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Compasión

Romance Drama Introspección SeiyaXShaina SeiyaXSaori ShunXJune

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11 respuestas a este tema

#1 Rihannon

Rihannon

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Publicado 26 noviembre 2013 - 22:10

¡Hola!

Aquí estoy de nuevo, esta vez con algo un poco distinto.

El fic es principalmente una colección de capítulos independientes, pero con una secuencia.  Les dejo la primera parte, si les interesa por favor háganmelo saber.

 

Advertencias:  Nada que sea demasiado para un fan de Saint Seiya, sin embargo, las escenas de combates son escasas.  Este trabajo pretende ser un relato más bien introspectivo, que explora los sentimientos de los personajes.  Principalmente romance y drama pero algo de comedia también.

 

Renuncia: No tengo ningún derecho sobre lo que concierne a Saint Seiya (Los Caballeros del Zodíaco) o sus personajes, todo ello pertenece a Masami Kurumada y su genio creativo.  Si yo tuviera algo que opinar al respecto, Seiya y Shaina terminarían siendo pareja, y la verdad no veo que las cosas marchen por ese rumbo. 

 

En fin, ¿si no para qué están los fanfictions?

 

COMPASIÓN

 

Un Fanfiction de Saint Seiya (Los Caballeros del Zodíaco)

 

1.       Prólogo

 

Dime, mi Diosa… ¿Por qué he sido recompensado con el espejismo que es mi amante? ¿Acaso por fin hice algo bien en esta vida, o acaso fue en otra? 

 

Mi dama de arena, mi amazona centellante.  Mientras duerme sobre su costado, sus contornos delineados y fuertes son las dunas del desierto donde suelo perderme.  Su piel está hecha de millones de infinitesimales joyas, armadas con múltiples bordes filosos como cuchillos.  No opone resistencia alguna a mi avance, pero al deslizarse sobre mi espíritu, poco a poco va desgastando las asperezas.  Lentamente… día con día, año con año, va puliendo mis cicatrices secretas.  Ella quiere hacer que el dolor pare, quiere hacerme brillar de nuevo.

¿Por qué, por qué mi Diosa? ¿Por qué la indiferencia ante mis súplicas?  Sólo necesito saber… ¿esto que ahora tengo es realmente una bendición, o solamente el preludio al infortunio que me dará el golpe final, acabándome por fin?  No sé cuáles son tus pensamientos o cuál es tu plan para mí, pero ten en cuenta que tan alto como me dejes subir, así de terrible será la caída… y esta vez quedaré deshecho en tantos pedazos que nadie, ni siquiera tú mi amada, podrá juntarme de nuevo. 

 

¿Que si estoy tratando de amenazarte? 

 

No… no podría. 

 

Es mi miedo a perderla, después de haberte perdido a ti.  Hace tanto que no te veo, y no sé si vuelva a hacerlo (en esta vida, al menos)… Sólo sé que moriré si alguien la aleja de mi lado.  ¿Me oyes,  Atenea? ¡Me muero!

 

No me atrevería a amenazarte, jamás.  Solamente te pido que lo tengas en cuenta: si dejas que esa arena se vaya de entre mis dedos, pasarán otros doscientos años antes que vuelvas a verme.

 

 

 

2.  Jóvenes amazonas

 

Algo en ella comenzó a cambiar poco después de tu partida.  Dejó de lado las tosquedades y los apodos.  Dejó por completo esa insoportable actitud todopoderosa.  Un día noté que podía saber cuando ella sonreía, aún con esa máscara nefasta sobre su cara. 

 

Después de un tiempo dejó de usar la máscara durante el día, excepto ante los guardias del Santuario o de forasteros.  Era contemplativa igual que siempre, pero ahora su trato hacia los subordinados era del el tipo que demanda obediencia por respeto, y no por miedo.  Poco a poco creció en compasión mientras crecía como mujer.  Más radiante cada día, como luz cálida del sol; cada día más llena de tu esencia.  Yo me preguntaba qué fue lo que tú hiciste para transformarla, y pasaba mucho tiempo especulando sobre qué sería lo que ustedes dos tramaban…

 

Ella solía acompañarnos, a Shun y a mí, a la orilla del mar… contemplando… recordando.  Llegaba con el rostro descubierto  y se sentaba entre los dos.  Tomaba mi mano en una de las suyas y la de Shun en la otra, y sonreía.  Sus ojos brillaban por las lágrimas no derramadas.

 

Sabes que esas lágrimas que eran por ti, ¿verdad?

 

Por supuesto que lo sabes.

 

Ella decía que llorar ya no la avergonzaba, que la compasión en el corazón de sus Santos te hacía una Diosa feliz.  Ella decía que tú querías vernos felices también.  ¡Ah,  Saori! ¡Cuánto sentíamos tu falta! No podíamos estar lejos del Santuario por mucho tiempo, pues solamente dentro de sus fronteras nos sentíamos cerca de tu presencia.

 

α

 

Yo sé que siempre tuve debilidad por ella, pero de ninguna forma pude prever la forma en la que esa mujer sacudiría mi mundo desde su centro mismo. 

 

Pero, creo que para darme a entender debo empezar desde el principio.

 

Hacía cerca de un año desde que Shun decidió echarse a andar por el mundo.  Se fue con la idea de encontrar a Ikki, o a encontrarse a sí mismo, o quién sabe realmente a qué.  –Volveré pronto, Seiya - murmuró-, pero primero es necesario que encuentre…

 

-No me hacen falta tus explicaciones, Shun -le dije.  Su expresión me hizo ver que mi voz estaba cargada con un poco de amargura.  –todos se van, ¿qué te detiene?

 

Él siempre resintió la dureza de mis palabras, debí tener un poco más de tacto.  –Sabes bien que volveré -dijo él, con una resolución tal que destruyó mis intentos de pesimismo. 

 

Y él volvió antes de lo que yo esperaba.  No trajo de vuelta a Ikki, pero tampoco volvió solo.  Luego de abrazarme hasta la asfixia, dijo algo así como –Seiya, ¿recuerdas a June?

 

Yo recordaba, desde luego que sí, a una niña flaquita y cataléptica que una vez Shun llevó en sus brazos cuando aún estábamos en Japón, antes que partiéramos hacia el Santuario por primera vez.  Ella llegó tratando de disuadirlo de la tarea imposible que estábamos emprendiendo.  Estoy seguro de que él volvió a verla de vez en cuando, y así también hablaba de ella… Pero nunca mencionó lo endemoniadamente atractiva que la chica se había vuelto.  –Infeliz suertudo – murmuré, y luego me dirigí a la muchacha mientras me pasaba los dedos por el cabello en un lamentable intento de verme despreocupado –me da gusto verla, señorita.

 

June dijo que se iba a buscar a Marin y a Shaina, yo asumí que se trataba de algún asunto de amazonas, pero luego mencionó algo sobre ir de compras.  Yo creí que había oído mal (su griego no era muy fluido en ese entonces), pero realmente no le puse mucha atención.  Yo estaba muy entretenido con la forma en la que Shun la veía mientras ella se alejaba.

 

-Y, -decidí que era tiempo de romper el trance-, ¿por qué no damos una vuelta y me cuentas qué hay de nuevo?

 

-Sí, claro… Por qué no… -me respondió, ausente.

 

Caminamos mientras él me contaba sobre su búsqueda de Ikki, que fue completamente sin sentido, y de cómo la Isla de la Reina Muerte no era nada mejor de lo que Ikki describió.  Sobre cómo buscó y buscó hasta finalmente reconocer que tal vez Ikki no quería ser encontrado.  Creo que más preciso decir que tuvo algo así como una epifanía, a consecuencia de de una señora fiebre que se consiguió en alguna parte cerca de Malasia.  Apuesto a que debió darle una buena sacudida a sus sesos, porque se necesita algo de ligas mayores para hacer desistir a Shun.  Como sea, me contó de cómo llegó a la Isla de Andrómeda, para ver cómo iban las cosas por allí.  Encontró que la paz de Atenea les había llegado de alguna forma, pero luego de las proverbiales visitas de los Caballeros Dorados, los isleños necesitaban algo de motivación.  Decidió quedarse allí algún tiempo… eso sí, la isla no fue la única razón, pues allí fue que también encontró a June.

Paramos a descansar bajo la sombra de un árbol, en un sitio desde donde veíamos de lejos  la orilla del mar.  La vista de Shun se perdía en el azul del agua que brillaba bajo la luz insistente del sol, yo por mi parte permanecí en silencio, tratando de no arruinar el momento.  Creo que esta comprensión silenciosa entre  él y yo debe venir de la era mitológica, no tengo otra explicación.  Estuvimos un rato en silencio, me sentía muy bien estando sólo así, y cuando finalmente habló me encontró con la guardia baja.

 

Según recuerdo, nuestra conversación fue algo parecido a esto:

 

-Seiya… Ehem… Yo… me voy a casar con June.

 

-¿Uh?

 

-Dije que voy a ca…

 

-No.  Te oí la primera vez.

 

-Ah, sí, claro… -él enmendó.  -Pues… Me preguntaba si quisieras ser nuestro testigo.  Sería un gran honor para nosotros.

 

-¿Yo? –Todavía no me recuperaba de la noticia, ¡y luego me tiraba esto encima, como si nada! – ¿Y qué hay de Hyoga?, es decir, seguramente se molestará si no lo tomas en cuenta.

 

-Ah, él está avisado y prometió que vendrá, al igual que Shiryu –dijo alegremente.

 

Y entonces entendí que era él último en enterarme, ¿por qué no me sorprendía?  No quería seguir hablando, pero Shun insistió.

 

-Y bueno, ¿qué dices?

 

-No sé…

 

-¿No?

-No sé qué decir.

 

-Ah, ya veo.

 

Y allí estaba de nuevo esa mirada herida de él… no tiene idea de lo que hace conmigo… o tal vez sí sabe y siempre supo… no que importe ahora.  Sabía que no estaba siendo justo con él y comencé a sentirme mal al respecto, no era mi intención romperle el corazón cuando me lo estaba confiando.  –Hmmm, entonces… ¿ya tienen fecha?  -pregunté, y su cara volvió a relajarse.

 

-Bueno… -dijo tímidamente –estaba pensando en… ¿mañana?

 

Ahora, o escuché mal o estaba alucinando.  -¡¿AH?! –grité, mis ojos se abrieron para darle la mirada de “¿Hoy sí se te botó la canica o qué?”.

 

-Yo sé que es pronto, espero que Hyoga y Shiryu logren venir… pero si no, supongo que podríamos esperar un día o dos…

 

-¡Pero Shun! ¿Tienes qué? ¿Dieciséis años?

 

Él se rió alegremente –Seiya, soy mayor que tú, aunque no por mucho, pero sabes bien que no tengo dieciséis.

 

Pues sí, tenía razón, pero yo era muy joven para estar pensando en casarme, y él también. 

 

–Bueno, pero… ¿por qué la prisa?  No es como si nos fuéramos a la guerra la semana próxima, o que el mundo se fuera a acabar… -esto último me salió algo chistoso, tomando en cuenta la historia de nuestras vidas-, o a menos que hayan metido las patas o algo así…

 

Estaba esperando que me mandara a cerrar la boca, o al menos que se riera un poco, pero nada.  Por un segundo sentí congelarme, cientos de imágenes terroríficas pasaron por mi mente: guerra, desesperanza… la tierra bebiéndose tu sangre como dulce néctar… junto a la sangre de todos nosotros.  Cuando volteé a verlo pude distinguir el sonrojo en sus mejillas, y no volteaba a verme.  Sentí que el alivio que me caía encima como una cascada, refrescándome.  No pude evitar reírme un poco –Oh. Mi. Diosa… ¡ESTÁN EMBARAZADOS!  -ni soltar en seguida la carcajada-, ¡Estáas en probleeemaas!

 

-¡Seiya! -me regañó,  su cara estaba mostrando una variedad de tonos de rojo que hubiera avergonzado al catálogo de la tienda de pinturas.  Luego de un par de minutos de risa escandalosa, logré calmarme lo suficiente para recuperar la compostura.  Estaba encantado, hacía mucho tiempo que no reía tan gozosamente.  Él volvió la vista hacia mí y sonrió, se veía feliz… realmente feliz.  Su sonrisa siempre me hizo mucho bien.  Seguimos sentados en confortable silencio, el sol se estaba poniendo y regalándonos el más increíble espectáculo de nubes coloreadas.

 

-Por supuesto que seré tu testigo.  Eres mi hermano, no necesitas preguntar.

 

-¡Ah, qué bueno! -exhaló con alivio.

 

-Pero sabes, voy a extrañarte. –Dije, aunque estaba sonriendo.  Él tenía el mismo derecho a la felicidad que los otros, sólo porque yo era un necio y no podía mantenerme lejos del Santuario no significaba que él tuviera que hacer lo mismo.  Ahora él también se iría, y yo me quedaría… y ésta vez de veras solo.  Era natural… debí haberlo anticipado, pero ¡Dioses! ¡Sí que dolía!

 

-¿A qué te refieres? –se veía confundido.

 

-Cuando tú… ya sabes… te vayas.  A vivir con ella en tu casita de la pradera, con un cerco blanco rodeado de flores, y pajarillos cantando…

 

-¡Ah! –se rió.  –De hecho, esperábamos poder quedarnos aquí.  Me imaginé que no te importaría que tomáramos mi dormitorio… Desde luego que pensaba consultarte primero, no es mi intención imponerme… -y luego siguió parloteando pero no le puse atención.

 

-Entonces, ¿piensas quedarte? Le interrumpí, sólo para estar seguro.

 

-Sí, Seiya.  Yo… tú… me has hecho mucha falta.  –Dijo tímidamente, -es que ha sido así por un largo tiempo, sólo nosotros dos… y no podría dejarte aquí solo… Es decir, si estás de acuerdo.

 

-Hm. Déjame pensarlo por un momento. –Hice una mueca de falsa reflexión-,  serías tú, la señora, el pequeño y chillón capullito de alegría… y yo.  Creo que puedo vivir con eso. 

 

Esta vez su sonrisa no cabía en su cara, y su alegría era contagiosa.  No pude evitar sentirme conmovido y agradecido de tenerlo de hermano.   Salté hacia su lado, atrapándole el cuello con mi brazo izquierdo mientras le alborotaba bruscamente el cabello con los nudillos de mi mano derecha.  – ¡El tímido de Shun va a casarse! ¡El mundo está chiflado! –me burlé, y luego reí un poco más.

 

-¡Ya basta, Seiya! Se quejó, pero luego él también se echó a reír.

 

---

 

Hyoga apareció al día siguiente.  Con sus tendencias a la soledad igual que siempre, no quiso hablar sobre su vida en el Gran Hielo.  Se veía bien, la cicatriz en su ojo derecho estaba comenzando a desvanecerse.  O tal vez era que ya no podía verla, porque cada vez que nos encontrábamos, su cabeza estaba más arriba.  Es decir, ya había pasado los veinte años, ¿no era como hora de que parara de crecer?  Supongo que no le llegó el recordatorio de “ya estás suficientemente alto, ahora puedes parar de crecer”… y el asunto ya se me estaba volviendo cansado.

 

Esa misma tarde llegó Shiryu, confieso que fue muy bueno verlo de nuevo.  A su lado estaban Sunrei, siempre encantadora, y su hijo Long.  Ese pequeño contagia la alegría a donde quiera que vaya.  Pasamos una velada agradable en mi casa, conversando y recordando los viejos tiempos. Hacía tiempo que no estábamos juntos los cuatro, fue muy bueno tenerlos cerca.

 

La boda fue al día siguiente.  Fue una ceremonia muy simple y privada, en la alcaldía de un pueblo vecino al Santuario.  Ellos dos sí que eran una pareja extraordinaria, ninguno de los dos necesitaba mucho arreglo para verse como los modelos en la portada de una revista de moda.  La diferencia es que estos dos estaban genuinamente felices. 

 

Con todo, la verdad es que a penas si recuerdo algunas cosas, pues algo más estaba ocupando mi atención. 

Marin y Shaina también asistieron a la boda.  Marin llevaba un vestido muy formal y discreto, y la máscara.  Fue la primera vez que la vi vestida con algo así, pero no era nada que no pudiera manejar.  Shaina en cambio… ¡Ah, mi querida Diosa!  Traía aquel vestido sin mangas, de color azul celeste.  Puedo jurar por todos los dioses (excepto por ti, por supuesto) que no estaba tratando de averiguar más de la cuenta, pero es que la tela se ceñía a su cuerpo de una forma que debería estar prohibida por la ley.  Se veía un poco más pequeña, aún con el cabello sujetado arriba, mostrando la longitud completa de su cuello.  Después me di cuenta que era porque llevaba unas sandalias de suela plana.  Creo que ella no se sentía nada cómoda, tal vez esperaba que nadie en el pueblo (además de nosotros) la reconociera, vestida como estaba.  Supongo que solamente llegó a la boda ante la insistencia de June, porque no quería decepcionar a una colega Amazona.  O tal vez solamente estaba tratando de volverme loco.  En cualquier caso tuvo éxito.

 

Yo, por mi parte, fallé miserablemente.  Fingí estar poniendo atención al par de tórtolos intercambiando sus votos.  Traté sinceramente de seguir la secuencia de los eventos, y recuerdo que en algún momento firmé algo, y solamente espero haber escrito bien mi nombre.  Traté de no admirarla desvergonzadamente, pero todo era de por gusto.  Shiryu y Hyoga se intercambiaban miradas socarronas, y yo estaba seguro que no eran a causa de los recién casados.  Me sentí expuesto por los ojos indiscretos de mis más queridos amigos.  Sucios traidores, ya se las verían con migo más tarde.

 

Después de la boda fuimos a almorzar a un sitio todo elegante.  Creo que la Fundación Gaude pagó por todo, porque no me acuerdo de haber visto siquiera la cuenta.  A quién le importaba, de todas formas… I aunque me importara un DIABLO, tampoco estaba de humor para una escena.  Además, el asunto de “Shaina en el vestidito azul” me estaba haciendo pasar un mal rato.  Ella estaba sentada a mi lado.  Maldición, a esa distancia podía sentir su aroma.  No se había puesto ningún perfume, era sólo su aroma.  Ese mismo que yo recordaba de las peleas, de las batallas… y de todas las veces que usó su cuerpo como mi escudo.  Aquel día su aroma me aseguraba nuevamente que era ella, la mujer que profesó su amor por mí, años atrás.  Me pregunté si detrás de esa mirada fiera, la amabilidad que pude ver en sus momentos vulnerables todavía estaba allí.  Ella sabía… sabía que yo conocía ese lado suyo.  Me preguntaba por qué lo negaba con tanta vehemencia.  Tan orgullosa… y tan bella… Sin embargo, hubo un tiempo en el que no mostró que le importara que todos presenciaran su entusiasmo de morir por mis manos.  Me alegra que no se haya salido con la suya, que desperdicio tan terrible hubiera sido.

 

Pasamos allí la mayor parte de la noche, tal vez hablando, bebiendo, bailando… honestamente no recuerdo más que mis pensamientos viajando hacia la mujer sentada a mi lado.  Después de muchas horas y varios tragos, las apariencias dejaron de importarme y me dediqué por completo a estudiar sus gestos y ademanes.  Aparenté estar enfocado en sus palabras y sus conversaciones con los otros, pero la verdad es que estaba en un trance inducido por los movimientos ágiles de sus labios y la danza de sus pestañas.  No hubo más qué discernir por el resto de la velada.

 

Antes del amanecer nos despedimos de Shun y June cuando anunciaron que tenían un bote a Italia que tomar.  Iban a pasar allí algo así como un par de semanas, y luego regresarían a casa para comenzar con su vida (mejor dicho “nuestra vida”) juntos.  El resto de nosotros caminó de regreso a mi casa, todos muy cansados y listos para dormir toda la mañana.  La mayoría cayó inconsciente al nomás llegar, con excepción  de Marin que desapareció en alguna parte del camino, y Shaina, que se despidió y emprendió el camino hacia su casa.  Esperé un momento muy breve antes de darme cuenta que nadie estaba interesado en lo que yo hacía, y fui tras ella.  La alcancé en menos de un minuto -¡Hey! –Grité-, déjame que te acompañe. 

Ella volteó para verme, sus ojos verdes y somnolientos me rogaban por un momento de paz.  No que fuera a dárselo.  Caminé a su lado en silencio.  Me pregunté qué pasaría si tratara de tomar su mano… ¿Me dejaría? ¿Me haría saborear el polvo del camino?  Cuando estaba considerando que un poco de tierra en mi boca no era un precio tan alto que pagar, ella se volvió hacia mí y habló.

 

-Mira Seiya, está amaneciendo.

 

Y así era, ciertamente… dentro de mi alma.



#2 Archad

Archad

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Publicado 27 noviembre 2013 - 13:42

Vaya el casorio de los personajes Shun y June me ha recordado un anime que vi hace algún tiempo, en que también los personajes se casan, aún así un peligro acontece y la dama esposa de uno de ellos le pide que vaya a ayudar a sus amigos, pues amigos son y eso es muy importante.

 

Desde luego es una historia de mucho corazón y mucho sentimiento por parte de todos, cosas que pudieron ser y que no los son y que aún pueden ser en el caso de Seiya. Bueno el tema es que siempre se ha corrido el bulo de que Shun podría ser homosexual no obstante yo no lo comparto y si así fuera bien por él. 

 

Para hacer una historia así hay que tener mucho sentimiento y comprender muy bien pienso esos sentimientos que siempre en algún momento suelen venir muy bien al espíritu y alma humana... como dije una historia desde el corazón y otra cosa nueva dentro de este mundo de Saint Seiya... siempre me pregunté que ocurriría durante los tiempos de paz... y veo muchos niños eso o es una bendición o un palo.

 

Muy bien compañera como en tu anterior Fic una historia bastante bien redactada y con ese plus que te hace seguir las letras para obtener más información. esto del fic y de crear historias son mejor si a uno le salen desde el corazón. Por lo tanto me gusta, por mi si quieres puedes seguir subiendo temas de estos. es un relax después de tanta lucha... aunque a mi me apasione mucho la lucha, la inteligencia y desde luego el amor.

 

PD. Lo bueno de esto es cada cual escribe lo que quiere y como quiere, siendo todo muy respetable.

 

un saludo y me alegro de haber leído y comentado esta historia...

 

Por cierto muy buenas palabras al final del fic... llenan bastante y sirven para mucho. (Se nota que quieres que Seiya y Shaina  acaben juntos ;O)))


Editado por Archad, 27 noviembre 2013 - 13:44 .


#3 Rihannon

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Publicado 27 noviembre 2013 - 19:32

Muchas gracias Archad por tus palabras, siempre aprecio tu amabilidad.  Aprecio muchísimo el que te tomes el tiempo de comentar tan generosamente.

Y claro, desde chica siempre quise que Seiya y Shaina terminaran juntos.  Ahora que soy mayor, entiendo que gente como ellos difícilmente tendrían una relación normal y del tipo "para siempre", pues ambos son guerreros que tienen su deber ante todo.  Claro que también, su misma forma de vida lleva consigo el "vivir el día"...  Eso ayuda a que aunque no sea un "amor eterno" de aquellos, serían  buenos candidatos para un romance intenso, lleno de drama y emociones.  

 

Y bueno, esto es lo que trato de explorar en el fic.  Mi intención es ir publicando el resto poco a poco en este foro, espero que siga siendo de tu agrado.

 

Muchos saludos y éxito en todo!



#4 Rihannon

Rihannon

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Publicado 27 noviembre 2013 - 19:50

Ah, se me olvidó agregar algo más!

 

En cuanto a si Shun es gay, pues... creo que el autor dejó esto a la interpretación del público.  En lo personal, creo que hay que considerar varias cosas...  Coincido con  la mayoría de personas con quienes he comentado el punto, en que el Shun que vimos en el Anime es muuuuucho más "afeminado" que el que creó Kurumada en primer lugar.  El Shun del manga me recuerda mucho a un niño de 13 años (que no hay que olvidar que eso es), que si bien es algo delicado, el asunto va más bien por que su apariencia sea un poco "femenina".  Honestamente, muchos niños de esa edad bien pasarían por niñas, y eso no los hace ser gays, y creo que la intención del autor con él (y con Hyoga) era hacerlos muy "lindos", lo cual fácilmente cae en que parezcan chicas, en especial en oriente (donde ya sabemos que a veces es difícil distinguir si "es chico o chica", aún en jovenes adultos).

 

Lo que quiero decir es que hay que tratar de ver esto dentro del contexto que fue creado, y que algo que en occidente no daría lugar a duda, podría haber sido planteado con otra intención en una cultura que tiene visiones distintas.  En especial siendo que el personaje de June incluyó nuevos elementos al problema...

 

No es que me molestaría si Shun fuera gay, en absoluto...  Es nada más que se me hace una imagen forzada por el anime, que tal vez no sea lo que el autor pretendió en un principio.  Y más si no hay una postura oficial al respecto...  Y hasta que la haya, cada quién tendrá su opinión, y todas son respetables.

 

Otra vez gracias, nos escribimos pronto!



#5 Rihannon

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Publicado 02 diciembre 2013 - 01:04

Bueno, en vista de que algunas personas han visitado el fic, dejo la siguiente parte... espero les agrade!

 

 

3. Rumbo perdido

 

Desde la creación de mi alma hasta el fin del universo, tú eres la razón de mi existencia.  Por ti rompí las columnas que sostenían el océano.  Fui al infierno y al cielo, y volví.  Desafié a los mismos Dioses, y luché contra ellos.

Mis hermanos y yo éramos sólo unos muchachos mortales, pero jamás hubo duda en nuestros corazones… porque todo lo hacíamos por ti.  No había tarea demasiado dura mientras supiéramos que escucharíamos tu voz, infinitamente encantadora, y que sentiríamos el milagro de tu cosmo.

 

Lamentablemente, he de decirte, en esta vida soy más que tu guerrero o tu campeón.  Soy  un hombre como tantos otros.  Que tiene un nombre, un corazón de músculo que late, y sangre caliente dentro de sus venas.  Tú te arrancaste de mi lado, voluntariamente.  ¿Cómo podrías demandar la totalidad de mi devoción?   Ella decía que tú no pedías eso, que tú sólo ansiabas que encontráramos algo de felicidad… y paz.  Lo decía con tanta frecuencia que comenzó a sacarme de quicio.  ¿Cómo podría ella saber lo que tú querías de mí, y lo que no?  Cada día se asemejaba más a una doncella de tu templo.

 

Celestial…

 

… inalcanzable.

 

Un día me di cuenta de que la estaba perdiendo, por ti.  Sentí que mi corazón mortal se destrozaba, no podía dejar que eso sucediera.  Sin siquiera desearlo, traer de vuelta a la Shaina que yo conocía se convirtió en mi cruzada personal. 

No me entiendas mal, para mí no era difícil.

 

O

 

Como decía, Shun estaba de viaje con su nueva esposa, Hyoga y Shiryu (y la familia) se fueron de vuelta a sus respectivos lugares, y yo me había quedado en soledad con mis pensamientos… Pensamientos algo desvergonzados que involucraban a una cierta mujer italiana en un cierto vestido azul celeste, y que se rehusaban a dejarme en paz.  Necesité echar mano de todo lo que había en mí, y de toda la mañana, para reunir el valor necesario para ir en su búsqueda.  Después de medio día decidí que era tiempo, no tuve dificultad alguna en rastrear su cosmo, estaba entrenando a sus pupilos y eso lo hacía aún más fácil.

 

Me senté a verla enseñar, plenamente consciente de que la estaba haciendo sentir incómoda, pero encontrando un placer sórdido en ello.  Sus movimientos eran inmisericordes, pero aunque lo intentara no podía esconder la gracia con la que los ejecutaba.  Trataba rudamente a sus estudiantes, pero creo que era más que nada para disfrazar su paciente dedicación, y la satisfacción que su progreso le inspiraba.  Era una buena maestra, igual que Marin.  Sentí algo parecido a nostalgia de mis años infantiles en el Santuario… sí, los mismos que en su momento odié con todas mis fuerzas.  Ya sé, irónico.

 

No tuve que esperar mucho para que las lecciones terminaran, y me dio la impresión de que la prisa tenía algo que ver con mi presencia.  No que fuera a quejarme.  Una vez todos los chavales estaban fuera de vista, ella se volvió y caminó hacia mí.  Se sentó cerca, en el suelo, abrazando sus rodillas.  Sentí que debía decir algo así que hablé lo primero que me vino a la mente.

–Me siento algo nostálgico, de verte con tus alumnos, quiero decir.

 

Ella no me respondió, pero detrás de la máscara había una sonrisa.  Como te dije, yo podía darme cuenta.  – ¿Qué tal si entrenamos un poco? –pregunté, aunque no me explico de dónde salió esa idea.

 

–Uh? –ella sonaba sorprendida  –Yo…

 

–Esos niños no son reto para ti, ¿no me digas que no extrañas los verdaderos combates?

 

–Tú dijiste que nunca más ibas a pelear conmigo, y no fue hace tantos años.

 

Pues sí, ella estaba en lo cierto. –Supongo que cambié de opinión.  Además, solamente sería práctica, no es como si te estuviera retando a un combate a muerte –.  Me pareció que esto último la molestó un poco, yo sabía que ella detestaba que no la tomara en serio.  Estúpido de mí.

 

No me respondió de inmediato, luego de un momento se levantó y comenzó a alejarse.  –Lo siento, se hace tarde.  De veras tengo que irme.

 

Salté de la piedra donde estaba sentado y la sujeté de la muñeca, -Shaina, por favor… –Ella se volvió hacia mí, su endiablada máscara tenía esa mirada inexpresiva que me daba escalofríos.  De inmediato dejó caer su rostro y sus hombros, mientras exhalaba fuertemente.  Era una señal de rendición, una vez más rogándome que la dejara ir.

 

–¿Para qué? –preguntó con voz desmayada.

 

–Ya te dije, por los viejos tiempos.  –No tenía nada mejor que decir.

 

Ella levantó la cara y me vio directamente a los ojos, y en ese breve instante me pregunté si sería muy tarde para retractarme.

 

–Muy bien, Seiya, pediste un verdadero combate.  No se te ocurra contenerte, porque yo no pienso hacerlo.

 

O

 

Adoptó su postura de combate y esperó a que yo tirara el primer golpe.  Tuve que complacerla, esto era mi idea después de todo.  Se movió ágilmente para evitarme, sólo lo justo para interceptarme con un codazo en el pecho.  Recibí el dolor con una sonrisa.  La última vez que peleamos ella tenía una velocidad superior al sonido, pero yo sabía que en los años subsiguientes se esclavizó con entrenamientos inmisericordes.  Todo el sacrificio rindió fruto, ella era mucho mejor de lo que yo recordaba.  Excelente.

 

Intercambiamos golpes y patadas durante algún rato, sin que nadie tomara la delantera.  Así siguió hasta que ambos entendimos que era necesario un cambio de estrategia.  Nos mantuvimos aparte, sin movernos, sólo mirándonos.  Los dos estábamos calmados y listos, un par de viejos guerreros con demasiadas cicatrices sobre nuestras espaldas.

 

-Entonces, -dije- pensé que me ibas a dar un verdadero combate.  No me decepciones, Shaina.

 

Escuché su grito furioso mientras emprendía en mi contra.  Era rápida, como dije antes, pero también era muy lista.  Tiró una finta y yo caí, antes que pudiera moverme me tenía en línea para recibir su “Garra de Trueno”.  Sentí miles de volteos corriendo a lo largo de mi cuerpo,  trayendo de vuelta algunas memorias… mi cuerpo se estremecía de glorioso sufrimiento.  ¡Ah, mi amada Luna, mi Diosa!  Esta fue la primera vez en mucho tiempo que me sentí verdaderamente vivo.  Caí al suelo y no traté de levantarme.  Ella se quedó parada, viéndome. 

 

Yo deseaba ver su rostro, desesperadamente.  Añoraba sus ojos apasionados y esa máscara me los estaba negando.  Volé de vuelta sobre mis pies a la vez que tiré un puñetazo directo a su cabeza.  Fue rápido y la tomé desprevenida.  Mi puño golpeó a un lado de su cara, quisiera pensar que fue lo suficientemente moderado como para no golpearla, pero con la fuerza necesaria para hacer caer la máscara.  Seguí con la vista la máscara, hasta que golpeó el suelo, ahora parecía una hoja de chatarra y ya no la cara de un demonio.  Frente a mí, en donde antes estuvo el endiablado pedazo de metal  ahora había un rostro angélico.  El ángel iracundo me haría pagar por mi atrevimiento… sonreí satisfecho, -no lo hubiera querido de otra forma –susurré, sólo para mí.

 

Ella no movió un solo músculo, su voz baja y temblorosa. – ¿Por qué… por qué haces esto?

 

–¿A qué te refieres? –Respondí su pregunta con otra, haciéndome el que no entendía ni le importaba.  Me escuché hablando con frialdad a la mujer que siempre estuvo de mi lado.  Diosa, Diosa… Desde luego que ella se hubiera quitado la máscara sólo con que yo se lo pidiera.  Yo sé que me estaba comportando como un estúpido,  pero en aquel momento no podía evitarlo.  Yo… yo creo que en el fondo no pretendía ser  cruel, pero pelear con ella trajo de vuelta el calor a mi sangre.  Todos los sentimientos crudos que mantuve encarcelados en el rincón más lejano de mi psiquis, ocultos por años detrás de mi desolación, comenzaron a liberarse:

 

Incredulidad, de tu abandono.

 

Furia contra mí mismo, porque sin ti estaba perdido.

 

Furia en contra tuya, porque tus motivos y tus métodos me permanecen ajenos.

 

¡Y terrible… hiriente… desoladora furia en contra de ella!  Porque tú hablabas con ella pero no conmigo, porque ella podía entenderte y yo no.  Me sentí traicionado por ambas, my dulce Saori y mi fiel amiga… Mujeres arteras… el sufrimiento era igual de intenso que mi amor por ustedes.

 

–¡Ossshhh! –Se quejó–, ¡cállate Seiya, mejor cuida tu guardia!

 

Se lanzó en contra mía, estaba perdiendo su concentración.

 

–¿O qué? –Continué con el asedio– ¿qué podrías hacerme tú? 

 

Ella siguió tirando golpes, pero yo no tenía problemas para evitarlos.  –¿Qué es lo que te tiene tan furiosa? ¿Es porque tiré tu máscara?  Te ves mucho mejor así.

 

–¡Callla… te! –Ella jadeaba, cada vez sus golpes eran menos precisos, cada vez estaba más y más furiosa y al parecer ya no le importaba que el enojo afectara sus capacidades.

 

–¿Por qué? ¿Cuál es el problema? ¿Desde cuándo te molesta que vea tu cara?

 

Ella paró en seco y sus ojos me gritaban su incredulidad y temor, como si supiera lo que yo diría a continuación:

 

–¿O es que ya no me amas?

 

Pues sí, lo dije.  Si alguien me hubiera dicho que sería capaz de tirar un golpe tan bajo, lo hubiera negado.  Aún así, lo dije.  ¿Mencioné lo “estúpido” que estaba siendo en ese momento?  Pues creo que el término ya no es suficiente a partir de éste punto.  Tal vez “imbécil”, sí, eso podría servir…  En fin, estaba yo comportándome con el peor de los imbéciles, y aún cuando ella retrocedió,  sus ojos enormes y temblorosos, y sus pupilas encogiéndose; no entendí que ya era suficiente.  Sus ojos se llenaron de lágrimas rápidamente y comenzaron a derramarlas.  Sus puños estaban apretados a ambos lados de su cuerpo, los músculos de sus brazos estaban tensos de una forma que se veía dolorosa. 

 

–Cierra… la maldita… boca–.  A penas si pude escuchar su voz.

 

–Oblígame, si puedes.

 

Lo siguiente que supe fue su puño atravesando mi cara, de un lado al otro.  No estaba listo y tuve que dar un paso atrás.  Dioses… se veía tan bella así de furiosa.  Se lanzó hacia mí, pero esta vez no tuve problemas para evitar sus golpes, su concentración se había ido por completo.  Aproveché su impulso para sujetar sus hombros, pivoteé utilizando la inercia de su propio movimiento, forzándola a girar.  Su espalda chocó contra una pared, produciendo un sonido seco.  La pared se rajó detrás de su cuerpo y ella dejó salir un gemido, sus rasgos estaban desfigurados por el dolor.

 

Apreté sus hombros, empujándola más contra la pared.  Cada músculo de mi cuerpo estaba tenso, utilizando fuerzas innecesarias para mantenerla inmóvil.  No me preocupé por ver su cara mientras presionaba mi cuerpo en contra del suyo, la ira me hacía ciego ante su sufrimiento. 

 

Acerqué mi cabeza a la de ella y susurré en su oído – ¿Por qué… por qué ella habla contigo? –Sentí  que su cuerpo se estremecía mientras sus costillas luchaban por expandirse lo suficiente para respirar. –Y ya que ella te habla, tal vez puedes decirme… ¿por qué trata de quitarme todo lo que amo?

 

Sentí que su cuerpo se relajaba, y todo lo que escuché fueron sus sollozos ahogados.   Oh, Diosa… Así de pronto mi cabeza se aclaró.  La solté y bajé la cabeza, mientras me alejaba de ella.  Durante algunos segundos sentí que mi cuerpo se helaba, el frío recorriendo mi espina dorsal. 

 

Gracias a tu bondad, Atenea, que ella no iba a dejar las cosas así.  Lo próximo que supe fue que estaba cayendo sobre mi espalda, y la suela de un gastado zapato amarillo estaba sobre mi cara, apretando mi cabeza contra el suelo, y un tacón puntiagudo estaba amenazando con perforar mi garganta.  “Hola mi zapato amigo… hace tiempo que no te veía tan de cerca.”  Entendí que aún permanecía el amo de sus pasiones, al menos eso.  Tuve ganas de sonreír, pero por alguna afortunada razón, logré pensarlo mejor.  Recé a todas las deidades que se me ocurrieron en el momento, porque mi cara no mostrara lo que estaba pensando.

 

-Nunca… más… -Ella trataba con todas sus fuerzas de recuperar la compostura-, me hables… de esa forma… O hables… así… de ella.  Insensible… egocéntrico… ¡Idiota!

 

Quitó su zapato de mi cara, dio la vuelta, y se fue.  No quise verla mientras se alejaba, así que volví la vista hacia abajo, la frente contra el suelo y los ojos cerrados.  Me sentía la peor basura, por más de una razón.  Una risa amaga brotó de mi garganta… ¿y qué más podía hacer, mi Atenea-Saori?

 

Lloré de odio y lástima por mí mismo… me sentía perdido.



#6 Archad

Archad

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Publicado 02 diciembre 2013 - 14:39

Como antes una correcta escritura muy apasionada también. Muy emotivo ese combate entre Shaina y Seiya y notorias las contradicciones de amor y tragedia de la obra.

 

Como te dije a me gusta... también es verdad que me he puesto del lado de Shaina XDDDD al final los dos sufren a su modo...

 

un bonito, tierno y a la vez trágico fic... creo que en este tipo de género lo bordas.

 

Un saludo



#7 Rihannon

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Publicado 02 diciembre 2013 - 23:55

Como antes una correcta escritura muy apasionada también. Muy emotivo ese combate entre Shaina y Seiya y notorias las contradicciones de amor y tragedia de la obra.

 

Como te dije a me gusta... también es verdad que me he puesto del lado de Shaina XDDDD al final los dos sufren a su modo...

 

un bonito, tierno y a la vez trágico fic... creo que en este tipo de género lo bordas.

 

Un saludo

Muchas gracias por responder, 

y me alegra que te haya gustado!



#8 Rihannon

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Publicado 16 diciembre 2013 - 23:13

Un capítulo más!  (Si les gusta, por favor dejen un comentario!)

 

Renuncia: Saint Seiya (Los Caballeros del Zodíaco) pertenece a su autor, Kurumada Sensei, y a la demás gente que tiene derechos legales para lucrar con la serie.  Yo no soy ellos, y yo no hago dinero con esto.

 

4.

Según el mito, Pegaso nació de la sangre que brotó del cuello cercenado de la Gorgona,  luego de morir decapitada en su batalla contra Perseo.  Engendrado por Poseidón y creado de la muerte de una desdichada criatura (que debió pensarlo mejor antes de ganarse la enemistad de Atenea), lo primero que sus jóvenes fosas nasales percibieron fue el olor de la matanza.  Fue Atenea, sin embargo, quien acogió al desconcertado recién nacido y lo resguardó bajo el ala de su sabiduría.  Cuidó de él pacientemente, hasta que su inquietud fue apaciguada, y lo domó.  Tal vez la Diosa simpatizó con el caballo alado porque ellos compartían la marca de un nacimiento violento, y la naturaleza analógica de sus orígenes los hacía contrapartes en el destino.  Solo ella… tú, la Diosa Guerrera… pudiste entender su corazón. 

 

Cubierto por la protección de tu escudo, él se convirtió en el célebre Dios-Caballo que sirvió de montura a los héroes… El potador de los truenos de Zeus, la maravilla que hacía brotar los manantiales de gozosa inspiración en cada sitio donde se posaba. 

 

Me preguntaba por qué, habiendo nacido yo bajo su signo y todo eso, me encontraba totalmente ajeno a cualquier tipo de inspiración divina.  Los únicos pensamientos inspirados que en esos días me visitaban, venían de mi maltratada musa de los verdes cabellos.

Lo ridículo de la situación era que sólo me sentía inspirado para comportarme como un total imbécil.  No podía entender por qué, de veras.  Ella siempre fue amable conmigo (Bueno, no siempre, pero había sido amable conmigo desde hacía un buen tiempo); ella era valiente, bella, virtuosa, leal a ti, una peleadora increíble…  yo no tenía ninguna razón para odiarla, ¡y no la odiaba!  Pero odiaba la forma en la que estaba impresa en mi mente, y cómo al estar cerca de ella me olvidaba de quién era yo, y cuál era mi propósito, y porqué estaba inmerso en mi propia miseria… y duelo.

 

No la vi durante toda la semana siguiente, pero no fue por no intentarlo.  Fui a todos los lugares que sabía que ella frecuentaba, hice todo lo posible por toparme “accidentalmente” con ella.  Con todo y lo mal que me sentía, no quise ir a buscarla a su casa porque eso se hubiera visto algo… ¿desesperado de mi parte?  Y no,  no me sentía desesperado… todavía, nomás no podía dormir, ni comer, ni tener un mísero minuto de paz.  Nah! ¿Desesperado? Para nada.

 

Aún así… ¿Sabes lo que dicen sobre no darle a las cosas su merecida importancia hasta sentir su falta?  Pues sí… la extrañaba tanto que me asfixiaba.

 

No podía sentir su cosmo por ninguna parte.  Fui a buscar a sus pupilos, pero ellos me dijeron que Marin había estado supervisando sus entrenamientos desde hacía varios días.  No tuve más opción que ir a buscar a mi maestra, pero por supuesto me tomó otro par de días decidir que estaba “así de desesperado” como para ir con ella.  La encontré en su cabaña, sentada enfrente de una mesa y concentrada en su lectura.  No se volvió hacia mí cuando la saludé.

 

–Marin.

 

-Seiya, – respondió –no esperaba verte hoy.

 

No se dignaba a verme, me sentía bastante incómodo y no ayudaba en nada a mi situación de por sí difícil.  –Ehm… ¿cómo te ha ido?

 

–Bien, gracias por tu preocupación.  –Dijo, sin dar señal de que en verdad le importara.

 

–Yo he estado bien… o más o menos.  –Murmuré.

 

–Qué bueno– respondió secamente.

 

La cosa no estaba mejorando en el departamento de la cordialidad, así que decidí ir directo al grano, bueno… quiero decir, luego de darle algunas vueltas.  –Sí, bueno… –Me rasqué la cabeza y puse esa cara de avergonzado que ella tanto detesta.  Pude sentir la ira creciendo dentro de ella, aún cuando no me estaba mirando, –puesss… me preguntaba si de perdida… ya sabes… en estos días… ¿has visto a Shaina?

 

Marin dejó lo que estaba leyendo, o haciendo, y se volvió de una manera que espantó de mi cara cualquier expresión de estupidez.  –Seiya –comezó –He tratado, en verdad he tratado de mantenerme al margen, porque sea lo que sea que pase entre ustedes dos no es mi problema, pero si me vienes a preguntar a mí, sólo puede ser porque no eres capaz de superar  tu oprima necedad.  Así que… –hizo una pausa para respirar, –deja de ser tan denso y ve a disculparte. 

 

Yo me quedé pasmado y no me moví durante unos quince segundos, hasta que ella me trajo de vuelta de una forma no del todo amable.

-¡Seiya! ¡Andando! ¡Disculparte! ¡¡AHORA!!

 

Pues bueno, como que esa fue toda la inspiración que necesitaba, porque antes que me diera tiempo de pensar en nada, me encontré frente a la puerta de Shaina.

 

Toqué.

 

Nada.

 

Toqué otra vez.

 

Nada otra vez.

 

Llamé, entonces –¡Shaina!

 

Nada… o más bien debiera decir que lo que mis sentidos normales percibían era el olor de ese incienso que tanto le gusta.  Sentía su cosmo, a penas, pero sabía que ella estaba adentro. 

 

–¡Shaina! ¡Abre la puerta! –Insistí.

 

Finalmente respondió, su voz muy  muy débil pero igual se las arreglaba para sonar grosera.

 

 – ¡Lárgate! ¡Vete al diablo, Seiya, no tengo nada que decirte!

 

–¡Maldición! –apreté mis dientes y dejé ir la cabeza contra la puerta, pegando con la frente.  –¡Por amor al dios que más te guste, mujer! –Luego respiré hondo y bajé el tono.  –Por favor, Shaina, ábreme.

 

–¡Largo! ¡Déjame en paz! –Y luego creo que la escuché insultándome en su idioma natal –Uomo idiota, cretino… ¡Stupido!

 

Pues, tal vez me lo merecía, pero con lo que me costó tomar valor para llegar allí, no me iba a ir hasta haber agotado los recursos.  –De acuerdo, –suspiré– voy a sentarme a esperar hasta que se te dé la gana abrir la maldita puerta.  Vas a tener que salir, tarde o temprano, y yo también puedo ser terco cuando me lo propongo, ¿sabes?  –Qué pregunta, desde luego que lo sabía.  Y tenía razón sobre mí: estúpido.

Así que me senté y esperé.  Esperé, esperé, esperé… y esperé.  El sol se puso, yo silbé una vieja canción japonesa hasta que el cielo se oscureció y las estrellas aparecieron… Y ella no abrió.  La temperatura comenzó a bajar notablemente, algo poco común en esa época del año.  –Hmmm- Sonreí y agradecí a los dioses por su ayuda. 

 

–Ehem… –hablé lo suficientemente fuerte para que me escuchara –sólo para tu información: me estoy congelando aquí afuera.  Te aviso nomás pa’ que no te espantes mañana cuando encuentres aquí frente a tu casa el cadáver congelado de un pobre tipo que murió de hipo… termia… o como sea que le digan a cuando te palmas por el frío.

 

–Ohhhh! –Su irritación se escuchaba desde fuera, –¡por favor!  –Pero funcionó, porque ella abrió.  Me volví hacia ella para encontrarme con un par de pies descalzos, y luego un par de piernas.  Levanté la vista, solamente llevaba una camiseta diez tallas más grande, para cubrir (digo yo) su ropa interior.  Me estaba mirando hacia abajo, su cabello era un total desastre y sus mejillas estaban manchadas de lágrimas, pero la mirada en sus ojos era profunda y compasiva.  Creo que nunca la había visto tan bella.

 

No dijo nada, se volteó y caminó hacia adentro.  Me puse de pie, un poco acalambrado por todo el tiempo que pasé sentado en el suelo, y la seguí.  Cerré la puerta desde dentro, el pequeño recinto se sentía cálido y olía a incienso dulce.  Ella estaba acostada en el catre con una cobija cubriéndola por completo, de pies a cabeza.  Me acerqué y me agaché a su lado, ella se volteó y me dio la espalda cuando traté de tacar su brazo, pero al menos ya no estaba fuera de mi alcance.  Me senté en el suelo (sip, al suelo otra vez), recostando mis brazos en el borde del catre, y luego extendí mi brazo izquierdo de modo que podía acariciar su cabello.  Ella se estremeció un momento, pero luego se relajó.  Entendí esto como una señal de que me escucharía, así que hablé.

 

–Lo siento mucho, Shaina.

 

–¿Sí? Pues deberías. –A penas la escuché.

 

–En serio, no tienes idea de cuánto lo siento. –Y estaba diciéndole la verdad, sí que lo sentía, así que continué, –siento mucho haberte obligado a caer en mi estúpido juego.  Siento haber desquitado mis frustraciones contigo.  Siento haber sido grosero, y haberte lastimado… de cualquier forma.  –Noté que mis ojos ardían y estaban llenos de lágrimas, y ya no pude contenerlas.  Lloré en el borde de su cama, con la cabeza escondida entre los brazos.  Sentí sus dedos pasando por mi cabeza, con suaves caricias.  Levanté la vista para encontrarla de nuevo recostada de lado, pero esta vez viendo hacia mí.

 

–Seiya… yo…

 

-No, mejor déjame terminar… -No le permití decir nada por miedo a perder mi fuerza de voluntad- y… por favor perdóname por ser tan cobarde, y tan débil que no puedo manejar lo que… las cosas que siento… por ti.

 

Ella retrocedió, sorprendida, y cubrió su boca para esconder un sollozo.

 

–Y también perdóname, –continué– por tratarte como si todo fuera culpa tuya, y como si tuviera que castigarte por todo lo que me pasa–. Hice una pausa para retomar mi compostura, contemplar su sufrimiento estaba haciéndome pedazos.  Respiré profundo antes de continuar –Yo sé que no es excusa… pero es que últimamente he estado lidiando con el desastre que mantengo dentro de mi cabeza, todo está cambiando muy rápido y siento que no puedo seguir el paso… como si me estoy quedando atorado con toda mi locura… y cuando te veo siento que algo dentro mío me está gritando que necesito tenerte cerca.  Pero entonces algo más fuerte, también dentro de mí, toma el control y me obliga a hacer todas las estupideces.  Pero ahora ya entendí que no voy a poder continuar si no puedo estar cerca de ti, aún si estás furiosa conmigo.  Entonces, por favor ten piedad de este sujeto que está arrodillado aquí, al lado de tu cama, suplicando que lo perdones.  No digo que tengas que sentir ni hacer nada por mí, todo lo que te pido es algo de paciencia y que trates de soportar mi presencia de vez en cuando, y…–

 

Las lágrimas corrían sin descanso desde sus ojos enrojecidos, mientras me hacía callar gentilmente, poniendo una uña negra-metálica enfrente de mi boca balbuceante.  Se sentó en la orilla de la cama y golpeó suavemente el lugar a su lado, indicándome que me sentara allí.  Así lo hice.  Ella levantó mi rostro hacia ella, sosteniendo mi barbilla para hacerme ver directamente a sus ojos.  Y así lo hice.  Y ella habló.

 

–Yo te amo, Seiya.  No importa qué tan desquiciados estemos los dos.  No importa...  Porque con todo lo que hay en mí y con todo mi ser, en verdad... te amo.

 

Pensé que mi corazón iba a explotar en cualquier momento, incapaz de soportar aquella bizarra mezcla entre euforia y congoja. 

 

Creo que ahora comprendo...  

 

Esto ha de ser…

 

 

¿inspiración?



#9 Archad

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Publicado 20 diciembre 2013 - 10:41

Me ha parecido un tanto extraño las palabras emitidas por Seiya delante de la puerta a punto de congelarse de frío, de repente ha salido un léxico más de pueblo pero se hace gracioso.

También se hace gracioso ver a un tipo duro derrumbarse ante el amor, tal vez si Hades hubiese volcado su odio y sombras en amor y luz tal vez los hubiera vencido.

 

Bueno lo curioso es que en tu fic haces ver muy vulnerables a los personajes y sobre todo una especie de vendeta que ejerce Shaina sobre al que un día amó y ahora realmente nada más se sabe sobre ello. Por eso me gusta tu fic haces ver un poco a los dioses de la guerra más humanos, al fuerte lo haces parecer débil y al débil fuerte por sus corazones.

 

Muy imaginativo, desde luego en Saint Seiya hay muchos posibles romances, desde la historia que ocurrió entre Fenix y esmeralda, pasando por los enamorados de los cinco picos, a lo más comentado en manga que es el amor de Shaina hacia Seiya.

 

En fin como dije una nueva forma de ver este mundo.

 

Un saludo gran artista de fics pasionales ;O))



#10 Rihannon

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Publicado 22 diciembre 2013 - 00:22

Me ha parecido un tanto extraño las palabras emitidas por Seiya delante de la puerta a punto de congelarse de frío, de repente ha salido un léxico más de pueblo pero se hace gracioso.

También se hace gracioso ver a un tipo duro derrumbarse ante el amor, tal vez si Hades hubiese volcado su odio y sombras en amor y luz tal vez los hubiera vencido.

 

Bueno lo curioso es que en tu fic haces ver muy vulnerables a los personajes y sobre todo una especie de vendeta que ejerce Shaina sobre al que un día amó y ahora realmente nada más se sabe sobre ello. Por eso me gusta tu fic haces ver un poco a los dioses de la guerra más humanos, al fuerte lo haces parecer débil y al débil fuerte por sus corazones.

 

Muy imaginativo, desde luego en Saint Seiya hay muchos posibles romances, desde la historia que ocurrió entre Fenix y esmeralda, pasando por los enamorados de los cinco picos, a lo más comentado en manga que es el amor de Shaina hacia Seiya.

 

En fin como dije una nueva forma de ver este mundo.

 

Un saludo gran artista de fics pasionales ;O))

Hola de nuevo, Archad.  Muchas gracias de nuevo por comentar.

 

Esta vez me tardé en leer tu comentario, estuve trabajando fuera de la ciudad y hasta hoy pude verlo.  

 

Me siento muy contenta de saber que te gusta el fic, y sí, mi intención principal fue crear una situación en la que nuestros héroes guerreros se ven en la necesidad de vivir como humanos.  

 

Te confieso que me ha costado mucho trabajo escribir a los personajes, en especial Seiya, usando un lenguaje informal, porque es inevitable caer en regionalismos.  Este fic fue escrito originalmente en inglés.  Con este idioma no tenía tanto problema porque automáticamente ubicaba a seiya usando un inglés americano, porque el británico o australiano no se me hacían adecuados para nada.  En español es más complicado, porque tenemos muchas formas distintas y características de cada región.  Terminé inclinándome por lo mexicano, pues el doblaje del anime de este país fue el primero que conocí, y así está grabado en mi mente.  

 

Y bueno, toda esta explicación viene a que para mí era muy importante que los chicos pudieran hablar con tonos informales, especialmente Seiya.  En japonés él habla con bastante rudeza, así que se me hizo importante trasladar de alguna forma su tono irreverente a mis fics.  También quise crear un contraste entre sus introspecciones y su forma de hablar, como una forma de dar distintos niveles al personaje... mayor complejidad (como que no es tan tonto como parece, por así decirlo).  

 

Y qué te diré.  Siento que este fic me sirvió para explorar a Seiya, y ahora el personaje me agrada mucho más. :lol:

 

Otra vez muchas gracias por comentar, espero que te agrade lo que siga.

 

Saludos también,

R.



#11 Rihannon

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Publicado 22 diciembre 2013 - 00:50

Y bueno, antes de las locuras navideñas, les dejo de obsequio la siguiente entrega.  

Espero que todos tengan muy felices fiestas.

R.

 

En lo siguiente encontrarán muchas lágrimas, algo de cursilería y romance.  ¡Considérense advertidos!

 

5. El regalo de Atenea

 

Colmada  de poder y gracia, la Atenea de los mitos fue favorecida entre las diosas.  De toda la progenie de Zeus, ella era la única que no nació de mujer o diosa.  Ella era hija de su padre y sólo suya.  Una parte de él, su mayor orgullo.  Ella nunca estuvo sujeta a las restricciones impuestas a su género, y en cambio era una feroz guerrera y nunca toleró intento alguno, de dioses o mortales, de denigrar su nombre.  Ella fue, sin embargo, dotada de los talentos femeniles: no hubo tejedora más hábil, y toda justicia y sabiduría moraban en ella.

Para merecer lo mejor de tres mundos (el de los hombres, el de las mujeres, el de los dioses) ella jamás sucumbió a las debilidades atribuidas a las mujeres, pues ningún hombre poseería su amor y sus pasiones.  Ella se mantenía distante, en lo alto de sus aposentos cerca del cielo, en lo alto de su trono, o en el altar de su templo.  Lejos de la Tierra que ella gobernaba, y de los hombres y mujeres a su servicio; y demandaba de ellos un estilo de vida casto y devoción completa sus deberes sagrados, virtudes de las cuales ella era el arquetipo.

 

No estaba atada a sentimientos humanos ni limitaciones de los dioses.  Ella era su propia soberana y también la nuestra.

 

Al encadenarnos con sus reglas, ella era libre.

 

 Pero entonces… llegaste tú, la que conozco, la que amo.  Eras diferente en tantas formas a la Atenea de las historias que escuché durante mi infancia.

 

Decidiste ser humana a la vez que eras diosa.  Creo que aprendiste esta clase de humildad a lo largo de tantas reencarnaciones, o tal vez es que en ésta vida decidiste comportarte de forma diferente, buscando aprender más sobre los corazones humanos.  No lo sé… nunca cuestionaría tus motivos.  Aceptaste el amor de tus Santos, y te dejaste a ti misma amarlos  así como amas a la Tierra y a la Humanidad.

Tus sagrados ojos derramaron lágrimas por nuestro sufrimiento, tu corazón se angustió por nuestro bien.  Nos conociste, y nos amaste… y luego decidiste relevarnos de nuestras obligaciones como Santos y darnos vidas humanas.  Y por eso te recluiste. 

Cambiaste tu libertad por la nuestra.

 

Para mí, la libertad en tu ausencia era amarga y sin sentido.

 

Ella me llamó egocéntrico y creo que estaba en lo cierto.  Yo era el único de los Caballeros (sobrevivientes) que se rehusaba a aceptar tu regalo.  Deseaba que dejaras de actuar como si supieras lo que nosotros necesitábamos… Pero entonces pensé en mis compañeros… mis hermanos, y comprendí que siempre tuviste la razón.

 

La mayor parte de ellos regresó a Japón, para cuidar el “negocio de la familia”, esperar por tu regreso, o tratar de cuidar el legado del viejo… o quién sabe qué.  Todos son buenos muchachos, hasta el cabeza de adoquín  de Jabu.  He oído que ahora él es el jefe, y hasta el propio Tatsumi se inclina en su presencia.  Quién diría.

 

 Seika también regresó, pero por otras razones.  Ella quería estudiar, siempre fue una chica lista.  Logró entrar a la universidad, se consiguió buenas calificaciones y un buen hombre.  La última vez que viajé a Oriente fue para entregarla… el deber del hermano, es lo que todos dicen (y “todos” es a quienes invitó a la boda).  No puedo decir que fue fácil para mí, después de todo ella fue por mucho tiempo la única cosa que consideré propia.  La sola idea de encontrarla fue, en muchas ocasiones, lo único que me mantuvo con vida… y fue algo afortunado, ahora que lo pienso.  Tu promesa de ayudarme a encontrarla fue lo que me hizo quedarme a tu lado después del Torneo Galáctico.

 

Me alegraba verla feliz y hice lo posible por aparentar que la estaba pasando genial sin ella y que mi vida era simplemente maravillosa, y que no tenía ninguna razón para preocuparse por el lunático de su hermano menor.  Afortunadamente Shun me acompañó unos días después de la boda, porque se dedicó un buen tiempo a asegurarle (en exceso, diría yo) que él estaría pendiente de mí y que ella no tenía por qué preocuparse de nada.  Lo extraño es que funcionó de maravilla, y ella estaba sinceramente aliviada.  Gracias a todos ustedes (los Dioses) por él.

 

Y bueno, por supuesto que está Shun, pero también Shiryu y Hyoga… Tengo que agradecerte por los tres.  Ellos son mis medios hermanos en sangre, pero si no fuera por ti, nunca hubiera llegado a conocerlos verdaderamente.  Gracias a ti, ellos son mis verdaderos hermanos, en toda la extensión de la palabra.  Y son queridos para mí en formas que sólo tú puedes saber y comprender… Y en ese entonces, porque tú los liberaste, ellos estaban encontrando su lugar den el mundo que creaste para nosotros, y descubriendo nuevas formas de felicidad.  Y se suponía que yo me sintiera feliz por ellos también, pero luego no me sentía obligado a aceptar tu libertad impuesta.  Para mí, la independencia indeseada no era más que una forma distinta de sumisión, una creada por mí y para mí sólo.

 

Era egoísta, claro que sí… ¿Cómo podría no serlo, si la luz de mi vida eligió esconderse de mí… y dejarme en la oscuridad?  ¿Qué me quedaba, acaso?

 

Tú creías que yo podía tener mucho más en la vida, ¿no es cierto?  Es por eso que siempre la mantuviste cerca.  Como lo dije antes, yo sabía que ustedes dos se llevaban algo entre manos, pero en ese entonces jamás lo hubiera logrado descifrar.  Tú, en cambio, me leías como a un libro abierto, y sabías que si había alguien que podía traerme de vuelta a la vida… bueno ya conoces la historia.

Pero qué más da, me gusta contarla.

_____

 

El día siguiente al que hicimos las paces, ella se mudó conmigo.  Realmente no tenía nada planeado, es sólo cómo pasaron las cosas.

Abrí los ojos esa mañana y vi su rostro, pacífico en sus sueños.  Sus párpados estaban hinchados de tanto llorar y me imaginé que los míos no estarían nada mejor, dado que la noche anterior no hicimos más que llorar hasta que los ojos se nos salieran.  Hablamos por largo rato, uno en los brazos del otro, sobre todo el dolor que guardábamos en nuestros corazones, torturándonos por tanto tiempo.  Hablamos, y lloramos, y nos aferramos el uno del otro como si la vida dependiera de ello, y nos quedamos dormidos.

 

Me sentía exhausto pero raramente aliviado, como si algo que estaba oprimiendo mi pecho desde dentro, en su lucha por salir, finalmente encontró su camino hacia afuera.  Mi mano estaba sobre la de ella, mucho más pequeña de lo que se veía en las batallas.  Callosa y armada, fuerte… pero mano de mujer al fin.  Encontré una dicha inesperada en rozar su mano con el dorso de mis dedos.  Ella abrió los ojos y alcanzó mi cara con la misma mano, yo cerré los míos mientras ella exploraba mis rasgos con las puntas de sus dedos, y me estremecí por la ternura de su tacto. 

 

Acerqué mi frente a la de ella, hasta tocarla, y suspiré.  No creo haber sentido antes una forma de bienestar como esta, en mi vida entera.  Era como flotar en un sopor sin sueños, donde no hay dudas ni pesares, no hay arrepentimientos ni culpas.  Estaba en un lugar donde no era un Santo o Guerrero, y no existía el duelo por la pérdida de mi Diosa.  El espacio estaba ocupado solamente por dos personas que no podían ofrecerse mucho, además de compañía y consuelo.  Entendí que no quería vivir en otra parte, ya no más.

 

-Shaina –susurré.

 

-¿Sí, Seiya? –respondió adormitada.

 

-Pásate a vivir conmigo.

 

-¿Uh? –abrió grandes sus ojos y se sentó, sobresaltada. –Seiya… -bajó la cabeza, cerrando sus ojos, y respiró profundo. -¿En verdad es eso lo que quieres?

 

Me alcé para sentarme enfrente de ella, sin decir nada.  Cuando mi respuesta no llegó, ella levantó la cabeza.  Sus ojos temblaban, justo como el primer día que me vieron.  Era la misma niña que encontré sin quererlo, tantos años atrás, pero nunca pude olvidar.  Esos ojos inocentes… tanto sufrimiento e incredulidad en una criatura tan joven.  Y ese rostro adorable que imprimió su imagen en mi mente.

 

Me bajé de la cama y me estiré, -¿tienes café?

 

-En la repisa, por allá –respondió ausentemente.

 

Hice café para mientras que ella se ponía un par de pantalones de deporte e iba a lavarse.  Me puse a recorrer con la mirada el interior de la pequeña cabaña de un solo cuarto, y me di cuenta que todo lo que ella tenía (aparte de un par de macetas con plantas y unos pocos libros) era para una función práctica, y había una falta evidente de… cosas.   Ella vivía en medio de una aseada modestia, su devoción a sus obligaciones como Santo de Atenea se reflejaban aún en sus acomodaciones de vivienda.  Me pregunté cómo sería que se las arregló para vivir allí ella sola todos esos años, sin aburrirse hasta la muerte.

 

Tal vez disfrutaba esta vida de simplicidad y contemplación, ciertamente premiada por una gran cantidad de respeto dentro del Santuario y en los pueblos circundantes.  Ella era una líder natural, pero la razón principal por la que era tan reverenciada era la forma en la que ella vivía, en cada aspecto de la vida misma.  Yo sabía que ella tenía más razones para rechazar mi propuesta que para aceptarla;  era, después de todo, igual que todo lo que yo hacía en esos días: apresurada e impulsiva.  Ella tenía mucho que perder y yo nada que ofrecerle… pero entonces, ¿qué aspiraciones teníamos, así como estábamos viviendo?  Y, ¿qué pasaría con nosotros si seguíamos viviendo de esa forma?  Yo sabía qué pasaría: los dos permaneceríamos solos, añorándonos el uno al otro hasta que nuestras vidas se desvanecieran, y nunca sabiendo qué hubiera pasado si nos atrevemos a darle una oportunidad… a darnos una oportunidad.  Así que decidí comenzar a atreverme, pero la decisión era de ella.  Le debía más que eso.

 

Serví el café en un par de pocillos y le ofrecí uno a ella.  Ella lo tomó y se sentó en una silla frente a la pequeña mesa, subió los pies al asiento para abrazar sus rodillas.  Me senté del otro lado de la mesa, en la única otra silla, contemplándola mientras sorbía su bebida.

-Ese era el favorito de Cassios –dijo, indicando el vaso que yo estaba usando.

 

-¿Crees que le importe? –le pregunté.

 

-No sé.  Tal vez –sonrió coquetamente.

 

Déjame decirte, Diosa, ella podía ser encantadora cuando se lo proponía.  ¿Estaba realmente flirteando conmigo, o solamente estaba dejando que su naturaleza amable se mostrara?  Sabía que yo era el único hombre que había visto este lado de Shaina, o el único vivo, como cándidamente me lo acababa de recordar.  En ese momento comprendí que estaba cautivado por la joven frente a mí tanto como por la bruja-demonio que era tan aficionada a patear mi trasero.  Y también estaba la buena amiga con la que siempre contaba, y la valerosa mujer que nunca dudó frente a una batalla justa… y la que moriría por mí sin siquiera pensarlo.  Todas eran ella, y encima de todo era tan bella que me dejaba sin aliento.

 

Honestamente la estaba pasando estupendo con sólo estar sentado allí con ella, pero yo sabía que no había respondido a su pregunta y por lo tanto ella no respondería a mi proposición.  –Lo que yo quiero, es esto –no pude evitar sonreír- pero no sólo esto, lo quiero todo.

 

-Todo…-, repitió.

 

-Sí, todo lo que hace que la vida tenga sentido, como… ¡el desayuno!

 

-¿El desayuno? –sonrió, divertida.

 

-Sí, y… lavar la ropa, platicar en la alcoba, caminatas en la playa, y… cuidar al bebé de Shun, y discutir por tonterías… Todas esas cosas, y lo demás… quiero que sean contigo.

 

Y entonces, ¡ay, Diosa!  Estaba llorando otra vez… sólo que ahora también sonreía.  Me levanté y caminé a su lado, sostuve su cara y sequé sus lágrimas con mi pulgar –Shhh, shhhhh… no me hagas eso.  Tal vez no tenga mucho que ofrecerte, ¡pero no creo que te esté proponiendo algo tan terrible!

 

Ella se rió en medio de sollozos, asintiendo.

 

Me pregunté si la estaba asustando, podía entender que ella no quisiera apresurar las cosas. 

 

–¡Hey! ¿Sabes?  ¡Podríamos salir primero!  Ya sabes, tomar las cosas con calma, ¿Ok?  No quiero que pienses que te estoy forzando a nada.

 

Ella me miró, confundida.  Besé su frente y caminé hacia la puerta –mejor me voy yendo, mientras todavía es temprano.  No quieres que la gente me vea saliendo de tu casa en la mañana, pueden hablar… ya sabes cómo es eso…  De cualquier forma, piensa en lo que te dije, ¿te parece?

 

Salí y comencé a alejarme, pero no pasó mucho tiempo antes que la escuchara llamándome desde la puerta. - ¡Seiya, espera!

 

Me volteé y la vi, descalza y temblorosa, y luego corriendo hacia donde yo estaba.  Comencé a caminar de vuelta y apenas pude atraparla cuando saltó hacia mí, circulando mi cuello con los brazos y mi cintura con sus piernas.  No me dio tiempo de reaccionar, sentí sus labios sobre los míos… tenían sabor a café y a incienso.  Estaba petrificado y mareado, con dificultades para mantenerme de pie, pero recuerdo que se separó de mí y susurró –deja que hablen.

 

¡Mi Diosa!  Olvidé cómo me llamaba.  No pude pensar en nada más que su cuerpo esbelto tan cerca mío, en mis brazos.   La besé entonces,  esta vez con entusiasmo…  Y los recuerdos, el dolor, el pasado, el deber, y la tierra bajo mis pies.  Todo en el mundo desapareció…

 

Y solamente estaba ella.

 

______

 

N.A:  Esta es la conclusión de la primera parte.  Escribí otros varios capítulos que tienen secuencia pero son más o menos independientes, y exploran la vida de los personajes, como pareja.  

 

Si hay interés en lo que sigue, por favor háganmelo saber.

 

Un abrazo y felices fiestas a todos!!

R.



#12 Archad

Archad

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Publicado 28 diciembre 2013 - 13:09

Desde luego que hay interés, desde luego pasión no le falta a tu fic.

 

Felices fiestas y buen final de año.

 

Un saludo y esperaremos que sigas con ese espíritu cautivador respecto a  esa forma de expresar los sentimientos y el actuar de los personajes.






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