SKIN © XR3X

Jump to content

* * * * * 1 votos

"Génesis. Primera parte: El nacimiento de un guerrero"


  • Por favor, entra en tu cuenta para responder
68 respuestas a este tema

#1 Peuplier

Peuplier

    Miembro de honor

  • 229 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Virgo
Desde:
Ahora sí, desde Medellín
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 30 septiembre 2009 - 09:29

GÉNESIS


PRIMERA PARTE: EL NACIMIENTO DE UN GUERRERO


ÍNDICE


I. BATALLA POR LA ARMADURA DE BRONCE
II. LA CAÍDA DE ÍCARO
III. 13 AÑOS ATRÁS
IV. LOS HIJOS DE POLYEIDOS
V. REUNIÓN EN EL HUERTO
VI. LA DESTRUCCIÓN DE ALEION
VII. DESCENSO A LA CISTERNA
VIII. ALAS DORADAS
IX. TRES HUÉRFANOS
X. PORTAL AL INFRAMUNDO
XI. TALENTOS
XII. CASTIGO
XIII. VISITA AL TEMPLO DE ATENEA
XIV. EL FINAL DE UNA ETAPA
XV. PROMESAS
XVI. UN GIGANTE ENTRE LOS ÁRBOLES
XVII. BIENVENIDOS AL SANTUARIO
XVIII. SEPARACIÓN
XIX. EL SANTO DE MUSCA
XX. ÁGUILAS
XXI. DECISIONES AL ATARDECER
XXII. PLÁTICA ENTRE SANTOS
XXIII. VENTISCA AL FINAL DE LA PRIMAVERA
XXIV. UNA ESPLÉNDIDA NOTICIA


También quiero recordar que he abierto un espacio para ubicar los dibujos que he hecho sobre este fic: http://saintseiyafor...showtopic=54873

Y este es un link a un lector de texto online, por si les da perecita leer ;) Lector de texto online

___ ___ ___


I.


BATALLA POR LA ARMADURA DE BRONCE


Bajo el caluroso sol de medio día y un cielo más azul que el de la era mitológica, todos los habitantes de la ciudad Griega Pirene, famosa por sus cálidas y hermosas fuentes y sus verdes prados, se acercaron a observar el duelo entre los aspirantes a Santo de Atenea. Era un gran suceso para la ciudad, ya que los dos guerreros no eran nada más ni nada menos que dos de los huérfanos del palacio del señor Polyeidos, un noble de gran renombre en la ciudad, famoso por sus opulentas propiedades. Desde lejos del lugar donde se llevaba a cabo la batalla, se escuchaban los golpes de espada sin filo de los combatientes, un rechinar de hierro que sobrevolaba el ruido de la muchedumbre que murmuraba y gritaba de emoción por presenciar el duelo.

A pesar de que la lucha era entre dos oponentes muy diferentes, quizás de apariencias opuestas, no daba señas de terminar pronto, y ya había comenzado una hora atrás. Ambos oponentes luchaban apasionadamente por aquel objeto que creían daba propósito a sus vidas y al largo entrenamiento que llevaron por casi trece años: una armadura de bronce. Los dos tenían 18 años, y esta era la batalla que decidiría si se convertían en Santos de la diosa Atenea o si no habían entrenado lo suficiente para este día. Uno de ellos era muy alto, casi un gigante, de cabellera negra, larga y despeinada, y barba incipiente, y su cuerpo, musculoso y lleno de cicatrices, enseñaba al público y a su rival el peligroso entrenamiento que había llevado en algún lugar en los límites entre Grecia y el Norte. El otro guerrero, más bajo y de cabello castaño claro, corto y ondulado, no ostentaba un cuerpo tan bien construido, pero en su mirada había sido inculcado el fuego de la guerra, y la expresión en su cara demostraba que era un guerrero muy experimentado a pesar de su juventud.

A excepción de unos cuantos, nadie en el público sabía que ambos guerreros habían sido entrenados por verdaderos Santos de Atenea, hombres excepcionales, capaces de hacer temblar la tierra con sus golpes y de hacer hervir el agua y agitar el aire con el calor de su sangre. Los Santos de Atenea, héroes entre los soldados y leyendas para el pueblo, se diferenciaban del resto de individuos que hacían parte del ejército Ateniense por su lealtad, fe, y amor a la diosa de la guerra y la sabiduría; por el conocimiento de la naturaleza de su propio poder; y porque portaban las armaduras de Atenea, moldeadas con polvo de estrellas desde la Era Mitológica y representando las antiguas constelaciones que surcaban el cielo nocturno desde antes que los Olímpicos abandonaran Gea. Obtener una de estas armaduras, resguardada desde hacía muchos años en Pirene, era el sueño de ambos jóvenes que, luego de comprobar sus talentos con espadas y sin ningún resultado que desequilibrara la balanza de la lucha, se disponían a combatir cuerpo a cuerpo.

-DELÍADES: Reconozco que tus habilidades de espadachín son sorprendentes, amigo Beler. ¡Qué lástima que ahora este encuentro vaya a terminar!

-BELER: No estés tan seguro de eso. Recuerda que confiarse demasiado puede acarrear sorpresas desagradables.

-DELÍADES: (Sonriendo) ¿Qué acaso no recuerdas nuestro entrenamiento en el Santuario con Aldebarán? Nunca pudiste vencerme cuando luchábamos cuerpo a cuerpo. ¡Siempre fui más fuerte que tú!

-BELER: (Sonriendo también) Tienes razón. Pero en aquella época sólo estábamos comenzando nuestro camino. Ni yo sé qué tipo de entrenamiento has tenido tú en el Norte, ni tú sabes las situaciones que he experimentado en mi entrenamiento. Entonces mejor cállate y atácame con tu sobrevalorada fuerza bruta.

-DELÍADES: Conque sobrevalorada… ¡Ya verás!

La respuesta de Beler a las palabras confiadas de su gigantesco oponente obedecía a la información que poseía sobre Delíades. Ambos habían contado con el entrenamiento de Santos de Atenea, pero mientras que Delíades había sido instruido por un Santo de Plata, Beler había contado con un Santo de Oro como su tutor, y en su mente esto le significaba una gran ventaja ya que se decía que los Santos de Oro eran la élite del Santuario, los más fuertes entre los Santos.

Delíades fue el primero en atacar con sus musculosos brazos, tratando de dar un golpe fulminante en la cara de Beler, quien brilló y emocionó al público por su rapidez al esquivar los primeros golpes de su amigo de la infancia. Sin embargo, Delíades no respiró ni por un instante y continuó con sus potentes golpes, incrementando su velocidad y poniendo en graves aprietos a Beler, quien al verse al frente del puño de su oponente no pudo hacer más que cubrirse con el escudo de cuero y madera que portaba en el brazo izquierdo. El poderoso golpe de Delíades hizo añicos el pequeño escudo y lanzó a Beler al otro lado del cuadrilátero, dejando atónitos y en silencio a los espectadores. Beler, que aun no reaccionaba, fue sorprendido por el pié izquierdo de su oponente que se disponía a pisarle la cabeza con todo su peso. Con el brazo izquierdo, aun adolorido por el golpe de Delíades, se cubrió la cara e intentaba impedir con mucho esfuerzo el pisotón de gigante. Era un déjà vu, algo que ya había ocurrido en la época en que ambos entrenaban en el Santuario de Atenea bajo la tutela de Aldebarán, otro guerrero gigante que los había instruido en la lucha cuerpo a cuerpo.

Los recuerdos de la adolescencia de Beler eran traídos a su mente por este pisotón, escena que se había repetido varias veces bajo un sol de medio día en un cuadrilátero igual de polvoriento que en el que ahora se encontraban. Sin embargo ahora no estaba Aldebarán para ordenarle a Delíades que cesara su ataque. La tierra bajo la espalda y cabeza de Beler comenzaba a crujir, y su cuerpo comenzaba a hundirse bajo el peso singular de Delíades, quien, al igual que Beler, recordaba su entrenamiento en el Santuario de Atenea y sentía que, como en aquella época, ya tenía la victoria asegurada y sería el portador de la armadura ateniense. Toda la energía y la sangre de su cuerpo estaban concentradas en ese pisotón. Fue una situación que comenzaba a durar más de cinco minutos, pero que para ambos guerreros fue una eternidad sumergidos en los recuerdos del inicio de su entrenamiento para ser Santos Atenienses.

La mirada y las gotas de sudor de Delíades caían sobre la cara de Beler, quien intentaba concentrar su fuerza en la defensa contra el pié del oponente y no tenía forma de mover otra parte de su cuerpo más que su brazo izquierdo para cubrirse. Ambos, en silencio y apretando los dientes, sentían como la vida les podría cambiar en cualquier segundo, inmóviles, con la mirada de cientos de personas atónitas que les acompañaban haciendo también silencio y a la expectativa de una conclusión. Repentinamente, este silencio fue interrumpido por el llamado de un ave, un águila que surcaba el cielo bajo el que los guerreros se encontraban luchando. El sonido de esta águila, como un golpe de suerte para Beler, interrumpió la concentración de Delíades y permitió a Beler utilizar la fuerza de su brazo derecho para asestar un puño en la pierna izquierda de su amigo. Si bien no fracturó la pierna, el golpe causó tanto daño a Delíades que Beler pudo levantarse y salir de la situación en la que se encontraba.




-DELÍADES: (Agitado) ¡Maldita águila! Si no conociera a Berenice, diría que entre los dos me han hecho trampa. Cuando acabemos con este combate agarraré a Altair cuando Berenice esté desprevenida y me la comeré con todo y plumas para que no vuelva a abrir el pico nunca más en esta vida.

-BELER: (Tomando su brazo izquierdo con su mano derecha) Sabes que no soy esa clase de hombre. Si ganaré la armadura de Pegaso, lo haré limpiamente.

-DELÍADES: (Después de escupir) Ese puño que me has dado en la pierna, no fue un puño cualquiera… me cuesta trabajo admitirlo, pero en este mismo momento me cuesta mucho estar de pié, estoy que me caigo… creo que reventaste los músculos de mi pierna.

-BELER: (Sonriendo) ¡Vamos! Sé que aun tienes mucho para dar. Debemos dar un gran espectáculo ante estas personas que esperan tanto de nosotros.

-DELÍADES: (Sonriendo burlonamente) Eso es que quieres lucirte frente a Berenice… o quizás frente a…

-BELER: (Aun sonriendo e interrumpiendo a Delíades) No bromees con eso. Si mi maestro llegara a escucharte quien sabe lo que me haría aunque fuera sólo una sospecha. Berenice y Heracles tienen una relación muy estable por si no lo sabías.

-DELÍADES: Por eso mismo. Entonces es que quieres lucirte frente a…

-BELER: ¡Ya cállate y continuemos!

Entre la multitud había una doncella muy elegante y hermosa, vestida de blanco y con joyas de oro y esmeraldas, que miraba desde la sombra de su palco especial cada detalle del duelo. A pesar de que su rostro no reflejaba lo que en verdad sentía, apretaba los dientes de la misma forma en que lo habían estado haciendo Delíades y Beler durante la escena del pisotón. Tenía su mano izquierda sobre el cofre que contenía la armadura de bronce de Pegaso, la recompensa que su abuelo, el señor Polyeidos, había prometido al huérfano que lograra convertirse en un gran guerrero.

En total fueron cinco los niños que Polyeidos había hecho recoger para encargarse de convertirlos en los guerreros que pudieran proteger a Pirene y a Grecia, en nombre de Atenea. Beler y Delíades fueron los únicos niños de esos cinco huérfanos que lograron llegar hasta el duelo por la armadura de Pegaso, el último paso antes de ser Santos Atenienses y ciudadanos de Grecia. Ahora que su abuelo había muerto, esta hermosa doncella era la encargada de otorgar la libertad y la codiciada armadura de Pegaso a uno de los dos niños con los que ella también había pasado su infancia en Pirene.




___ ___ ___

Editado por Peuplier, 06 enero 2010 - 15:06 .


#2 Peuplier

Peuplier

    Miembro de honor

  • 229 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Virgo
Desde:
Ahora sí, desde Medellín
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 30 septiembre 2009 - 09:47

Hola a todos y todas.

He sido fan de la obra Saint Seiya desde hace mucho tiempo, desde que la veía por TV cuando estaba en 4to de primaria y tenía como 10 años (Ahora tengo 24). Admiro a Kurumada por recolectar tantos datos y plasmarlos en su obra, uno de los mejores animes para mí. Y admiro a Teshirogi, que le supo dar un rediseño a la historia de la guerra santa con Hades, hasta hacerla incluso mejor que la parte de Hades original de Kurumada (mi humilde opinión). La parte del ánime viejo que me ganó como fan de Saint Seiya es sin duda la de la limpieza del Santuario. Las sagas de Asgard y Poseidon no me gustaron mucho la verdad. Pero ahora, con la animación del Lost Canvas, mi pasión por Saint Seiya y la mitología griega renacen una vez más y me recuerdan mi niñez esperando cada Martes en la noche la emisión de un capítulo de Saint Seiya de 30 minutos.

Recuerdo que a veces soñaba con alguien llevando Saint Seiya al cine, en un Live action. Parece descabellado, pero justamente por eso es que me decidí a plasma en letras cosas que he pensado desde hace mucho tiempo, el cómo se verían unos "caballeros del zodiaco" en cine. Eso que llevo imaginando desde hace tanto tiempo es lo que aquí tienen, al menos el inicio. No es nada original, de hecho son las mismas situaciones globales, con pequeñas modificaciones en los personajes, nombres y actitudes. Siempre pensé que para que hubiera una película tendría que ser algo fresco, pero que nos guiñara el ojo hacia los personajes y situaciones que tanto nos emocionaron en el pasado.

Esto ha sido escrito sin pretenciones, para que estén prevenidos. No hay mucha originalidad, y a veces respeto poco conceptos casi canónicos, como el que los Santos no usan armas. Pero eso sí, le puse cariño al asunto, y no saben cuento quisiera poder plasmar la historiecilla al estilo comic, pero en fin, ni tengo ni desarrollé el talento para dibujar. De hecho tampoco tengo mucha experiencia escribiendo, a parte de artículos de escritura académica, que no tiene nada que ver con esto que escribí sobre Saint Seiya. También quisiera agregar imágenes para amenizar la escritura un poco (ojo, las imagenes no son mías, son traídas del internet y retocadas), pero se me hizo como difícil, y lo que menos se tiene es tiempo. Pero reviví un blog que había abierto hace algún tiempo, ahí si subí las imágenes para animar los capítulos. Este es el nombre del blog:

http://acratophorus.blogspot.com/

En fin, cualquier duda me escriben. Espero continuar agregando entradas cada semana o cada dos...

s7.gif

Editado por Peuplier, 05 diciembre 2009 - 00:06 .


#3 -GranAbel-

-GranAbel-

    Miembro de honor

  • 349 mensajes
Pais:
Argentina
Sexo:
Masculino
Signo:
Escorpion
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 30 septiembre 2009 - 10:07

Saludos peuplier y bienvenido a la comunidad de fanfickers del SNK ^^
Me gusto el primer capitulo, la apología a la batalla Casios-Seiya es claramente notable, no tienes errores de ortografía (aguante el word!! xD) y me gusta la gran cantidad de descripciones que hicviste sobre los personajes, el ambiente, etc.
Te hago una pregunta nomas... mencionaste que el entrenador de estos chicos era Aldebarán (espero que sea el que todos conocemos) quiere decir que es un caballero de ultima generación no? entonces, ¿Tan rapido se sortea ya la armadura de Pegaso? ¿Como transformaron su estado de "divina" a una armadura comun de nuevo?
Epero que estas y otras prguntas que esten rondando mi cabeza sena contestadas a lo largo del fic
Suerte y espero con ansias el capitulo 2!!

P.D.: pasate por el mio si quieres tambien, el link esta en mi firma xD

s79.gif


Sigue la ultima aventura de los caballeros de Athena!
Saint Seiya Dakkesen La gran Batalla!

#4 Peuplier

Peuplier

    Miembro de honor

  • 229 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Virgo
Desde:
Ahora sí, desde Medellín
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 30 septiembre 2009 - 10:35

Hola amigo, y gracias por comentar. No te imaginas el grado de desarrollo que tengo de las situaciones en el avenir, llevo bastante tiempo pensando en cómo darle twists y agregarle cosas a la historia del Kurumanga. Igual, no soy tan ducho en el conocimiento de Saint Seiya y la mitología griega como otros participantes de este blog (a veces me asombro con las entradas de sonic), pero quiero escribir algo interesante y fundamentado, ya que la falta de coherencia en la historia de Kurumada me parece una gran falla, un lunar en la gran historia que es.

Si te respondo las preguntas que hiciste, sería spoiler, jejeje, pero no importa. Primero te ubicaré espacialmente, para que no te desanimes leyendo la historia pensando que es incoherente con los sucesos de la original. La quise llamar Génesis porque quise plasmar justamente el nacimiento de los primeros guerreros (ya sabemos que luego habrá muchas reencarnaciones y que los personajes estarán sujetos a repetir la historia muchas veces). Dentro de la mitología de este fic, el diluvio universal apenas ocurrió unos cientos de años atrás, y los Olímpicos dejaron a Gea en manos de los humanos. La región central del mundo es Grecia, pero también se tiene en cuenta a los países nórdicos, la Atlántida en el occidente, el sur con Etiopía y Egipto, y el lejano Oriente del que no se sabe mucho. Además, las armaduras atenienses son nuevas, apenas diseñadas por los sobrevivientes de Lemuria (perdida en el diluvio universal), y aun no han sido diseñadas todas. Por lo tanto, la armadura divina de Pegaso no existe.

En el capítulo se menciona a Aldebarán, y, como sucede en el Lost Canvas, estoy contando con el supuesto de que el caballero de Tauro olvidará su nombre original para adoptar el de la estrella más brillante de la constelación del Toro. Es así que hablamos de un Aldebarán diferente, el más "Antiguo"de todos, y el primero que adoptó este nombre. Pero este hombre es sólo uno de los instructores... ¡ya verás! También encontrarás esta situación de adopción de nombres con otros Santos del Santuario (como Orfeo de Lyra y el Santo de Leo), me he dado la libertad de hacer esto ya que me parece muy pertinente (hasta los espectros de Hades lo hacen, e.g. Aiacos).

Nuevamente, gracias por leer mi fic, y ya mismo voy a tu blog. s35.gif

#5 Efebo Abel

Efebo Abel

    Miembro de honor

  • 1,942 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Masculino
Signo:
Piscis
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 30 septiembre 2009 - 12:33

Hola Peuplier,


Antes que nada FELICIDADES por la interesante idea que buscas compartirnos, muy buena por cierto, lei tu primer caitulo y con todo respeto te hago dos preguntas y te doy un comentario que esperono te incomode o te ofenda...

Pregunta 1: Como que tu primer y ultimo fic? apenas estas empezando tu brillante carrera como fiker y ya te estas dando por vencida, je je je je, es muy interesante el mundo fanfikero, te recomiendo no limitarte a un solo fic, aclaro, no significa que estes dia con dia publicanod cosas nuevas si no en un futuro cuando te nazca una nueva idea tambien seria bonito plasmarla, muchos generos, mucho personajes, muchos temas y muchas interpretaciones pueden ayudar a crear muchas historias...

Pregunta 2: ¿EN QUE TIEMPO SE UBICA LA HISTORIA?

Comentario: La historia en si es interesante, sin embargo creo que te hace falta dar un poco mas de formato al texto para que no resulte cansado o tedioso leerlo, creo que si haces parrafos mas pequeños y dinamicos la lectura de tu fic seria mas agradable, comoda y emocionante.

saludos y espero no haberte incomodado con mis ocmentarios tan directos... jejejeje
Posted Image

#6 Helena Danzig

Helena Danzig

    Black Dream

  • 898 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Femenino
Signo:
Capricornio
Desde:
Slugcult
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 30 septiembre 2009 - 13:48

Hola Peuplier
Me dejaste con ganas de leer el segundo cap de tu fic s35.gif

Solo una pregunta

¿Beler es el antepasado de Seiya? s50.gif

Saludos
s45.gif



#7 Apolo the Lightbringer

Apolo the Lightbringer

    General del Ejército Neordenado

  • 3,504 mensajes
Pais:
Chile
Sexo:
Masculino
Signo:
Geminis
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 30 septiembre 2009 - 19:57

me gusto!!

me gusta la forma en que narras, las descripciones y como enganchas a seguir leyendo.
tu estilo es bueno, el unico problema, es que tal vez es muy detallado, es como para escribir un libro, tal vez esto sea un problema, ya que en los fics uno busca algo mas dinamico y comodo de leer, como te dijo efebo abel. dices que publicaras semanalmente o cada 2 semanas. si sigues asi, terminaras el fic cuando ya todos los demas fickeros hayamos acabado y tal vez muchos ya ni estemos aqui...xD
si quieres seguir con la escritura tipo novela, me parece bien, disfrute leyendo, pero por lo menos a mi me paso que cuando quise empezar a escribir mi fic, tuve que dejar de lado tanto detalle y concentrarme mas en los hechos, asi no se han aburrido de leerme,creo... y voy publicando mas seguido para que ne pierdan el hilo.

de todas formas, te seguire leyendo y espero que la historia se vaya poniendo mejor.

=)


saludos!!
Posted Image

#8 Aquiles de Sagitario

Aquiles de Sagitario

    ┌∩┐(◕_◕)┌∩┐

  • 436 mensajes
Pais:
Uruguay
Sexo:
Masculino
Signo:
Sagitario
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 30 septiembre 2009 - 21:29

No te voy a decir mucho porque todo lo que tenía para acotar ya lo dijeron todos más arriba.
Una cosa sí, que ya dijo Efebo, es ¿En qué tiempo se ubica la historia?

Muy bueno che, en serio!! Bienvenido a la secta friki del foro XDDDD ¿Cuándo el próximo?

Salu2

PD: cómo ya lo hiciera Gran Abel, yo también voy a promocionar mi fic: "La Guerra Definitiva". Está el link en mi firma!

s78.gif
//////////////************Firma excesivamente alta****************/////////////////

#9 Peuplier

Peuplier

    Miembro de honor

  • 229 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Virgo
Desde:
Ahora sí, desde Medellín
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 01 octubre 2009 - 09:09

Bueno, muchas gracias por sus comentarios, que no me incomodan en lo absoluto. Intentaré acatarlos, aunque aquello de que debería ser menos descriptivo para darle agilidad a los eventos... la verdad me costaría trabajo. La verdad es que disfruto los detalles ;). Espero que no se aburran y tengan el tiempo de leer. Escribí que será mi único fic de Saint Seiya porque me estoy viendo mal de tiempo... pero es verdad, uno nunca sabe que pasará en el futuro. Para animarles un poco la lectura modifiqué la primera entrada agragando unas imágenes (que no son mías). ¡Ojala pudiera hacer mis propios dibujos! Quizás luego lo intente o alguien se interese por interpretar la lectura con lápices de dibujo.

En cuanto a la pregunta sobre la ubicación temporal de los eventos, lo posteé más arriba pero al parecer no estuve claro. Es, dentro de mi ficción, la antiguedad; es decir, estamos hablando de la antigua Grecia y de los primeros Santos Atenienses que pisaron la tierra para luchar por Atenea.

A Helena Yazer... eso es spoiler, jejeje, pero es algo predecible. Viene del nombre Belerofon, el hombre que cabalgó a Pegaso y quiso llegar al Olimpo.

Y, agradecido por sus gentiles comentarios, publicaré en unos minutos la continuación, que estaba esperando para la próxima semana.

Nuevamente gracias por su bienvenida y comentarios.

#10 Efebo Abel

Efebo Abel

    Miembro de honor

  • 1,942 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Masculino
Signo:
Piscis
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 01 octubre 2009 - 09:17

Oh muy bien... Gracias por aclarar esa duda, ya imagino entonces la linea temporal sobre la cual se desarrolla la historia, adelante

no te presiones por los tiempos, al contrario cuando algo te gusta vas a ver que siemrpe encuentras un poco, y a veces no precisamente que escribas si no que vas creando un espacio de tiempo...

vaaaa

veo que esta de moda promocionar fics en este, jajaja hare lo mismo... ojala y un dia se den una vuelta por los fics escritor por Rexomega, Zaktiel, Jeczman, Nira y sobre todo los mios... tengo varios minifics y uno mas esta en proceso... les invito a leer mis fics antiguos como "el Destino Sagrado" un viejo minific que se llama "el inicio de una amistad Mu VS Aldebaran" un fic que estoy escribiendo en conjunto con Nira se llama "el Retorno de Abel" y otros minific como "La boda de Milo", "Por shion y por Athena" y "¿Que pasaroa si el verdadero lucifer apareciera?" jejejeje

a ver si no me regañan por andar haciendo publicidad, jajaja

Editado por Efebo Abel, 01 octubre 2009 - 09:24 .

Posted Image

#11 Peuplier

Peuplier

    Miembro de honor

  • 229 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Virgo
Desde:
Ahora sí, desde Medellín
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 01 octubre 2009 - 09:30

Vale, promocionen sus fics. Tengo que sacar tiempo para leerlos que, al echarle un ojo al post que recolecta la cantidad de fics en este foro, me he dado cuenta que son muchísimos.

Aquí va la siguiente entrada con mucho cariño:



PRIMERA PARTE: EL NACIMENTO DE UN GUERRERO


II.


LA CAÍDA DE ÍCARO


El sol brillaba más de lo acostumbrado y el calor hacía más difícil el duelo entre los dos jóvenes. El águila que hacía unos minutos había roto la concentración de Delíades continuaba revoloteando por encima de la multitud que exigía bullosamente más golpes y más sudor. Beler sabía que en esta ocasión tendría que ser él quien atacase, ya que el golpe que hacía unos segundos le había propinado en la pierna a Delíades había hecho que el gigantesco guerrero cambiara su posición de ofensiva a defensiva. Un paso en falso y Beler le regalaría la victoria a Delíades, quien lo miraba fijamente desde el otro lado del cuadrilátero, invitándolo al ataque con su mirada y los dedos que sobresalían entre sus brazos cruzados.

Ambos arrastraban lentamente sus pies por la arena, mirándose el uno al otro, en un rodeo que comenzaba a exasperar a los espectadores. Beler pensó entonces en Heracles, y en lo avergonzado que se sentiría si lo viera en esta circunstancia de indecisión. Pero Beler no tenía corazón de león como su maestro, o al menos esos pensó en aquel instante; sólo era un joven comprobando que hacer realidad los sueños era una tarea para hombres valientes y persistentes. Fue este pensamiento lo que llenó de fuego su corazón, y se lanzó al ataque con pasos largos y rápidos, como si él mismo fuera el caballo que simbolizaba la armadura por la que luchaba. En su puño derecho concentraba el esfuerzo y el tesón con los que había entrenado por tantos años y en su mente podía visualizar como hacía añicos el escudo de su oponente, tal cual había pasado con el escudo suyo minutos atrás. Pero su oponente, a pesar de su peso y tamaño, y la pierna herida, logró esquivar el ataque.

-DELÍADES: (Sonriendo) No creas que tú eres el único que puede esquivar ataques. No soy el mismo grandulón al que todos ganaban en cuanto a velocidad en aquellos años en el Santuario.

-BELER: Veo que hiciste caso a las palabras de Aldebarán y mejoraste tu rapidez. Te confieso que estoy impresionado, te has convertido en alguien muy fuerte y rápido, y me recuerdas mucho al gran Aldebarán.

-DELÍADES: Bueno, no me adules tanto que luego me será más difícil aplastarte. Si quieres me puedes seguir alabando cuando la armadura de Pegaso esté en mi poder.

El imaginarse a Delíades portando la armadura de Pegaso generó un sentimiento de ansiedad en Beler, quien tenía muy claro que la desesperación era una de las sensaciones que debía controlar si quería ganar en un combate. Pensó en la instrucción de su maestro y tomó la posición ofensiva nuevamente. La sangre comenzaba a fluir de forma agitada por su cuerpo y su mente se enfocaba en el siguiente golpe, cuando de pronto, detrás de Delíades y muy a lo lejos, identificó entre la multitud a Berenice. ¡Cómo ignorar el rojo de su túnica y sus cabellos, aun más rojos por efecto de la luz de aquel sol incandescente de medio día!

Desde la tribuna la cara familiar de Berenice le infundió a Beler la fuerza y esperanza que necesitaba para continuar con su ataque. Llevaba su cabello trenzado como siempre lo portó en el Santuario, pero la máscara que llevaba en las batallas no cubría su blanco rostro. Su mirada estaba posada en Beler, de la misma forma en que Delíades lo tenía en la mira, intentando predecir su próximo movimiento. Beler creía que sus movimientos eran impredecibles, mas cuando se lanzó nuevamente al ataque, comprobó que no sólo fueron previstos por Delíades, sino esquivados una vez más. Pero esta vez el gigantesco oponente contraatacó con una rapidez sorprendente y agarró a Beler con sus musculosos brazos, levantándolo del suelo y abrazándolo fuertemente.

El cuerpo de Beler había sido completamente inmovilizado por Delíades, que presionaba la espalda de su oponente contra su cara sonriente y sus pectorales de hierro. Entre la multitud sorprendida, muchos aplaudían al rápido gigante y gritaban de emoción, mientras que otros apretaban sus puños al ver como Delíades oprimía de forma tan bestial el cuerpo de su contrincante. Entre estos últimos se encontraban Berenice y la doncella del palco especial, quienes sufrían particularmente con esta escena que les ofrecía el duelo por la armadura de Pegaso, al punto que comenzaban a herirse con las uñas las palmas de las manos de tanto apretar los puños.



-DELÍADES: (Con la mejilla izquierda presionada sobre la espalda de Beler) No te resistas más, ¡ríndete! No te quiero seguir haciendo más daño. Ésta es una técnica que aprendí en el Norte de este país, y créeme que si me lo propongo no te dejaré ningún hueso intacto. No me importa que seas mi amigo, lo daré todo por convertirme en Santo de Atenea. Por favor ríndete que no quiero ver a la señorita Eirene llorando por ti una vez deje tu cuerpo hecho añicos. Cuando te recuperes de este combate podrás regresar al Santuario y obtener alguna otra armadura de bronce.

Si Beler hubiera podido hablar, le hubiera contestado que él también lo debía dar todo para convertirse en Santo de Atenea, que era su destino portar la armadura de Pegaso, y que no se podía rendir. Pero los únicos sonidos que su cuerpo pudo producir en ese instante fueron un grito ahogado y el sonido de sus huesos comprimiéndose ante el violento abrazo de su contrincante. Todo su cuerpo había sido inmovilizado y estaba experimentando un dolor que nunca antes había sentido. Sus brazos, aprisionados entre los brazos de Delíades, estaban bloqueados para resistirse al ataque o montar algún tipo de defensa que impidiera la compresión de sus huesos; y sus piernas, al aire, sólo podían temblar como reflejo de la presión que sentía su columna vertebral.

Delíades aumentaba con cada segundo la presión que ejercía sobre su oponente, incrementando al mismo tiempo su musculatura y logrando un efecto visual extraño sobre las cicatrices que cubrían su torso desnudo, que ahora estaban hinchadas y rosadas, producto de la sangre viajando a toda velocidad en su gigantesco cuerpo. A Beler le estaba costando mucho trabajo respirar, y por mucho que abriera la boca de dolor, el aire no llenaba sus pulmones. El sólo pensar que su imprudencia podía costarle la armadura de Pegaso le heló la sangre que ahora estaba casi toda acumulada en su cabeza que sentía a punto de estallar. Su sudor se tornó frío, contrastando con el calor de los torrentes de sangre que sentía fluir en los brazos que lo aprisionaban tan sofocantemente. De repente, sintió como algunas de sus costillas cedieron a la presión y comenzaban a fracturarse y a perforar sus pulmones. Esta sensación lo hizo abrir los ojos que, durante el tiempo que el abrazo había durado, los había mantenido cerrados con los parpados muy apretados. Entonces, a escasos metros, pudo ver a Eirene sentada a la sombra en su palco especial.

Beler vio cómo la doncella le miraba fija y estáticamente como una pintura. Su rostro inexpresivo intentaba ser coherente con la imparcialidad que su posición exigía; con la imparcialidad con la que el señor Polyeidos, en caso de continuar con vida, hubiera observado la batalla y otorgado la armadura de bronce. Pero los brillantes ojos con los que Eirene miraba a Beler escondían algo para toda la bullosa multitud que observaba el duelo; algo que sólo tenía significado para este hombre que ahora se encontraba en una situación tan peligrosa.

Mirándolo fijamente, Eirene intentaba recordarle a Beler la promesa que de niño le había hecho a escasos días de que los huérfanos partieran al Santuario Ateniense hacía 8 años. Quería expresarle con ojos al borde de las lágrimas que no le importaba que la armadura de Pegaso quedara en manos de Delíades; lo que ella quería y le preocupaba era su bienestar, que cumpliera su promesa de regresar a Pirene sano y salvo y se mantuviera así mientras ella estuviera con vida. Beler también recordaba aquel día como si fuera ayer, y recordaba la promesa que le había hecho a Eirene cuando ambos eran niños y observaban el firmamento reflejado en las cálidas aguas de las fuentes de Pirene, esperando inútilmente ser testigos de alguna lluvia de estrellas de las que tanto hablaban Polyeidos y Próetus, la mano derecha del abuelo de Eirene.

Mientras Beler estuvo aprisionado por los brazos de Delíades, no sólo los ojos llorosos de Eirene, la hermosa niña, y la promesa infantil que le hizo a ésta, sino las imágenes del resto de su infancia y adolescencia, pasaron por su mente y se reflejaron en los brillantes ojos claros de Eirene, la hermosa mujer. El polvo de la arena donde se encontraban luchando le recordaba las arenas del Santuario donde había pasado cinco años entrenando junto a otros jovencitos inexpertos; los brazos musculosos de Delíades que le estaban quebrando su cuerpo le recordaban los mismos brazos de su tutor en el Santuario, el gran Aldebarán; y los gritos de la multitud de espectadores le recordaban los gritos aterrorizados de los habitantes de su poblado natal cuando éste fue arrasado.

En aquel momento toda su vida pasaba delante de sus ojos, como un remolino de imágenes que le recordaban que el llegar nuevamente a esta ciudad y cumplir la promesa que le había hecho a Eirene no había sido algo fácil. Sentía que si el destino estaba escrito en los astros, como alguna vez lo creyó, ese destino era justamente vencer en este duelo y obtener la armadura de Pegaso. Creer en el destino, en las sorpresas seguras que traería el avenir, era lo que muchas veces le había dado fuerzas para seguir adelante; pero entonces, escuchando en su mente las inmortales palabras de su amigo huérfano Abel, recordó que en ocasiones había que labrarse el destino con las propias manos y sudor si las personas querían cambiar una situación a su favor.

El pensar en la mirada protectora y cariñosa de Eirene, y en la tranquila y melancólica sonrisa de su amigo Abel, hizo que el cuerpo de Beler se estremeciera y recuperara el calor que estaba perdiendo ante el ataque de Delíades. El fulgor del sol se posó en sus ojos, y sus pulmones, que habían estado perdiendo poco a poco el aire, se llenaron de un cálido aliento que, para Beler, era de procedencia divina. Entonces cerró los ojos y cerró la boca, apretando fuertemente los dientes, aun más de lo que Berenice e Eirene los tenían apretados.

Delíades sintió cómo la posición pasiva a la que había relegado a Beler con su técnica cambiaba repentinamente, por lo que intentó aumentar más su fuerza de opresión mediante un rugido potente que estremeció hasta el último rincón de la arena y que asombró a la multitud, que no entendía qué ocurría entre aquellos dos hombres. Pero los brazos de Beler ya comenzaban a ejercer oposición a la prisión muscular que lo contenía, y las venas de todo su cuerpo se inflamaron y comenzaron a emanar calor de tal forma que Delíades sintió quemarse mientras intentaba dominar esa fuerza imparable.

Ante la pasmada mirada de los espectadores, un vapor comenzó a emanar de ambos guerreros, producto del sudor evaporado a causa el calor generado por el cuerpo de Beler, cuya piel comenzaba también a relucir. Entonces, cediendo la presión de su abrazo, Delíades sintió como el pié derecho de su rival se apoyó fuertemente sobre su muslo para tomar impulso y de un salto escapar de la prisión. La multitud de espectadores, a excepción de unos cuantos Santos de Plata que observaban el duelo, no pudo ver por la rapidez del acto el momento en que Beler escapó de los brazos de su oponente, y para cuando lograron posar sus ojos en el guerrero, éste se encontraba a varios metros del suelo, perdiéndose en el intenso azul del cielo que los cobijaba aquel día.



Beler, desde el aire, pudo divisar a su contrincante en el centro de la polvorienta arena, y a la multitud de personas que, incrédulas ante la magnitud del salto del guerrero, intentaban cubrirse del brillo del sol con sus manos para poder identificar su posición aérea. Aun con el fuego en su interior, con unas cuantas costillas rotas, con el sol a sus espaldas, y con el viento en su reluciente cara, Beler, recurriendo a su ligereza, se dispuso a atacar utilizando la técnica que aprendió de Berenice hacía ya varios años, a la cual llamaba “la caída de Ícaro”. Beler sabía que Delíades había observado varias veces esta técnica en el Santuario, pero lo único que el gigante podía hacer contra ella era defenderse; y si su defensa no era lo suficientemente efectiva, significaría su derrota inminente.

Delíades, aun resintiendo el ardor de la anterior escena, sabía que Beler utilizaría el brillo del sol para ocultarse y que lo atacaría con la técnica especial de Berenice. Fue así que se plantó firmemente en el suelo, con el peso de todo su cuerpo sostenido sobre su pierna derecha, y alistó también su brazo izquierdo, el del escudo, para cubrirse del ataque de Beler. Hizo un gran esfuerzo para ver la posición aérea de Beler, pero sólo vio una sombra que creyó confundir con Altaír, el águila que lo había distraído anteriormente. Cuando menos lo pensó, sintió caer sobre el escudo que protegía su brazo y cara un potente golpe en forma de patada que llegaba como un rayo desde cielo. Mientras los pedazos de madera del escudo comenzaban a esparcirse lentamente a su alrededor, Delíades pudo observar en fracciones de segundo los ojos bien abiertos de Beler y el fuego que en ellos ardía. Esta expresión en la cara de Beler, aun estando en el aire, lo distrajo por unos momentos del dolor que estaba a punto de causarle la fractura que el ataque aéreo había dejado en su brazo izquierdo.

-BELER: (Luego de haber posado sus pies en tierra y palpándose las costillas con la mano derecha) Perdóname Delíades, pero no me puedo rendir. Y no quiero una armadura de bronce diferente a la que el difunto Polyeidos me había prometido si me convertía en un gran guerrero.

-DELÍADES: (Agarrándose su brazo izquierdo fracturado, el cual comenzaba a sangrar por las astillas de madera que tenía profundamente enterradas) Te conozco desde que eras un niño traumatizado e introvertido, y entrené contigo mientras crecíamos aquí, en el palacio del señor Polyeidos, y también en el Santuario. Hemos compartido la misma historia y, aunque no sé de tus aventuras en el sur con Berenice y Heracles, te digo que hasta aquí llega tu camino. Tu sueño se cruza ahora con el mío, y a pesar de que yo tenga malos mi brazo y mi pierna, no dejaré que tu historia de héroe continúe, porque ése es mi destino. Está escrito en las estrellas fijadas en las alturas y tengo una promesa que cumplir.

-BELER: (Encendiendo una vez más el fuego en sus ojos y adoptando una posición ofensiva) Las estrellas a veces desaparecen del firmamento y caen a Gea en forma de lluvia… yo también tengo una promesa que cumplirme a mí mismo. Y te equivocas; no es el final de mi historia, es sólo el comienzo.


___ ___ ___

Editado por Peuplier, 16 octubre 2009 - 08:30 .


#12 Efebo Abel

Efebo Abel

    Miembro de honor

  • 1,942 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Masculino
Signo:
Piscis
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 01 octubre 2009 - 09:43

wow... acabo de leer el capitulo recien publicado y insisto en que es muy bueno... espero que tomes en cuenta la recomendacion de hacer parrafos cortos, es decir con mas espacios, ya que el leer parrafos de mas de 6 renglones a veces complica o cansa la lectura... espero no te incomode el comentario, pero tu fic se veria super mejor si hicieras parrafos pequeños aunque sean muchos mas parrafos pero con menos renglones... saludos
Posted Image

#13 Peuplier

Peuplier

    Miembro de honor

  • 229 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Virgo
Desde:
Ahora sí, desde Medellín
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 02 octubre 2009 - 09:56

Sobre la recomendación de hacer los párrafos más cortos lo he tomado en cuenta para la entrada que estoy componiendo en este momento, pero para la II, debo decir ya la había escrito así y se me hizo difícil editarlo (sin embargo lo hice). Entiendo que leer este fic es pesado por el formato de texto, que es más para papel que para leerse en una pantalla con letras blancas y pequeñas. Sin emibargo íntentaré facilitar la lectura. (Se me hace difícil dividir algunos párrafos porque siento que estoy mochando escenas en dos o en tres partes, escenas que visualizo como una sola, ya que todo esto me lo imagino como una película :P)

Nuevamente, gracias por sus recomendaciones.

#14 Peuplier

Peuplier

    Miembro de honor

  • 229 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Virgo
Desde:
Ahora sí, desde Medellín
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 05 octubre 2009 - 08:55


PRIMERA PARTE: EL NACIMENTO DE UN GUERRERO

III.


13 AÑOS ATRÁS


La mañana en que el niño fue recogido por Próetus en su caballo, llevaba arrastrando sus pies por más de dos días, huyendo de algo o alguien invisible. Sólo llevaba un pedazo de túnica blanca, rota y sucia que apenas le cubría el torso, y su rostro, con moretones en la frente, parecía petrificado del miedo. En el momento en que Próetus desde su caballo le preguntó hacia donde se dirigía, el niño lo miró aterrado, como si este hombre que le hablaba fuera la personificación de su miedo, e intentó escabullirse alejándose despavorido del camino por donde había estado corriendo desde el día anterior. El hombre a caballo le alcanzó, y el infante del susto tropezó con una roca, dio tres vueltas y quedó de espaldas sobre el suelo polvoriento, temblando, con raspones en sus brazos y rodillas, y con los ojos bien cerrados.

“No te pienso hacer daño,” le dijo Próetus al niño que no dejaba de temblar, y a continuación le preguntó por sus padres y su casa, y la razón por la que huía con tanto miedo. No obtuvo respuesta de ningún tipo, por lo que desmontó y ofreció algo al niño con su mano derecha. “Mira, es pan; no está muy fresco pero apuesto a que te va a parecer el pan más delicioso que hayas probado en tu corta vida,” y con estas palabras logró que el niño dejara de temblar poco a poco y, aun desde el suelo, comenzara a mirarlo fijamente a la cara, como asegurándose de que en sus rasgos no hubiera nada que le significara una amenaza. Así fue que, en una mañana de finales de primavera, Próetus se encaminó a Pirene con el último de los cinco niños abandonados que su amo, el señor Polyeidos, le había encargado buscar desde hacía dos años.

El viaje a caballo hacia la ciudad de Pirene duró tres largos días, en los que el niño durmió día y noche aferrado al cuerpo de Próetus descansando de sus tormentos, y sólo despertando para comer esporádicamente en las casas de los granjeros de la región. A pesar de sentir que el niño ya no le temía, Próetus no consiguió respuesta a ninguna de sus preguntas, y no consiguió conocer la voz del niño hasta muchos días después de haber regresado al Palacio de Polyeidos.

Conversando con los lugareños que los hospedaron durante el viaje descubrió que el niño era quizás uno de los sobrevivientes, sino es que era el único, de la masacre de los habitantes de un pequeño poblado llamado Aleion, que quedaba a pocas horas a caballo del lugar donde había encontrado al pequeño. Ninguna de las personas con las que habló entendía por qué un poblado tan pequeño e insignificante había tenido semejante fin. Sólo habían quedado ruinas humeantes y animales de granja merodeando por el lugar. Todos los habitantes habían sido asesinados a lanza y espada, hombres, mujeres, ancianos y niños. Por ello, la posibilidad de que el niño fuera un sobreviviente de la masacre de Aleion era remota, aunque fuera la única hipótesis en que Próetus hubiera podido pensar dadas las circunstancias del encuentro con el infante abandonado.

Llegaron a Pirene en una mañana soleada, y ante el bullicio de la pequeña polis, el niño abrió los ojos y se mostró atraído por las imágenes que la ciudad le ofrecía. Tanto los ciudadanos como los esclavos llevaban a cabo sus vidas por fuera de sus casas; adultos discutiendo o comerciando, algunos niños jugando y corriendo de aquí para allá y de allá para acá, seguidos por perros pequeños y juguetones que ladraban ruidosamente. Era un paisaje familiar que le había sido arrebatado cinco días atrás. Pero esta polis contaba además con amplios caminos hechos de mármol y piedra, y adornados con antorchas que en la noche debían lucir esplendorosas; y a los lados del camino habían hermosas casas, la mayoría más grandes que las de Aleion, todas de piedra blanca y con muchas ventanas.

Por cada diez casas había un edificio de diseño especial, que el infante no había visto nunca antes en su vida. “¿Estás asombrado por lo hermoso de este edificio, pequeño?” le intentó hablar Próetus al niño mientras le ordenaba al caballo que disminuyera su paso. “Éste es el templo de Atenea, y mi señor es el encargado de llevar los ritos para la diosa. Imagino que sabes quién es Atenea, ¿no? Sin embargo no te dejes deslumbrar por lo blanco del templo y sus altas columnas; nosotros no podemos entrar con los demás ciudadanos al interior de este edificio. Más bien mira, éste es el ágora, y éste es el teatro, y éste es el gimnasio, y aquellas son las casas de los metecos, y éste es…”



El niño seguía maravillado con las vistas que Pirene le ofrecía, y Próetus continuaba hablándole de la belleza de la polis. “Mira hacia la derecha; ésas son las murallas occidentales de Pirene, que aunque son altas y firmes, no son tan potentes como las de Atenas y otras ciudades más grandes de Grecia; y no tiene tantas puertas como las murallas de Tebas. Pero lo verdaderamente impresionante es lo que vas a encontrar tras ellas. No es nada más ni nada menos que las famosas fuentes de Pirene, dónde se dice que desde antes que los 9 dejaran el Olimpo, el caballo alado Pegaso venía a calmar su sed. Por la forma en que me miras parece que no habías escuchado hablar de ellas… Quizás mañana en la mañana te lleve allí junto con los otros huérfanos que nos esperan en el Palacio. Pero mira, ¡ya hemos llegado! Éste es el Palacio del señor Polyeidos y aquí termina nuestro viaje.”

Aun preocupado por el lugar dónde un caballo tendría las alas, el niño observó la blanca construcción de varios niveles que tenía al frente. Mientras se bajaban del caballo, pensó que aquella residencia no era tan imponente como el templo de Atenea que habían visto hacía unos minutos, pero era una edificación diferente a las demás casas. “Eres un niño afortunado. Aquí pasarás los próximos años junto a otros niños como tú,” le dijo Próetus al silencioso infante; “crecerás como un esclavo al servicio del señor Polyeidos; pero que no te asuste la palabra esclavo. El señor Polyeidos es un hombre generoso y tiene grandes planes para ti. Este servidor que te habla es también un esclavo desde el día en que nació, y cada día agradezco a los dioses el poder servir a mi amo en esta hermosa ciudad y este magnífico palacio. Mi nombre es Próetus, ¿será que ya tienes alientos para revelarme el tuyo?”




Al interior del palacio, los recibieron un séquito de esclavos vestidos de blanco, como lo estaban la mayoría de los habitantes de Pirene. Luego de darles de beber agua y comer algo, Próetus se dirigió con el niño a uno de los cuartos más grandes del palacio, dónde se encontraron con otros cuatro niños varones que los estaban esperando, todos vestidos también con pequeñas túnicas blancas adornadas con cintas verdes y púrpuras.

Los cuatro niños eran de la misma estatura, a excepción de uno de ellos, rubio y de cabello lacio y corto, que era ligeramente más bajo. “Ésta será tu alcoba, y éstos niños que ves aquí serán tus nuevos hermanos de ahora en adelante. Todos ellos han perdido a sus familias como tú; por eso espero que sean todos muy buenos amigos y se quieran mucho. Éste rubio chiquillo se llama Abel; éste se llama Ganímedes y éste a su lado es su hermano Delíades; y éste con cara de pícaro que ves allí se llama Kalós.” Mientras Próetus decía cada nombre, señalaba al niño correspondiente con su índice derecho, y luego, dirigiéndose a los cuatro huérfanos, les dijo con su amable voz: “Denle la bienvenida a su nuevo hermano. Aun no me ha querido decir su nombre, de hecho, ni una sola palabra; espero que ustedes logren esta gran hazaña. Trátenlo bien, él ha pasado por sucesos terribles en los días recientes y creo que acaba de perder a su familia. También quiero que le informen de las reglas que se deben cumplir mientras se habita en este palacio…”

Próetus no había acabado de pronunciar la última palabra de su discurso ante los infantes, cuando se escuchó la voz aguda de una niña que corría por el palacio armando un alboroto que llamó la atención de todos en la habitación: “¡Próetus ya regresó, Próetus ya regresó, abuelito!” y, entrando por el umbral, apareció vestida con una túnica verde Eirene, la nieta de seis años de Polyeidos, el señor del palacio.

-EIRENE: (Acercándose a Próetus y abrazándolo de un salto) ¡Próetus, te extrañé mucho! ¡Estoy muy contenta de que hayas regresado!

-PRÓETUS: (Abrazando a Eirene) Pero señorita, si mi viaje sólo duró una semana, y además no es la primera vez que me ausento de Pirene.

-EIRENE: Lo sé, pero aun así te extrañé mucho (termina su abrazo con Próetus). Eres mejor pedagogo que los demás esclavos. ¿Y es éste el nuevo niño? (Acercándose al infante y tapándose la nariz) ¡Ay, pero qué feo huele! ¡Huele a caballo, peor que un caballo!

-PRÓETUS: Ahora mismo ordenaré que le den un baño. Y ¿dónde está su abuelo, señorita Eirene?

-POLYEIDOS: (Ingresando por el umbral de la habitación un tanto agitado y con un bastón en la mano derecha) Aquí estoy, Próetus. Has regresado antes de lo que pensaba, y has traído al niño contigo. (Dirigiéndose al niño y alzándolo con sus brazos) Nunca pensé que fuera tan pequeño… ¿Cuántos años tienes?

-PRÓETUS: (Previendo el silencio del infante ante la pregunta de Polyeidos) El niño no ha pronunciado palabra desde que lo encontré en el camino que lleva a Megara. Ni siquiera sé su nombre.

-POLYEIDOS: (Observando cuidadosamente la cara herida del niño) Ya veo, debe tener seis o cinco años como los otros. Quizás es mudo…

-PRÓETUS: No lo creo, mi señor. A mi parecer, el niño debe estar aun asustado por las situaciones que debió experimentar antes de que me topara con él. Aleion, el lugar que usted me dio como referencia para buscar al huérfano faltante, fue arrasado hace pocos días y sus habitantes masacrados; creo que este niño era habitante de ese poblado.

-POLYEIDOS: (Aun con el niño en brazos) Seguramente fue así. Entonces qué suerte que te lo encontraras; hubiera podido morir de hambre.

-PRÓETUS: No fue suerte, mi señor. Sólo seguí las indicaciones exactas que usted me dio. (Dirigiendo la mirada al infante) Este niño sobrevivirá gracias a usted.

-EIRENE: (Llamando la atención de Polyeidos cogiéndole su brazo con las manos) ¡Cárgame a mí también, abuelito!

-POLYEIDOS: (Descargando al niño y levantando a Eirene) Buen trabajo, Próetus. Ahora has que lo bañen y le curen las heridas. Déjalo descansar por hoy. (Dirigiéndose a los niños) Ahora que ya están los cinco, mañana daremos comienzo a su entrenamiento. Ustedes son mis esclavos, pero recibirán un tratamiento especial. Yo los cuidaré, les daré de comer y les daré una educación mejor que la que reciben los niños más ricos de esta polis. A cambio, ustedes tendrán que obedecerme, y obedecer a Próetus, quien será su pedagogo y pedotriba de ahora en adelante. Él, mi más fiel sirviente y amigo, los convertirá en unos niños diferentes a los demás. Los encaminará a convertirse en hombres formidables, ¡qué gran destino para unos niños como ustedes, que han perdido a sus familias o han sido abandonados en circunstancias lamentables! Sé que a su temprana edad no logran entender a cabalidad mis palabras, pero, si hacen caso a lo que digo, los recompensaré, no sólo otorgándoles la libertad y el estado de ciudadanos una vez sean adultos, sino que, al mejor hombre de entre los cinco le daré a Pegaso, pues aunque dicen que es sólo una leyenda, la verdad es que yo lo tengo en mi poder. Supongo que Próetus ya les ha comentado sobre el hermoso caballo alado que saciaba su sed en las fuentes de las afueras de esta ciudad…

-EIRENE: (Interrumpiendo a Polyeidos) ¡Abuelito, abuelito, yo quiero tener a Pegaso!

-POLYEIDOS: (Sonriendo) No, mi querida Eirene. Ya hemos hablado de eso. Pegaso será la recompensa para estos niños. Tú recompensa será diferente; cuando crezcas lo entenderás.

Polyeidos salió de la habitación con la pequeña Eirene en sus brazos, seguido por Próetus. Los cinco niños estaban inmóviles, escuchando relinchos y el batir de unas alas gigantes en su imaginación. El nuevo integrante del grupo de huérfanos era el más absorto de todos, pues su vida había cambiado completamente en el transcurrir de una semana. En su mente se arremolinaban las innumerables imágenes de caras y paisajes nuevos, que se mezclaban con las borrosas figuras de un caballo alado, de sus difuntos padres, y de un jinete enmascarado que cabalgaba en una oscuridad inundada en los gritos mortales de las personas que había torturado y asesinado.


___ ___ ___

Editado por Peuplier, 16 octubre 2009 - 08:32 .


#15 -GranAbel-

-GranAbel-

    Miembro de honor

  • 349 mensajes
Pais:
Argentina
Sexo:
Masculino
Signo:
Escorpion
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 05 octubre 2009 - 10:02

Buen capitulo, como te dije antes me gustan mucho tus descripciones además de que la historia de fondo es muy interesante.
Te aconsejo que hagas capitulos mas cortos asi se hace mas facil la lectura.

saludos y pasate por mi fic si queres s79.gif

Sigue la ultima aventura de los caballeros de Athena!
Saint Seiya Dakkesen La gran Batalla!

#16 Efebo Abel

Efebo Abel

    Miembro de honor

  • 1,942 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Masculino
Signo:
Piscis
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 05 octubre 2009 - 15:15

hola..

excelente capitulo, veo con agrado y gusto que va mejorando tu redaccion y sobre todo que has sabido ir tomando en cuenta las observaciones que se te han hecho

que bueno, sigues asi y adelante, espero leer pronto el sig capitulo
Posted Image

#17 Peuplier

Peuplier

    Miembro de honor

  • 229 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Virgo
Desde:
Ahora sí, desde Medellín
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 06 octubre 2009 - 08:49

Bueno, gracias por los comentarios. Estoy intentando seguir sus consejos, al fin y al cabo son ustedes los que leen y no otros. Lo de hacer capítulos más cortos está como difícil, pero veré como los empiezo a reducir. Ýa pronto poste el IV.

Nuevamente, gracias a los Abeles!!!! s79.gif

#18 Peuplier

Peuplier

    Miembro de honor

  • 229 mensajes
Pais:
Colombia
Sexo:
Masculino
Signo:
Virgo
Desde:
Ahora sí, desde Medellín
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 07 octubre 2009 - 07:32

PRIMERA PARTE: EL NACIMENTO DE UN GUERRERO

IV.


LOS HIJOS DE POLYEIDOS


Habían pasado ya algunas semanas desde que el último niño huérfano de los cinco había sido traído al palacio de Polyeidos en Pirene. Todos los moretones y raspones en su cara, brazos y piernas habían sanado completamente gracias a los esmerados cuidados de las esclavas en el palacio, y Próetus le había cortado el cabello al estilo de los hombres de Ephyra y le había vestido con ropajes similares a los otros 4 niños.

Descubrieron que no era mudo, ya que solía hablar y gritar mientras dormía en las noches como consecuencia de las terribles pesadillas que continuarían afectando su sueño por muchos años más. Su mirada ausente y trastornada también perduró por muchos días, e hizo que los otros niños tomaran distancia y evitaran tratarlo a pesar de también haber vivido como él situaciones desdichadas los primeros años de sus vidas. Abel, el mayor de los huérfanos, era quien más intentaba establecer contacto con el recién llegado, quizás sintiendo simpatía por el reflejo de su propio carácter introvertido en el silencio de su nuevo hermano menor. Fue él quien, por órdenes de Próetus, se encargó de explicarle las reglas para los esclavos y de mostrarle los salones en el palacio a los que tenían acceso; y era también quien lo despertaba en las mañanas para comenzar el día, y en la madrugada cuando comenzaba a gritar atormentado por sus pesadillas.

Todas las mañanas el grupo de huérfanos dejaba atrás el palacio de Polyeidos y se dirigía a las apacibles fuentes de Pirene. En el camino, siempre pedían a Próetus que les narrara las leyendas de Pegaso, el maravilloso caballo alado que calmaba su sed en las aguas de las fuentes. Fue en una de estas mañanas de relatos que, viendo el interés de los niños por el caballo mitológico, Próetus decidió llamar al niño que no había querido decir su nombre Beler, como Belerofon, el héroe que montó a Pegaso y que quiso llegar a la cumbre del Olimpo. A los otros chicos les pareció un nombre genial, y desde ese día de verano le dejaron de llamar “el mudo”, como se referían a él desde que había llegado a Pirene. Por la sonrisa del niño, pareció que no había tenido ningún inconveniente con el singular nombre que su nueva familia le había dado.



Una vez llegaban a las fuentes, los niños esclavos de Polyeidos no sólo eran instruidos por Próetus en lectura y escritura, sino también en funciones civiles, aritmética, y astronomía. Desde los primeros días, generando celos en los otros huérfanos, Abel brilló en aquellas mañanas por sus conocimientos previos y su facilidad para el aprendizaje de las letras y las estrellas. Estas habilidades habían sido adquiridas un par de años atrás por el favor de Polyeidos, quien, al ver al niño en su soledad deambulando como una sombra fantasmal por el palacio, le había abierto las puertas de su pequeña pero interesante biblioteca personal que con tanto celo resguardaba. Allí, Abel pasó muchas tardes aprendiendo conceptos básicos de astronomía; pasando páginas de libros antiguos sobre Atenea y los demás dioses olímpicos; y mirando ilustraciones fantásticas de la era mitológica, siempre supervisado por la mirada paternal de Polyeidos, quien sentía una mezcla de simpatía y compasión por el pequeño rubio.

Aquellas tardes en las que Abel estuvo rodeado de tanta sabiduría en papel, terminaban repentinamente con la voz de la pequeña Eirene buscando a su abuelito por todo el palacio para jugar. Ella nunca había conocido a sus padres y no tenía hermanos, por lo que inicialmente consideró a los huérfanos que su abuelo había acogido en su hogar como unos regalos excepcionales. Sin embargo, sintió una gran frustración cuando Polyeidos le prohibió jugar o pasar el tiempo con ellos, y era celosamente supervisada por Próetus y los demás esclavos al servicio de su abuelo. Cuando los chicos regresaban por las tardes al palacio, ella salía a recibirlos con una sonrisa desde el balcón de la habitación donde recibía su educación privada, emocionada de solo pensar en los relatos de Próetus o en las actividades deportivas que los chicos llevaban a cabo en el gimnasio. A pesar de que en un principio se mantenía resentida con Abel por el cariño y el tiempo que Polyeidos le dedicaba, con el pasar de los días su atención comenzó a enfocarse en Kalós, el segundo huérfano acogido en el palacio después de Abel, ya que su carácter le parecía muy peculiar y le atraían sus aires de superioridad.

Desde que Kalós fue llevado por Próetus a Pirene, había demostrado resistencia a ser considerado un esclavo más. Era un niño altivo, orgulloso y rebelde, que tenía muy presente su cuna noble y que en numerosas ocasiones se había hecho reprender severamente de otros esclavos adultos del palacio por sus caprichos y altanería. Con el pasar de los días dejó de creer en la promesa de Pegaso que les había hecho Polyeidos, y desconfiaba de él y de todos los adultos que le representaran autoridad. No escuchaba la palabra de los esclavos del palacio, y prefería no estrechar mucho los lazos de amistad con los otros huérfanos, al considerarlos inferiores a él, especialmente al silencioso Beler por su introversión y por ser el más pequeño de todos. Además, sentía desprecio por Eirene, a quien encontraba escandalosa y fastidiosa. Sin embargo era un niño inteligente, y comprendía a la perfección su posición y la de la niña en el palacio, por lo que la trataba con la cortesía que Próetus le exigía.

Como Kalós en aquel entonces era el más alto de todos, se sentía el líder del grupo y con mucha confianza para la lucha cuerpo a cuerpo, dónde abusaba de la inseguridad y la contextura frágil de Abel. En su mente y corazón, Kalós sentía que lastimándolo y dominándolo en frente de todos los deportistas en el gimnasio le hacía pagar el creerse mejor que los demás por destacar en las lecciones de aritmética y lectoescritura. Sin embargo no pasaba lo mismo con Delíades y Ganímedes, que eran considerados grandes promesas de la lucha y el atletismo a pesar de su corta edad, y contra quienes Kalós se vio siempre en grandes dificultades para obtener la victoria en los deportes.

Delíades y Ganímedes eran dos hermanos gemelos que se parecían física y mentalmente, hijos de una pareja de granjeros que murieron ahogados en una inundación cerca a Argos, en la que los niños estuvieron a punto de morir también bajo el agua. De contextura maciza y siempre llenos de energía, se pasaban los días jugando y luchando entre sí. Les costaba mucho trabajo concentrarse en las clases de lectura y escritura de la mañana; pero en las tardes, completamente dedicadas a los deportes en el gimnasio, eran los que más empeño ponían y demostraban un enorme interés por destacar en todas las disciplinas.

Ambos hermanos eran impetuosos y seguros de sí mismos, y en varias ocasiones se hicieron heridas y se quebraron los huesos mientras eran entrenados por Próetus en el gimnasio. El deporte favorito de Delíades era la lucha, y el de su hermano, el atletismo; pero ambos destacaban también por su prodigiosa habilidad en el lanzamiento de la jabalina y el disco, logrando rápidamente popularidad en toda la polis. El grupo formado por los cinco niños era conocido en Pirene y sus alrededores como los “hijos de Polyeidos”, y al poco tiempo de haber comenzado sus visitas al gimnasio acompañados de Próetus fueron llamados “niños prodigio”, siendo admirados y aclamados por los hombres de la ciudad por su tenacidad y constancia a tan temprana edad, particularmente los dos gemelos, ya que los demás niños de la ciudad comenzaban su educación en deportes a la edad de 12 años.

Polyeidos, dedicado completamente a sus labores religiosas en el templo de Atenea de Pirene, confió el entrenamiento y la educación en ciudadanía de los niños a Próetus, a quien veían casi como al padre que el destino les había arrebatado, o que nunca tuvieron, a excepción de Kalós, quien siempre vio a Próetus simplemente como a un sirviente y a una fruta que debía exprimir para obtener su libertad cuando creciera. Así pues pasó un año, en el que la mayoría de los niños, aun siendo esclavos, fueron adoptando el estilo de vida de potenciales guerreros y ciudadanos formidables, dejando atrás sus trágicos orígenes. No era éste el caso de Beler, cuya mente y memoria a la hora del sueño no jugaba con las imágenes y situaciones experimentadas durante el día, sino que desde su pasado le mostraban una máscara metálica de expresión socarrona, acompañada del galope de caballos y los gritos de los habitantes de Aleion, su desaparecido poblado natal.

En una de esas noches calurosas de verano en las que Beler sudaba y temblaba en su tormentoso lecho, Abel, ya acostumbrado a ayudar a su silencioso amigo en tal situación, le cogió la mano y se la apretó gentilmente, llamándolo por su nombre, para que despertara sin sobresaltos de su habitual pesadilla.

-ABEL: (hablando con un tono muy bajo para no despertar a los demás niños en la habitación) Despierta, Beler. Otra vez tienes una pesadilla. Despierta, que Kalós y los otros se van a despertar si sigues haciendo tanto ruido y se van a molestar contigo una vez más.

Beler entonces despertó en el caldo de su propio sudor y lágrimas, y al identificar en la oscuridad de la habitación los rasgos familiares de la cara de Abel se sintió aliviado, y le abrazó fuertemente como agradecimiento a la soga salvadora que había enviado a la lejana dimensión de su tenebrosa pesadilla.

-ABEL: (dirigiéndose a la salida de la habitación) Ven conmigo, con este calor y todo empapado de sudor es difícil dormir. Vamos al huerto, te quiero mostrar algo.

Ambos chicos, atándose el cinturón de sus túnicas, salieron del oscuro dormitorio y se dirigieron silenciosamente al huerto, donde pudieron respirar aire fresco y admirar el firmamento sin luna adornado de innumerables estrellas chispeantes.



-ABEL: Me pregunto de qué tipo de cadenas cuelgan las estrellas. ¿O crees que no sean cadenas? ¿Colgarán de hilos? (Mira la cara de Beler, quien está observando fijamente el firmamento) No. Deben colgar de cadenas hermosas y resistentes. Si colgaran de hilos, seguro que muchas de las estrellas caerían a Gea. (Beler le mira emocionado por la idea de ver a una estrella de cerca) Me pregunto cómo será una estrella cuando la tengas en tu mano… aun no entiendo muy bien los libros de astronomía del señor Polyeidos, pero seguro cuando sea mayor encontraré en alguno de los más empolvados los materiales de los que las estrellas están hechas y me haré una idea de cómo se verían en mi mano. (Beler le sonríe, aprobando las ansias de conocimiento de su amigo, y luego vuelve a mirar al despejado firmamento) Sí, sí, yo sé que hablo demasiado, pero es que no tengo alternativa. Como tú no hablas me toca hablar por ti. Volviendo a lo de las estrellas, ¿sabías que yo a veces sueño con estrellas? Sueño con el firmamento, tal cual como lo vemos hoy entre estos cuatro muros. Pero es más como una pintura, algo aguada la verdad; y puedo mover las estrellas con mis manos y dibujar mis propias constelaciones… No sabes cuánto quisiera saber con qué cosas sueñas tú. No creo que sean estrellas. Quizás sueñas con la Quimera escupe fuego, o con la mosca que picó y encabritó a Pegaso e hizo caer a Belerofon de su lomo. ¿Sabes? Hoy en tu pesadilla dijiste varias veces un nombre; decías “¡Pyramus, Pyramus!” ¿Quién es Pyramus? Quizás es tu verdadero nombre…

-BELER: (Aun mirando el firmamento) No, es el nombre de mi hermano.

___ ___ ___

Editado por Peuplier, 16 octubre 2009 - 08:34 .


#19 Efebo Abel

Efebo Abel

    Miembro de honor

  • 1,942 mensajes
Pais:
Mexico
Sexo:
Masculino
Signo:
Piscis
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
0
Derrotas:
0
Total:
0

Publicado 08 octubre 2009 - 10:26

hola...

muy bien, muy buen capitulo, saludos
Posted Image

#20 Rexomega

Rexomega

    Friend

  • 1,837 mensajes
Pais:
Espana
Signo:
Aries
Energia:
Cosmos:
Ataque:
Defensa:
Velocidad:
Victorias:
1
Derrotas:
0
Total:
1

Publicado 08 octubre 2009 - 15:38

Saludos Peuplier

Aquí un viejo comentarista de fics que pretende retomar su anterior "trabajo" de forma constante, y veo con agrado que poco a poco viene más y más gente, entre ellos tú. No sé si cuando dices "único" te refieres a que no has escrito otros o que no piensas escribir más, viendo lo que nos ofreces espero que sea la primera opción.

Por lo que puedo entreveer, nos hablarás de una antigua Guerra Santa (desconozco si de la Era Mitológica, antes del Pegaso Legendario) pero con un argumento parecido al de la vieja serie. Curioso punto de vista que, será interesante ver hasta donde lo llevas (aunque aconsejaría tratar de vez en cuando dar pinceladas tuyas). Igualmente, esta primera pelea es una buena amalgama de hechos del manga, se recuerdan hechos de forma directa pero a su vez es algo en parte distinto.

La batalla, es bueno que no haya sido exactamente lo mismo que vimos pese a las similitudes (de un gigante frente a un muchacho, en este caso entrenado por un Santo de Oro), está bien narrada, aunque algo larga para ser la primera, imagino que influye el que Delíades vaya a tener un papel más trascendental en tu historia de lo que tuvo Cassius. Imagino que la muchacha que estuvo observando es la "Saori Kido" de ese tiempo, aunque su preocupación por Pegaso me recuerda más bien a Miho; igualmente, Berenice sin duda debe de ser Águila (curiosamente su nombre equivale al de una Constelación) y Heracles debe de ser Leo.

Como crítica, fuera de algún escaso error, los párrafos deberían estar más separados, pues al hacerlos tan largos la lectura se vuelve cansada. Aparte de eso, quizá recordar que, si bien entiendes el fic como una película, recuerda que estás narrando una historia y en consecuencia debes procurar hablarnos de los gestos que hace el personaje mientras habla (esto lo dificulta algo el uso de Script. En cuanto a narración lo estás haciendo bien.

Respecto al canon, tanto lo de las armas como la carencia de máscara de Berenice; no es que no sea factible que un autor revuelva un poco la historia, pero sólo debería hacerse si se tiene alguna razón para ello.

De momento llevo leídos dos capítulos, más que nada porque veo que el tercero no continua exactamente la batalla. Espero pronto poder leer el resto y comentar.

Adeus

Editado por Rexomega, 08 octubre 2009 - 15:39 .

OvDRVl2L_o.jpg





0 usuario(s) están leyendo este tema

0 miembros, 0 invitados, 0 usuarios anónimos


Este tema ha sido visitado por 6 usuario(s)

  1. Politica de privacidad
  2. Reglas generales ·