SKIN © XR3X

Jump to content

* * * * * 6 votos

-* El Legado de Atena *- (FINALIZADO)


  • Por favor, entra en tu cuenta para responder
373 respuestas a este tema

#61 Aquiles de Sagitario

Aquiles de Sagitario

    ┌∩┐(◕_◕)┌∩┐

  • 436 mensajes
Pais:
Uruguay
Sexo:
Masculino
Signo:
Sagitario
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 06 febrero 2010 - 16:07

Bueno, hasta que al fin te decidiste a escribir Seph, jeje. Nos pasa a todos (yo debo la segunda parte del capítulo 2 desde hace 2 semanas, ja!).
Me gustó éste capítulo, y me gusta mucho el uso de amazonas, aunque sin dudas es algo "difícil" imaginarse una amazona de Tauro, en éste caso Calíope. Intenso el combate con Kaia (me hizo acordar al tema de Bob Marley, nada que más que es con "y" y no con "i". Tuve la canción sonando en mi cabeza durante toda la lectura, jaja).

Salu2 Seph!

s78.gif
//////////////************Firma excesivamente alta****************/////////////////

#62 Lunatic BoltSpectrum

Lunatic BoltSpectrum

    ¡Sagrado corazón de Jesús en vos confío!

  • 3,244 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Escorpion
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
1
Total:
1

Publicado 01 abril 2010 - 18:08

generalmente soy de comentarios cortos, pero esta vez voy a dejar la costumbre, asi que aqui vamos, a pesar de lo largos que son los capitulos( y lo digo aunque me considero un bibliofago), no me aburrí en ningun momento son muy interesantes, el manejo de los personaje de Ioh y Kenai (tambien soy fan de Shaman King) fue sencillamente excelente, la escogencia de los caballeros de oro, Shiryu como patriarca, los enemigos egipcios, los pactos con los otros guerreros, cada uno de los personajes dorados a ver si me acuerdo

Aries : Kiiki

Tauro : Caliope (interesante una mujer en tauro y no lo digo por el poder de la amazona sino por el tipo de tecnicas de tauro)

Geminis: Albert ( no se sabe si va aser capaz de controlar la maldad, me parece genial para mas adelante)

Cancer: Kenai ( los poderes de Shaman y la personalidad)

leo : pendiente

Virgo : Shai

Libra: Nuaj ( bastante raro un personaje como este en en libra)

Escorpio: Souya o Souva ( Bueno se ajusta al caracter de los Escorpio )

Sagitario: Pendiente

Capricornio: Sugita ( personaje muy interesante)

Acuario: Terario ( es excelente no se es como una mezcla de los caballeros de cristal del anime)

Piscis: Pendiente

Me carcome la duda cual caballero es Jack.

Los caballeros de Plata la aparicion de Perseo como alumna de Seiya y de un caballero de Lira Aristeo ciego por amor
.



en resumen EXCELENTE valio la pena que la haya dedicado casi un dia completo a leer todo el fic.

Estoy ansioso por leer el proximo capitulo, espero lo publique pronto

Editado por espectro1986, 01 abril 2010 - 18:37 .


#63 dead mask 2

dead mask 2

    ????

  • 1,666 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Masculino
Signo:
Virgo
Desde:
Ecatepec de Morelos, Mexico
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 05 abril 2010 - 11:47

muy buen fic me gusta
aunque acabo de terminar
de leer el pequeño prologo

gracias por escribir fic
como este ke motivan a
alguien como a seguir escribiendo
fic (aun que apenas eh comenzado uno


saludos
vader.jpg

#64 Seph_girl

Seph_girl

    Marine Shogun Crisaor / SNK Nurse

  • 983 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Femenino
Signo:
Acuario
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 06 abril 2010 - 11:45

SALUDOS GENTE!!
Seee me he ausentado bastante... Lo lamento de verdad u.u
Pero la vida cada vez mas distrayente jeje ¡Pero no todo ha sido en vano!
De hecho ya hay capitulo 13 y 14 terminados, nada mas queeeeee pues mi Lector Beta se tarda más de lo usual estos días ;___;, ya no es como antes!! (pero aún asi se le quiere XD)
Pero esta semana publico el Capitulo 13 titulado "Otra dimensión en Geminis" (seeeeee fácil saber de qué va a tratar XD), eso es una promesa.

Y el 14 lo subiré a final del mes de Abril, el cual se llamará "Extinción" donde concluye la batalla en Geminis y se va revelando un poco más sobre la situación de los Apostoles;)

Ahora, aprovecho que vi que 3 personas amablemente me han dejado palabras de aliento para responder y saludar =D


CITA(Aquiles de Sagitario @ Feb 6 2010, 01:07 PM) <{POST_SNAPBACK}>
Bueno, hasta que al fin te decidiste a escribir Seph, jeje. Nos pasa a todos (yo debo la segunda parte del capítulo 2 desde hace 2 semanas, ja!).
Me gustó éste capítulo, y me gusta mucho el uso de amazonas, aunque sin dudas es algo "difícil" imaginarse una amazona de Tauro, en éste caso Calíope. Intenso el combate con Kaia (me hizo acordar al tema de Bob Marley, nada que más que es con "y" y no con "i". Tuve la canción sonando en mi cabeza durante toda la lectura, jaja).

Salu2 Seph!

s78.gif



Holaaa Aquiles. Tengo que ponerme al corriente con tu fic, me ausenté mucho y ni idea de si los fics que leo por aqui siguen actualizandose jajaja pero bueno, le echaré un vuelta al tuyo estos días =)
Seeeeee creeme a mi tambien se me hace dificil imaginar una mujer en Tauro, nada mas que fue una petición de una amiga que realmente no me pude negar y pues... ahi está.
Para 'Kaia' le pedí el nombre a un amigo al no saber como llamarla, y él me dijo ese y pues así lo puse O.o, si es con 'y' o con 'i' pues..... ya no importa XD, lo hecho hecho está.
Gracias por leer



CITA(espectro1986 @ Apr 1 2010, 03:08 PM) <{POST_SNAPBACK}>
<font face="Comic Sans MS"><font size="4">generalmente soy de comentarios cortos, pero esta vez voy a dejar la costumbre, asi que aqui vamos, a pesar de lo largos que son los capitulos( y lo digo aunque me considero un bibliofago), no me aburrí en ningun momento son muy interesantes, el manejo de los personaje de Ioh y Kenai (tambien soy fan de Shaman King) fue sencillamente excelente, la escogencia de los caballeros de oro, Shiryu como patriarca, los enemigos egipcios, los pactos con los otros guerreros, cada uno de los personajes dorados a ver si me acuerdo
Aries : Kiiki
Tauro : Caliope (interesante una mujer en tauro y no lo digo por el poder de la amazona sino por el tipo de tecnicas de tauro)
Geminis: Albert ( no se sabe si va aser capaz de controlar la maldad, me parece genial para mas adelante)
Cancer: Kenai ( los poderes de Shaman y la personalidad)
leo : pendiente
Virgo : Shai
Libra: Nuaj ( bastante raro un personaje como este en en libra)
Escorpio: Souya o Souva ( Bueno se ajusta al caracter de los Escorpio )
Sagitario: Pendiente
Capricornio: Sugita ( personaje muy interesante)
Acuario: Terario ( es excelente no se es como una mezcla de los caballeros de cristal del anime)
Piscis: Pendiente

Me carcome la duda cual caballero es Jack.

Los caballeros de Plata la aparicion de Perseo como alumna de Seiya y de un caballero de Lira Aristeo ciego por amor</font>.</font>


<font face="Comic Sans MS"><font size="5">en resumen</font> <font size="7">EXCELENTE</font> <font size="5">valio la pena que la haya dedicado casi un dia completo a leer todo el fic.</font></font>

Estoy ansioso por leer el proximo capitulo, espero lo publique pronto


Saludos espectro1986 =)
Un placer tenerte por aqui, y muchisisisisimas gracias por leer esta historia que hago con carino y esfuerzo =)
¿Fan de shaman King? Bieeen n,n, la verdad que fue un anime que disfruté mucho. No me leí el manga completo (debi hacerlo ANTES de escribir los fics que escribí en el pasado... porque en el manga son muuuuy poderosos, wow, pero bueno, todavía puedo rescatarlos en este fic)
Me ha encantado usar a Yoh en las pocas veces que ha salido, y poco a poco les he tomado carino a los dorados.
ARIES, jejeje ¿Kiki? Bueno, ya Kiki saldrá en episodios venideros, veremos si él tiene la Cloth de Aries para entonces s46.gif ...
TAURO, una decisión dificil que tuve que hacer el ponerla como mujer... pero como dije arriba, una amiga lo decidió y pues bueno, amistad XD, hago lo que puedo por el personaje.
GEMINIS, en el capitulo 13 y 14 tendrá su batalla con uno de los Apostoles. Hay mucho que ver de Albert en el futuro, y si la maldad o no lo corremperá es un secreto XD
CANCER, uno de mis favoritos y me agradó tener un Shaman entre la fila de los dorados, sin mencionar que en LOST CANVAS ver como los chicos de Cancer usan las almas para pelear fue de "WOAAAA! CUADRA!!"
LEO, pendiente, sí XD
VIRGO, Shai, ella tendrá su combate para el capitulo 15 segun mis cálculos.
LIBRA, si, el nombre no convence verdad? Lo bueno es que no es su verdadero nombre XD! Upps, mini spoiler.
ESCORPION, Souva es otro de mis favoritos =)
SAGITARIO, si, tambien pendiente XD estos dorados vagos pues
CAPRICORNIO, es el peque de la familia, otro de mis favoritos. Tiene mucho transfondo por la familia en la que nació, su padre, su madre, jajaja ya todo eso lo descubrirá cuando vayamos a la Atlantida! (upps, otro minispoiler)
ACUARIO, ootro de mis favoritos jaja la verdad que me ha gustado mucho trabajar con Terario, todavía le quedan cosas que hacer ;)
PISCIS, pendiente, si XD

Me alegra que te esté gustando el panorama ;) ¿todo un día leyendo esto? woow XD espero no te haya dejado secuelas psicologicas.
Y no preocupeis, que este mes habrá dos episodios




CITA(dead mask 2 @ Apr 5 2010, 08:47 AM) <{POST_SNAPBACK}>
muy buen fic me gusta
aunque acabo de terminar
de leer el pequeño prologo

gracias por escribir fic
como este ke motivan a
alguien como a seguir escribiendo
fic (aun que apenas eh comenzado uno


saludos


Hola dead mask 2!
Jeje gracias por leer, espero y el prologo no te haya espantado y puedas continuar XD, sino pues se entenderá =P
A ver si paso a darme una vuelta por tu historia y leer ^^


ELDA_banner%2B09_.jpg

 

EL LEGADO DE ATENA - Capítulo 67. "Epílogo"


#65 Seph_girl

Seph_girl

    Marine Shogun Crisaor / SNK Nurse

  • 983 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Femenino
Signo:
Acuario
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 12 abril 2010 - 00:29

Como prometido es deuda, he aqui finalmente el episodio 13. El 14 estará para finales de éste mes.

***********

Nació en una cuna desafortunada, de padres endeudados con la mafia hasta una noche en que dichas deudas fueron cobradas a base de pistolas, fuego y sangre.
A los cinco años, Souva fue otro niño huérfano en las calles. A los ocho se convirtió en el líder de un grupo de pequeños que luchaban por sobrevivir un día a la vez. A los once se volvió el aprendiz de un asesino del Santuario.

Souva era un sobreviviente por naturaleza, su maestro lo supo el día en que lo encontró en ese edificio abandonado, cuando lo vio matar a un hombre por mera supervivencia y venganza.
En el chico se vio a sí mismo reflejado cuando era igual de joven, motivo suficiente para decidir tomarlo bajo su tutela.

Souva no pudo quejarse, esa vida fue mucho más amable de la que llevó en las calles, cuando menos no le faltaba el alimento ni el techo… a menos claro que fuera castigado, siendo algo que ocurría con frecuencia.

Una tarde, Souva sostuvo un frasco dentro del que se encontraba prisionero un gran escorpión rojo. Tragó saliva al desagradarle la idea de tener que entrenar con ese arácnido.
Su instructor era un hombre de mediana edad, cabello corto de color azul marino que solía ensombrecerle el rostro, piel amarillenta debajo de toda la ropa de entrenamiento negra que vestía. Jamás le permitió conocer su cara, la ocultaba con una mascarilla de tela oscura.
— Vamos niño que no tengo todo el día —pidió el tutor, dando vuelta a la hoja de un libro que leía con atención.
Dentro de la humilde cabaña en la que vivían, maestro y discípulo se encontraban sentados en el suelo uno frente al otro. La vivienda no estaba equipada con las mejores comodidades, pero tenía lo indispensable para que dos varones sobrevivieran en la montaña.
La construcción era de madera firme, conservaba un color barnizado que delataba cuidado así como limpieza constante. De un solo piso la estancia estaba distribuida en una cocina, una mesa y una esquina donde los futones* se podían extender para dormir. La iluminación era muy escasa, pues las ventanas permanecían la mayor parte del tiempo cerradas, valiéndose del fuego del horno y algunas velas para alumbrar el interior.
— Maestro Kenta, creí que la serpiente de la semana pasada sería suficiente para que me dejara en paz… —comentó el chico, temeroso del animalejo que raspaba el vidrio con las tenazas—. Y ahora me trae esto…
— Te lo he explicado muchas veces Souva, —el maestro suspiró con hastío, sin dejar de leer—, esto es parte importante de tu entrenamiento. Los miembros del Clan de las Sombras nos especializamos en las artes del escorpión. Cada guerrero de nuestro clan debe preparar cuerpo y mente para luchar, volverlos resistentes, disciplinados, obedientes. Parte del proceso es este —con una mano, el peli azul abrió el recipiente que el chico sujetaba, metiendo los dedos para tomar a la criatura. Souva vio claramente como el escorpión clavó su aguijón en la piel del enmascarado quien no reaccionó de ninguna forma, era más la atención en la lectura que en los piquetes en sus dedos—, es una tradición que durante años hemos llevado a cabo, y tú no vas a ser la excepción —regresó a la criatura al contenedor—. Por ello tu cuerpo requiere experimentar todos los venenos posibles, así aprenderás a combatirlos, a entenderlos, incluso a ganar inmunidad. Algún día, el piquete de un escorpión o algún animal venenoso será tan ordinario para ti como lo es el saludo de un amigo.
— ¡Es barbárico! —comentó el jovencito todavía no muy convencido, haciendo muecas en el reflejo del cristal. Anteriormente se dejó pinchar por un pequeño alacrán, una araña, una cobra… Aunque el maestro Kenta ha estado ahí para orientarlo, seguía siendo una prueba aterradora.
— Puede ser —concordó el hombre—, pero éstas prácticas te permitirán tener un dominio total sobre tu ser a un grado del que ni te imaginas, es necesario para avanzar a la siguiente fase del aprendizaje. La lucha constante para superar a un enemigo que no puedes ver o tocar brinda una mayor experiencia que contra aquél al que sí puedes… créeme.
Souva suspiró resignado— ¡Está bien, pero lo haré con la condición de que esta noche cenemos korokke*! —exigió—. ¡Estoy harto del ramen*!
Inmediatamente recibió un librazo en la cabeza— No tienes derecho a exigir nada, es mi casa, mi cocina, mi comida, mis reglas, comerás lo que yo diga —aclaró el maestro, indignado por la actitud altanera del chiquillo.
El jovencito se talló la mollera, muy adolorido.
—Deja de hacerme perder el tiempo —Kenta lo miró fijamente a los ojos, conservando un temple autoritario—. No me sirve para nada un aprendiz que se acobarde con tan poco, ni mucho menos que desconfíe de mis enseñanzas. Has podido largarte desde el primer día que te traje aquí, allí está la puerta todavía.
El niño bajó la cabeza, sintiéndose un poco avergonzado. Aún no deseaba la libertad que había en el exterior. Ansiaba ser fuerte, encontrar un propósito a su vida la cual desde el principio no tuvo sentido. Quería seguir escuchando a su maestro decirle que era bueno para pelear, que había nacido con talento para ser un guerrero, que estaba orgulloso de él…
Sin decir nada más, Souva dejó libre al escorpión, permitiéndole que lo pinchara en la palma de la mano.
El maestro Kenta se encargó del arácnido, alejándolo. Permaneció atento a lo que sucedía con su discípulo quien rápidamente comenzó a presentar los síntomas básicos.
Souva se sujetó la garganta ante la sensación de un objeto extraño en su interior, conforme los mareos distorsionaban todo el lugar. Escuchaba la voz de Kenta tan lejana, sin entenderle claramente, pero sabía de memoria las indicaciones. Juntó las manos a la altura del pecho, realizando movimientos simétricos con los dedos, manipulando el flujo de su ki*, el cual ha entrado en combate con la corriente invasora que inyectó el escorpión.
— ¡Sasori!— pronunció con poco aliento, apretando los ojos, resintiendo la sudoración fría que le bañó el rostro y enfrió las manos. Su corazón bombeó a gran velocidad, sintiendo mucho dolor por todo el cuerpo. Cayó de espaldas sobre el tatami* en donde convulsionó.
Lo más difícil era detener el avance del veneno, pero una vez que se logra sólo queda hacerlo retroceder. Tras unos minutos de continuos espasmos y vómitos, el jovencito se quedó inmóvil.
El maestro se acercó para tocar la muñeca izquierda de su alumno, verificando que se encontraba con vida. Comprobó que había logrado superar la primera fase— Ahora todo depende de ti chico… No te preocupes, que sí habrá korokke para cenar.





Capitulo 13. Apóstoles Parte IV.
Otra dimensión en Géminis


El Santuario de Atena, Grecia.

Terario de Acuario y el joven Jack subieron a toda velocidad hacia el templo de Aries, deteniéndose al contemplar los rastros de la batalla que allí se suscitó.
Terario fue el primero en entrar al templo zodiacal con cautela. Jack lo siguió, notando el enorme boquete en el techo de la casa. Sorprendiéndose todavía más por el enorme pozo que había en el suelo, cuya profundidad parecía no tener fin.
El santo de Acuario observó con interés el cadáver que encontró en el camino. Miró con curiosidad las heridas que el cuerpo presentaba, mismas por las que toda la sangre emergía. El sujeto tuvo una muerte instantánea, de eso pudo estar seguro al detectar cómo es que los puntos vitales fueron destruidos.
Terario escuchó la voz de Jack que lo llamaba con urgencia. Se dirigió hacia donde el joven descubrió a un caballero dorado malherido.
Jack giró al hombre con cuidado, extrañándose al ver algunas venas sobresaltadas con color negro en el rostro del guerrero. Detectó la sangre debajo de él, localizando una profunda herida en el muslo por la que parecía desangrarse.
Acuario observó al pálido caballero dorado, siguió con la mirada la sangre que resbalaba por los escalones, inclinándose a tocar un poco con los dedos, notando el abundante color negruzco que acompañaba al líquido carmesí.
— Está vivo —anunció Terario al percibir que su cosmos no ha desaparecido—. Su sangre fue contaminada por ésta extraña sustancia, tal vez veneno.
Jack asintió— Es probable que él mismo se hirió, buscando perforar una arteria y disminuir la cantidad de veneno en el torrente sanguíneo —dedujo, sabiendo que fue algo acertado pero a la vez riesgoso—. Debió haber estado muy desesperado para recurrir a esto.
Jack se arrancó un pedazo de tela del pantalón y aplicó un torniquete en el muslo herido de Souva. Si al menos supieran cuál es el veneno se podría fabricar un antídoto. El joven de cabello oscuro no sabía qué hacer para ayudarlo, eso lo desesperó.
Acuario sacó de entre su armadura el pequeño estuche de madera que Natasha le había obsequiado antes de partir— Úsalo sólo en emergencias —dijo ella, pues bien, ésta era una situación de urgencia. Tal tesoro se lo entregó a Jack quien lo miró confundido—. Es medicina —aclaró el dorado al ponerse de pie, con la intención de seguir el camino hacia el siguiente templo—. Disuelve sólo un poco en agua y dásela a beber, es muy probable que le ayude hasta que sea atendido por manos más expertas. Los dos no podemos quedarnos aquí, será tu responsabilidad a partir de ahora —aclaró, dándole la espalda.
El joven miró al caballero y después al estuche de madera— Sí, te alcanzo en cuanto pueda —dijo sin intentar detenerlo.
Jack miró en redondo algo preocupado, preguntándose dónde es que podría conseguir agua…

El santo de oro detuvo muy pronto su andar, cuando un poderoso cosmos intentó hacer contacto con el suyo.
Percibió una aura muy intensa, inclusive más que la del maestro Vladimir. No temió, lidiaba con una presencia llena de justicia y benevolencia, por lo que no rechazó el contacto.
— Bienvenido a la casa de Atena, santo dorado de Acuario— Terario escuchó claramente a través de su cosmos—, me temo que tu arribo ocurre en un momento difícil para nuestra gente. Soy el Patriarca del Santuario, desearía conocer tu nombre.
El maestro del hielo alzó la mirada en dirección de donde sentía provenir la voz del venerable hombre— Terario de Acuario a su servicio Patriarca —bajó la cabeza con humildad.
— Terario, desearía que tu llegada hubiera sido bajo otras circunstancias, pero confío en que tendremos tiempo para remediarlo en el futuro. Como Santo necesito que nos asistas en esta situación —pidió—. Nuestros enemigos, los Apóstoles de Ra, planean cruzar las Doce Casa en un intento por acabar con la vida de todos los caballeros, así como residentes del Santuario. Deben ser detenidos, muchas vidas dependen de ello.
— Cuente con ello —aceptó la misión sin demora.
— Sé que puedo confiar en tus talentos, fui testigo de cómo venciste a un enemigo, y con ello libraste a mucha gente del peligro, estaré siempre en deuda. —dijo sinceramente—. No debes preocuparte por aquellos a quienes dejaste atrás, la ayuda está por llegar a ellos. Ahora continúa tu camino.

****

Entrada a la Casa de Géminis

Shai de Virgo se detuvo, impidiendo que sus compañeros penetraran al templo que se encontraba sumido en total oscuridad, como si el mismo sol tuviera miedo de entrar.
— Es aquí Assiut. En la tercera casa es donde reside el caballero del que te hablé— alertó al Apóstol de armadura dorada.
Un brillo de determinación surcó por los ojos de Assiut quien asintió— Entonces yo me encargaré de Géminis —aclaró con énfasis al hombre de armadura negra—. Lamento mucho Shai, pero tendrás que continuar por tu cuenta.
— Descuida —la amazona de Virgo habló sin rencores—. Saldremos adelante, tenemos qué.
El otro guerrero río divertido— A cómo están sucediendo las cosas, muy pronto será mi turno para pelear. Ya estoy cansándome de que me dejen a un lado y que se queden con la mejor parte —mostró los dientes tras una sádica sonrisa.
Assiut lanzó una mirada despectiva al sujeto— Tú tienes tus ordenes, por lo que debes aguardar antes de intervenir —espetó con severidad.
— ¿Saben? Si me hubieran dejado ayudarlos desde el principio quizá sus queridos compañeros no hubieran tenido que morir —comentó despectivo, manteniendo al margen una carcajada—. Pero así es como quieren jugar, y por ahora seguiré las reglas que los están condenando al fracaso —agregó, provocando que los otros dos reanudaran la marcha para no escucharlo.

El trío entró al templo corriendo sin sentir alguna clase de presencia en la penumbra.
¿Tendrían la suerte de que éste fuera un templo libre de a guardián? Por supuesto que no. Assiut advirtió una diminuta chispa de cosmos— Shai, suceda lo que suceda, sigue adelante, no se te ocurra regresar —exigió a la amazona quien corría delante de él— Cumple con lo que debes hacer, no se te ocurra vacilar.
— Ten cuidado —le pidió ella antes de que el Apóstol se detuviera para mirar hacia atrás, donde un caballero de oro estaba observándolos.
El casco de dos rostros oscurecía la cara del caballero quien permaneció inmóvil. La capa blanca del santo de Géminis se ondeó por el viento que se coló por la entrada.
Assiut le dirigió la palabra a su esperado rival— Caballero de Géminis, ¿por qué custodias una entrada que ya ha sido profanada? Actúas tarde, mis compañeros están lejos de tu alcance —preguntó al intrigarle esa actitud despreocupada cuando bien pudo intentar atacarlos por la espalda.
Tras unos segundos, obtuvo una respuesta inesperada— No tiene sentido proteger una salida que intrusos como ustedes jamás encontrarán —el santo de cabello azul respondió con tranquilidad —. Esperaba que el mejor de los Apóstoles se diera cuenta de mi presencia, y ese fuiste tú, felicidades… —sonrió socarronamente—. Si te derroto aquí, no existirá ningún peligro para el Patriarca —añadió, caminando por entre las tinieblas de la estancia.
— Eres el primer guerrero que no intenta demorarnos a todos. Significa que admites tus limites, conoces tu fuerza… y la mía —Assiut comprendió que trataba con un enemigo diferente a los anteriores, por lo que optó por la prudencia.
— ¿Acaso no me escuchaste? —Albert volvió a sonreír, deteniéndose—. Ninguno de ustedes saldrá de aquí hasta que yo lo diga. La asquerosa traidora y tu otro amigo serán prisioneros del templo de Géminis hasta el final de sus días.
— ¿Qué quieres decir con eso? —el Apóstol ocultó un sobresalto.
— Que ustedes mismos han entrado a la dimensión que será su última morada —Géminis chasqueó los dedos y la luz solar del exterior se apagó como si se tratara de un foco, aumentando el tamaño de las sombras dentro del templo.
Assiut contempló una de las numerosas antorchas que aparecieron colgando de las columnas. El fuego anaranjado iluminó un pasillo de vasta longitud, cuyos extremos se perdían en las tinieblas.
— Jum, ya me habían advertido de la maestría en el combate y las ilusiones del caballero de Géminis, tal parece que no eran simples habladurías —Assiut poco a poco adoptó una posición de combate, sabiendo que iniciaría una lucha encarnizada.
Sosegado, Albert se tocó la barbilla con gesto pensativo— Vaya, me halaga que sepan algo de mí los míticos Apóstoles de Ra, sin embargo, si tu fuente de información es la amazona de Virgo, déjame decirte que no sabes ni la mitad de tu verdadero problema— explicó con excesiva confianza—. Yo no soy como todos los descuidados que viven aquí y muestran sus habilidades tan a la ligera, reservo cada técnica para situaciones que lo ameriten. ¿Y qué mejor oportunidad que ésta? Cuando el Apóstol Sagrado de Horus* se encuentra delante de mí —reprime una sonrisa burlona, similar a la que se haya en la máscara derecha del casco de Géminis.
La desconfianza creció en el pecho de Assiut— Parece que sabes más sobre nosotros que nosotros sobre ti.
Albert tocó el lado izquierdo de su casco dorado con el dedo índice— Memoria fotográfica… —explicó con aire arrogante—. Tengo muy bien grabados las ilustraciones de los campeones de Ra; llamaron mucho mi atención los relatos de las guerras sagradas de antaño. Está escrito que, cansados de ser oprimidos y gobernados por naciones extranjeras, su pueblo se alzó en una guerra sin precedentes para expulsar a los foráneos de las tierras de Egipto. Se armó una gran revuelta, liderados por los dioses del desierto y del Nilo —relató un poco de lo estudiado en sus tiempos libres—. Pero entonces, la clemente Atena escuchó las suplicas de los inocentes que imploraban paz y lloraban a sus muertos.
— Estoy sorprendido— el egipcio intervino con tono sarcástico—, por el que exista alguien fuera de Egipto que conozca tal historia. Es como dices santo de Géminis, no es la primera vez que el Santuario y los Apóstoles se enfrentan en batalla, pues Atena, pese a autonombrarse una diosa de paz, no contuvo en ningún momento los ríos de sangre que provocaron sus santos. Ella acrecentó las flamas de la guerra con más violencia, ¡vaya solución! —se mofó.
— Los Apóstoles fueron vencidos y la rebelión aplacada —prosiguió Albert al encontrar gracioso el juego de narrar un evento de la historia a través de dos puntos de vista diferentes—. Mas Atena, en su eterna benevolencia, les prometió tiempos de gloria a cambio de paciencia y sumisión —Albert levantó un poco los brazos, moviéndose como un actor en pleno monologo sobre un escenario—. Algo que llegó finalmente, aún después de tantas peripecias y dolor…— la expresión del santo cambió a una más seria—, pero en vez de disfrutarlo como es debido, están aquí ocasionando problemas, volviendo a cometer las mismas imprudencias del pasado. ¿Acaso buscan vengarse por lo que sucedió?
Assiut mostró una media sonrisa al encorvarse un poco hacia al frente— Esto va más allá que una simple venganza. ¡Es deber y obediencia! —apretó fuertemente los puños, alistándose para atacar—. Pero si tanto quieres saber mis razones caballero de Géminis, te las diré en cuanto tu cabeza cuelgue de mis manos— el Ka* brillante del egipcio lo cubrió en su totalidad, convirtiéndolo en una sombra dentro una intensa llamarada dorada.
— Entonces tendré que preguntárselo a tu fantasma—Albert respondió sereno, invocando un cosmos repleto de estrellas y galaxias.

Assiut se impulsó con ambos pies, las alas del Alba* de Horus se extendieron para planear en el aire. Albert vio como el Apóstol se convirtió en un hombre halcón que buscó herirlo con las garras en las que se le afilaron los dedos.
Géminis alcanzó a moverse, permitiendo que la columna de luz lo pasara por un lado— Interesante velocidad —pensó al percatarse del rasguño que se trazó en su capa.
El resplandeciente guerrero viró en el aire, volviendo a atacar. Albert levantó los brazos, atrapando las garras del halcón. Los pies del caballero de Atena marcaron en el suelo dos zanjas, aunque Albert logró frenar a la poderosa ave.
Ambos cerraron las manos fuertemente sobre las del otro, empujándose en una competencia de fuerza. Los cosmos dorados chocaron entre si, creando centellas que retumbaron en la oscuridad.
Santo y Apóstol mantuvieron expresiones de total concentración mientras se estudiaban mutuamente.
— Admiro tu resistencia —masculló Assiut, tomando ligera ventaja cuando impulsó más los hombros hacia adelante—. Pero estás lejos de compararte conmigo.
Albert entrecerró los ojos, optando por una mueca burlona— Aquel que se dejó herir por una mujer no debería decir tales palabras —empleó más potencia sobre el brazo herido del egipcio—. Veo que intentaste tomar al toro dorado por los cuernos, pero en el proceso te has lastimado… qué mal.
El brazo izquierdo de Assiut tembló ante la presión ejercida por Géminis.
— Fuiste descuidado, acumular heridas cuando te enfrentas a un caballero dorado no es algo prudente— Albert liberó uno de sus brazos, atestando un golpe con la mano extendida sobre el vientre del Apóstol— ¡Espiral galáctica!
Una nebulosa con estrellas y aura carmesí envolvió por completo al guerrero de Horus. La masa de energía se disparó hacia rincones profundos del templo de Géminis, destruyendo columnas a su paso. En el interior, Assiut era vapuleado por el violento Ka del enemigo que giraba como un remolino sobre su cuerpo en un intento por despedazarlo.
La nebulosa explotó al no contener por más tiempo al Apóstol. El alba de Horus liberó centenas de rayos de luz que traspasaron todo lo que tocaban.
Albert se movió atinadamente, evadiendo las ráfagas solares que terminaron por agujerear su capa para después prenderse en llamas.
El Apóstol lanzó una mirada retadora al arrogante Albert quien se libró de los despojos de tela llameante— Qué sorpresa, creí que esa técnica de bajo nivel sería suficiente para apaciguar tus bríos… parece que me tomará más de lo pensado.
Assiut no presentaba nuevas heridas, asimismo el ropaje de Horus se mantuvo intacto— Quién diría que el puño de Tauro fue más efectivo que tu malograda demostración —mostró con orgullo la herida en su brazo—. Tal vez debí quedarme a combatir con ella —agregó con tono irónico—. Caerás en desgracia por subestimar a un siervo de la casa de Horus.
El Apóstol Sagrado hizo estallar su ka, volviéndose una vez más un hombre halcón revestido por fuego dorado.


Templo de Cáncer

Aunque el guardián del cuarto templo del zodiaco se encuentra lejos del Santuario, un caballero dorado lo resguarda.
Se sentía muy nervioso, ansioso y… un poco asustado. Era la primera vez que vestía la cloth de Capricornio a conciencia, algo que lo emocionó mucho al ser una sensación increíble. Nunca imaginó que al portarla pudiera moverse con tanta ligereza, ni mucho menos llegar a la talla, pero era una obra de arte magnifica que se moldeó correctamente a él. El verse reflejado en el oro reluciente de la armadura lo llevaba a pensar en lo duro que fue llegar hasta allí, así como en las personas que conoció durante tal travesía.

Desde que tomó posición en el Templo de Cáncer, Sugita ha estado atento a la ola de desastres que poco a poco suben por las Doce Casas. Al principio fue difícil contenerse y no ir a ayudar, pero las advertencias del Santo de Géminis lograron retenerlo en su posición de guardián.

Los Apóstoles de Ra… cierto es que había cosas que no entendía todavía, pero estudiando sus cosmos, comprendió que eran oponentes formidables. El verse como el último obstáculo de los enemigos para llegar hasta al Patriarca lo tensionaba, debía dar lo mejor de sí, demostrarles a quienes dudan de su capacidad que es apto para ser uno de los doces santos dorados.

Mientras seguía el rastro de los enemigos, le desconcertó el que se hubieran desvanecido de un momento a otro. Buscó sus cosmos pero, los perdió en cuanto entraron a la Casa de Géminis.
Ya analizándolo con cuidado, tampoco podía percibir el cosmos de Albert, ¿qué podría significar? Era capaz de ver el tercer templo desde donde se encontraba sin notar nada extraordinario en el exterior. Se intrigó todavía más al paso de los minutos, pues los Apóstoles no salían por ninguna parte, ni tampoco podía sentir algún tipo de batalla en el interior.
En ocasiones, sus pies descendieron uno o dos peldaños cuando se arrepentía y regresaba a Cáncer con algo de inseguridad… Cabe decir que desde que arribó a ese templo en particular, se sentía observado y acosado, sensaciones incomodas que no terminaba de descifrar. Lo más escalofriante resultó cuando en un par de ocasiones escuchó muy débilmente las palabras— Quédate... No vayas— entre los silbidos del viento.
Había pasado tiempo desde la última vez que escuchó esa clase de murmullos. El maestro Deneb solía decirle que tenía mucha imaginación como para inventar esa clase de cosas; cuando era muy pequeño, su padre lo miraba con remordimiento cada que le comentaba acerca de dicho fenómeno.
¿Qué creía él? No se mortificaba demasiado ni le creaba desvelos, quizá se trate de la voz de su conciencia, del sentido común que intentaba evitarle algún mal; después de todo, sabe bien que nació dentro de una familia especial, de un padre enigmático que posee más de un don que lo vuelven un hombre importante dentro de un circulo social del que él fue alejado para caminar por el sendero de los santos.


Templo de Géminis

Albert bloqueó los golpes del guerrero de alas flameantes. Logró contener esa tremenda fuerza que ya habría roto los huesos de cualquier ser humano. Cansado de mantenerse a la defensiva, Géminis empezó a contraatacar, buscando que sus puños fueran más certeros que los del Apóstol.
Avanzaron y retrocedieron en una danza mortal en el que intercambiaron golpes dentro de un remolino de luz hasta que Assiut logró imponerse, cuando sus nudillos se encajaran bruscamente contra la barbilla de Géminis.

Albert retrocedió, utilizando pies y rodillas para sostenerse. Inmediata fue su recuperación, en cuanto el cosmos galáctico lo rodeó para liberar una ráfaga energética.
El Apóstol Sagrado recibió el impacto de lleno a la altura del estomago, se inclinó un poco pero el cúmulo de energía no se disipó, permaneció chisporroteante sobre el Alba dorada, subiendo por el costado, hacia el hombro derecho, avanzando por el brazo, pasando el codo, hacia la punta de los dedos de donde salió disparada de regreso hacia la fuente original.
Géminis se sorprendió al ver como su poder volvía. Proyectó una estela de cosmos para protegerse del embiste, entrecerrando los parpados por el violento viento que le sopló en la cara.

El Apóstol permaneció inmóvil con el brazo y dedos extendidos hacia el santo dorado, como si estos fueran el arma más mortífera existente sobre la Tierra. Albert intentó analizar por si mismo lo ocurrido, sin demasiado éxito.

La imprevista pausa hizo sonreír a Assiut, estaba satisfecho de ver la expresión incrédula del santo, por lo que decidió hablar— ¿Qué se siente ser atacado por tu propio poder? Imagino que habrás descubierto lo desagradable que es tu aura para los demás. Ojalá lo recuerdes la próxima vez que se te ocurra atacarme con ella.
— Fuiste capaz de regresar mi ataque…
— No te sorprendas por ésta pequeñez, es algo sencillo cuando se practica sin descanso. El ser humano está capacitado para generar la energía que llamamos Ka, ésta circula en el interior de nuestros cuerpos a través de diversos conductos. Aquellos que logran comprender dicho flujo pueden dominarlo para lograr lo que yo, que sólo redirigí el curso de tu técnica.
— Ah, ya comprendo— respondió Albert con tranquilidad—. Es algo arriesgado si lo meditas bien, porque… qué pasará cuando el poder que intentes controlar supera tu capacidad ¿crees que tu cuerpo lo resistirá?— masculló con desafío, incrementando su cosmos. Las sombras del templo de Géminis reaccionaron en armonía al aura del caballero, sobre los mantos oscuros se dibujaron paisajes espaciales repletos de estrellas y galaxias.
El Apóstol tomó una posición defensiva, mirando con desconfianza la peculiar atmósfera que adquirió el lugar.
— El poder de una simple estrella como el sol no se compara con el poder de un conjunto de galaxias…— habló Géminis, mostrando un cosmos más brillante que antes—. Te mostraré la diferencia de tu poder y el mío, así como la razón por la que el Santuario se llevó la victoria sobre Egipto en el pasado.
Assiut estaba asombrado por el Ka que sentía fluir alrededor de Albert de Géminis. Contempló pasmado como es que en las manos del santo se formó un universo entero, donde planetas y estrellas se remolineaban a toda velocidad.
— ¡Recibe el castigo por alzarte contra Atena y el Patriarca! ¡Explosión de Galaxias! (Galaxian Explosion!)
Todo su ser resintió la presión del poderoso cosmos, Assiut vio sorprendido como planetas, cometas y asteroides escaparon de las manos del santo. Luchó inútilmente para no retroceder, pero en cuanto lo alcanzó el primer impacto salió despedido por el aire.
La alba de Horus comenzó a crujir, marcándose numerosas fisuras en ella; Assiut sintió el sabor de la sangre en las encías, más el sofoco de los numerosos golpes que lo castigaron sin cuartel. La agonía fue constante, repleta de dolores con los que creyó que su cuerpo se partiría en decenas de pedazos.
— Desaparece en la vertiente universal —masculló Géminis, con la victoria curveándole los labios.
Assiut lanzó un gritó ensordecedor cuando sus ojos se abrieron con un resplandeciente fulgor, el cual lo envolvió en una coraza que el violento cosmos no logró disolver.
Assiut se apoyó con pies y manos en el suelo, dándose un respiro gracias a la barrera de energía que logró levantar. No negará la admiración que despertó por su rival, pero no por ello pensaba darse por vencido, no cuando todavía le quedaban fuerzas que demostrar.
Albert apaciguó su cosmos, observando con atención el brillo dorado que desprendía el ojo derecho del Apóstol, y el resplandor plateado del izquierdo, los cuales se esfumaron tras un par de parpadeos.
El santo echó un breve vistazo en redondo, le pareció haber escuchado una voz, pero al no encontrar nada, regresó su atención a la batalla.
— Alabaré la resistencia de las renombradas Albas de Ra, de no ser por ella seguramente estarías muerto— comentó Albert con algo de aburrimiento, suspirando—. Es momento de terminar con esta batalla sin sentido, ¿qué les hizo creer realmente que sólo una fracción de los Apóstoles sería capaz de invadir el Santuario? La situación resultaría diferente de haber traído a toda su fuerza bélica, por lo que lo preguntaré una última vez ¿qué es lo que en verdad buscan viniendo aquí?
Los ojos de Assiut se perdieron en la sombra proyectada por el casco de Horus. Bajó un poco el mentón, pues esas palabras pesaban en su conciencia. Tensó la mandíbula al momento en que cerró las manos sobre el suelo del que se levantó lentamente.
— La verdad…— dudó unos instantes—. La verdad ha estado con nosotros desde que dimos el primer golpe… —las alas del Alba de Horus se extendieron completamente en la espalda de Assiut—. Es por Egipto… tomar sus vidas es un precio insignificante comparado con ello… Así lo ha ordenado mi reina, mi rey… mi príncipe…—el ka amarillento volvió a encenderse—. No debería extrañarte caballero de Géminis, tú quien también llevas una vida de servicio debes entender mejor que nadie ésta situación… ¿O acaso me dirás que si tu dichosa Atena o tu Patriarca te dieran una orden parecida, no la llevarías a cabo sólo por parecerte insensata? —cuestionó, centrado en avivar su ka al máximo, implorando un permiso especial a los dioses.
Albert dejó escapar una sonrisa burlona— Supongo que tienes razón… Sin embargo, me gustaría saber la razón por la que tengo qué matarte, eso es todo.
— Sí que eres extraño— murmuró Assiut en total calma—, qué más razón necesitas aparte de la que ya es obvia —suspiró, relajado—. Te diré algo que seguramente incrementará tu ego santo de Géminis, de entre todos, Shai nos advirtió de ti por encima de los demás santos dorados que ella conoce… Elegí ser yo quien pelee contigo pues ansiaba comprobar sus palabras, contemplar la verdadera fuerza que Atena tiene bajo su mando pero… ¡No has hecho más que subestimarme! —gritó exasperado—. ¡No me has mostrado todo tu poder! ¡Creí que serías generoso y le enseñarías a éste extranjero lo que en Grecia saben hacer! —su ka destelló todavía más, apartando los oscuros mantos galácticos que intentaban aprisionarlo.
La energía que expulsó tomó una forma esférica que creó un sol llameante, y en su interior el guerrero halcón levitaba.
El vendaval de poder que liberó el brillante sol obligó a Albert retroceder un poco.
— Erré al creer que lucharías enserio conmigo, esperé demasiado de ti, pero tu maldita soberbia impide que lleves la batalla a su verdadero cenit. Tal parece que tendré que obligarte a llegar al límite, exponiendo los míos…
— Estás demasiado obsesionado ¿lo sabías? —Albert comentó, sin intimidarse por las palabras del egipcio.
— Quizá… pero si no puedo vencerte entonces no tendré ninguna oportunidad contra los guerreros legendarios que nos esperan al final de los doce templos… El antiguo santo del Dragón y el famoso santo de Pegaso, quienes fueron capaces de combatir a los dioses y sobrevivir ¿entiendes ahora?
— Perfectamente, quieres probar tu habilidad, haces muy bien. Pero aún si me vencieras, algo que dudo bastante— río—, de nada te servirá, mi maestro está por encima de todos los demás santos por una razón —nuevamente las manos de Albert contuvieron la fuerza del universo. Retrasó un poco el ataque al escuchar de nueva cuenta ese sonido molesto al que no le encuentra origen.
— ¡Atácame con todas tus fuerzas, pues mi siguiente golpe estará libre de cadenas! —lo incitó el Apóstol.
— Eres demasiado obstinado, pero cumpliré tu deseo, ésta vez mi técnica te fulminará sin demora. ¡Explosión de Galaxias! (Galaxian Explosión!)
La inminente colisión no atemorizó al egipcio. Assiut alzó los brazos desde los costados hasta colocarlos por encima de su cabeza. Las placas metálicas que conformaban las alas del alba de Horus comenzaron a plegarse unas sobre otras, siguiendo ese mismo movimiento hasta que formaron dos extrañas salientes detrás de los hombros del Apóstol. Las manos de Assiut se cerraron con fuerza sobre ellas y, de un rápido movimiento, extrajo dos objetos radiantes con las que formó una cruz frente a él.
Los planetas, asteroides y galaxias chocaron estruendosamente contra la cruz luminosa.
Assiut empleó todas sus fuerzas en las plantas de los pies, destrozando el suelo con tal de no retroceder. Dio un grito de batalla por el que su ka dorado se proyectó hacia arriba formando una gruesa columna que partió la ola de poder de Géminis, dividiendo el cauce de la explosión galáctica en dos torrentes.
El Apóstol se arrojó inmediatamente al ataque, con los dos artefactos brillantes en cada mano. Fue tan veloz que Albert apenas alcanzó a bajar la mirada cuando ya estaba frente a él.
El Apóstol sagrado no se contuvo, súbitamente sus brazos extendidos se cerraron contra la cabeza del santo.

Una parte del casco de Géminis saltó por los aires arrastrando hilos de sangre, mientras el resto cayó junto a los pies del guerrero egipcio.
Assiut permaneció inmóvil en una pose ofensiva, contemplando las manchas rojas en el filo de sus armas, así mismo, utilizó el reflejo de éstas para contemplar al santo dorado quien le daba la espalda.
A cierta distancia, Albert estaba ligeramente acuclillado sintiendo su corazón muy alterado. Se tocó el cuello con la mano, sabiéndose afortunado por esquivar el corte que lo habría decapitado. Sangre comenzó deslizarse por su rostro hasta la base del cuello; algunos de sus cabellos se mancharon con el fluido escarlata, quedando atrapados por la humedad de la piel.

Despacio, Assiut dio media vuelta— Por un breve momento me pregunté si iba a ser así de fácil… Jamás había conocido a un oponente que reaccionara tan atinadamente como tú, tienes mi respeto.
Las alas del alba de Horus se transformaron en dos majestuosos sables curvos conocidos como khopesh*. Los sables estaban hechos de oro puro, con hojas curvas y relucientes. Las empuñaduras mostraban una serie de jeroglíficos donde abundaban en repetición y tamaño la imagen de Horus y el ojo de Ra. Alrededor de ellos se percibía un soplo divino, similar al que cubre el durmiente báculo de Nike.
— Supongo que te tomó por sorpresa —dijo el Apóstol mientras giraba las espadas que eran un poco más largas que sus brazos—. Tengo entendido que a ustedes los santos se les tiene prohibido usar cualquier tipo de arma para combatir, pero de donde yo provengo no existe tal restricción —explicó con seriedad—. Espero y no te ofenda, pero te advertí que lucharía contigo sin impedimentos absurdos.
Géminis se irguió tras unos momentos, dándose vuelta para encarar al oponente quien había dado un giro a la situación. Le echó un vistazo al destruido casco de oro, impresionado por el que los sables pudieron dañar una cloth con tal facilidad.
— Aciertas en decir que no me lo esperaba… no tenía idea que tu armadura escondiera tal secreto… Así que descuida, no te consideraré un cobarde por pelear con un hombre desarmado —sonrió con ironía
— Eso te lo agradezco— murmuró el Apóstol, volviendo a desaparecer de la vista de Géminis para reaparecer al lado de éste, soltando un golpe con el sable derecho. La hoja brillante se dirigió hacia el cuello del santo, decapitándolo.
La cabeza surcó cerca del techo, cayendo al suelo donde se quebró en numerosos pedazos.
— ¡¿Qué es esto?! —el egipcio se preguntó contrariado al ver que fue a una estatua, y no al caballero dorado, a la que había decapitado.
Miró confundido la escultura que tomó el lugar del santo Ateniense, una estatua que representaba al dios con cabeza de halcón, Horus.
En ese instante, la oscuridad empezó a aclararse tras un parpadeo en el que el templo de Géminis cambió. Assiut quedó boquiabierto ante la nueva arquitectura, ya que pertenecía a la que conformaba los palacios en la tierra de Egipto. Hacia los lados vio el paisaje de las pirámides y el cauce del Nilo, el alto techo elevado por columnas que finalizaban con las intimidantes imágenes de los dioses que él veneraba, jeroglíficos, adornos y muebles, todo era una replica exacta.
Exaltado y turbado, retrocedió unos cuantos pasos ¿Acaso habría sido teletransportado…? No. Casi de inmediato reconoció la falsedad del lugar, había elementos importantes de los que carecía el escenario… En Egipto no se respiraba tal paz.
— ¿Cuál es la idea de éste truco?— vociferó, produciéndose un sonoro eco.
— Sólo el que mueras en un ambiente que sea agradable para ti ¿no te gusta?— Assiut escuchó sobre su oído, percibiendo como el santo de Géminis estaba allí. Giró los sables, lanzando un golpe hacia atrás sin herir más que al aire.
— Es lamentable, pero jamás he visitado tu tierra, así que me basé sólo en lo que he visto en algunas ilustraciones —como un fantasma es que la imagen de Albert apareció algunos metros adelante.
— Así que nada más se trata de una ilusión —concluyó.
— ¿Una ilusión? —Albert contuvo una carcajada—, jamás me rebajaría a meros trucos. Estás tratando con un santo, no con un mago charlatán —aclaró con aire triunfal—. Lo que vez es tan real como yo lo desee ¿No te lo advertí al principio? Aquí sólo yo tengo la autoridad para dejarlos ir o sentenciarlos a morir —sonrió airoso—. ¿De verdad crees que tus amigos salieron de mi templo sin ninguna clase de obstáculo? Te aseguro que ellos siguen aquí.
— No entendería cómo —admite el Apóstol, adoptando posición de defensa.
— Es sencillo —Albert levantó la mano a la altura del rostro—, el templo de Géminis es un dominio que está a mi entera disposición, por lo que si yo digo que abajo es arriba, así será.
En cuanto la mano del caballero dorado rotó tras un leve movimiento, Assiut miró absorto como el escenario se volteó de cabeza en un santiamén; sus piernas se despegaron del suelo que se volvió el techo, mientras el caballero de Géminis permaneció en su lugar yendo en contra de la ley de gravedad.
El Apóstol giró en el aire, cayendo de pie sin perder el equilibrio. Lanzó una mirada perpleja al santo quien le devolvió una de completa serenidad.
— Desde que pusieron un pie adentro de mi casa entraron a la dimensión que he creado en ella. Es fácil entrar más casi imposible salir. Tus compañeros estarán perdidos en mi dimensión por un tiempo, quizá hasta que el cansancio, la sed y otras tantas carencias terminen con ellos, o hasta que yo mismo vaya a darles fin
— ¡No te creo!
— ¿Qué tan difícil puede ser? —una sonrisa torcida se dibujó en el rostro de Albert mientras el ambiente comenzó a cambiar continuamente, mostrando una gran variedad de lugares como un monasterio en China, una playa de aguas cristalinas, una pradera en primavera, los altos Alpes, parajes nevados, la Sabana Africana.
— ¿Has tratado que tus sentidos se extiendan más allá de estos muros? Vamos, inténtalo, notarás cómo es que solo estamos tú y yo aquí, en un plano dimensional en donde yo soy el mandamás, aquí yo soy Dios…



FIN DEL CAPITULO 13




*Un futón es un tipo de colchón que configura una cama japonesa.
* El korokke es una fritura japonesa hecha de una mezcla de carne, mariscos o vegetales picados y cocinados con puré de papa o salsa, empanados con harina blanca, huevos y migajas de pan; fritos hasta que tengan un color chocolate en su parte externa.
*Ramen son tallarines
*Ki es la energía que fluye por la Naturaleza. La energía vital de los seres vivos.
* Tatami es un piso tradicional muy característico de las casas japonesas.
* Sasori significa 'Escorpión' en Japonés.
*Ka = Concepto de energía en la civilización Egipcia.
*Alba = Así llamaremos a las armaduras de los Apóstoles.

* Dios Horus
Nombre egipcio: Hor-Hur. Nombre griego: Horus
Representación: Hombre con cabeza de halcón, o un halcón
Al poco tiempo de nacer, Horus, hijo de Osiris, fue escondido por su madre Isis y lo dejó al cuidado de Thot, dios de la sabiduría, que lo instruyó y crió hasta convertirse en un excepcional guerrero. Al llegar a la mayoría de edad, ayudado por los Shemsu Hor luchó contra Seth para recuperar el trono de su padre, asesinado por Seth. Seth quedó como el dios del Alto Egipto y Horus del Bajo Egipto. Posteriormente Horus fue dios de todo Egipto, mientras que Seth era dios del desierto y de los pueblos extranjeros.

ELDA_banner%2B09_.jpg

 

EL LEGADO DE ATENA - Capítulo 67. "Epílogo"


#66 Lunatic BoltSpectrum

Lunatic BoltSpectrum

    ¡Sagrado corazón de Jesús en vos confío!

  • 3,244 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Escorpion
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
1
Total:
1

Publicado 12 abril 2010 - 10:05

Muy buen capitulo, el pasado de Souva, la pelea entre albert y el apostol horus esta genial

#67 Aquiles de Sagitario

Aquiles de Sagitario

    ┌∩┐(◕_◕)┌∩┐

  • 436 mensajes
Pais:
Uruguay
Sexo:
Masculino
Signo:
Sagitario
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 15 abril 2010 - 15:51

Muy buen capítulo Seph!! Me gustó el pasado de Souva y la relación con su maestro. Estaba esperando la frase típica de "tendrás ko..." bueno, esa comida! Es bien típica de esas escenas!
Excelente la pelea de Albert. Digno sucesor de Saga.
Noto que tomas las técnicas de los Santos "viejos" pero las llevas un paso más allá. Ojo con no irte al caraj.o!!! Je.
Quiero saber YA qué es lo que hacen los guerreros de Egipto en el Santuario, el verdadero "¿Por qué?". Algo adelantás, pero muuuuuuy poco.

Saludos!

s78.gif
//////////////************Firma excesivamente alta****************/////////////////

#68 dead mask 2

dead mask 2

    ????

  • 1,666 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Masculino
Signo:
Virgo
Desde:
Ecatepec de Morelos, Mexico
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 19 abril 2010 - 11:00

me encanto tu capitulo
seph
sige escribiendo como hasta

ahora

eres genial



saludos
vader.jpg

#69 Seph_girl

Seph_girl

    Marine Shogun Crisaor / SNK Nurse

  • 983 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Femenino
Signo:
Acuario
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 06 mayo 2010 - 09:36

Bueno pues aqui etsou nuevamente, estoy por subir el episodio 14, nada más que me hago un espacio para responder los comentarios que amablemente me han dejado =D

CITA(espectro1986 @ Apr 12 2010, 07:05 AM) <{POST_SNAPBACK}>
Muy buen capitulo, el pasado de Souva, la pelea entre albert y el apostol horus esta genial


Muchas gracias por pasarte por aqui Espectro. Cierto que cuando hago una historia me gustan que la mayoria de los personajes tengan un pasado atras que el lector pueda conocer en parte, por lo que no solo de Souva se sabrá en el futuro ;)
La pelea entre Albert y el Apostol de Horus llega a su conclusión en este proximo episodio jajaja ya imagino la reacción que habrá XD



CITA(Aquiles de Sagitario @ Apr 15 2010, 12:51 PM) <{POST_SNAPBACK}>
Muy buen capítulo Seph!! Me gustó el pasado de Souva y la relación con su maestro. Estaba esperando la frase típica de "tendrás ko..." bueno, esa comida! Es bien típica de esas escenas!
Excelente la pelea de Albert. Digno sucesor de Saga.
Noto que tomas las técnicas de los Santos "viejos" pero las llevas un paso más allá. Ojo con no irte al caraj.o!!! Je.
Quiero saber YA qué es lo que hacen los guerreros de Egipto en el Santuario, el verdadero "¿Por qué?". Algo adelantás, pero muuuuuuy poco.

Saludos!

s78.gif


Buenaaaas Aquiles ;)
Jaaa! en la relación Maestro-alumno, Souva tuvo un buen maestro, estricto pero paternal XD por lo que si iba a recibir su recompensa por su esfuerzo por el bizarro entrenamiento.

En efecto tomo las tecnicas viejas de los santos porque son cláaaasicas, y si, obvio que les pongo algo nuevo de mi cosecha e incluso se les inventó alguna nueva. No te preocupes, intentaré mantener el control jajaja

En el capitulo 14 se ve un poco más de lo que pasa en Egipto XD, ya casi ya casi jajaja me gusta guardar el secreto hasta sus ultimas, pero a su vez se crearan mas misterios XD juu!


CITA(dead mask 2 @ Apr 19 2010, 08:00 AM) <{POST_SNAPBACK}>
me encanto tu capitulo
seph
sige escribiendo como hasta

ahora

eres genial

saludos


Muchas gracias Dead mask 2
trataré d emantener el ritmo, no te preocupes. Gracias por leer =D

Y ahora si... en el siguiente Post vamos con el cap 14....
¡El Capitulo 15 estará para principios de Junio!

************************************
************************************




Egipto, 13 años atrás.

Un joven observa detenidamente los reflejos en el agua. Frente a él contempla a un lastimero niño de ojos tristes, cabello corto y un cuerpo herido envuelto en vendas y una toga de lino blanco. Él ignoró por completo el bello jardín por el que se le permitió andar, no le llamaban la atención las verdes plantas ni el lujo de las estancias junto al río pese a que sólo conoce la humildad de la arena.
Con los pies metidos en el agua su mirada se mostraba vacía, como si su alma se encontrara lejos, en el fondo del Nilo…
Dos jovencitas caminaban por el jardín, llevando canastas llenas de mantas sucias, mas se detienen cuando una de ellas divisa al pequeño en las cercanías.
— ¿Ese es? ¿Ese es el hijo de Rashida?— preguntó a la otra chica, sin cuidar el volumen de su voz.
La segunda mujer miró al jovencito y asintió— Sí, él es— respondió, recordando lo que otros sirvientes murmuraban al respecto—. Dicen que lo encontraron hace días a la orilla del río cuando los señores se encontraban de paseo. Sé que suena extraño pero aseguran que si no fuera por el príncipe Atem no habrían dado con él.
— ¿Qué dices? Pero si apenas es un bebé— pregunta confusa.
— ¡Bendito es el príncipe al poder encontrar a alguien necesitado!— alabó al pequeño Atem— El hijo de Rashida estaba muy malherido, quemado y deshidratado por el sol al vagar durante días en el desierto. Lo sé pues yo estuve con el sacerdote que lo sanó, parecía que una banda de chacales lo hubiera atacado sin clemencia, sólo Ra sabe cómo es que logró llegar con vida hasta aquí. Incluso el señor Nichrom fue hasta donde ellos dos vivían y no encontró rastro del ermitaño, el desierto lo devoró.
La mujer lo miró con profunda tristeza mientras escuchaba a su amiga— Mejor baja la voz…— pidió al notar como el jovencito se incomodó por los murmullos.
— No hay necesidad, ese niño no ha reaccionado a nada, ni siquiera al reencontrarse con su madre después de tantos años. Ha perdido el habla, el entendimiento y quizá hasta el alma… algunos creen que el dios Seth se la robó durante su andanza por las dunas y sólo le permitió a su cuerpo salir.
Ambas mujeres se exaltaron cuando vieron como el niño se levantó, comenzando a patear y arrancar la flora de algunos arbustos, pero no contento con ello, se dirigió hacia una de las carpas, tirando todo mueble, rompiendo cada vasija, arrojando toda fruta que allí se había acomodado. El jovencito estaba poseído por una rabia incontrolable por la que sólo bufaba y gritaba furioso.
Las mujeres le suplicaban que se detuviera pero debieron alejarse para evitar ser golpeadas por algún objeto volador.
El niño terminó por sujetar un banco y golpearlo repetidas veces contra la mesa volteada hasta reventar la madera.
Las siervas no entendían lo que pasaba, en verdad estaba poseído pero por los sentimientos reprimidos hacia lo que presenció aquel día… Las imágenes de dos demonios ensombrecidos devorando un cuerpo humano, ese hombre de sonrisa torcida y clara cabellera que reía ante el espectáculo, los ojos muertos de su padre mientras era destazado… Peleaba contra esos fantasmas que atormentaban su mente.
Comenzó a golpear los restos de madera con los puños, luchaba contra esas aberraciones que lo perseguían todo el tiempo.
— ¡Ve a pedir ayuda, ha perdido la razón, es un peligro para todos!
— No hay necesidad— dijo otra voz femenina que sorprendió a las sirvientas.
Las mujeres se volvieron de inmediato sólo para arrodillarse ante la actual señora de Egipto, acompañada por el esposo real quien llevaba en brazos al príncipe.
— ¡Mi faraona, el chico… debe mantenerse alejada de él!
— ¡Debemos llamar a los guardias, por favor no se exponga!
La Faraona Inet era una mujer muy bella de aspecto maduro y gentil, reinaba con justicia pero también con comprensión. Su tersa piel tenía un ligero tono de bronce que fascinaba a cualquier hombre. Poseía grandes ojos negros que paralizaban hasta a las bestias más fieras. Tenía una sedosa cabellera oscura que se cortaba a la altura de los hombros. Llevaba puesto un vestido blanco con algunos colgantes dorados alrededor del cuello y en las orejas perforadas.
Por sus venas corre sangre de reyes antiguos, un legado que el desierto guardó celosamente durante generaciones hasta que el mundo sufriera ese gran cambio que permitió que el valle del Nilo pudiera florecer cual era en los tiempos de antaño.

Inet miró hacia donde el joven no se cansaba de gritar y golpear a enemigos invisibles— Permanezcan aquí, no se muevan— ordenó, caminando hacia allá.
Una de las siervas se volvió suplicante al esposo real— ¿Acaso no va a detenerla?
El hombre no apartó los ojos de la espalda de su mujer— No se preocupen, ella estará bien —aseguró con tranquilidad, meciendo al bebé que pedía atención alzando las manitas.

Algunos miembros de la corte todavía desaprobaban que se haya desposado con un extranjero, olvidando que fueron los mismos dioses que lo señalaron como el padre de su hijo. Pero lo más importante es que Inet lo amaba profundamente, sin importarle el color de la piel u origen.
Fujitaka era japonés. Él fue un arqueólogo que visitó Egipto un par de veces antes de conocerla por obra del destino. Pese a su edad madura, poseía un atractivo físico que encantaba a la faraona; tenía cabello castaño repleto de mechones canosos, y ojos negros que siempre resplandecen cálidos y afectuosos.

— Assiut— una voz femenina lo llamó por su nombre, actuando como un conjuro que lo paralizó de inmediato—, es suficiente…
Los brazos del niño quedaron inmóviles en el aire, ensangrentados por las numerosas astillas que se le incrustaron en la piel. Giró lentamente la cabeza hacia la faraona. Inet se cautivó por las lágrimas que bañaban el rostro encolerizado del pequeño.
El alma de Assiut estaba siendo sacudida por un huracán de emociones, pensamientos, recuerdos y frustraciones que no podía controlar; éstas buscaban un escape, cualquiera sin importar las consecuencias. Pero al contemplar a Inet, percibir su presencia, el tifón se desvaneció en un instante pues finalmente sus ruegos fueron respondidos…
Ese día oró a los dioses que lo ayudaran… suplicó al cielo que intervinieran y ayudaran a su padre… que detuvieran a esos monstruos… que lo sacaran del desierto… ¡que lo salvaran! Pero su voz… sus ruegos fueron insignificantes… la ayuda no llegó… los dioses no respondieron a sus gritos… ¡¿Por qué?! ¡Quería saber por qué!
El chico se irguió, corriendo en dirección a la faraona con una rabia incontenible. Sus ojos expresaban una pregunta, sólo una— ¡¿Dónde estabas cuando mi padre agonizaba?!
De haber llamado a los guardias, cualquier arquero le habría flechado el corazón dos veces antes de llegar a tocar al lucero de Egipto; un espadachín lo habría decapitado de un tajo; pero en vez de eso fue rodeado por los suaves brazos de la faraona.
Assiut se rebeló contra el abrazo, golpeando el cuerpo de la mujer quien no desistió en retenerlo. El vestido blanco se manchó con la sangre del infante para tristeza de las súbditas.
— Lo siento.
Escuchó Assiut, aminorando un poco su fuerza.
— En verdad lo siento, perdóname.
Poco a poco los manotazos cesaron, pero el chico seguía tan tenso que se le erizaban los cabellos.
— Pero ya todo estará bien— le dijo en voz baja. La faraona tenía una voz tan dulce, tan maternal, que rápidamente Assiut se sintió desarmado. La respiración agitada del niño comenzó a tranquilizarse, mas los sollozos comenzaron.
— Estás a salvo… Aquí nadie te lastimará— lo abrazó más afectuosamente, doblando las rodillas para estar a su altura.
El niño también cayó de rodillas, temblando al no saber qué sentir o qué pensar. Gruesas lágrimas le impregnaban la cara mientras lloraba a todo pulmón, rindiéndose al consuelo que recibía.
La faraona también tuvo deseos de llorar. Mientras más tiempo abrazaba al pequeño, más descubría el dolor en su frágil alma. Percibió una profunda herida que tal vez nunca sanaría.
— Tu padre, Harakhty, fue un hombre valeroso. Te aseguro que él habría dado su vida mil veces con tal de que tú pudieras sobrevivir, así somos los padres— comenzó a acariciarle tiernamente la cabeza—. Es claro para mí, tu querido padre también debió saberlo, no fue una casualidad que mi hijo percibiera tu dolor… Assiut, estás destinado a grandes cosas, por favor vive por ellas, vive por tu padre, vive por Egipto… — el esposo real se acercó lentamente—, vive por Atem.
Los quejidos del bebé hicieron que Assiut mirara hacia arriba, observando con ojos vidriosos al infante Atem quien le devolvía un gesto risueño y movía las manitas ansiosas hacia él, como si quisiera ir a sus brazos. Sus labiecitos gesticulaban sonidos que estaban muy lejos de ser palabras, junto a algunas burbujitas de saliva que haría sonreír a cualquiera. Assiut no sonrió, pero en cambio se relajó completamente en el regazo de la faraona… Algo… una sensación extraña lo invadió, le transmitió paz… la calidez de la faraona le hizo recordar a su propia madre, pero… el príncipe irradiaba un aura que no podía explicar, una que lo acunaba y le pedía descansar.
Irremediablemente Assiut quedó dormido por primera vez desde que fue salvado.


Cuanta calidez y amor percibió entonces, rodeado por esas tres amables personas que cuidaban la tierra y el rebaño de Ra…

… Así fue Egipto alguna vez… ¿Cuándo es que el sueño terminó…?




Capitulo 14. Apóstoles Parte V
Extinción


Santuario, Gran Salón.


— Parece que Géminis ha controlado la situación— comentó Seiya al abrir los ojos—. Debo admitirlo Shiryu, en cuanto a efectividad Albert es uno de los mejores.
— El control que ha conseguido en sus técnicas me tiene sorprendido —añadió el Patriarca, quien ya había abandonado la comodidad del trono del Gran Salón para alojarse en la terraza—. Que sea capaz de crear una dimensión en el interior del tercero templo revela un dominio y entendimiento del cosmos de alto nivel, supongo que podemos dejar la situación en sus manos.
Shunrei sonrió discretamente al escucharlos hablar así de Albert. Ella sabe lo mucho que el santo de Géminis se esfuerza por dar una buena impresión a su esposo, ha sido así desde que arribó al Santuario. La imagen de ese niño con el rostro sucio y pocos modales todavía estaba en su mente, le llenaba de orgullo verlo convertido en un santo de oro que es admirado incluso por sus superiores.


Templo de Géminis


— Aquí yo soy Dios… —Albert murmuró con soberbia desde las alturas. El escenario cambiante se detuvo en la representación del palacio egipcio en el que inició todo.
Assiut vio como columnas de fuego comenzaron a brotar del suelo, magma hirviente que estuvo por caerle encima. Se movió a gran velocidad para evadirlas, impulsándose con un gran salto hacia donde el santo permanecía adherido al techo.
Albert lo imitó, yendo a su encuentro. El Apóstol alistó los sables para atestar un corte fulminante, mas la intención desapareció en cuanto dejó de ver al santo dorado, en su lugar se materializó la imagen de su camarada Hafiz, el finado Apóstol de Selkis. Ese instante de duda le impidió defenderse del golpe que Hafiz le dio en el pecho. La energía calorífica del impacto debilitó a Assiut quien cayó de bruces al suelo, levantándose bruscamente para encarar a ese fantasma. Se atragantó en el momento en que estuvo a punto de bajar sus armas, pero se negó a ser víctima de tales engaños.
Hafiz se lanzó al ataque, aunque ésta vez Assiut estaba listo para defenderse sin ninguna clase de tregua. Sin previo aviso, unos brazos se deslizaron por debajo de los hombros del Apóstol Sagrado restringiendo sus movimientos, al girar un poco la cabeza vio absorto el rostro de Giezi, Apóstol de Seth.
El renacido Hafiz volvió a golpearlo en el pecho repetidas veces con una terrible fuerza. El peto de la dañada Alba de Horus se quebró un poco más al mismo tiempo en que Assiut escupió sangre.
El Apóstol Sagrado se enfureció al saber que todo esto era un truco de Géminis, lo maldijo desde lo más profundo de su ser. Assiut utilizó las piernas para bloquear los puños del guerrero de Selkis, empujándolo con fiereza. Con gran destreza, el egipcio giró los sables, logrando que las puntas afiladas hirieran el cuello de Giezi. Los chorros de sangre mancharon el casco de Horus, mas Assiut no titubeó, se liberó y cortó en dos al impostor; lo mismo ocurrió con el Apóstol de Selkis que terminó atravesando una pared tras el golpe de ambas espadas.
Assiut rugió furioso, buscando al despreciable santo dorado. Lo halló recargado en una de las columnas de mármol, con una actitud de completa serenidad y despreocupación.
— La debilidad del corazón es la que mejor se puede utilizar contra un enemigo. Tal parece que no me equivoqué contigo, eres la clase de hombre cuyo talón de Aquiles se encuentra en sus amigos.
Aspirando con fuerza, Assiut respondió— Te crees capaz de indagar lo suficiente en el corazón de una persona como para encontrar su flaqueza… —rió un poco—. Qué ingenuo… bien… —meditó por unos segundos su siguiente acción. Enfundó los sables de Horus, los cuales regresaron a su estado original como las alas del Alba sagrada.
Albert se extrañó ante el cambio de actitud, pensar en algo como la rendición no le fue lógico por lo que optó por ser precavido.
—…Es evidente que mientras estemos aquí no seré capaz de alcanzar tu cuerpo… —el Ka de Assiut se encendió, combinando auras de oro y plata—. Pero aunque seas muy escurridizo para evitar las garras del halcón, no podrás evadir su mirada— Assiut abrió los ojos, el izquierdo emanaba una poderosa energía plateada mientras que el derecho de color dorada— ¡Atacaré tu mente entonces!
La expresión de Albert cambió bruscamente a una de dolor por la terrible presión que le golpeó la cabeza.
—¡¿Q-qué…?! ¡E-estás tratando… de entrar a mi mente! —el santo alzó todas sus barreras mentales. Fue todo un imprevisto que el Apóstol Sagrado de Horus contara con habilidades psíquicas.
—¡No tiene caso que te resistas, nada queda oculto para la mirada de los ojos de Horus, el Udyat*! —dos gigantescos ojos se dibujaron a los costados de Assiut.
Adolorido, Albert se tocó la frente, cerrando los párpados por las intensas punzadas que le perforaban el cráneo.
— Pretendes saber cuál es mi punto débil, creo que es justo que me dejes conocer el tuyo —Assiut reconoció el tremendo poder mental del santo, pero su técnica no puede ser vencida, tarde o temprano cedería—. Muéstrame Albert de Géminis… enséñame la debilidad de tu corazón, tu más grande temor.
Albert tensó la mandíbula, luchando por impedir esa conexión que el Apóstol forzaba sobre su mente, mas todo resultaba inútil, podía ver claramente como los fieros ojos del halcón se hacían cada vez más grandes, estaban cada vez más cerca.
Gritó cuando el dolor sobrepasó los límites, en el instante en que su campo de visión se ennegreció completamente.

Después de un prolongado silencio, comenzó a escuchar voces distorsionadas, gritos, suplicas, risas, también detonaciones, pasos, golpes y derrumbes; toda clase de estruendos en una fusión desconcertante en la que se sentía perdido.
Una imagen empezó a vislumbrarse en ese lienzo oscuro, muy borrosa para encontrar formas, sólo manchas que caían una tras otra. Su olfato detectó un excesivo olor a sangre y azufre. Se forman unas escaleras por las que asciende a pasos lentos. No tiene control para detenerse, para girar o mirar el entorno. Parpadeó, y tras ese lapso de oscuridad aparecieron cuerpos tendidos en las interminables escaleras, cadáveres de soldados, de santos de bronce y plata, rostros conocidos.
Parpadeó una vez más, y ahora la sangre resbalaba por los escalones manchando sus botas. Una alfombra roja, pasó por encima del cuerpo sin vida del caballero de Escorpión, de Cáncer, de Tauro, de Capricornio. En un lugar de sus pensamientos sabe que esto no está bien, que no es real, que es una ilusión… pero el corazón le palpitaba lleno de desesperación, sobretodo al identificar el trono dentro del Gran Salón de donde el amo del Santuario se levantó de inmediato. No escuchó voz alguna pese a que los labios del Patriarca se movieron, en vez de eso oye a alguien más.
El Santuario es una desgracia, una burla de lo que alguna vez fue¡No, mentira!Los inútiles deben ser erradicados, removidos del poder ¡Basta, ésta no es la forma!Sólo yo puedo llevarlo a una era de oro, nadie más¡Te engañas y lo sabes!
Su brazo se alzó, cubierto por gotas de sangre seca. Descubrió no tener control sobre dicha extremidad, por lo tanto no evitó que un relámpago saliera de entre sus dedos y perforara el pecho del Pontífice.
El Patriarca se desplomó al suelo, el casco que lo distingue de entre los demás santos rodó por los peldaños hasta llegar a sus pies.
No es ninguna pérdida, todos son restituibles. En mi nuevo Santuario no se dejará nada al azar, ni a caprichos de entidades que no merecen contemplación ¡Maldito ya basta, esto no es…!
Se agachó para tomar el casco de oro, acariciándolo con agrado. Un rostro se reflejó en la superficie brillante, viéndose a sí mismo sonriendo con una satisfacción, malicia y placer combinados que le daban un aspecto desquiciante.
Mi deseo está por cumplirse ¡Silencio! ¡Esto no es lo que deseo!
Tomó un objeto más, no puede verlo, sólo sentirlo entre su mano. Continuó caminando, abriendo la puerta de una habitación que él sabe deshabitada, pero aún así su cuerpo entró.

El ocaso está muy pronto, lo ve por la ventana.
Una cuna… él se aproxima sujetando una daga de hoja dorada.

Una tormenta de imágenes y sensaciones lo invadieron, recordó vívidamente cómo asesinó a cada uno de los miembros del Santuario, las palabras que dijo, los golpes que recibió, la sangre que derramó. El sabor y olor de la sangre eran auténticos, el palpitar complaciente de su corazón eran sinceros, revelando placer por lo sucedido. La respiración agitada y ansiosa, el sudor en su frente… ¡cuánta confusión!… ¡¿Era una vista al futuro… es el presente o algo que ya hizo sin darse cuenta?! ¡¿Cuál es la respuesta?!

En la cuna dormía un bebé envuelto en mantas blancas.

Temieron por tanto tiempo que fuera a repetir la misma traición de Saga de Géminis…¡No, detente! Pero… no soy Saga. ¡¡Yo tendré éxito dónde él fracasó…!!¡Para!
El bebé lloró al mismo tiempo en que la daga se precipitó contra el cunero.

Albert asimiló cada recuerdo como suyo, creando un conflicto interior por el que gritó lleno de desesperación atormentado por la culpa. Su cuerpo se tensó bruscamente en medio del alarido de frustración que le sacudió el alma, resintiendo la profunda herida en su cosmos, el cual se quebró.

La dimensión creada en Géminis se vino abajo como paredes de cristal.


Templo de Aries

Un gesto muy coqueto surcó por el rostro del durmiente santo de Escorpión. Pronunció nombres de chicas muy variadas, delatando la clase de sueño que estaba teniendo hasta que un dolor horrible lo hizo despertar.
Souva de Escorpión reaccionó en cuanto unas fuertes manos apretaron con saña su vendaje. Se alzó sobre los codos y con cara de espanto miró la borrosa silueta de una enmascarada que atendía la herida.
— Eso fue brusco de tu parte— comentó una segunda silueta que se encontraba de cuclillas a su lado, la voz pertenecía a un joven varón.
— Nuestra maestra nos tiene permitido hacerlo cuando tratamos con éste hombre— la amazona explicó con indiferencia, terminando de anudar la venda—. Por lo que es algo rutinario, descuida.
Sabiéndose a salvo, Souva volvió a recostarse en el suelo, tallándose el rostro por el mareo que batía como un remolino todos sus sentidos.
Souva suspiró— … Estoy vivo… —sonrió ampliamente, cubriéndose los ojos con la mano—, por un momento pensé que había llegado al paraíso al estar rodeado por hermosas ninfas… —un sueño del que le pesaba despertar—, pero no está mal volver a la tierra de los mortales si una linda amazona me cuida.
Acostumbrada a la personalidad ladina del caballero de Escorpión, la aprendiz enmascarada empezó a guardar varios utensilios en una canasta, manteniendo una actitud fría—. Yo sólo cerré la herida, si debe agradecer a alguien es a este joven viajero. Sus cuidados fueron oportunos, de lo contrario quien sabe y lo que hubiera pasado.
El santo ladeó la cabeza, observando a un muchacho de cabello negro que lo miraba con cierta alegría.
— Ha perdido mucha sangre, por lo que es recomendable que lo llevemos al templo de curación, son ordenes del Patriarca —se apresuró a decir la chica, aunque sabía bien cuál será la respuesta.
— Ah, que me disculpe el Patriarca pero tendré que volver a desobedecerlo— el santo de oro se levantó sin problemas, palpando el vendaje que le cubría el muslo herido.
— Sabía que diría eso —la amazona de cabello oscuro se adelantó para devolverle el casco que rescató de entre los escombros.
El santo ignoró el dolor, lanzando una mirada hacia los templos zodiacales en búsqueda de respuestas.
— ¿Cuál es la situación? —el Escorpión preguntó, acomodando la corona en su cabeza.
— Dos Apóstoles han sido vencidos, uno aquí en el templo del carnero, y el segundo al pie de las Doce Casas gracias a la aparición del Santo de Acuario —explicó la joven.
— ¿De verdad? ¿Un caballero dorado ha llegado al Santuario? —Souva se giró con un gesto entusiasmado—. Parece que estamos de suerte.
— El escuadrón de apoyo está encargándose de los heridos así como de los cuerpos de los caídos, pero tenemos órdenes de no avanzar más hasta que Elphaba de Perseo lo apruebe, tal parece que la maestra Calíope tuvo contratiempos en su batalla —razón por la que la casa de Aries se había convertido en la línea que ninguno de ellos puede cruzar—. La atención ahora está en Géminis, donde el señor Albert ha retenido el paso de los enemigos restantes.
El santo percibía el débil cosmos de Calíope, no estaba seguro de lo que le ocurría pero lo invadió la preocupación.
— Típico de Albert —contuvo la risa—, no lo callaremos si él llega a vencer solo a los Apóstoles, por lo que será mejor que me apresure hacía allá.
Inseguro de si intervenir o no, Jack finalmente se decidió —No tiene porqué preocuparse, Terario de Acuario partió hacia los siguientes templos con la intención de ayudarles.
— ¿Terario? Así que ese es el nombre del nuevo Santo.
— Y no es el único —intervino la amazona, recordando lo que escuchó antes—, parece que el santo de Libra también ha arribado durante ésta situación, ahora mismo Aristeo de la Lira lo escolta por los Doce Templos.
Souva silbó, intrigado por tales noticias— Tanto tiempo que hubo para llegar y deciden hacerlo en medio de un conflicto —meditó sonriente—. Deberemos aplazar la fiesta de bienvenida entonces —pensó en la gran celebración que habría que organizar, mas sacudió la cabeza para guardar tales ideas por ahora. Miró fijamente al chico de cabello negro, sin olvidar la deuda que tiene con él—. Gracias por preocuparte.
Jack se sobresaltó ante el repentino agradecimiento.
— Mientras estaba inconsciente sabía que alguien se encontraba a mi lado, eso me hizo recordar muchas cosas, así como viejas lecciones —imaginó a su maestro por un momento—. Sería bueno saber tu nombre.
— Soy Jack.
—Jack —prenunció para memorizarlo—. De acuerdo, ya habrá tiempo para charlar, ahora tengo que irme. Tú —refiriéndose a la amazona—, ven conmigo, si Calíope está herida seguro no confiará en mí para ayudarla —comentó sarcástico—, es mejor que una de sus discípulas esté ahí para atenderla.
La guerrera asintió. No le importaban las indicaciones de la amazona de Perseo, Calíope de Tauro era su tutora, por lo que ir en su auxilio se convirtió en prioridad.
— ¡E-esperen, déjenme ir también! —Jack se apresuró a decir, atrayendo la atención del caballero dorado quien le devolvió la mirada—. Y-yo venía acompañando al santo de Libra —buscó crear una excusa convincente—, debo alcanzarle, por favor, prometo no estorbar.
La amazona estuvo por replicar ante tal falta de respeto, pero Souva le concedió el permiso de que lo siguiera, ganándose la gratitud del joven extranjero.

No subieron demasiados peldaños cuando percibieron una extraña fluctuación cósmica en el ambiente, algo había ocurrido en el tercer templo.


Templo de Géminis

Shai de Virgo se desconcertó al cruzar la salida de la tercera casa. Después de vagar por un escenario desértico y montañoso, volvió a encontrarse con el panorama de Grecia. Logró darse cuenta que fue atrapada dentro de una ilusión casi desde el principio, mas el inmenso poder que fortalecía la jaula dimensional le impidió escapar hasta que sufrió una ruptura.
La amazona no se detuvo a tratar de razonar lo sucedido, temió que pudiera volver a ocurrir por lo que a pasos agigantados inició el camino hacia el templo de Cáncer. Sólo podía atribuir su liberación a Assiut.
El guerrero de armadura oscura salió segundos después, no lucía perturbado pese a que anduvo por un sendero infernal de abismos y magma. Aunque tenía muchas preguntas, sabía que la amazona lo despreciaba, por lo que se abstuvo de dirigirle la palabra por ahora.

Los ojos del Apóstol Sagrado de Horus volvieron a la normalidad conforme respiraba con pesadez, tratando de ocultar el cansancio que lo invadió.
Albert de Géminis se encontraba de cuclillas, con la vista clavada en el piso. Su mano derecha estaba completamente cerrada y temblorosa sobre un objeto imaginario que lo hizo sentirse un homicida. Su mirada perdió cierto brillo, como si ese cuerpo fuera sólo un cascaron carente de alma.
La oscuridad ya no reinaba en el templo, se podía ver claramente una salida y una entrada; también percibir los cosmos de aquellos que se alejan y de los otros que se aproximan.
Permanecieron en silencio un lapso de tiempo, hasta que el Apóstol Sagrado recuperara el aliento. Los cosmos también callaron, permitiendo segundos de paz.
— ¿Lo entiendes ahora? —cuestionó en voz baja, lanzando una mirada despectiva al santo de oro quien parece rendirle reverencia en su actual condición—. ¿Comprendes que si continúas luchando de ésta manera no podrás obtener la victoria?
Albert soltó un débil suspiro sin responder, comenzando a enderezarse.
— Luces bastante afectado por mi técnica… He de admitir que fue un escenario interesante ¿quién diría que le haré un favor al Santuario al eliminarte?— comentó irónico.
— Quizá tengas razón —respondió Géminis del mismo modo, recobrando un temple sereno—, pero no puedo morir todavía. Tu atrevimiento te costará caro… —masculló con frialdad, emanando un espeso cosmos dorado que comenzó a expandirse por el aire—. Buscaba una excusa para matarte sin remordimiento, y por fin la he encontrado.
— ¿Intentarás de nuevo tus ilusiones? —inquirió el Apóstol Sagrado con una sonrisa burlona.
— Temo que no, te has ganado algo especial que aprendí hace tiempo… Una técnica que no he mostrado a nadie a excepción de mi mentor —el interior del templo volvió a pintarse con paredes espaciales conforme el santo extendía los brazos revestidos de energía hacia los costados, los cuales mantuvo a la altura de la frente.
De alguna manera, el Apóstol percibió un gran peligro que lo dejó inmóvil y expectante.
— Sufrirás la agonía de vagar por el infinito… ¡Desaparece en las profundidades de Otra dimensión! —exclamó Albert al lanzar las manos hacia al frente, propagando un intenso ventarrón que pasó a través de Assiut.
Una presión extraña acalambró las extremidades del Apóstol conforme esa energía azotaba contra él. De pronto sintió como algo lo jalaba por la espalda, lanzó una mirada por encima del hombro y se pasmó al ver una brecha dimensional que buscaba absolverlo.
En cuanto se percató de ello, ese agujero negro incrementó su intensidad, logrando que sus pies se despegaran del suelo.
Assiut miró con horror la oscura ventana a otra dimensión, la fuerza que provenía de ella le impidió moverse con libertad, como si gruesos grilletes se hubieran cerrado sobre él.
— ¡La resistencia es inútil —explicó Géminis con las manos abiertas hacia el vórtice. Admiró extasiado como el espacio se torcía y remolineaba para engullir al Apóstol Sagrado de Horus—, no puedes luchar contra la fuerza que te arrastrará hasta los confines de la galaxia! ¡Te condeno a vivir en el interior de éste agujero negro por toda la eternidad!
Un frío aterrador le estaba adormeciendo el cuerpo conforme sus músculos se desgarraban dentro del torbellino dimensional. Se encontraba desorientado, no podía precisar la ubicación del santo dorado, mas aún escuchaba su voz.
Assiut respiraba desesperado, en ningún momento dejó de oponerse a ser absorbido por el oscuro portal. Bufó furioso al no encontrar más que una salida…
— Parece que no hay remedio… tendré que apostar mi vida. Perdóname Kaia pero deberé dejar esto en tus manos… —musitó el Apóstol antes de cerrar los ojos e invocar su Ka.
Albert no perdió concentración alguna, impediría a toda costa que el Apóstol escapara.
El Ka del egipcio adoptó la forma de una esfera incandescente a su alrededor. Toda la energia condensada comenzó a emanar un fulgor desconcertante y muy poderoso.
— Santo de Géminis —lo llamó con un gesto pasivo—, acepto ser víctima de tu ataque, sin embargo —una risita victoriosa se le escapó de los labios—, ¿acaso no sabes lo que ocurre cuando una estrella es engullida por un agujero negro? —cuestionó hilarante.
Albert tensó el entrecejo con preocupación. El segundo que le tomó responderse a si mismo dicha pregunta bastó para que la batalla terminara.


Kaia, Apóstol Sagrada de Isis, subió malherida las últimas escalinatas hacia el tercer Templo del Zodiaco. Se detuvo al resentir los golpes de la amazona de Tauro; sin mencionar que estaba muy débil tras utilizar ‘El dominio del Nilo’, una técnica que debió reservar hasta el último adversario pero…. Calíope de Tauro la habría matado, de eso no tenía dudas. Los santos de oro eran admirables, por fin pudieron comprobarlo, dejando de ser sólo leyendas o historias que se encontraban en los papiros.
Agarró aire para continuar con su asenso, presurosa al percibir como algunas presencias venían detrás de ella, y cómo Assiut ha llevado su Ka a niveles peligrosos.

Kaia alcanzó el último peldaño justo cuando una potente luz blanca emergió de la casa de Géminis junto a un molesto zumbido, después… una estruendosa explosión.
El estallido sacudió con violencia la montaña sagrada en el que se eleva el templo de Atena.
Del Templo de los gemelos brotaron anillos llameantes, saltaron nubes gigantescas de fuego y energía chisporroteante que desmoronaron parte de las salientes rocosas de la cordillera. Hasta los habitantes de Villa Rodorio fueron testigos de la detonación que envolvió la cumbre de la montaña; muchos creyeron que cuando se disipara ese fulgor los templos del Santuario ya no se encontrarían allí.
Soldados y santos alrededor de las Doce casas quedaron boquiabiertos por el panorama en el cielo, como si el sol hubiera explotado de pronto, liberando lenguas de fuego y olas resplandecientes.

Kaia fue golpeada por la onda expansiva, gritó al sentir como se quemaba y era arrastrada por tan violento ka. Intentó resistir, el Alba de Isis se dañó todavía más, salvándola de consecuencias mucho mayores.
Estaba a punto de caer sobre las escaleras, por las cuales habría rodado hasta romperse algunos huesos, mas unos brazos la sujetaron con firmeza, alejándola de la tormenta de plasma.



El Patriarca sintió el aire caliente golpeándole el rostro conforme los temblores persistían. Percibió el miedo de su gente, así como la peligrosidad de toda esa masa cósmica desenfrenada, por lo que en silencio apuntó la mano derecha hacia el espectro luminoso. Una brillante cosmoenergía esmeralda cubrió al mandamás del Santuario, tan serena como el cauce de un río, pero tan poderosa como la vertiente de una cascada.
Seiya protegió a Shunrei, resguardándola en el interior del Gran Salón. Observaron atentos como la mano de Shiryu parecía implorar paz al monstruo de fuego y rayos gamma. Las nubes dejaron de expandirse conforme los dedos del Patriarca acariciaban el aire, domando la furia de la poderosa emanación, protegiendo así a los habitantes del Santuario.
Las masas incandescentes siguieron el compás marcado por el brazo del Patriarca, quien a distancia las moldeó hasta convertirlas en delgadas columnas que se extinguieron en cuanto cerró la mano.

Al término, Shiryu inhaló y exhalo aire pesadamente. De inmediato su esposa se acercó a él con semblante preocupado, pero la amable voz del Patriarca aseguró estar bien.


Templo de Cáncer

Sugita de Capricornio quedó perplejo por el azote de la explosión que cuarteó la fachada de la cuarta casa.
El choque de las dos cosmoenergías tuvo un efecto atronador, era la primera vez que veía algo parecido. Tragó saliva pensando en que Albert de Géminis era más temible de lo imaginado… tenía que cuidarse de él, más cuando no es devoto de su simpatía.
Se cubrió el rostro con el brazo, quedando parcialmente cegado por todos los resplandores y la cercanía al templo de Géminis.
Era demasiado el ruido, el ventarrón, las luces y la energía que fluía por todo el lugar, que Capricornio no se percató de una aparición dentro del templo del cangrejo, la misma que lo sujetó con fuerza por el hombro para sumergirlo en la oscuridad.


Templo de Tauro

— ¡Ese Albert! Después reclama que uno es el descuidado e inconsciente —el caballero de Escorpión comentó hilarante una vez que el cosmos del Patriarca acallara a la rugiente bestia cósmica.
— P-pero… ¡¿qué fue eso?! —Jack preguntó exaltado, comenzando a incorporarse— Esos gigantescos cosmos colisionaron entre sí y ahora… —sólo hay silencio.
— Desaparecieron, eso significa que…— Souva no se atrevió a finalizar la frase—¿Podrá ser posible? —se preguntó al proseguir por el camino a toda prisa.

Abandonaron la casa de Tauro donde encontraron a Calíope con vida, dejándola al cuidado de la aprendiz. Fue evidente que la amazona de Tauro no podría regresar al combate pronto, y ahora Albert… Si tal cosa es cierta, deberán confiar en la fuerza del santo de Capricornio, Acuario y Libra a partir de ahora.
Sólo quedaban tres enemigos, Souva se sentía optimista como para creer que los detendrán. Ya les han permitido avanzar demasiado, no se perdonará si el Patriarca o el Santo de Pegaso se ven obligados a intervenir.



La guerrera de Isis no pudo moverse, su cuerpo se estremecía por tanto dolor. Abrió con dificultad los ojos, pero el resplandor que la golpeó la había cegado por completo.
En el idioma de su pueblo ella preguntó— ¿Quién eres?... —débil, sabiendo que sólo un amigo podría responderle de la misma forma.
— No intentes hablar, estás muy lastimada —fue la respuesta en el idioma griego.
Kaia se tensó en medio de los brazos que la acunaban, intentó reunir energía al saberse junto al enemigo. Manoteó con fuerza hasta que una firme mano sujetó la suya, imponiéndose.
— No voy a lastimarte, en tu condición no podrías pelear conmigo aunque lo desearas —explicó la voz masculina
Kaia sabía que ese individuo no hablaba más que con la verdad, apenas y era capaz de mantenerse conciente, pensar en luchar hizo que su cuerpo protestara con inyecciones de dolor.

Terario de Acuario vio como la mujer fue expulsada de entre la hecatombe de luz. Sin saber identidades es que decidió ayudarla, pero al verla en ese estado no le importó que se tratara de uno de los enemigos de Atena.
La mujer estaba repleta de heridas y algunas quemaduras, se percató de sus ojos lastimados. La Alba color turquesa estaba desmoronándose de su cuerpo, pero otros trozos permanecían fielmente protegiéndola.

Al poseer un espíritu de lucha indomable, la egipcia se resistió a la idea de estar así de vulnerable ante un santo del Santuario, pero desde que ese hombre la tomó de la mano sus malestares aminoraron un poco, ese monstruoso ardor en su piel disminuyó bastante y le permitió respirar un poco más tranquila.
— Sabes que si pudiera… te cortaría el cuello sin dudarlo… ¿Por qué me ayudas… cuando es tu oportunidad para eliminarme? —musitó ella de forma amenazante, optando por hablar el mismo dialecto.
— Como sirviente de la diosa Atena sería indigno aprovecharme de un oponente que está agonizando, eso es todo. Pero espero que entiendas que tampoco puedo dejar que continúes, eres prisionera de guerra ahora ¿quedó claro? —explicó Terario sin permitirse un instante de distracción. Aunque estuviera tratando con una mujer, la creía capaz de lastimarlo severamente en cualquier oportunidad.
Acuario observó como el humo se dispersaba por los movimientos del aire. En el lugar donde debía erguirse el templo de los gemelos, no podía verse ningún tipo de construcción, tampoco percibía ninguno de los dos cosmos que fueron la causa de tal impacto.
Kaia templó de frustración al no encontrar rastro del Ka de Assiut. Cerró los ojos con fuerza en un intento por contener las lágrimas, pero no tuvo éxito.
La egipcia habló en un idioma desconocido para el santo de Acuario, sin embargo fue evidente que no eran más que lamentos, maldiciones y sollozos. Tras unos instantes, la chica calló, perdiendo la conciencia en los brazos del pelirrojo.
Terario levantó a la mujer, llevándola consigo. Subió por las escaleras hasta que no hubo más peldaños o camino fácil por el cual seguir. Ocultó la impresión que le dio ver ese gran boquete en la montaña. Todavía podía sentirse el calor generado por la colisión de poder. El suelo se hundió en una curva casi perfecta, carcomida por la esfera de fuego que derritió la roca
Acuario se volvió al escuchar unas pisadas que ascendían hasta su posición. Ante él llegó un guerrero de oro junto al joven de nombre Jack.
Escorpión y Acuario se miraron fijamente a los ojos, como si cada uno escudriñara en el alma del otro en busca de algo peligroso o que no les agradara.
— Bienvenido al Santuario, camarada —Souva fue el primero en hablar, mostrando un semblante amable y respetuoso—. Soy Souva de Escorpión. Tú debes ser Terario, el santo de Acuario.
Terario atribuyó a Jack que conociera tal información—. Parece que te has recuperado más rápido de lo que imaginé— comentó.
— En este trabajo no se tiene tiempo para yacer en el piso —comentó el santo con un tono alegre—. Hmm parece que tienes las manos ocupadas, vaya suerte la tuya —enarcando una ceja con gesto envidioso.
Terario lanzó un leve suspiro ante el comentario. Decidió entregarle la mujer a Jack— Parece que estás destinado a cuidar de los heridos, espero no te importe.
El joven negó con la cabeza, sujetando con cuidado a la egipcia— Para nada, sí es así como puedo ayudarles entonces lo haré —accedió. Se encontraba un poco preocupado por lo que pudiera estar haciendo el impredecible Nauj, mas no le daría la espalda a los necesitados sólo por cuidar de él.
Los tres hombres contemplaron silenciosos la destrucción frente a sus ojos. Souva buscó discretamente restos humanos pero ni siquiera los del templo quedaron.
— Avancemos —indicó Terario.
Escorpión asintió— Si Sugita lo hace bien, los detendrá el tiempo suficiente para poder alcanzar… —el santo calló de pronto. Su rostro se mostró confundido e incrédulo.
Jack se animó a preguntar la razón de su repentino silencio, a lo que Souva tardó un poco en responder.
— Tal parece… que Shai y su acompañante cruzaron el templo de Cáncer… sin ninguna clase de contratiempos —explicó, perturbado al no encontrar el cosmos del santo de Capricornio.

Gran Salón

— La situación ha vuelto a dar un giro inesperado —murmuró el Patriarca después de un prolongado sondeo a sus dominios.
El santo de Pegaso se talló la frente, exasperado— Perdimos a Géminis y ahora… ¡Capricornio se ha acobardado, no puedo creerlo! —espetó indignado, apretando la mano contra uno de los muros de la terraza.
— No deberíamos sacar conclusiones tan deprisa…
— ¡Shiryu, no mantuvo su posición, permitió que los Apóstoles continuaran avanzando! ¡¿Qué más necesitas saber?! ¡Es inaudito, en todos mis años… nunca..!— luchó por reprimir su furia.
El Patriarca bajó un poco la cabeza, no deseaba creer que Sugita de Capricornio se intimidó y huyó de sus responsabilidades tal cual Seiya clamaba… Pero parte de él no pudo descartarlo completamente — Es un niño después de todo —pensó con pesar.
Ignorante de la situación, Shunrei entró presurosa a la terraza— ¡Shaina no está por ninguna parte! —anunció, alarmando a Seiya más que a nadie—. Es muy probable… que haya decidido ir a encontrarse con Shai…— dijo, siendo el mismo pensamiento que ambos hombres tuvieron.


Ciudad de Meskhenet*, Egipto

El palacio real permanece en penumbras mientras el sol del atardecer lo tiñe con colores anaranjados, rojizos y amarillos.
Hay mucho silencio por los pasillos oscuros, ni una persona los recorre o los custodia. No hay vida, sólo susurros de muerte arrastrados por el viento disfrazado de risitas maliciosas. Todo luce muy gris, con una atmosfera espesa, brumosa, de ultratumba.

El salón del trono parece ser el único sitio que alberga movimiento. La sala de audiencias era de longitud rectangular; en un extremo se encontraba una gran puerta azul por donde solían desfilar los ciudadanos en busca de apoyo o favores de sus gobernantes; al otro, las escaleras donde se posaban los dos tronos dorados que la faraona y el esposo real suelen ocupar. Un muro lateral estaba repleto de jeroglíficos, representaciones de pasajes antiguos que Osiris, Isis y Horus (la trinidad de Egipto), protagonizaban; mientras que el otro estaba formado únicamente por altas y delgadas columnas que permitían contemplar el paisaje exterior, donde el cauce del Nilo se marcaba entre todo el valle desértico. Desde allí era posible contemplar tanto el amanecer como la puesta de sol en todo su esplendor.

Un hombre permanece de pie entre dos de los pilares, su cuerpo está bañado por la cálida luz anaranjada que sobrepasa las cortinas e ilumina un poco la cámara.
El sujeto viste un faldón de tela blanca que le llega a la rodilla, anudada con un cinturón azul. Una piel moteada de leopardo le cubre el torso, las garras del animal se mantienen unidas a la altura del corazón sirviendo como sujetador. Largos brazaletes de oro con incrustaciones de zafiros le adornan los brazos y le dan el porte de un rey. Posee cabello largo del color de la arena que le llega a las pantorrillas, así como un par de ojos negros que contemplan embobados el camino del sol, el cual está por alcanzar la hora acordada.
Mantuvo los ojos cerrados y los brazos cruzados detrás de la espalda, mostrando completa paz así como dicha.
Escuchaba atento los sonidos provenientes del salón, una melodía por la cual sonreía; música que dos animales salvajes producían al masticar con desesperación un festín de jugosos alimentos.

Cuando el viento cambió repentinamente de dirección, una nueva silueta apareció, inclinada al lado del hombre de cabello largo.
Se trataba de una mujer de abultada melena color castaña, tez morena y ojos que se mantenían ensombrecidos por el casco con forma de cabeza de león. Estaba cubierta por una armadura de color amarillo parduzco que poseía adornos blancos, dorados y negros.
— Señor…— pronunció ella, siendo interrumpida por un silbido proveniente de los labios del hombre al que reverenciaba.
La mujer no dijo más hasta que se le dirigió la palabra.
— Es curioso, cuando era joven no entendía el valor de ésta clase de panoramas…— comentó él, extasiado por la belleza del paisaje—. Durante esos milenios que pasé en la oscuridad, añoré tanto volver a ver el sol… el cosquilleo en mi nariz cuando se le mira fijamente, el cálido abrazo de sus rayos, los colores con los que pinta éste mundo… Es maravilloso el espectáculo que día a día nos presenta con su nacimiento, culminando con su deceso…— se giró un poco para mirar a la vasalla quien permaneció con la vista en el suelo—. Me he prometido admirar cada ocaso desde que regresé del mundo de los condenados ¿y aún así te atreves a interrumpirme?— cuestionó con una sonrisa despreocupada.
— Disculpe si lo ofendí, no fue mi intención. Si merezco alguna clase de castigo no objetaré, pero sólo cumplo las órdenes que me dio, informarle en cuanto tuviera noticias de lo que ocurre en Grecia, mi señor— respondió la mujer sin temor.
— Oh ¿y qué noticias me tienes? —una mueca sarcástica se le marcó en la cara, dando media vuelta para entrar a las sombras del salón del trono—. Dilo en voz fuerte para que las damas puedan escuchar también —ordenó conforme caminaba por el medio del salón. No se intimidó al pasar por un lado de dos ensombrecidas criaturas carroñeras que se alimentaban de un cuerpo que hace muy poco fue un ser humano.
Sin detenerse, el sujeto alargó un brazo para acariciar el rostro inexpresivo y demacrado de una mujer que se encontraba sentada al pie de las escalinatas. Él subió hasta el trono, el cual ocupó con toda comodidad.
La guerrera se adentró sólo un poco a la cámara, desagradándole el fétido olor a cadáveres.
— Los Apóstoles arribaron al Santuario sin problemas. Han logrado adentrarse a las Doce Casas donde han combatido contra algunos de los santos de oro.
El hombre escuchó con atención, mostrándose confiado.
— Hafiz, Apóstol de Selkis y Assiut, Apóstol Sagrado de Horus han muerto— discretamente lanzó una mirada a la mujer que se mantenía en las sombras aferrada a un cuerpo inmóvil—. Giezi, Apóstol de Seth y Kaia, Apóstol Sagrada de Isis han sido capturados…
Ante cada nombre, el hombre no mostró ninguna clase de reacción, sólo rió divertido al final— ¡Una vergüenza realmente! ¡Parece que los santos de Atena continúan siendo tan extraordinarios como siempre mientras que los Apóstoles se han degradado bastante! Todo queda en manos de la amazona de Virgo y de mi fiel camarada —apoyó la barbilla contra los nudillos, fingiendo un exagerado gesto de preocupación—. Es un escenario que no pude predecir —comentó pensativo, pasándose los dedos por el mentón—, pero que en el fondo me encanta —lanzó una mirada siniestra hacia el horizonte, viendo como el disco solar poco a poco va falleciendo—. En una hora todo deberá resolverse —musitó para sí—, y sin importa el resultado… Sennefer gana.


FIN DEL CAPITULO 14




Udyat* = Así llaman también al ojo de Ra. Como amuleto gozó de gran importancia siendo considerado uno de los más poderosos: potenciaba la vista y la visión, contrarrestaba los efectos del mal de ojo. El fiero ojo de Horus tiene el poder para inspirar miedo en otros.

Meskhenet *(Significa ‘Destino’ en idioma Egipcio. También es el nombre de la diosa de los nacimientos y que conocía el destino de cada niño) = Nombre de la ciudad ficticia en Egipto. Capital de la renacida civilización, gobernada por la Faraona Inet y su esposo.

Editado por Seph_girl, 06 mayo 2010 - 09:37 .

ELDA_banner%2B09_.jpg

 

EL LEGADO DE ATENA - Capítulo 67. "Epílogo"


#70 dead mask 2

dead mask 2

    ????

  • 1,666 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Masculino
Signo:
Virgo
Desde:
Ecatepec de Morelos, Mexico
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 06 mayo 2010 - 13:16

ke buen
capitulo seph



te historia me gusta


saludos
vader.jpg

#71 Lunatic BoltSpectrum

Lunatic BoltSpectrum

    ¡Sagrado corazón de Jesús en vos confío!

  • 3,244 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Escorpion
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
1
Total:
1

Publicado 06 mayo 2010 - 21:09

Seph_girl, muy buen capìtulo la historia esta excelente el origen de Assiut y otras situaciones mas del capitulo estuvieron geniales

#72 Seph_girl

Seph_girl

    Marine Shogun Crisaor / SNK Nurse

  • 983 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Femenino
Signo:
Acuario
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 02 julio 2010 - 22:33

CITA(dead mask 2 @ May 6 2010, 10:16 AM) <{POST_SNAPBACK}>
ke buen
capitulo seph

te historia me gusta

saludos


=D me alegra que te haya gustado, ojala que los que siguen tambien :p



CITA(espectro1986 @ May 6 2010, 06:09 PM) <{POST_SNAPBACK}>
Seph_girl, muy buen capìtulo la historia esta excelente el origen de Assiut y otras situaciones mas del capitulo estuvieron geniales


Gracias Espectro XD, todavía falta mucho qué mostrar de todo este lio en egipto, y pronto se revelará la verdad detras de tanto embrollo. Saludos!!!




Ahora sí, despues de una larga pausa, aqui está el capitulo 15 de esta historia.

********

Villa Rodorio, Grecia, hace diez años

—¡Te odio! —fueron las últimas palabras que le dirigió al hombre que le dio vida.
Después de vivir en un autismo postraumático durante meses, las palabras emergieron al contemplar el cadáver de la joven sirvienta.

Esa noche no pudo conciliar el sueño, por lo que pensó que Adina podría prepararle un chocolate caliente o contarle una historia como solía hacerlo cuando la atacaba el insomnio o las pesadillas. Sin embargo, ella no fue la única que buscó la compañía de Adina a tales horas…

Su padre, un hombre alto, fuerte, de carácter endurecido por crianza y la muerte de su esposa, buscó el consuelo de la bella Adina. Entró a la habitación de la preciosa chica morena sin que ésta se diera cuenta, se metió a su cama y la poseyó repetidas veces en contra de sus deseos.

La pequeña no entendió los extraños ruidos conforme bajaba las escaleras. Caminó despacio, deteniéndose junto a la puerta que encontró entreabierta. Los quejidos se intensificaron, atrayendo todavía más la curiosidad de la chiquilla quien decidió asomarse.
Vio como Adina era estrangulada por las grandes manos de su padre. La joven completamente indefensa lloraba de coraje y miedo, pese a que tenía la boca abierta no emitió grito alguno por la falta de aire. En el rostro de su padre notó marcas ensangrentadas que dejaron las uñas de la chica.
La mujer dejó de moverse y aún así el hombre no le soltó el cuello.
En Adina vio la imagen de su madre en el momento en que falleció… En su padre vio al siniestro asesino que le quitó la vida.
Así como su madre, Adina ya no podría reír, jugar o llorar más… El sueño de la joven era tener una panadería algún día, incluso le prometió que le enseñaría a hacer ese pan relleno con crema que tanto le gustaba.
No entendió por qué su padre se convirtió en el hombre que más despreciaba en el mundo. Gracias a él, el asesino sin rostro e identidad que frecuentemente aparecía en sus sueños adquirió forma… lo detestaba…
— ¡Te odio! —gritó con fuerza.
El hombre volteó de inmediato hacia la puerta, encontrando a su hija quien temblaba de pies a cabeza. Estiró la mano para sujetarla, fingió amabilidad, le pidió tranquilidad, mas la niña rechazó esos brazos pese a que en ellos solía sentirse segura y protegida… No, esas manos dejaron de ser la coraza indestructible que la apartaban de todo mal, se transformaron en una trampa que la aplastaría sin piedad.
— ¡No quiero morir!— lo leyó en los ojos de su padre quien prefirió silenciarla en vez de ser juzgado por el crimen cometido. Ella corrió lejos de la habitación, atormentada por la forma en la que gritó su nombre.
En camisón y descalza huyó por las calles oscuras de Rodorio, jadeando, sollozando, completamente atragantada por las emociones acumuladas en el pecho. Desorientación total, no sabía hacia donde correr pero tampoco podía detenerse.
Se tropezó casi llegando a la plaza principal, raspándose rodillas, brazos y manos, mas se levantó pronto al divisar cómo dos hombres venían detrás ella. Los reconoció sin demora, eran los sirvientes de más confianza de su padre.
Desesperada buscó donde esconderse, no pudo pensar con claridad mientras el corazón luchaba por salírsele del pecho. Entonces vio ese ancho camino que conducía hacia la montaña…
— Mira Shai, en esa dirección se encuentra el Santuario de Atena— le dijo Adina durante uno de los primeros paseos por la Villa—, el hogar de los santos. Se dice que son los hombres más fuertes y valientes del mundo. Que luchan por el bien de la humanidad, cuidan a los débiles y castigan a los injustos. Supongo que está bien que vivamos aquí ahora, ellos podrán protegernos si algo malo llega a ocurrir ¿no crees?
El recuerdo de la dulce Adina fue suficiente para que sus piernas recobraran fuerzas y la llevaran hacia la vereda, subir la colina.
Sus perseguidores casi la alcanzaban, pero se negó a voltear, continuó con la vista hacia al frente, sujetándose a la esperanza que la gentil chica le dejó. Vio luz cerca, antorchas sobre las gruesas columnas que encuadraban el enorme portón. Shai sonrió cuando los dos centuriones la notaron, pero cayó al suelo tras recibir un empujón por la espalda.
Uno de los esbirros de su padre la retuvo en el piso con la punta del pie. Shai clamó por ayuda, y al escucharla, los soldados se acercaron.
Los sirvientes inventaron una historia convincente a los guardias, una en donde señalaban a la niña con un trastorno psicológico y por lo que era común que escapara de casa con delirio de persecución. Ante el estado de la pequeña, las palabras de dos hombres adultos pesaban mucho más en la balanza.
Shai apenas y podía hablar, mantuvieron su rostro contra la tierra. Escuchó el sonido de monedas, un soborno tentador para ignorar lo que vieron.
— El intento de comprar a un guerrero de Atena es una ofensa indignante —intervino la voz de una mujer cuando los soldados no sabían qué hacer—, pero es mucho más insultante que soldados como ustedes dudaran si quiera en rechazar la oferta.
Shai logró ladear la cabeza un poco, sólo pudo ver pies y rodillas. Observó a una mujer salir de entre las puertas del Santuario. Discutieron, escuchó como la mujer pidió que la soltaran pero se negaron a dejarla en libertad. Los soldados le contaron la historia que estaban dispuestos a creer, mas la guerrera no se convenció pese a la insistencia.
— Así no llegaremos a solucionar éste problema —dijo ella—, lo mejor será que el Patriarca estudie el caso y tome una decisión ¿están de acuerdo?
Los sirvientes objetaron, molestar al Patriarca por pequeñeces no era necesario. Pero apenas ocultaron el miedo que les provocaba la idea de ser enjuiciados por el Pontífice del Santuario… ¡Esto se estaba saliendo de control! Cuando les ordenaron seguir a la chiquilla y matarla, nunca imaginaron que deberían lidiar con una temible amazona de plata.
— Eso debieron pensar antes de traer sus problemas al territorio sagrado de Atena, por lo que así procederemos… a menos claro que estén dispuestos a dejar a la niña en paz, que den media vuelta y se abstengan de volver— explicó con firmeza la amazona para alegría de la pequeña.

Los sujetos se retiraron después de muchos titubeos. Shai gateó hacia la gente del Santuario, aferrándose al tobillo de la persona que la había salvado.
— ¡Gracias, gracias!— repitió muchas veces entre lágrimas— ¡No quería morir!— sollozó angustiada, ganándose una palmadita en la cabeza.
— Ya no tienes por qué tener miedo, estás a salvo— la amazona de cabellera esmeralda la levantó por los hombros, limpiándole un poco el rostro sucio—. ¿Cómo te llamas?
—… Shai— respondió con cierta timidez, aceptando el consuelo de la guerrera plateada.
La amazona sonrió bajo la máscara— ¿De verdad? Qué coincidencia, tenemos un nombre muy parecido. Me llamo Shaina y voy a protegerte a partir de ahora.



Capitulo 15. Apóstoles Parte VI
Reencuentro


Anocheció poco antes de alcanzar el templo de la virgen.
El corazón de Shai de Virgo dio un vuelco inesperado. La amazona retuvo la respiración al descubrir a la guardiana temporal de la sexta casa del zodiaco.
Cuando todo esto comenzó, imaginó que tarde o temprano lidiaría con la persona quien le enseñó tanto, aquella que salvó su vida… pero no creyó que sería tan pronto ni mucho menos en medio de tanta ironía.
Cuando atravesaron sin obstáculos el templo de Cáncer y el de Leo, imaginó que el camino estaría libre hasta Libra cuando menos, pero se equivocó. Shaina de Ofiuco estaba de pie, justo en medio del salón de batalla.
Las máscaras ocultaban los verdaderos sentimientos de ambas amazonas. El hombre de armadura oscura se fastidió por el prolongado silencio y falta de acción, por lo que tomó la iniciativa, caminando hacia la amazona de Ofiuco.
— ¡Detente ahí mismo!— clamó Virgo al anticipar la intención de su acompañante— Seré yo quien luche con ella.
El hombre se detuvo, sin quitarle los ojos de encima a la amazona de plateada— ¿Estás completamente segura de querer dejarme avanzar solo?— cuestionó malicioso—, después de todo se han esforzado tanto por mantenerme al margen...
— No te confundas, esto es un caso especial —Shai explicó de inmediato—. La amazona de Ofiuco y yo tenemos una historia que terminará hoy… ¡Ni tu ni nadie va a interferir en eso! ¡¿Entendiste?!
— Hmmm que delicioso, pelea de mujeres —río extasiado con la idea—. Quizá deba aguardar aquí y servirte de apoyo para cuando las ratas que vienen siguiéndonos nos alcancen…
— Yo me encargaré y es definitivo —aclaró con enfado—. De ahora en adelante tú te responsabilizarás del frente, el resto estará en mis manos.
— Ese exceso de confianza no les ha servido de nada —río el sujeto—, pero está bien, es la última indicación que respetaré entonces… en cuanto abandone éste templo haré mi voluntad ¿quedó claro? —comentó con arrogancia, sin esperar objeción.
— Haz lo que viniste a hacer y lárgate — musitó con desprecio.
El individuo camino sin prisas, dispuesto a pasar por un lado de la amazona enemiga al considerarla poca cosa, mas cuál fue su asombro cuando las manos de la mujer lo sujetaron por el brazo y el hombro, aplicando una llave en la que utilizó un mínimo de fuerza para hacerlo girar y arrojarlo hacia un muro.
El hombre frenó en seco sin llegar a tocar la pared, evadiendo a la veloz cobra que intentó herirlo con sus colmillos.
Shai estaba sorprendida de la velocidad con la que su antigua maestra se desplazó para darle alcance al enemigo.
El hombre retrocedió sin permitirse ser tocado por la cobra plateada y, aunque por unos segundos le costó leer sus movimientos, logró sujetarle una muñeca. Shaina se permitió ser apresada sólo unas milésimas de segundo, pues con un simple movimiento apartó el brazo del enemigo, descargando un golpe sobre el rostro del sujeto.
El hombre se impulsó hacia atrás, sonriendo retadoramente al ser perseguido por la amazona quien le dejó cuatro líneas ensangrentadas en la mejilla.
— Una mujer que toma la iniciativa, audaz y poderosa, ¡creo que estoy enamorado!— comentó sarcástico, esquivando a la mortal cobra. Creó cierta distancia para tomar una pose ofensiva dispuesto a colisionar con Ofiuco quien venía a su encuentro, sin embargo, Virgo apareció en medio de ambos, interceptando a la guerrera de plata contra la que chocó puños.
Shaina atacó sin tregua a la amazona de oro con una serie de patadas que Shai bloqueó con astucia. Shai de Virgo se atrevió a sujetar un brazo de Ofiuco para torcerlo, mas el movimiento le fue revertido cuando Shaina la sometiera y le torciera el brazo hacia la espalda al borde de la ruptura.
Al imaginar la mirada rabiosa de Virgo exigiéndole abandonar el templo, el hombre aceptó sonriente, emprendiendo el camino.
—Ni creas que te escaparás tan fácilmente de mí— amenazó Shaina, percatándose del plan.
Esa pequeñísima distracción fue aprovechada por Virgo, desplegó su cosmos en dos enorme alas de fuego dorado que empujaron a Shaina por los aires— ¡Alas de Ra! (Ra’s wings)
Por el interior del templo de Virgo se desató un torbellino de energía calorífica que arrastró todo cuerpo hacia los muros; el aire se volvió fuego, agobiante y difícil de respirar, tan doloroso de sentir.
Shaina resistió la embestida del cosmos flameante. Hasta que hubo silencio pudo moverse y mirar. Shai era la única que quedaba en el templo para combatir.
Aunque la amazona estaba tentada en ir detrás del otro sujeto, en su interior sabía que esto es lo que en verdad quería, por lo que puso toda su atención en Virgo.
Maestra y alumna volvieron a mirarse en silencio, sólo hasta que Shai habló.
— No ha cambiado en nada, sigue siendo tan feroz como siempre.
— Y tú continuas cometiendo los mismos descuidos… pero es claro que ya no eres la misma chica que conocí —añadió con desprecio—. Es obvio que has decidido traicionar a Atena, no sólo estás del lado de los Apóstoles sino que también alzas tu cosmos en nombre de otro dios.
— Je, no entiendo dónde está lo malo— comentó despreocupada—, después de todo nací en África, Egipto fue mi hogar mucho antes que Grecia, es mi cultura, mi nación ¿acaso lo olvidaste? —comentó—. No es muy diferente a lo que escuché del antiguo santo de Virgo quien seguía las enseñanzas de otra religión e incluso se rumoraba que era el mismo Buda reencarnado. Supongo que a la armadura de Virgo le agrada la diversidad de creencias —rió un poco.
— ¿Por qué Shai? Voy a preguntártelo una sola vez, considéralo mi último regalo… la oportunidad para explicarme el motivo de tu traición, ¿qué ocurre en Egipto para que hayan decidido iniciar éste conflicto? ¿Acaso el Fénix está al tanto de la situación?
— El Fénix abandonó Egipto hace tiempo —explicó la amazona de oro—, fue en busca de un lugar en el que finalmente pueda poner un nido y descansar… El maestro no tiene nada que ver con lo que ocurre, puedes estar tranquila.
Para Shaina fue un alivio escuchar que el Fénix no era partícipe de la situación— Supongo que él estará igual de decepcionado que yo en el momento en que se entere de tu deslealtad…. ¡Así que responde, dime lo que deberé decirle a Ikki cuando le explique porque tuve que asesinarte!
Shai se mostró complacida por escuchar tal determinación en su maestra —Si tal cosa llegara a pasar… puedes decirle que…—dudó un instante—, sólo hice lo que él habría hecho en mi lugar —respondió tranquilamente—. Si los Apóstoles quieren la vida del Patriarca, yo debo cuidar a mis compañeros a toda costa, sin importar las consecuencias, eso es todo.
— Eres una insensata…—cerró los puños con indignación—, y una total desagradecida —debajo de la máscara sus ojos se encontraban iracundos pero a la vez a poco de romperse en lágrimas.
— ¿Buscas gratitud? Voy a dártela luchando contra ti, te demostraré la clase de poder que he obtenido gracias a lo que me enseñaste. ¿No es ese el mayor deseo de todo maestro, morir a manos de su discípulo?
— Corregir mi error es mi único deseo Shai…— avivó su cosmos, mostrando las afiladas uñas en sus dedos—. Debo sentirme orgullosa pues una de mis discípulas obtuvo el rango de amazona dorada… pero ni creas que el titulo me amedrenta.
— Eso lo sé — Shai maximizó su cosmos, alzando los brazos hacia el cielo—. En una guerra entre santos no importa el color de la cloth sino la fuerza de su cosmos, por lo que no pienso subestimarte.

Gran Salón.

— Allí viene… esa alma oscura —musitó Shiryu con tranquilidad—. Ahora que se ha alejado de las brillantes auras de los Apóstoles puedo percibir con mayor intensidad la malignidad en su corazón… —meditó, tomando asiento en el trono.
— Pisaré el campo de batalla después de todo —comentó Seiya al emerger de las sombras de una habitación continua vistiendo la sagrada cloth de Pegaso.
Tras la batalla contra Hades, las cloths de bronce no han vuelto a mostrar el aspecto divino que tomaron en los Campos Elíseos. En ese entonces Kiki no fue capaz de encontrarle explicación, pero se debía agradecer que hayan regresado del inframundo aunque fuera en sus formas originales.
— Quizá… pero todavía hay dos obstáculos en el camino— el Patriarca respondió, intrigado por el hombre que ascendía a toda velocidad por el resto de los templos—. Ahora que Shaina ha decidido detener a Shai, sólo uno de ellos queda en pie… Me pregunto por qué es tan diferente a los demás… ¿acaso no es un Apóstol?...
— Y si así fuera ¿habría alguna diferencia?— inquirió Seiya—. Así como Virgo se ha unido a la causa, es posible que otras Órdenes hayan decidido darles apoyo.
— Esto cada vez me resulta más extraño… Shunrei, ¿podrías llamar a Leonardo?— pidió a su devota esposa quien pestañeó confundida.
— ¿Leonardo de Saggita*?— Seiya se extrañó, sabe bien que el santo plateado de Saggita es el mensajero de más confianza del Patriarca.
Shiryu asintió— Necesito que lleve al Shaman King unas palabras.
— ¡¿Qué?! Shiryu, ¿estás diciendo que pedirás ayuda a ese sujeto? —el santo de Pegaso preguntó exaltado.
El Patriarca conoce el grado de aversión que Seiya siente hacia Yoh Asakura, por lo que pasó por alto la falta hacia el venerable rey— El Shaman King es una entidad conocida por todos los pueblos, es un mediador entre mortales e inmortales, pero también entre los reinos de la Tierra. La Faraona Inet se niega a escuchar mi voz, la intervención de Yoh Asakua podría ser benéfica, quizá él sí sea escuchado y logre mediar una solución pacifica… o cuando menos encontrar la verdad tras éste conflicto —explicó Shiryu con serenidad—. Mi interés es evitar el mínimo de bajas posibles… pero si aún así Egipto persiste en su campaña, entonces apartaré las cadenas y permitiré que conozcan la verdadera fuerza del Santuario.

Templo de Virgo

Shaina de Ofiuco siempre ha sido considerada la amazona más fuerte del Santuario. Ella no posee el cosmos más poderoso, ni las técnicas más peligrosas, pero nadie la vence cuando de combate cuerpo a cuerpo se trata.
Shai recordaba lo frustrante que fue combatir con su maestra durante el entrenamiento, era un oponente con una defensa y ataque perfecto…
Ha estado tantos años fuera del Santuario que le era imposible predecir a qué grado Shaina ha llevado su habilidad, sabe bien que la amazona de Ofiuco no colgará su máscara para convertirse en una delicada esposa, ella había nacido para combatir y el entrenamiento era parte de su vida.
Virgo comprobó no estar equivocada, que la amazona de plata seguía siendo una experta en el intercambio de golpes y patadas.

Desde el inicio del combate Shaina cerró distancias, permaneciendo sobre Virgo contra la que arremataba golpes sin piedad.
La velocidad con la que ambas mujeres se movían era muy pareja, destellos plateados y dorados se desprendían con cada choque.
La amazona de Virgo llegó a un camino sin salida cuando tocó una columna con la espalda — ¡Parece que todavía eres descuidada y no prestas atención al campo de batalla!— rugió Shaina, lanzando un feroz golpe que se encajó dentro de la dura roca, una columna que se desmoronó momentos después.
Shai esquivó, saltando para tocar al techo e impulsarse para caer a toda velocidad con las piernas extendidas.
Shaina reaccionó por instinto, sujetó por los tobillos a su rival, utilizando la fuerza del impulso para arrojarla hacia una pared contra la que golpeó.
La amazona de Virgo se puso inmediatamente de pie sin ninguna clase de lesión— Sigue siendo muy buena, maestra…
— No estoy aquí para recibir tus halagos— dijo entre dientes, reanudando la ofensiva.
Shaia la esperó, bloqueando los constantes golpes sin retroceder demasiado. Shaina podía ver claramente el progreso de Shai, pues ésta empleaba un movimiento acertado para detener cada uno de los ataques; apenas había logrado alcanzarla un par de veces, mientras las respuestas de Virgo le permitían contraatacar. En cierto aspecto se encontraba en desventaja, Shai conocía bien su forma de pelear… era tiempo de mostrarle los nuevos trucos que ha aprendido.
Shaina detuvo un puñetazo de Virgo con la rodilla, teniendo las manos libres para sujetarle el brazo y el hombro, jalándola para darle un golpe en la nuca, una patada en la pantorrilla y azotarla contra el suelo. El movimiento fue tan veloz y eficiente que la amazona de oro no pudo resistirse.
Shai quedó sorprendida al verse a sí misma en el suelo y con la poderosa cobra a punto de morderle el cuello.
La amazona plateada alzó la mano derecha con los dedos y garras cubiertas por chispas eléctricas — Thunder Claw! (¡Garra de Trueno!/¡A mi cobra!)
La mano de Shai de Virgo se cerró sobre las fauces de la serpiente, conteniendo la fuerza electrizante con su puño.
Shaina de Ofiuco aumentó su cosmos, avivando el de Shai quien permanecía en el piso. Ambas cosmoenergías entraron en conflicto mientras el duelo de fuerzas persistía.
— El poder de la Cobra continúa siendo tan sublime como siempre— comentó Shai sin señales de cansancio. En su mano libre creó una esfera de color dorado, la cual introdujo en el suelo—. Veo que todavía me falta un poco para vencerte en tu propio juego, sin embargo, en otras áreas te he superado, permite que te lo demuestre…— unas líneas curvas se dibujaron bajo los pies de la amazona de plata, formando un ojo ovalado que se abrió de golpe, liberando una incandescente luz dorada que se alzó como una columna luminosa— Osiris Judgment! (Juicio de Osiris)—, agujerando el techo del templo de la sexta casa.
Shaina alcanzó a quitarse del lugar para no ser atrapada por la columna de luz, mas en cuanto sus pies volvieron a tocar el suelo, vio con horror como es que el ojo dibujado se desplazó justo debajo de ella, liberando el mismo fulgor hacia el cielo.
La amazona de Ofiuco fue golpeada por la violenta cosmoenergia que la elevó hasta romper bóveda del templo con su propio cuerpo. Gritó adolorida por el torrente incandescente que la levantó numerosos metros. Vio todo el Santuario de cabeza antes de empezar el rápido descenso. Desorientada luchó por enderezarse, pero sus músculos se encontraban acalambrados por la embestida.
Cayó estruendosamente al suelo, el casco plateado se partió en dos, la máscara saltó de su cara. Shaina no permaneció demasiado tiempo inmóvil dentro del cráter, antes de que su enemiga creyera haber obtenido la victoria logró levantarse sobre manos y rodillas.

Shai contempló airosa la mirada iracunda de la amazona de Ofiuco— Te aconsejaría que midieras tus movimientos… no querrás volver a tener el mismo paseo dos veces ¿cierto? —inquirió la amazona de oro.
Shaina lanzó un rápido vistazo al piso derruido, descubriendo el trazo del temible ojo de Osiris debajo de ella.
— Sólo tengo que pensarlo y volverás a ser atrapada por mi técnica. No tiene caso que intentes huir, — explicó al leer la intención en los ojos de su oponente—, quizá puedas desaparecer de mi vista, pero nadie escapa de la mirada del gran juez, Osiris.
— Je ¿crees que este garabato me atemoriza? —la peliverde cuestionó desafiante.
— Parece que no estás escuchándome…
Shaina se impulsó a toda velocidad, escapando del temible ojo que disparaba a diestra y siniestra el resplandor que azotaba contra el techo. Recorrió en su totalidad el salón de batallas recibiendo solo algunos rasguños en las piernas, mas eso no afectó sus movimientos. La amazona de Virgo contempló con aire aburrido la frenética carrera de Ofiuco.
Antes de decidirse a cambiar de estrategia, la amazona dorada notó como el techo comenzó a desmoronarse rápidamente. Al ver las pesadas losas venirse abajo, Virgo se movió para evitar ser aplastada por alguna, sin embargo, la distracción funcionó perfectamente y en cuestión de un pestañeo Shaina apareció frente a ella, cerrando los brazos alrededor de su alumna.
Shai luchó por liberarse de tal abrazo, mas las manos de Shaina permanecieron unidas como cadenas de acero. El resplandor del ojo de Osiris las iluminó, saliendo ambas despedidas dentro de la columna de luz.
— ¡Ingenua! ¡¿Creíste que mi propia técnica me haría daño?! —Virgo espetó enfurecida durante el ascenso.
Invadida por el dolor, Shaina apretó los dientes para poder decir— Lo sé, yo no entreno gente estúpida, pero sigues siendo muy descuidada. Tu técnica nos mantiene cautivas a tan estrecha distancia —sonriendo cínicamente al levantar una de sus zarpas repletas de relámpagos blancos—, aquí no serás capaz de maniobrar para evadir mi ataque, Cobra Queen’s bite! (¡Mordisco de la reina cobra!)
Shai recibió un golpe en el que sintió que su cabeza se separó del resto del cuerpo, mas el casco de la cloth fue lo único que salió volando a una dirección desconocida. La máscara dorada estalló en pedazos, mostrando los desorbitados ojos de Shai y la sangre que salió de sus labios. Los relámpagos que formaron la cabeza de una magnífica cobra la cubrieron por completo, castigándola con constantes descargas que la obligaron a gritar. El impacto fue tal que separó a maestra y discípula en el aire.
Shaina fue la primera en caer, esta vez de pie tras una voltereta acertada. Mas la amazona se acuclilló al sentir agobiantes punzadas por todo el cuerpo, cerrando los parpados en un intento por dominar los malestares.
Ofiuco abrió los ojos al escuchar el impacto de Shai contra la superficie, esperando que hubiera perdido el sentido… no quería seguir luchando contra ella.
Shaina se puso de pie, caminando un poco hacia donde estaba la amazona de oro. La vio tendida en el piso boca abajo… herida e inconsciente… su mente sobrepuso viejos recuerdos de cuando Shai era una pequeña inocente, de sus sonrisas, de sus lagrimas, de sus rabietas… pero también de su dedicación, empeño y sueños ¿a dónde se había ido todo eso? Se preguntaba la maestra con pesar.

Shai abrió los ojos, revelando un hermoso color violeta adornándolos. Luchó por levantarse, consiguiéndolo a duras penas— Una nueva técnica… —comentó la chica con desgano—, es mucho más eficiente puedo decir —sonrió, mirándola a la cara.
El rostro de Shai era tan hermoso y delicado como muchas de las amazonas del Santuario, tenía labios delgados, nariz respingada y ojos de color violáceo que resaltaban fácilmente en su tez morena. Si el padre de Shai pudiera verla comentaría lo mucho que se parece a su fallecida madre.
— Me sorprende maestra… con estas dificultades compruebo que todavía me falta mucho por aprender. Comprendo que existe una gran diferencia entre una experimentada guerrera de plata y una novata amazona de oro… qué vergüenza— comenta sin pesar.
— Parece que te has dado cuenta que ya no podrás pelear más… —dedujo Shaina—. El ataque de la Reina Cobra tiene un efecto paralizador en quien lo recibe, afecta el sistema nervioso por lo que no podrás moverte con entera libertad. Sólo porque tu cosmos es fuerte es por lo que no has quedado inmóvil, pero es cuestión de tiempo para que tu cuerpo deje de responder como deseas.
— Sí… es evidente —dijo al levantar la mano, observando sus dedos temblorosos— Significa que debo darme prisa… — musitó, elevando su cosmos.
Shaina vio con tristeza como el ojo de Osiris volvió a aparecer bajo sus pies— ¿Tanto deseas ganar Shai? ¡Déjalo ya! ¡Entiende que entre más continúes luchando, más será difícil el poder salvarte! ¡Así que detente! —pidió exasperada.
— ¿Quieres salvarme?... —preguntó cabizbaja—. No sabes lo mucho que significa para mi escuchar tales palabras… —pasos presurosos comenzaron a escucharse—. La gente solía decir que éramos muy semejantes, y no sólo por la similitud de nuestros nombres… —tres pares de pies estaban por arribar—, con el tiempo aceptamos que era verdad… —tres hombres llegaron al templo—. ¿Y sabes qué es lo gracioso? Que aún ahora nos parecemos, porque yo también quiero salvar a aquellos que son queridos para mí —le sonrió con dulzura, algo que confundió a la amazona de Ofiuco.

Souva de Escorpión, Terario de Acuario y Jack, observaron a las dos mujeres que hablaban entre sí. Los alarmó las condiciones del templo y las heridas de Shaina de Ofiuco.
— ¡Shai, ya basta! —clamó Souva, considerando inaudito que se haya atrevido a lastimar a la mujer que le dedicó tanto.
Cuidando de no exponer por completo su rostro, Virgo permaneció de espaldas a los recién llegados— Souva, parece que el más allá todavía no estaba listo para recibirte, qué sorpresa.
— Siempre he sido alguien lleno de sorpresas, lo sabes —aclaró sonriente, mostrando el aguijón escarlata en el que se transforma su uña—, y tengo algunas para ti, catorce para ser exactos.
— Mujer, es mejor que te abstengas de la idea de pelear cuando dos santos de oro están a tu espalda —aclaró Acuario sin rodeos—. Únicamente quedan dos de ustedes ¿Eres tan tonta como para creer que será suficiente? No te sacrifiques en vano.
— Temo que deberemos dejar los presentes para después, Souva. Caballeros, tengo una cita más importante ahora, por lo que esto se acabó… —sin que nadie pudiera evitarlo, Shai expulsó su cosmos en todas direcciones, creando un remolino en el interior del sexto templo. Shaina, Souva, Terario y Jack vieron como en el torrente comenzaron a aparecer espectros que se desplazaban como peces dentro de la corriente dorada— Atum’s trial! (¡Prueba de Atum!)

Templo de Piscis

Un hombre con pensamientos tan oscuros como su armadura subía con grandes saltos las escaleras que lo llevarán al templo del Patriarca.
Fue toda una desilusión encontrar el templo de Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis desprotegidos, de haberlo sabido habría insistido más en luchar en las anteriores casas. Sin embargo, le emocionaba la idea de que pronto conocería a los guerreros legendarios de los que ha escuchado tanto, incluso de boca de su señor.
Como todo aquel que busca una audiencia con el Templo del Patriarca, el guerrero se topó con el monumento de los antiguos santos de oro, aquellos que lograron llevar un rayo de luz del sol a lo más profundo del inframundo.
Se permitió contemplarlo un poco, llenándose de un sentimiento que no comprendió del todo— Tal vez habrían sido mejores rivales… qué lástima —sonrió para sí.
Levantó el puño, dispuesto a destruir el preciado monumento únicamente por placer, mas antes de que lanzara el golpe un sonido lo detuvo.
Fue una simple nota la que lo hizo olvidar su interés en la escultura. La melodía guió sus pasos, subiendo algunos escalones más hasta llegar a la explanada sobre la que se cimienta el templo del Pontífice. Allí, sentado junto a una columna, un arpista deleitaba a la montaña y a las estrellas con bella música.

El invasor contempló cuidadosamente al santo quien tranquilamente tocaba la lira— Y así es como hasta las bestias más fieras sienten curiosidad por el encanto de la música— comentó el trovador con una gentil sonrisa. Sus palabras no fueron para el enemigo, sino para el hombre en armadura dorada que emergió de las sombras.
Con los brazos cruzados, Nauj de Libra lanzó una mirada retadora al guerrero— Ya estaba impacientándome —comentó el santo con fastidio—, llegué a creer que la caminata había sido para nada.
Aristeo de Lira permaneció en una cómoda posición mientras el santo de oro bajó a la explanada para encarar al esperado rival. Silenció la música al decidir ser mero testigo del enfrentamiento.
— Así que todavía quedaba un santo dorado después de todo. Qué maravilla, habría sido decepcionante terminar con la misión sin que pudiera matar a uno o dos santos de Atena —agregó con sorna.
— Oh, lo mismo puedo decir, me preocupaba la idea de que todos ustedes quedaran muertos en el camino —respondió el santo con el mismo cinismo.
— ¡Entonces enfréntame santo dorado, —bramó con júbilo, adoptando una pose en la que su brazo derecho le protegía el corazón —muéstrame el poder que es capaz de realizar milagros!

Ciudad de Meskhenet, Egipto

Hipnotizado por la frágil línea anaranjada que se marca en el horizonte, Sennefer permanece sentado en el trono del Faraón. En su mano sostiene un cetro de oro el cual acaricia como si se tratara de un delicado animal.
El cetro poseía un bastón corto adornado por una espiral que simulaba el cuerpo de una serpiente con las escamas perfectamente marcadas; en la parte superior salientes horizontales y curvas formaban le cruz egipcia denominada Ank en donde el ojo de Ra se trazaba; lo más llamativo era el rubí octagonal incrustado en el centro.
Sennefer no prestaba atención a las diversas siluetas que lo acompañan en el salón. El par de criaturas siniestras permanecían como murciélagos pegadas al techo y con las alas envolviendo sus delgados cuerpos; se encontraban a la espera del siguiente bocadillo.
Relegada junto a las estatuas de Osiris e Isis, una mujer de edad madura aguardaba cabizbaja. Por muchas horas ha permanecido de pie en el mismo lugar, orando por la salvación de su alma y la de todos los que habitan Egipto. Antes, otras seis mujeres se encontraban a su lado, mas una a una han sido asesinadas para después ser devoradas por los demonios sirvientes de Sennefer, el hombre que volvió de las cavernas más profundas del Duat*…
Discretamente, la mujer miró en dirección a donde la Faraona permanecía en silencio total. Despojada de su trono y de cualquier autoridad, lo único que ha podido hacer es proteger el cadáver de su esposo…

— Amo… — habló uno de los demonios desde las alturas— está por cumplirse el tiempo… ya es hora.
Sennefer dio un profundo suspiro para después sonreír ampliamente— Gané…— musitó en cuanto la última línea de luz se extinguiera en el ocaso.

FIN DEL CAPITULO 15


* DUAT. El inframundo de la mitología egipcia el cual está dividido en cavernas.
* Santo de Saggita: El santo de la flecha.

ELDA_banner%2B09_.jpg

 

EL LEGADO DE ATENA - Capítulo 67. "Epílogo"


#73 Lunatic BoltSpectrum

Lunatic BoltSpectrum

    ¡Sagrado corazón de Jesús en vos confío!

  • 3,244 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Escorpion
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
1
Total:
1

Publicado 03 julio 2010 - 01:02

Muy buen capitulo,

La pelea de Shaina y Shai, el origen de shai todo genial, el comienzo de la pelea del caballero de libra vamos a ver que poderes tiene.

s50.gif

Que tramara Sennefer y sus dos Criaturas?

#74 dead mask 2

dead mask 2

    ????

  • 1,666 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Masculino
Signo:
Virgo
Desde:
Ecatepec de Morelos, Mexico
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 03 julio 2010 - 10:23

muy buenos caps



seph




saludos
vader.jpg

#75 Efebo Abel

Efebo Abel

    Miembro de honor

  • 1,942 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Masculino
Signo:
Piscis
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 04 julio 2010 - 20:47


Hola

Recien empeze a leer este fic y ya logre ponerme al dia con la publicacion de todos los capitulos, muy buenos

muy sorprendente la aparicion de los nuevo santos dorados

las batallas muy emocionantes y divertidas


muy acrtada la idea de poner a shiryu como patriarca y a seiya como su brazon derecho

a shina como jefa de los plateados y dmas

solo que me queda la curiosidad de saber donde esta marin, kiki seika

en in

saludos y espero ver pronto los siguintes capitulos
Posted Image

#76 Cástor_G

Cástor_G

    Miembro de honor

  • 3,394 mensajes
Pais:
Mexico
Signo:
Geminis
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 11 julio 2010 - 01:04

Hola Seph, aquí estoy de nuevo xD, ahora para comentarte sobre el capítulo 3!

-Muy buena la introducción, muy detallada. Como dije en un principio, parece que se viene algo GRANDE, ahora también va a intervenir Poseidón D:. Sirena todo un enigma hasta el momento... y lo que dijo de u madre... ¡Qué será? juju

s63.gif

-Escorpión x Shaina, una pareja muy conocida en el mundo del fanart y fanfic juju. Y parece que Sunrei finalmente atrapó a Shiryu xD. Que bueno, ya empezaban los rumores acerca de Shiryu con aquella escena en la que apareció con Kiki en la cama...


-Esta tensión entre Souva y Albert me recuerda un poco a dos personajes de mi fic, Deos y Denon, respectivamente. Me interesa ver como desarrollas a estos dos ^^. Incluso Albert me resulta parecido a Denon, pues ambos creen que no importan los métodos que se utilicen, siempre y cuando el objetivo se cumpla. Aunque creo que Denon es un poco más cruel xDD, hasta el momento al menos... :O

-Finalmente nace Sugita de Capricornio =)


Muy buen capítulo Seph, espero no tardar tanto para comentar el cap. 4! Ya me voy a cercando xD.

saludos!

Capítulo 15: La Flor Sangrienta
(Pincha AQUI para Leer)

belladona.png
Saint Seiya: COSMO WARS
Índice de Capítulos: Aquí

#77 Seph_girl

Seph_girl

    Marine Shogun Crisaor / SNK Nurse

  • 983 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Femenino
Signo:
Acuario
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 15 agosto 2010 - 00:25

Saludos a los lectores de éste fanfic =), despues de una larga ausencia aqui traigo el siguiente episodio, pero primero me tomo unos momentos para contestar sus comentarios =D


CITA(Espectro1986 @ Jul 2 2010, 10:02 PM) <{POST_SNAPBACK}>
Muy buen capitulo,
La pelea de Shaina y Shai, el origen de shai todo genial, el comienzo de la pelea del caballero de libra vamos a ver que poderes tiene.
s50.gif
Que tramara Sennefer y sus dos Criaturas?


Muchas gracias mi estimado Espectro1986, aunque al principio tenía algunas dudas de cómo debia ser la pelea entre maestra y alumna, que bueno que agradó ^^.
Con respecto a tus demas preguntas, justamente en este episodio es que lo descubrirás ;) Espero te guste XD



CITA(dead mask 2 @ Jul 3 2010, 07:23 AM) <{POST_SNAPBACK}>
muy buenos caps

seph
saludos


Gracias por Leer Dead Mask ;), ojalá y los demas te gusten.



CITA(Efebo Abel @ Jul 4 2010, 05:47 PM) <{POST_SNAPBACK}>
Hola
Recien empeze a leer este fic y ya logre ponerme al dia con la publicacion de todos los capitulos, muy buenos
muy sorprendente la aparicion de los nuevo santos dorados
las batallas muy emocionantes y divertidas

muy acrtada la idea de poner a shiryu como patriarca y a seiya como su brazon derecho
a shina como jefa de los plateados y dmas
solo que me queda la curiosidad de saber donde esta marin, kiki seika
en in

saludos y espero ver pronto los siguintes capitulos


¡Efebo! Ya me preguntaba si alguna vez recibiría Review tuyo... digo en todo fic que leo siempre estás al pie del cañón comentando y pues *snif*, me sentí un poco 'apestada' por el que no te pasearás por el mio u.u Pero pues gracias por leer =)
Es un gusto que te agrade lo que he escrito, jejeje las batallas realmente no son del todo mi fuerte pero me esfuerzo para que sean interesantes, cortas y faciles de digerir =)
Las decisiones de volver a Shiryu Patriarca fue facil XD, pero obvio que Seiya no iba a quedarse sin sus honores XD. Shaina igual no por nada es la plateada más veterana de la Orden. Sobre el destino de Marin antes lo tenía claro pero decidí cambiarlo, aún esta en 'veremos'; a Kiki lo veremos más adelante, eso si te lo prometo XD como vez siguió en su labor de reparar armaduras y tiene una alumna/asistente allí en Yamir; sobre Seika aún ando dudando en una cosa.... pero prometo que la veran por ahí algún día XD


CITA(Cástor_G @ Jul 10 2010, 10:04 PM) <{POST_SNAPBACK}>
Hola Seph, aquí estoy de nuevo xD, ahora para comentarte sobre el capítulo 3!
-Muy buena la introducción, muy detallada. Como dije en un principio, parece que se viene algo GRANDE, ahora también va a intervenir Poseidón D:. Sirena todo un enigma hasta el momento... y lo que dijo de u madre... ¡Qué será? juju
s63.gif
-Escorpión x Shaina, una pareja muy conocida en el mundo del fanart y fanfic juju. Y parece que Sunrei finalmente atrapó a Shiryu xD. Que bueno, ya empezaban los rumores acerca de Shiryu con aquella escena en la que apareció con Kiki en la cama...
-Esta tensión entre Souva y Albert me recuerda un poco a dos personajes de mi fic, Deos y Denon, respectivamente. Me interesa ver como desarrollas a estos dos ^^. Incluso Albert me resulta parecido a Denon, pues ambos creen que no importan los métodos que se utilicen, siempre y cuando el objetivo se cumpla. Aunque creo que Denon es un poco más cruel xDD, hasta el momento al menos... :O
-Finalmente nace Sugita de Capricornio =)
Muy buen capítulo Seph, espero no tardar tanto para comentar el cap. 4! Ya me voy a cercando xD.
saludos!


Hola Cástor, qué bueno verte por aqui XD, pasito tun tun pero ahi la llevas jaja
Sí, la escena de Cabos Unión es muy enigmatica jajaja y hay una teoria loca que algunos tienen por ahi pero pues... el tiempo lo dirá XD
Jaja el Escorpión de esta generación es así con las mujeres, se la da de galán por lo que a Shaina no es a la única a la que 'molesta' XD.
Sí, ya Shunrei logró llevar a Shiryu al altar (dios ya era mucho), y la verdad no recordaba esa escena hasta que hace poco alguien la resaltó de entre mis recuerdos y fue de "OMG, si... feo"
Siempre se ocupan dos personajes que esten en constante desacuerdo, en este caso le tocó a Escorpión y Geminis porque son los extremos del espectro XD, mientras al Escorpion TODOS lo quieren y les simpatiza, a Albert TODOSlo consideran un pesado mala leche jajaja XD
Pues mucha suerte Cástor jejeje esperemos algún día me des alcance en la lectura =D

Y PUES YA QUE QUEDÓ TODO DICHO... ES MOMENTO DEL EPISODIO! DISFRUTENLO!!





****************************
****************************
****************************




Cuando Elphaba de Perseo cruzó la casa de Leo percibió un gran cosmos que empequeñeció a otros en el templo de Virgo. Allá la batalla había terminado, pudo sentir como dos individuos continuaron el camino hacia la cima de la montaña sagrada mientras el resto permaneció inmóvil en el recinto.

Perseo llegó corriendo al sexto templo del Zodiaco, se sorprendió al encontrar el lugar casi en ruinas. Le extrañó mirar al santo de Escorpión y Acuario dentro del salón de batalla, no se movieron ni reaccionaron por su llegada.
Caminó por los escombros de manera cautelosa, sintiéndose acechada por algún mal imposible de detectar. Llamó un par de veces a Souva y a Shaina quien estaba un poco más retirada, pero no hubo respuesta.
Se paró frente a los dos santos dorados, intrigándole la expresión que tenían en el rostro. Se alarmó por las líneas de sangre que caían de sus frentes, notando como los cascos de las cloths estaban en el suelo.
El rostro de Souva, Shaina, Terario y Jack compartían el mismo gesto de terror; los ojos abiertos y asustadizos, los labios temblorosos e impedidos para emitir palabras…
Sus semblantes… era como si estuvieran viendo aquello a lo que más temen... algo o alguien que no son capaces de combatir.
Elphaba sacudió un poco al caballero de Escorpión, mas sólo consiguió que el miedo se acentuara más en su cara.
Perseo miró preocupada a los caballeros dorados y al joven viajero que estaba de rodillas en el suelo. Elphaba se dirigió hacia donde la amazona de Ofiuco se encontraba.
La guerrera plateada descubrió una diminuta herida en la frente de Shaina por la que las gotas de sangre fluían; se atrevió a tocarla con la punta de los dedos, siendo golpeada por una visión en la que vio a una mujer de cabello púrpura.
Elphaba parpadeó confundida mientras analizaba la situación. Todos ellos recibieron el mismo golpe, ¿qué clase de individuo sería capaz de inhabilitar a dos caballeros de oro con un único disparo?
Como alguien que conoce algo de magia y encantamientos, atribuyó el estado de sus compañeros a una técnica ilusoria… una que sólo ellos podrán romper.





Capitulo 16. Apóstoles Parte VII.
Zohar.


Bajo las estrellas el caballero de Libra y el enigmático invasor intercambiaron algunos golpes. Nauj no perdió el tiempo en vanos intentos por conocer la historia o motivos de su rival, una actitud que compartió gustoso con el enemigo quien del mismo modo se lanzó presuroso al combate.
Ambos midieron la fuerza de sus golpes, la velocidad con la que reaccionaban, un rápido estudio que les permitirá saber quién se llevará la victoria.
Libra lanzó una violenta descarga de ken contra el enemigo, la cual impactó de lleno en el peto de la armadura oscura.
El hombre permaneció inmóvil palpando el punto en el que había sido golpeado, sonriendo con insolencia— De llevar una armadura ordinaria, seguramente tu ken habría perforado limpiamente mi corazón.
— Pareces muy confiado en la protección que llevas puesta —comentó Libra al observarla con cuidado. Era una armadura completa que combinaba placas negras, azul marinas y muy pocas de color zafiro. El yelmo protegía todo el cráneo, mas oscuro cabello emergía por debajo del mismo; contaba con una celada* sobra la se grabó un enorme ojo en el centro, lo único que quedaba a la vista eran los delgados labios del guerrero y su cuadrado mentón de piel morena.
No encontró algo magnifico en el diseño, para Libra no era más que una simple protección.
— Hay muchas razones por las que este encuentro ya lo he ganado, santo de Libra —el enemigo anunció sarcástico.
— ¡Ja! ¡No digas estupideces! Los otros Apóstoles han sido vencidos, tu caso no será diferente.
El sujeto soltó una carcajada— ¿Te atreves a compararme con un ‘Apóstol’? —escupió con desprecio—. Sí que son unos imbéciles.
Aristeo de Lyra se contrarió al escuchar la revelación, interesándose todavía más en el duelo.
— Apóstol o no me tiene sin ningún cuidado, eso no evitará que compartas el mismo destino— Libra elevó su cosmos.
El hombre permaneció con los brazos a los costados, sometiéndose a cualquier clase de ataque— En vista de la confusión deberé presentarme apropiadamente, es preferible a que continúen confundiéndome con uno de los perros rastreros de Ra. Me llaman Nergal*, Patrono del Zohar* de Brontes*.
— Entonces Nergal, sé fulminado por el poder del caballero de Libra —Nauj alzó el brazo derecho hacia el cielo sobre el que cayó un rayó blanco— Lighting explosion! (¡Estallido relámpago!) —lanzándose sobre el enemigo con el puño revestido con relámpagos y llamas de oro.
Nergal alzó su cosmos pero se permitió ser golpeado por la cegadora técnica.
Nauj de Libra frunció el entrecejo al ver sangre en sus nudillos. Nergal miró hacia abajo, notando las fisuras en el brazal de la cloth dorada de las que fluía un poco de sangre.
— Se cuenta una historia en la que el escudo más fuerte del mundo se enfrenta a la jabalina más poderosa de la Tierra—relató Nergal sin moverse o apartar el brazo del caballero—, en la confrontación terminan por destruirse mutuamente— admiró con placer los ojos furiosos del santo dorado—. Por un momento llegué a creer que aquí sucedería lo mismo, pero veo con agrado que mi escudo resultó vencedor.
El santo dorado contempló iracundo su brazo acalambrado, no concebía que la técnica haya sido inútil, mucho menos que haya recibido un daño por el que se había fracturado la mano. Empleó todo el autocontrol que ha obtenido en los últimos años para no gritar, pero el dolor persistiría.
Nauj retrocedió sólo un paso, fingiendo impasibilidad— Debo admitir que posees una coraza impresionante… Está bien, has despertado mi curiosidad por lo que antes de proseguir debo preguntar quién demonios eres.
Nergal permaneció tan cerca del caballero de Atena que podría alargar el brazo para golpearlo sin problema, sin embargo ya no lo consideraba una amenaza. Ha comprobado lo que deseaba, por lo que podía seguir jugando.
— Supongo que el mayor enigma es saber el nombre de la ‘deidad’ a la que sirvo ¿no es así? Y esperas que un nombre como Ra, Odín, Ares o Cronos respalden mis actos ¿verdad? —inquirió burlón—. Puedes respirar tranquilo caballero, ninguno de ellos es digno de mi alabanza. No he vendido mi alma a ningún dios homicida como ustedes que son traidores a su propia raza.
— Interesante, quiere decir que sólo eres un perro sin dueño. Eso es perfecto ¿no lo crees así Aristeo? —preguntó al arpista quien prefirió mantenerse en silencio—, de este modo no estaremos violando ningún acuerdo diplomático que el Santuario pudiera tener…
De un rápido movimiento el santo dorado precipitó la mano izquierda hacia atrás, cerrándose sobre un halo de luz que arremetió contra Nergal. El llamado ‘Patrono’ antepuso el brazo derecho bloqueando el arma sagrada que quiso decapitarlo.
Pasmado, Nauj contempló como la espada de Libra se detuvo contra el brazal oscuro. Pese a que haya utilizado el brazo más débil, la espada debió ser capaz de cortar la extremidad de su oponente…
— ¿Quién demonios es éste hombre?— se preguntó, encolerizado por la sonrisa socarrona del Patrono.
— Había escuchado que los justos Santos de Atena no tienen permitido usar armas —dijo hilarante, desplegando un rodillazo que Nauj retuvo con la empuñadura de la espada de Libra para después retroceder.
El santo comenzó a exasperarse. Las armas de Libra son capaces de destruir casi cualquier cosa, cómo es que el enemigo no resultó herido.
— ¿Impresionado?— Nergal preguntó sarcástico—. Ni un simple rasguño, el Zohar de Brontes es indestructible.
— ¿Qué es toda esa palabrería del Zohar? —inquirió Libra manteniendo la espada en alto.
— ¡Cuando haya terminado con mi misión prometo que te lo diré gustoso! —rió sonoramente, manifestando un cosmos azulado.
Aristeo de Lyra percibió claramente la maldad y peligrosidad en el cosmos del enemigo, intuyendo que deberá intervenir de un momento a otro.
— Ésta incursión ha estado llena de sorpresas, estoy complacido. Ha llegado el momento que tanto ansiaba —los ojos de Nergal brillaron en el instante en que pronunció— Plaga Número Seis, Shkhin*— liberando un flash blanco que iluminó al santo dorado.
Fue un mísero instante, ni siquiera lo cegó o lastimó de alguna forma. Confundido, Libra no esperó una explicación para contraatacar.
Nergal eludió cada estocada y sablazo dorado que desmoronaron columnas cercanas y marcaron heridas profundas en el suelo. El Patrono logró sujetar la hoja de la espada con ambas manos.
Nauj no detuvo sus movimientos, en vez de eso dio una patada doble que alejó a su rival. Nergal frenó con los talones, guardando la distancia.

Quizá la armadura del intruso sea tan resistente como afirma, por lo tanto el santo decidió no gastar energías en intentar quebrarla. Sólo necesitaba de un golpe preciso para acabar con su oponente, agradecía que la parte inferior del rostro estuviera desprotegida.
Nauj pensaba en las posibilidades de éxito cuando comenzó a sentirse extraño, una sensación de ardor en la piel, un picor molesto que comenzó a propagarse desde el cuello hacia otras partes. Malhumorado ignoró el malestar, concentrándose en el combate.
Con extrema arrogancia Nergal permitió que las descargas de ken que disparó el Santo golpearan directamente su Zohar, mas fue capaz de percatarse de su descuido cuando dos descargas estuvieron por golpearlo en el rostro. El Patrono se desplazó hacia un costado, siendo interceptado por una muralla dorada que anticipó el movimiento. Nergal vio la punta de la espada de Libra a escasos centímetros de volarle la mandíbula, echándose hacia atrás para aminorar el daño.
Nauj sintió como la espada alcanzó a cortar la piel sin lograr el objetivo, Nergal fue demasiado rápido.
El Patrono se alejó, cubriéndose la barbilla y la boca con una mano. Permaneció callado e inmóvil, pero tras algunos segundos bajó el brazo para mostrar una sonrisa diabólica— ¡Muy osado de tu parte! — no había sangre o alguna lesión en su mentón—. Es una lástima que no puedas hacerme daño.

Nauj se alteró al no ver lesión en su rival, ¡estaba seguro de haberlo alcanzado! Bufó colérico antes de ser víctima de intensas punzadas por todo el cuerpo. Se rascó la barbilla al ser invadido por una comezón agobiante.
Desconcertado se miró las manos al sentir ardor en ellas, notó la piel de sus dedos enrojecida y ampollada— ¡¿Qué clase de magia es ésta?!— pensó pasmado, viendo como su otra mano mostraba el mismo síntoma. Se palpó la mejilla, doliéndole al tocar una úlcera.
Aristeo no podía alertarle de lo que le sucedía, mas la retumbante carcajada de Nergal fue suficiente— ¡Sufre santo Ateniense, sé carcomido lenta y dolorosamente por mi plaga!
El santo respiró con dificultad mientras el cuerpo le ardía. La piel se le enrojecía cada vez más, en ella comenzaron a marcarse cráteres por las numerosas llagas que le provocaban mucho dolor.
Nergal se divirtió al ver al santo temblando por cada doloroso espasmo que lo sacudía— Es una lástima que debajo de toda tu coraza de oro se encuentre un cuerpo frágil condenado a convertirse en polvo ¿no lo crees así? —se mofó el Patrono al invocar su cosmos—. Aunque no debes preocuparte, ¡yo te liberaré de tu mundano recipiente para que alcances la inmortalidad!
Nergal apareció delante del santo de Libra tras moverse a la velocidad de la luz. El Santo fue golpeado repetidas veces en el rostro de manera brutal.
Por cada golpe Aristeo escuchaba un trueno en el aire, como si una tormenta eléctrica azotara la región.
Cada impacto fue un martirio para el santo dorado, el Patrono contaba con una aterradora fuerza que no resistiría por mucho tiempo. Con tanta sangre en la boca vomitó una cantidad alarmante al caer al suelo de costado.
Allí, sumergido en un pozo de dolor dentro del que estaba por ahogarse, Nauj recordó…

Era apenas un niño cuando esos hombres llegaron a la villa exigiendo la localización de un rebelde que debía ser eliminado. Él intentó proteger a su hermana y a su abuelo, ya que por encima de las amenazas y el peligro debían servir los designios de la diosa Atena. Lo azotaron y golpearon tan cruelmente hasta que su abuelo accedió a las demandas, quedando apenas con vida. Nunca olvidará esos momentos de impotencia, de desesperación y odio… ¡Jamás! ¡Terminaría lo que empezó aquel día, por lo que no podía morir en el Santuario!

Nergal golpeó el escudo de Libra con el que Nauj se cubrió inesperadamente. Soltando la espada, Libra sujetó el tridente con el cual atacó de manera inmediata el cuello del enemigo.
El Patrono esquivó tras un par de volteretas, alejándose una distancia prudente. Debilitado, el santo se abstuvo de perseguirlo, simplemente se plantó firme al suelo sosteniendo el escudo que mantuvo al frente y el tridente atrás, tomando una pose similar a la de los antiguos guerreros espartanos.
— Has decidido jugar a la defensiva pese a que un infierno está desatándose bajo tu armadura. Sí que eres tenaz, no esperaba menos de un santo de Atena. Pero si te cuesta trabajo esperar a que la muerte llegue a través de mi plaga entonces adelantaré tu encuentro con ella— amenazó el Patrono con tranquilidad.
— Cierra la boca, miserable— exigió Libra, escupiendo el amargo sabor de la sangre—. ¡Aquí el único que va a morir serás tú!


Ciudad de Meskhenet, Egipto

Los ojos de Sennefer brillaron con malignidad en cuanto la noche oscureció todo Egipto. Con el rostro iluminado por el éxtasis de su logro, lentamente se levantó del trono. En ese instante flamas anaranjadas prendieron todas las antorchas, lámparas y jarros dentro del Palacio Real.
La Faraona continuó inexpresiva e inmóvil al pie de la escalinata por las que descendió el nuevo soberano de las tierras de Ra. Inet permaneció aferrada al cadáver que yace en su regazo.

Cuando la hora de morir se acerca, se piensa demasiado…

Aquel día en que fue coronada reina de Egipto en la nueva era jamás imaginó que debería lidiar con la resurrección del “príncipe olvidado del desierto”.

**

Sennefer nació hace cientos de años en el corazón del antiguo Egipto, muchos antes de la decadencia del reino. Fue de cuna humilde, hijo de siervos de Palacio.
A temprana edad demostró tener un talento natural para el aprendizaje, era muy listo y emprendedor. Al sobresalir de entre los demás niños los sacerdotes lo tomaron en custodia, brindándole educación de primer nivel.
Su intelecto le permitió comprender las bases de la taumaturgia* con facilidad, pero quedó fascinado con el arte de la nigromancia* en las que se volvió un experto. Durante años empleó su conocimiento para sanar a los enfermos y exorcizar a los espíritus errantes, ganándose el aprecio de la población.
Ascendió a formar parte del grupo de hechiceros que servían exclusivamente al Faraón, y gracias a sus tácticas durante conflictos con el pueblo Hitita se volvió Chaty* a la edad de veinticinco años. Por su desempeño en el campo de batalla, sus triunfos y conquistas se convirtió también en el Apóstol Sagrado de Seth.
Tan sabio, tan fuerte y con un futuro prometedor… ¿en qué momento es que el joven Chaty desvió el camino?

**

Al bajar las escalinatas Sennefer caminó por la alfombra roja hacia el centro de la habitación, deteniéndose al fingir un suspiro de decepción.
— El tiempo se ha terminado —dijo con la vista hacia el oscuro panorama del desierto, ni siquiera la luna mostraba la cara—, el ocaso llegó y no hay signos de tus grandiosos guerreros —sonriente contempló las estatuas de los dioses de Egipto que adornaban el salón—. Los Apóstoles ya no son lo que eran… En mis tiempos, solían ser más feroces y eficientes ¿O será que la fuerza del Santuario es más sorprendente de la esperada? —comentó sarcástico, sosteniendo el báculo dorado.

**

Sennefer estuvo en la cima del Imperio, muchos nobles envidiaron su poderío y ascensión, pero el Chaty ignoró todas las conspiraciones en su contra. Su posición le permitió acceder a escritos exclusivos del Faraón y la Corte Real, textos que relataban con detalle las artes del shamanismo y secretos que le permitieron grandes descubrimientos.
Ante la extrañeza de muchos y alegría de otros, Sennefer renunció al puesto Chaty para asumir por completo el papel de Apóstol Sagrado de Seth ¿La razón? Los espíritus predijeron una gran calamidad que requeriría el mayor número de guerreros posibles, por lo que Sennefer prefería estar al frente y no recluido en la retaguardia.
Jamás imaginó que la calamidad de la que hablaban resultó ser él mismo.

**

— Una promesa es una promesa —prosiguió el egipcio de cabellera clara—. El periodo que les he dado llegó a su fin. Siete horas, siete escorpiones como fue escrito, siete estocadas que romperán el conjuro —levantó el cetro de oro, las sombras de la cámara se arremolinaron en el techo. De las tinieblas emergió una lápida de piedra negra, en cuya superficie se tallaron minúsculos jeroglíficos que a su vez formaban círculos y elipses que servían como poderosos sellos de restricción. En el centro de la losa un niño yacía inconsciente y encadenado.
La lápida tocó el piso, retumbando por el peso. Sennefer observó al jovencito de tez morena y cabello castaño, mas no titubeó en realizar una nueva invocación.
Delante del chiquillo se materializó una violenta llamarada azul dentro de la que salió una temible espada dentada de cristal y zafiro, la cual era sostenida por una mano invisible que apuntó hacia el pecho del príncipe Atem.

**

En los meses venideros Sennefer se recluyó en el templo de Seth, estudiando e incrementando su magia. Nadie sabe a ciencia cierta lo que ocurrió dentro del recinto, pero cuando el Apóstol Sagrado fue visto de nuevo por la población de Egipto es que la pesadilla comenzó.
A la altura de donde se situaba el corazón Sennefer presentaba una espantosa llaga de la que brotaba el ojo de un enorme reptil. Se dice que en busca de sobrepasar los propios límites humanos, el Apóstol Sagrado pactó con un demonio oscuro que le brindó la fuerza de un titán y el conocimiento de cientos de sabios.
En su mano, el Apóstol Sagrado mostró por primera vez al mundo el poder del Cetro de Anubis*, una arma shamánica tan poderosa que le permitió tener el control de su propio ejército de fantasmas y espectros que no podían ser derrotados por hombres o armas ordinarias. Las hordas de espíritus se acrecentaron conforme los guerreros del faraón sucumbían, las almas de los soldados fueron retenidas por el poder del Cetro, obligándolos a luchar en su nombre.
La victoria estuvo muy cerca, Sennefer invadió el Palacio Real aniquilando a la mayoría de los Apóstoles que se le opusieron. Poco faltó para asesinar al Faraón, pero el Shaman King apareció para detenerlo. Traído desde lejanas tierras de un mundo todavía desconocido, el mítico personaje necesitó de una simple orden para que lo espíritus fueran liberados y que el demonio que habita en su cuerpo se estremeciera.
Después vino el castigo…

**
— Tu alma fue condenada a jamás abandonar el mundo de los mortales— escuchó la voz de la faraona—. Nunca tendrás acceso a las puertas del Duat, ni a la de los campos de Aaru* … pero a comparación de tus antiguos pecados este acto te condenará aún más. Antiguo Chaty Sennefer… no, último gran Apóstol Sagrado de Seth, conoces el resentimiento de los mismos dioses, no los provoques más, es tú última oportunidad. Salva tu alma y rectifica. Si te arrepientes de corazón perdonaré todas tus faltas y te libraré de la maldición —pidió la faraona con serenidad.
El hombre se giró hacia el trono que la auténtica reina volvía a ocupar. Inet se hallaba sentada en la sede de mármol con una postura firme y un resplandor casi divino envolviéndola. El cuerpo del Gran Esposo Real continuaba a su cuidado.
Los oscuros ojos de Sennefer contemplaron a la farona de Egipto, embelesado por la deslumbrante belleza de la reina que ni siquiera la sangre o los cadáveres opacaban.

Por un instante un fantasma del pasado tomó el lugar de la faraona, recordando la misma compasión en los ojos de su hermano menor quien, hasta el final de la batalla, creyó que podría cambiar, olvidar su ambición, volver a ser el mismo hombre que amó a Egipto. Sennefer apretó los labios y sonrió con malignidad. Rió sonoramente, su carcajada recorrió los oscuros pasillos del palacio.
Embargado por la hilaridad el egipcio recordó tantas situaciones, pero sobre todo a su hermano, Zuberi…

**

Zuberi fue un niño que debió vivir bajo la sombra de Sennefer casi toda la vida. Todo desempeño solía ser comparado con el de su hermano mayor, algo que pudo sembrar semillas de odio y resentimiento. Sin embargo ambos hermanos pactaron que jamás se dejarían llevar por lo que dijeran los demás, ignorarían todo y simplemente creerían en ellos mismos.
Zuberi decidió no seguir el camino de su hermano mayor, en vez del estudio, la magia y las ciencias, prefirió caminar hacia el sendero de guerrero. La tenacidad de Zuberi le permitió convertirse en un gran soldado; las constantes invasiones de otros reinos lo volvieron fuerte y experimentado; aprendió a dominar el Ka, transformándose en una temible máquina de guerra y, así como Sennefer, los logros obtenidos en el campo de batalla lo hicieron digno para convertirse en el Apóstol Sagrado de Anubis.

Unidos fueron una combinación que los reinos vecinos temieron por muchos años…

Zuberi luchó contra Sennefer aquel fatídico día. El Apóstol Sagrado de Anubis se mostró ligeramente superior, aunque en el momento decisivo el amor que sentía por su hermano lo destruyó. Sennefer no tuvo compasión, mató a Zuberi sin miramientos… un sacrificio que jamás ha lamentado.

**

Los ojos del antiguo Apóstol Sagrado de Seth resplandecieron con una mezcla de locura y odio— ¡¿Esperas que después de todos estos siglos de confinamiento pueda retractarme de mis actos?! —exclamó entre la risa, palpándose el rostro al buscar serenidad.

Los demonios observaban desde las alturas. Sabían que el momento llegó, estaban a poco de ser testigo de un evento que desgarrará las entrañas del desierto.
— ¡Si hiciera tal cosa todo lo que he pasado habría sido en vano!— Sennefer espetó rabioso, lleno de una cólera que intensificó los vientos que azotaban el desierto— ¡No hay arrepentimiento, jamás lo habrá pues sería negar mi propia existencia, borrar la huella que he dejado en el mundo y en el corazón de ésta nación! —bramó con indignación—. ¡Soy una espina que los tuyos pudieron quitar pero en vez de eso prefirieron enterrar! ¡Ahora sufran las consecuencias de sus incoherentes acciones!
Los cimientos del palacio temblaron ante la resonante voz de Sennefer y su Ka.
— ¡Que los dioses tiemblen ante mí y mi nuevo señor quien es capaz de reducir su inmortalidad a nada! ¡No temo lo que puedan hacer conmigo, mientras Él posea el hilo de mi alma no hay fuerza que pueda juzgarme! —gritó extasiado—. ¡Y ahora, que el primero de ellos perezca!

La espada se clavó a la mitad del pecho del jovencito durmiente. Por séptima ocasión el filo lo atravesó como si fuera intangible. Sennefer se giró hacia la esclava que permanecía en silencio y en contaste oración, esperó verla caer con una sangrante herida en el pecho como el resto de las otras seis damas, terminando así con el último sello de protección. Mas la mujer continuó de pie, con los ojos llenos de lágrimas hacia su Gran señora.

Sennefer lanzó una mirada de asombro hacia el trono donde la faraona yacía herida. Inet tosió, atragantándose por la sangre que fluyó por sus labios. La reina sentía como toda fuerza la abandonaba, pero se mantuvo firme y ocupando el trono con orgullo.
Sennefer observó el pecho ensangrentado de la reina, sufría de la misma herida que habría aparecido en el cuerpo del príncipe de no ser por el poderoso hechizo que lo protegió— ¿Acaso tú…? ¡Qué desperdicio!—cierta conmoción hizo temblar la voz del antiguo Chaty.

**

Hace trece años ocurrió un amanecer tan hermoso en los horizontes de Egipto que no ha vuelto a repetirse. El campo celeste se adornó con nubes que adquirieron colores dorados y plateados provenientes del sol. El astro emitió chispas brillantes, polvo diamantado que al tocar las aguas del Nilo hicieron florecer todavía más las plantas de los alrededores. El viento arrastró aire limpio de arena y calor, lo que permitió grandes festividades en el exterior por el nacimiento del príncipe Atem.

La faraona reunió a siete de sus siervas de más confianza, las más queridas y serviciales. Todas aceptaron ser parte de un antiguo ritual con la que algunos soberanos se protegieron durante su reinado. Así como Ra protegió a Isis en su peregrinaje por el desierto, el príncipe obtuvo siete escorpiones, siete escudos contra cualquier amenaza que soplara contra el fuego de su vida.

**

— No tiene sentido que una madre sobreviva a su único hijo… —dijo, agachando la cabeza poco a poco.
— ¿Expusiste tu propia vida en el ritual de los ‘Los Obeliscos de Ra’? —recriminó con una sádica sonrisa—... Qué acto tan desinteresado para provenir del ‘lucero de la mañana y de la noche’, mi faraona —añadió con tono irreverente. Con un movimiento de su brazo separó la espada flameante del cuerpo del joven príncipe, el arma quedó de nuevo suspendida en el aire.
— Tengo un deber hacia mi pueblo… morir ahora será un golpe para ellos… Es una actitud inaceptable para mis ancestros… pero por encima de tal deber… es a mi dios a quien debo responder… Él… quien me eligió para darle carne y sangre… Mi vida fue siempre mi ofrenda…
Sennefer volvió hacia la sede del trono. Sujetó por la barbilla el rostro de la mujer, quería ver cómo la vida se apagaba en sus ojos. El egipcio se regocijó— Es una lástima, pensaba en conservar a una hermosa flor de desierto como tú a mi lado —susurró, mostrándole el Cetro de Anubis el cual cubrió con Ka de color rojo—. Tendré que conformarme con anexar tu alma a mi nuevo ejército. Una reina no debe abandonar a sus súbditos por lo que permitiré que estén toda la eternidad juntos, ¡a mi servicio! ¡¿Acaso no soy magnánimo?!— rió prepotente.
Inet permaneció silenciosa, atreviéndose a sonreír aún en la desesperanza. Tomó aire en un intento de decir unas últimas palabras, mas sus ojos se cerraron al exhalar un suspiró final.
Sennefer calló al sentir el aliento final en su mano. Dejó que el mentón de la faraona colgara del cuello para retroceder un poco. Con la mirada ensombrecida el egipcio miró en redondo el salón donde se pintaron escenas del pasado… era muy similar al lugar en el que fue juzgado y sentenciado… En el trono el faraón dio la orden… junto a los pilares la corte vitoreó el veredicto… en el estrado los Apóstoles atestiguaron su humillación… al pie de la escalera él estuvo encadenado sobre un charco de sangre… en las sombras el Shaman King se desvaneció.
— Y así mi venganza por fin se ha cumplido…— el espectro musitó solemne, suspirando de tal manera en la que pareció liberarse de la una pesada cadena. Sennefer tomó delicadamente el alma de la farona una vez que ésta saliera de sus labios en forma de flama y se comprimiera en un cúmulo de fuego blanco.
Empleando el cetro de Anubis, el ánima fue aspirada por el artefacto dentro del que desapareció. En silencio Sennefer admitió que Inet fue una esplendida oponente, pero que al final pudieron más sus sentimientos de madre que de gobernante, siendo un error fatal. Por un buen juego permitiría que sus restos se quedaran allí por algún tiempo.
Con un simple gesto, el egipcio advirtió a los demonios que se alejaran de los dos cadáveres que proclamó de su propiedad, provocando que uno de ellos gruñera insatisfecho.

El antiguo Apostol Sagrado de Seth volvió junto al príncipe quien no daba indicios de poder despertar para llorar a sus padres. Ésta vez tomó la espada con ambas manos, quería hacerlo personalmente… matar a uno de ellos.
La sierva que sólo sirvió como engaño para ocultar la identidad del ‘Séptimo obelisco de Ra’ se interpuso con los brazos extendidos entre el verdugo y su señor. Aún con la cara repleta de lágrimas sus ojos irradiaban una gran determinación, así como odio hacia el asesino.
Sennefer le dedicó un gesto burlón —Mujer, te habría perdonado la vida pero en vez de eso decides buscar el destino que no te concierne.
— Mi vida le pertenece a la casa real… Mi deber es seguirlos a dónde quiera que vayan.
— Si ese es tu deseo no tengo inconveniente —subió la espada verticalmente por encima de la cabeza. La hoja flameante aulló ansiosa en lamentos y gemidos, intimidando a la mujer— Alguna vez fui como tú, ciego de lealtad… Me hastié que mi sangre y mi cansancio no recibieran la recompensa justa. ¡Aquí comienza una nueva era!
Sennefer no dudó en ejecutar a la mujer, sin embargo se detuvo cuando una mancha dorada se atravesara en el camino, cegándolo momentáneamente. En un instante dos manos extendidas y en posición de tijera amenazaron con cortarle el cuello. Un hombre logró escabullirse dentro del salón del trono, vestía un ropaje dorado del que su cosmos se desprendía peligrosamente.
— Me dijeron que eres inmortal, pero estoy seguro que sin brazos, ni cabeza, las cosas serán muy difíciles para ti— le advirtió el enigmático guerrero, quien de un movimiento sería capaz de desmembrarlo tal y como amenazaba.
Sennefer reconoció el idioma de los griegos. Sin moverse observó como la lápida se desmoronó una vez que las cadenas fueran destrozadas por una misteriosa fuerza. El prisionero cayó en manos de otra saeta dorada que también alejó a la mujer hacia rincones retirados del palacio.

Un hombre con alas doradas sólo requirió de un impulso para trasportarlos hacia los aposentos de los sacerdotes.
La egipcia miró sorprendida al individuo que la retenía en brazos— ¿Assiut? —lo llamó con voz incrédula, atrayendo los ojos del Apóstol.
El joven egipcio miró sobrecogido el rostro conmocionado de su madre, abrazándola con afecto. Agradeció a los dioses por encontrarla con vida.
— Madre, quiero que tomes a Atem y lo lleves a un lugar seguro —dijo el Apóstol Sagrado al separarse—. No es seguro que permanezcan aquí. El templo de Ra no permitirá que los esbirros de ese demonio penetren, por lo que allí estarán a salvo— explicó, dándole un beso en la frente—. Espérame allí, cuando todo esto termine iré por ustedes— le entregó al joven príncipe quien permanecía inconsciente.
Todo estaba pasando tan rápido que la egipcia no era capaz de ordenar sus ideas, ni encontrar palabras apropiadas para expresar sus temores.
Assiut avanzó hacia un muro tapizado de jeroglíficos, presionó uno de los pintorescos ojos de su izquierda, uno más a la derecha y finalmente otro en el medio los cuales se fueron hundiendo dentro de la pared. Un mecanismo se accionó, abriendo un pasaje en el suelo el cual reveló unas escaleras— Por aquí llegarás sin demora.
— Assiut…. L-la señora… el señor…—se sostuvo de los brazos del Apóstol en quien también sentía gran aflicción por lo ocurrido.
— Llegamos tarde… lo sé —dijo cabizbajo. Grande era la pena que le presionaba el pecho, más al pensar en cómo se lo dirá a Atem—. Lo que importa ahora es salvaguardar la vida del príncipe ¿entiendes? —le acarició el rostro, tratando de darle valor—. Es lo que siempre nos pidió hacer y no pienso fallar en eso… Ve ahora— le pidió, entregándole una antorcha para el oscuro pasadizo.
**

Cuando era joven el antiguo Apóstol Sagrado de Seth se prometió que el lenguaje no sería un impedimento para comunicarse o aprender, por lo que conocía muchos idiomas, entre ellos el que se hablaba en Grecia— Aunque tengas un poco de razón dudo que seas capaz de lograrlo de un sólo golpe, —comentó con una sonrisa socarrona.
— Si tan interesado estás en retarme entonces lo haré…— advirtió el joven, todavía conmocionado por el panorama de cadáveres y sangre que ha visto desde que arribó a las tierras de Ra.
Sennefer rió divertido, la actitud que percibía de su enemigo le reveló demasiado— Un consejo para ti, cuando vayas a matar a alguien hazlo, no sólo hables de ello— musitó con desafío.
Pese a que por la mente del guerrero pasó la idea, no fue capaz de llevarla a cabo al ser invadido por un horripilante dolor por todo el cuerpo, paralizándolo y mermando sus fuerzas.
El santo cayó de rodillas y codos a los pies de Sennefer. Le costaba respirar, se examinó sin encontrar heridas visibles pese a que sentía que le han atravesado el pecho y extremidades con afiladas espadas. Un frío indescriptible lo estaba consumiendo poco a poco.
Completamente indefenso recibió una patada en la cara, cayendo de espaldas al piso. Sennefer le aplastó el estomago con el talón.
— Así que el Santuario ha enviado a una de sus hienas— dijo mientras analizaba al guerrero de aspecto tan joven—, un cachorro más bien ¿Este era el plan de los Apóstoles después de todo? —sonrió perversamente—. Qué pena niño, has decidido ayudar a esos escorpiones traicioneros y ahora ellos te sacrificarán para salvar sus patéticas vidas —colocó la punta de la espada a escasos milímetros del peto dorado.
Sugita intentó remover la pierna del egipcio, mas le fue imposible moverse. Podría estar alucinando pero a su alrededor comenzó a ver siluetas traslucidas y siniestras de rostros alargados. No entendía lo que estaba pasando pero estaba perdiendo el sentido de la vista y el tacto.
— Debo admitir que agradezco ésta intrusión, hace mucho tiempo que he buscado la oportunidad de apropiarme de un guerrero del Santuario —Sennefer masculló con serenidad al desaparecer la misteriosa espada, reemplazándola con el cetro de Anubis— Aceptaré éste intercambio por ahora. Después me ayudarás a terminar lo que aquí he empezado.
— ¡No volverás a asesinar a nadie delante de mis ojos Sennefer! ¡No te lo permitiré!— escuchó de una estruendosa voz.
Cuando Sennefer se volvió a encarar al entrometido sujeto, un veloz resplandor lo golpeó de lleno en el tórax. El cometa arrastró al egipcio varios metros atrás, dejándole un agujero del tamaño de un puño en el lado derecho del pecho.
Asiut estaba convencido de haberle dado un golpe del que tardaría en reaccionar, por lo se apresuró a socorrer al santo de Capricornio.


Los ojos de Assiut fueron entrenados desde muy joven para ver a los espíritus. Fue natural percatarse de las almas errantes que estaban sobre el muchacho al que buscaban eliminar. Sintió una gran pena al reconocer que todos esos espectros eran almas de los habitantes de Meskhenet por sus vestimentas y accesorios.
Los espíritus se ahuyentaron por la luminosa presencia que despedía el Apóstol Sagrado de Horus.
— ¿Qué fue todo eso? —preguntó el Santo de Capricornio al sentirse liberado, intentó ponerse de pie pero Assiut lo retuvo por el hombro.
El Apóstol aprovechó el colorante escarlata que había en el suelo para mancharse los dedos, trazando algo sobre la espalda de Sugita. Capricornio se mostró curioso pero no podrá ver la cruz sagrada de Egipto sobre su cloth ni los otros símbolos marcados con sangre que reaccionaron con el fulgor dorado que desprendió la mano de Assiut.
— Esto te protegerá de los enemigos que no puedes ver. Es algo temporal por lo que aconsejo que seas precavido— le musitó al oído antes de levantarse.
—De verdad creí que dejarías al muchacho a mi merced, Apóstol— habló Sennefer en el idioma de Egipto.
Assiut se giró sobresaltado, sus ojos se desorbitaron al ver cómo es que a lo lejos el espectro se enderezó esbozando una cínica sonrisa. Sennefer no le tomó importancia o cuidado al boquete humeante en su pecho por el que podía verse hacia el otro extremo del salón.
Una gran cantidad de sangre espesa borboteó de la herida. La hermosa estola de leopardo moteado cayó de sus hombros dejando a la vista la renombrada llaga de la que brotaba el ojo amarillento del demonio al que le ofrendó su corazón.
Sugita quedó impresionado al ver como es que dentro del vacío entre carne, músculo y arterias comenzó a extenderse una delgada capa de escamas negras.
Assiut tensó el entrecejo, sabía mejor que nadie que Sennefer no sería fácil de vencer, pero jamás imagino que podría regenerarse a tal velocidad y con tanta facilidad.
— ¿Por qué sería tan descuidado en permitirte acrecentar todavía más tu ejército? —replicó el Apóstol, encarando al enemigo con un corazón lleno de rencor que se ha acrecentado tras contemplar con discreción el cadáver de la reina.
Sennefer miró sobre su hombro, sonriendo descaradamente al descubrir la fuente de odio hacia su persona— Si hubieras cumplido con tu parte del convenio tal vez esto no habría pasado…
— ¡Era una situación injusta y lo sabes! ¡Si accedimos a ese desafío sin sentido fue porque así nos lo pidió nuestra reina! ¡Esperaba que alertáramos al Patriarca del Santuario de tus sucias intenciones, arriesgamos todo aún con la congoja de no saber cómo es que eras capaz de vigilar nuestros movimientos, por eso debimos ser cuidadosos…! —explicó iracundo—.Todo para no acrecentar tu ira y disminuyeras nuestro tiempo. Teníamos que distraerte el tiempo suficiente Sennefer. ¡Esto se acabó, no tardará mucho para que el Santuario y el mismo Shaman King vengan hasta aquí!
Las escamas negras rellenaron el hueco en el cuerpo del espectro, asimilando la misma textura y color de la piel borrando toda marca de la lesión— ¿De qué sirvió todo ese astuto plan mi estimado Apóstol? —Sennefer inquirió sarcástico—. ¿A cuántos compañeros no perdiste en tu falsa contienda contra el Santuario? Tus reyes están muertos… pronto lo estará tu príncipe. La verdad es que jamás les di muchas posibilidades de victoria, esperaba que fueran muertos por los santos de Atena sólo por diversión —confesó, reprimiendo una carcajada.
— Miserable… —masculló Assiut con resentimiento—. Pero tienes razón… he perdido mucho… me has quitado lo poco que tenía Sennefer y por eso vas a pagar…
— Dijiste algo muy gracioso hace poco, que no me permitirás matar a nadie delante de ti otra vez…—se llevó una mano a la barbilla, pensativo—. ¿Acaso ésta no es la primera vez? —señalando el entorno—. Disculpa, si pudiera recordar a todos los sujetos a los que les he causado pesar me habría vuelto loco hace mucho tiempo— sonrió con sorna— Pero ahora que te veo con más detenimiento…. —agudizó la vista, analizando esa cara— Me recuerdas a alguien… pero a quién, dónde…. cuándo.
— Era apenas un niño cuando lograste salirte de la tumba, maldito —Assiut se adelantó—. Comenzaba a aprender mi futuro oficio que no era otro más que cuidar de tu maloliente prisión, ¡y ahora que porto la armadura de mi padre estoy aquí para responsabilizarme de tus actos y cumplir con la obligación de mi familia!
Sennefer asoció todo, los recuerdos de un niño moribundo tendido en la arena llegaron a su mente. El espectro sonrió con ironía— Así que… tú eres el chiquillo que escapó ese día… Sí… sí, ahora lo recuerdo. Tienes el mismo gesto irrespetuoso de tu padre… Sí, mi primera víctima al regresar a éste mundo. Él pensó que unos cuantos rezos me detendrían, fue satisfactorio mostrarle lo equivocado que estaba cuando le arranqué las entrañas.
—Eres un… —estaba por lanzarse al ataque cuando Capricornio lo contuvo por el brazo.
— ¡No tengo idea de lo que ese sujeto te esté diciendo, pero se reconoce cuando alguien está cegado por la ira! Que el resentimiento no nuble tus sentidos Assiut ya que será como lanzarte al suicidio— pidió Sugita.
— Vaya, parece que el chiquillo aprendió bien sus lecciones en la escuela. Estoy impresionado —Sennefer se burló, volviendo a hablar en griego—. Será mejor que lo escuches.
Assiut tembló lleno de rabia y frustración… Estaba delante del hombre que asesinó a su padre, aquel que ha acabado con la paz que reinaba en Egipto, quien hirió a sus compañeros y mató a otros amigos… ¡El espectro que ha asesinado a la Faraona y al Gran Esposo Real!
Pese a la insistencia del Santo de Capricornio, Assiut se envolvió en fuego dorado al lanzarse al ataque.
Sennefer sonrió despreocupado ante la imagen del hombre halcón que precipitó sus garras contra él.
En defensa del antiguo Apóstol Sagrado de Seth descendieron dos siluetas oscuras que le bloquearon el paso.
Unas manos alargadas con afiladas uñas retuvieron el brazo derecho de Assiut, el Apóstol se tensó al ver el esquelético rostro delante suyo.
El egipcio quedó boquiabierto al reconocer a la bestia infernal— …¡Tú! —recibiendo una patada a traición por la otra escurridiza criatura, seguido de rodillazos combinados que lo lanzaron hacia los pies de Sugita quien permaneció expectante.

Capricornio parpadeó incrédulo ante los seres de piel grisácea que defendían a Sennefer. Eran dos criaturas bípedas con fisonomía humanoide; de la cintura hacia abajo tenían pelaje oscuro, sus pies terminaban en cuatro afiladas garras que raspaban con facilidad el mármol del suelo; una larga y delgada cola les crecía del coxis mientras enormes alas de murciélago nacían de sus omóplatos. Sus brazos eran largos recubiertos de pelo negro, los cuales terminaban en alargadas zarpas de cinco navajas. Sus rostros poseen rasgos esqueléticos con cuencas oculares vacías dentro de las que flotaba un fulgor dorado. Sus cabezas estaban recubiertas por largo cabello del que emergían dos cuernos.
— ¡Qué reunión tan memorable es ésta!— clamó Sennefer con alegría—. Supongo que ya conoces a mis hambrientos chacales. Erebus —llamando al de cabello oscuro—, Mastema —y al demonio de pelo anaranjado —, tenemos invitados indeseables— masculló.
Los demonios gruñeron con instinto depredador cuando el Apóstol Sagrado de Horus se pusiera de pie.
— Ahora que los juegos han terminado y el Santuario se ha inmiscuido, es momento de ponerse serios— el cetro de Anubis volvió a brillar con una intensa aura escarlata— Que el caos reinicie la marcha.

FIN DEL CAPITULO 16



*Celada. Pieza de la armadura que servía para cubrir y resguardar la cabeza. Es la parte móvil de algunos yelmos que se alzaba o bajaba sostenido de dos ejes a los lados del mismo, en la cual tenía orificios para ver, y en la cual el guerrero se protegía.
* Nergal. Es el nombre del dios sumerio-babilonio del inframundo y señor de los muertos. Nergal es el portador de la pestilencia, la fiebre y la devastación, y sus atributos son la hoz y la porra.
* Zohar. En idioma hebreo significa ‘Esplendor’ (así llamaremos a las armaduras de ciertos guerreros a partir de ahora)
* Brontes. En la mitología griega, Brontes (en griego ‘el que truena’) formaba junto con Estéropes y Arges la primera generación de Cíclopes, hijos de Urano y Gea. Eran gigantes con un solo ojo en mitad de la frente y un temperamento horrible.
* Shkhin. Úlcera
* Taumaturgia: Facultad de realizar milagros o hechos extraordinarios y prodigiosos.
* Nigromancia: es del Arte que se dedica al estudio de la muerte, y se centra en el control de los muertos. También consiste en la adivinación mediante la consulta a los muertos y sus espíritus o cadáveres.
*Chaty o Tyaty era el más alto funcionario del Antiguo Egipto, el primer magistrado después del faraón. Visir o "primer ministro", cuya autoridad sólo era superada por la del faraón, asumiendo varias de sus funciones por delegación.
* Anubis: Anubis era el encargado de guiar al espíritu de los muertos al "otro mundo.
* Los campos de Aaru: Mientras el DUAT es el infierno, estos campos eran considerados el paraíso para los egipcios, un campo eternamente fértil.

Editado por Seph_girl, 15 agosto 2010 - 00:47 .

ELDA_banner%2B09_.jpg

 

EL LEGADO DE ATENA - Capítulo 67. "Epílogo"


#78 Lunatic BoltSpectrum

Lunatic BoltSpectrum

    ¡Sagrado corazón de Jesús en vos confío!

  • 3,244 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Escorpion
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
1
Total:
1

Publicado 15 agosto 2010 - 01:03

sencillamente estupendo

un capitulo genial, los ataques de Assiut, la historia de Senefer, la decision de la reina y no puedo comentar mas porque le hago adelantos innecesarios a los demas lectores


vuelvo a decir genial este capitulo

#79 Efebo Abel

Efebo Abel

    Miembro de honor

  • 1,942 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Masculino
Signo:
Piscis
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 17 agosto 2010 - 12:25

saludos... muy buen capitulo, espero que no demores demasiado en publicar el siguiente, hehehe
Posted Image

#80 Cástor_G

Cástor_G

    Miembro de honor

  • 3,394 mensajes
Pais:
Mexico
Signo:
Geminis
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 24 septiembre 2010 - 15:40

Hola Seph ^^, aqué vengo con mis comentarios sobre el capítulo 4 =)

-Muy buen inicio, las descripciones bien hechas como siempre. Como dijo Anfinn, parece que Jack será uno de los grandes! Resulta interesante no sólo porque notablemente serfá alguien muy poderoso, sino por ese pasado tormentoso que tiene ju.

-Veo que que has rescatado del olvido la Fuente de Athena, creo que se mencion a en un syde story, verdad? Interesante ^^. Y también has rescatado a Alexer!

-Me gustó el detalle de los búhos, claramente me los pude imaginar volando por diferentes partes del santuario ^^

-Y bueno, para terminar decirte que como en varios capítulos, al leer me da la impresión de estar viendo viejas películas chinas jaja, es genial, en este capítulo ha sido el encuentro entre Jack y Nauj, no sé como explicar esto que digo xD, pero la verdad me gustó.


Saludos seph! ^^

***


Edito para comentarte sobre el Capítulo 5, seph. =)


-Aparece un nuevo caballero dorado, esta vez fue el turno de Kenai de Cáncer, de quien nos muestras muy poco, pero ya lo veremos más adelante a ver qué tal juju.

-Oficialmente nacio el caballero de Capricornio juju. con el ya legendario trasfondo de Excalibur que no podía faltar =).

-Souva no pierde oportunidad parar mostrar cuan cool es XD. Me agrada.

- Lo que más me gustó del capítulo, fue la parte final, cuando "la voz" empieza a atormentar a Albert. Creo que manejaste muy bien la situación, a ver qué pasa con esto más adelante juju.

Nos vemos!


***


Vuelvo a editar Seph, ahora para comentarte sobre el capítulo 6!

-Seph, no recuerdo si ya te lo había preguntado... ¿Es Sujita el protagonista? o ¿Hay un grupo de protagonistas?

-Sujita es muy inocente, totalmente opuesto a los capricornio de antes juju.

-Me srprendio la invación de los guerreros de Asgard! Aunque ya veía venir algo así desde que presentaste a Sieg. Y más curioso me resultó imaginar al guerrero Phecda Gamma como mujer!

-Centauro y Medusa hacen su apareción, y parece que han vuelvo en una versión corregida, aumentada y recargada! juju.

-Algo que me pasa con los fics, es que me pierdo cuando en un capítulo intervienen muchos personajes! jaja, me ha pasado en éste capítulo, pero bueno, eso es cosa mia y de mi mente que se distrae y confunde fácilmente! ;_;

-Por cierto, en la parte que ataca el lobo aparece la palabra "cuadrúproblema", me imagino es por el filtro que no permite la palabra "p e d o". La duda es, sigue funcionando el filtro choto ese? Porque éste capítulo no es reciente.


Saludos!

Editado por Cástor_G, 01 octubre 2010 - 18:04 .


Capítulo 15: La Flor Sangrienta
(Pincha AQUI para Leer)

belladona.png
Saint Seiya: COSMO WARS
Índice de Capítulos: Aquí




0 usuario(s) están leyendo este tema

0 miembros, 0 invitados, 0 usuarios anónimos


Este tema ha sido visitado por 169 usuario(s)

  1. Politica de privacidad
  2. Reglas generales ·