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"Saint Effect": El Capitulo Final

Saint Effect Parodia Humor absurdo Fanfic Aún no me cierran el tema

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#1 Macairo de Cancer

Macairo de Cancer

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Publicado 18 enero 2017 - 18:30

Resumen de la historia

 

"Saint Effect" es una parodia de Saint Seiya cuyo contenido se centra en el humor absurdo y situaciones ridículas a pesar de que su historia principal es "seria". En la primera parte (La Misión Suicida), Albiore de Cefeo es revivido por el dios Olímpico Zeus para asaltar la base del dios Ares la cual se encuentra en el planeta Marte. Luego de reunir a todo un equipo para dicha hazaña, Albiore parte hacia el planeta Marte en donde combate contra el dios de la guerra y, gracias al sacrificio de la mayor parte de sus compañeros, logra destruir la instalación y regresar triunfal a la tierra.

 

Una vez que regresó, fue tomado como prisionero por el Santuario en la segunda parte (El Regreso de Zeus), despojado de su Armadura y enviado a un juicio el cual acabó inconcluso debido a que la Tierra recibió un ataque del Olimpo, demostrando que las verdaderas ambiciones de Zeus eran acabar con "la competencia" y arrancar el planeta de las manos de Atenea. En consecuencia, Albiore (quién fue restituido como Caballero de Atenea por el patriarca Dohko), junto a un nuevo equipo (conformado por algunos de sus antiguos camaradas), se dispuso a intentar pactar alianzas para el Santuario con los demás ejércitos de la tierra.

 

Albiore logró que los Caballeros Negros se unieran a Atenea otra vez. Con algo de suerte no solo también consiguió que Asgard y el Santuario Marino se les uniera también, si no que además ambos cooperaran entre sí. Finalmente intentó que el ejército de los 108 Espectros se aliaran al Santuario pero hasta el momento sus intentos no dan frutos. De todas formas debe darse prisa por que no solo el Olimpo planea su ataque final si no que también los dioses Egipcios y Lucifer ya se les han unido en lo que parece que será el capítulo más sangriento en la historia de las Guerras Santas. Y de esta forma así da comienzo la última parte de esta trilogía así como también el desenlace de la historia de Albiore de Cefeo: El Capítulo Final.


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Fanfic parodia: "Saint Effect"

Parte 1: La Misión Suicida Parte 2: El Regreso de Zeus


Parte 3: El Capítulo Final (Aún no escrito)


#2 Macairo de Cancer

Macairo de Cancer

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Publicado 18 enero 2017 - 19:34

Personajes importantes presentados hasta la fecha

 

Protagonistas

  • Albiore de Cefeo: El protagonista principal por excelencia de la historia. Es de origen Argentino y se describe a sí mismo como "Argentino, ario y superior, de ojos azules". A pesar de ser tan solo un Caballero de Plata, es considerado como la "mayor amenaza" por parte del Olimpo así como también del dios Olímpico Zeus quién fue quién lo revivió. A medida que avanza la historia, cambia su actitud de "bromista" a poseer un fuerte sentido hacia la justicia, aunque sigue haciendo payasadas.
  • Aioros de Sagitario: Un muy buen amigo de Albiore de Cefeo así como también el único Caballero de Oro que le acompañó en la Misión Suicida. Tiene una fuerte confianza en él, además de que es muy influyente y habilidoso. Es también amigo de Saga y se lleva muy bien con Dohko. Es paciente, justo, afable y amable.
  • Sirius de Can Mayor: Es un Nacional Socialista (NAZI) apegado más al "Neonazismo" que al "Nacional Socialismo tradicional". Es muy racista y cree en la superioridad étnica, aunque no sepa que en el fondo también es un guerrero honorable y digno de elogios. Al parecer está ligeramente loco ya que ha sufrido alucinaciones (a causa del hambre) las cuales todas están ligadas al Nazismo. También puede hablar con Adolf Hitler e interactuar con él, desconociéndose si es real o no es más que otra alucinación suya.

Primarios

  • Caballero de Cristal: Abreviado simplemente como "Cristal" en la mayoría de las ocasiones. Un Caballero Sonota que acompañó a Albiore en la Misión Suicida y en su campaña contra el Olimpo. Tiene una personalidad muy "badass" y actúa según sus principios. Su rostro está lleno de cicatrices debido a una lesión.
  • Jango de Odín: Antiguo líder de los Caballeros Negros. Jango es hijo no reconocido del dios Zeus así como también de la antigua Caballero de Piscis, Prazia. Se unió al grupo de Albiore y, posteriormente, la Armadura de Odín lo eligió como su portador. Algunas veces es "poseído" por el espíritu de Odín quién utiliza su cuerpo para comunicarse con los demás.
  • Rafaelo de Junini: Un Caballero Sonota. No es para nada atractivo y es poco higiénico, aún así tiene un gran corazón y es un guerrero temerario. Se unió al grupo de Albiore durante la segunda parte, y su técnica más poderosa es la "Explosión de Jalashkian".
  • Bud de Mizar Zeta: Asumió tal cargo luego de la muerte de Syd durante la Misión Suicida en la cual ambos participaron. Posteriormente participaría de la defensa de Asgard en la segunda parte, para después volverse a unir al grupo de Albiore.
  • Krishna de Crisaor: General Marina de Poseidón, algunas veces llamado "El Nigga". Un personaje casi sin importancia hasta que se une al grupo de Albiore casi al final de El Regreso de Zeus, luego de la batalla de Asgard.
  • Dohko de Libra: Actual Patriarca del Santuario, prefiere actuar que a esperar, pero siempre hace lo necesario para que todos estén a salvo. Posiblemente uno de los mejores Pontífices de la historia, asumió tal cargo debido a la muerte de Shion en "El Regreso de Zeus". Él está a la cabeza de la defensa del Santuario.
  • Saga de Géminis: Un buen amigo de Aioros el cual también confía en Albiore y le ayudó a defender el Santuario a inicios de la segunda parte. Es un poderoso guerrero listo para vengar a su compañero y amigo Shaka de Virgo quién murió sacrificándose para que los demás puedan escapar. Tal parece que le gusta drogarse muy seguido.

Secundarios

  • Mu de Aries: Caballero Dorado experto en telequinesis.
  • Aldebarán de Tauro: Algunas veces puede llegar a habla en Portugués por ser brasilero.
  • Máscara de Muerte de Cáncer: Es sádico y se nota que es un enfermo mental por su necrofilia.
  • Aioria de Leo: El orgullo hermano menor de Aioros. Es poderoso y digno, dirigió la reconstrucción del Santuario.
  • Stefan de Libra: El nuevo Caballero de Libra del cual no se sabe nada hasta la fecha.
  • Milo de Escorpio: Fue el asesino de Albiore aunque tal parece que confía en él.
  • Shura de Capricornio: Es Español y por lo tanto generalmente dice cosas como "Don Pepe y los Globos", "Onda Vital" y "A todo Gas".
  • Camus de Acuario: Un Caballero Dorado poco confiable que hasta ahora no los traiciona pero lo piensa muy seguido.
  • Afrodita de Piscis: También apodado como "AfroDios", posiblemente el Caballero Dorado más poderoso de toda la historia, capaz de engañar al dios del Engaño.
  • Hilda de Polaris: Representante de Odín en la Tierra. Es de temperamento fuerte y una "líder natural". Al principio no quería cooperar con Poseidón pero luego de su ayuda cambió de idea.
  • Poseidón: Dios de los Mares. Es paternal con su ejército y prometió ayudar al Santuario luego de las muertes de Sorrento e Io.
  • Hades: Dios del Inframundo quién no quiere ayudar a Atenea por su resentimiento con ella. Odia por sobre todas las cosas a su hermano menor Zeus al punto de declararle la guerra. Es el marido de Perséfone del cual está perdidamente enamorado.
  • Perséfone: Esposa de Hades y la "Dama del Inframundo". No se contenta por hacer el papel de "buena esposa sumisa" y desobedece continuamente a su marido del cual, a pesar de todo, respeta y quiere. Los Espectros también la obedecen.
  • Atenea: Diosa tonta e incompetente que hasta ahora no hizo nada bien, fue Dohko quién manejó toda la situación.
  • Caronte de Aqueronte: Uno de los pocos sobrevivientes de la Misión Suicida. Regresó al Inframundo y fue visto por última vez como "embajador de buena voluntad" de Hades.
  • Agora de Loto: Otro sobreviviente de la misión suicida en la cual perdió a su amigo y compañero Shiva de Pavo Real, posteriormente también perdería a su maestro Shaka de Virgo.

Terciarios

 

  • Kanon de Dragón de Mar: "El Tanque". Hasta ahora no hizo mucho por que no quiere robarle el protagonismo a Albiore. Vivió un tiempo en Toronto durante un tiempo, odia tal lugar.
  • Arles de Altar: Asistente del Patriarca el cual solo es mencionado una vez.
  • Ptolemy de Flecha: Generalmente lo usan como "explorador" o "Centinela.
  • Siegfried de Duhbe Alpha: El más grande comandante de Asgard, un dios Guerrero y líder de estos.
  • Frodi de Gullinbursti: Otro dios Guerrero muy responsable en su deber el cual ayudó al grupo de Albiore en su llegada a Asgard.
  • Minos de Grifo: El Juez del Infierno con más autoridad en el ejército de Hades. Ayudó al grupo de Albiore en su llegada al Castillo de Hades, durante la batalla en los alrededores.
  • Rhadamanthys de Wyvern: Uno de los embajadores de buena voluntad de Hades así como un Juez del Infierno.
  • Aiacos de Garuda: Otro Juez del Infierno el cual tuvo un papel crucial en la defensa del Castillo de Hades.
  • Jamián de Cuervo: Caballero de Plata enviado a firmar la paz con Hades, lo devolvieron un "poquito" lastimado.
  • Loki: Dios del Engaño, presentado como aliado de la Tierra.
  • Thanatos: Dios de la muerte y consejero de Hades.
  • Hypnos: Dios del Sueño y consejero de Hades.

Antagonistas

  • Zeus: El líder de los Dioses Olímpicos así como el más poderoso de estos. Revivió a Albiore para que este destruyera la base de Ares, para después enviar a su ejército a atacar el Santuario. Es viejo, sabio, siniestro y siempre parece saber lo que va a pasar. Es la cabeza de la invasión en la tierra.
  • Apolo: Lo describieron como "El Segundo detrás de Zeus". Es su hijo menor así como también el dios con más temperamento del Olimpo. Su arma principal es un Arco y es el señor de los Ángeles del Sol.
  • Artemisa: No parece llevarse muy bien con su hermano Apolo, aunque generalmente se los ve juntos luchando. Es la líder de los Satélites y su arma principal es un Arco.
  • Hera: Esposa de Zeus. Es mostrada como una diosa analítica y calculadora. Sus ángeles visten Armaduras Azules.
  • Afrodita: Diosa de la belleza cuyos guerreros visten Armaduras Rozadas. Es mostrada muchas veces como la "mediadora" en los conflictos internos del Olimpo.
  • Hermes: Señor de las Arpías del Olimpo, teniendo el ejército más grande de todos. Es agresivo y arrogante.
  • Démeter: Una orgullosa diosa y madre de Perséfone, en consecuencia siendo la burla de Hermes.
  • Hefesto: Dios Herrero, presentado como "feo" y razonable, creó las armas más mortales de la historia, capaces de matar a alguien de un solo tajo.
  • Ares: Dios de la Guerra al cual se lo dio por muerto en la Misión Suicida. Planea vengarse de Albiore y del Olimpo.
  • Reiyel: Ángel al servicio de Zeus. Mató a Prazia de Piscis (madre de Jango) y a Sorrento de Siren, su misión es asesinar a Albiore. Es viudo y tiene una hija la cual apenas cumplió la mayoría de edad. Es orgulloso y algunas veces se muestra despiadado aunque en realidad no lo es.
  • Falios: Ángel al servicio de Apolo. Es cruel y frío, además de ser también el sobrino de Reiyel.
  • Yarre: Ángel al servicio de Hera y leal a esta, uno de sus más grandes generales.

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Fanfic parodia: "Saint Effect"

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Publicado 19 enero 2017 - 09:21

Muy buenas las fichas de los personajes de tu fic


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#4 Macairo de Cancer

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Publicado 18 junio 2017 - 23:28

Bueno, después de cinco meses de inactividad, es hora de terminar esta mlerd@. Ya comenzaré a subir los capítulos.


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#5 Shiryu

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Publicado 19 junio 2017 - 19:00

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#6 Macairo de Cancer

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Publicado 19 junio 2017 - 21:12

Capitulo 1: El inicio del fin

 

Había un fuerte ajetreo por el Olimpo, el aumento de movimiento perturbó la paz en las que antes eran tranquiles praderas, muy extensas, las cuales componían casi toda la superficie (sin contar los innumerables y bellos lagos que adornaban el lugar, los bosques anchos provistos de aire limpio y puro, y unas cuantas montañas con picos nevados, todo en conjunto constituían un bello y optimista paisaje) que era en donde vivían los Ángeles, los soldados humanoides que componían casi todo el ejército del Olimpo.

 

En el centro mismo de este mundo se encuentra un gigantesco edificio construido a base de un sublime mármol blanco, carente de ventanas y de entradas, salvo por una pequeño balcón a la mitad de la estructura. El edificio terminaba en un imponente pararrayos apuntando hacia el cielo, posiblemente alguno de los templos de los dioses (lo cuales se mantenían a flote en el cielo) ya se encontraban por encima.

 

Por debajo, en suelo y en frente de este edificio (sobre una gran plataforma de mármol), había una multitud gigantesca de Ángeles reunidos, todos pertenecientes a diferentes ejércitos de dioses. Eran miles de guerreros, todos allí reunidos de pie, vistiendo sus brillantes Armaduras Aladas, esperando impacientemente. Gritaban todos al unísono los nombres de sus dioses deseándoles prosperidad y una larga vida, o maldiciendo a los dioses de la tierra (Atenea, Poseidón, Hades, Odín, Loki, etc).

 

Caminando entre sus camaradas (los cuales eran tanto hombres como mujeres), el Ángel Reiyel, de cabello negro, ojos grises, y Armadura que asemejaba a un mineral parecido a la plata solo que más brillante, se abría paso entre la multitud. Estos no se molestaban en girar la cabeza para verlo, y él lo prefería así. Finalmente dejó de avanzar y se posó al lado de un Ángel que vestía una Armadura similar a la de él, su cabello era castaño.

 

-Reiyel, qué sorpresa...-lo saludó el Ángel si mirarlo. Hasta el momento había permanecido mudo y de brazos cruzados mientras observaba expectante al edificio.-¿A qué le debemos el honor de tu visita?

 

-Todos los Ángeles guerreros fuimos llamado.-respondió Reiyel mirándolo con los ojos. Las voces de ambos sonaban serias, más Reiyel lo estaba más que nadie allí, salvo quizás su "compañero".-Mi hija también debe de estar por aquí. ¿Qué sucede?

 

-No te alarmes.-le respondió su compañero.-Dudo que alguien aquí sepa más que el grueso del ejército, simplemente nos convocaron para darnos una especie de discurso, quizás una arenga.

 

-Quizás...-dijo Reiyel dejando de verle.

 

Ambos permanecieron en silencio, allí mismo, en medio del griterío y del tumulto. Al paso de unos minutos, un tercer Ángel se les unió, vistiendo una Armadura similar a ellos, y de cabello color arena. Estos no le saludaron, y él tampoco se molestó en hacerlo, más los tres no parecían tener necesidad de hacerlo.

 

-Midas ¿Alguna novedad?.-preguntó el Ángel de cabello castaño.

 

-Ninguna.-respondió este. Su tono era menos serio que el de sus compañeros, también tendía a hacer algún gesto con el rostro luego de hablar. Su tono de voz podría ser descripto como "satírico".

 

Reiyel bajó la cabeza por unos segundos y luego la levantó.

 

-¿Soy el único que piensa que lo de ahora va a ser algo gordo?-preguntó Midas.

 

-No.-dijo Reiyel por lo bajo.

 

Midas se le quedó viendo por un instante hasta que luego volvió a hablar.

 

-Tengo la sensación de que te estás presionando más que de lo normal.-dijo Midas.-Y eso ya es algo...-Reiyel no dijo nada y por eso su compañero siguió.-Eres un hombre de confianza de Zeus, sin contar que eliminaste al Patriarca Shion, a Prazia de Piscis y a Sorrento de Siren, nos diste una gran ventaja.

 

-Pero no es suficiente.-respondió este.-Aún debo eliminar al Caballero de Plata. Y el hijo de Prazia aún vive, y se encuentra junto a él.

 

-¿El hijo de Prazia?.-preguntó Midas intrigado.

 

Ante la falta de respuesta por parte de Reiyel, el Ángel de cabello castaño habló en su lugar.

 

-Algo escuché de él.-dijo en tono pensativo.-Más, poco saben de su existencia según tengo entendido, es debido a que es uno de los tantos hijos bastardos de el señor Zeus. Su nombre es...-e hizo un paro debido a que no logró recordarlo.

 

-Jango...-dijo Reiyel.-Su nombre es Jango. El señor Zeus no sabía de su existencia hasta mi informe sobre la batalla en el Santuario Marino de Poseidón. Al parecer ahora tiene cierto interés en él, después de todo dicen por ahí que él tuvo un papel decisivo en la guerra contra Asgard, vistiendo la Armadura de Odín, y dirigiendo al ejército de Poseidón junto a este.

 

-Así que se presentó otra amenaza.-observó Midas en tono irónico.

 

Una vez que terminó de decir eso, un relámpago luminoso cayó del cielo directo al parararrayos, este lo detuvo. Un estallido de luz obligó a todos los presentes a cerrar los ojos. Una vez que ya podían volver a abrirlos, el poderoso dios Zeus se encontraba en el balcón, detrás de él estaban Apolo y Artemisa, a la derecha e izquierda respectivamente.

 

La multitud estalló en vitoreos, aplausos y alabanzas para los dioses, salvo quizás por los tres Ángeles quienes observaban atentamente la situación. Pasado un momento, Zeus hizo un gesto con la mano para que la multitud guardara silencio, en consecuencia poco a poco sus voces se fueron apagando hasta que el lugar quedó en un silencio mudo.

 

-Hemos esperado mucho tiempo este momento, siervos míos.-comenzó a hablar Zeus con una voz imperiosa, su figura se veía imponente. Su apariencia era la de un anciano y aún así se veía más potente que nunca.-Dentro de poco ¡La tierra va a arder!

 

Hubo nuevos vitoreos por parte de la multitud, Zeus volvió a callarlos y estos lo hicieron.

 

-Atenea, Poseidón y Odín se han unido.-dijo Zeus.-Pero eso no les servirá de nada por que se enfrentarán al ejército más poderoso que jamás ha existido ¡Una alianza con Lucifer, los Titanes, el ejército de Egipto! Juntos llevaremos la ruina, el horror y la desesperación a los Caballeros de Atenea, a las Marinas de Poseidón, y a los dioses Guerreros de Asgard. Y luego, iremos hasta el Inframundo y destruiremos a Hades y a los Espectros. Una vez que lo hayamos logrado, la tierra volverá a ser propiedad de los dioses ¡De una vez por todas!

 

El grito del final fue tan potente y penetrante que atravesó las almas de todos los presentes. Incluso sus hijos, a pesar de también ser dioses, sintieron el poder del Señor del Olimpo quién les superaba y no por poco.

 

-La raza humana se confió.-siguió Zeus.-Creen que pueden derrotarnos y escapar de su destino. Pero yo les digo que al final no quedará ni un solo humano que no sea esclavizado nuevamente por nosotros. Su estupidez lo ha provocado, desestabilizaron el orden natural, orden que nosotros estamos obligados a preservar. Cazaremos a todos los humanos que se nos opongan y los eliminaremos como la insignificancia que son. ¡Soldados! ¡Demuestren su lealtad al Olimpo y destrúyanlos! ¡Mátenlos a todos! ¡No dejen a nadie con vida! ¡Sin piedad! ¡Sin piedad a los Caballeros, Espectros, dioses Guerreros y Marinas!

 

Y una vez acabado ese discurso, la multitud vitoreó mucho más fuerte que antes. Reiyel, Midas, y el Ángel de cabello castaño se miraron a los ojos seriamente.

 

-Está hecho.-dijo este último.-Comienza así la última etapa de esta Guerra Santa.

 

-El desenlace...-comentó Midas serio por fin.-El capítulo final...


Editado por Macairo de Cancer, 19 junio 2017 - 21:12 .

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Fanfic parodia: "Saint Effect"

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Publicado 23 junio 2017 - 15:49

Capítulo 2: Infiltrado

 

El Caballero de Plata, Sirius, había entrado a la ciudad de Viena sin que nadie lo viera. Desde la ocupación del Olimpo, esta se había convertido en un punto estratégico para atacar el Castillo de Hades, allá en Alemania, por lo tanto esta ciudad se mantenía bajo un estricto control de los Ángeles del Olimpo quienes ahora eran la autoridad no solo de Austria si no que también de casi toda Europa. Con la creencia de que era el único Caballero de que quedaba, impulsado por las visiones de Adolf Hitler, y armado con la misteriosa Caja que había encontrado antes (por orden del Santuario), se puso manos a la obra.

 

Disminuyó su Cosmos para no ser detectado y comenzó a vivir en las alcantarillas junto al Maestro Splinter y las Tortugas Ninjas (más alucinaciones de Sirius). Se desplazó por estas, y comenzó a estudiar toda la ciudad. Por semanas memorizó las patrullas de varios Ángeles, vio quién los reemplazaba, cuando y como. Comenzó a idear un plan puesto que, a pesar de tener esa caja (de la cual no sabía qué demonios hacía pero, por las insistencias de Dohko, y por la importancia que Hitler le dio cuando le animó a seguir, supuso que era vital para ganar esa guerra), no sabía como entrar al Olimpo.

 

Finalmente llegó el día en donde llevaría a cabo su plan. Salió sigilosamente con un bolso verde oscuro, tapó la entrada cuidadosamente, y caminó la destrozada ciudad de Viena. Los edificios tenían muy mal aspecto, varias calles estaban destrozadas, a lo lejos se veía humo en varias direcciones, estructuras habían sido demolidas... Primero se tomó un baño en un lugar apartado, anteriormente había conseguido varias botellas de agua y un shampoo para el cabello.

 

-Bien, Sirius ¿Cual es el plan?-preguntó Hitler, desnudo, al lado de él, bañándose también.

 

-Entrar a un almacén.-respondió Sirius.- Uno vigilado celosamente por los Ángeles del Olimpo. Posiblemente hay información gorda allí.

 

-¿Cómo lo harás?-preguntó Hitler.

 

Mire y aprenda.-respondió Sirius sin voltear.

 

Se vistió con una larga túnica blanca para simular ser un Ángel. Colocó su ropa en el bolso y salió. Hitler lo siguió. Ambos subieron un edificio destrozado, se colocaron al borde de este y allí pudieron tener una vista general de Viena.

 

-Ese Ángel de ahí.-dijo Sirius señalando a uno que se encontraba en un oscuro callejón, vistiendo una Armadura azul.-Lo llamo "Aisladito". Es el más vulnerable que encontré. A las 9:25 de la mañana, Asiladito cambia su posición por "Tortuga".-Y señaló un almacén a dos cuadras a la izquierda.-Resulta que Tortuga siempre llega siete minutos tarde aproximadamente, son esos siete minutos en donde Asiladito baja la guardia.

 

-Tiene sentido.-observó Hitler rascándose el bigote.

 

-Pero no es todo.-dijo Sirius aún más serio.-Si Aisladito no se reporta a tiempo, "Vigilantón" y "Judío barbudo",-dijo señalando a un par de Ángeles a un par de metros del almacén. El primero era alto, el segundo llevaba una barba larga.-van a buscarlo para asegurarse de que todo está en orden. Dejan de vigilar ese almacén por lo tanto. Y estamos de suerte por que hoy es miércoles y es cuando menos actividad hay por este lugar, por eso "Moe", "Larry" y "Curly".-dijo señalando a tres Ángeles dormidos cerca del almacén, aprovechando que nadie los ve.-se tiran una pequeña siesta, dejando el almacén desprotegido. Será cuando entre, me haré pasar por uno de los suyos, y buscaré lo que necesito.

 

-Parece que te lo pensaste bien.-dijo Adolf emocionado.-Entonces manos a la obra.

 

-Sep.-dijo Sirius preparado.

 

Bajó del edificio y cruzó la desértica calle en dirección al callejón. Al principio, Aisladito no le prestó mucha atención puesto que a lo lejos supuso que era uno de los suyos, sin embargo conforme más Sirius se acercaba, este más se alarmaba.

 

-¿Qué quieres?-preguntó Asiladito.-¿Qué se supone que haces aq...?

 

Estaba preguntando hasta que Sirius le noqueó con un golpe al rostro y este cayó al suelo. Sirius le quitó la Armadura azul y se la colocó, luego escondió a Asiladito en un bote de basura, y se colocó en lo más oscuro posible del callejón a esperar. Contó siete minutos con el reloj hasta que llegó Tortuga, buscando a Aisladito. Este miró para todos lados y no lo encontró. Se internó dentro del callejón, y para cuando volteó, Sirius salió de su escondite, lo tomó rápidamente por la cabeza y lo hizo chocar contra la pared, cayendo este al suelo con un gran chichón en la cabeza.

 

Sirius escondió a Tortuga en otro bote de basura, dio un gran salto y se subió a un edificio. Allí corrió rápidamente hacia el almacén. Estando cerca, vio que Vigilantón y Judío Barbudo seguían en la misma posición. Vigilantón, al ver que Aisladito no llegaba, ordenó a Judío Barbudo que lo siguiera, y ambos fueron hacia el callejón. Sirius aprovechó esto, bajó cuidadosamente al suelo y entró al almacén. Había un ángel vigilando la puerta.

 

-¿Qué sucede?-preguntó este mirando de arriba a abajo a Sirius.

 

-Vengo por un encargo del señor Hermes.-respondió Sirius tratando de parecer convincente.

 

-¿Eres de la patrulla de Hermes?-preguntó el Ángel sorprendido.

 

-Así es.-dijo Sirius asintiendo con la cabeza.-Debo pasar.

 

Sirius ya estaba entrando hasta que el Ángel lo detuvo a mitad del camino.

 

-Un momento.-dijo este.-Hermes no tiene Ángeles, tiene Arpías. La Armadura que llevamos es azul, somos Ángeles de Hera.

 

-Eeeeeeh.-comenzó a decir Sirius quién estaba sudando y mirando para todos lados.-Verás, es un encargo muy importante. Si no me dejas pasar entonces tendrás que... Charlarlo con Hermes ¿Cierto, señor Hermes?-dijo volteando hacia la entrada como si afuera estuviera esperando Hermes.

 

-¿Qué?-preguntó el Ángel confundido y un poco aterrado.

 

Se dirigió hacia la entrada. Cuando estuvo de espaldas con Sirius, este le dio un terrible golpe en el cuello, y el Ángel cayó inconsciente al suelo. Lo tomó y lo escondió detrás de una caja de madera. Corrió hacia el interior y allí se encontró con varias filas de cajas perfectamente apiladas y ordenadas, hasta donde la vista alcanzaba.

 

-¿Ahora qué?-preguntó Hitler mirando para todos lados.

 

Pero Sirius levantó el brazo y señaló con el dedo una caja a lo alto, esta era de color rojo sangre y llevaba varias inscripciones doradas.

 

-Esa es.-dijo Sirius a quién le brillaban los ojos.

 

-¿Qué contiene?-preguntó Hitler.

 

-No lo sé.-admitió Sirius.-Sin embargo supongo que es algo muy importante, teniendo en cuenta toda la operación que se armaron para traerla hasta aquí, eran como cincuenta Ángeles resguardándola. Creo que podría ser algo que nos lleve hasta el Olimpo, quizás un mapa o un teletransportador, quién sabe.

 

Subió la pila de cajas hasta llegar a la preciada cajita roja la cual era más pequeña de lo que se podía ver a simple vista. La tomó al estilo de Indiana Jones y los Cazadores del Arca Perdida, la guardó en el bolso, y en su lugar colocó una réplica casi idéntica (aunque un poco más grande), pintada a mano por el mismo Sirius.

 

-Esto los engañará por un tiempo.-dijo.

 

Bajó y se dirigió a la entrada del Almacén, los demás Ángeles aún no habían vuelto. Salió corriendo a la calle, dio un gran salto y subió de nuevo al edificio por el que había bajado anteriormente. Desde allí se dirigió hacia el punto de partida (la alcantarilla). Luego de correr por un tiempo de edificio a edificio, bajó de un salto y corrió por la calle (a la altura del callejón).

 

-¡Oye!-gritó alguien.

 

Sirius volteó y su cabello se puso de punta por el susto: Era Aisladito (con basura en la cabeza como cáscaras de banana) corriendo hacia él.

 

-¡Devuélveme mi Armadura!-gritó.

 

Iba a echar a perder el plan si seguía gritando de esa forma. Alertaría a los demás Ángeles. Sirius estaba por reaccionar hasta que se acercó a toda velocidad un Volkswagen negro, este atropelló a Aisladito. Una vez que el auto pasó, Aisladito intentó incorporarse (estaba muy herido), pero el auto dio marcha atrás y volvió a atropellarlo. Luego arrancó y lo arrolló nuevamente. Retrocedió otra vez... Arrancó, retrocedió... Hasta que Aisladito estaba casi hecho calcomanía en el piso.

 

La ventana del auto bajó, y allí Sirius pudo ver a Asterión de Perros de Caza, vistiendo como civil, y con anteojos puestos, mirándolo. Sirius estaba sorprendido y por eso no dijo nada, Asterión tampoco. Luego de unos segundos viéndose, Asterión movió la cabeza y habló por fin.

 

-¿Y?-preguntó.-¿Esperas invitación o qué?

 

-Pero mirá lo que está este auto-exclamó Sirius feliz.

 

Entró al auto, en el asiento que está al lado del conductor.

 

-Vámonos nomás.-dijo Asterión y arrancó.

 

-¿Cómo puedes manejar si solamente tienes 16 años?-preguntó Sirius sorprendido.

 

-¿Acaso parezco de 16?-le preguntó este bajándose los anteojos al verlo.

 

-Buen punto...-respondió Sirius.

 

-Exacto...-dijo Asterión.


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Publicado 23 junio 2017 - 15:59

Jajaja--- Sirius es todo un loquillo


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#9 Macairo de Cancer

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Publicado 24 junio 2017 - 21:07

Capítulo 3: El retorno de Ares

 

En Alemania, a las afueras de castillo de Hades, más a lo lejos del espeso y oscuro bosque que lo rodea, exactamente en las verdes colinas del exterior que daban hacia el sur, Bud y Krishna estaban en la cima, observando el perímetro con unos binoculares. Bud se encontraba de cuclillas, Krishna por su parte se mantenía de pie. Ambos llevaban abrigos para protegerse del frío puesto que había una toberillinos de viento últimamente por esa zona, ya estaba oscureciendo.

 

-¿Ves algo?-preguntó Krishna.

 

-Nada.-respondió Bud sin dejar de usar los binoculares.-Tal parece que Hades se equivocó.

 

-Lo dudo.-dijo Krishna alzando la voz puesto que el viento les impedía oírse el uno al otro algunas veces.-Parece tener un... ¿Cómo puedo decir esto?-y comenzó a mover la mano derecha.-Un sexto sentido o algo así. Además conoce a su hermano mejor que nadie.

 

Luego de un tiempo de silencio en el que ambos seguían buscando señales de vida por la zona, Bud se cansó.

 

-Por el momento diremos que no hay nada.-dijo finalmente, quitándose los binoculares.

 

-De acuerdo.-dijo Krishna imitándolo.

 

Bud sacó un Walkie-Talkie y se lo llevó al oído.

 

-Cristal ¿Estás ahí?-llamó.

 

La voz del Caballero de Cristal salió de él.

 

-¿Todo bien por ahí, Bud?.-preguntó Cristal.

 

-Así es.-respondió Bud.-Hemos terminado nuestra patrulla por hoy. Avisa a Aiacos, no encontramos nada. Estaremos allí de regreso antes del anochecer.

 

-De acuerdo, a... esp... pr... a...-respondió Cristal, sin embargo su transmisión se entrecortaba.

 

Krishna y Bud se miraron.

 

-Cristal.-comenzó a decir Bud.-¿Puedes repetirlo?

 

-p... est...-siguió Cristal.

 

-Algo no anda bien.-dijo Krishna.

 

Casi al instante, algo cayó del cielo y chocó contra la superficie, más a lo lejos. Era una especie de rayo de luz. Su caída provocó un temblor que estremeció la tierra, y arrastró ráfagas de viento que chocaron contra Krishna y Bud quienes se aferraron al suelo. Cuando todo volvió a la normalidad, ambos se colocaron de pie de nuevo.

 

-¡¿Qué demonios fue eso?!-preguntó Bud alarmado. Sacó su Walkie-Talkie nuevamente.-Cristal ¿Puedes oírme? ¡Cristal!-llamó pero él no respondió.-amolar, la línea está muerta.

 

-Comunícaselo vía Cosmos.-le dijo Krishna.

 

-Imposible.-respondió Bud con el ceño fruncido.-No tengo saldo ¿Y tú?

 

-Vacío.-respondió Krishna.-Regresa al Castillo, yo iré a investigar. No tardo.

 

-De acuerdo.-dijo Bud asintiendo con la cabeza.

 

Y se marchó como un rayo en dirección al Castillo, mientras Krishna bajaba de la colina en dirección a donde había caído el rayo de luz: Otro bosque. Se internó en él con su lanza en manos. Caminó cuidadosamente buscando con la cabeza aquella cosa que se había estrellado. Luego de caminar un tiempo, Krishna se percató de que un rayo ken fue lanzado en dirección a él. Lo esquivó justo a tiempo, aunque dejó un tajo en su rostro. Krishna se tocó la herida con la mano por un momento, y luego fue en busca del agresor.

 

Un segundo ataque se dirigió a toda velocidad hacia su espalda. Krishna esperó pacientemente hasta que el atacante estuviera a una distancia razonable, fue cuando se volteó y rechazó su ataque con la lanza. Fue cuando pudo verlo: Era el Ángel Reiyel quién portaba la daga de plata con la que había asesinado a Sorrento.

 

-Eres tú...-dijo Krishna blandiendo aún más la lanza.

 

-Así que aquí está uno de los Generales Marinas...-observó Reiyel con algo de desilusión en su voz.-Sinceramente esperaba al Caballero de Plata o al hijo de Prazia.

 

-Sin embargo soy yo a quién tienes en frente...-dijo Krishna con frialdad.-No desaprovecharé esta oportunidad, te mataré por lo que le hiciste a Sorrento. Quiero que sepas que él era mi amigo.

 

-Como si me importara...-se mofó Reiyel.-Sin embargo no tengo tiempo para perder aquí contigo...-Y una vez dicho esto, comenzó a volar.

 

-¡Oye!-gritó Krishna molesto.-¡Regresa aquí y pelea!

 

En ese preciso momento, Krishna sintió un poderoso Cosmos a sus espaldas y volteó. Allí estaba aquel Ángel de cabello castaño a quién Krishna nunca antes había visto.

 

-Si tanto quieres pelear, hazlo conmigo.-le dijo. Luego le dedicó una pequeña reverencia.-Maxul para servirte. No quiero que mueras sin saber quién acabó contigo.

 

-En guardia.-lo retó Krishna.

 

Ambos oponentes se prepararon para pelear, se fulminaron con la mirada, y luego se lanzaron el uno al otro.

 

...

 

En uno de los pasillos del Castillo de Hades, Albiore se encontraba en el medio de un grupo de Espectros que se habían reunido para escucharle contar chistes, entre estos se encontraban Nyobe, Mills, Cube, Raimi y Gordon. Todos se estaban muriendo de la risa.

 

-Jajajajaja, no en serio.-decía Albiore quién casi no podía hablar.-Había otro, este me lo contó Argol que es casi como el "Musulmán loco" del Santuario por venir de Arabia Saudita.-Tosió e intentó ponerse serio.-¿Por qué Estados Unidos no puede jugar al ajedrez?-preguntó.

 

-¿Por qué?-preguntó Mills.

 

-¡Porque le faltan las dos torres!-exclamó Albiore.

 

Y al instante todos volvieron a reírse.

 

-¡Qué hdp!-exclamó Niobe quién no podía aguantar la risa.

 

Mientras se reían, una figura se les acercó por detrás. Cuando todos se dieron cuenta de quién era, se quedaron mudos: Era Perséfone. Ante su mirada penetrante, todos (menos Albiore) se escabulleron casi al instante puesto que supusieron que venía a poner orden debido a la holgazanería de todos ellos.

 

-Eh...-comenzó a decir Albiore.-Debo irme a trabajar...

 

Estaba yéndose hasta que ella se lo impidió.

 

-No.-le dijo.-Tú vendrás conmigo.

 

Y comenzó a caminar por los pasillos. Albiore tragó saliva y caminó, aterrado, detrás de ella. Lo condujo hasta que ambos llegaron a una bodega repleta de botellas de vino. Perséfone sacó una botella y la colocó sobre una mesa.

 

-¿Sabes lo que es?-le preguntó a Albiore.

 

-Eh... No-respondió este más confundido que nunca.

 

-Este es el "Jokashi".-explicó Perséfone.-Este ejemplar en particular es una de las botellas más antiguas del Inframundo, reposa desde la Era Mitológica. Proviene de una uva especial puesto que cuanto más tiempo reposa, mejor es su sabor.

 

-Osea que debe de estar espectacular...-dedujo Albiore mirando la botella. Luego volvió en sí rápidamente.-Un momento, mi señora... ¿Por qué me dices esto?

 

Y de la nada, Perséfone colocó un par de copas en la mesa.

 

-Bebámoslo juntos.-dijo ella.

 

-¡Ah yeah!-exclamó Albiore.

 

Unos minutos después... :)

 

Albiore y Perséfone estaban sentados a la par, tan solo separados por la pequeña mesa que contenía la botella de vino.

 

-Alto vino.-alabó Albiore a la bebida.-Nunca había tomado nada igual.

 

-Ajá...-corroboró Perséfone.-¿Que tal un brindis?

 

-Joya.-respondió Albiore.-Por este vino.

 

Y ambos chocaron las copas y bebieron.

 

Diez minutos después... :)

 

-Si, soy una mujer seria.-corroboró Perséfone.

 

-¿Sabes?-comenzó a decir Albiore.-Yo también fui así, por mucho tiempo. Pero cambié. Aprendí que de vez en cuando debes de desahogarte.

 

-Quizás.-observó ella.-Aunque no creo que sea del tipo de persona que cambia de un día para el otro.

 

-Solo el tiempo lo dirá...-dijo Albiore. Este vio su copa y luego a la diosa.-¿Otro brindis?

 

-Eso no se pregunta.-respondió ella.

 

Quince minutos después... :D

 

-¡Entonces el idi@ta me preguntó "¿Dónde está Atenea?"!-exclamó Perséfone muriéndose de la risa.-¡Y entonces yo le dije "¡La tienes detrás tuyo, tiene una caja en las manos!"! Y acto seguido ¡Bum! ¡La caja lo absorvió, lo selló y perdimos la Guerra Santa!

 

Tanto ella como Albiore (quienes estaban borrachos) comenzaron a reírse descontroladamente.

 

-Supongo que podríamos volver a brindar.-siguió Perséfone.

 

-Por los buenos recuerdos.-dijo Albiore semi alzando la copa al no poder extenderla completamente.

 

Cinco minutos después...

 

-Dios mío ¿Qué hice?-se lamentó Albiore llorando.-¡Le dije a Io que tuviera cuidado! ¡Y de la nada se coló un rayo ken en la puerta y le voló la cabeza! ¿Cómo pude ser tan descuidado? Y Dócrates... Dio... ¿En qué mi$rd@ estaba pensando cuando le di tal orden a Dio?

 

Y se calmó por un momento. Perséfone le vio y luego giró la cabeza.

 

-Yo también he tomado muchas malas decisiones.-dijo esta en tono lastimoso.-Mi esposo también.

 

-Señora Perséfone...-comenzó a decir Albiore.-¿Usted apoya a su marido?

 

Esta asintió.

 

-Pero no me gusta que sea siempre tan arrogante.-dijo en tono pesadumbre.-Muchas veces me gustaría que cambiase aunque sea un poco...

 

Pero se cayó de pronto cuando escuchó los pasos de dos personas acercándose a la bodega. Le ordenó a Albiore esconderse junto a ella. Cuando las puertas se abrieron, entraron dos individuos: Hades y Ares (la aparición de este último sorprendió a Albiore). Hades parecía temeroso, mientras que Ares tenía una gran mueca en su rostro, daba la impresión de que estaba a punto de matar a todo el mundo en aquel castillo.

 

-Tranquilo, sobrino.-intentaba calmarlo Hades cuya voz sonaba temblorosa. Esbozaba una sonrisa temerosa como si intentara ablandar a Ares pero este se mantenía furioso.-Verás, cuando bebas este vino te sentirás mucho mejor.

 

Apenas vio la botella sobre la mesa, sus dos ojos se abrieron y se puso pálido (más de lo que era en realidad).

 

-Pe... Pe... Pero.-intentaba decir Hades.-¡Quién se lo tomó!

 

-¡Fui yo!-gritó Perséfone saliendo del escondite, arrastrando a Albiore.-¡Y Albiore!

 

Apenas los vieron, Hades y Ares se sobresaltaron.

 

-¡Perséfone!-exclamó Hades.

 

-¡Sobrino!-exclamó Perséfone viendo a Ares.

 

-¡Albiore!-gritó Ares furioso.

 

-¡Ares!-gritó Albiore.

 

-¡Tía, prima y hermana!-gritó Ares a Perséfone.

 

-¡Sobrina!-exclamó Hades a Perséfone.

 

-¡Tío!-exclamó Perséfone a Hades.

 

-¡Dioses!-exclamó Albiore al ver ese "lío familiar" entre los dioses.

-¡Tío!-exclamó Perséfone a Hades.


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Publicado 24 junio 2017 - 22:25

Albiore  es un loquillo

 

que me late que en el proximo capitulo

 

aparecera laura chozo a resolver esta disputa familiar----XD


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Publicado 24 junio 2017 - 23:18

Albiore  es un loquillo

 

que me late que en el proximo capitulo

 

aparecera laura chozo a resolver esta disputa familiar----XD

Na, ese quilombo familiar no tiene solución ya  :t420:


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Publicado 21 julio 2017 - 22:22

ojala pronto actualices


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Publicado 20 agosto 2017 - 22:56

ojala pronto actualices

Más tarde  :t420: 

Ahora tengo en mente otro fanfic, pero de todas formas lo terminaré más tarde.


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Publicado 20 agosto 2017 - 23:53

Buenos capitulos y interesantes

 

PD: Extendio mucha fuerza por la muerte de tu mascota 


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Publicado 01 septiembre 2017 - 14:26

Saludos

 

No te olvides de inscribir tu fic:

 

http://saintseiyafor...s/#entry2548387


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Publicado 06 septiembre 2017 - 19:00

Capítulo 4: La segunda invanción

 

Sirius y Asterión continuaban su recorrido en el Volkswagen negro por las carreteras de Alemania. Pese a su edad, Asterión demostraba ser un haz al volante, no pararon para nada hasta que pudieron ver a lo lejos a un par de oficiales que se encontraban en medio de la ruta. Asterión, quién hasta ahora había manejado a aproximadamente 100 km's por hora, frenó el auto. Ambos oficiales alemanes se colocaron uno a cada lado del auto. El Caballero de Perros de Caza bajó la ventanilla del auto por la cual, el oficial que se encontraba de su lado, asomó la cabeza.

 

-Papeles.-ordenó con una voz ronca y seria.

 

Asterión, sin mirarlo, sacó su billetera, la abrió, y extrajo un permiso para conducir, se lo entregó al oficial en la mano y esperó pacientemente. Sirius observaba atentamente la escena sin decir nada. El oficial leyó detenidamente el permiso para conducir al menos tres veces, luego miró a los ojos a Asterión, este por primera vez le devolvió la mirada de manera desafiante y se quedaron así por lo menos cuatro segundos.

 

-Aquí dice que solo tienes 16 años.-le dijo el oficial muy seriamente.

 

-Es correcto.-afirmó Asterión sin parpadear, tal y como lo hacía el ofocial.

 

-Y hemos reconocido el auto como un modelo robado.-continuó el oficial.

 

-No lo puedo negar.-respondió Asterión sin darle importancia.

 

-¿Tienes algo para decir en tu defensa?-le interrogó el oficial quién estaba a punto de decir "bájense del auto".

 

-Sí.-respondió Asterión.-Me identifico como un chico transexual con una edad mental de 18 años, musulmán, y amante de One Direction. Así que si no me deja pasar, me estaría discriminando por pertenecer a una minoría, maldito opresor del patriarcado.

 

El oficial se apartó inmediatamente de la ventanilla, con un rostro de preocupación y arrepentimiento.

 

-Discúlpeme por ser transfobo e islamofobo.-le dijo a Asterión con una voz quebrada.-Puede pasar.-dijo finalmente, haciendo señas al auto para que avance.

 

-Muchas gracias...-le agradeció Asterión mientras cerraba la ventanilla.

 

Arrancó el auto y volvió a avanzar hasta llegar a 100 km's por hora. Cuando ya estaban lo suficientemente lejos de los oficiales, Asterión no pudo contener la risa. Sirius también se largó a carcajadas.

 

-Jajajaja.-se mofó Sirius.-Estúpid@s Progres, destrozaron Alemania con sus ideologías Zurdas sin sentido.

 

Ambos estaban de muy buen humor, y cuando alguien está feliz por lo general tiende a ser más flexible. Tal es el caso de que cuando vieron a un soldado del ejército alemán, al lado de la ruta, del lado derecho, haciendo "dedos" con el pulgar, Asterión detuvo el auto. Era un hombre con la cabeza rapada, vistiendo el uniforme del ejército, y llevaba con él una mochila puesta. En manos portaba un fusil G36. El soldado observó emocionado el auto y silbó.

 

-¡Increíble máquina!-exclamó el soldado.

 

-¡Y eso no es lo mejor, Alemán estúpido!-exclamó Asterión riéndose.

 

El soldado abrió la puerta trasera del auto y entró, se sentó y se acomodó allí en el asiento trasero. Cuando Asterión ya estaba seguro de que el nuevo pasajero ya estaba listo, arrancó nuevamente el auto.

 

-No puedo creer que consiguiera que me llevaran en un auto de esta calidad.-les comentó el soldado eufórico.-Anteriormente tuve que trasladarme en transportes para refugiados, nada modernos ni rápidos.

 

-Ajá...-respondió Asterión.-Por cierto ¿A dónde te llevamos?

 

-A la base militar.-respondió el soldado casi al instante.-Algo grande se está cociendo allí. Últimamente con el tema este de las invasiones mundiales, los ejércitos de todo el mundo, o lo que queda de ellos, se están reorganizando. Tal parece que han descubierto algo... Información clasificada quizás.

 

Sirius, que escuchaba atentamente la conversación, no pudo evitar guardar el secreto y le mostró las dos cajas que llevaba: La cajita plateada, y la caja roja que les había robado a los Ángeles.

 

-No hay nada secreto para nosotros.-afirmó Sirius.-En estas dos cajas se encuentra la clave para ganar esta guerra. El problema es que no sé como podemos aprovecharlas, y también temo abrir una por miedo de desperdiciar nuestra oportunidad.

 

-Comprendo.-dijo Asterión.-Así que por lo que parece solo quedamos nosotros dos para derrotar al Olimpo. Suena interesante.

 

El soldado Alemán estaba un poco desconcertado por tal charla así que exigió respuestas. Sirius y Asterión le contaron sus historias, la orden de los Caballeros de Atenea, la guerra del Santuario y su destrucción, y la invasión del Olimpo. Para cuando terminaron el relato, aquel soldado se encontraba un poco más confundido que antes. Pero antes de que pudiese decir algo, un rayo de luz pasó al lado izquierdo del auto y lo superó en velocidad. Sirius y Asterión se miraron el uno al otro, atónitos.

 

-¡¿Qué demonios fue eso?!-preguntó Sirius sin atreverse a creer lo que vio.

 

-El gallo de tres patas.-respondió tranquilamente el soldado Alemán desde atrás.

 

-¡¿El qué?!-exclamó Sirius como si no hubiera escuchado tal respuesta.

 

-El gallo de tres patas.-volvió a decir el soldado, como si fuera obvio.

 

-¡¿Qué es un "gallo de tres patas"?!-preguntó Sirius atónito.

 

-Es el ave más veloz de toda Europa.-respondió el soldado Alemán.

 

Asterión no soportó más la curiosidad y a celeró el auto hasta más allá de los 220 km's por hora, intentando alcanzar aquel rayo de luz. Siguió hasta que fue alcanzando a aquella criatura para finalmente posarse a su lado. Allí, a la izquierda, había lo que parecía ser un gallo de 1,65 metros de altura, marrón, y con tres patas rozadas corriendo a altas velocidades. Asterión y Sirius se quedaron observándolo, con la boca abierta, y los ojos como platos. El soldado alemán, por otra parte, sonrió al verlo, con sus ojos perdidos en el ave.

 

El gallo de tres patas continuaba su recorrido hasta que se percató de la presencia del auto, los vio por tres segundos, emitió un ruido extraño, y salió disparado hacia el frente, por lo menos a la velocidad de la luz. Asterión frenó el auto inmediatamente y quedaron varados allí, al lado de una hectárea de cultivos.

 

-¿Eso es el gallo de tres patas?-preguntó Asterión sin atreverse a creerlo.-¡Se mueve más rápido que un Caballero Dorado!

 

-Exacto...-dijo una cuarta voz.

 

Los tres se sobresaltaron, giraron la cabeza hacia la derecha, y allí, al lado del auto, estaba un granjero de cabello color arena, limpiando un rastrillo con un trapo.

 

-Oye...-comenzó a decir Sirius.-¿Acaso tú sabes algo sobre ese animal?

 

-Así es.-dijo el granjero sin darle importancia.-Yo los crío.

 

-¿U...Us...Usted los cr... Cría?-preguntó Asterión atónito.

 

-Exacto, joven.-respondió el hombre.-Para comérmelos.

 

-¿Y qué sabor tienen?-preguntó Sirius sorprendido.

 

-No sé por que todavía no pude agarrar ninguno.-reconoció el granjero con tristeza.

 

Sirius abrió la boca para preguntar algo más, sin embargo ningún sonido salió de esta debido a que en ese preciso momento, un rayo ken verdoso se abrió paso desde el cielo, y fue directo hacia el granjero quién, antes de darse cuenta de lo que estaba pasando, ya había sido alcanzado por tal ataque. Ocurrió una pequeña explosión la cual levantó algo de humo, sin embargo todos pudieron ver como en el suelo había un gran charco de sangre, y sobre este se amontonaban algunos pedazos del cuerpo de ese hombre.

 

-¡Monster Kill!-exclamó el soldado sarcásticamente.

 

Por otro lado, Sirius giró lentamente la cabeza hacia Asterión, y exclamó como un lunático.

 

-¡Sácanos de aquí, j@der!-gritó muerto de miedo.

 

Pero no hizo falta que lo hiciera puesto que Asterión, por instinto, ya había pisado el acelerador y había arrancado el auto. Al mismo tiempo, decenas de rayos ken verdosos eran lanzados hacia el auto, cayendo todos al suelo y destrozando la carretera. Por otro lado, el soldado alemán, portando su fusil, se asomó por la ventanilla y comenzó a disparar en la retaguardia. El sonido de los disparos que aturdieron a todos los presentes, sumando el pánico y la incertidumbre de la situación, llevó a que todos tuvieran un arrebato de adrenalina.

 

Asterión llevó a cabo varias maniobras con el auto para evitar ser alcanzado por los ataques los cuales les rozaban. Cinco gotas de sudor nacidas desde la frente, se deslizaron limpiamente por el rostro del Caballero de Plata. Su compañero, Sirius, volteó hacia atrás y contempló como el soldado seguía disparando. Luego se metió nuevamente, tomó la mochila, y de ella sacó municiones para recargar el fusil.

 

-¡¿Qué viste?!-le preguntó Sirius alterado.

 

-¡No lo sé!-exclamó el soldado frunciendo el ceño.-¡Son una docena de objetos voladores, pero no parecen ser aviones!

 

-¡Arpías!-gritó Asterión alarmado.

 

En ese mismo instante, varios rayos pasaron a toda velocidad, impactando a kilómetros al frente del auto, destrozando la carretera.

 

-¡Mie$d@!-se quejó Asterión con furia.-¡Oigan!-llamó a sus compañeros.-¡Cierren las ventanillas ahora!-les ordenó.

 

Tanto el soldado como Sirius obedecieron al instante, sin saber el motivo de semejante orden. Una vez hecho esto, ya estaban casi por dar con un pequeño cráter formado a causa de los ataques de sus perseguidores, pero Asterión quitó con facilidad el volante y en su lugar quedó una especie de control negro el cual tomó. A su vez, en ambos costados del auto se asomó una ala. Por otra parte, de las balizas traseras del auto salieron propulsores.

 

-¡Sujétense, esto es un auto volador!-exclamó Asterión.

 

Y luego de decir eso, el auto comenzó a elevarse y despegarse del suelo, al mismo tiempo, de los propulsores se desprendió violentamente un fuego azul. El auto salió disparado hacia el cielo, seguido de las decenas de rayos que sus perseguidores les lanzaban. Tanto Sirius como el soldado estaban pálidos por la sorpresa (el primero gritaba), sin embargo Asterión estallaba a carcajadas.

 

-¡Siempre quise hacer esto!-exclamó como un lunático.

 

El auto dio volteretas en el cielo, fue de aquí a allá, todo con el fin de esquivar los ataques enemigos los cuales les seguían rozando.

 

-¡Oye tú!-exclamó Asterión al soldado alemán.-¡Dales caña!

 

Y en ese preciso momento, un periscopio bajó del techo, al frente del asiento trasero. Este periscopio llevaba manubrios para poder cambiar la dirección. En estos manubrios había un botón rojo el cual el soldado alemán presionó para ver que sucedía, y tal fue la sorpresa que se llevó al notar que el auto disparó desde algún lado. Resulta que al activar el modo avión, tanto arriba como abajo del auto salía una ametralladora.

 

-¡Necesito uno de estos!-gritó el soldado mientras se aferraba al periscopio.

 

Comenzó a contraatacar a los enemigos a diestra y siniestra. Al mismo tiempo, Sirius y Asterión se fijaron en quienes eran sus atacantes, y se percataron de que no parecían ser arpías. Más bien eran seres humanoides negros y de aspecto bestiales los cuales llevaban alas oscuras en sus espaldas. Vestían túnicas, y sus cabellos también eran oscuros y largos.

 

-¡Eso no son arpías!-exclamó Sirius mucho más asustado que antes.-¡Son...!

 

-¡Ángeles caídos!-concluyó Asterión, entrecerrando los ojos y frunciendo aún más el ceño.-¡El Olimpo se ha aliado a Lucifer! ¡Voy a hacer algunas maniobras evasivas!

 

Dicho esto, comenzó a descender el auto violentamente hacia el suelo.

 

-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!-gritó Sirius desesperadamente mientras se aproximaban al suelo más y más.

 

...

 

Krishna y el ángel Maxul seguían luchando fieramente. El combate, hasta ese momento, consistía en Krishna intentando alcanzar con su lanza a su rival el cual esquivaba ataque por ataque con suma facilidad. Aquel ángel, con su brillante Armadura alada gris se deslizaba elegantemente por todo el bosque en donde se llevaba a cabo tal batalla, seguido por Krishna. Finalmente este último tuvo un golpe de suerte y consiguió raspar la mejilla de su enemigo.

 

Ambos rivales cayeron de cuclillas, enfrentados, a cierta distancia uno del otro. Krishna se incorporó, seguía empuñando su lanza con ambas manos, por otro lado, Maxul se peinó su cabello castaño el cual estaba algo alborotado, luego se tocó la herida con la mano izquierda la cual se la llevó a la altura del rostro para contemplarla. Vio detenidamente su sangre, luego bajó la mano y fulminó con la mirada a su enemigo.

 

-Vaya...-dijo tranquilamente.-Te subestimé, General Marina.-y dicho esto, también se incorporó.-Pero no te preocupes por que no volverá a suceder. Si tanto quieres pelea...-bajó su brazo derecho y abrió la palma de la mano. En esta apareció una luz de plata con forma de martillo, y cuando tomó la empuñadura, el martillo cobró forma.-Gustoso te la daré.

 

Tomó con ambas manos su arma, y Krishna se aferró más a la suya. Ambos enemigos esperaron un par de segundos como bestias a punto de destrozarse una a la otra, y luego se lanzaron para atacarse.

 

...

 

Uno de los Espectros de Hades, Sylphid de Basilisco, corría apresuradamente por los anchos (y largos) pasillos del castillo, llevando en el brazo derecho una pila de papeles los cuales tenía el sumo cuidado de no perder ninguno. Estaba sudando, y tenía los ojos como platos.

 

-Mi$rd@, mi$rd@, mi$rd@, mi$rd@.-susurraba en vos baja.

 

Frenó violentamente con el talón del pie, y se detuvo delante de una gran doble puerta hecha de madera de roble, con grabados de ángeles del cristianismo, y paraísos utópicos. Golpeó un par de veces la puerta derecha, con las manos temblorosas.

 

-¡Es urgente!-exclamó Sylphid.

 

Y dicho esto, la abrió. En el interior había una habitación espaciosa alfombrada de verde oscuro en el suelo, y cuyas paredes estaban pintadas de un azul claro las cuales, a causa de la hora (estaba anocheciendo) parecían ser más oscuras de lo normal. En la pared en frente de la puerta había un gran ventanal que ocupaba casi toda la pared, desde este se podían ver las demás torres del castillo.

 

En medio de la habitación, sentados uno en frente del otro en una silla, y solo separados por una pequeña mesita cuadrada, estaban los dos dioses gemelos, Thanatos e Hypnos.

 

-Largate, humano.-le ordenó Thanatos calmadamente, sin embargo había cierta molestia en su voz.

 

-¡Pe... Pero señor...!-estaba por objetar Sylphid abrumado pero no logró completar la frase.

 

-Estamos ocupados.-dijo Hypnos amenazantemente.-De esto depende casi toda la Guerra Santa, vete de una vez y no estorbes al menos por tres horas.

 

Sylphid sintió como su vida corría peligro, hizo una reverencia, cerró la puerta y se marchó.

 

-Qué gente molesta.-se quejó Thanatos seriamente.-Como sea, sigamos con lo nuestro.

 

Y dicho esto, movió un peón negro en el tablero de ajedrez que estaba colocado encima de la mesita cuadrada.

 

-Astuta jugada...-le felicitó Hypnos. Aunque más que una felicitación parecía una burla, quizás se estaba mofando de la situación, pero dado a que su expresión seria no cambio, eso no es fácil de saberse.-Pero no lo suficiente...

 

Y dicho esto, movió el rey blanco a un costado.

 

-Oye...-comenzó a decir Thanatos mientras miraba al tablero de ajedrez.-Comienzo a pensar...-prosiguió. Luego levantó la cabeza y fulminó con la mirada a su hermano.-Que mueves al rey solo para hacer tiempo.

 

-Claro que no.-se defendió Hypnos respondiéndole la mirada.

 

-Lo llevas haciendo desde hace tres jugadas.-continuó Thanatos.

 

-No tengo ni idea de lo que estás hablando.-dijo Hypnos, aún defendiendo su postura.

 

-Dah...-se quejó Thanatos.-Un espectro insolente interrumpiendo nuestro juego, tú jugando como una niña ¿Qué es lo que falta?

 

E irónicamente, cerca, se escuchó una explosión. Ambos hermanos siguieron fulminándose con la mirada, sin molestarse en voltear a ver que era lo que sucedida, aún a pesar de que el humo estaba pasando casi al lado del ventanal. Y desde este se vio como la diosa Perséfone, la cual al parecer había dado un gran salto, pasaba volando, llevando a Albiore de Cefeo (el cual se encontraba sorprendido) con su brazo izquierdo, y con la mano derecha apuntaba hacia abajo, y de ella lanzaba rayos ken. Luego de que pasó ella volando, el dios Ares, quién también había dado un gran salto, pasó al lado del ventanal, en dirección a Perséfone.

 

Pasados unos cinco segundos, Thanatos abrió la boca al final.

 

-¿Eso fue lo que yo creo que fue?-preguntó sin cambiar su expresión.

 

-Seh...-respondió Hypnos quién también permanecía sereno.-Yo también lo vi...

 

Al instante, la puerta volvió a abrirse nuevamente, y como siempre, ninguno de los dos vio quién era el que la abría. Thanos se molestó por este gesto, pero intentando no perder la paciencia volvió a hablar.

 

-¿Es que no te dijimos que te largues de una vez?-preguntó.

 

-Lo siento, caballeros...-respondió una voz desconocida. Ambos dioses giraron la cabeza violentamente hacia la puerta y vieron que allí no había un Espectro si no que un Ángel de Zeus, nada más ni nada menos que Reiyel, quién llevaba en cada mano una caja gris.-Pero el juego terminó...

 

Ambas cajas se abrieron en un abrir y cerrar de ojos, y ambas succionaron a uno de los dioses de la muerte los cuales fueron arrastrados violentamente por estas. Una vez que estuvieron dentro, las dos cajas se cerraron. Las tomó a ambas con toda la fuerza que tenía (a causa de que portar a dos dioses sellados requiere de un poder descomunal), y las depositó en la esquina de la sala, tapándolas con un manto oscuro.

 

Luego de hacer eso, Reiyel metió su mano derecha en un bolsillo del pantalón, y sacó lo que parecía ser un pequeño espejo dorado, sin embargo en donde debía de estar reflejado su rostro, allí estaba su compañero Midas, con su cabello color arena.

 

-Comunícaselo a los demás.-le dijo Reiyel.-Está hecho.

 

-¡Tú sí que eres el mejor, Rei!.-exclamó Midas, con una amplia sonrisa en la cara.

 

...

 

Tanto Krishna como Maxul rechazaron los ataques de su rival, sus armas se encontraron varias veces. Luego de cargar nuevamente hasta su adversario, ambos salieron disparados hacia direcciones opuestas. Krishna estaba a punto de reanudar el combate hasta que vio como por el cielo se nublaba, luego alzó la vista y se percató de que no eran nubes si no que se trataban de cientas de arpías dirigiéndose hacia el castillo de Hades.

 

-¡Oh, no!-exclamó Krishna.

 

Estaba a punto de lanzarse a correr hacia el castillo de Hades pero en su camino se posó Maxul quién aún empuñaba el martillo.

 

-¿A dónde vas?-le preguntó seriamente.-Esto aún no ha acabado...

 

-¡Apártate, imbécil!-le advirtió Krishna quién alzó la lanza en dirección a su enemigo.

 

-Ni lo sueñes...-respondió Maxul.-El castillo de Hades va a caer, y tus amigos con él. Pero no te preocupes, tú morirás aquí y ahora.

 

-Eso lo veremos...-respondió Krishna con el ceño fruncido.


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Parte 1: La Misión Suicida Parte 2: El Regreso de Zeus


Parte 3: El Capítulo Final (Aún no escrito)


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Publicado 06 septiembre 2017 - 22:52

Buen capitulo y Sirius me gusta 


Editado por Mystoria de Acuario, 06 septiembre 2017 - 22:53 .

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Publicado 07 septiembre 2017 - 15:06

el policía debería haberle hecho un favor al mundo y haberle disparado--XD

 

Reiyel logro en un segundo lo que a los gemelos de lost canvas les costo la vida


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Publicado 24 septiembre 2017 - 18:08

Capítulo 5: Preludio a la batalla

 

Jango, el Caballero Negro que aún vestía la Armadura de Odín, corría por los pasillos del nivel inferior del Castillo de Hades. Anteriormente había sentido una perturbación Cósmica la cual le inquietó profundamente. No se limitó a simplemente esperar y decidió investigar los hechos por su propia cuenta puesto que tal energía, por alguna razón, le resultaba familiar. Luego de un rato, vio a lo lejos la figura de un Espectro haciendo gala de su oscura Sapuri, este permanecía de espaldas a Jango.

 

Al llegar a su lado, notó que quién era tal espectro era nada más ni nada menos que Valentine de Arpía, lugarteniente del Juez del Infierno, Rhadamantys de Wyvern. Su expresión era pensativa, estaba sumido en sus propios pensamientos. Una vez que notó la presencia de Jango, automáticamente volvió en sí.

 

-¿Tú también lo sentiste?-le preguntó a Jango, con su voz ronca.

 

-Así es.-respondió Jango muy seriamente, luego sonrió de forma pícara y se rascó la nariz con el dedo índice.-Creí sentir que ese Cosmos le pertenecía a un b@stardo con quién tengo que ajustar cuentas.-luego dejó de sonreír.-Aquí se cuece algo muy raro, Krishna aún no regresa, y ahora este Cosmos.

 

-No me quiero ni imaginar lo que es.-afirmó Valentine.-Pero en cuanto antes sepamos el origen de esta perturbación, mejor para nosotros.

 

Jango asintió. Ambos se marcharon en dirección hacia el origen de aquella energía cósmica, cruzaron largos pasillos, y bajaron diversas escaleras, hasta que el camino los llevó hasta el sótano del castillo de Hades, cuya entrada (una gran puerta de metal, oscura) aún permanecía rigurosamente cerrada. Ambos guerreros fueron hacia esta, y cada uno se colocó a un lado de la puerta, Valentine del izquierdo, y Jango del derecho.

 

-La puerta aún está cerrada.-afirmó Jango seriamente.-Si un enemigo se infiltró por aquí, no es ningún tonto.

 

-Estoy de acuerdo.-corroboró Valentine.-Aunque también cabe la posibilidad de que aún se encuentre dentro. Debemos ser cautos.

 

Ambos asintieron, como si se estuvieran poniendo de acuerdo, se colocaron en frente de la puerta, flexionaron los pies, y la derribaron juntos. La puerta salió disparada hasta el otro extremo de la habitación, y cayó violentamente al suelo. Dado que estaba hecha de un material resistente, el único daño que parecía tener era el que ambos guerreros le acababan de producir. Entraron juntos a esa habitación, iluminada por un candelabro de pared. 

 

En esta habitación habían muebles que no se usaban en años, así como también ciertos objetos de interés. Pero lo que más llamaban la atención era una pila de Esqueletos desplomados en el suelo, todos encima de un gran charco de sangre. Y en medio de la habitación había un pequeño cráter, en cuyo fondo se podía ver las cloacas del castillo. Tanto Jango como Valentine se miraron el uno al otro, como si ambos hubieran pensado lo mismo: Alguien se había infiltrado desde el sótano del castillo.

 

Y en ese preciso instante, uno de los Esqueletos se retorcía en el suelo. Valentine recorrió la habitación para socorrerlo. A causa de que estaba boca a bajo, el Espectro se colocó de cuclillas y lo recogió cuidadosamente, le dio vuelta, y pudo encararle. Tenía todo el rostro repleto de heridas, más de su boca recorría una pequeña corriente de sangre.

 

-Soldado ¿Puedes oírme?-le interrogó Valentine.

 

-Señor Valentine...-dijo el Esqueleto con voz quebrada, reuniendo todas sus fuerzas.

 

-¿Qué ha sucedido aquí?-le preguntó Valentine. Y al ver que el Esqueleto tardaba en responder, el Espectro subió la voz-¡Por favor, dime!

 

-Un Ángel...-continuó el Esqueleto.-Salió de las alcantarillas y nos derrotó a todos de un solo golpe. Apenas pudimos darnos cuenta...

 

Y dicho esto, su cabeza se inclinó hacia el suelo, mientras que su boca permanecía abierta. Valentine lo dejó en el suelo y le cerró los ojos con sus dedos, para luego incorporarse nuevamente.

 

-¿Es posible lo que dijo?-preguntó Jango alarmado.-¿Qué hay ahí abajo?-continuó, señalando hacia el cráter.

 

-Tuberías...-respondió Valentine.-Estrechas, pero lo suficientemente espaciosas como para que un hombre se aventure por estas. Pero aún así, a causa del poder de esta estructura, le resultaría imposible para un guerrero común el poder infiltrarse por allí. Hace falta un gran poder para poder sobrevivir, como punto de partida.

 

Jango frunció el ceño.

 

-Tiene que ser él...-afirmó.-El Ángel que mató a mi madre y asesinó a Sorrento.

 

-Eso ya lo veremos más tarde.-dijo Valentine mientras se dirigía a la salida del sótano.-Ven, debemos de avisar a los Jueces de que hay un infiltrado dentro del Castillo.

 

Y dicho esto, comenzó a correr, seguido por Jango.

 

...

 

En medio del castillo de Hades se encuentra un bello jardín, rodeado por las sólidas estructuras del castillo mismo. A pesar de la tranquila naturaleza de este mismo, ahora no se encontraba en calma puesto que estaba sirviendo de escenario en la batalla que estaban librando Perséfone (la cual aún sujetaba a Albiore con una mano) y Ares. Ambos se encontraban uno en frente del otro, listos para reanudar la batalla en cualquier momento.

 

-No voy a permitir que le hagas daño al Caballero de Plata.-declaró Perséfone fríamente.-Es solo un pequeño humano ¡Solo míralo!-dijo esta, al mismo tiempo, ambos dioses voltearon para ver a Albiore el cual había cambiado su expresión se sorpresa a la de un perro triste, con sus ojos brillosos.-¡Es monísimo!.-luego volvió a fulminar con la mirada a Ares.-¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño?

 

Ares frunció aún más el ceño, y levantó su espada, apuntando a Perséfone.

 

-¡Oh, por favor!-comenzó a decir, furioso.-¡No te dejes engañar por su apariencia! ¡Este infeliz tiene el poder de Ricardo Fort! ¡Voló toda mi base y asesinó a todos mis hombres! ¡Es un monstruo!

 

-Pará, pará, pará.-le interrumpió Albiore, levantando ambas manos, en señal de paro.-Vos también boleteaste a los míos, muchos de mis compañeros también cayeron en esa batalla. Y la Aryan Knight, es decir mi nave, también sufrió varios impactos. Desde mi punto de vista, estamos a mano... Por así decirlo.

 

-¿En serio?-respondió Ares, sarcásticamente.-¿Desde cuando la vida de un puñado de soldados vale más que la de centenares de estos mismos?

 

-¡Eran gente que yo conocía!-se defendió Albiore, frunciendo el ceño, y con enojo en su voz.-Dio, Dócrates, Shiva, Lune... Ellos y otros valientes compañeros me ayudaron. Nómbrame, tú, por lo menos a cinco de tus hombres.

 

-Samuel, Pablo, Lucas, Tobías, Bautista, Simón, Rafael, Natalio, Camilo.-comenzó a nombrar Ares.-Mateo, Agustín, Luigi, Mario, Alejandro, Carlos, y Rogelio, el del personal de limpieza.

 

Albiore puso una cara de poker. En ese momento, Hades logró alcanzarlos, y llegó hasta donde se encontraban. Ares, al verlo, se dirigió directamente hacia él.

 

-Por fin llegaste.-comentó Ares.-Ahora encárgate de esa desgraciada, y del Caballero de Plata.-le ordenó a Hades de forma imperiosa.

 

-¿Qué?-preguntó Hades sorprendido, levantando ambas manos.

 

-Lo que escuchaste.-continuó Ares.-Vamos, que no tengo todo el día.

 

Albiore y Perséfone se sorprendieron al escuchar tal orden, y ambos giraron en dirección a Hades. Este permaneció inmóvil en su lugar, y al principio mantenía la boca abierta al no saber qué responder, aún mantenía su clara expresión de sorpresa. Sin embargo, pasados unos segundos, cerró la boca, para luego fruncir el ceño, y bajar sus manos.

 

-¿Acaso crees que tienes alguna clase de poder aquí como para venir a exigir semejante barbaridad?-le preguntó Hades a Ares, con frialdad.-No estás en posición de exigir nada.

 

Ares, quién hasta el momento había estado infundiendo temor en Hades, se sorprendió al oír tal respuesta, llegando a levantar las cejas. Luego volvió a fruncirlas, y encaró a Hades.

 

-Vas a hacer lo que yo te diga por que tú eres un inútil.-sentenció Ares con furia.

 

Pero lo que este no se esperaba fue la reacción de Hades ante tales palabras. Desenvainó su espada y se la arrojó a Ares, cuyo pomo impactó con el rostro del dios de la guerra, quién cayó al suelo, boca arriba. Cinco pajaritos imaginarios comenzaron a girar alrededor de su rostro el cual tenía un ojo morado, y una sonrisa atontada dibujada en él.

 

-Estúp$d@...-le insultó Hades, entrecerrando los ojos.-Nadie se mete con mi esposa.

 

Perséfone, luego de ver tal escena, soltó por fin a Albiore, y se llevó ambos brazos a la cintura.

 

-Por fin estás comenzando a actuar como un hombre.-le dijo a su marido, en tono serio.

 

-No sé si eso es un cumplido o un insulto.-afirmó Hades, guiñándole el ojo.

Luego de eso, este se enfocó más que nada en caminar hacia donde estaba Ares. Caminó a su lado lentamente, meditando. Albiore y Perséfone lo seguían con la mirada, ninguno se atrevía a formular una sola palabra. Fue el mismo Hades quién rompió el silencio.

 

-Tanto tiempo dejándome humillar por este sujeto...-reflexionó Hades, posiblemente para sí mismo.-Me llamó "patético", "inútil", "idi@ta", "pálido", y hasta incluso "resentido". Pero ahora que él está en el suelo es cuando por primera vez en muchas años me pregunto...-y luego giró para ver completamente a su esposa.-"¿Quién soy yo?".

 

Pero antes de que su esposa pudiera abrir la boca para responder, otra voz (la cual se oía por detrás de Hades) se le adelantó.

 

-Ustedes es Hades, dios del inframundo.-afirmó. Hades volteó para ver quién era el dueño de esta voz, así como también lo hicieron Albiore y Perséfone. Era nada más ni nada menos que el mismo Rhadamanthys de Wyvern quién se acercaba caminando lentamente hacia Hades.-Así como también nuestro dios, al que todos le juramos fidelidad.

 

Hades se le quedó viendo por unos instantes hasta que por fin volvió a hablar.

 

-¿Y ustedes lucharían por mi aunque eso solo los lleve a la derrota?-preguntó al Juez del infierno.

 

Rhadamanthys se colocó de cuclillas, y levantó con sumo cuidado la espada de su señor. Luego se arrodilló, agachó la cabeza, y le extendió el arma al dios.

 

-Todos creemos en su causa, mi señor.-respondió con firmeza.-Puede que cada Espectro proviene de una familia diferente, de una clase social diferente, y hasta incluso de un pueblo diferente, pero le aseguro señor, que la lealtad de cada uno de sus hombres es igual de firme, desde el más poderoso Juez del infierno, hasta el más humilde Esqueleto. Siempre estaremos a su lado, y lucharemos a pesar de que la muerte nos lleve a todos.

 

Y luego de decir esto, no solo Hades, si no que también Albiore y Perséfone se percataron de que decenas de Esqueletos también habían acudido a presenciar tal encuentro, y con ellos también se encontraban varios Espectros, y entre ellos, Aiacos de Garuda y Minos de Grifo. Una vez que Rhadamanthys terminó su discurso, todos los demás guerreros de Hades también se arrodillaron. Este gesto también fue repetido por Perséfone. Por otra parte, Albiore, al ver que parecía ser el único t@nto presente que no se arrodillaba, también acabó por hacerlo.

 

Juntos, y casi al unísono, todos los guerreros de Hades comenzaron a recitar la misma frase.

 

-Hades Domine, dona nobis sapientiam in vita, et serviamus etiam mortuum insequebantur.-recitaron para su señor.

 

En ese momento, el dios, al ver la fidelidad de sus hombres, tomó dignamente su espada con la mano derecha y la ojeó detenidamente, pudo ver su reflejo en esta misma, el cual le devolvía la mirada. Todos sus guerreros siguieron detenidamente con la vista a la espada.

 

-Entonces...-comenzó a hablar nuevamente.-Así debe ser...-luego enfocó, con la mirada, a todos los presentes.

 

Con la mano izquierda les ordenó a todos incorporarse, cosa que hicieron lentamente. Cuando comprobó que ya se encontraban todos de pie, sostuvo aún con más firmeza la espada.

 

-Muchos otros dioses me llamaron cobarde.-comentó Hades.-Y hasta incluso hay quienes me consideran como el más canalla de los dioses, siempre a la sombra de mi hermano menor, Zeus. Solo quiero ver la cara que pondrán cuando vean...-y alzó la espada, apuntando hacia el cielo, en actitud desafiante dirigida a Zeus.-¡Cuando mi ejército marche hasta el último rincón del Olimpo!

 

Todos los presentes (a excepción de Perséfone la cual se limitó a esbozar una pequeña sonrisa) gritaron de emoción y alzaron los puños también, hacia el cielo.

 

-¡¿Me seguirán?!-preguntó Hades a sus tropas.

 

-¡Si!-respondieron estas.

 

-¡¿Derrotaremos a Zeus?!-preguntó Hades.

 

-¡Si!-exclamaron todos los presentes, nuevamente.

 

De pronto, a lo lejos, pudieron escuchar como dos hombres se acercaban a toda velocidad. Todos voltearon para ver de quienes se trataban, y allí pudieron ver a Jango y a Valentine. Este último (el cual iba primero), comenzó a gritar.

 

-¡Mi señor Hades!-exclamó Valentine.-¡Un enemigo se ha infiltrado en el castillo!

 

Nadie dijo nada por un segundo, y pasado este mismo, alcanzaron a ver un rayo luminoso proveniente del horizonte. Este impactó con una torre del castillo, y esta se derrumbó.

 

-Y ya sabemos a quienes atacó...-dedujo Hades seriamente.-Algo sucedió con Thanatos e Hypnos.-luego giró el rostro hacia uno de sus Espectros.-Minotauro ¡Ve a ver qué ocurrió con ellos!

 

Este Espectro, Gordon de Minotauro, hizo un saludo de vísera, y se marchó lo más rápido que pudo. Por otro lado, Albiore, Jango y Valentine corrieron juntos hasta un balcón el cual daba a la dirección por la cual había visto venir tal ataque. Desde allí pudieron ver que del bosque comenzaban a salir extrañas criaturas negras con forma humanoide. En el rostro llevaban la cabeza de un perro egipcio, y con ambas manos cargaban un largo cetro.

 

Por otro lado, del cielo comenzaban a aparecer criaturas aladas oscuras las cuales acompañaban a las arpías. Llevaban en manos una espada, cada una. Otras portaban una lanza.

 

Detrás de Albiore y Jango comenzaron a aparecer Cristal, Bud, y finalmente Rafaelo. Todos estaban consternados por la aparición de tal grupo de enemigos, esto llevó a que Albiore y Cristal intercambiaran miradas de asombros.

 

-¿Qué car@jo es esto?-preguntó Cristal.

 

Pero Rafaelo crujió los puños, y esbozó una amplia sonrisa.

 

-Si quieren venir, que vengan.-dijo animadamente.

 

Su optimismo rápidamente contagió a sus compañeros. Por otra parte, Hades, quién ya había presenciado tal situación, se dirigió a su ejército. Volvió a lazar la espada, y habló imperiosamente.

 

-¡Prepárense para luchar!-exclamó.-¡Vamos a devolver a todos estos infelices de regreso al abismo de donde vinieron!

 

La muchedumbre exclamó animadamente, y rápidamente todos los guerreros comenzaron a organizarse, siguiendo las instrucciones de Hades así como también de los Jueces. Mientras tanto, Albiore y su grupo intercambiaron miradas de confianzas.

 

-Hay cosas que nunca cambian ¿No?.-comentó Albiore, casi a punto de reír.

 

-Ni que lo digas.-dijo Bud quién sí se rió por tal comentario.

 

En eso, Albiore extendió el brazo derecho. Cristal colocó su mano por encima de este, luego Rafaelo, después Bud, y finalmente Jango.

 

-¡Hagámoslo!-exclamó el Caballero de Cefeo.

 

Y de esa forma, los cinco levantaron las manos hacia el cielo, luego cada uno tomó su arma de fuego, y fueron al encuentro junto a Hades.


Editado por Macairo de Cancer, 24 septiembre 2017 - 18:09 .

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Parte 1: La Misión Suicida Parte 2: El Regreso de Zeus


Parte 3: El Capítulo Final (Aún no escrito)


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Publicado 26 septiembre 2017 - 11:46

Hasta ahora es de lo mejor que leí... tu si sabes sacar una sonrisa xD.

 

Albiore simplemente es tan... tan XD.

 

Y menudas referencias a series jajaj. 


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