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22.Fics-2017: Fic - Novelado

Juegos y Dinamicas 2017 Fic

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#1 Patriarca 8

Patriarca 8

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Posted 25 June 2017 - 10:18 am

 
 
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El grupo de Cetus luchó mañana y tarde contra soldados y espectros de bajo rango. No eran enemigos fuertes, pero su cuantioso número había agotado las fuerzas de los atenienses.
 
—Manténganse alerta, él enemigo se encuentra cerca. —indicó el plateado de Lira.
 
Poco después aparecieron dos espectros que se identificaron como Wimber del Murciélago y Leibold del Upyr.
 
—Muy impresionante, lograste neutralizar mi técnica con tu lira, pero esta vez no tendrás tanta suerte. «Festín Sangriento» —Dio parte de su cosmos a los animales que se encontraban cerca, incrementando su fuerza y velocidad. Los embravecidos murciélagos atacaron a sus oponentes.

Edited by T-800, 05 January 2019 - 21:27 pm.

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#2 ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

    The Digger

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Posted 26 June 2017 - 10:47 am

Presento mi historia Rosas desde el Siglo XVIII.

 

Prólogo

 

El viento silbaba entre los árboles en una noche fría de otoño. Las hojas marchitas se deslizaban por el suelo, marrones y tiesas, como si de cadáveres mecidos a merced del aire se tratasen. De los troncos yermos, carentes de vegetación, nacían unas ramas largas y oscuras, que se elevaban al cielo dificultando que la luz de la luna llegase hasta aquel remoto lugar perdido de la mano de Dios.

 

De fondo, sonidos tan tétricos como el ulular de los búhos, el aullido de los lobos o el graznar de los cuervos. El terreno estaba lleno de barro y de tierra mojada que se mezclaban con las ramas caídas. Una densa bruma cubría aquel paraje, impidiendo, más si cabía, ver algo en aquella trampa mortal.

 

Unas pisadas rompieron con el monótono ambiente, haciendo crujir las hojas mustias que adornaban el suelo. De entre la profunda oscuridad surgieron varias llamas dibujando una trayectoria difusa y curvilínea, como si siguiesen un rastro por el monte.

 

La luz que aquellas llamas desprendían pronto se hicieron nítidas en la noche, dejando ver lo que las producía. Eran antorchas hechas con un palo, un trapo en la punta, y seguramente algún líquido inflamable para provocar un fuego fulgurante. La imagen se hizo visible y pudieron vislumbrarse a tres hombres bajo cada llama. Todos iban vestidos de la misma manera, con una capa azul que cubría toda su espalda hasta llegar a los tobillos, además de unos harapos grises, rotos y gastados, conjuntados con unas bermudas de color marrón oscuro. Cada figura portaba un escudo de madera en su mano izquierda y una espada en la derecha. Todos, sin cuidado ninguno, avanzaban por la tenebrosa noche, produciendo un ruido de pisadas inconfundible a cualquier oído. El sonido de las hojas secas y las ramas siendo aplastadas por aquellas botas de cuero rompían el silencio extremo que reinaba en aquel paraje de paz constante.

 

Las llamas danzaban al son del viento, que las mecía con cariño en unas ocasiones y con brutalidad en otras. El frío húmedo las achantaba en algún momento, pero el fuego siempre lograba salir adelante y alumbrar el camino cubierto de penumbra total.

 

―Caleb, ¿falta mucho? ―dijo una de las voces bajo las tenues luces, que a duras penas iluminaban el camino; el vaho que se formaba con cada respiración brillaba con el fulgor del fuego que llevaban. Poco y nada podía verse del rostro del que había hablado.

 

―Aguanta un poco, Potem. El pueblo del que te hablé está a escasos doscientos metros. ―Aunque avanzaban casi a tientas, el tal Caleb parecía estar muy seguro de a dónde iban―. Estoy seguro de que tendrán muchísimo oro y mujeres. Lo haremos rápido.

 

―Bien… ―respondió Potem, ahogando su voz en un susurro apenas audible por el a veces poderoso silbido producido por el viento.

 

Los murmullos de los guerreros que iban tras Caleb y Potem empezaron a hacerse presentes; el escuchar hablar de tesoros y de mujeres iniciaron conversaciones sobre lo que harían con aquellos pecados. A medida que la tropa avanzaba, la arboleda iba haciéndose menos densa y la luz de la luna se filtraba entre las pocas ramas. Tras los doscientos metros prometidos, los hombres encontraron lo que andaban buscando.

 

En medio de un claro había un pequeño pueblo con al menos seis cabañas de madera, tres alineadas a la izquierda y tres a la derecha; además, un pequeño pozo en el medio del pueblo. Dos hogueras, una a cada lado del poblado, alumbraban las calles vacías.

 

La tropa, aún en la oscuridad, comenzó a murmurar, algunos a vociferar, empuñando la espada con ansia asesina. En los ojos de algunos hombres podía vislumbrarse el fuego, el ímpetu por conseguir lo que Caleb les había prometido. Los escudos chocaron entre sí como clamoroso grito de batalla, terrorífico y atronador. El silencio de la noche se vio turbado en cuestión de segundos por unos gritos salvajes, que opacaron los de cualquier animal.

 

―¡Ahí está el botín, mis guerreros! ―vociferó el llamado Caleb, del que se podía distinguir ya un pañuelo azul que cubría toda su cara excepto sus ojos, verdes como esmeraldas. Alzó su arma y su escudo, dando más énfasis a las palabras que estaba pronunciando―. ¡Robad todo lo que podáis, matad a cuantos queráis, violad a cuantas haya! ¡Esta noche es para los lobos!

 

El pequeño ejército salió de entre las sombras, berreando, empujándose unos a otros, alzando sus oxidadas hojas de hierro en sinónimo de carga contra su rival, que esta vez parecía ser un grupo de gente inocente. Al menos treinta hombres atravesaron en cuestión de segundos el umbral que separaba el pueblo de la penumbra del bosque.

 

Caleb escudriñó primero a su tropa con ojos vivarachos y encendidos, rebosante de júbilo al ver aquella dantesca escena salida de las mismas Cruzadas cristianas. Después dirigió su atención a Potem, que aún aguardaba en las sombras de la noche, al lado de su compañero.

 

―¿Has visto, Potem? Este es el olor del que te hablé ―susurró Caleb en un tono calmado, con ojos felinos, orgullosos de aquel panorama―. Es el olor de la batalla… de la sangre… y de la muerte…

 

El otro no respondió, simplemente miraba, oteaba la situación bajo un pañuelo de color azul igual que el de Caleb, enrollado a conciencia y cubriendo todo su rostro, solo dejando a la vista unos ojos pardos como la piel de un oso, que reflejaban una frialdad y una indiferencia dignas del hombre rudo y serio que aparentaba ser.

 

La tropa se dividió de manera equitativa en grupos de cinco. Cada grupo se dirigió a una vivienda. Como modus operandi que ya parecía planeado, derribaron las puertas y entraron, alzando sus escudos de madera y sus espadas de hierro oxidado sedientas de sangre inocente que cubriese sus desafiladas hojas. Irrumpieron como un toro en una cacharrería en los hogares, rompieron muebles y robaron todo producto de valor que encontraron, mas no había ninguna persona allí.

 

A los pocos minutos de la incursión, una sombra delgada comenzó a vislumbrarse al fondo del pueblo. La luz de la luna cubría su lánguida figura y, a cada paso que avanzaba, las llamas de las hogueras dibujaban su luz contra la oscura ropa que vestía. A medida que los guerreros salían de las chozas, miraban impávidos cómo aquel misterioso ser se acercaba cada vez más a ellos. Algunos, temerosos, daban un par de pasos atrás ante la poderosa impresión que desprendía. Otros sonreían bajo los pañuelos, mirando como si de un reto se tratase, apretando el mango de sus espadas con fuerza.

 

Al fin, la sombra dejó de serlo y la figura se acercó a una de las hogueras encendidas. Aquella persona que tanto temor creaba en sus andares y porte era solo un joven envuelto en una manta que dejaba al descubierto su rostro liso. Unos ojos verdes tan puros y brillantes como cualquier estrella del firmamento hacían juego con los labios carnosos que tenía, además de una nariz fina y un cabello rojo y medio largo, cuyo flequillo bailaba con el viento. La sonrisa ladina que aquel chico tenía en su rostro, atrevida y juguetona, le daba un toque aún más juvenil.

 

―¿Quién eres, niñato? ―dijo uno de los soldados, visiblemente enfadado ante la burla que suponía semejante sonrisa―. ¿Dónde está tu gente?

 

El viento cortaba el tenso silencio entre las facciones. Silbaba, haciendo danzar las capas de todos en un vaivén irregular. Los segundos pasaban y el joven no respondía, solo clavaba sus fulgurantes ojos en los hombres que tenía enfrente, disfrutando cada uno de los gestos que esbozaban tras aquellos pañuelos azules; temor, rabia, seguridad, impaciencia…

 

―Lugonis ―acertó a decir el chico tras unos veinte segundos, que casi parecieron veinte minutos―. Me llamo Lugonis.


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Ranking de resistencia dorada


#3 Macairo de Cancer

Macairo de Cancer

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Posted 27 June 2017 - 21:48 pm

Bueno, pondré mi fic

 

"Saint Effect": El Regreso de Zeus

 

Capítulo 9: El Asedio

 

Apolo "paseaba" por su Santuario. Este estaba suspendido en el aire como el Olimpo, afuera en lugar de cielo había una enceguecedora luz: Era obviamente el sol. Por alguna razón la estructura podía resistir la temperatura a pesar de estar a tan solo unos kms del astro mayor. Y hablando de la estructura, era una gigantesca "casa" o "mansión" cuyas paredes y suelos estaban construidos con ladrillos los cuales brillaban tal cual lo hacía el sol. Las baldosas de mármol estaban bien cuidadas y por lo tanto reflejaban las figuras de quienes pasaban sobre ellas.

 

El hijo de Zeus no paraba de caminar por la estructura, su figura imponente era seguida de una pagana sombra sin encanto la cual se deslizaba por aquel suelo bien cuidado. Sus ojos penetrantes solo se fijaban en un solo lugar a medida que caminaba, no se perdían en ninguna de las demás personas presentes. Debido a su expresión pacífica, Apolo parecía tranquilo y sereno. Sin embargo en su interior guardaba un gran sentimiento de ¿Angustia? ¿Incertidumbre?

 

-¿Estás ahí, Flaios?-preguntó Apolo.

 

-Así es, mi señor.-respondió el Ángel.

 

Este recién había llegado, se encontraba en las mismas condiciones como cuando había sido llamado por Apolo por primera vez. Flaios le dedicó una larga reverencia a su dios y permaneció en el suelo.

 

-¿Y bien?-preguntó Apolo impaciente.

 

-El ataque fracasó.-respondió Flaios tranquilamente.-Layon y sus hombres fueron vencidos en Asgard.

 

-¿Y Albiore?-preguntó Apolo sin inmutarse pero con un rastro de ira en su voz.

 

-¡Vivito y coleando!-afirmó Flaios levantando la cabeza con una sonrisa en dirección a su dios.

 

-¡Ah!-gritó Apolo.-¡C@raj@!

 

Apolo se descontroló. Golpeó una pared con su ira y la hizo volar. Luego tomó un cuadro en donde aparecía todo el Olimpo (incluida Atenea, Hades y Poseidón) quienes estaban abrazados y posando para la foto sonriendo (y hasta incluso estaba escrito en él "La familia más feliz de la historia"). La lanzó al suelo y comenzó a pisarla sientas de veces.

 

-¿Se tomó los calmantes hoy, señor?-preguntó Flaios manteniendo su expresión de indiferencia.

 

-¡Obviamente!-rugió Apolo.-¡Me los metí en el cul@!

 

-Supositorios...-comentó Flaios como si fuera obvio.

 

-¿No te dije que te ocuparas directamente de Albiore?-preguntó el eco de una voz que resonó por toda la casa.

 

Al lado de Apolo (quién se mantenía rígido mirando hacia el suelo con una expresión de furia) apareció la espléndida figura del todo poderoso dios Zeus quién se mantenía tan penetrante e imponente como siempre.

 

-Tú impulsividad te ha costado casi todo tu ejército.-le reprendió Zeus.-Y un duro golpe para nosotros también.-añadió al final.

 

-¡Ahora mismo lo mataré yo mismo!-declaró Apolo.

 

-No.-respondió Zeus.

 

-Pero padre...-intentó protestar Apolo.

 

Zeus abrió ambos ojos a la vez, su mirada terrible recorrió por todo el Santuario de Apolo y enmudeció a su hijo en un instante. Luego los cerró a ambos otra vez y apartó su mirada.

 

-Tu trabajo ahora consiste en ayudar a encabezar un asedio que nos asegurará la victoria del Olimpo.-declaró Zeus.

 

-¿Asedio?-preguntó Apolo sorprendido.

 

Pero sin poder decir nada más, el Ángel Reiyel y otros dos más aparecieron al lado de Zeus.

 

-Las tropas están en posición.-le comunicó Reiyel a su dios.

 

-Excelente.-respondió Zeus mientras miraba a Apolo.-Vamos al Olimpo.-le dijo, y sin más desapareció.

 

Apolo le siguió a regañadientes, se sentía como un niño pequeño al cual su padre doma con facilidad, un niño cuyo padre lo considera tan estúpido que incluso tiene que darle instrucciones para que no se desoriente. El lugar en donde recién estaban parados ambos dioses fue sucedido por un pequeño rayo de luz y pronto ambos ya no estaban, esto dejó solo a los cuatro Ángeles quienes (salvo Flaios que vestía una Armadura "de sol") vestían sus túnicas sagradas de plata.

 

-Sobrino.-comenzó a decir Reiyel a Flaios.-Ni se te ocurra tomar la cabeza de Albiore, él es mío.

 

-Preocúpate más por tu pellejo.-le respondió Flaios sin mirarlo.

 

Ambos Ángeles comenzaron una pequeña batalla en la que Reiyel intentó golpear a Flaios quién consiguió esquivarlo a último segundo para después lanzar su contraataque: Un golpe dirigido al rostro de su tío. Este lo detuvo con la mano derecha y ambos quedaron forcejeando allí mismo un buen rato. Posteriormente, Reiyel soltó a su sobrino y le dio una palmada en la espalda para después darse la vuelta y regresar con sus compañeros.

 

-Eres fuerte.-comentó Reiyel mientras se marchaba.-No intentaré nada más solo por que somos familia.

 

-¿Pero porqué no te vas a la mird@?-preguntó Flaios a su tío.

 

-No te preocupes.-respondió Reiyel mientras se detenía. Luego volteó su cabeza hacia su sobrino.-Pronto iré a cenar a tu casa.

 

...

 

-Trabajamos día y noche.-aseguró Aioros de Sagitario.

 

Se encontraba guiando al nuevo Caballero de Libra a través de las Doce Casas la cual se encontraba semi-vacía, algo extraño en tiempos de Guerra (y eso que estamos hablando de Santuario-Poseidón-Asgard V.S. Olimpo). Así como lo había llamado Dio hace mucho tiempo (cuando estaba vivo), Stefan era conocido como "el gringo" debido a su nacimiento en la potencia mundial Estados Unidos (también llamada el "paraíso yankee", "un país libre con libertad condicional", y mi favorito, "Imperio Capitalista").

 

Era en verdad atractivo para las mujeres (y hasta incluso algunos hombres... vease Misty de LagartA :V), su cabello era negro y semi-largo, asemejándose al de Rafaelo sin embargo este era sedoso y bien cuidado. Además su piel era completamente blanca y su rostro estaba excelentemente formado. Ya llevaba puesta la Armadura de Libra y caminaba junto a Aioros. Ambos pasaron por la Casa de Piscis y llegaron a la entrada de los aposentos del patriarca.

 

-Te lo voy a advertir.-le avisó Aioros.-Ahora vas a conocer en persona al Patriarca, anteriormente fue un Caballero de Libra como tú. Por eso quiero que te comportes y le des una buena impresión.

 

-Lo haré.-respondió Stefan asintiendo.

 

Aioros abrió la doble puerta de par en par solo para después darse cuenta de lo que estaba pasando. Habían colocado un gran sillón en medio de la sala, enfrente pusieron un televisor plasma de aproximadamente 60 pulgadas. Sentados viendo la tele estaban Dohko (en el medio) quién llevaba el atuendo del Patriarca, Aldebarán, Milo, Shura y Saga (quién ya había sido reemplazado por Aioria en la protección de los alrededores del Santuario). Tenían botellas de Alcohol las cuales se encontraban desplegadas en el suelo, también Aldebarán y Shura sostenían boles repletos de palomitas (pochoclos o como lo llamen en tu país)

 

-¡Ahí va, ahí va, ahí va!-gritó Milo señalando el televisor.

 

-¡Y....! ¡Cabezazo!-gritó Dohko señalando la pantalla con ambas manos.

 

Para el próximo instante, tiraron a la recontra mirda los boles haciendo "volar" a las palomitas", comenzaron a saltar y hasta regaron alcohol por todo el suelo.

 

-¡Gooooooooooooooooooool!-gritaron los cinco.

 

-¡Vamos c@raj@!-exclamó Saga.

 

Luego de un instante de festejar, los cinco se volvieron a sentar y se quedaron viendo la pantalla. Pronto sus expresiones pasaron de ser de unas de alegría a unas de frustración.

 

-¡No lo cobró el árbitro!-gritó Aldebarán.

 

-¡Encima le metió tarjeta amarilla!-exclamó Shura.

 

-¡Se pasaron!-aseguró Dohko incorporándose.-¡Ya está! ¡Guerra Santa para ese árbitro hijo de mil...!

 

Pero no dijo nada más cuando se percató de que Aioros estaba en la puerta junto a Stefan. Ambos se habían quedado mirándolos mientras veían el partido.

 

-¡Ah, Aioros!-le saludó Dohko con la mano para luego volver a sentarse.

 

-¿Tomando un respiro?-preguntó Aioros mientras se acercaba junto a Stefan.

 

-Podríamos decir que sí.-respondió Dohko.-No te preocupes, tan solo queríamos ver esta bazofia para después volver al trabajo.

 

-Tiene razón.-afirmó Saga mientras escondía cinco entradas para el recital de Megadeth quienes estaban de visita en Grecia.

 

Pero pronto todos los presentes voltearon directamente a la televisión cuando el partido fue interrumpido por un noticiero. El reportero estaba sentado en frente de un escritorio como es lo normal. Solamente que en la barra de abajo en vez de decir "Noticias", decía "Urgente" y para colmo estaba escrita en rojo.

 

-Interrumpimos su absurdo partido de futbol el cual ya está completamente armado por la Fifa para traerles una noticia urgente.-afirmó el reportero.-Nos han comunicado que aquel grupo terrorista que atacó ciudades en Grecia hace unas semanas está volviendo a operar.

 

La imagen del reportero cambió, en su lugar apareció la ciudad de Barcelona, España, en llamas. Miles de bolas de luces destruían sus edificios los cuales caían como gigantescas Antorchas al suelo.

 

-Ahí vivía yo, tío.-comentó Shura con los ojos como platos.

 

Barcelona desapareció en un instante y posteriormente pudieron apreciar como la Torre Eiffel estaba destruida en el suelo de Paris. La estructura se había hecho pedazos y había aplastado mínimo a quinientas personas. La ubicación volvió a cambiar, esta vez era la catedral de Pisa la cual solo quedaban sus cimientos. 

 

-¡Miren!-exclamó Aldebarán feliz.-¡No destruyeron la Torre de Pisa!

 

Aquella torre inclinada permaneció en pantalla un par de segundos para después ser alcanzada por rayos de luz los cuales la hicieron volar por los aires.

 

-¡No me j@d@s!-exclamó Aldebarán.

 

Pronto estaba la ciudad de Londres la cual estalló en miles de explosiones. A lo lejos se podía ver al Big Ben derrumbándose y aplastando a miles de personas las cuales corrían por sus vidas. Luego de ver Inglaterra, aquel periodista volvió a aparecer.

 

-Cómo pueden ver, una faceta terrorista está atacando nuestras ciudades más emblemáticas.-explicó sin alterarse.-El gobierno Norteamericano ya ha comenzado a bombardear Siria por sospecha de ser los causantes de este ataque. Mientras tanto, pónganse la bandera de la Unión Europea en su imagen de Perfil de Facebook y apoye a nuestros buenos ciudadanos.

 

Luego de decir esa burrada, una explosión alcanzó aquel estudio y por lo tanto la transmisión se cortó. La noticia de un ataque mundial se expandió como pólvora, pronto llegaron noticias de que Estados Unidos había cesado el ataque a Siria y culpó al gobierno Ruso de ser conspiradores en contra de la estabilidad mundial así como los causantes del ataque. Más tarde se unieron Francia e Inglaterra del lado de Estados Unidos mientras que Alemania, Italia, Japón y Turquía se pusieron a favor del Gobierno Ruso. En consecuencia estalló la Tercera Guerra Mundial la cual duró tan solo 11 minutos debido a que cuando menos se dieron cuenta ya se habían mandado misiles nucleares los cuales hicieron desaparecer todas sus capitales. Una vez finalizada la Guerra, Suecia afirmó haberse unido al conflicto y exigió que le den colonias Africanas, en respuesta los demás países la bombardearon en un abrir y cerrar de ojos.

 

Desde entonces la Unión Europea quedó devastada (como siempre después de cada guerra que se arman). Para los siguientes cinco minutos, el N.A.F.T.A ya había rechazado a Estados Unidos y sería dirigido por México y Canadá desde ese día, Chipre se convirtió en Potencia Mundial, África cerró sus fronteras para que no pasaran los Europeos (y hasta incluso les dedicaron un muro el cual decía "Vivieron en prosperidad todos estos años debido al saqueo de nuestros recursos, ahora j@danse >:V"). Irán y Costa de Marfil se volvieron Potencias Mundiales, ambos países, junto a Brasil, India, Chipre, China y Perú (que tal parece, este último escondía Armas Nucleares) formaron el tratado de J.U.E.Y.E.U (J@danse Unión Europea Y Estados Unidos).

 

Tal parece que el Ejército del Olimpo no se contentó tan solo con atacar la Unión Europea, posteriormente bombardearon lo que quedaba de Estados Unidos y se dirigieron a América Latina para comprobar si la raza humana estaba lo suficientemente desarrollada en tal región como para tener que ser exterminada y usar a los idi@t@s como esclavos. Miles de Ángeles se escondieron en Venezuela y asistieron a una conferencia pública por parte del presidente Maduro.

 

-¡Estuve hablando con el pajarito y él me respondió!-afirmó Maduro.-¡Los extranjeros que nos atacan son de otro país!

 

-¿En serio, señor Maduro?-preguntó Fidel Castro quién había asistido a la conferencia.

 

-Seres de intelecto inferior.-aseguró un Ángel.-No hace falta exterminio, incluso si los dejamos aquí solos lo más probable es que se maten entre ellos.

 

Y una vez declarado esto, todo el ejército de Ángeles se marchó y dejaron en paz a los demás países latinoamericanos, incluidos los grandes focos de concentración de la población como Santiago de Chile, Buenos Aires, Montevideo y Sao Paulo. Quizás luego bombardearon Australia y Nueva Zelanda aunque la verdad a nadie le interesa.

 

Todo lo anterior sucedió en un lapso de 30 minutos exactamente. Para entonces, Dohko ya había ordenado al Ejército de Atenea que se movilice, según él no había tiempo que perder. Cuando ya todo el ejército se había reunido había comenzado el segundo asedio al Santuario. Las terribles Arpías hicieron gala por el cielo, por suelo atacaron los Ángeles quienes fueron empujados con fuerza por las tropas del Santuario.

 

El ejército de Atenea había mejorado sus defensas desde el ataque de la última vez, además ya estaban preparados para un ataque de esta magnitud a diferencia de la anterior vez. La batalla fue igual de sangrienta y terrible que la anterior, esta se extendió por media hora. Aioria ordenó fusilar a todos los sobrevivientes del enemigo pero Dohko les tuvo clemencia y les permitió escapar. Para entonces, el Patriarca ya había ordenado que vaciaran todas las Armerías y cargaran la mayoría de las provisiones las cuales depositaron en carros y las llevaron hasta un un túnel secreto el cual era solo conocido por los Patriarcas y Atenea.

 

-¡Debemos evacuar el Santuario!-ordenó Dohko.-¡Muévanse todos, rápido!

 

-¿Porqué nos vamos?-preguntó Aioros con sorpresa.-¡La lucha está aquí!

 

-Que eso mejor te lo explique Ptolemy.-le respondió Dohko.

 

Flecha Sagitta había podido ver a lo lejos como se acercaban los dioses Apolo y Artemisa seguidos de un gran ejército de Ángeles y Arpías. También se encontraban con ellos un buen número de Satélites y toda clase de soldados del Olimpo.

 

-Nuestro deber es proteger a Atenea.-explicó Dohko.-No voy a ponerla en riesgo en una batalla que no podemos ganar, por lo menos no ahora.

 

Aioros asintió a regañadientes agachando la cabeza. Posteriormente se marchó junto a Dohko y ambos siguieron coordinando la evacuación del Santuario de Atenea. Mientras que los militares aconsejaban marcharse, los miembros del Consejo afirmaban que era mejor rendirse frente al Olimpo y permitir la invasión (esto le costó al líder del Parlamento un golpe en la cara por parte del mismo Patriarca).

 

-¡Si quieres quedarte aquí entonces hazlo pero nosotros nos iremos!-le reprendió Dohko.

 

Ya había entrado casi todo el ejército por aquel túnel, Atenea iba resguardada por cuatro Caballeros Dorados mientras que los demás iban encabezando al grupo o cuidado la recta-guardia (tarea que Aioros llevaría a cabo). A través de este llegarían a su destino (sea cual sea) en unos días. El túnel era ancho y por lo tanto pudieron entrar en grandes filas de cincuenta, más que nada parecían ser minas.

 

-Esto no funcionará.-le dijo Shaka a su discípulo Agora de Loto.

 

-¿A qué se refiere, maestro?-preguntó Agora.

 

Pero Shaka ya había dado media vuelta y regresaba hacia el Santuario. Dohko y Aioros se encontraban en la entrada del túnel. Dohko señaló hacia el cielo y le mostró como el Ejército de Ángeles caía sin cesar, directos hacia el Santuario. Esta vez lo destruyeron todo, los edificios se derrumbaron rápidamente. Dohko lo ocultaba pero tenía un fuerte sentimiento de furia debido a la humillación de tener que abandonar su hogar.

 

-¿Y el consejo del Santuario?-preguntó Aioros.

 

Como respuesta, un poderoso rayo ken salió disparado directo hacia la cámara de Miembros del Consejo del Santuario la cual voló en mil pedazos.

 

-Por primera vez les debemos una a estos Ángeles.-aseguró Dohko riéndose.

 

Ya estaban por entrar ambos cuando vieron a Shaka de Virgo salir del túnel dirigiéndose hacia el centro del Santuario.

 

-¡Maestro Shaka! ¡Espere!-exclamó Agora quién también estaba por salir del túnel para reunirse con su mentor.

 

-No vengas.-le detuvo Shaka mientras caminaba.-Es mi deber como Caballero Dorado. Tú debes proteger a Atenea, te lo encargo.

 

Agora dejó de reclamar y lo vio marcharse. Se resignó y volteó devuelta hacia el túnel.

 

-¡¿Qué significa esto, Shaka?!-le gritó Dohko.

 

-Tengo un plan.-le respondió el Caballero de Virgo deteniéndose.-Puedo hacer estallar el Santuario con mi Cosmos.

 

-¿Con qué propósito?-le preguntó Aioros.

 

-De esta forma puedo aparentar la muerte de Atenea.-afirmó Shaka.-Ustedes tendrán tiempo para reagruparse y así atacar al Olimpo.

 

.-¿Y que pasará contigo?-preguntó Dohko.

 

Shaka no respondió, simplemente siguió caminando.

 

-¡Shaka! ¡Ya déjate de juegos y vuelve para aquí!-le gritó Aioros.

 

Sagitario estaba a punto de salir del túnel para traerlo a rastras si era necesario para cuando fue detenido por Saga quién también se había acercado a la entrada del túnel.

 

-Él ya tomó una decisión.-le explicó Saga.-Lo único que podemos hacer es evitar que su muerte no sea en vano.

 

Aioros comenzó a llorar, Dohko también. Ambos cerraron el túnel y comenzaron a avanzar. Saga iba por delante de ellos y también lloraba.

 

-Lo siento Shaka.-se disculpó.

 

...

 

Shaka caminó por el Santuario el cual estaba siendo acribillado por miles de rayos ken que lanzaban los Ángeles. Quizás era su Cosmos Divino el cual le permitía pasar mientras todo el Ejército de Ángeles destruía el Santuario. Los edificios se derrumbaban, las calles estaban repletas de cadáveres, estructuras estaban incendiadas, etc.

 

El Caballero Dorado de Virgo caminó tranquilamente y se sentó en medio del Santuario, allí elevó su Cosmos y emanó un gran aura Dorada. Allí meditó por un par de minutos hasta que el Ejército de Ángeles se fijó en él. Cuando menos se dio cuenta, ya estaba completamente rodeado. No hubo aviso, atacaron a matar, Shaka tan solo tuvo que abrir sus ojos para que todos sus enemigos salieran disparados, luego los cerró y continuó meditando.

 

-¿Qué es esto?-preguntó la Satélite, Lascoumoune.

 

-Es un Caballero Dorado.-observó uno de los Ángeles.

 

-Voy a proteger a Atenea hasta la muerte.-les dijo Shaka.-Todos aquellos que quieran morir, acérquense.

 

Esa provocación fue respondida ya que todos sus enemigos atacaron al mismo tiempo.

 

-¡Kan!-gritó Shaka.

 

Una poderosa barrera circular rodeó a Shaka y le protegió de todos sus atacantes.

 

-¡El tesoro del Cielo!-gritó Shaka.

 

Shaka encerró a todos sus enemigos dentro del Tesoro del Cielo.

 

-¿Qué es esto?-exclamó Lascoumoune.

 

-Ya no podrán atacar ni defenderse.-explicó Shaka.-Les quitaré los cinco sentidos.-Y sin decir nada más, alzó una mano.

 

Tacto

 

Los Ángeles se retorcieron, sus extremidades se movían sin sentido alguno.

 

Olfato Gusto

 

Torpemente intentaron llevarse sus manos al rostro para frotarse la nariz. Algunos inclusive abrieron la boca, sus lenguas ya no les respondían.

 

Vista

 

Para entonces todos sus enemigos alzaron la mano como si intentaran tomar algo que se encontraba en frente de ellos. Otros cayeron al suelo y no pudieron incorporarse de vuelta debido a la falta del sentido del tacto.

 

Oído

 

Finalmente se movía torpemente. Eran más que nada cadáveres vivientes sin sentidos. Al no quedar ninguna amenaza, Shaka cerró el Tesoro del Cielo y este desapareció. Para entonces Apolo y Artemisa ya habían llegado al campo de batalla y lo miraban fijamente.

 

-Así que tú eres Virgo, Shaka de Virgo.-le dijo Artemisa.

 

-Y tú eres Misa, Artemisa.-le respondió Shaka.-Y tú eres Apolo, el niño mimado de Zeus.

 

En un corto lapso de tiempo, ambos dioses ya habían tomado sus Arcos y apuntaban con flechas a Shaka quién no se inmutó y siguió reflexionando.

 

-¿Cómo te atreves?-preguntó Artemisa.

 

-¡Estás ante un dios, sucio humano!-le gritó Apolo.

 

-¡El Tesoro del Cielo!-gritó Shaka nuevamente.

 

Esta vez intentó atrapar a Apolo y a Artemisa, sin embargo fue inútil. Ambos dioses destruyeron la técnica en un abrir y cerrar de ojos. Shaka se incorporó y saltó hacia el cielo, allí fue atacado por sientas de Arpías las cuales derribó.

 

-¡Bendición de las tinieblas!-gritó mientras se producía una gran explosión en el cielo.

 

Mientras caía intentó lanzar un rayo ken a los dioses los cuales esquivaron con agilidad, luego Apolo lanzó una flecha la cual impacto directamente en el hombro izquierdo de Shaka. La flecha atravesó la Armadura Dorada y se quedó clavada allí. Shaka  cayó al suelo y siguió en la misma postura aunque con una expresión de dolor en su rostro. Apolo, quién tenía abierta su mano, la cerró completamente, y la flecha que Shaka tenía clavada en su hombro estalló.

 

La Armadura Dorada de Virgo estaba completamente hecha pedazos por todo su hombro, incluso había perdido su brazo izquierdo en la explosión. También se le había desfigurado el rostro: Perdió su ojo izquierdo así como su oreja. Una buena parte de su rostro mantenía al descubierto su carne viva. Posteriormente Apolo le lanzó dos flechas más, la primera Shaka la esquivó, la segunda impactó directamente en su pie derecho. En un acto de valor, Shaka se arrancó él mismo su extremidad y la arrojó a lo lejos antes de que estallara.

 

-No lo niego, eres valiente.-comentó Apolo.-Pero ¿Porqué seguir luchando?

 

Shaka no respondió, tan solo aguantaba sus heridas (y se mantenía parado con tan solo un pie). "Tan solo un poco más y estarán lo suficientemente lejos" se decía a si mismo Shaka.

 

-Tu estado es lamentable.-le dijo Artemisa.-Sería una deshonra que intentara acabar con un oponente que ya ha sido asesinado.-Luego miró a sus tropas y les señaló hacia Shaka.-¡Mátenlo!-ordenó finalmente.

 

Shaka pronto se vería rodeado por el ejército de Ángeles quienes no le dieron cuartel. Se defendió cuerpo a cuerpo cuanto pudo pues le faltaba un brazo y un pie. Aún así luchó con valor y derrotó a muchos de sus oponentes. Mientras combatía con los Ángeles y las Arpías, las Satélites le apuntaron con flechas y comenzaron a acribillarlo. Recibió decenas de flechas que se incrustaron por todo su cuerpo, un mar de sangre recorrió al Caballero de Virgo. En un último aliento abrió sus ojos y mandó a volar a todos los invasores, posteriormente cayó al suelo rendido y se desplomó sobre este.

 

-Y así muere el Caballero Dorado más cercano a Dios.-comentó uno de los Ángeles presentes.

 

Apolo y Artemisa ya estaban por ordenar a los suyos que atacaran directamente las 12 Casas cuando Shaka comenzó a desprender un Cosmos Divino. "Ya es suficiente" se dijo así mismo. Todo ese poder lo había almacenado desde que inició la Guerra Santa y pensaba usarlo en ese preciso momento. Cuando el ejército invasor pudo percatarse de ello, Shaka de Virgo destruyó su propio cuerpo y de esa forma todo el Cosmos que tenía almacenado en su interior salió disparado por todo el Santuario. Tan solo los dioses lograron escapar de allí, la mayoría de los Ángeles fueron atrapados por esta explosión y nadie sobrevivió.

 

...

 

-¡¿Qué es ese temblor?!-preguntaron los Soldados Rasos.

 

Saga y Aioros, quienes iban en la recta-guardia, voltearon por instinto sin embargo no vieron nada, solamente sabían lo que había pasado: Shaka liberó todo su Cosmos el cual destruyó su propio cuerpo, el Santuario fue destruido completamente y de esa forma el Olimpo creería que ya tenían la victoria.

 

-Maestro Shaka...-dijo Agora para sí mismo.

 

-Tu muerte no será en vano, Shaka, lo juro.-le prometió Saga al espíritu de su compañero fallecido.

 

...

 

-¡¿Pero que demonios?!-exclamó Sirius de Can Mayor.

 

Había llegado al Santuario luego de un largo viaje. En su lugar había un gigantesco cráter cuyo interior se llenaba de agua debido a las tuberías rotas. Caminó a su alrededor, llevaba en su mano aquella caja la cual ya había colocado dentro de una pequeña bolsa, la sujetaba con firmeza y se había propuesto protegerla con su vida. Luego de ver a un par de Ángeles cerca, Sirius se escondió rápidamente detrás de unas columnas derrumbadas. Se sentó en el empedrado suelo y escuchó la conversación.

 

-... muchos hombres hoy.-se quejó uno de ellos.

 

-Sí pero desde este día el Santuario ya no existe.-afirmó su compañero en un tono mucho más optimista.-Yo diría que es una victoria.

 

-Vaya tontos...-observó el primer Ángel.-Intentaron llevarse a la mayor cantidad de hombres posibles, sin embargo eso les costó su vida.

 

Y una vez dicho esto, ambos Ángeles comenzaron a discutir acerca de la reacción de su dios Zeus, el como seguirá esta Guerra, sus victorias por todo el mundo, etc. Posteriormente se marcharon y Sirius se quedó allí en su lugar, petrificado.

 

-He fallado.-se dijo así mismo Sirius mientras se quedó mirando al suelo.-Te fallé compañero Algethi, no logré llegar a tiempo.

 

No lloró, simplemente se quedó pálido allí sentado. Con sus dos manos se agarró sus piernas y no dijo nada más. Su cabeza se recostó sobre el pilar destrozado y cerró ambos ojos. Ya en aquella oscuridad prometió quedarse para siempre pues ya no había razón para luchar.

 

-Sirius ¿Tan rápido te rindes?-preguntó una voz.

 

A pesar de que todo lo que vía era una gran pantalla negra, pronto apareció una figura en frente suyo: Era el mismísimo Adolf Hitler, Fuhrer de Alemania. Vestía su traje militar incluida su gorra y lo observaba en tono de reproche.

 

-¡Mein Fuhrer!-exclamó Sirius.

 

-¿Crees que perdiste la guerra?-preguntó Hitler.-Durante la Segunda Guerra Mundial solo tenía a los inútiles de los Italianos y los Japoneses de mi lado. En frente mío estaban los estúpidos Británicos que no pueden ganar una guerra solos, los Franceses que como siempre se escondían detrás de sus aliados y a los Norteamericanos que enviaban recursos y transportaban a la U.R.S.S que eran la carne de cañón. Sin embargo no cedí, luché hasta el final.

 

-¡Pero perdiste!-se quejó Sirius con furia.

 

-¡Pero luché hasta el final dando lo mejor de mí!-se defendió Hitler.-¡Eran más pero aún así luché por que creía que podía ganar! ¡Eso hacen los ganadores de verdad! ¡Los perdedores son los que inician la batalla con la idea de que van a perder!

 

-De todas formas esto es imposible.-respondió Sirius mirando hacia el suelo.-Soy solo uno contra cientos de miles ¡¿Qué esperanza me queda?

 

-Aún tienes esto.-dijo Hitler mientras le extendía aquella caja sellada. Sirius la tomó con ambas manos y la miró con sorpresa.-Siempre hay esperanza.-afirmó.-Haz que nos sintamos orgullosos de nuestro ejército Nazi.

 

Una vez dicho eso, Hitler le dedicó un saludo Nazi el cual Sirius se lo devolvió asintiendo. Posteriormente Hitler desapareció y Sirius despertó. Ya era de noche y estaba sudando, en sus manos tenía sujetada la caja con fuerzas. Se incorporó y ejercitó algunos de sus músculos.

 

-No puedo rendirme.-se dijo así mismo.-Por lo menos no ahora.

 

Y dicho esto se marchó.

 

...

 

Era otra vez aquel inmenso espacio oscuro. Albiore de Cefeo estaba junto a Cristal, Jango (con la Armadura de Odín), Rafaelo, Hilda y Poseidón. Enfrente suyo estaban Atenea, Dohko, Saga, Aioros y Arles de Altar.

 

-Pueden venir hasta mi Santuario.-afirmó Poseidón.

 

-Será mejor que permanezcamos ocultos.-respondió Dohko.-Lo último que queremos es comprometer al Santuario del Mar a un ataque como el que nos despojó de nuestro Santuario.

 

-¿Y qué van a hacer?-preguntó la voz de Odín a través de la Armadura que portaba Jango.

 

-Acciones de Guerrilla.-respondió Saga.-Nos prepararemos para el asalto final hacia el Olimpo. Nuestros hombres así como los Caballeros Negros están ansiosos por luchar.

 

-Ya lo creo.-respondió Jango rascándose la nariz.

 

-Suerte para todos.-les deseo Hilda.

 

-Y para cuando llegue el momento, el Mar luchará al lado del Santuario y Asgard.-afirmó Poseidón.

 

Dohko, Arles y Atenea asintieron.

 

-Hasta aquí por hoy, seguiremos en contacto.-dijo el Patriarca.-Dohko, cambio y fuera.

 

Y dicho eso, Dohko desapareció. Atenea le siguió, luego Arles y Saga. Poseidón también se marchó junto a Hilda, Jango y los demás. Tan solo quedaron Albiore y Aioros.

 

-Escuché que fue una batalla movida.-le dijo Aioros a Albiore.

 

-Pero yo estaba al mando, no había nada que temer.-respondió Albiore.

 

Ambos rieron por un momento debido a este estúpido comentario.

 

-Por cierto, buen trabajo.-dijo Aioros.-Aliarnos con Poseidón e Hilda. Una alianza así parecía ser imposible.

 

-Gracias flaco pero no lo hice todo yo.-respondió Albiore sonriendo.-Tuvimos suerte, es como si todos los bandos también querían unirse después de todo.

 

-Tal vez si ganamos esta guerra podamos gozar de una larga paz.-observó Aioros.

 

-Pero por ahora a romperles el ort@ a todos estos hdp.-dijo Albiore crujiendo los puños.

 

-Exacto.-respondió Aioros.-Hasta la próxima, amigo mío.

 

Una vez dicho esto, Aioros desapareció dejando solo a Albiore en ese lugar. Pronto el espacio desapareció y regresó al salón principal del Palacio del Valhalla. Asgard ya había sido reconstruida casi por completo, quedaban quizás dos docenas de edificios por reparar y algunos puentes, fuera de esto ya se encontraba en perfectas condiciones. Los muros no habían sido retirados y todavía eran vigilados celosamente por los guardias asignados a estos.

 

Albiore caminó por el salón, todos los demás se encontraban alrededor de un gran mapa depositado sobre una mesa de madera. Los planos de Asgard ya habían sido retirados, en su lugar estaba un mapamundi en el cual habían marcado aquellas zonas conquistadas por los Ángeles o más bien por el ejército del Olimpo.

 

-Si bien la ciudad de Berlín fue completamente destruida en la Tercera Guerra Mundial...-explicaba Hilda.-El resto de Alemania se encuentra en perfectas condiciones.

 

-Por alguna razón hay mucho movimiento de los Ángeles por esta zona.-afirmó Siegfried señalando el sur de Alemania.

 

-Por esa zona está el Castillo Heinstein.-dijo Poseidón.-También conocido como la Entrada al Inframundo gobernada por mi hermano mayor, Hades.

 

-Si mal no recuerdo, Hades le declaró la guerra a Zeus.-dijo Cristal.

 

-Comenzó el asedio al Inframundo.-observó Rafaelo.-Sin ayuda lo más probable es que sean derrotados.

 

-No lo creo.-dijo Poseidón.-Mi hermano menor Zeus le tiene miedo a Hades ya que este no está solo, se encuentra acompañado de Perséfone y de los dioses Gemelos. Y su ejército de Estrellas Malignas así como de esqueletos darán la vida por protegerlo.

 

-¿Crees que podamos aliarnos a Hades también?-preguntó Albiore acercándose.

 

-Ya lo intentaron y fracasaron.-dijo Poseidón.-Mi hermano es muy testarudo y orgulloso.

 

-Eso ya lo escuché.-respondió Albiore colocándose gafas de sol.-No perderemos nada con intentarlo.

 

-Ese es nuestro Albiore.-dijo Rafaelo riéndose.

 

Rafaelo de Junini, el Caballero de Cristal y Jango de Odín se reunieron con Albiore.

 

-Resistiremos hasta entonces.-dijo Hilda.-Ustedes hagan lo que tengan que hacer.-Y ya se estaban marchando hasta que Hilda los llamó.-Oye tú, Jango.-le dijo al Caballero Negro.-Devuelve esa Armadura.

 

Jango se vio en aprietos debido a que ya se había encariñado con tal protección, sin embargo la voz de Odín habló otra vez.

 

-Iré con ellos.-afirmó Odín imponente mente.-Alguien tiene que cuidarles las espaldas.

 

-En ese caso cuida bien de la Armadura.-le dijo Hilda a Jango quién asintió aliviado.

 

...

 

La Aryan Knight había aterrizado en frente de la ciudad de Asgard, solo bastó con un mensaje de Cristal para que esta regresara a Asgard. Tal parece que la tripulación de la nave se había tomado unas vacaciones tropicales por orden del Sub-Oficial al mando, Macairo. Jango casi le corta la cabeza con su espada al enterarse de esto ya que "arriesgaron sus traseros en Asgard mientras esos hdp brindaban".

 

Los cuatro Caballeros fueron despedidos con todos los honores por la gente de Asgard quienes salieron de sus casas para saludarlos, prometerles su apoyo y desearles suerte.

 

-Solo hace falta una alfombra roja y me siento actor de cine.-dijo Rafaelo mientras saludaba a toda la gente. Sus dientes amarillos quedaron al descubierto con sus sonrisas (y la gente gritaba de alegría al verlas).

 

Salieron de Asgard por la puerta principal hacia la Aryan Knigt. Ya en el camino los alcanzó un dios Guerrero.

 

-¡Espérenme!-gritaba. Los Caballeros se percataron rápidamente de que se trataba de Bud de Mizar Zeta.-Voy con ustedes.-afirmó.

 

-¿No querías defender Asgard?-preguntó Albiore.

 

-Firmando una alianza con Hades será la mejor manera de proteger a mi tierra.-afirmó Bud.

 

-Entonces estas de vuelta.-respondió Albiore mientras ambos estrechaban la mano.

 

Ya estaban por marchase definitivamente hasta que aparecieron Kanon y Krishna.

 

-Albiore.-llamó Kanon.-El Señor Poseidón me ordenó que te lleves al nigga.

 

-¿Porqué viene con nosotros?-preguntó Cristal.

 

-Te llevas a un dios Guerrero, Poseidón también quería que un General Marina representara al Mar.-respondió Krishna.

 

Aunque era una sorpresa la ayuda de ese "nuevo compañero", Krishna fue bien recibido por el grupo (incluso por Bud).

 

-Bienvenido a la tripulación.-dijo Albiore finalmente.

 

Albiore de Cefeo, el Caballero de Cristal, Rafaelo de Junini, Jango de Odín, Bud de Mizar Zeta y Krishna de Crisaor. Los seis entraron a la Aryan Knight y se dirigieron a su próxima misión: Conseguir la Alianza con Hades para salvar a la Tierra ¡Buena suerte tripulación de la Aryan Knight! Ahora tengo que volver a mis labores antes de que se den cuenta que hago de narrador ¡Enciendan esta maldita nave!


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Fanfic parodia: "Saint Effect"

Parte 1: La Misión Suicida Parte 2: El Regreso de Zeus


Parte 3: El Capítulo Final (Aún no escrito)


#4 Ivan de Virgo

Ivan de Virgo

    El Caballlero Dorado Legendario de Virgo

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Posted 13 July 2017 - 17:10 pm

                                          1.

Infancia

 

Capítulo 1: El inicio

 

 

 

- Los Ángeles, California –

          

En la Reserva Nacional de Santa Mónica, cerca de la ciudad de L.A se había producido una fuerte explosión acabando con casi el 70% de la vegetación del lugar, sin embargo dicha explosión no fue producida por la madre naturaleza sino lo que sucedía era que una pareja de esposos estaba corriendo y detrás de ella se encontraba una chica portando un báculo y destruyendo todo a su paso incluyendo personas.

 

 

-  ¡Ese niño ha sido destinado a ser el nuevo Rey de este Universo, así que quiero que me lo entreguen ahora mismo! – Exclamó – Yo soy la Diosa de la Destrucción, Vados.

 

 

- Ivanich, después de todo nos encontró, debemos llegar hasta la cabaña – Dijo la mujer

 

 

- No te preocupes, lo lograremos si utilizamos nuestras armaduras, Doveline – Respondió – No dejaré que Vados se lleve a nuestro hijo Iván.

 

 

- ¡ARMADURA DORADA! – Gritó la pareja

   

 

 

        Ivanich y Doveline eran caballeros dorados de otra dimensión que llegaron a la Tierra tratando de escapar de la diosa Vados quien intentaba llevarse al bebé Iván ya que según ella era el nuevo Dios de la Destrucción. Las armaduras doradas envolvieron a la pareja demostrando que eran caballeros dorados.

 

- ¡IVANICH DE VIRGO! ¡DOVELINE DE PISCIS! Nunca podrán derrotarme y jamás escaparán de mí.

 

 

“Rosas Pirañas”

         

 

 

  Doveline lanzó varias rosas negras hacia la diosa sin embargo la deidad elevó su palma y dichas rosas fueron destruidas al instante, luego Ivanich preparó una bola oscura, no obstante Vados realizó lo mismo y detuvo el ataque provocando una gran explosión cegándola por la niebla y el fuego que se formaba.

 

 

- Unos simples humanos no podrán hacerme retroceder.

          

Vados elevó su báculo creando una esfera brillante de cosmos, al lanzarla Ivanich y Doveline crearon barreras protectoras pero fue inútil ya que el ataque les dio de lleno, ante eso la Diosa de la Destrucción tomó la delantera y finalmente llegó a casa de la familia: Una cabaña en medio del bosque. La deidad destruyó el techo y vio a una niña de 5 años cargando al bebé que tanto deseaba.

 

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- Así que ese es el niño que estaba buscando, sin embargo esa niña está estorbando – Pensó Vados– Por el momento eso no importa.

          

 

Vados materializó una esfera negra, al soltarla dicha esfera entró en el cuerpo del bebé sin que la niña se diera cuenta.

 

 

- Desde ahora ese bebé tiene un lado maligno en su interior el cuál se hará más fuerte poco a poco hasta llegar a una edad apropiada para que despierte – Pensó Vados – Ahora me lo llevaré.

          

 

La deidad descendía a tierra firme, no obstante la niña cargaba a su hermano dándole la espalda a Vados.

 

- Querida niña, necesito que me des al bebé por favor de lo contrario tendré que asesinarte – Dijo Vados amablemente

       

 

    La respiración de la niña se hizo más constante, aun así la ignoró y siguió protegiendo al bebé, ante eso Vados dio un largo suspiro y materializó una lanza la cual apuntaba al pecho de la niña.

 

- Admiro tu valentía…o quizás es estupidez pero igual morirás.

       

 

    La lanza avanzó rápidamente pero antes de que le diera a la niña, Ivanich y Doveline se pusieron delante de su hija y fueron atravesados por el pecho.

 

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- Chloe Chronicle…hija mía, por favor cuida de tu hermano Ivan y corre lo más lejos que puedas –Dijo Ivanich

 

 

- Estamos muy orgullosos de ti, mi pequeña Chloe... por favor cuida de mi pequeño Ivan –Suspiró Doveline

 

 

- ¡MALDITOS CABALLEROS DE OTRA DIMENSIÓN!

 

 

- Papá…mamá…lo siento.

         

 

  Chloe fijó su mirada en sus padres por última vez y salió corriendo con el bebé en sus manos, Vados trató de seguirla pero Ivanich y Doveline se levantaron y encendieron sus cosmos preparándose para dar el último suspiro.

 

- Doveline, morir a tu lado será un honor.

 

 

- Lo mismo digo, morir al lado de la persona que amo no tiene precio alguno.

 

 

- Parece que seguirán peleando hasta el final ¿Verdad? – Exclamó la diosa – En ese caso los eliminaré, “Esfera  Aural”

        

 

   Ambos caballeros de otra dimensión juntaron sus brazos, elevaron sus cosmos muy sincronizados y dieron su último grito de guerra.

 

“ROSAS CELESTIALES”

      

 

     Varias rosas transparentes chocaron con la enorme esfera de energía produciéndose una gran explosión cegando a Vados y poniendo fin a la vida de Ivanich y Doveline.

 

 

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- En otra parte del bosque –

     

 

      Muy asustada por lo que pasaba, Chloe agarraba a su hermanito quien apenas tenía 1 mes de nacido, pero por más que corrió fue alcanzada por Vados quien aterrizó a tierra firme pero mantenía distancia con la niña.

 

 

- Yo no tengo paciencia con los niños así que me lo das o te mato y me lo llevo ¿Cuál eliges, pequeña niñata? – Suspiró Vados

 

 

- Yo protegeré a mi hermanito de cualquiera, no importa si tengo que dar mi vida a cambio –Gritó Chloe mientras derramaba lagrimas – Eres un ser malvado ¿Por qué asesinaste a mis padres?

 

 

- Los maté porque huyeron de mí por todas las dimensiones – Respondió – Si no me lo quieres dar entonces solamente te queda morir.

          

 

Nuevamente la deidad se elevó al cielo y lanzó un gran rayo el cual se dirigía a Chloe, la niña envolvió a Ivan para que no le pase nada sin embargo en ese momento apareció un hombre neutralizando el ataque de Vados.

 

 

- Tú eres…!SHAKA DE VIRGO!

        

 

Vistiendo una armadura dorada que brillaba como el Sol, una larga cabellera rubia y unos ojos cerrados pero peligrosos, se trataba del caballero dorado Shaka de Virgo quien portaba la armadura divina de su signo.

 

 

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- ¡Ni siquiera un caballero dorado portando la armadura divina podrá derrotarme! – Exclamó

 

 

- Quizás eso sea cierto, pero mis amigos estarán aquí en cualquier momento y si nos juntamos puede que haya una oportunidad de vencerte.

        

 

   Vados cerró los ojos y comprobó que el resto de caballeros dorados de esa generación estaban dirigiéndose al punto en donde ellos estaban; si bien era la diosa más poderosa que existía, arriesgarse a pelear contra 12 hombres con poderes de un dios era algo que no estaba previsto por ella misma.

 

- Me retiraré por ahora ya que al menos ese niño vivirá y crecerá con el estado maligno en su interior, no estoy apresurada después de todo – Exclamó Vados

 

 

- ¿A qué te refieres con estado maligno? ¿Qué le hiciste al niño?

      

 

 

     Ignorando las preguntas del caballero, Vados se retiró del lugar a través de un portal dimensional que conectaba la Tierra con el planeta de los dioses de la destrucción. Shaka volteó para verificar el estado de los niños, se sorprendió mucho al sentir el aura del niño.

 

- Tiene un cosmos despreciable y asqueroso, definitivamente tiene un aura maligna dentro de él, será mejor asesinarlo para que no cause problemas en el futuro – Dijo

 

 

- ¡NO LO HAGAS!

       

 

    Sosteniendo al bebé, la pequeña Chloe se aferró fuertemente a su hermano y dándole la espalda al caballero dorado con el fin de que no toquen a Ivan.

 

- En cambio esa niña posee un cosmos extraordinario, si me la llevo puede convertirse fácilmente en mi sucesora – Dijo – Hola niña, necesito acabar con la vida del bebé ya que será un dolor de cabeza en el futuro, por otro lado tú podrás convertirte en una chica muy fuerte y dentro de algunos años podrás usar mi armadura.

 

 

- Me llamo Chloe – Respondió – Y no me interesa usar esa armadura dorada, lo que deseo es proteger a mi hermano y mantener alejado a seres malvados como tú.

 

 

- En ese caso no me dejas opción, asesinaré al niño y te llevaré al santuario donde podrás hacerte muy fuerte.

       

 

    El caballero dorado se acercaba a Chloe e Ivan sin ninguna intención de mostrar piedad ante el bebé, sin embargo una voz se escuchó a lo lejos.

 

 

- Ni siquiera lo intentes.

          

 

Era una voz de una mujer quien llegó en el momento indicado, su nombre era Natsumi y ella lucía un vestido astral con una cara tan hermosa que puede llamar la atención de cualquiera, con solo ver esos ojos tan brillantes como esmeraldas y ese largo y sedoso cabello brillante del mismo color, junto con un sombrero con la punta doblada hacia atrás con un adorno de una esmeralda pulida y unas alas de murciélago, cautiva la atención de cualquiera en un instante, pero, su rostro no es lo único que se hace notar en Natsumi, ya que, acompañando ese delicado rostro, un traje semi-transparente de color opaco junto con unos adornos de estrellas brillantes cubre todo su cuerpo.

 

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- ¿Quién eres tú, acaso tienes algo que ver con este niño? – Preguntó Shaka frunciendo ligeramente el ceño

 

 

- Tengo la misión de cuidarlo hasta que se convierta en tu sucesor – Respondió –  Soy Natsumi y pertenezco a una raza guerrera llamada Espíritus.

 

 

- Entonces, Espíritu tienes que saber que este niño ha sido maldecido por una diosa y ahora esparce un cosmos maligno, debes hacer algo al respecto – Dijo – Aunque ni creas que ese sucio bebé portará mi armadura.

 

 

- Guiaré al pequeño Ivan para siempre, yo me haré cargo de él y no dejaré que nadie le toque un solo cabello – Sentenció Natsumi

 

 

- En ese caso me llevaré a la niña y la convertiré en mi sucesora.

       

    Chloe miraba asombrada la conversación que tenían Shaka y Natsumi, en un movimiento rápido Chloe fue noqueada en el cuello por el caballero dorado y fue llevada en brazos por el mismo mientras que Natsumi se alejó con el bebé Ivan.

 

 

- Yo te cuidaré siempre, mi pequeño Ivan.

           Después de unos minutos el Espíritu salió del bosque, ya fuera del lugar una chica de cabello carmesí la esperaba mirando la noche estrellada que se percibía en el cielo norteamericano. La chica se llamaba Rias Gremory y era la princesa demonio del Universo 8.

 

 

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- Demoraste mucho Natsumi, aunque veo que encontraste al niño – Dijo suspirando – Te ayudaré a criarlo ya que lo prometí desde que éramos unas niñas.

 

 

- Gracias, vieja amiga

 

 

- ¿De seguro que lo podremos hacer? Ese niño está maldecido, aún con todo mi poder que emplearé en él no podré sanarlo – Dijo Rias

 

 

- Tranquila, encontraremos la forma de sanarlo; lo que quiero es que lleve una vida normal y se divierta como los otros niños.

     

 

      Diciendo esas palabras Natsumi y Rias se llevaron al pequeño Ivan para criarlo y buscar la manera de sanar ese lado maligno que le fue insertado por la diosa de la Destrucción.


Edited by Ivan de Virgo, 13 July 2017 - 17:10 pm.

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Posted 23 July 2017 - 10:16 am

 
 
 
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