SKIN © XR3X

Jump to content

- - - - -

doble boda Lemuriana(sobre la cultura de Mu)


  • This topic is locked Este tema está cerrado
1 respuestas a este tema

#1 sofia

sofia

    VERDADERA defensora/fan de megaman/rockman!!!


  • 1,514 mensajes
Pais:
Panama
Sexo:
Femenino
Signo:
Virgo
Desde:
Pueblo Nuevo, Panama
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 07 septiembre 2003 - 05:24

ADVERTENCIA: este fan fic no es mio, es de Lyra Vega. pero quiero compartirlos con ustedes en especial x que es muy interesante. y habla sobre la cultura de Mu y sus antepasados.
ademas, despues de haver liedo este fic....en mi propio fan fic e imaginacion, pienso que Mu de aries, es descendiente de este heroico lemuriano, Deladrieldor.

el nombre suena asta elfico, y por ello tambien pienso que Mu, Kiki y Shion y sus antepasados son una especie descendientes de los elfos.
bueno, en mi imaginacion al menos.

COMENTARIO DE LIRA VEGA: Hola chicos!

que ondas? bueeeno como el personaje misterioso sigue desaparecido,
decidí enviarles esta histeri.. historia que escribi para mantenerlos
entretenidos :P  es algo inédito, pero ya que esta es una lista de
Saint Seiya les voy a explicar como es que tiene relación. Bien,
todos conocen a Mu de aries. En una partida de rol saint seiyesca por
alguna extraña razón del destino, nuestros protagonistas fueron a dar
al continente perdido de Mü, o sea el pais donde nació Mu @_@ en fin,
esta es una historia sacada de los libros de historia de Mu, del
continente de Mü segun mi version muy personal :P Espero que la
disfruten!

Una boda doble.

Hace muchos años, cuando la ciudad blanca aun no se construía, y los
hombres de Mu vivían en diferentes reinos, una noble dama dio luz a
un hermoso bebé. Sus padres eran dueños de un gran territorio y eran
considerados nobles y dignos gobernantes. La gente que vivía bajo sus
cuidados los respetaban y querían. El pequeño heredero recibió
grandes bendiciones de los ancianos y el pueblo. Le nombraron
Deladrieldor y su patria se llenó de gozo con su llegada.

El tiempo pasó y el pequeño niño creció para ser un apuesto y
valiente joven, virtuoso y hábil. Era un excelente cazador, sus
proezas eran cantadas por todos los bardos del reino; no había nadie
capaz de superar su puntería o de detectar una presa mas rápido. No
solo podía disparar una flecha y guiarla a su antojo, también sabía
utilizar la espada y la lanza y cabalgaba como un rayo.

Todos sus amigos lo envidiaban y tenía un gran futuro delante de él,
nadie dudaba que fuera a tomar el puesto de su padre y mandar sobre
sus tierras con gran diligencia, pues el joven no obstante todas sus
virtudes era sencillo y centrado, de buen juicio y alegre. Aun así,
había algo que ni su noble nombre ni sus capacidades le habían podido
encontrar, y eso era el amor.

Deladrieldor no podía encontrar un amor. Muchas jovencitas lo
buscaban y sus padres le habían presentado bellas doncellas de reinos
lejanos, pero ninguna de ellas hacía latir su corazón. No era
exigente ni caprichoso, simplemente no podía encontrar a la que él
sabía sería la mujer de su vida.

Cuando cumplió 520 años, una gran guerra azotó su país; sus padres
preocupados tuvieron que preparar a su ejército para defender sus
fronteras; Deladrieldor fue de los primeros en alistarse para ir a la
guerra a pesar de los ruegos de sus padres. Esperaba encontrar luego
de esa guerra y el largo viaje que realizaría a la mujer que habría
de desposar.

Así, partió de su hogar, dejando atrás a su familia y amigos y listo
para la guerra se unió al ejército de su patria para defenderla de
los invasores venidos de lejanas y misteriosas tierras.

La guerra se extendió por muchos años; a pesar que el ejército de Mu
era numeroso y valiente, aun no era suficiente para detener a las
hordas de invasores que no solo eran diestros con la espada, si no
que además eran acompañados en el campo de batalla por poderosos
magos capaz de causar grandes daños en el ejército contrario.

Arduas batallas se libraron durante ese tiempo y Deladrieldor había
ganado ya mucho terreno repeliendo a los extranjeros mas y mas cerca
de las fronteras y hacia el mar. Parecía que la guerra se ganaría muy
pronto, de todas las regiones invadidas llegaban noticias de como los
extranjeros y sus ejércitos se iban retirando.

Pero las batallas que aun quedaban por luchar eran las mas difíciles,
pues los hechiceros extranjeros descargaban todo su odio ante las
forzadas retiradas, mandando maldiciones y hechizos al ejército
triunfador; el héroe Deladrieldor había acabado con muchos de ellos,
y bajo su dirección los compañeros que guiaba en batalla habían
sufrido muy pocas pérdidas.

Una noche, hubo una gran batalla ya sobre la frontera. Toda la noche
las antorchas y el fuego verde de la magia iluminó la oscuridad; Las
tropas de Deladrieldor trataban de rodear a los extranjeros y
sacarlos de su territorio, una gran empalizada estaba casi terminada
para no permitirles el regreso, así que solo hacía falta un último
esfuerzo para limpiar este territorio.

Las estrategias de los extranjeros eran buenas; pero Deladrieldor les
tenía preparada una sorpresa. Escogió de entre sus tropas a los mas
dotados mentalmente. Durante el día habían preparado una trama
enorme; y ahora habían acorralado al enemigo muy cerca de ella.

A una señal de su espada, sus hombres elegidos y él mismo hicieron
elevarse por los aires cientos de grandes rocas que habían colocado
estratégicamente. Las dejaron caer y rodar por la colina en la que
estaban ya acorralados los enemigos. Las grandes rocas los obligaron
a retroceder hasta afuera de la empalizada que se había comenzado
meses atrás; las rocas bloquearon el paso de vuelta y aplastaron a
muchos de los combatientes. La victoria estaba asegurada.

Deladrieldor y sus hombres recorrieron la zona para asegurarse que ni
un solo extranjero hubiera quedado de este lado de la barrera;
algunos celebraban ya su triunfo y su pronto regreso a casa. Sin
embargo, entre las rocas aun un enemigo se aferraba a la vida. Era un
enemigo poderoso y, aunque moribundo, con rabia suficiente para
lanzar un último y poderoso hechizo. Nuestro valiente héroe poco pudo
hacer al ver salir la lluvia verde de entre las piedras; a pesar de
su velocidad no pudo escapar de recibir una buena cantidad sobre su
rostro y brazo.

A la mañana siguiente los efectos de este cobarde ataque fueron mas
que obvios. Sobre su rostro y brazo cayó un envejecimiento
antinatural; su rostro parecía ir envejeciendo día por día, igual que
su brazo, mientras que el resto de su cuerpo permanecía igual.

La guerra terminó después de esa batalla; los ejércitos comenzaron a
regresar a sus tierras y a sus familias; pero Deladrieldor no podía
volver así a su casa; debía encontrar una cura... no podría soportar
ver sufrir a su familia por su causa. Con una capucha cubrió la parte
del rostro que ahora lucía desfigurado y solo con su caballo se
dedicó a recorrer los valles y las montañas.

Pasó muchas penurias, cabalgando solo por lugares desconocidos;
conoció mucha gente, y mucha de ella lo rechazaba debido a su
apariencia. Pero no todas eran así, descubrió un día que se detuvo a
tomar agua de un pozo. Dos jóvenes doncellas llegaron ahí, riendo y
platicando entre ellas a sacar agua para llevar a su hogar.
Deladrieldor intentó esconderse de ellas antes de que le vieran, pero
una de ellas alcanzó a ver su capa antes de que desapareciera por
entre los arbustos.

Entre ambas le sacaron de su escondite y risueñas le dieron agua y le
invitaron a hospedarse en su hogar. El joven poco pudo hacer ante sus
insistencias; ni aun la visión de su rostro las hizo desistir de su
afán por llevarlo a casa.

Su hogar no era el de unas simples campesinas como Deladrieldor había
supuesto, si no que eran dos nobles damas que vivían en un pequeño
palacio. Sus padres se apiadaron del joven vagabundo tras saber su
historia y le permitieron hospedarse en su hogar, mientras
encontraban alguna cura para tan horrible maldición. Deladrieldor se
ofreció a trabajar duro para pagar su estadía en ese lugar.

Ran y Anylad eran hermanas; ambas eran muy bellas y tenían un gran
parecido entre ellas, no solo en su físico si no en su carácter.
Ambas eran afables y dulces; pero por sobre todo compasivas. Ayudaban
a todos aquellos que tenían un problema; no era raro verlas
realizando alguna actividad que les correspondía a los sirvientes
para hacerles su carga mas ligera. Así es como las había encontrado
aquel día sacando agua de un pozo.

Deladrieldor pasó varios años en aquel palacio cazando y trabajando
en la tierra para pagar su estadía;  durante esos años llegó a
apreciar realmente a las dos princesas que le trataban dulcemente a
pesar de su horrible apariencia; no se asustaban ni le rehuían como
las demás jóvenes que le habían visto durante ese tiempo.  Su corazón
comenzaba a sentir algo especial por ambas; las dos hermanas siendo
tan buenas con él, una como la otra; pero Deladrieldor sabía que no
podía querer a ninguna con esa apariencia.

Un día decidió marcharse de esa tierra, pues había escuchado que en
las montañas, una antigua elfa se escondía; ella, decían, era capaz
de desbaratar cualquier hechizo y de sanar cualquier enfermedad; era
su única esperanza para sanar.

Cuando avisó de su partida a las dos hermanas éstas lloraron
desconsoladas; no querían perderle, y ambas le pidieron que se
quedara o que al menos les prometiera que volvería sin importar lo
que pasara tras su visita a las montañas.

Deladrieldor no pudo rechazar semejante invitación y enternecido por
el cariño de las muchachas, les hizo una promesa; no solo volvería a
su lado, si no que se casaría con la primera de ellas a quien viera
al volver, ya que le era imposible de otra forma escoger entre alguna
de ellas. A ambas las amaba por igual.

Las hermanas estuvieron de acuerdo y lo despidieron deseándole la
mayor de las suertes en su nueva empresa y pidiéndole que regresara
cuanto antes, pues cualquiera de las dos estaría honrada de
desposarse con un joven tan valiente y honesto como él.

Así partió el joven a las montañas obscuras, en el medio del
continente. Muchos meses caminó sin rumbo por las llanuras rocosas y
las escarpadas elevaciones. Encontrar a alguien que viviera en esas
tierras yermas y desoladas era casi imposible.

El clima ahí era horrible, grandes tormentas se sucedían a días de
sequía absoluta. Potentes vientos arrastraban todo cuanto encontraban
a su paso y el frío de la noche calaba los huesos. Y Deladrieldor
soportó todo hasta que en una cueva escondida de la vista de todos
encontró a la anciana que buscaba.

Le pidió que le dijera si existía una cura para el mal que lo
afectaba y si ella podría hacer que mejorara. La anciana le examinó
mientras cantaba viejos cánticos a los espíritus del bosque;
Deladrieldor sintió un extraño miedo mezclado con respeto ante la
presciencia de aquella antigua dama que parecía conocerlo todo.

Al fin luego de unas horas de cantos y observaciones  la anciana
habló. Le dijo que en efecto podía curar tal maldición pero había
tardado mucho tiempo en acudir a ella por ayuda; solo podría quitar
la maldición sacrificando algo mas; su vista.

Deladrieldor aceptó aun así la cura. Siempre había tenido agudos
sentidos, podía escuchar  lo que pasaba a muchos metros a su
alrededor con exactitud, podía percibir hasta el mas fino aliento de
un animal en el bosque, supuso que podría vivir sin volver a ver la
luz del día; al menos así podría volver a casa, con un defecto que no
causara repulsión y que quizás pudiera disimular mejor que el actual.

La anciana  le dio a beber té de hierbas y otras cosas medicinales
mientras que realizaba un complicado ritual a su alrededor.
Deladrieldor se fue sumiendo en un profundo sueño del cual solo
despertó días después, sin saber donde estaba ni qué era lo que había
pasado.

Al abrir los ojos solo vio oscuridad, pero podía sentir la luz del
sol sobre su piel y escuchar el sonido de un suave arroyo cerca de
ahí. Se levantó y caminando a trompicones comenzó a recorrer el
bosque donde se encontraba, siguiendo los sonidos y los aromas.
Muchas veces tropezó y desesperado se lamentaba por haber hecho
semejante cambio. Mas aún cuando recordó la promesa que había hecho a
Ran y Anylad cayó en un gran desconsuelo; nunca podría desposar a
alguna de ellas pues no volvería a ver a ninguna de las dos, aunque
lograra salir de ese horrible bosque. Se dejó caer, ahí, cerca del
río, deseando dormirse para siempre.

Pero la muerte no quiso llevárselo, no aun pues he aquí que una
carreta pasó cerca del arroyo y viendo al joven ahí se detuvo para
auxiliarlo y llevarlo a un poblado cercano.

Ahí Deladrieldor pasó aun mas años, acostumbrándose a sus nuevas
capacidades, a caminar por las calles con ayuda de un bastón y a
reconocer a las personas por el sonido de su voz y su aroma. A pesar
de que la vida había perdido sentido para él, sus habilidades
naturales le llevaron a superar su desgracia una vez mas, pronto fue
capaz de valerse por si mismo e inclusive pudo volver a cazar,
dirigiendo sus flechas solo por los ruidos que hacía la presa.

Decidió que era tiempo de volver a casa, donde sus padres debían
estar sufriendo mucho por su pérdida de tantos años.  Pero antes
debía volver al reino donde le habían hospedado, y librar a las
bellas princesas de su promesa, aunque sabía que ellas eran muy
buenas, no se permitiría ser una carga para alguna de las dos.

Apenas había alcanzado las fronteras del reino, cuando un guardia
hizo sonar una trompeta de plata; su claro sonido anunciaba el
regreso de un hijo extraviado, de un amigo perdido que volvía. Mucha
gente salió a recibir al joven Deladrieldor que ya se había ganado la
confianza de todos durante su estancia entre ellos.

Las princesas también se alistaban para recibirlo como era debido,
preguntándose el porqué de su retraso, tal vez había encontrado a
alguien mas y ya no deseaba desposar a alguna de ellas.

Las dos hermanas secretamente se alistaban tratando de lucir los
vestidos mas hermosos y llamativos para que el joven las mirara
primero que a su hermana, pues las dos se habían enamorado de él y
ansiaban llegar a ser su esposa. Cuando ambas bajaron al patio donde
encontrarían al viajero, todas las personas que ahí estaban quedaron
maravillados por lo hermosas que ambas princesas lucían, ahora que
llevaban elegantes vestidos llenos de joyas y no las ropas sencillas
que acostumbraban.

Todo mundo ansioso observó como lentamente el joven avanzaba llevando
consigo un cayado. Por fin se detuvo en medio del patio.  Había una
princesa a su derecha y otra a su izquierda; pero el miró
perdidamente al frente.  Con gran tristeza en su voz les contó cuanto
había acontecido en las montañas y como ahora no podía ver a ninguna
de ellas y por lo tanto no podría desposarse. Se despidió de ellas,
asegurándoles que las amaba a ambas por igual y que si alguna vez
recuperaba su vista volvería para cumplir su promesa, aunque
entendería si ellas deseaban desposar a alguien mas.

Las hermanas intercambiaron una mirada; y una sonrisa apenas visible
apareció en su rostro. Ambas avanzaron hasta detenerse a unos pasos
de él.

"Entonces, ¿no podrías diferenciar una de la otra ahora, no es así?"
Dijo Ran, con una risita.

"Ni podrías decir cual es la que calla mientras la otra habla,
¿verdad?" Anylad sonreía al hablar.

Deladrieldor asintió extrañado; ¿se burlarían de él ahora por no
poder mantener su promesa? Cerró los ojos y esperó sin decir nada,
aunque le doliera profundamente.

"Entonces no sabrás cual de las dos es la que te besará... y si no
puedes elegir, entonces tendrás que desposarnos a ambas" Al escuchar
esto, Deladrieldor sintió dos besos en su boca; no podía decir a
quien pertenecía la boca que lo había tocado, pero su corazón si
podía afirmar que amaba a las dos princesas. 

No era raro que un noble desposara a mas de una doncella, es una
antigua tradición que llega hasta nuestros días, pero nunca se había
escuchado que alguien se desposara con dos doncellas al mismo tiempo;
pero dadas las circunstancias, nadie hizo una objeción al respecto.
Deladrieldor no podía creer su suerte! En lugar de haber perdido una
esposa, había ganado dos.

Un año después, en las tierras de sus padres la fastuosa ceremonia se
realizó. Ambas hermanas con vestido idénticos se acercaron a su
futuro esposo que lucía radiante a pesar de su ceguera, que en nada
desmeritaba su galanura.

Mucha gente asistió a la ceremonia pues era insólito ver semejante
unión; y a pesar de que muchas personas dudaran que aquella boda
pudiera tener un final feliz, pasó que al anochecer el esposo y sus
dos esposas salieron del templo felices y radiantes, con Deladrieldor
caminando erguido y con una esposa de cada uno de sus brazos.  Las
dos hermanas lloraban de felicidad pues no solo podrían vivir ambas
con el hombre al que amaban y no tendrían que separarse para vivir
cada una en un reino diferente; también, ahora descubrían que al que
creían un campesino, era en realidad un noble y que su hogar sería
aun mas grande y elegante que la casa de sus padres.

La fiesta por la inusual boda duró varios días y aun es recordada por
su magnificencia y la alegría que todos respiraban en el ambiente. El
héroe Deladrieldor no recuperó mas su vista, pero con la ayuda de sus
dos esposas y con mucho esfuerzo llegó a desarrollar tanto sus
sentidos que poca gente podía notar su ceguera.

Con el tiempo heredó las tierras de su padre y ahí vivió en paz con
sus esposas por miles de años, tuvo muchos hijos sanos y fuertes que
a su tiempo heredaron esas tierras y su descendencia llega aun a
nuestros días.

Fin




#2 Guest_shunjune_*

Guest_shunjune_*
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 13 octubre 2003 - 06:31

muy bella historia. *aplausos*
bueno, se que no es tuya pero igual te agradesco que quieras compartirlo con nosotros, Megasaint-chan. happy.gif

me gusto mucho, en especial la idea de tener una doble boda. ¡je je je!
ojala este Mu tuviera descendencia tambien, ya que el y Kiki son los unicos lemurianos que quedan. :-P

¡gracias por este maravilloso relato!




0 usuario(s) están leyendo este tema

0 miembros, 0 invitados, 0 usuarios anónimos


Este tema ha sido visitado por 1 usuario(s)

  1. Politica de privacidad
  2. Reglas generales ·