[13] El avance enemigo
Adar parecía estar a merced del Caballo Marino, su cuerpo había impactado con fuerza las escalinatas destrozándolas tras el feroz ataque. Confiado el Marino de azules cabellos caminó hasta él con aires de superioridad.
— Eres un tonto si crees que podrás vencernos, Kraken ha pensado muy bien este asunto, se aseguró que nuestra fuerza fuese superior a ustedes, claro, no imaginamos que las Doce Casas serían un paseo por la tarde.
— No digas estupideces, engreído —se levantó el pisciano sacudiéndose los fragmentos de piedra sobre él—. Verás el poder de un Caballero Dorado...
Sin guardarse nada encendiendo su cosmos y haciendo brillar intensamente su armadura el caballero de Piscis invocó un torbellino el cual atrapó al General quien permaneció firme en medio de este.
— ¿Te burlas de mí? Este viento suave no...—fue interrumpido por el corte en su rostro que deslizó sangre por su mejillla—¿Qué es esto?
El torbellino tomó fuerza y más rosas razguñaron su cuerpo en las partes descubiertas de su armadura, luego la fuerza creciente del torbellino lo elevó del suelo impactándolo contra un peñasco contiguo. El Marino estaba sorprendido por el rápido ataque que demostraba la fuerza del guerrero, al recuperarse observó que Piscis sostenía una rosa blanca en su mano como la que envió contra el Kraken.
— No les permitiré que continuen, así que preparate para morir, caballito de mar...—sonrió confiado el caballero acercando la rosa a su nariz para oler su perfume.
Mientras esto ocurría Fares estaba rodeada por dos Marinos listos para atacar, Sibat de Krysaor y Ragun el Dragón marino. Ambos se movían alrededor de la amazona pelirosa con cuidado, pero ella permanecía inamovible en el lugar con sus ojos cerrados.
— Decidan de una vez quien quiere morir primero —dijo ella en tono serio enrollando el collar de cuentas en su muñeca izquierda.
— No digas tonterías, somos dos fuertes contrincantes —habló el dragón, moreno, alto y listo para actuar.
Ambos observaban a la amazona cuando de pronto haces de luz salieron desde el suelo en diferentes lugares desplazándose por las cercanías apareciendo y desapareciendo hasta atrapar a Sibat en uno de ellos. La mano izquierda de Fares sostenía con su dedo índice y pulgar una de las cuentas en el collar.
— ¡Qué haz hecho con Sibat!—se avalanzó el dragón contra la dorada con un poderoso ken que la Virgo esquivó con un rápido movimiento reapareciendo unos metros más allá de su posición anterior.
— Mira por ti mismo.
Se acercó entonces Ragun al haz de luz dorado intenso que contenía a la marina de Krysaor, ella permanecía en la misma pose como si se hubiese congelado en el tiempo. El joven Marino atinó a meter su mano a través del haz de luz pero rápidamente lo quitó con una expresión de horror en su rostro. Había sentido que apenas entraba su brazo perdía total sensibilidad como si estuviera su extremidad amputada.
— ¿Qué truco es este?—dijo sin dejar de observar a Sibat, no podía saber qué sucedía con ella dentro de aquel hermoso haz de luz que permanecía de piso a techo cual columna.
— ¿Acaso ya no piensas pelear? sigo aquí.
— Bruja, no creas que no me di cuenta... mi golpe no fue en vano, a pesar que lo esquivaste no lo hiciste del todo.
Poniéndose en posición el dragón elevó su cosmos lleno de ira, con ambas manos empuñadas lanzó todo su poder contra la dorada quien esta vez permaneció en el sitio. Ragun pudo observar en ese momento que un haz cubría a la amazona y desaparecía al instante absorviendo de alguna forma todo el ken del rival.
— No haces más que usar trucos, pero no te servirán por siempre, destruiré todo el lugar si es necesario y sabes muy bien que para vencerme deberás atacar.
El pisciano tras disfrutar el dulce perfume de la rosa la lanzó sin previo aviso hacia Kuda quien apenas se levantaba del ataque anterior.
— Es una rosa mortal, ¡pero quedas totalmente al descubierto cuando la usas!—exclamó Hipocampo que contratacó con un furioso torbellino el cual atrapó a Piscis nuevamente.
Pero la rosa blanca se clavó en el corazón de Kuda haciendo un agujero limpio en su armadura, en ese instante comenzó la flor a tornarse roja lentamente. Mientras Adar era castigado por el brutal impacto tras ser elevado a gran altura y caer estrepitósamente al suelo.
— Morirás de todas maneras —agregó Piscis levantándose con dificultad y limpiando la sangre que derramaba por su boca.
— No me importa la muerte, ya te lo dije Kraken planeó muy bien todo esto, destruiremos el Santuario y luego el Inframundo, no habrá otro dios que Poseidón.
Seguía con suficiente fuerza para pelear el disminuido Caballo marino aunque la rosa en su pecho estaba casi roja por completo, su vista se nublaba, pero no dudo en lanzarse nuevamente concentrando su cosmos en el puño derecho destelleando con su última energía. Adar lo observó con decisión y preparó sus rosas rojas, ambos listos para un nuevo ataque chocaron sus cosmos impactándose mutuamente.
El pisciano estaba herido pero al menos con fuerzas para seguir adelante hacia la casa de Virgo, el cuerpo de Kuda yacía en el piso con la rosa blanca completamente roja de su sangre. mas este no portaba su armadura lo cual impresionó al Dorado cuando lo vio.
— No creas que esto ha terminado —oyó una voz que venía detrás del caballero de Athena.
Los ataques no cesaban por parte del General Marino quien no perdía un segundo entre cada una de sus técnicas y en todas ellas el impacto era absorbido por el haz de luz invocado por Virgo, sin embargo Ragun podía observar que la amazona se encontraba cada vez más agotada a pesar de prácticamente no hacer movimientos.
— ¿A qué juegas Virgo? —estaba desconcertado el Marino.
— Ahora lo verás...—dijo ella recuperando el aliento.
El haz de luz que envolvía a la guerrera de Krysaor desapareció dejando caer el cuerpo inerte y muy herido de Sibat que se desplomó sin dar señales de vida. Asombrado Ragun no daba crédito a lo que sus ojos veían, solo entonces un recuerdo rápido vino a su mente, cuando la amazona de Virgo interponía aquel haz de luz el de Sibat desaparecía por un instante.
— ¿Acaso ese haz era el mismo de Sibat?—preguntó temeroso el Marino al darse cuenta que todos los ataques hacia Virgo recayeron en su compañera.
— Así es... — se notaba cansada con el sudor deslizándose por el contorno de su rostro.
— Maldita —dijo entredientes el ofuscado General Marino—. Aunque he gastado energía en todos esos ataques tu también has sufrido el embate de sostener una técnica todo este tiempo, veremos quien resiste más...
Ambos elevaron sus fuertes cosmos decididos a entregar su máximo, ella invocó los haces de luz para atrapar a Ragun, pero el astuto joven los evitó sabiendo las consecuencias de ello por lo que Virgo cambió a otra técnica. De pronto todo el interior de la casa de Virgo se convirtió en el espacio exterior con una gran estrella tras la amazona, un sol enorme y ardiente.
— No haces más que ilusiones, bruja, no caeré en tu juego...—dijo el debilitado Ragun.
— Dijiste que para vencerte debía atacar, ahora conocerás la muerte de una estrella.
El sol rojo tras Fares se hizo cada vez más grande cubriendo el lugar junto al Marino, el fuego le quemó el cuerpo mas por su armadura podía resistirlo medianamente, en un movimiento Fares hizo estallar la estrella produciendo un brillo intenso que pudo ser visto por Adar desde algunos metros alejado de la quinta casa.
Los jóvenes Marinos continuaron su trayecto por Libra hasta llegar a la octava casa, allí estaba Kythnos quien se asombró al ver tres rivales aproximándose. Se preguntó entonces si Adar y Fares habrían sido vencidos, aunque lo sabría si sus cosmos desaparecían abruptamente. Reuniendo coraje el más novato de los dorados se presentó a los que llegaban a las puertas de su casa.
— No avanzarán de aquí —preparó entonces su aguja escarlata listo para actuar.
— Niño insolente —se molestó la peliverde— ¿En verdad crees que podrás con nosotros?, solo uno es necesario para un novato como tú...
— Encárgate del pequeño, Ciris —habló el Kraken y con Siren avanzaron dejando atrás a Kythnos.
— ¡Hey! Dije que no pasarán...—se volteó el escorpión lanzando sus agujas escarlatas pero fue brutalmente golpeado por el ataque de Ciris que lo impactó por la espalda tirándolo al suelo, mientras los Marinos continuaban su avance sin obstáculos.
— Eres muy pequeño novato, pero no te preocupes no me tardaré contigo.
Kythnos se levantó de inmediato y siguió a los Marinos ignorando por completo a Ciris quien quedó atras con cara desencajada por el desdén del escorpión. Casi a punto de salir de la casa y con el Dorado tras ellos, debía detenerlos a como diera lugar, entonces Kythnos decidió lanzar un nuevo ataque, esta vez cientos de agujas rojas destrozaron los pilares y todo lo que se les cruzó incluso hiriendo a los enemigos deteniendo así su avance, luego vieron con sorpresa como toda la estructura se les caía encima.
La mitad de la octava casa fue derribada sobre los rivales, solo Ciris que no estaba con ellos se libró del derrumbe para luego alcanzar al escorpión quien volteó para mirarla cara a cara. El joven pelirrojo parecía estar más cómodo ahora caminando hacia su rival.
— Pelearemos ahora y después me encargaré de esos tipos. ¡Ninguno de ustedes pasará esta casa!
Editado por Sekiam, 26 enero 2016 - 14:04 .