La danza de la Diablada muestra una cosmovisión profundamente entroncada con el culto andino del maligno "supay", de "Huari" dios de las montañas, y del diablo de la liturgia católica.
El hombre andino adoptó la fe católica como estrategia de supervivencia, conjuncionando festividades nativas, como el "jatun poccoy" (florecimiento) con el carnaval europeo traído por los conquistadores.
El drama teatralizado de la lucha entre el Arcángel San Miguel y la Virgen de la Candelaria, frente a los diablos y satanaces, tiene una doble interpretación.
En el sentido cristiano, resultaría ser exponente de los siete pecados capitales de la corte del "Príncipe rebelde Luzbel".
Pero como una "sátira al conquistador", la Diablada implica una rebeldía del mitayo minero que, disfrazado de diablo contra sus opresores, utilizaba la danza religiosa para expresar su ansia de libertad y de lucha para lograrla.
El mitayo tenía escasas licencias y una de las excepciones era salir de su trabajo subterráneo en carnavales, mientras los bacanales proliferaban en la ciudad, tolerados por la iglesia. Llegaba a un desenfreno de sus inhibiciones reprimidas por la mita, y la reivindicación de su dignidad perdida.
Corresponde también a este periodo la leyenda de dios "Huari", de la fuerza, del fuego y de las montañas, que quiso destruir a los Urus al caer éstos en virtual degeneración. Tuvo que ser una deidad extraña, pero benéfica, la "ñusta", la que denote a las huestes infernales de Huari: el sapo, la víbora, lagarto, convertidos en piedra, y el ejército de hormigas condenado a simples dunas de arena.
Según la leyenda, el derrotado "Huari", se refugió definitivamente en el interior de sus montañas donde existen ricos minerales, para no salir más.
En el periodo histórico de la Diablada hay una etapa de transculturación que comienza con la fundación, en 1606, de la Villa de San Felipe de Austria, donde el choque de culturas fue la norma, aunque los resabios ancestrales lograron subsistir.
Otra etapa, de dualismo religioso (1789- l900) se explica cuando la transfiguración de la "Pachamama andina" en la Virgen del Socavón amplía el sincretismo religioso, mientras germina un tercer ingrediente poderoso: el hecho contestatario de desahogarse de la profundas represiones psíquicas.
De esta situación surge la tradición del famoso bandido Anselmo Belarmino, el "Chiru-chiru" o "Nina-nina", que a pesar de sus fechorías ayudaba a los pobres y veneraba en su guarida del cerro "Pie de Gallo", a la Virgen de la Candelaria.
Aqui les dejo un par de fotos :
- Este es un lucifer ( para bailar del mismo tienes que tener cierta edad con una antiguedad de baile en la fraternidad respetable , pero hopy por hoy con dinero se hace maravillas o como cuando yo era niño gracias a la ayuda de tu padre jajaj)
- aqui una mascara de diablo , notese que la diferencia entre la mascara de un diablo con respecto a la de lun lucifer es la hostentosidad del mismo
Proximamente les comentare la participacion de dichos personajes , la simbologia de los elementos q usan y pues otras cosas q se anexan a esta danza q son del todo curiosas.
Saludos
Editado por Santo_Shaka, 02 febrero 2005 - 06:34 .