los capítulos no van a desaparecer (supuestamente... algunos se esfumaron durante la trágica caída del foro de hace unos meses, pero regresaron en toda su gloria (?)).

 

Saludos, viejo.

 

 

Muy bueno, mucha acción y a la vez un poco de drama, mantiene la tensión, esperando mas amigo Felipe, el momento de Shura preguntando a Camus si alguien pudo enseñarle estuvo muy bien para mi, muy bueno!

Muchas gracias, míster. Un pequeño botón de humor de parte de los tipos más serios del Santuario nunca está de más, y me alegra que saliera bien.

Un saludo.

 

 

 

HYOGA II

 

01:20 hrs. 16 de junio de 2014. Hora de Sinigrado, Asgard.[1]

Hyoga y Freyja bajaron de los caballos. El primero portaba ya la armadura del Cisne. Las calles de Sinigrado, alrededor del gran palacio Valhalla, eran caos: fuego y humo por todos lados, causados por aquellos Esqueletos, soldados de Hades, que derribaban cabañas y árboles con sus guadañas. Algunos de ellos, que parecían cientos de clones repartidos por toda la calle principal, tenían seres humanos ensangrentados bajo los pies, y otros colgando de sus manos oscuras, agarradas a sus cuellos, listos para ser decapitados.

Sin embargo, mientras cabalgaban, los dos amigos de la infancia ya habían creado un plan para salvar a la población y sabían que no podían fallar. No sabían qué aliados tendrían, o cómo se darían las circunstancias, así que, durante un tiempo, solo se requeriría de ellos dos: Freyja para salvar vidas y Hyoga para cosecharlas, como un dios frío de la muerte.

—¿Quién es ese? —preguntó uno de los Esqueletos, que sostenía una antorcha encendido a fuego vivo.

—E-es ¡un Santo de Atenea! —gritó otro, presa del terror y la profunda ira.

—¡Muévanse, de prisa! —ordenó un tercero, que se adelantó con la guadaña en alto, soltando al aldeano que había tenido del cuello.

—No lo permitiré. —Hyoga golpeó el suelo con su puño derecho cargado de Cosmos, y una serie de monolitos puntiagudos, como sables congelados, surgió de entre las piedras antiguas y azules de Sinigrado, atravesando a los Esqueletos de lado a lado, mientras Freyja, valiente como siempre, corría a toda prisa a llamar la atención de los aldeanos paralizados por el miedo, para que se fueran con ella lejos de la que sería una zona de guerra, de uno versus cientos.

—¡Hyoga, hay más por este lado! —alertó su amiga, viendo cómo un pequeño ejército de soldados se aparecía por el lado derecho del pueblo, en perfecta formación militar, unos junto a otros.

—Cruza por donde no hay hielo.

El Santo de Cisne usó la Tierra de Cristal, dejando una ruta hacia el consulado de Finlandia, que estaba cerca, por la que pasaron Freya y los aterrados aldeanos. Luego, patinó por el piso mientras atacaba a los Esqueletos, que se defendían sin éxito con sus armas, a quienes les reventó el pecho con sus patadas o quebró el cuello con las manos, no tenía tiempo de ser delicado.

Avanzó a gran velocidad por la calle principal, sin descanso, derrotando a sus enemigos que parecían no tener fin. No se le hacía difícil asesinarlos, solo era molesto por la cantidad que eran, y que debía cuidar de no dañar a ningún inocente. De todas maneras, era evidente que, al igual que Babel y los otros, estos Esqueletos también eran una distracción.

No podía percibir su Cosmos, pero estaba seguro de que había un verdadero Espectro en el palacio Valhalla, y necesitaba apresurarse para detenerlo antes de que se llevara la espada Balmung (por razones que aún desconocía) o hiciera daño a Hilda y los nobles del castillo.

Aunque… ¿no había Guerreros Azules para la protección de Asgard? Hyoga pensó en ello justo antes de que, casi por arte de magia, los Guerreros Azules cayeran desde el cielo y se ubicaran a su lado, encendiendo sus Cosmos, a una velocidad tan sorprendente que fue como si siempre hubieran estado allí.

Meses atrás, cuatro de ellos habían muerto: Drbal de Heimdall, Loki de Fenrir, Ullr de Surtr y Rung de Thrym. Pero los sobrevivientes habían vencido a las fuerzas del tiránico padrastro de Hilda, y ahora eran los tres mejores soldados de Asgard, que fueron elegidos por el mismísimo Odín, y que venían de rescatar a todas las villas y pueblos alrededor de Valhalla.

Uno de ellos, al que tantas loas había dedicado Ichi, portaba un arpa mágica de la era mitológica, era joven y bajo, con una larga cabellera pelirroja que hacía juego con los detalles carmesí de su Ropaje de tono púrpura.

Otro vestía una armadura negriazul, con un yelmo que asemejaba a un antiguo tigre o gato, como los que cargaban el carruaje de la diosa nórdica Freya, era alto y de brazos gruesos, con la mirada más fríamente fiera que se hubiera visto.

El tercero era moreno y de cabello rubio, con un Ropaje Azul pegado al cuerpo delgado, que parecía humear por el calor que irradiaba. Llevaba los ojos protegidos por una visera que imitaba la cabeza de un caballo. Se apartó raudamente de los demás para acercarse a Freyja y los aldeanos que se dirigían al Consulado.

—Cisne, retírate, este es nuestro trabajo —ordenó el de la armadura negra, Syd de Bygul, que, así como Hyoga, era un maestro del aire congelante. A su alrededor, los Esqueletos temblaban y eran cubiertos por una tímida escarcha que hacía más lentos los movimientos de sus guadañas.

—Syd, hay que ir por Lady Hilda antes de que sea tarde.

—No lo entiendes ¿verdad? Los Guerreros Azules protegemos a la gente, no hemos percibido a nadie en el palacio que ponga en peligro a Lady Hilda.

—¡Debe haber al menos un Espectro allá! —esgrimió Hyoga, mientras usaba su Polvo de Diamantes en conjunción con el aire frío de Syd, para vencer a los infinitos Esqueletos que les rodeaban—. Sus Cosmos no pueden sentirse.

—No importa, nuestro líder está en Valhalla, nada malo ocurrirá —declaró Mime de Bragi, que, en perfecta calma, casi como si estuviera recostado en un bosque frente a una laguna, entonaba melodías con su arpa mágica, de la que se decía había sido regalada a los Guerreros Azules por los enanos mitológicos. Los enemigos caían rápidamente vencidos por el misterioso, pero reconfortante y melancólico, sonido del instrumento de Mime.

—¿Líder? —inquirió Hyoga. Tras las muertes de Drbal y Loki, los anteriores jefes, había asumido que Syd, siendo el de mayor experiencia, se había convertido en el nuevo líder de los Guerreros Azules, pero lo sorprendían con alguien desconocido.

—Sí. Por eso estamos seguros de que Lady Hilda estará bien —aseguró Mime, sin dejar de rasguear las cuerdas.

—No puedo simplemente confiar en ese líder… —dijo Hyoga, más para sí mismo que para los demás.

—Vete a donde quieras, Cisne, pero Lady Freyja se queda con nosotros —le dijo directamente Hagen de Sleipnir, el guerrero que controlaba el fuego como látigos llameantes, y que a la vez que calcinaba a los Esqueletos, no sacaba los ojos de la chica de cabello dorado.

—No te preocupes, Hyoga, estaré bien. Ve con mi hermana, por favor, los Guerreros Azules son soldados orgullos que nunca desobedecen las órdenes, si dicen que me protegerán, lo harán.

—Como quieran. Te haré un camino, Cisne —dijo Syd, que levantó los brazos y reunió en ellos una misteriosa energía azul congelante, como si captara el poder del ártico directamente, sin nieve ni aire—. Corre detrás de mi Impulso Azul[2].

Era una esfera de luz casi tan deslumbrante como la espada Balmung que los Espectros buscaban con tanto afano, tan densa que repelía a cualquiera que estuviera cerca antes de congelarlo. Hyoga se dio prisa hacia el palacio Valhalla para cumplir con la misión que no deseaba: el Santuario también estaba detrás del sable.

 

En el camino, pensó en las posibilidades. ¿Qué sabía exactamente sobre aquella espada, y que podía tener que ver con la Guerra Santa que acababa de dar inicio?

Primero, era una hoja brillante, desprendía una misteriosa luz etérea, mágica, fría y ancestral, como nunca había visto, podía iluminar la noche como la más grande estrella. La primera vez que estuvo cerca de ella sintió una calma tan magnífica que parecía antinatural, así como un gran poder; era fría, a diferencia del Cosmos usual de un arma que emitiría calor, pero no era un frío incómodo, sino que reconfortante, incluso si lo pensaba un Santo de hielo como Hyoga, hasta Ikki estaría cómodo con la espada. Obviamente no era un arma común y corriente.

Segundo, había sido capaz de abrir un camino al mundo submarino del dios Poseidón desde Asgard, empezando en el norte y acabando en el océano Antártico. La había sostenido Hilda, pero ella había utilizado poco de su energía; había sido más cosa del espadón, por lo que al menos podía abrir algunos portales.

Tercero, perteneció a Odín en la antigüedad, lo que la convertía en un arma divina, a la altura del tridente de Poseidón o Niké, el báculo de Atenea. Hyoga no iba a considerar a Odín un dios “menor” solo por no ser griego. En calidad de divina, era capaz de eliminar el mal, según la leyenda. Además, con gran influencia de ella había sido posible revertir el deshielo polar tras la catástrofe iniciada por el dios del océano, que era una forma de “anular a la maldad”. Esa era la principal razón de que Hyoga no quisiera llevarse la Balmung a Grecia, ¡estaba sanando al país!

Cuarto, la espada estaba escondida en la gran estatua de Odín, y se presentaba por sí sola ante el elegido como héroe de Asgard. Es decir, la espada tenía conciencia propia, por así decirlo, y escogía a su portador, nunca al revés; razón de que el plan de Drbal fallara a pesar de poseer el anillo mágico concedido por Poseidón. ¿Iba a rechazar al Espectro que la buscaba, entonces? ¿Rechazaría también a Hyoga?

Eso era todo lo que sabía. La actual guardiana de Balmung era Hilda, que la llevaba consigo a todas partes, en nombre de su hermano Freyr, elegido por la hoja, pero ellos no tenían que ver realmente con el Santuario o los dioses griegos como Atenea o Hades… y ya eran dos guerras consecutivas en las que se veía involucrada: Drbal la quería para Jano, que luego se revelaría como Kanon de Dragón Marino; y ahora, los Espectros habían creado una distracción digna de una gran obra teatral para robársela a Hilda. La misma Saori le entregó la misión de llevarla a Atenas.

La espada tenía, evidentemente, una quinta característica muy importante para el Santuario, que Hyoga desconocía, y por la que los dioses Atenea, Poseidón y Hades estaban muy preocupados.

 

Finalmente se adentró en el palacio, tras quitarle la vida a quién sabe cuántos Esqueletos inútiles, que solo servían para retrasarlo medio segundo más cada uno. No era tiempo suficiente para frenarlo significativamente. Saltó sobre los centinelas, vio a un Guerrero Azul que desconocía, luchando cerca de las puertas (que vestía casi exactamente la misma armadura que Syd, con excepción de su tono blanco en lugar de negro), y cruzó a través de las numerosas estancias del castillo hasta frenar ante las puertas abiertas del salón principal.

Por supuesto, no tenía sentido detenerse ante un portón abierto; aquello que lo detuvo fue la escena que encontró al interior:

Lo más notorio era, evidentemente, la presencia de los soldados asgardianos que se hallaban en el piso, todos con abundante sangre en las orejas y con las piernas casi estancadas debajo de la piedra, en las posturas más extrañas. Algunos aún estaban vivos, pero la mayoría no había corrido con suerte, aparentemente.

Cuando temió lo peor, Hyoga dirigió la mirada al trono, pero allí se daba una función teatral muy diferente. Hilda permanecía sentada en él casi con absoluta calma, sosteniendo firme la espada Balmung, que desprendía hermosos destellos azules cual diamantes, que adornaban la estancia con una iluminación de zafiros.

Ante el trono se hallaba un Espectro de rodillas, gesticulando como si sufriera con solo mover los dedos, parecía paralizado. Tuvo que realizar un evidente esfuerzo para girarse hacia la izquierda, pues, así como Hyoga, era tuerto y lucía un parche en el ojo derecho, a la inversa de Cisne, cubierto también por el flequillo.

Era muy alto, de piel blanca como la leche y cabello negro azabache, bajo un yelmo al estilo romano, con un penacho blanco saliendo de la sesera. Los aspectos más llamativos de sus Surplices eran las tres alas con forma de largas hojas espinosas saliendo de su espalda, y las hombreras que asemejaban una serie de gruesas raíces enterrándose en los esbeltos brazos del guerrero. En la zona del corazón se hallaba una pieza muy peculiar, un rostro humano dormido, esculpido en el extraño metal del que estaba construido el Surplice.

—M-maldita sea… ¿tan inútiles eran esos E-Esqueletos? —consiguió decir, tras un gran esfuerzo y más tiempo del promedio, el Espectro.

—Bienvenido de vuelta a Sinigrado, Hyoga, espero que hayas tenido un buen arribo —saludó Hilda de Polaris, la gobernante de Asgard, luciendo una maravillosa capa blanca sobre ropas negras de estilo vikingo, como una pechera de guerra, una falda azul y brazaletes también blancos en muñecas y antebrazos.

—Hilda, ¿qué…? No entiendo…

—Te presento a Fyodor de Mandrágora, Hyoga, la Estrella Terrenal del Dolor[3], uno de los 108 Espectros y asesino personal de la tropa de Garuda —explicó Hilda sin un atisbo de nerviosismo. ¿Acaso había conseguido sacarle tanta información a ese Espectro, tan tranquila desde su silla?, se preguntó el Santo.

—M-maldita seas, aún n-no me dices cómo me d-detuviste —dijo Fyodor, intentando ponerse de pie, sin éxito, pues tropezaba una y otra vez—. Ni siquiera estabas aquí presente cuando maté a tus soldados.

—Hombres valientes que nunca se rendirían si pelearas con un mínimo honor, en lugar de desde las sombras. Pero si estás tras esta espada, no me explico por qué te preguntas sobre mis métodos. Estás ante un Tesoro Divino, un arma mitológica, ¿crees que un esperpento como tú podría ser un obstáculo para Balmung?

—Hilda, hay Esqueletos en todo Sinigrado destruyendo las aldeas —intervino Hyoga, con una muestra de respeto que solo le dedicaba a Saori. A veces—. Pero tus Guerreros Azules ya están salvando a la gente, por eso vine aquí solo.

—No esperaría menos, esas fueron sus órdenes, y nuestros Guerreros Azules se enorgullecen de cumplirlas rigurosamente. Así como ellos, debiste tener más fe en mí, Hyoga —espetó Hilda con una ligera y amable sonrisa, como si no tuviera a un asesino peligroso frente a ella.

—Las órdenes del nuevo líder de los Guerreros Azules… ¿Acaso es aquel de blanco que lucha afuera? Nunca lo vi antes.

—No, ese es el hermano gemelo de Syd, Bud de Trjegul, y no se suponía que lo conocieras o vieras antes. Es parte de su encanto que sea desconocido.

—¿Qué mi.erda hacen, charlando como si nada? —inquirió Fyodor, furioso, alzando una llama púrpura a su alrededor, un Cosmos que no podía percibirse, a la vez que se ponía de pie lentamente—. M-me entregarás esa espada, Hilda de Polaris, ¡es una orden de mi señor Aiacos!

—Y ¿por qué debería importarle a la gobernante de Asgard, o a cualquiera de sus habitantes, lo que diga el tal Aiacos? —preguntó Hilda, llena de orgullo y carente de arrogancia, características de actitud dignas de una reina inflexible.

—Ja, ja, ja, le tuvieron miedo a Poseidón, pero son lo suficientemente tontos para no temer a un ser tan superior como el dios Hades, ja, ja, ja, ja —dijo Fyodor, tras finalmente recuperar la verticalidad—. En todo caso, no es mucho lo que puedo hacer contra esa espada, pero mi señor Hades la usaría como…

—Silencio —le calló Hilda, poniéndose de pie por primera vez.

—Es que es una m.ierda. ¿Dioses nórdicos? Nadie se interesa en ellos ni los ha visto, el Ragnarok[4] es la más grande mentira que…

—Por última vez, silencio, Espectro de Mandrágora —demandó la líder, con un breve dejo de ira, a la vez que daba un paso hacia adelante; la punta del sable se acercó al cuello de Fyodor, que parecía no dejar de hablar.

Sin embargo, lo hizo. Y cambió la verborrea por una sonrisa siniestra.

—¡Hilda! —Hyoga intentó correr hacia el trono, presa de un presentimiento tenebroso, pero tropezó y se dio de cara contra el suelo. ¡Su pie había sido atenazado por una horrenda raíz que emergió desde abajo!

Desgraciadamente, Hilda se encontraba en las mismas condiciones, y el breve momento de distracción que vivió por culpa de ello, le permitió a Fyodor liberarse fácilmente del Cosmos que le imponía el sable.

El Espectro tocó el rostro dibujado en el peto de su Surplice, y probablemente todos en el palacio escucharon el chillido infernal más horripilante, tenebroso, oscuro y diabólico de sus vidas. La Mandrágora había gritado, y era digno de un condenado en el inframundo.

Hilda fue expulsada hacia atrás, estrellándose estrepitosamente contra el trono, volcándolo hasta atrás, donde la gobernante se perdió de vista, y habría perdido los oídos de no ser por la protección concedida por la espada, que encontró su descanso a los pies del Espectro de Mandrágora. Hyoga, en tanto, estaba paralizado y solo podía oír la risa de Fyodor:

—Ja, ja, ja, ja, pero qué fácil caen en estas cosas, ja, ja, ja. Este sitio está plagado de mis bellas plantas, Colina Silenciosa[5]. Como tal vez saben, la mandrágora es una flor infernal que brota bajo los ahorcados, con forma humana y raíces similares a piernas, y que emite un chillido demoníaco tal que enloquece hasta la muerte a todo el que la oye cuando es arrancada de la tierra —relató Fyodor, mientras caminaba hacia la espada y se inclinaba para recogerla—. Ja, ja, ja, los hechiceros del pasado realizaron un montón de rituales y encantos de magia negra con la planta, no es algo que pueda tomarse a la ligera, así que si yo fuera tú, Santo de Atenea, no congelaría la raíz, o su aullido te reventará el cráneo.

—¿Qué? ¡Maldita sea! —dijo Hyoga, deteniendo su Cosmos. Era como estar parado sobre una mina. Pero ¿por qué le advirtió Fyodor sobre el peligro? ¿Era algún tipo de condición?

Hyoga observó con su único ojo al de Mandrágora, tan risueño como su boca y tenebroso como el rostro en su peto, y lo comprendió todo: ¡le fascinaba torturar a sus enemigos!

—Lo que oyeron es mi Chillido Estrangulante[6], ni me molestaría en intentar bloquearlo, pues es solo sonido, uno que puede someter a cualquiera. Espero mucho que disfruten su estadía en este salón, hasta que se queden dormidos, se muevan y las mandrágoras los maten, así como a los pobres soldaditos que ven ante ustedes. —El Espectro tomó, entonces, el mango del sable, pero no pudo levantarlo.

—Esta espada le pertenece a Asgard, ¿crees que unas manos sucias como las de un perro de Hades pueden sujetarla? —dijo Hilda, aún en el piso, tomando la hoja con sus manos desnudas, que ya sangraban, al igual que un leve hilillo rojo que caía de su oreja izquierda.

—Vaya, digno de la representante del llamado Padre de Todo. Sabes que solo es cosa de que toque nuevamente el rostro de la mandrágora para que nunca más te llegue aire al cerebro, mujer, así que mantén tu dignidad de gobernante y suelta esta espada —amenazó el Espectro, que estaba teniendo serios problemas para ganarle el pulso a la hermana mayor de Freyja.

—¡Hilda! —Al moverse tan solo un poco, nuevas raíces se agarraron a brazos y piernas de Hyoga, impidiéndole realizar un gesto más brusco, o el Chillido lo mataría, ya había sido testigo de ese sonido—. Maldición. —Por eso, liberó su blanco Cosmos, enfriándolo más y más mientras Hilda enfrentaba a Fyodor.

—Vamos, no seas ridícula, ¿quieres morir sin sesos, acaso? —inquirió éste, aun intentando levantar un poco la Balmung, que parecía haberse pegado al suelo desde que Hilda la tocó.

—Si pudieras hacerlo así de reiteradamente habrías terminado conmigo hace tres segundos. Cuatro. Cinco —dijo Hilda, con una cautivante y triunfante sonrisa en el rostro—. Y contando.

La espada comenzó a desencadenar un brillo sin igual, una etérea luz celeste que convirtió el trono dorado en uno de zafiros, y las ropas de Hilda en un vestido de tonos albos. Hyoga buscó con la mirada al líder de los Guerreros Azules, para que le ayudara a distraer al Espectro, cuando se topó nuevamente con la sonrisa de aquella que gobernaba sobre Sinigrado por cuna y reconocimiento.

—¿Hilda? N-no… no puede ser.

—Así es Hyoga. La líder de los Guerreros Azules, escogida por Odín a través de esta espada, está frente a ti.

Balmung lanzó un estallido de luz, como una bengala, y su resplandor llenó a Hilda de pureza y misterio, convirtiéndola en una silueta azul de la que Mandrágora raudamente se apartó.

—¿¡Qué diablos pasa con esta mujer!?

—H-Hilda…

Cuando la luz se fue disipando, la gobernante de Asgard estaba cubierta por una extraña, bella y elegante, pero muy singular armadura hecha de diamantes, al estilo vikingo, como el de una valkiria. Hyoga jamás había visto nada igual. Portaba un casco de cristal con alas de cuervo, hombreras de diamantina azules, una larga falda guerrera de blanco intenso, anillos de zafiro en los dedos, al igual que el grueso cinturón en el que brillaban siete intensos destellos blancos, que simulaban las estrellas más grandes de la constelación de Osa Mayor, el Carro sobre el que destella Polaris.

El piso tembló levemente, y la luz solar, invisible e inalcanzable en el norte del mundo, parecía asomarse con fuerza en el salón del trono, bajo un filtro aguamarina que calmó el corazón agitado de Cisne. Las ventanas brillaron como diamantes.

Hilda se puso de pie con la Balmung en alto, y Fyodor retrocedió atemorizado ante lo desconocido. Hasta Hyoga se hubiera puesto en guardia, nunca había sentido un Cosmos similar, no tanto por su intensidad, sino por su origen… parecía provenir de una zona del Cosmos que no conocía, un lugar místico al que no tenía acceso.

Sin embargo, algo le quedó muy claro, algo que no se cuestionó lo suficiente durante la batalla contra Drbal. El padrastro de Freyja buscaba desesperadamente obtener la espada Balmung, con la que juraba que destruiría a sus enemigos y le daría luz y paz a su tierra helada; y cuando la hoja apareció en las manos de Freyr, la utilizó justamente para demoler la estatua que representaba el maltrato de las costumbres y tradiciones asgardianas. Más que eso, no sabía qué tanto podía representar una espada, pero ahora sí conocía el misterio.

—El Ropaje Azul de Odín, que se convertiría en “Volündr” si lo hubiera usado mi hermano Freyr… en mis manos se transformó en Valkyrja, convocada a través de esta espada —sentenció Hilda, que irradiaba un Cosmos digno de una guerrera del mitológico Valhalla. ¿Acaso Freyja le ocultó lo que obviamente era su hermana mayor desde hacía meses, o también lo desconocía? Era la mejor razón para elegirla la líder de los Guerreros Azules—. De más está decir que solo yo puedo portar esta espada, así como este Ropaje Azul que Odín concede a sus elegidos, a menos que yo, también, dicte lo contrario. ¡Hyoga!

—¡S-sí! —respondió éste, como si estuviera frente a Saori… pero Hila era la representante de Odín, el Padre de Todo, no podía tomar algo así a la ligera solo por el fondo griego de su cultura.

—El Santuario también desea a Balmung, ¿verdad?

¿Qué hacía Hyoga ahora? ¿Mentía? Esa espada estaba sanando a la tierra de Asgard y pertenecía a sus dominios, además de que ¿para qué iba a necesitarla Saori? ¿Para tener una armadura? Lo dudaba mucho… Pero no ganaba nada con mentirle a alguien que conocía hacía tanto tiempo, además de que tenía sus órdenes.

—Atenea solicitó que llevara a Balmung al Santuario, pero estas tierras no le responden a Grecia, lo entiendo.

—Te equivocas, Hyoga. Y eso es lo que teme este Espectro, así como Hades, pues el trato que firmaron los asgardianos con los atenienses hace tantos siglos, no es solo una declaración de paz mutua.

—Los dioses nórdicos ya no gobiernan sobre este mundo —declaró Fyodor, llevándose lentamente, como si tanteara el terreno, la mano al pecho, listo para usar el Chillido Estrangulante de nuevo. En su rostro había un creciente temor, como quien no quiere cuenten un secreto poderoso—. No le deben nada a los atenienses tampoco, su tratado se anuló cuando Poseidón arrasó con el mundo, Atenea es una inepta para regir sobre los seres humanos… ninguno de los dos tiene nada que hacer en contra de Hades, solo les queda la muerte, ¡así que suelta esa espada!

—El tratado es, de hecho, más fuerte que nunca, Espectro —dijo Hilda, que bajó igual de lento la espada sobre su enemigo—. Odín nos protege, pero le debemos nuestra lealtad a Atenea, que rige sobre todos los seres humanos desde que su padre le entregó la Tierra.

Mandrágora se tocó el pecho. El rostro, amenazante, estuvo a punto de abrir la boca.

—No lo intentes, mujer, pues tengo el don del Rey del Inframundo, no puedo morir, y volveré a triturar esa maldita espada si la bajas sobre mi cadáver.

—Fyodor —dijo Hyoga esta vez, aún inmóvil, mientras pensaba en lo que su enemigo acababa de decir: Hades quería destruir a Balmung—. Si mueves esa mano, lo pagarás.

—Eres tú el que no puede moverse, ¿qué vas a…? ¿Qué? —Mandrágora trató de acariciar el rostro de su peto, pero tenía el brazo completamente inmovilizado. La máscara también estaba congelada desde hacía unos segundos—. ¿Qué demonios está pasando aquí? ¡No puedo moverme!

—Aproveché la luz azul de Hilda para hacer caer una tenue lluvia de nieve y hielo en este sitio, congelando las partículas de aire. —Hyoga se deshizo fácilmente de las raíces en sus piernas, y ningún chirrido se escuchó, así que avanzó con orgullo y confianza hacia ellos—. También murieron las plantas de aquí abajo, sabes que la flora no resiste muy bien el frío.

Luego, casi por cronómetro, llegó el crujido que Hyoga esperaba, y la horrible cara del Surplice de Mandrágora estalló al superarse su punto de congelación, que era, claramente, mucho menor al de un Manto de Oro.

Los eventos siguientes se sucedieron muy velozmente, casi por sí solos, como si el destino los manejara. Fyodor gritó e intentó golpear físicamente a Hilda. Hyoga utilizó su Polvo de Diamantes para congelarle las piernas y hacerle tropezar. La líder de los Guerreros Azules, portando a Valkyrja, bajó el filo de Balmung. Un gran destello iluminó la habitación y la sangre salpicó el suelo lleno de plantas congeladas.

Apagar el fuego y recuperar la calma en Sinigrado tardó un poco más.

 

02:00 hrs. 16 de junio de 2014. Hora de Sinigrado, Asgard.[7]

Hyoga sabía que debía regresar al Santuario lo antes posible, lamentó no poder disfrutar ni un poco su estadía en Aasgard, pero la situación le apremiaba. Aunque su diosa se lo prohibiera, había Espectros en Atenas, y su deber era luchar.

Freyja e Hilda estaban a su lado, frente al Mar Blanco que rugía con fuerza, en el altar desde donde la mayor de los hermanos rezaba a Odín por protección, portando el Ropaje Divino de Valkiria, para sanar la tierra de Asgard. El agua espumosa y perla reflejaba sus temores, no sabían qué ocurriría en el futuro ni les convenía hablar de ello demasiado, pues la barba blanca del mar en cualquier momento podía teñirse de negro y rojo, con los cadáveres que revivirían para empañar el mundo de oscuridad.

Freyja, que había salido sana y salva gracias al Guerrero Azul Hagen de Sleipnir, no abrazaba a Hyoga, pues su mirada era suficiente; en esos momentos, ambos sabían que acercarse más sería lo peor, pues tal vez nunca volverían a verse. Le entregó a su amigo de la infancia un pequeño amuleto, una pulsera de esmeraldas, como sus ojos, que el Santo rápidamente se ató a la muñeca, no tanto por respeto, sino que por una súbita y misteriosa fe.

Como esperaba, Hilda le acercó a Hyoga la maldita espada de Balmung, muy posiblemente por una estúpida razón de honor y respeto a Atenea que ya estaba harto de fingir que entendía, así que la rechazó.

—No puedo aceptarla, gracias.

—Es lo que Atenea te pidió que llevaras al Santuario, ¿no? Debes llevártela —instó la gobernante nuevamente, que lo miraba con sus ojos, pero gran parte de su atención estaba en los soldados asgardianos que quemaban los cuerpos ya deshechos de los Esqueletos que habían muerto en batalla, frente al océano.

—No, Hilda, no le debes nada a Atenea, somos reinos distintos. No importa qué tan poderosa sea Balmung, es de más ayuda aquí que en Grecia.

—Vuelves a equivocarte, Hyoga, pero no me extraña, lo que voy a decirte no es información que tendría un simple Santo de Bronce. Sin ofender. Pero quiero creer que Atenea confía bastante en ti para enviarte aquí, solo, y por eso sabe que mereces saber qué es realmente esta espada.

Hilda alzó la hoja, que nuevamente brilló con su misteriosa luz etérea, como Hyoga jamás había visto, fría pero intensa, dueña de reflejos oníricos que Freyja no pudo evitar contemplar con la boca abierta.

—Si bien la espada le pertenecerá siempre a Asgard y Odín, así como el Ropaje Azul en su interior, que ahora porto, también está construida de un material al que Odín jamás tuvo acceso. —Hilda volvió a sonreír con ese gesto tan propio, tan lleno de orgullo y aires de misterio triunfante—. Apuesto que piensas que jamás has visto algo así, cuando, de hecho, llevas este material puesto.

—¿Qué dices? —Automáticamente, Hyoga se miró su propio Manto, Cygnus, y recordó su composición: Gamanio congelado, Oricalco y Polvo de Estrellas, nada que se asemejara a ese sable—. No lo entiendo.

—Los artesanos de Mu, el continente perdido, construyeron, mucho antes que sus Mantos Sagrados, las Escamas que portan los Marina, usando gamanio y oricalco, que comenzó a escasear tiempo después. Tras la Guerra Santa contra Poseidón, Odín y otros dioses de distintos panteones se aliaron con Atenea, que se hizo con la victoria y cimentó su gobierno sobre la Tierra, y como muestra de buena fe, Atenea le dio regalos a cada uno de ellos, Tesoros Divinos, recibidos del arsenal del vencido Poseidón como dotes de guerra, para firmar la alianza y la paz. La particularidad de estas armas es que están construidos de oricalco en su estado más puro.

—¿Q-qué? ¿Eso significa…?

—Así es. La Espada de Balmung es uno de esos Tesoros Divinos, uno de los pocos objetos restantes en el mundo que está hecha de oricalco puro. Y sí, también estás ante un arma que posee más de cinco mil años —concedió Hilda, sin perder su singular y sensual sonrisa.

—No puede ser… pero, nuestras armaduras…

—El oricalco se perdió casi completamente tras construir los Mantos Sagrados de Atenea durante la primera Guerra Santa, que fue contra Poseidón, sería casi un milagro hallar un poco en alguna parte que no sea en estos Tesoros. Pero ni siquiera las armaduras de Atenea o las Escamas de Poseidón tienen oricalco puro, pues se les mezcló con gamanio; solo los Mantos de Oro y las Escamas Mayores poseen algo similar, gamanio en perfecta pureza, pero no el oricalco, que en su estado natural luce este tono azul… Al parecer, en aquella época no se valoraba tanto como ahora. Sea como sea, Odín puso este Ropaje Azul en la espada, que se convertiría en una clase u otra dependiendo de quién sería su Elegido… o, en este caso, Elegida, tras el deceso de nuestro hermano.

Hyoga, ante tanta sorpresa, intentó recuperar la compostura. Aunque fuera un arma tan espectacular, se le había concedido a Asgard, y ni Atenea tenía derecho a pedir de vuelta lo regalado.

—Eso no explica por qué tengo que llevarla a Grecia.

—No, aún no. Y eso es lo más importante que debes saber; hace dos siglos, los Santos de Atenea encontraron un artefacto poderosísimo que utilizaron para viajar al territorio de Hades en el cielo, el Lienzo Perdido, y para ello usaron el oricalco que dos Santos de Oro robaron en Atlantis a costa de sus vidas, de los que habrás oído bastante de labios de mi padrastro.

—E-espera un momento… ¿un artefacto?

—Sí, uno que utilizó el oricalco de Atlantis en su único viaje, y que funciona únicamente con este elemento. Lo necesitarán si quieren ir al inframundo a enfrentar a Hades directamente, que imagino es el plan de la actual reencarnación de Atenea. Me gusta su estilo, es de sentenciar las cosas de una sola vez. Y no se preocupen, este Ropaje Azul es más que suficiente para proteger a toda Asgard con el Cosmos que ha absorbido de la espada por miles de años, hasta que Balmung regrese por sí solo a seguir con su labor.

—Hermana, ¿eso significa que…?

—Es decir… que esta espada es una…

—Sí, una llave. Es la clave para despertar el Navío de la Esperanza.


[1] En Grecia son las 20:20 hrs del 15 de junio.

[2] Blue Impulse, en inglés.

[3] Tensho, en japonés; Tiansun, en chino, al ser una estrella celeste en la novela Al borde del agua. Es la estrella correspondiente a Zhang Shun, la “Línea blanca en las Olas”. En Mito del Santuario, por error de edición, no aparece la estrella celestial del dolor, pero hay dos estrellas terrenales del dolor.

[4] Apocalipsis de la mitología nórdica, la leyenda que relata cómo será el fin de todo.

[5] Silent Hill, en inglés.

[6] Strangle Shrill, en inglés.

[7] En Grecia son las 21:00 hrs del 15 de junio.


Editado por -Felipe-, 19 mayo 2018 - 21:07 .

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