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Prisioneros de Mannaheim


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94 respuestas a este tema

#41 SagenTheIlusionist

SagenTheIlusionist

    Ocioso las 23:59 horas.

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Publicado 11 marzo 2018 - 19:46

Listo. Ya pasaron dos sema...
No, no otra vez con el mismo texto introductorio. Si así planeas recibirlos cada vez, pues podrías trabajartelo un poquito más como Placebo... Despues de todo, este es recién el inicio del viaje.
 
Pasando a los comentarios del capítulo anterior.
 
@Girl:

  • No estaría mal decir que desde que Mizael es el jefe de cocina del comedor público del Santuario, hay una mayor calidad y porción en los platillos a degustar. Todo por el módico precio de 0 euros.
  • Aruf está realizando una gran labor social, eso tenlo por seguro :ninja: Alguno de entre los otros 87 caballeros debía tener un sentimiento de no odio hacia Miare, así que es una "coincidencia" que recayera sobre otro Santo Dorado.

@T-800:

  • El Patriarca como uno de los pocos de la vieja generación, el repoblador del Santuario, debía recibir cariño de aquellos a los que abrió las puertas.

@Felipe:

  • No me voy a cambiar el nombre a Sagen of Athena ¬¬ Al menos no aún... Me costó mucho elegirlo...
  • Pobre Nereida, Felipe... ¿Tanto odio hacia los hielines? Pobre Nere... en serio... Aunque bueno, te gustó y eso ya es algo bueno :D

He de admitir que el capítulo de Miare fue uno de los últimos que escribí y no sabía que rumbo darle... Pero me alegra que les haya gustado. Fue una agradable sorpresa.

 


ARCO DEL DÍA PRIMO
VIII – Cyan. Una vieja conocida.


“…Si el cuerpo del músico es su instrumento, su alma es su música. Aquella con la que puede transmitir lo que siente y de qué forma lo siente…”




 

          Una sombra de mi pasado se encontraba frente a mí. Trataba de comprender el porqué estaba ahí, pero supuse que en la larga conversación que mi maestra tuvo con ella descubrió algo. Por supuesto no me dijo nada y tan solo me ordenó quedarme aquí con ella.
          ¿Quedarme con ella? Estaba seguro que Loke, quien se creía un galán de telenovela, no estaba contento con dicha proposición, pero si mi maestra Nadeko, la comandante de nuestro grupo lo ordenaba, él no tenía derecho a refutar, por suerte. Él no tiene vela en este entierro.

          —Violet, ¿cuánto tiempo, no? —Dije tratando de entablar una conversación.
          —Así es, Cyan, me lo debes. Nueve años, quince días y trece horas. Pero, ¿quién los cuenta? Ah, quizá deba agregar también, treinta y dos minutos y, con segundos, veintiún, veintidós, veintitrés… Y sigue corriendo. Quiero mi tiempo devuelta.
          —Sigues siendo manipuladora como cuando éramos niños, ¿no Violet?
          —Basta de charlas. Los dos sabemos que solo uno saldrá de aquí y se reunirá con los demás… Ya sea para advertirles o para asesinarles…

          Ella no bromeaba. Una de sus características, que recordaba claramente y esperaba no la cambiase en estos casi diez años, era que cada vez que decía algo serio, propiamente dicho, no desviaba la mirada de un punto fijo. En este caso aquel punto se encontraba en mi rostro.
          Volvió a coger su lira, la cual había dejado enganchada a la falda de su rojiza armadura. Concentró su cosmos nuevamente y todas y cada una de las siete cuerdas que en algún momento estuviesen sujetadas en la lira, se desprendieron y parecieron cobrar vida propia, como si de serpientes se tratase.

          —No quise mostrarle mi verdadero poder a Nadeko, pues aunque le odie, dentro de mí aún queda algo de gratitud hacia ella. Prepárate Cyan. Recibirás el castigo divino por parte mía. ¡Nanahebi Symphony!

          Cada una de las cuerdas tomo un rumbo diferente y trataban de apresarme. Las siete atacaban desde una dirección distinta. Creo que eran imposibles de eludir sin dejar que siquiera una lograse acertar su ataque. Y eso fue lo que pasó. Di un salto hacia la izquierda y evadí el Do. Me agaché y esquivé el Re. Un giro y apenas me arañó el Mi. El Fa y el Sol se dirigieron hacia mí sin una forma de atacar definida —o al menos yo no la pude definir en ese instante—, una rozó mi cuello y la otra me hirió la mejilla. Tanto el La como el Sí, destrozaron la hombrera derecha de mi armadura.

          —Cómo es posible que puedas manejar de tal forma tu cosmos si de seguro ni siquiera sabías que existía —comenté esperando que me oyera. Con mi mano palpaba la hombrera que acababa de hacerse pedazos.
          —Loki es un dios generoso, ¿no crees? Orquestó todo para nuestro reencuentro, Cyan. Es hora de que mueras —Una sonrisa sádica se formó en su rostro. Definitivamente ya no era aquella quien conocía.

          Se recogió el cabello de un mechón que colgaba sobre su frente y lo peinó de tal forma que quedase detrás de su oreja. Quizá aquella inocencia por la que se caracterizaba hace algunos años había desaparecido, pero una particular delicadeza era demostrada en muchas de sus acciones.

          —Cyan, ¿por qué te resistes a caer ante mí? —preguntó extrañada, aunque no tanto como yo al ver su reacción.
          —Violet, no caeré en este lugar, mucho menos frente a ti. Soy un Santo de Athena y como tal, mi deber es proteger a la humanidad por encargo de ella. Entiéndelo, por favor.
          —Humpf… ¿Cuántos años tiene aquella niñata a la que llamas diosa? ¿Trece? ¿Doce?...
          —En realidad tiene quince… —murmuré, al parecer no me escuchó.
          —Bueno, sea como sea, ¿la prefieres a ella antes que a mí? De eso depende tu vida Cyan —me desconcentré un momento y al siguiente, la cuerda La de su lira envolvió mi cuello. En aquel momento podría haberme decapitado con solo tocar un par de notas, pero no lo hizo —. ¿Tu respuesta, querido amigo?

          Por supuesto que no iba a mentir, puesto que Athena fue quien prendió una luz en mi camino y me motivó a ser alguien como mi maestra. Pero tampoco soy tonto como para dejar que me matase alguien con nulo entendimiento sobre el cosmos y sus derivados.
          Mientras ella no prestaba atención al entorno, toqué mi lira. La ocultaba detrás de mí y además por las fuertes corrientes de aire ella no podía escuchar las notas. Con mi cosmos controlé las cuerdas para que cavasen a través de la nieve y llegasen a ella. No iba a amenazarle como ella estaba haciendo conmigo, únicamente la iba a apresar con mis cuerdas para que sus acciones se vean impedidas.
          El plan salía bien. Las cuerdas eran tan finas y de un blanco tan pulcro que apenas se distinguían del blanco inmaculado de la nieve. Vi cómo se asomaban bajo sus botas las cuerdas de mi lira. Como si estas fuesen enredaderas, subieron alrededor de su cuerpo sin llamar su atención. Es más, nunca se percató de ellas hasta ser demasiado tarde.

          —Demasiado tarde Cyan, ahora mue… ¡¿Pero qué?!

          Las cuerdas envolvieron por completo el cuerpo de mi vieja amiga. Se formó una especie de capullo u ovillo de hilos alrededor de su cuerpo, apresándola y sin dejar opción a mover ninguna articulación —quizá el cuello y los tobillos, pero no son tan importantes en esta situación—. Lo único importante ahora es que tenía a un enemigo completamente neutralizado frente a mí.

          —¡Que cruel eres Cyan! —Su tono de voz había pasado de ser el agresivo que hace un momento había usado, a uno berrinchudo y femenino.

          Estaba dándole la espalda, ella no me observaba el rostro, pero quizá los dos sabíamos que estaba aliviado de que todo era una simple actuación. Todo el tiempo mis acciones se veían obligadas a contenerse, pues no quería hacerle daño. Ella a mí sí, pero eso no se cumplía en viceversa.
          Rasgué una parte de la manga de mi polo y entonces me cubrí la herida que había recibido en el brazo al destrozarse mi armadura. Se veía algo penoso, lo sé, pero tenía que detener el flujo de sangre. Antes de colocármelo y emplearlo como una venda, sequé el rio de sangre que discurría desde mi cuello tras el ataque de Fa.

          —¡Cyan! —decía haciendo un largo énfasis en el “a” y variando de tono de vez en cuando—. ¿Ya me vas a soltar? ¡Estas cosas aprietan mucho!

          El cielo sobre nosotros ennegreció gracias a unas nubes oscuras que se acumularon y cubrieron por completo el firmamento. De ellas bajó un ser con una imagen extravagante. Una capa blanca como la nieve cubría su cuerpo, así como unas hombreras doradas y otra capa azul, vestida de una forma diferente a la blanca, usadas debajo de las hombreras. Su alborotado cabello era de un color guinda, un color muy raro. Sus ojos también poseían esa tonalidad. Podía vislumbrar una sonrisa curiosa y sádica bien posicionada en su rostro.
          Extendió su mano hacia donde se encontraba Violet, y las cuerdas que le mantenían capturada terminaron siendo unos simples trozos de hilos dispersos a los alrededores de mi amiga. No entendía quién era, ni porqué tenía aquellas capacidades… ¿tan poco humanas? Tampoco es que el control de cosmos sea común en un humano, pero sus habilidades sobrepasaban mi comprensión.

          —Levántate Nasch —dijo aquel misterioso ente.

          Ella se colocó de pie —muy forzadamente, si puedo decir—. Parecía más una marioneta que un ser con conciencia. Estaba bajo sus órdenes. Si podía intuir, sin temor a equivocarme —y no me equivoqué al final—, era el enemigo a vencer. Él era Loki.

          —Señor Loki, por favor, deme más tiempo. Aún puedo derrotarlo, solo deme más tiempo —imploraba Violet, con un tono de tristeza desesperada que me pasmó. Pudo haber llegado al punto de soltar unas cuantas lágrimas a cambio de que su líder aceptase lo que pedía.
          —Nasch, no me has decepcionado —Usaba un tono altanero en su forma de expresarse, pero dudo que con toda esa confusión interna Violet lo hubiese notado.
          —¿En serio mi señor? Gracias. Para que usted no gastase su tiempo en vano, en menos de treinta segundos asesinaré a este Santo de Plata para su pleno disfrute.
          —Oh vaya, no me esperaba tal espectáculo, Slyther Nasch. Bah-rios me hubieran defraudado, pero veo que tú no. Sah-bemos bien que tú cumplirás con tu misión. Kha-da uno de nosotros tiene plena confianza en ti. Es hora de que te actives.

          ¿Es hora de que te actives? ¿Esas palabras no estaban fuera de lugar? No veía el contexto como para que se emplease esa oración. ¿Se habría equivocado al elegir las palabras? Dudo que Loki, el dios del engaño se equivocase frente a su súbdito y a uno de sus enemigos.
          Con un chasquido de dedos, su presencia se desvaneció. Loki había desaparecido. Al parecer solo nos encontrábamos en la habitación Violet y yo. Ella había agachado levemente su cabeza. ¿O más bien debería decir que ella se había encorvado levemente? Sus brazos colgaban de ella cual péndulos. Era lo más similar a un zombi que vi en toda mi vida.
          Se acercaba lentamente a mi paso a paso mientras yo le veía. Le perdí de vista por un momento. Argh.
          Ella me asestó un fuerte puñetazo en la cara e hizo volar la tiara de mi armadura. Quebró un pedazo de ella el cual debía ubicarse sobre mi frente y partió en dos mitades la pieza. Su cosmos naranja estaba envolviendo su puño y notaba que por ello que eso había aumentado la potencia de su golpe. Aun así no me explicaba tal aumento radical de poder.
          Parecía que ella estuviese inconsciente y su cuerpo se moviese únicamente por un control externo. Ella continuó atacándome con un frenesí de puñetazos del que no iba a salir bien parado si es que hubiese recibido siquiera uno o dos golpes. Tenía que esquivarlos, pero su velocidad ahora era tan similar, o superior, a la mía que no podía.

          —¡Violet, reacciona! —exclamé en vano.
          —Ella no te escucha, Cyan. Sé que hasta tú puedes notar que ella no está aquí. Al menos no sus pensamientos.

          En las lejanías podía vislumbrar una sombra dorada que se acercaba a una velocidad increíble. Era mi maestra Nadeko. Ella se colocó frente a mí y utilizó una de sus técnicas. No era ofensiva, pues los dos teníamos un pacto no hablado que protegía a mi amiga. Era defensiva. La barrera transparente, bañada de las tonalidades áuricas nos cubrió a ambos de la lluvia de puñetazos de Violet. Ni aunque con ello hubiese destrozado mi armadura —la cual pertenecía al segundo rango más alto en el Santuario— le podía hacer rasguño alguno a la Crystal Wall de la Santa de Aries.

          —Mientras nos mantengamos detrás del Crystall Wall no hay nada que temer. Respira Cyan, que la verdadera batalla ha comenzado —Comentó mi maestra mientras le propiciaba a su barrera el cosmos necesario para que no cediese.
          —¿Verdadera batalla, maestra?
          —Supongo que esto nos lo explicará luego Violet, pero quizá te pueda decir algunos aspectos generales. Ella es una sirviente de Loki, y como tal, nunca nos hemos a enfrentado a súbditos de su lealtad, por ello en el Santuario no existe un registro así, que yo sepa. Supongo que esta… ejem… armadura, no es de su pertenencia. Si tan solo quisiera haber asesinado a Athena, más de una generación de Santos habría reaccionado o siquiera le hubiese mencionado, pero nada… Por supuesto, esa armadura es tan bella que no parece haber sido creada con el único propósito de ser un guarda polvos…

          Y ahí se iba toda la seriedad que mi maestra podría haber pronunciado. Ella tenía una obsesión insana por estos trozos de metal, inimaginablemente impregnados de vida. Pero si sus deducciones eran ciertas, la armadura guardaba algún secreto para devolver a la normalidad a Violet.

          —Cyan, escúchame con atención. No puedo garantizar ahora la vida de tu amiga. Eso no es una responsabilidad que penda sobre mí, sino sobre ella. Lo quiera o no, ella está gastando una cantidad inconmensurable de cosmos. Quizá su cuerpo no lo pueda resistir y… —Hizo una pausa—. Ya sabes lo que seguirá. Si actuamos, debe ser antes de que sea demasiado tarde.
          —¿Qué es lo que sugiere maestra? —pregunté casi convencido de que poco podíamos hacer por ella.
          —Si te soy sincera, ni yo misma lo sé. Lo único que probablemente funcione sea quitarle aquello. Si observas cuidadosamente en la parte del cinturón, muy cerca de donde debe encontrarse su ombligo, hay un pequeño, pero brillante, zafiro. Quizá ese sea el origen de su maldición.
          —¿Y si fuese así?
          —Si fuese así, es un avance importante, pues lo que deberíamos hacer sería simplemente destruirlo. Pero si es así, no creo que tan solo destruirlo sea la opción. Debemos extraerlo de su armadura y destruirlo para que nunca más suceda algo así. Si lo dejamos encajado puede que siga siendo el catalizador de nuestros problemas.
          —Y para ello necesitamos acercarnos, ¿no es así?
          —Sí. Dado que las cuerdas de tu lira no pueden hacer ese trabajo, lo único que nos queda es quitárselo en un “cara a cara”. Y para ello debemos impedir que mueva siquiera un músculo. Si fallamos en inmovilizarla, puede que nos cueste la vida como pudiste comprobarlo.
          —Una última cosa maestra, ¿por qué volvió? —Pregunté con curiosidad.
          —Para empezar nunca di un paso más allá del pasillo que continúa nuestro camino. ¿Fue un instinto? No lo creo. Quizá haya sido una responsabilidad mía como maestra —mencionó mientras sonreía.

          Dentro de todo lo que se podía decir de mi maestra, que si era una tonta, que si no hacía nada bueno y demás burradas de ese estilo, hay algo que solo yo y mis demás compañeros de misiones sabíamos. Nadeko era una de las mejores maestras que se podían encontrar en el Santuario. Tan solo sería por su forma de ser, pero un prejuicio no debería nublar la verdad.

          —Cyan, usaré la Crystall Prison. Pero te diré una cosa, debes usar tu lira para ejecutar la Starlight Sonata. No te diré que solo tienes una oportunidad. Solo te diré que si no crees conseguir detenerla con tu técnica experimental, retrocedas. Si mueres, ella también lo hará, así que motívate con aquello para que no te desconcentres de tu misión.

          Hace algún momento ya había comprobado las nuevas capacidades de Violet, y por ello sabía qué era lo que nos esperaba si es que fallábamos. En cuanto la Crystall Wall se desvaneciese, debíamos de hacer todo con una celeridad increíble por mi bien, el de Nadeko y, por supuesto, el de Violet.

 

 


Si deseas leer un fanfic, puedes echarle un vistazo a mi historia, se agradecería:

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                              "Los Reinos de Etherias"      Ya disponible hasta el Cap. 34

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Publicado 12 marzo 2018 - 10:42

-los de otros ejercitos no le tienen mucho respeto a athena--XD

 

-¿la prefieres a ella antes que a mí?---que me late que Violet se puso celosa--XD

 

-Loki tiene un aspecto extraño

 

-Nadeko aparecio justo a tiempo

 

-Nadeko es una maestra algo peculiar

 

.-me pregunto si su plan resultara

 

 

-es un buen fic pero te sugeriría que hicieras fichas de los personajes

principales para entender un poco mejor la trama


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#43 Kael'Thas

Kael'Thas

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Publicado 12 marzo 2018 - 14:05

Me puse al dia y bueno me ha gustado como va la trama , me parece Loki quiere los planes salgan como deben y veo estan intentando alguna manera pasar el muro de cristal del santo de Aries veamos que resulta 


Editado por Mystoria de Acuario, 12 marzo 2018 - 14:06 .

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#44 girlandlittlebuda

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Publicado 17 marzo 2018 - 00:12

Peculiar enfrentamiento entre dos guerreros músicos. Me recordó al de Orfeo y Faraón.

Me ha parecido que en el inicio del combate entre Cyan y Violet,más que pelear pareciera que estaban jugando o filtreando. Probablemente por eso Loki considero necesario intervenir transformándo a Violet en una máquina de matar; pero, acaso es tan poderosa al punto de que se necesite de una santa dorada y un santo de plata para derrotarla?

Veo que como en Soul of Gold, aquí los zafiros tienen una especie de maldicion e incrementan el poder del portador. Me pregunto entonces, si Loki se los dará a cada uno de sus guerreros.

Concuerdo con Teoch en que realices fichas de tus personajes (pueden ser breves) porque en este capitulo ya no me acordaba de quién era Cyan y al principio tuve un poco de dificultad para ubicarlo.

Saludos Sagen!



PD: Para mi siempre serás Sagen. Lo siento, mi memoria no da para grabarme tus nuevos nicks ^^.

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"Aunque nadie puede volver atrás y hacer un nuevo comienzo, cualquiera puede comenzar a partir de ahora y hacer un nuevo final"


#45 SagenTheIlusionist

SagenTheIlusionist

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Publicado 25 marzo 2018 - 21:04

Otra quincena ha pasado, o catorcena... Por favor olviden esto último -_-

Os agradezco a todos haber comentado y bueno, unas palabritas dedicadas a cada uno:

 

@Girl

  • De hecho, el plan es derrotarla sin matar a su oponente. La Santa Dorada pudo haber acabado con la Slyther, pero ella no tenía forma de dejarla sobrevivir. Con Cyan ocurre lo opuesto. Ambos en este caso se complementaban.
  • Pues, parece que sí vayan a darle los zafiros a todos... eso parece... quien sabe...
  • Quizá deba actualizar el tema de las fichas del fic pasado, pues son los mismos personajes... Si mal no recuerdo, estaba Nadeko... y podría colocar a Cyan... Ya me lo plantearé....

Y no te preocupes Girl, me alegra que Sagen sea un nombre que trascienda cualquier otro que me coloque :lol:

 

@Mystoria.

  • Loki hará cualquier cosa para vencer en el juego a Athena. Cualquier cosa...

@T

  • Tampoco he visto que muchos raptores de Saori le tuviesen respeto a Athena :t420:

 

 

Antes de publicar el capítulo comentaré que en este capítulo nuevamente habrá dos narradores. Para que no os perdais, una es la Santa de Aries y el otro abandonado es el de Cancer :ninja:

 

ARCO DEL DÍA PRIMO
IX – Líderes. Al final de los caminos.

“…Si nuestro futuro fuera incierto, hace tiempo que hubiésemos muerto…”




 

Nadeko.

          La cuenta atrás avanzaba. En cuanto desvaneciese mi barrera, solo era cuestión de segundos para que nosotros pudiésemos detener a Violet. Si tan solo dependiese de Cyan, o de mí no sabríamos bien cómo actuar en solitario. Pero ya existía un plan y con ello nuestras posibilidades de victoria disminuían. ¿Disminuían? Sí, si solo confiábamos en la eficacia de este, se nos cerraban varias puertas solo para encomendar nuestro deseo.
          Los futuros posibles se debían reducir lo más posible.
Si ella moría a causa nuestra. Si ella moría a causa de un exceso en su quema de cosmos. Si ella era capturada como en nuestro plan. Si uno de nosotros fallaba. Si uno o nosotros dos moríamos.
Todo ello era un porcentaje importante. Y las probabilidades se reflejaban en el uno o dos sobre el número de posibilidades… infinitas.

 

          —Cyan, escucha. Concentra lo más que puedas tú cosmos. De ti depende su vida. Te daré cinco segundos para que lo hagas. Luego de ello, la Crystal Wall caerá. Cinco.
 

          Era más que una locura lo que estaba planteando, pero si no lo intentábamos, quienes fracasaran seríamos siempre nosotros. Si todas las posibilidades se ponían en nuestra contra, solo debíamos alcanzar la perfección. Podía sentir el cosmos de Cyan. Del agresivo cosmos, o más bien inestable —pues ese es su estado natural—, ahora solo podía percibir un cosmos apaciguado, controlado a voluntad por él.
 

          —Cuatro… Tres…
 

          La mano derecha de Cyan se envolvió del cosmos lila que él poseía. Estaba preparado para lanzar su técnica. En cuanto no pronunciase el cero a continuación del uno, sería ese el momento. Solo quedaba confiar.
 

          —Dos… Uno.
 

          Tal y como había dicho, desvanecí la barrera dorada. Violet seguía moviéndose y lanzando ataques en un frenesí sin pensar en si estos servirían o no. Era lo que popularmente llamamos “Berserker”. Un ser que únicamente vive para el combate y que más allá de ello no tiene cabida en su mente. Claro que este era un estado inducido en ella y no propios de su naturaleza.
 

          —¡Crystal Prison! —Exclamé.
 

          La “prisión de cristal” es tan simple como eso. Una variante más de la “Crystal Wall”. Lo sé, me quedó genial el nombre, ¿a que sí? Cuatro. Cuatro muros de cristal, cinco contando la tapa. Su gasto de cosmos era proporcional a como sonaría un muro de cristal normal con la resistencia pertinente. Para mí no era mucho esfuerzo. Miento. Esto sí me correspondería un trabajo considerable, puesto que si recuerdo cómo llegamos a atravesar aquella ilusión...
 

          —Ve Cyan. Sálvala.
 

          La caja de cristal solo servía para retener, no para inmovilizar. Nuestra “enemiga” aún podía moverse dentro del área que cubría la Crystal Prison. Continuaba con sus irracionales golpes. No podía verla. Es más, no quería ver como caía cada vez más hondo en la espiral de locura.
 

          Mi alumno se acercó caminando un paso a la vez hacia donde se encontraba la prisión. Tocaba con sus manos imbuidas en cosmos una melodía melancólica y lenta. Las cuerdas de su lira se desprendían rápidamente de ella y se lanzaban contra su objetivo. Era como si le dijera: “Toma mi mano. Te salvaré”. Las cuerdas atravesaron mis muros de cristal, y envolvieron dentro de ellos a Violet. Una araña había atrapado a su presa y esta no podía escapar.
 

          —Bien hecho, Cyan —le dije mientras desvanecía lo que quedaba de mi técnica.
 

          Ella seguía moviéndose, pero lo hacía con mayor pausa y, gracias a ello, nos pudimos acercar a ella. Me arrodillé a su lado. Y entre los tantos hilos que envolvían la parte de su cintura, removí cuidadosamente hasta encontrar el zafiro. Lo cogí entre mis dedos pulgar e índice, y lo separé de su armadura. Lo presioné con la fuerza precisa como para que en tan solo unos segundos pasase a ser tan solo un polvo azulino que se fue danzando junto a las corrientes de viento.
 

          —Maldita bruja, te… —le corté las palabras.
          —Violet, ya no estás siendo controlada por Loki. Deja de actuar —comenté.
          —Ah, disculpe señorita Nadeko. Era la costum… Ehmm, Efectos secundarios.

 

          Apenas pudo terminar de pronunciar aquello, cayó dormida. Quizá ese cansancio repentino podía haberse derivado de haber gastado cantidades insanas de cosmos. Sí, quizá era eso. No podía evitar sentirme responsable de que ella terminase así de agotada y tomé la responsabilidad de cargar con ella sobre mi espalda hasta reunirnos con los demás. Aunque antes de ello debía hacer algo. Algo que Cyan no debía de ver y le pedí que dejara a solas con su amiga de la infancia.
          El aceptó. De mala gana pero lo hizo. Creo que ya sabía que iba a hacer y que de todas formas no me lo podía impedir, porque yo soy quien manda aquí y aquella que tiene una armadura dorada, la capacidad y el permiso para matar.

 

          —Ahora Cyan, shu, shu. Largo. Esto es cosa entre damas, fuera. Largo.
 

          Comencé a realizar mi trabajo. Aunque trabajo no era más que una forma de decir, pues lo que en verdad hacía era satisfacer uno de mis más oscuros y profundos deseos…
          Estudiar armaduras.
          Retiré parte por parte la armadura del cuerpo inconsciente de Violet mientras dejaba a un lado las piezas que iba a estudiar. Era una armadura bellísima. Sus tonos rojizos y anaranjados eran espectaculares y combinaban tan bien con el color de su cabello… Y se acoplaba tan bien a su estructura corporal… ¡Qué envidia! Ehm… ¡No! No dije nada, querido Aries. Tú sabes que siempre serás mi carnerito preferido.
A parte de ser una afición, hacia eso para tener menor peso que cargar. El camino era largo y no sabríamos cuantas veces tendríamos que retroceder para por fin llegar a la salida. Era por ello que decidí que solo por esta única y exclusiva vez dejaría la armadura y llevaría conmigo a la aún tierna Violet.
          Llamé a Cyan. Él volvió lo más rápido que pudo mientras me alistaba para partir.

 

          —Hazme un favor y llévate la armadura de Violet. Te veo en la salida.
 

          Salí corriendo de ahí sin esperarle mientras me imaginaba cómo se sentía él en aquél momento y soltaba más de una risa al pensarlo.
 

 

* * *

 

Shiou.

          Pasó alrededor de una hora desde que Nadeko nos hubiese contactado para que llegásemos a la salida. Quizá no era todo lo triunfal que esperaba que fuese, pero ahí estaba y eso era un gran paso en nuestra travesía. De hecho, fuimos los primeros en atravesar la salida, y eso no me daba buena espina. Podría tratarse de otra ilusión como en la que había caído Aiza, o podría ser real. Aun así nos preparamos para lo peor y atravesamos la puerta.
          No ocurrió nada. Delante de nosotros había una gran cantidad de vegetación. Árboles, arbustos, un césped tan verde. Había un que cubrían muchas lianas y matorrales. Toda la flora se encontraba en contra de que continuemos por ese camino. Continuamos para ver que encontrábamos pero lo que vimos me dejó un tanto intranquilo. Miare. Él se encontraba tan tranquilo ahí, mirando uno de sus libros, el cual me sorprendía que su poco cerebro procesase.

 

          —Mi…
          —Cállate Shiou. El Patriarca aún está envenenado —dijo interrumpiéndome.
          —Y, ¿dónde está él? Si se puede saber, maldito egocéntrico.
          —En otras condiciones no te lo diría, pero como ando ocupado… Ven infeliz. Ayúdame a encontrar esta especie.
          —Déjame ver. Ah, la “Cosumicus envienitus”, algo extremadamente raro. Y, ¿crees que se encuentra aquí? —pregunté aunque la respuesta era obvia.
          —Si es que ese ser quiere vernos sufrir, de seguro hay una cura para el envenenamiento del Patriarca Haloid. Si tan solo tuviese la razón, eso le salvaría. Pero…
          —¿Pero?
          —Pero llevo ya quince minutos y no encuentro nada. Los demás inútiles vendrán pronto y no me puedo permitir fallar. No ahora.
          —Bien —comenté para mí mismo. Me di la vuelta y cogí el libro que Miare había dejado en el suelo, el cual tenía una ilustración en la página que nos interesaba—. ¡Miren muchachos! Esta de acá es la especie que debemos buscar. Dispérsense y encuéntrenla. No quiero nada similar, solo ésta de acá —dije señalando con mi índice la ilustración—. Es lo que debemos hacer para salvar a nuestro Patriarca. Deprisa, estamos a contrarreloj.

          Todos los que se encontraban en mi grupo se dispersaron, aunque sea en parejas, pero lo hicieron. Buscamos como mínimo otros quince minutos hasta por fin encontrarlo. La noche casi caía sobre nosotros, y ya podía escuchar como los pasos de otros caballeros se acercaban. Era el grupo de Nadeko, pero sin ella… Me preguntaba dónde estaba ella, pero por lo que nos dijo, ella estaba… Ah, no, Ariadne estaba con Parsath.
 

          —Maldita sea… Llegaron y aún no tenemos el antídoto.
          —Según tu libro, nos hace falta Nadeko. Ella es la única que conocemos que carga consigo un poco de polvo estelar.
          —Esa inútil siempre falta en los momentos menos oportunos…
          —¿Qué decías, Miare querido? —dijo una voz.

 

          Ella había llegado cuando no nos habíamos dado cuenta y estaba cargando consigo a una muchacha joven, por su complexión, podría decir que era un poco mayor que Ariadne, tan solo un poco. Pero lo que sí tenía era una genética excepcional… Concéntrate Shiou. No nubles tu mente, solo piensa en él, en ella, en Haloid, en Ariadne y deja que todo eso se convierta en tu mundo.
 

          —Decía que esa inútil de Nade… Ehm, hola Nadeko. ¿Qué tal el… clima? —Se le notaba nervioso. Yo también lo estaría si alguien me apuntara directamente con su mano y con ello tuviese la posibilidad de exterminar cada partícula que componía mi cuerpo.
          —Así me gusta, Miare. Tan tranquilito… —Su expresión inspiraba el más verdadero de los miedos. Su sonrisa que a primera vista podría parecer gentil, escondía el más oscuro de los rencores habidos…— ¿Decían que necesitaban polvo estelar? ¿Para qué?
          —Para el antídoto que necesita el Patriarca. Mira —le extendí a sus manos el libro. Ella me encargó momentáneamente a su acompañante y tuve que cargarla en brazos. Sorprendentemente era ligera. Más de lo que parecía echándole un vistazo.
          —Está bien. Pero les faltan dos cosas. Un tercer ingrediente y el Patriarca —sacó de una bolsa que llevaba dentro de su armadura una cantidad pequeña de polvo estelar, en medidas sería lo suficiente como para decir una cucharadita—. Trataré de traer al Patriarca. Miare, dime por cuál camino volviste.

          —El segundo de la derecha, idiota.
          —Como digas.

 

          Nadeko partió en búsqueda del Patriarca, e indirectamente al grupo de Miare. Ella era la más veloz del Santuario entero. Nosotros los Santos Dorados teníamos una velocidad mucho mayor a la de uno de Plata, pero de entre nosotros la que destacaba aún más era Nadeko. Por decirlo así, esa era su habilidad.
Se adentró en el Laberinto nuevamente por la ruta que le había señalado Miare. Con la velocidad que usaba, me sorprendí al final el saber que no se perdió ni un solo momento. Luego descubrí porqué. Ella había mordido la punta de su dedo anular derecho y como de él emanaba sangre, lo usaba como una marca por las paredes que pasaba, trazando una larga línea hasta llegar a la bifurcación. Y así continuaba… Es tan descuidada… pero tan despreocupada… A veces me preocupa…
          Deje a la joven que me había encomendado al cuidado de Parsath, mientras veía como una Ariadne casi sin fuerzas se apegaba todo lo posible al Santo de Tauro para no caerse. Mientras estaba viéndole, Sylene me mostró toda la preocupación que llevaba consigo y se ofreció a quedarse junto a su amiga. Ella se acostó con Ariadne para envolverle con su calor, pues aún seguía con la temperatura corporal demasiado baja. Y así se mantuvo por un rato más largo del que pensé.
Antes de que la luna tomara su posición, la Santa de Aries volvió rápidamente, Aruf le ayudaba a cargar al Patriarca. Se nota que lo que había hecho era preferirlo a él en vez de a Mizael por un simple tema de liderazgo.

 

          —Parsath, ayúdanos. Necesitamos que le tomes una muestra de sangre al Patriarca. Y luego que le inyectes el antídoto. ¿Puedes hacerlo por nosotros?
 

          No contestó nada con sus palabras mas sí con sus actos. De su bolso sacó dos jeringuillas vacías y sus respectivas agujas. Abrió el empaque de uno, le colocó su aguja. Le pidió a Nadeko y a Aruf que le recostaran sobre un árbol. Él tomó el brazo derecho de mi maestro y… Hasta a mí me parece doloroso relatar esto.
          En cuanto retiró la aguja, él nos dio la muestra de sangre. Saqué mis implementos y me encargué de separar su plasma, eritrocitos, glóbulos blancos… y me quedé únicamente con una muestra casi pura del veneno que aquejaba a Su Ilustrísima. Esto se lo pasé a Miare mientras le lanzaba una serie larga de improperios que no vienen al caso.

 

          —Y con esto se salvará el Patriarca, ¿no? —Le pregunté mientras él agitaba la mezcla extraña que generaban los tres componentes del antídoto. Cuando terminó, haciéndolo parecer de forma casi homogénea.
—Supuestamente sí —Cogió el bol donde había mezclado todo y lo giró de tal forma que nada del contenido saliera volando por todos lados. Como una centrífuga, pero de una forma más provisional. El líquido que finalmente quedó en la superficie fue lo que insertamos en la segunda jeringa que nos proporcionó nuestro médico.
          Tenía un tono extraño, algo así como turquesa, pero de mayor intensidad, como el suero que generalmente se ve en los programas de televisión y las películas. Eso fue lo que le inyectamos a mi maestro Haloid en las venas para que se recuperase. Parsath nos mencionó que debíamos darle descanso a su pobre y viejo cuerpo. Claro que lo de pobre y viejo es un agregado mío a la frase que él dijo.
          Aquella noche debíamos pasarla en aquel lugar, y eso no era un problema para ninguno de nosotros. Y me olvidé mencionarlo, pero justo después de inyectarle la medicina al Patriarca, tanto el grupo de Aiza como Cyan, el alumno de Nadeko, salieron del laberinto con unos pocos minutos de diferencia.

 

          —Ufff, lo que me costó salir… —comentó Aiza.
          —Maldita seas maestra, ya te las verás ahora como somos cuatro contra una… —comentó Cyan agotado cargando una bolsa grande en su espalda y al parecer era considerablemente pesada.

          Cuando la situación estuvo más calmada surgió otro problema. Y esta vez relacionada con aquella misteriosa muchacha. Nadie sabía de su identidad. Nadie la conocía excepto quienes habían estado en el grupo de Nadeko, y ellos solo sabían que era una enemiga. Pronto se esparcieron los rumores y la noche se hizo más tensa. Como santo Dorado, pero más como consejero del Santuario le recomendé llevarnos a la joven a un lugar apartado para que ella descanse mientras pueda.

          —Señorita Nadeko, ¿Qué hace ella aquí? Es nuestra enemiga —comentó inoportunamente Loke —Una bella enemiga he de decir.
          —Y justo tenías que decirlo aquí… idiota… —Orfeo casi se abalanza sobre Loke para romperle más de un hueso, pues lo que desencadenaría su comentario no sería más que problemas. Su maestra le detuvo.
          —Tenemos la situación controlada, Loke —dije en voz alta, dirigido hacia él y hacia todos los presentes—. Nos llevaremos a nuestra prisionera para interrogarla. Si es una espía morirá.

          Pude notar como Nadeko le murmuraba algo a su alumno. Algo como “No te preocupes, no le pasará nada grave. Confía en nosotros”.
          Y así nuestra noche se hizo más larga de lo que imaginamos.


Si deseas leer un fanfic, puedes echarle un vistazo a mi historia, se agradecería:

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                              "Los Reinos de Etherias"      Ya disponible hasta el Cap. 34

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#46 Kael'Thas

Kael'Thas

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Publicado 25 marzo 2018 - 21:10

Fanastico ambos relatos santos de oro y el final quede bastante tenso y a la espera pueda pasar 


Editado por Death the Kid, 25 marzo 2018 - 21:15 .

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Publicado 26 marzo 2018 - 12:07

-El Crystal Prison me recuerda la escena en que Minos quedo prisionero

 

-Nadeko se parece a shion de lost canvas con su obsesion por las armaduras

 

-Jajaja Shiou tuvo que concentrarse

 

 


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Publicado 26 marzo 2018 - 22:40

Dos capítulos al hilo.

 

En el primero, quedé muy contento con que mostraras al final qué pensaba Lira. Hasta me dio la impresión de que había una sutil reprimenda a que yo lo criticara... eso me agrada!

Quedé un poco medio metido con eso de que Aries supiera de inmediato que el zafiro era la fuente de poder, para no saber (según ella misma) nada sobre sus armaduras. Pero honestamente da igual, me encanta Nadeko, es una de mis favoritas (junto con el HDP Miare).

Al fin mostraste tu capacidad narrando peleas, y quedé muy satisfecho leyéndolo, la descripción es fina y fuida, no parece interrumpida ni golpeada. Uno puede imaginarse la acción. Muy bien.

 

Solo espero que Loke no esté basado en algún personaje de Fairy Tail, porque sino es como para quemar este fic 

 

:ph34r: 

 

 

Sigo. En la segunda parte, la primera mitad, solo sirve para confirmar que Nadeko es lo mejor de esta historia. Qué orgullo es ser de ese signo... porque soy.... Aries... sip. Así es.... :ph34r:  Y claro, para mostrar una gran habilidad (versión mejorada de lo que Shion hizo en el Canvas), además de algo de habilidad de un Santo de Plata y, sí, Nadeko, siempre Nadeko.

 

La segunda mitad estuvo más profunda, tranquila e interesante. Miare tal vez quedó un poquitín exagerado comparado con su perfecta aparición en el capítulo VII, pero no desentona para nada. Y Cáncer es como siempre un buen personaje, incluso sin resaltar. Es como un everyman, se puede confiar en él, y existe para mostrar lo que ocurre a su alrededor. No sé si está pensado como el protagonista "principal" de esta obra, pero funciona como uno. Nadeko igual de genial que antes. Cuidado! Mantenla igual, no pases al cliché. Como está ahora, es simplemente perfecta. También me gustó la parte "química" de la narración, muy bien detallada y cuidada. La ciencia al poder.

 

Es bueno tenerlos a todos juntos por fin, por preocupación por el viejo. A ver qué cosas nos depara el futuro.

 

Saludos.


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#49 girlandlittlebuda

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Publicado 28 marzo 2018 - 19:04

No sé si estoy equivocada, pero tengo la impresión que en este capitulo has retomado varias cosas del anterior fic (de lo que vagamente recuerdo). No es que lo tome a mal, todo lo contrario, sólo es una observación.

Interesante técnica la "prisión de cristal", pero creo que Nadeko hizo mal sus cuentas, son seis paredes contando el piso. No es cierto, es broma Sagen. La hice para mantenerme despierta, es que el calor es inaguantable aquí y ya está haciendo estragos en mí.

Gracias por la aclaración a mis dudas, de hecho algunas me la respondiste muy bien en el fic. Excelente trabajo en equipo el de Nadeko y su alumno. Me quedé con cara de wath por la forma "aparentemente" tan sencilla en la que destruyó el zafiro y a la vez me dio coraje, es que me la hubieran regalado, claro que sin maldicion.

Sobre lo de las fichas de los personajes, disculpa a esta desmemoriada y distraída señorita, ten piedad de ella.

Seguimos por aquí en el siguiente capítulo.

PD 1: Por más que le di vueltas, no entendí muy bien la frase de introducción.


PD2: Me urge una nieve de limón. Si te gustan, te invito una ^^.

Editado por girlandlittlebuda, 28 marzo 2018 - 19:17 .

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"Aunque nadie puede volver atrás y hacer un nuevo comienzo, cualquiera puede comenzar a partir de ahora y hacer un nuevo final"


#50 SagenTheIlusionist

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Publicado 08 abril 2018 - 13:03

Y llegamos a abril. Quién diría que llegaríamos a abril con esta historia. Nadie.
Bueno sí... quienes tenían la esperanza de que cada semana les traiga un nuevo capítulo. Ni yo me tenía dicha esperanza ja... Bueno, sí la tenía pero no con esas palabras... No tenía calculado llegar a estos días. Más bien no tenía calculado nada. Solo escribí y escribí...

Pero ya no me enrollo más. Ustedes vienen aquí por el capítulo y yo lo aprecio... Siento... Siento que tengan que comerse este palabreo antes del capítulo y los comentarios... Debo aprender de los maestros Felipe y Placebo... Sí, sí... debo aprender...

Bueno, a lo que iba, los comentarios.

@Mystoria
Pues ya no tendrás que esperar más, amigo mío. Aquí te traigo el capítulo. :lol:

@T
El pobre Shiou... Es un buen tipo, que de vez en cuando quiere tener un poco de entretenimiento, pero que escoge unos momentos más inoportunos...

@Felipe
Le recuerdo que ya le expliqué de que fue una casualidad lo de Fairy Tail. Por favor no queme mi fic... Por favor... No lo haga... Por Nadeko... Por favor... Se lo ruego... Lord Felipe, deje ese mechero... Déjelo donde pueda verlo... ¡Sobre mi fic no!
Creo que aquí puedo explicarlo un poco más extenso así que les muestro una progresión de como se formó el nombre de Loke:

Spoiler


Lo de la personalidad eso si no puedo explicarlo... Pido clemencia...

Me alegré más de lo necesario cuando leí que le gustó la pelea. :lol: Para alguien que se jura a si mismo y se crucifica como el peor escribiendo escenas de acción, es una sorpresa muy grata.

Espero que despues del capítulo de hoy no cambies tu opinión sobre Nadeko. En verdad lo espero.


@Girl
De hecho sí, esta parte es una de las que más me parecía rescatable del fic anterior. Bueno, no rescatable, mas bien, una de las partes que creía imprescindible para la historia. Desde un comienzo mencioné que sería un remake, y bueno, los primeros capítulos de la anterior versión no me convencían... Así que quizá por ello pudo confundir un poco. Estos capítulos son ya conocidos, pero rehechos a esta forma de escribir. Y con algunos aspectos más a destacar.

No, no, no, Girl. Nadeko no hizo mal sus cuentas. No contó el piso porque le iba a suponer un gasto más de cosmos. Y como en economía, aquí no estamos para derrochar lo que no nos sobra. Descuida, tambien bromeo... el calor por aquí tambien es poco soportable. Antes de comenzar a escribir el post tenía mi vaso de refresco con un par de hielos, pero ya se derritieron...
Claro que cuando quisiera Nadeko podría usar la prisión de cristal para eliminar a sus enemigos, hasta el punto de la desintegración... No me desagrada esa idea...

Si no te molesta andar con hambre todo el rato, con gusto te regalo el siguiente. Despues de todo, mi fic no sería la primera obra en cruzar la cuarta pared. O tal vez sí... Y ser pionero en ello. ¿Por qué no?

Pd. He de decir que si recordara si la saqué de algún sitio o la ideé de mi cerebro, quizás podría darle forma a esa frase. Hasta entonces lo tomaré como una frase que no debió salir del beta...


Por si acaso... El siguiente capítulo, es decir el 11, es el final del arco y... bueno, a nadie le importa, pues es solo para remarcar un día de la trama. Pero bueno... Solo digo... Solo digo que adapté todo lo que escribí la otra vez... Y... ejem...



ARCO DEL DÍA PRIMO
X – Nadeko. Memorias del pasado I.

“…Si bien recordar el pasado no es malo, el vivir completamente de él sí lo es…”




Quizá sea uno de los momentos más inapropiados para recordar algo, pero aun así lo haré. Sé que es inapropiado ponerme a pensar en ello mientras se llevan a la débil Violet a un injusto interrogatorio. Pero creo concerniente tratar de recordar cómo sucedió todo en aquel día. Porque ese es el inicio de estos problemas y sé que hoy no será el último día de esta historia. Todo esto sucedió tan solo por estudiar, por más raro que suene.
Por supuesto, que mi versión de los hechos es una visión muy poco detallada, pues solo fui una espectadora y no una protagonista de los hechos de aquel día como lo fueron Violet y Cyan hace unos siete años aproximadamente. Algunas cosas que me dijo mi alumno más temprano que tarde también las rememoraré como recuerdos míos para poder hilvanar la historia.


* * *

Todo comenzó una joven tarde de invierno. En la cual, adelantando hechos, yo me encontraba en Japón arreglando unos asuntos con unos malditos infelices. Era un trabajo encargado directamente por el Estado para erradicar una plaga que mientras más trataban de eliminar, más público se hacía. Y eso motivaba a otras enfermas y detestables lacras a seguir su camino. El Patriarca me obligó a ir con él. Y sí, dije “me obligó” puesto que aunque yo sea una Santa a su servicio y deba hacer cualquier cosa que me ordene —…concerniente al beneficio de Athena y el planeta…—, lo único en el mundo que no quería hacer era regresar al país que me vio nacer. Al país que me vio crecer. Al país que me quiso vender al mejor postor…
Decía. No quería volver a Japón, pero una orden del Patriarca es una orden del Patriarca. Además de que no podía desaprovechar la oportunidad de estar cerca de mi padre Haloid sin su vestimenta de líder del Santuario. Era una “primicia” que no podía desaprovechar. Ya quisiera cualquier otro tener ese honor. Aunque claro, yo ya le había visto el rostro varias veces desde que era niña. Pero por quitarle el placer a otra persona, me aguantaba mi odio a mi natal país.
Bueno, el trabajo tampoco era particularmente difícil. Era tan simple como eliminar a unos insectos inmundos de este planeta pues eran demasiado estúpidos como para no ocultar sus redes del ojo desatento de un gobierno. Y recalco lo de estúpido. En serio había gente en el bajo mundo mundial que osara a comerciar con unos individuos tan particularmente inútiles. Si descubrían los nexos de estos “comerciantes” con ellos, pues fácilmente caerían. Así que comenzando por ahí podíamos eliminar la plaga. Podía eliminar a mis enemigos… Pero una Santa no puede usar su poder para beneficio propio. Son esas las enseñanzas que dictaba el Patriarca desde que nosotros éramos niños.


—Padre… ¿En verdad teníamos que aceptar este trabajo? Es súper aburrido…
—Nadeko, si nosotros no hacemos el trabajo sucio, ¿quién lo hará? Nadie. Sabes perfectamente que al mundo no le importan las pequeñeces. Y que si lo hacen, es por conveniencia más que nada. Nosotros somos la única esperanza que hay para erradicar a estos miserables. Por favor Nadeko, deja de cuestionar esta orden.
—Está bien, padre. Dejame recorrer la ciudad sola un par de horas, por favor. En la noche continuamos con nuestro trabajo. Quiero despejar mi mente un rato.
—Nos vemos en la noche en aquel lugar.
—En aquel lugar. Entendido. Que tenga una buena tarde Patriarca.
—Lo mismo te digo, Nadeko.


Me separé del Patriarca en aquel momento y fui a revisar las tiendas de ropa en una concurrida avenida. No quería pasar el tiempo pensando en escorias y demás repulsivos seres que habitaban entre las personas. Quizá encontraba algo de mi talla. No, eso no… Eso es fácil de encontrar. Algo que complazca mis gustos. “Como odio todos estos adornitos que le colocan a la ropa actualmente”, fue algo que pensé mientras sujetaba un polo cuyo color me había gustado, pero el diseño no. Y eso que estaba decidiendo no ser tan minuciosa, pero aun así es difícil complacerme… Revisé también si había algo para las demás. Algo para Nere o para Tiana. Lo malo es que muchas de estas prendas acentuaban relativamente el busto… Era lo mismo que comprarle lentes a alguien que no los necesita porque ve perfectamente. Ya me entiendo yo misma.
Cuando salí de la primera tienda ya había pasado una hora. No pensé que me demoraría mucho. Sobre todo cuando apenas compré un par de cosillas que ni siquiera eran para mí. Ellas dos eran suertudas. Tal vez yo era más exigente con las cosas que quería, pero no para las de los demás. Fui a otra tienda en una calle diferente, esta vez en una más perdida entre las abarrotadas calles de la ciudad.
Al promediar las seis y media de la noche terminé de comprar y me dirigí a comprar algo de comer. Quizá no era nada pertinente, pero una persona debe comer algo para poder tener un mejor ánimo. Esa era la filosofía que me había enseñado Mizael y gracias a él pude confirmar muchas vece su veracidad. El estómago es una gran entrada para la felicidad, pero también es una gran tristeza para cuando buscar ropa y no te entra por su inexplicable culpa…


—¡Ayuda!

Escuche una vocecilla mientras caminaba por unos callejones más apartados de la verdadera urbe de aquella ciudad. Estaba segura de que el grito había venido de del callejón que se encontraba delante de mí, así que traté de acercarme a él lo más posible para observar la situación y tomar la mejor decisión sobre qué hacer.

—¡Por favor, suelta a Violet!
—¡No te escaparás de esta tan fácilmente Cy…niño!


Di un vistazo rápido. Había dos sujetos vestidos completamente de negro, uno más corpulento que el otro, pero tan solo ligeramente. Uno de ellos, el más corpulento, sujetaba del cuello a Violet —en aquel momento solo supuse que ella se llamaba así por lo que dijo Cyan— a una altura considerable. El otro, estaba arrodillado detrás de Cyan, colocándole las manos sobre los hombros, como si estuviese simulando ahorcarlo, de hecho, iba a hacerlo.
Si bien dije que ambos sujetos vestían de negro —y no miento—, me falto detallar un poco más su aspecto. Eran una aberración de la naturaleza. La vestimenta que ellos vestían, eran unas mallas negras, que cubrían por completo su cuerpo exceptuando la cabeza. La cabeza estaba cubierta por una especie de máscara, tela extraña blanca con un diseño particular. Se la amarraban para que no develasen su rostro, pues los depravados estos creían que no llamarían la atención en público. Y si bien dije que las mallas cubrían sus cuerpos, pues… Me voy a dar asco… Esas ropas remarcaban los músculos de su usuario. Y… no solo los músculos. Creo que no quiero recordar eso. Mejor dicho, nadie quisiera ver esa escena en esta o en cualquier vida.


—Argh —escuché decir. Era uno de los sujetos.

Antes de que pudiera detenerlos, sucedió algo. Su mano se había quemado. ¿Combustión espontánea? ¿Eso se podría aplicar a una mano? No lo creo. Para ese entonces lo había pasado desapercibido, pero una débil cosmoenergía se hallaba frente a mí. Por supuesto que estaba asombrada de encontrar a alguien con el talento natural de usar su cosmos, pero esta era una situación de emergencia. Era como la adrenalina, pero sin fuerza física, sino que eso había sido reemplazado por su propio cosmos.
Lo que sucedió a continuación fue fantástico. Cyan al verse librado de su captor corrió en dirección al que tenía prisionera a Violet. Fue corriendo, sin detenerse tan solo un segundo a pensar. Estaba convencido de que si ningún tercero ayudaba a Violet, nadie lo haría. Así que tomo todo lo que él consideraba bueno y lo concentró en su pequeño puño. Su cosmos fue tan grande como para que, al momento de impactar, el mastodonte retrocediese unos cuantos metros hasta destrozar parte de la pared contra la que colisionó. Escupió un poco de sangre y tardó en levantarse un momento, pero lo hizo.


—Maldito niño… Me las pagarás —aún se sacudía el polvo que le había cubierto al impactar contra la pared.
—A-Ahora que debo ha-hacer —murmuró para sí mismo Cyan.
—No le mates. Hay gente que paga muy pero muy bien por un niño. Los líderes mundiales, sean presidentes, ministros, la realeza, multimillonarios… Todos ellos podrían pagar tan jugosa suma por este mequetrefe —comentó el que entre los dos parecía el jefe.
—Nunca le perdonaré esto, profesor Niekawa… —exclamó con todas sus fuerzas mi futuro alumno mientras el líder volvía a posar sus manos sobre ambos, observando sus presas mientras su compañero cogía un saco para llevárselos.


Sabía que no me podía mantener más tiempo oculta. Ellos dos ya estaban en un grave peligro desde que yo había llegado y tan solo por querer determinar la situación. Era hora de actuar, hora de eliminar. Ya era de noche e iba a comenzar por los insectos más patéticos de todos.

—Patriarca —dije conectándome mentalmente con él—. Venga a este lugar. Iniciaremos con la cacería lo más pronto. Encontré al último eslabón de la cadena. Si nos apresuramos pronto encontraremos al primero.

Terminé la conversación y lance un rayo de cosmos hacia el cielo de tal forma que estallara como si fuesen unos fuegos artificiales. Como era de noche, resaltaría lo suficiente como para no llamar tanta la atención de un tercero, los únicos que lo notarían seríamos el Patriarca, y nosotros cinco quienes nos encontrábamos cerca a esa zona.

—Que rayos ocurre aquí. ¿Quién eres? Vete a usar tus fuegos artificiales a otro lado.

Debía actuar.

—Ah, perdón, perdón. Tan solo creía que era un lugar bueno para lanzar un fuego artificial. Está algo apartado de la sociedad, así que no molestaría a nadie —comenté tratando de no llamar mucho la atención. Después de todo no me veía como una extranjera y por ello cualquier cosa era mera casualidad.
—No hay nadie en esa calle, ¿no? —dijo quien yo consideraba el líder.
—No, nadie. Por eso creí que era perfecto para utilizar uno —mencioné con una gran sonrisa hipócrita en el rostro —. ¿Qué estáis haciendo? ¿Se preparan para un festival? ¡Yo también quiero!
—Sí, claro. Ven para continuar con los preparativos —estaba acercándose a mí con un claro signo de que iba a matarme o a secuestrarme. Cualquiera de las dos opciones era tan válida como la otra.
—Ehem, disculpa. Soy muy distraída y, si vamos a ayudarnos en esto, debo de presentarme. Mi nombre es Nadeko.
—Eh, chiquilla tonta. ¿Acaso no sabes que es de ingenuos revelar información personal a un extraño? —me dijo, cambiando de tono de voz.


Ambos tipos se abalanzaron sobre mí. Por supuesto el líder se encontraba más cerca de mí. Me iba a lanzar un golpe en la parte del vientre, eso no era nada nuevo, se veía en cada serie que pasaba por la televisión. Tal vez su ingenuidad al pensar en que yo era la más débil entre los tres le jugó en contra. Si me llamaba ingenua, debería haber visto su rostro en cuanto esquivé su golpe y le di uno detrás de la cabeza, dejándolo inconsciente. Era un ser más patético de lo que pensaba.
El otro también se abalanzó contra mí. A pesar de haber visto cómo su compañero caía frente a sus ojos, él ni se inmutaba en su bestial embestida. Era fantástico, ver cómo se acercaba tan lentamente hacia mí. Realmente no era lento, solo que mi vista era más rápida que la de él y por ello disfrutaba su vano intento por detenerme. Perforé su pecho con tan solo dos de mis dedos impulsados con la velocidad suficiente como para romper su esternón y hacer que este apuñale su corazón. Oh, sí. La sangre dentro de él continuaba fluyendo y ahora su sangre bañaba sus órganos vitales de una forma antinatural. Antes de que siquiera saliese un par de gotas de sangre, me llevé su cuerpo de ahí, pues no quería que los niños viesen eso. Su cuerpo se desangró mientras yo tranquilizaba a los niños.


—¿Ya están bien niños? —les pregunté. Lo normal hubiese sido que no me respondieran, pero Cyan tomó palabra.
—Sí, señorita… ¿Nadeko? Muchas gracias por ayudarnos. Pero… ¿Es usted una mala persona? Nuestra madre dice que solo la gente mala mata a otros —comentó luego de agradecerme.
—No sé decirte si soy buena o mala. Tampoco puedo decirte la definición de bien o mal pues para cada quién hay un algo que los diferencia. Solo sé que para mí estos dos iban a hacerles daño, un daño peor del que puedan imaginar, y solo de eso puedo decir que sé que es malo.
—¿Podría ayudarme? Mi amiga está débil porque aquel le agarró con mucha fuerza. Está débil.
—Está bien. Dime donde viven y les llevaré en seguida. Descuiden, solo soy una amiga.
—Es de aquí a unas cinco cuadras —me dijo.
—Entendido —Ese fue el momento en que llevé por primera vez a Violet sobre mi espalda—. Lo que yo no entiendo es… ¿Qué hacían ustedes dos por esta parte de la ciudad a estas horas?
—Lo lamento señorita. Es que nosotros regresábamos de una clase de música y nos entretuvimos tanto al regresar que se nos hizo tarde. Pensé en tomar un atajo para llegar más pronto y aquí estamos. Y ahora por mi culpa ella…
—Tranquilízate. Deberías saber que no siempre el camino más corto es el mejor. Pero ya pasó. No sabías que esos dos tipos les estaban siguiendo.
—Sí sabíamos, señorita Nadeko —me corrigió Violet tan débil que apenas podía escuchar su voz.
—¡¿Có-cómo?! Y aun así vinieron por este camino tan peligroso…
—Fue por ellos que lo hicimos —dijo Cyan—. Ellos nos estaban siguiendo así que pensé que lo mejor sería llegar lo más pronto a casa.
—Ya veo. Una cosa más. ¿Quién es Niekawa?


El nombre había rondado la conversación mientras yo aún había estado oculta. Sabía que esa era la identidad del líder, el problema era saber quién era y porqué le conocían Violet y Cyan.

—Él —me dijo señalándome al tipo inconsciente—, era nuestro profesor de música. De la que acabábamos de salir.
—Oh.


Aquella noche mientras les llevaba a casa, a Cyan de la mano y a Violet sobre mi espalda, me encontré con el Patriarca saliendo de aquel callejón. Él vio que llevaba conmigo a dos niños y por ello no intervino. Sabía tan solo con un vistazo lo que había sucedido. Él se quedó en la escena para interrogarle al “líder” acerca de sus jefes cuando despertase. Yo por mi parte llegué a casa de ambos. Toqué la puerta y les dejé acostados al lado de la pared aledaña.
Me quedé un rato vigilándolos a una prudente distancia hasta que estuviesen dentro de su casa. Cuando pasaron, me retiré me dirigí hacia donde se encontraba el Patriarca. En aquel momento fui descuidada y algo no hubiese acontecido si es que yo me hubiera percatado de que alguien más estaba observando.


* * *

Ahora ella se encontraba frente a una reunión dorada. Los once Santos Dorados nos encontrábamos de pie delante de ella cada uno con una opinión diferente del otro. Por eso, mientras yo pensaba que era inofensiva, Miare opinaba casi lo contrario. Mientras uno opinaba que podía ser una espía, otro pensaba en reclutarla en nuestras filas.

—Es hora del interrogatorio… —dijo Kyouka—. ¿Estás pre-pa-ra-da?

Lo que yo temía ahora se hacía real. Lo que presenciaría a continuación no sería un interrogatorio, sino una ejecución…

Editado por Yliaster, 10 abril 2018 - 13:24 .

Si deseas leer un fanfic, puedes echarle un vistazo a mi historia, se agradecería:

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Publicado 08 abril 2018 - 15:36

-No entendi de que trataba la mision de Japón 

 

-Las mujeres se demoran mucho en hacer sus compras ,sin importar

de que nacionalidad sean XD....Feminazi apareciendo en 3,2,1

 

-La escena de Cyan me recuerda cuando Harbinger despierta su cosmos

 

-¿a quien piensan ejecutar?


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Publicado 09 abril 2018 - 08:00

Ufff..muy buena continuación en donde quedo el anterior capitulo


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Publicado 11 abril 2018 - 18:15


-Las mujeres se demoran mucho en hacer sus compras ,sin importar
de que nacionalidad sean XD....Feminazi apareciendo en 3,2,1



Me llamabas Teoch?

A propósito, sólo les diré que las mujeres nos tardamos en hacer las compras por una razón especial y eso... Eso nunca lo sabrán ustedes... -insertar risa malévola-.

Ouch! Perdón, Sagen va a pensar que estoy loca -sólo un poco, sólo un poco-.

La verdad es que hoy viví algo traumático y sólo intentó despejarme.

Pasando al capítulo, del cual ya aclaraste una cuestión, considero que aquí está más fluida la narración, los hechos ocurrieron de una forma más dinámica, sobre todo el encuentro de Nadeko con Cyan y Violet.

Me gustó bastante que iniciaras el capítulo con una escena tan cotidiana (entre comillas cotidiana porque como está la economía uno ya no puede vivir "loca por las compras") y ese toque de comedia.
Por cierto, Nadeko es una presumida. Ay si, ay sí! Yo no necesito ese tipo de ropa... Si claro!

Ya en serio, me pregunto en qué te inspiraste para recrear esa escena.

Me llamo muchísimo la atención cuando Nadeko dice que Violet va a ser juzgada de forma injusta. Bueno, para ella es injusto porque la conoce, pero debe tomar en cuenta que sus demás compañeros es lo contrario. A su vez, pienso que ellos antes de condenar y ejecutar deben darle oportunidad a defenderse. O más bien en este caso, Nadeko la debe defender (y según recuerdo, lo hace) a riesgo de que pueda estar equivocada (con Loki nunca se sabe, nunca se sabe).

Sobre la misión, según recuerdo (espero no estar inventando) en la anterior versión perseguían a una organización de traficantes de menores (o pederastas?). Lo digo por la pregunta de Teoch. Ya tú nos resolverás el misterio.

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"Aunque nadie puede volver atrás y hacer un nuevo comienzo, cualquiera puede comenzar a partir de ahora y hacer un nuevo final"


#54 Chiporitos

Chiporitos

    estás muy buena, pero no eres Wonder Woman!

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Publicado 12 abril 2018 - 20:45

espero que no seas como Kurumada y lo termines porque me estoy enganchando.

 

 

 

voy a leer un poco mas y te dejo el Reviú.

 

 

 

Ps Nadeko necesita un fanart urgentemente


Editado por Chiporitos, 12 abril 2018 - 20:45 .

                                                        zv2bbEY.png


#55 SagenTheIlusionist

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Publicado 22 abril 2018 - 15:55

Música ambiental, porque el ...
 
Ehm... no. No creo que la mejor forma de llamar la atención en estos cuantos parrafos sea hacer una copia descarada de otra creadora de historias...
 
Pues bien, el fin de arc... de día ha llegado. Digo, va a llegar cuando terminéis de leer este capítulo. Sí, a eso me refería. Cuando quiero me sé expresar, cuando quiero no y cuando no quiero tampoco... Bueno, el capítulo no creo que se haga tan largo así que mientras escribo alguito por aquí para que el post se vea más llenito. Con los comentarios upongo que se llenaría un poco...
 
A comentario personal, este e suno de los capítulos que se me ha hecho más interesante de escribir. No por lo que se describe en él, sino por todo lo que desencadena. Cosas del autor, no se preocupen de ello por ahora. Ahora, si algo les da por comentar sobre una u otra cosilla... de por ahí... quizás descubran algo... no sé... Así también me doy cuenta de si no soy el único conspirador que piensa que algo da a pensar una cosa cuando los demás no lo creen así...
Ni idea de dónde salió todo el ánimo para escribir el párrafo anterior. Ni idea...
 
A lo que iba. Creo que es importante a resaltar que nuevamente habrán dos narradores para este capítulo...
 
Ah. y creo conveniente recordar que el siguiente capítulo tal vez no se postee en 2 semanas, aunque otra cosa sí, ya veo como me arreglo, pues hay un capítulo que quiero postear en una fecha y no sé si me alcance o no... Ya veré que hago en estos días. Solo comento.
 
Y, hablando de comentar, los comentarios.
 

Spoiler


ARCO DEL DÍA PRIMO
XI – Shiou/???. El interrogatorio del escorpión.



“…La búsqueda de la verdad es dura. Más para unos que para otros…”



 

 

Shiou.

          Aunque sabemos esa verdad, nos negamos a creerla. Aquella muchacha que Nadeko me había confiado cuando volvió a adentrarse en el Laberinto no era una espía. Dudaba seriamente de si podría cumplir con su cometido luego de que acabase tan agotada. Con aquel indicio no podía afirmar si realmente lo fuese o no. Pero por otro lado estaba eso… Consideraba que lo más prudente era que Parsath le tratase antes de comenzar con el interrogatorio, pues quizá le afectara más de lo que en un principio creemos.
          A pesar de que Aiza y yo le llevamos a rastras a un lugar alejado de los demás, consideraba que estábamos obrando mal. En ningún momento debería haber comenzado el interrogatorio, pues lo que yo había dicho no era más que un motivo para que los demás confiasen más en ella luego de esta treta.
          Sin embargo, lo arruinaron. Miare y su grupo, incluso Nereida y Mizael mostraban claros signos de desconfianza hacia la chica que estaba frente nuestro. Éramos cinco contra seis, pues Parsath decidió no acompañarnos para cuidar del Ariadne y del Patriarca. Si peleábamos ahora tan solo desencadenaríamos una gran guerra de mil días, pese a que no estábamos para nada equilibrados. Se tenía que detener esta situación cuanto antes.

          —Tal como acordamos, se realizará este interrogatorio —comenté.
          —Pe-pero… —me dijo Nadeko acercándose a mí.
          —Sin peros. Es una orden como consejero del Patriarca y de Athena.
          —¿Y quién te puso en ese cargo? ¿Tu maestro? Eres un patético intento de Santo Dorado. Ni siquiera puedes reconocer una amenaza ni estando frente tuyo —Miare hacía gala de la impertinencia que le caracterizaba.
          —¡Deténganse! —Gritó Tiana. Solo pocas veces alzaba su angelical tono. Y no me gustaba que lo hiciese…

 

          Solo porque ella lo decía me calmé. Respiré hondo y traté de contestar lo mejor posible. No había ninguna razón en particular en detenerme por ella, tarde o temprano lo habría hecho. Tan solo, me apetecía seguir la orden de la compañera con quien más tiempo pasábamos juntos.
 

          —Disculpa, Tiana —dijimos ambos al mismo tiempo.
 

          Estábamos resentidos el uno con el otro y ese sentimiento se incrementó silenciosamente mientras oíamos las mismas palabras provenir de la boca del otro. Hubiera sido contradictorio el haber peleado luego de disculparnos públicamente, pero si lo que quería era generar una “guerra de mil días”, debía seguir con mi estúpida pelea personal. Y no quería eso. Al menos no en aquel momento.

          —Continuemos con lo que nos concierne. El interrogatorio —dije.
          —Oh vaya, el momento favorito de mi día… ¡Debe ser mi cumpleaños como para que me den un trabajo tan gratificante! Está bien… ¿Por dónde comenzamos? ¿Dispararle en la cabeza? ¿Sacarle las uñas una por una? ¿Canibalizar sus extremidades? ¡Decidan compañeros!

 

          Kyouka. La más particular de nuestro pequeño grupo. Era conocida por todos los rincones del Santuario como “La Sanguinaria Doncella”, título que ella se ganó gracias a los rumores que circulaban sobre su forma de trabajar. Su trabajo era encargarse del perímetro del Santuario. No como una vigía, sino como una inquisidora. Apenas un tercero daba un pie sobre un determinado radio, este misteriosamente recibía un disparo justo en el centro de su frente. Era una de las amenazas más antiguas que poseía el Santuario y también miembro del grupo de cinco que inició todo esto.
          Su vestimenta era generalmente de tonos oscuros, pero ahora usaba una especie de chal rojo oscuro, carmesí, que se mantenía unida por una serie de cordones espiralados de un tono casi negro. Su cabello era alborotado y un mechón de cabello se distinguía gracias a que caía justo en medio de sus ojos. Su cabello color negro azabache. Y unas ojeras casi notorias a una distancia considerable. ¿Algo más? Creo que todo ello define a Kyouka.

 

          —Kyouka. No le hagas daño, por favor.
          —Tú me conoces Nadeko, sabes que no le haré nada.
          —Eso no es cierto. Yo te conocía, hace ya mucho tiempo, ahora apenas puedo decir con seguridad si Kyouka es tu nombre.
          —Vaya… Yo no te prometo nada, Nadeko. Todo dependerá de ella, si quiere cooperar o no. Su vida pende de un hilo tan delgado que solo un simple soplo le cortaría.

 

          No contestó, pero en su rostro se leía frustración.
          La Santa de Escorpio era muy particular. Porque, a pesar de que ella había optado por creer en la inocencia de nuestra joven invitada, ella estaba contenta con realizar un interrogatorio. Un particular espécimen de ser humano.
Ella se paró frente a su siguiente víctima. Se arrodilló y le acariciaba la cara con la mano derecha.

 

          —Escucha, si nos dices todo lo que queremos saber, podrás continuar con nosotros. Si sales con vida de este interrogatorio te prometemos olvidar cualquier recuerdo de que fuiste nuestra enemiga. Sino, nosotros despedazaremos tu cadáver y se lo daremos de comer a… A ver… Ya que no hay perros, ¿por qué no dárselo a nuestros compañeros? Sí…

Eso es.
          —Ni creas que fomentaré el canibalismo —comentó nuestro cocinero.
          —Oh, Mizael, si la trozas en pedacitos me vale. Yo cocino, tú solo dame los implementos nece...
          —No.

 

          Comenzó a reír de la nada. Una risa desquiciada como ninguna otra, con la demencia y el sadismo que solo podía caracterizarle a ella.
 

          —Mírenla. Tiene miedo. Mi pobre, pobre amiga. ¿Sabes? Tu vida vale tan poco como la existencia de una piedra —cogió una del suelo y la apretó entre el índice y el cordial hasta que únicamente quedó polvo—. ¿Ves? Tan frágil y sin gracia. Si lo que necesitas es un respiro, avísame. Sería una pena que una respuesta tuya no me con-ven-za.
          —Está bien. Te diré lo que quieras —respondió Violet.
          —Entonces, si ya entendiste, las cosas son más fáciles. Comencemos con este bonito juego. ¡Ya sé! —Le acariciaba el rostro con la mano derecha y de vez en cuando le cogía de las mejillas—. ¿Ves esto?

 

          Le enseñó el dedo índice de su mano derecha cuya uña estaba pintada con un intenso esmalte color escarlata. Kyouka apuntó hacha un árbol lejos de cualquiera de nosotros y apuntó. Scarlet Needle. Esas palabras fueron delineadas por sus labios mientras un rayo de cosmos salía disparado hacia esa dirección y atravesaba más de un árbol, dejando un remarcado hoyo de considerable diámetro a su paso.
 

          —Esto que ves aquí es una Aguja Escarlata. Si inferiste que eso le ocurrirá a tu cuerpo si no respondes bien, perfecto. Sino, supongo que no debo repetírtelo.
          —Que le diré todo lo que usted quiera —observó directamente a los ojos a la Santa de Escorpio—. Se lo prometo.

 

          Mi compañera se dio un respiro. Caminó de un lado a otro, dando unos pocos pasos hacia cada lado, yendo y volviendo sobre sus huellas. Inspiró la mayor cantidad de aire y luego la expulsó por la boca pausadamente. En sus ojos se podía observar una clara concentración sobre su víctima. Acomodó su cabello un poco, aunque fue en vano ya que el aire lo volvió a enmarañar a los pocos segundos.
 

          —Primero que nada, me presento. Soy Kyouka. Santa Dorada de Escorpio, investigadora. Mucho gusto.
          —E... —escuché balbucear a la sierva de Loki.
          —No, no tienes que decir nada por el momento. Solo creo conveniente presentarme formalmente. Solo cumplo con mis parámetros —decía —. Como verdugo es mi deber que aquellos que tengan la buena suerte de ser mis trofeos conozcan mi nombre y la repitan una y otra vez en el Yomotsu. ¿O no, Shiou?
          —Sí, sí, lo que digas… —no tuve más opción que contestar.

 

          Una peculiaridad más que poseía mi compañera era el que durante los interrogatorios no usaba la ya conocida táctica del “policía bueno y el malo”, sino que ella empleaba un tipo extraño de psicología con su víctima: ella actuaba en todo momento como una amiga. Sin descuidar siquiera un momento el tono familiar que usaba, ni siquiera cuando comenzaba con las torturas.
 

          —Primera pregunta. ¿Quién eres? Dímelo. Aquí soy tu única aliada y si no me dices nada no podré ayudarte. Dímelo. Dímelo.
          —Violet Aisaka, estudiante de la preparatoria Mahotsukai, habitante de Nagoya toda mi vida. No soy nadie especial solo una alumna más.

 

          Kyouka cogió delicadamente la muñeca derecha de la joven. Durante toda su larga trayectoria como interrogadora, ella había aprendido empíricamente cómo reconocer cuando una persona normal miente. E incluso, si cualquiera de los métodos más comunes fallaba —pues también podía encontrarse con extravagantes—, dentro de su mente había encontrado la respuesta única. Su sangre.
          Quizá con solo decir sangre no pueda explicarme bien. El pulso sanguíneo de una persona normal se altera cuando miente, o en varias situaciones diferentes. Sin embargo cuando ella empleaba, junto a la medición de pulso, un toque de su cosmos, podía recabar dentro de los pensamientos más profundos de su víctima. La sangre fluyendo tiene demasiados “sonidos” y solo la Santa de Escorpio ha aprendido a interpretarlos mediante su cosmos.

 

          —Tal parece que no mientes. Me alegra que pienses cooperar realmente. Eres mucho más inteligente de lo que pensaba. Ahora dime, ¿qué eres? No, no me refiero a si eres un ser humano, un animal irracional o algo tan simple como un modelado saco de carne. Me refiero a cómo te considera Loki. ¿Cuál es la importancia que él te da?
          —Mi di… Perdón, mi antiguo dios me considera su Slyther, una guerrera de élite a su servicio.
          —Y, dime… ¿A esa élite cuántos pertenecen? Tan solo por curiosidad.
          —Contándome, somos siete. Si hay alguno más, lo desconozco.

 

Por el resonar de su pulso, ella podía comprobar que hasta ahora sus palabras no eran mentira alguna.
 

          —Y ahora la pregunta de rigor. ¿Por qué tú? Eres una ingenua muchacha que a lo mucho conoce el cosmos desde hace qué… ¿dos semanas? ¿Por qué?
          —Ni idea.
          —Habla ya. Qué es lo que te dijo. No puedes haber sido elegida al azar de entre los billones de personas que habitan este planeta.
          —Fue por… No, no puedo decirlo.
          —Perdóname, pero no puedo aceptar tus palabras. Sé lo que sientes en este momento, pero lo preguntaré nuevamente. ¿Por qué te eligió?
          —No hablaré —se rehusaba contundentemente a contestar. Se notaba a kilómetros que existía algo que no nos quería decir.
          —Como tú quieras.

          Pasaron pocos segundos antes de que Kyouka señalara a su víctima con su índice. Sin dudarlo siquiera, ella disparo su primera aguja escarlata contra la parte interna de la articulación del codo derecho de la joven. La segunda atravesó el mismo lugar, pero en el brazo contrario. Su sangre cubría su cúbito y radio de un tono carmesí. Los pequeños riachuelos que se formaban sobre su piel, tras cada instante que transcurría, aumentaba en grosor hasta que caía a tierra, donde impregnaba del ferroso líquido en las verdes hierbas.
 

          —Ahora qué es lo que dices, ¿lo dirás o no?
          —Me niego a hablar de ello.

 

          Como su brazo ahora se encontraba incapacitado para que ella pudiese dar un veredicto, con su índice y su pulgar izquierdo presionó no tan fuertemente ciertos puntos del cuello de Violet. Con la fuerza suficiente como para sentir su circulación y no estrangularla en el acto.
 

          —Muy bien. Si así lo quieres…
 

          La única de nosotros que más conocía a la joven, es decir Nadeko, no podía seguir observando. De hecho, ninguno aceptaba la crueldad con la que Kyouka actuaba. Pero no podíamos objetar, así como ella dejaba que nosotros hagamos nuestro trabajo, debíamos dejar que ella hiciese el suyo. Por más amoral que pudiese parecer a primera vista.
 

          —Sān Scarlet Needle —Si escuché bien sus murmullos, pude comprender que lo siguiente iba a ser aún más duro que lo que ya había observado.
 

          Con una velocidad sorprendente, la Santa Dorada lanzó tres agujas escarlatas. Cada una de las tres eran lanzadas en forma que las agujas coincidían con las aristas de un triángulo equilátero. Dos fueron directamente hacia sus muslos. Uno a cada pierna, Mientras que la tercera era dirigida hacia la caja torácica. Entre las costillas, tratando de no tocar algún órgano vital. Esto no era por piedad sino porque, según ella, la diversión acabaría pronto.
 

          —Bueno. Mi trabajo aquí ha terminado.
          —¿Eso es todo? Aún te faltan diez agujas. Y no hemos averiguado nada. Haz que hable —exclamó Miare, aunque pese a lo que decía, él no podía concebir aquella violencia unilateral.
          —Si quieres puedo usarlas contra ti. No me hago ningún problema, querido.
          —Hmmmf… —bufó él en respuesta a su comentario.

 

          La guardiana del octavo templo se acercó a la del primero. Conversaron de tal forma que pareciesen que hubiesen olvidado que existían otros alrededor suyo. Estaban una frente a la otra, una rencorosa, mientras que la otra no. Murmuraban, así que no pude escuchar completamente lo que decían pero, como leer los labios es relativamente sencillo, hice una vaga traducción de sus palabras.
         

          —Llévenla ya con Parsath. Está perdiendo mucha sangre, a parte de su cansancio previo. Voy a parar el sangrado, pero hagan que el médico le revise.
          —Kyouka, no te voy a perdonar esta. ¿Acaso no creías que ella era inocente? —le recriminó Nadeko casi murmurando.
          —Lo siento. Creo en su inocencia, pero si había alguno que no, ahora ya lo cree. Nadie pasa mi interrogatorio y esa es prueba ecuánime de que ella tiene una convicción más grande que la que podría tener por Loki al unírsenos.
          —Eso ya lo sabíamos.
          —Sí, pero estoy seguro de que no sabías otras cosas. Dile a Parsath que le haga un análisis. Ella no está bien. Nada bien
          —Claro que no, ella está cansada y herida por tu culpa.
          —No hablo de eso.
          —¿A qué te refieres?

 

          La conversación se detuvo debido a que Kyouka se alejó sin dejar que Nadeko termine de hablar. Yo me alejé tratando de seguirle para conocer más cosas que ella había averiguado. Los demás se retiraron como si no hubiese ocurrido nada. Nadeko se quedó y llevó cargando consigo a Violet. Aunque no se lo esperase, la Santa Dorada de Virgo se mantuvo de pie ahí todo el tiempo hasta que solo quedaron ellas tres solas y entonces le ofreció su ayuda a Nadeko, quien aceptó.
 

* * *

          La medianoche se alzó en el cielo, podía comprobarlo por la posición de la luna. El primer día de nuestra empresa había acabado y solo nos quedaban once más. No conocíamos cuánto camino nos faltaba recorrer, aunque claro, dada la información proporcionada por la Slyther traidora, nos faltaba como mínimo conocer el paradero de otros seis enemigos, sin contar a Loki.
          En un lugar cercano a donde se realizó el interrogatorio había hallado un pequeño lago con agua cristalina y el reflejo distorsionado del satélite terrestre. En aquel sitio, Kyouka y yo nos sentamos en el pasto y estiramos nuestras piernas, pues la caminata en este día había sido demasiada en comparación lo que estábamos acostumbrados. Ella al ser quien había realizado el interrogatorio sabía más información que nosotros, pero no le había seguido por eso. Había algo más que me interesaba de ella aquella noche.

 

          —Es raro verte siendo tan compasiva con una desconocida —comenté entre risas.
          —Shioucito mentiroso, tú ya deberías saber cómo hago mi trabajo. Después de todo, tú eres quien mejor me conoce… —Ella se abalanzó hacia mí esperando ser atrapada y no dejarla escapar nunca de entre mis brazos. Cosa que logró.
          —Kyouka… —dije atontado.
          —Shiou… ¿Qué es lo que deseas esta vez? Casi nunca vienes a mí sin un motivo de por medio. ¿Qué es esta vez, Shioucito? Dime, dime… —su voz usaba un tono seductor. No puedo describirlo mejor porque no estaba en capacidades como para hacerlo.
          —Hoy es ese día. Quiero que… —fui interrumpido de repente cuando ella colocó uno de sus dedos frente a mis labios mientras hacía un ruido indicándome que no dijese nada más.
          —Shiou, Shiou, ya no hables… sé muy bien qué es lo que quieres. Puedes usarme como quieras para ello… —respondió con una dulce voz mientras me daba un beso en la mejilla derecha y volvía a recostar su cabeza plácidamente sobre mi pecho.


* * *

 

¿?

          Ambos se hallaban tendidos sobre la hierba, uno pegado al otro. Cruzaban sin ninguna preocupación, entrelazaban sus dedos, y se dirigían miradas que a mi parecer estaban tan cargadas de mensajes… No podía soportar verlo ni un segundo más, mas debía ser fuerte. Las caricias del uno al otro no desaparecieron en ningún momento. Me sentía desdichada. Pues él nunca había compartido ese afecto conmigo, y por lo visto nunca… nunca lo haría… Sentía que entre ellos había una química indescriptible, y cada segundo que me quedé observando lo confirmaba. Esto nunca habría podido ser concebido por mis pensamientos a pesar de escuchar rumores casi todos los días de mi vida, nunca lo habría creído una realidad. Me arrepentía de cada decisión tomada hasta ese día.
          No quería estar allí, detrás de un arbusto espiándolos siquiera un segundo más, pero no podía moverme. Mi cuerpo quería estar allí hasta el último de los segundos, mi mente no. Sé que soy débil y no puedo aguantar esto. Es demasiado. Quizá digan que el dolor sea la mejor medicina en muchos casos, pero este no es uno de esos.
          El velo oscuro de una silenciosa noche velaba por ambos y ocultaba entre sus dominios los maculados actos que acontecían bajo su consentimiento. La lujuria que rebosaban los labios de Kyouka cada vez que hablaba podía percibirla a más de cincuenta metros de diferencia entre nosotras. Ella le susurraba palabras al oído a quien hasta ese momento consideraba algo más que un… compañero, pero no podía escuchar todo lo que se decían entre ellos, solo frases que dejaban mi mente fuera de lugar. No auguraba nada bueno para mí. Sabía que había perdido este combate… esta guerra… y la fortaleza que me quedaba. Perdí sin siquiera haber actuado.
          Volteé, pues por fin pude controlarme, y me decidí no ver ni escuchar ni un segundo más. Pero fue tarde para mí. Las lágrimas habían comenzado a brotar de un segundo a otro. No podía ocultarlo más. El sentimiento de tristeza que me invadía me destrozaba por completo sin compasión alguna.
          Mi compañera, quien me había seguido en esta caminata nocturna, me tapó la boca pues había visto y comprendido que yo iba a comenzar a emitir sollozos desesperanzadores que revelarían nuestra presencia. Por suerte me detuvo a tiempo. No quería arruinar el momento que tan especial era para ellos dos, quienes no sabían que les observábamos desde las sombras. Nos retiramos a tiempo, justo antes de que él desviase la mirada hacia la dirección en la que nos encontrábamos.

 

          —Te dije que él no era el indicado —dijo mi amiga mientras nos íbamos.
 

          Apenas dormí aquella noche pues no pude conciliar el sueño entre todos los sucesos que habían acontecido ayer —pues ya había cambiado de día—. Me enjuagué un poco los ojos con lo que había en una botella de agua que había traído conmigo. No quería que nadie más que nosotras dos se enterase que aquella fatídica noche en la que murieron esos sentimientos yo me puse a llorar.


* * *

Shiou.

          Antes de retirarme luego del interrogatorio, acordé con mis compañeros que nos despertaríamos poco antes de las ocho, para así partir a aquella hora exacta. O antes de la media hora que le sigue. Desperté poco antes de ello, y moví ligeramente el cuerpo de mi compañera para que culminara su tiempo de soñar. Debíamos volver al lugar que había fungido como campamento de los demás atenienses antes de que alguien se diese cuenta que no volvimos en ningún momento de la noche.
 

          —Vamos… Despierta… No quiero deberle ninguna explicación a nadie sobre lo nuestro.
          —Cálmate Shioucito —emitió un bostezo prolongado—. Por el poco ruido que hay, tal parece que nuestro pequeño secretito seguirá siendo secreto un tiempo más.

 

          Volvimos al sitio donde se encontraban todos. Ellos aún descansaban a placer. Mizael, quien controlaba los tiempos perfectamente, ya daba señales de que iba a despertar. Mientras que, en el otro extremo del campamento, se encontraba la dulce y tierna Tiana echada boca abajo colocando su cabeza sobre sus brazos, los cuales empleaba como una almohada. Y, aunque juro que pude ver que ella había movido ligeramente su cabeza hacia nuestra dirección, cada vez que lo pienso, tan solo creo que fueron imaginaciones mías.
          Como ya no existía la preocupación de que aquello fuera develado, podía mantenerme cerca sin llamar demasiado la atención. Recorrí lentamente el sitio y me fijé en más de una cosa. Mi alumna Sylene y Ariadne se encontraban en una posición difícil de describir. Eran buenas amigas, pero incluso más de uno se extrañaría de la forma en que ella había optado por devolverle el calor corporal a la Señorita. Así también la peculiar forma de dormir de Miare, la cual no describiré por respeto a mi rival. Y también ella, sobre ella podría decir miles de cosas tan diferentes, miles de adjetivos que apenas pudieran describirle, las miles de palabras que podría dedicarle... Pero el tiempo avanza y no me da lugar a perder siquiera un segundo.
          Las ocho de la mañana ya habían pasado hace unos quince minutos, y mientras esperaba que despertasen los rezagados, me dirigí a sentarme bajo la sombra de un frondoso árbol. El sol era más radiante que de costumbre y, a mi parecer, aquello era un indicio de lo que habría más adelante.


Si deseas leer un fanfic, puedes echarle un vistazo a mi historia, se agradecería:

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#56 Patriarca 8

Patriarca 8

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Publicado 22 abril 2018 - 17:09

-lastima que  no veremos la legendaria guerra de 1000 dias

 

-Tiana ya esta como Saori interponiéndose en duelos interesantes

 

-¿ Kyouka es una psicopata caníbal?

 

-la intervención del cocinero  Mizael fue chistosa XD

 

-todos los bichos dorados son algo sadicos

 

-al parecer una amazona termino en la zona friends aunque no entendí quien fue


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#57 girlandlittlebuda

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Publicado 24 abril 2018 - 19:32

OMG! Una voyerista en el ejército de Athena? Además de pervertida es algo masoquista. Por salud mental yo no me quedaba a presenciar algo así.

Uf, que calor! Y no lo digo porque esté haciendo calor aquí, al cointrario, sino porque la historia se está poniendo en un nivel no apto para menores de 18 años. Algunos no pierden el tiempo para relajarse.

Kyuka si que es una sádica.

Por cierto, si memoria no me falla, en la anterior versión te quedaste justo en esta parte y me dejaste con la intriga de saber a quién le rompieron el corazón. Espero que ahora sí se resuelva mi duda junto con conocer que fue lo que descubrió Kyuka de Violet.

Ya me voy porque aquí hace calor. Uf!!

Editado por girlandlittlebuda, 24 abril 2018 - 19:35 .

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"Aunque nadie puede volver atrás y hacer un nuevo comienzo, cualquiera puede comenzar a partir de ahora y hacer un nuevo final"


#58 SagenTheIlusionist

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Publicado 01 mayo 2018 - 15:58

Buenas Girl, T.

 

Para comenzar.

 

 

 

¿Voyerista? No, no creo. Supongo que no sabía qué era lo que iba a encontrarse, ahora... tampoco es tan malo... desde el punto de vista de cualquier tercero puede que no esté tan mal visto... De ella quizás sí... Solo digo... Leed entre frases...

También he de decir que es extrañamente gracioso usar solo las palabras en este caso. Ayuda a pensar en algo más tras su significado. Me alegro :ninja:

Mi querida, querida Kyouka :lol: siempre dando una buena impresión. Me alegro. :lol:

En el siguiente arco quizás pueda tocar algun temita relacionado... quizás... Parsath quizás quiera comentarlo... Sobre lo otro, no sé. No es tanto un secreto. Con una o dos palabras, descripciones en otros momentos... no sé... se puede deducir. Solo digo que en el siguiente arco tendrá un capítulo bajo su perspectiva.

 

 

 

Kyouka no es canibal. Es solo una forma de intimidación. Recordad que toda esa conversación sucede enfrente de Violet.

 

Saludos.

 

Pd. Supongo que la narración continuará en junio :lol:


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#59 Patriarca 8

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Publicado 01 mayo 2018 - 22:01

 

 

 

 

Saludos

 

Te falta actualizar el Link de tu Firma con el nuevo capitulo


Editado por T-800, 01 mayo 2018 - 22:01 .

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#60 SagenTheIlusionist

SagenTheIlusionist

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Publicado 13 mayo 2018 - 12:52

Bueno, sé que nadie se esperaba esto.
Tampoco es un capítulo que se relacione con la historia, es más como un especial de final de libro con comentario del autor. Algo así.
No es necesario que lo lean, pero si así gustan no olviden comentar! :lol: (?)
 
Este especial está narrado desde el punto de vista de... De nadie en realidad.
Básicamente se trata como una conversación, pero los guiones largos son atribuidos a mi persona y los párrafos al personaje en cuestión que os guiará en este breve recorrido. ^_^
 
¡El fanfic volverá el primer domingo de junio! ¡Esperen con ansia el siguiente capítulo del escrito ardiente!
/me huye.

 


ARCO DEL DÍA PRIMO
Kyouka. Extra - I

 

“Ehmmm… No tengo una frase, pues me parece aburrido pensar una para este especial para nada esperado...”.

 



 


          Creo que nadie esperaba esto. Estoy segura, nadie se habrá esperado esto. ¡Qué más da! Es momento de que mi persona, Kyouka, haga lo que mejor sabe hacer. Y es que, como la buena investigadora que debo ser —aclaro que en ningún punto de la escritura de esta obra se torturó al autor—, tengo que vender la información que me fue confiada a un buen postor. ¿Qué mejor que dársela a un fiel lector quién ya se ha visto cara a cara con esta situación? Pues dársela a alguien que sí pague. ¿Pero qué es lo segundo mejor? Bueno, ya me entienden. Si no… ¡Aguja Escar…!
 

          —Kyouka, detente, los lectores no tienen la culpa de no comprender tu... perfecto y… bello... ser.
 

          Oh, Sagen, siempre tan comprensivo con su público. Está bien. No les pasará nada. Por ahora y si es que no se dejan de preguntar, claro está.
 

          —Confío en ti, creación mía, para que los guíes en los más oscuros y profundos secretos de esta historia. Secretos que hasta el día de hoy solo tú conocías. Espera… ¿Por qué te estoy dando permiso? Kyouk…
 

          Lamentamos estos contratiempos, pero Sagen debe… hacer cosas en silencio, como por ejemplo seguir escribiendo para que ustedes puedan seguir teniendo sus capítulos. Así que si no les importa que le coloque esta cinta de embalaje alrededor de su boca, y que le encadene las extremidades a la máquina de escribir arcaica esta, podremos continuar tranquilamente.
          Primero creo conveniente hablarles sobre la motivación del autor para crear esta historia que precisamente corta no es que sea. Esta fue escrita en forma de protesta, al igual que muchos libros a lo largo de la historia. Así que ese no es un motivo tan único que podamos otorgarle a esta obra. Pero, ¿queja de una serie de animación japonesa? Eso se le puede atribuir a muchos fanfiction. Siendo precisos este es sobre el título “Saint Seiya: Soul of Gold” y su decepcionante desarrollo. Básicamente la razón de que nuestro principal antagonista sea precisamente el nórdico Loki es esa: un simple disgusto. Más adelante quizás se vea más acentuado sus referencias a la ya mencionada… obra.
          Así mismo la trama original, la primera, de esta historia estaría basada en la franquicia “Sword Art Online”, en el cual inicialmente los personajes debían subir una torre dentro de un videojuego homónimo. Pero tras varias revisiones con compañeros que responden a los seudónimos de Beau y Silver, el autor decidió cambiar la trama. Así pasó de tener una torre de cien pisos, a una de cincuenta y de ahí a no tenerla. Aun así, pese a que Sagen descartó la idea, creí conveniente rescatar los orígenes de esta obra que empezó sus bocetos en aquel lejano veinte quince.
          ¿Algo que decir querido autor? Deja que te quite la cinta un momento.

 

          —Ahhh. Con cuidado, Kyouka. Eso duele por si no sabías.
 

          Sí lo sabía, por eso lo hice.
 

          —Cabe decir que la idea de que en la versión final no hubiese torre es cien por ciento mía. Así que…
 

          Eso solo demuestra que eres perezoso para describir cien paisajes y/o escenarios diversos. ¿O me equivoco? En realidad eso se nota solo, así que no necesito respuesta suya, mi señor. Continúe trabajando, por favor. Y hágame imponente, no se olvide, por favor.
          Sé que muchos de mis compañeros os interesan. Y les comprendo, develar sus más jugosos secretos me daría muchas ganancias… pero creo que dejaré algo de carne en el asador y lo demás lo guardaré de provisiones para los tiempos de necesidad. Estoy segura de que el creador quiere que deje alguna que otra cosa oculta. Es un pesado, pero confío en que lo hace por el bien suyo, nuestro, y vuestro por supuesto.
          Quizá comience por la compañera que dice casi todo de sí en su capítulo. Todo menos su oscuro secretito. Claro que hablo de Nereida, guardiana del sacro templo de Acuario. También conocida en los bajos fondos como “Ice Mask”. El temor de toda base de datos.

 

          —Ella es muy peculiar, sí…
 

          Nadie pidió su opinión. Nere es muy conocida por su fría actitud. En pocas palabras: ella es inexpresiva, tal como expresa Miare cuando él funge como narrador. Pero como ella misma demuestra, no siempre es así de fría. Una sola persona de entre todos los habitantes del Santuario conoce la verdadera forma de ser de esta Santa. Y esa es… Tiana. Ella conoce bien a su mejor amiga y por eso sabe que posee una personalidad no tan aceptable. Tal como describe el título de su capítulo, ella es una simple hipócrita. Así de simple, ella no quiere resaltar, pero dentro de sí, critica como nadie. Es un espécimen curioso. Muy curioso…
 

          —Su actitud demuestra el cómo una apariencia, en este caso su actitud, difiere con…
 

          Puro blah, blah, blah… Así vas a aburrir a los lectores, autor. Necesitas ser más dinámico. Pasemos a lo que realmente importa. Su secreto. Ella es multimillonaria. Bueno, tiene muchos millones de herencia familiar y puede manipularlos a su gusto por ello. Es por ella que el Santuario tiene un par de lujos más de los necesarios. Supongo que ser la siguiente en la línea de mando del conglomerado de casinos Suiren te debe servir de algo.
 

          —Ella no te va a prestar dinero para tus gustitos…
 

          Silencio, aquí quien manda soy yo. Sigue escribiendo si no quieres que te atraviese con una Aguja Escarlata. No, mejor no, que se acaba la historia en este punto… Le obligo a Tiana a que te lance un Orbe de Pesadilla.
 

          —¡Pero cómo te has enterado de eso si ni aún se lo había dicho a mi mente! Eres vil, escorpioncilla.
 

          Oh gracias, así me ideaste, ¿no?
 

          —Pues sí…
 

          Eso es lo que importa, la intención. Así que no te vayas quejando por el mundo de tus propios personajes.
 

          —Está bien… Continúa con Miare, ándale…
 

          Como usted diga. También quería llegar a este punto. El personaje más intrigante y misterioso de toda la obra. Ah, cierto… Es el más predecible y obvio de los doce. Aquel causante de la polarización del Santuario, bueno, uno de ellos. Siendo el otro su rival en todo Shiou. Y por muy antipático que pueda ser este ser, tiene su séquito. Un séquito que no sabe el porqué de los constantes choques entre pez y cangrejo, pero que igual contribuyen al desorden. Aunque, sería muy “Nereida” de mi parte decir que son unos tontos por pelear entre Santos Dorados… cuando yo también participo de la fiesta.
          De los nueve quienes participamos —contando a los líderes de las facciones, claro—, solo tres conocemos las razones del conflicto. Los demás solo son seguidores o detractores de uno u otro, de igual manera hay quienes son indiferentes a estas divisiones y participan de ambos lados. Dije que éramos nueve, ¿no? Pues uno del bando de Shiou siempre debía quedarse como espectador para que fuera un duelo justo. Raras veces ocurría que perteneciese al del pececillo que se ahoga en un vaso de agua.

          —En el futuro ustedes también conocerán el motivo de que ambos peleen.
 

          Es uno de los motivos más tontos y emotivos que pudiste haber usado. Puesto que ninguno de los dos lucha para ganar un objetivo diferente del otro. Ambos poseen la misma meta desde hace una década y aun así no ven que tanto en ese momento como ahora era una estupidez. Me dan risa.
          Y, por cierto, solo diré que quienes no participan son, por supuesto el intelectual Aiza, la cobarde Tiana y Parsath. Sí, solo Parsath, creo que encasillarlo mientras aún no es debidamente presentado sería una falta grave.

          ¿Qué más puedo contarles sobre Miare? Él dice todo lo que piensa. Aunque en realidad no es así. Él es alguien que es como es dadas las circunstancias, después de su primer conflicto personal con el guardián de Cáncer, los demás quienes fueron acoplándose como partícipes de su riña, continuaron llamando al Piscis como ya se ha visto varias veces en la obra. Cuando el Santuario requiere de sus servicios, los ofrece sin dar peros. Tiene un “buen corazón” aunque esa rivalidad le haya venido tan mal para su imagen pública.
 

          —En eso sí tienes razón. Creo que me pasé un poc…
 

          No. Así está bien.
 

          Espero que me dejes revelar más sobre tu historia. ¡Espera! ¿Para qué te pido permiso si quien está encadenado eres tú y no yo? Lo único de lo que me aseguraré al final de tu segunda saga es de quemar alguno de tus escritos si es que me asesinas por mantenerte aquí aprisionado.
 

          —No, no… ¿cómo voy a matarte? No soy capaz… —en la voz de Sagen se notaba un tono sarcástico.
 

          Como diga, mi señor. Quería informarle que con su permiso voy, a modo de curiosidades, citar aquellos aspectos de su obra que se asemejan a aquellos que pueden ser observados en otros mundos no de su autoría.
 

          —Con tal de que no me llames plagiador, con gusto hazlo…
 

          Para comenzar, y puesto que no me acuerdo uno anterior en este momento, vamos a citar el recuerdo de Nadeko de hace varios años. Es muy jugoso a mi parecer. Comenzando por el maestro de la pequeñina Violet. Su maestro de música posee una peculiar vestimenta, ¿no es así? Según describía Nadeko… “Si bien dije que ambos sujetos vestían de negro —y no miento—, me falto detallar un poco más su aspecto. Eran una aberración de la naturaleza. La vestimenta que ellos vestían, eran unas mallas negras, que cubrían por completo su cuerpo exceptuando la cabeza. La cabeza estaba cubierta por una especie de máscara, tela extraña blanca y con un diseño particular.

          Esta descripción también podría aplicársele, en cierto sentido, a un personaje del anime/manga “Mirai Nikki”, en específico a aquel nombrado como Yomotsu Hirasaka, Twelfth para los enemigos. Añado que la intención original del autor no era mostrar como tal a ese personaje, sin embargo con el paso de las muchas versiones de esa escena, y con el descubrimiento del personaje —por supuesto—, finalmente de una vestimenta únicamente negra —de pies a cabeza—, se volvió la descrita hace un momento.
 

          —Cabe aclarar que el personaje relleno de mi historia no tiene tendencias al ahorcamiento… Los que hayan visto esa serie entenderán, supongo…
 

          Que un personaje antagonista de ese capítulo fuese su profesor también puede estar inspirado en el personaje de Third de la misma serie, ¿no?
 

          —De hecho, Kyouka, el que fuera su profesor es tan solo una curiosidad. Así fue desde la primera versión, pero podríamos decir que gracias a ello se vio reforzada para que fuese así en el corte final.
 

          Me di cuenta que en el sexto capítulo Nadeko entonó una canción. Podía oír desde el otro extremo del Laberinto esos agudos que tanto presumía, pero nunca pensé que fuera ella en verdad. Que buenos pulmones tiene ella, quizá en el buceo sea buena. Claro, sin implementos me refiero. Esa melodía tan particular me resulta conocida, ¿no cree?
 

          —Claro, el tema “opening” de Saint Seiya: The Lost Canvas en español. Cuyo nombre es “El Reino de Athena”. Pensé en meterlo como una curiosidad simplemente. A alguien podría haberle hecho gracia.
 

          Por lo que recuerdo es una de las pocas canciones que se podían adecuar a esa situación. Así que estuvo ingenioso al recordarla, mi lord.
 

          Y, señor Sagen, por último, ¿podría develarnos los secretos de que usted haya envenenado a nuestro padre porque le dio la gana? ¿En qué obra maestra se inspiró para esa escena?
 

          —Pokemon.
 

          Dis-disculpe, acaso lo oí decir… ¿Pokemon?
 

          —Así es mi estimada, la idea original de esa escena era que la cura del envenenamiento esté en un lago. Algo así sucedió en la susodicha serie, pero cambiando el veneno por una fiebre. Aquellos que hayan leído la versión original recordarán que Miare se lanzó al lago para encontrar una cura. Pues en Pokemon, Misty se lanzó a un lago para curar a un pobre Poliwag.
 

          ¿Así que por esa serie tan infantil usted casi mata a nuestro padre? Usted no sale vivo de esta. ¡Aguja Escarla…!
 

          —Kyouka detente. ¡Por favor!
 

          Dígame una sola razón para no asesinarlo en este segundo y puede que recapacite.
 

          —Si me matas en este instante no habrá un desenlace para la historia entre tú y Shiou que aconteció casi al final del último capítulo.
 

          Puede que sea cierto... Me disculpo. Espero sea bondadoso y no me elimine de la historia antes de la siguiente edición del Extra. Creo que se va a venir algo jugoso.

          —Ya despídete que quiero acabar esta historia cuanto antes. Hasta luego queridos lectores.
 

          Como mi señor Sagen dice, es momento de acabar con esta sección, espero que les haya gustado conocer un poquitín más acerca de la obra. Y sobre todo que les haya gustado esta forma tan peculiar de contar las curiosidades, que generalmente usan otros autores en medios más visuales. Tanto yo como el autor agradecemos la atención prestada a estas pocas palabras. Tengan una buena expectativa sobre la siguiente parte. Se vienen sucesos y más… sucesos. Eso.

 

 

 

(*** Ningún Sagen resultó herido en la redacción de este especial ***)


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