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Historias de Guerra

Guerras WW1 Francia

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13 respuestas a este tema

#1 Dbicho

Dbicho

    El Lag nos hace violentos, los videojuegos no.

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Publicado 02 mayo 2017 - 10:18

Buenas a todos, como verán soy nuevo aun en el foro y me faltan aun muchas cosas por aprender y foros que visitar, en fin mucho rodeo.

 

He decidido comenzar este Fanfic, al que llamare Historias de Guerra, que no estará relacionado con el universo Saint Seiya, cosa que no se si sea del agrado de muchos, pero en fin aquí estará mi intento.

 

Como verán todo el rollo de la tercera guerra mundial y esas cosas, me gustaría compartir esta historia por así decirlo, ambientada en la Primera guerra mundial, que fue la mas violenta y sangrienta según los historiadores. Dicho esto, el fic estaría centrado, en un joven francés que luchara en múltiples frentes de la guerra, y de como esta lo afecto, por eso tratare de darle un desarrollo mejor al personaje en cuanto a su personalidad.

 

Cabe destacar, que tratare de narrar siempre en tercera persona, por que en primera no se me da muy bien que digamos, ademas los acontecimientos históricos, ya sean las batallas ocurridas en la guerra, serán casi 100% fieles a la realidad, salvo algunos que otros sucesos que tal vez me los invente.

 

Sin mas que decir les dejare un soundtrack de Battlefield 1 (videojuego que no he jugado, pero que me encanto su banda sonora), junto a las fichas de los personajes, que ojo no serán muchos, y como verán no habrá un villano en concreto.

 

https://www.youtube....qp4OzTL&index=1

 

Me disculpan si el vídeo no se reproduce aquí, la razón es que no se como poner directamente un vídeo aquí. 

 

Continuando.

 

Personajes. 

 

Nombre :Evan Bernard Foissard Flamcourt.

Edad: 18-19

Nacionalidad: Francés

Aspecto: Cabello desmechado corto, ojos negros tez clara con algunas pecas en el rostro, lleva ropa clásica de la época.

 

Nombre: Arianne Foissard Flamcourt.

Edad: 12

Aspecto: Cabello lacio negro, tez clara y ojos marrones también con algunas pecas en el rostro, lleva también ropa clásica de la época.

 

Nombre: Colín Bernard Foissard Flamcourt.

Edad: 10

Aspecto: Cabello corto castaño, tez clara y ojos negros.

 

Nombre: Christhine Flamcourt.

Edad: 40

Aspecto: Cabello negro lacio, tez clara y ojos marrones.

 

Nombre: Colín Herbert Foissard

Edad: 45

Aspecto: Cabello negro, y ojos negros con entradas con un bigote mostacho.

 

 

Sin mas que decir, me despido y ojala que sea del agrado de todos, como siempre cualquier critica es bienvenida. Muchas Gracias a todos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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#2 Dbicho

Dbicho

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Publicado 02 mayo 2017 - 14:57

Prologo.

Una historia, narrada por un excombatiente francés de la primera guerra mundial, que lo perdió casi todo al inicio de esta.

Esta es la guerra que terminaría todas las guerras, o eso decían los periódicos al inicio de esta. Esta cruel batalla, dejo muchas historias, algunas que nunca llegaron a ser contadas, y otras que se llenaron de mucha fama.

 

Y luego esta la historia de Evan, un joven soldado que lucho junto a la tripulación del poderoso tanque británico Mark IV, voló por los cielos con la primera fuerza aérea francesa, y cabalgo por los incinerados bosques de Francia, en una desesperada lucha por defender su patria, su familia y su propia cordura.

 

¿Que harías, en una situación en donde tu arma solo tiene medio cargador, y una docena de soldados enemigos, junto a sus vehículos artillados se acercan ferozmente hacia tu posición?, o en donde quedas aturdido por los obuses de artillería, y la nube de gas verdosa que te ciega, ¿hacia donde correrías?, y también ¿serias capaz de matar a una persona a traición?. Es lo que solían preguntar los veteranos a los niños, cuando se burlaban de sus disparatadas anécdotas.

 

La Guerra te cambia, saca lo peor de ti. En el campo de batalla nadie espera que sobrevivas, ni tampoco nadie sabe que es lo que veras en el. Me dijo mi abuelo una vez.

 

Nunca, olvidare el sonido de los bombardeos de artillería, ni de las balas impactando en el suelo como si de granizo se tratare..., estar en las trincheras es estar en el infierno.

Evan Bernard Flamcourt. Excombatiente de la P.G.M


Editado por Dbicho, 03 julio 2017 - 23:40 .

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#3 Eddie Munson

Eddie Munson

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Publicado 02 mayo 2017 - 20:07

Bicho con ese color, se hace difícil leer, por el móvil, está muy opaco

                                                         #Millos #Semperfi 
                                                   OgLueU.gif


#4 Dbicho

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Publicado 02 mayo 2017 - 21:19

Ok voy  a corregirlo Gracias por avisarme


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#5 Dbicho

Dbicho

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Publicado 03 mayo 2017 - 20:44

La Historia del Abuelo.

 

(4 de Diciembre de 1975, París Francia.)

 

La historia comienza en uno de los barrios mas famosos de París, Montmartre. En el vivían la familia Flamcourt, una de las mas respetadas de la zona.

 

 

Los Flamcourt, tenían una casa similar a la de todos sus vecinos, alta de dos pisos y bastante amplia podría decirse, pero lo que mas destacaba era el pórtico, el pasamano y la escalera que estaban pintados con los colores de la bandera de Francia. Las ventanas cuadradas cubiertas distintas flores, hermoseaban aun mas el frente de la vivienda.

 

— ¡Abuelo! — gritaban varios niños desde el interior, cuando veían descender de un coche familiar, a un hombre de avanzada edad sosteniendo temblorosa mente un bastón en su mano derecha.

 

Presuroso este ni bien bajo del automóvil se acerco al pasamano de la escalerilla en el pórtico de la casa.

 

— No deberías apurarte Papá, ellos no se moverán de la casa — comento entre risas, una joven de cabello castaño, ojos marrones y una sonrisa amorosa en su rostro, que descendió del mismo vehículo, pero con varias cajas de regalos en sus manos.

 

— Llevo casi un año sin ver a mis nietos, algún día entenderás lo que se siente — respondió con un regaño el anciano.

 

La mujer no dijo nada mas y se acerco hasta la puerta para abrirla, pero antes de poner siquiera su mano en el picaporte, dos pequeños una niña y un niño de entre ocho y nueve años, salieron como rayos, para saludar a su querido abuelo.

 

— ¡Abuelo, Evan te extrañamos mucho, ya no te vayas! — gritaron casi al unisono, — Jajaja... mas despacio, no salten sobre mi, que puedo romperme algún hueso — comento este mientras se agachaba para abrazar a sus nietos.

 

— ¿Por que no vas a saludar al Abuelo? —pregunto, la mujer desde la puerta, observando a un joven de entre quince y diez y seis años, con el cabello castaño y algunas pecas en el rostro.

 

Este se encontraba mirando, con una cara de puchero y con los brazos cruzados.

— ¿Mamá... tengo que? — respondió este de forma grosera. La mujer lo miro con ira y este salio a recibir al anciano.

 

— Hola Abuelo — dijo casi sin animo y con la mirada distraída, — ¡Oh Jean!, has crecido mucho ¿como has estado? — pregunto su abuelo mientras se levantaba del piso y trataba de no caerse, pues los dos niños se aferraban a sus piernas.

 

— Bien supongo, ¿quieres que traiga tus maletas?— dijo sin ánimos y con las manos en los bolsillos, el hombre le dijo que si mientras alzaba entre sus brazos a la pequeña y la hacia reír con gestos y otras cosas graciosas.

 

Una vez que ya habían desempacado, se acomodaron en la sala principal de la casa, a tomar café y te amargo. — Cuéntenme ¿que hicieron durante el verano? — pregunto ansioso el abuelo, mientras que los dos niños se sentaban en el piso y la mujer se servia el café en una taza.

 

En la habitación, que habían preparado para su abuelo, Jean desempacaba sus pertenencias una a una, guardaba la ropa en el armario, y colocaba las fotos y otros recuerdos sobre la mesa de luz y en la cama para luego buscar donde ponerlas.

 

Siguió así por unos minutos, hasta que se topo con algo con un ligero brillo que le llamo la atención. La cosa en cuestión estaba cubierta por varios trozos de papel y tenia un diseño circular, casi tan grande como su palma.

 

Comenzó entonces a quitar los pedazos de papel que lo cubrían, y cuando lo dejo al descubierto, noto que estaba un poco sucia, la limpio y observo que tenia grabado en el, el rostro de un soldado sosteniendo una espada.

 

Al girar lo que obviamente era una medalla, noto que tenia algo pegado atrás, lo saco con extrema precaución, para no romperlo, lo extendio y era lo que quedaba de la tela que sostenía la medalla, pero todavía tenia la inscripción « Engagé Volontaire ».

 

— Esto es del ejercito francés, pero nunca había visto una medalla así, en donde lo habrá conseguido — pensó un confundido.

 

La tarde cayo rápidamente, y con el una fuerte tormenta que parecía que no amainaría hasta el día siguiente, razón por la cual los niños se fueron a la cama mas temprano y el abuelo se quedo solo en la sala.

 

El joven Jean aprovecho entonces para preguntarle a su abuelo, que se encontraba sentado en el sillón con la mirada fija en la ventana.

 

— Abuelo.. quisiera hacerte una pregunta —dijo mientras se sentaba frente a el.

 

— Dime, pregunta lo que quieras — respondió rascándose la cabeza.

 

— Encontré esto entre tus cosas — dijo sacando del bolsillo la medalla, — ¿Abuelo, tu luchaste en alguna guerra? — Añadió con un tono curioso.

 

Evan desvió la mirada hacia la ventana nuevamente, y con un suspiro largo comento con una voz que parecía que se iba a romper en cualquier momento.

 

— Jean, hijo no pensé que esa medalla estuviera aun entre mis cosas, y si yo luche en la Primera Guerra Mundial, pero es algo que ya no quiero recordar —

 

Un silencio incomodo, se formo en la sala mientras que el joven manoseaba la medalla, hasta que se atrevió a preguntar nuevamente.

 

— ¿Abuelo por que no quieres hablar de tu paso por la guerra? —

 

El hombre, entonces hizo un gesto de desaprobación con el rostro, que estaba apunto de romper en llanto.

 

— No sabes el infierno que tuvimos que pasar — respondió mientras apretaba sus manos entre si de forma temblorosa.

 

 

— ¿Por que no le cuentas tu historia Papá?, la misma que nos contaste a André y a mi cuando eramos mas niños — comento la madre de Jean que se encontraba en la entrada a la sala.

 

— ¿De que historia hablan? — pregunto curioso el joven, observando a su abuelo que respiro profundamente, y se acomodo en el sillón.

 

— Bueno, creo que seras el ultimo miembro de la familia en escuchar mi relato — respondió con una sonrisa en el rostro, pero que en verdad ocultaba una gran tristeza.

 

Jean no entendió bien, lo que su abuelo le quiso decir, pero igual le entrego la medalla a su abuelo para que este, la observara fijamente, con ojos vidriosos.

 

— Si, aun recuerdo esa mañana... esa mañana de agosto, en la que parecía ser un día mas en nuestras sencillas vidas en Mullhouse — comento, mientras comenzaba a narrar.

 

( 4 de agosto de 1914. Mulhouse Francia)

 

La pequeña, pero ruidosa ciudad francesa de Mulhouse, y digo ruidosa por que desde muy temprano, ya se escuchaban el andar de los caballos, el griterío de los que ofrecían los periódicos y el transitar de los primeros vehículos, lo que hacia muy difícil poder seguir durmiendo desde las cinco de la mañana.

 

Y en una de las casas mas pequeñas de la ciudad, la familia Flamcourt, iniciaba ya sus actividades cerca de las cinco y media de la mañana, el mayor de todos era Evan Bernard Flamcourt, que tenia el pelo negro corto y unos ojos café.

 

El se encontraba ayudando a su padre Herbert a llevar la leche de las vacas hasta el centro de la ciudad para poder venderlas. Cargaron entonces el carromato y lo engancharon a los dos caballos.

 

Por el camino, Evan escucho a uno de los niños que vendían los periódicos gritar a todo pulmón — ¡Extra, Extra... la Guerra Se Acerca, el Imperio Alemán se alía con el Imperio Austro-Húngaro! —.

 

Aunque el se preocupaba, por el posible estallido de la guerra su padre lo tranquilizaba diciéndole que el Imperio Alemán, no los atacaría pues no se atreverían a atacar a un país mas grande que el de ellos o que no veían a Francia como una amenaza o con otras respuestas que comenzaban a ser simplemente un intento de desviar la conversación.

 

Antes de que llegaran a su destino, Evan comento nervioso.

 

— Hace varios días, cuando fui a hacer pastar a las vacas cerca del Rio Rin vi a varios soldados del Imperio Alemán movilizándose del otro lado —, su padre no dijo nada pero demostraba un cierto grado de nerviosismo en la forma que sostenía las cuerdas de los

caballos.

 

El día paso tranquilamente, y mientras caía la noche el joven Evan, tenia la mirada fija en dirección al Rio Rin, pero luego el sueño pudo mas y se quedo dormido.

 

Un fuerte zumbido lo despertó en la noche, y casi temeroso observo desde su ventana en todas direcciones sin poder ver nada. La luna llena brillaba en la noche haciendo visible algunas partes de la ciudad.

 

Cuando se quedaba dormido nuevamente, el zumbido volvió a resonar por toda su habitación, y esta vez hizo vibrar fuertemente la ventana.

 

— Que demonios es eso — pensó, mientras intentaba buscar en la claridad de la noche, a lo que sea que provocaba el zumbido.

 

Pero como no logro ver absolutamente nada, se quedo dormido nuevamente.

 

A la mañana, el sonido de numerosos cascos de caballos, marchando lo despertó a el y a su familia, se incorporo de su cama y noto entonces atravez de la ventana que los que marchaban eran la mismísima Caballería Francesa.

— ¡Son cientos! — pensó, — ¡Mamá, Papá, rápido la Caballería, esta marchando hacia la ciudad! — exclamo mientras, se cambiaba la ropa y se colocaba los zapatos.

 

Salio entonces afuera, a observar mejor y a preguntarles que estaba sucediendo, y uno de los soldados le respondió.

 

— Nos enviaron hasta aquí niño, eso es todo lo que sabemos — mientras se alejaba a galope lento, después de un instante pasaron carromatos con mas soldados, y otros cargados de armamento y munición.

 

—¡Evan, entra a la casa inmediatamente! — grito desesperada su madre desde la puerta, pero este hacia caso omiso a lo que su madre decía, y después de varios minutos la larga caravana de carromatos y jinetes llego a su fin.

 

—¿Acaso, ellos se preparan para la guerra? — pensó, mientras que su padre lo estiraba del brazo y lo introducía al interior de la casa, — ¡Estas loco para salir así de esa manera! — le regaño su padre, — podrían haber pensado que eras un ladrón, ¿que hubieras hecho si creían eso? — añadió su madre, mientras que sus dos hermanos miraban por la ventana curiosos.

 

— No paso nada de eso, ademas es extraño que la Caballería, este por esta zona, ademas ustedes no notaron un extraño zumbido anoche — indico Evan un tanto molesto.

 

— No nos cambies de tema, por haber salido de esa manera y desobedecido a tu madre estas castigado muchacho, da igual que tengas diez y ocho años, mientras estés bajo este techo...— Si, si ya se debo obedecer lo que digan, ya lo se — interrumpió Evan a su padre.

 

— Muy bien, ahora los próximos tres días seras tu el que limpie los establos y alimente a los animales, ahora ven vamos a preparar el carromato — indico Herbert.

 

Evan, no dijo nada y acompaño a su padre hacia los establos, — Algo se aproxima, algo grande — pensó preocupado.

 

Y en la ciudad, el ambiente del día estaba muy agridulce, pues el arribo repentino de la caballería al pueblo, no significaba buenas noticias, todos estaban con rostros de preocupación y nerviosismo.


Editado por Dbicho, 03 julio 2017 - 23:50 .

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Publicado 05 mayo 2017 - 16:05

Te sugiero que dejes un poco mas de espaciado


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#7 Dbicho

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    El Lag nos hace violentos, los videojuegos no.

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Publicado 03 julio 2017 - 23:52

Retomare el fic dentro de poco :D


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#8 Dbicho

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Publicado 04 julio 2017 - 13:45

La Tormenta que se Avecina.

( 6 de Agosto de 1914). 

 

La presencia no solo de la caballería francesa, si no también del propio ejercito, había puesto cargado de tensión a todo el pueblo de Mulhouse. Y ante esta situación muchos ciudadanos comenzaban a alejarse de la ciudad, viajando hacia París, o Lille que se encontraba mas al norte.

 

— ¿Padre, no debemos alejarnos también nosotros? — preguntaba preocupado Evan, mientras que su padre cargaba el carromato con leche y verduras.

 

— No, no sera necesario de seguro, el ejercito esta aquí por precaución o simplemente están de paso — le respondió Herbert.

 

Mientras se acercaban al pueblo, notaban como muchas tiendas se encontraban cerradas, y solo continuaban abiertas las oficinas del telégrafo, y algunos puestos de frutas. Y justamente en esas oficinas, el niño que vendía los diarios se encontraba gritando.

 

— ¡El Imperio Alemán y el Imperio Austro-Húngaro, declaran la guerra al Imperio Ruso! —.

 

Mientras continuaban, la preocupación de Evan aumentaba, y que decir el de su padre, que aunque trataba de disimularlo, se notaba en sus ojos y en sus sudadas manos. Llegaron entonces, hasta el lugar en donde la caballería, se encontraba alistando sus armamentos y sus caballos.

 

— Esto no me gusta, padre debemos volver a la casa y empacar nuestras cosas, debemos irnos hacia París — comento el joven.

 

Su padre que ya no podía aguantar también, la tensión se que acumulaba, le respondió, — Esta bien, esta noche prepararemos todo, y partiremos al amanecer —.

 

Evan sonrió con nerviosismo, y continuaron su camino rebuscando algún que otro comercio que aun estuviera abierto.

 

— Mira, el puesto de carnes del señor Noel sigue abierta — comento el muchacho, mientras se acercaban con el carromato.

 

—Noel, amigo como has estado, traemos lo mismo de siempre ¿te quedaras con algo?— pregunto Herbert, mientras bajaba de la carreta, y abría algunas cajas con verduras.

 

— Hoy no querido amigo, aunque creo que algunos tomates no vendrían nada mal — respondió entre risas Noel, que por cierto era un poco avanzado de edad, con bigote, algunas canas, y un par de anteojos que hacían que sus ojos se vieran mas grandes atravez de ellos.

 

Evan entonces, descendió también y comenzó, a quitar los tomates mas frescos que encontraba en las cestas, y oyó entonces comentar a varios soldados que pasaban caminando cerca de ahy, — Si intentan atacar desde el Rin, nuestras defensas en el bosque podrán pararlos, no creo que lleguen al pueblo, en todo caso mañana darán la orden de desalojar el pueblo, — decía uno, — si pero, según los informes ellos nos superan en numero, yo no creo que solo con los soldados que enviaron aquí podamos contra ellos — le respondía el otro, mientras se perdían entre las calles.

 

Todo lo que ocurría y lo que escuchaba, ponía mas nervioso mas a Evan, que temblando entregaba las verduras, su padre se le acerco entonces, y le comento.

 

— Ya deja de preocuparte, entregamos todo esto y volvemos a casa, y esta misma tarde nos vamos.

 

Se marcharon cerca del medio día, en dirección a su hogar aun con medio carromato, cuando a lo lejos escucharon silbatos, similares a los que producían los trenes , y entonces percibieron un potente silbido de algo cayendo.

 

Evan levanto la mirada, al cielo al igual que su padre, buscando el objeto, cuando de pronto una inmensa explosión ocurrió casi en la entrada de la ciudad en dirección a la frontera.

 

Desesperado Herbert subió al carromato junto con Evan, y se dirigieron en dirección a su hogar, mientras escuchaban mas silbatos, desde la ciudad y otros mas a lo lejos.

 

Ahora comprendían que eran los silbatos, eran los soldados los que las hacían sonar, para dar aviso a otras unidades para que avancen.

 

— Papa, hay que apresurarnos — comentaba Evan, a la vez que observaba con temor, hacia las colinas del este, en dirección al Rio Rin.

 

Ellos se dirigieron hacia el sur que es en donde se encontraba su hogar un poco apartado del pueblo, y fue entonces que cuando se encontraban por llegar, observaron  que la caballería y el ejercito ya se encontraban en su casa. Estos se encontraban alzando a su madre, y sus hermanos a varios carromatos, en donde se encontraban también mas personas, la mayoría ancianos, niños y mujeres.

 

— ¡Hey, que están haciendo! — gritaba Herbert, lanzándose casi de la carreta, justo cuando varios jinetes le cortaban el paso. Detuvieron entonces su móvil, y los soldados los bajaron de este.

 

— ¡Ustedes no, solo mujeres, niños, y ancianos, se irán, el resto se quedara aquí! — Decía uno de los soldados, que obviamente era el que tenia mas rango entre todos, puesto que portaba varias insignias en el pecho.

 

Se escucharon, entonces varias explosiones mas cerca del pueblo, algunas tan ruidosas, que no dejaban escuchar lo que el soldado decía.

 

— ¡¿Que, no nos pueden hacer esto!? — gritaba Evan, mientras intentaba acercarse al carromato en donde se encontraba su madre y sus dos hermanos, — ¡Mamá!..., esperen suéltenme — gritaba mientras los soldados lo sostenían, y la carreta se alejaba junto a las demás.

 

— ¡Evan!, ¡Herbert!— gritaba la madre, mientras que el joven golpeaba a unos soldados, y su padre forcejeaba con otros. Pero ellos no eran los únicos, también se encontraban otras personas, muchos de ellos eran jóvenes de entre diez y ocho a veinte años, que fueron seleccionados y algunos adultos que no superaban los cuarenta años.

 

— ¡Silencio, todos! — exclamaba el sargento, que era el que tenia las medallas, pero nadie hacia caso, todos se quejaban casi a gritos, cuando otra explosión ocurrió esta vez casi en la ciudad.

 

— ¡Silencio, he dicho! — dijo esta vez disparando su rifle al cielo, y en ese instante todos voltearon la mirada hacia el y con rostros de furia comenzaron algunos a insultarlo, — Lo que sabemos es que el Imperio Alemán, le declaro la guerra al Imperio Ruso, pero también nos la declararon a nosotros, por eso fuimos enviados a la frontera junto a la caballería, para detener cualquier intento de avance, por desgracia los que vinimos fuimos muy pocos, por eso tuvimos que dejarlos aquí, ahora serán separados en grupos de cinco junto a un instructor de tiro, que les enseñara rápidamente a disparar, y luego formaremos defensas alrededor de la ciudad para evitar que avancen, si es que ya cruzaron el Rin — proclamaba, mientras otros soldados comenzaban a dividirlos.

 

Evan fue separado de su padre, y enviado a un grupo junto a otros jóvenes, en donde un muchacho un poco mayor que ellos les enseño como sostener un arma y dispararla.

 

— ¿Como llegamos a esto? — pensaba asustado Evan, que ni siquiera prestaba atención.

 

La tarde cayo, y con el una tenue llovizna que paro en la noche, dando paso a una espectacular luna llena.

 

Cerca de la media noche Evan y otros dos jóvenes, fueron enviados a patrullar, en caballo, la zona de la entrada de la ciudad, cerca de donde los proyectiles cayeron. — ¿Por que a nosotros los jóvenes?, ¿por que no van los veteranos? — pensaba mientras cabalgaba junto a sus compañeros, iluminados por la luna.

 

— ¿Como te llamas? — pregunto uno de ellos, observando a Evan, — Evan Flamcourt, ¿y ustedes, no los conozco no son de Mulhouse verdad?— respondió este, — Así es, yo soy Jan-Pierre Dumot, y soy de mas hacia el sur, de un pequeño pueblo en Linsdorf — respondió el muchacho de piel clara, cabello rubio y ojos celestes.

 

— Yo, soy de Gran Bretaña, Will Sullivan, mucho gusto — dijo el otro con cabello negro y ojos negros, — Saben disparar verdad, por que francamente yo no preste mucha atención — Indico Evan.

 

— No te preocupes no dispararemos a nadie, nuestras ordenes son de patrullar, y si vemos algo fuera de lo normal, debemos informar inmediatamente — le respondió Jan, — ¿Y saben que eran esas cosas que explotaron esta mañana? — pregunto el muchacho de Mulhouse.

 

— Eran cañones de asedio, normalmente no tienen mucho alcance, lo que significa que cruzaron la frontera y están en algún lugar de este bosque — Indico Will.

 

Continuaron, cabalgando sin encontrar nada, aunque en verdad no se alejaron mucho de la ciudad. Al regresar se encontraron a la mayoría de los soldados montando guardias, y creando nidos de ametralladoras en algunos tejados y ventanas de las casas, también observo a algunos preparando varios cañones en esquinas, en donde las calles formaban los famosos cuellos de botella.

 

Al llegar, a la plaza central desmontaron a los caballos, y escucharon acercarse a otro.

 

— ¿Ustedes, son los que estarán bajo mi cargo? — Dijo el hombre, sobre el caballo, este tenia el cabello negro cortado al estilo militar, llevaba puesto una placa metálica en el pecho, a modo de chaleco antibalas y un sable enfundado en el lado izquierdo del caballo, — Si es así, sera mejor, que se equipen, igual que yo — Añadió, mientras desmontaba.

 

Durante la noche, ese hombre, les enseño a disparar los fusiles de la caballería, así como también disparar desde el caballo y a recargar. Y esa noche, pudo sentirse una gran presión en el ambiente como cuando una tormenta esta apunto de desatarse, y todos los soldados lo sabían.

 

Unas horas antes del amanecer, Evan fue junto a su padre, que se encontraba con otro grupo, en un nido de ametralladoras cerca de la entrada al pueblo.

 

— Discúlpame, hijo si hubiéramos salido mucho antes — Dijo Herbert, que ahora tenia las vestimentas del ejercito Francés, — Ya de que sirve disculparse, ahora vengo a despedirme Papá, cuídate mucho — Respondió con lagrimas, el joven mientras abrazaba a su padre, — Cuídate hijo, cuídate mucho, y perdóname por favor — repetía este, también con lagrimas en los ojos.

 

Con un nudo en la garganta, Evan se marcho el sitio, y se dirigió a su caballo que la nombro Ari, por su hermana Arianne, se subió en su lomo, y sostuvo el rifle entre sus manos, casi sollozando.

 

Los silbatos, sonaron entonces desde el otro lado del bosque, y con el terror en sus ojos, y con el cuerpo temblando, le ordeno a su caballo dirigirse a la plaza central de la ciudad.

 

 


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#9 zeus god king

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compa ponlo en la zona fanfic !!!! alla entra mas gente a verlo 



#10 Patriarca 8

Patriarca 8

    Miembro de honor

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Publicado 01 agosto 2017 - 11:12

muy buen Prologo--casi se siente la adrenalina


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#11 Dbicho

Dbicho

    El Lag nos hace violentos, los videojuegos no.

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Publicado 01 agosto 2017 - 13:51

compa ponlo en la zona fanfic !!!! alla entra mas gente a verlo 

Gracias!!!!, y me gustaria pero no tiene tematica de Saint Seiya, jaja lo actualizare cuando tenga tiempo.

 

muy buen Prologo--casi se siente la adrenalina

Gracias, voy a ver cuando lo actualizo!


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#12 Patriarca 8

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Publicado 01 agosto 2017 - 16:07

Deberías enumerar los capítulos


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#13 Patriarca 8

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Publicado 02 agosto 2017 - 16:59

La Historia del Abuelo.

 

Al parecer el anciano quedo un poco traumatizado por la guerra


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#14 Patriarca 8

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Publicado 03 agosto 2017 - 16:55

La Tormenta que se Avecina.

 

El padre se dio cuenta muy tarde de su error


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