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Némesis Divino I: El juicio de las Horas


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549 respuestas a este tema

#521 carloslibra82

carloslibra82

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Publicado 15 febrero 2017 - 02:34

Gracias por "aceptarme" otra vez para dar reviews, amigo killcrom. Ahora te comento sobre los capítulos 13 y 14.

Sin duda, el combate entre Leo y Virgo fue épico. Ambos mostraron un gran poder. Eres muy creativo con las técnicas que les das a tus santos. Aunque coincido con que la resistencia y habilidades de Theron fueron un poquito exageradas. Me imagino a Seiya y a los otros viendo este combate, y diciendo "hombre, que poca resistencia tenemos". Pero bueno, me gustó este Perseo. Tengo una duda, amigo killcrom: al sellar el cosmos de Astrea en la caja de Pandora, fue purificada?? Se cumplió el objetivo original del juicio de las horas? Se libró de su egoísmo?? Espero puedas responder, si es que no es spoier.

Esta Alisha es todo un caso. Que chiquilla tan traviesa. Es muy humana, aún no veo a Atenea por ningun lado. Y demasiado traviesa. Pobre Kishut, que trabajo tiene. Según tu punto de vista, toda encarnación de la diosa debe desplegar sus poderes y personalidad como tal a través de la educación y la experiencia?? No influye nada el ser al fin y al cabo una diosa? Tan humana es??

Me sorprendió tu Geminis, además de su antiguedad. Tiene muuuchos años. Esa experiencia lo hace el más poderoso de todos los dorados,o no necesariamente. Kishut realmente le mostró mucho respeto

En cuanto a Nerites, no lo reconozco. Creo que en tu primera versión era desagradable, arisco, mal genio. Y ahora ha sido un tipo realmente encantador. Aunque recién lo estamos viendo.

Bueno, killcrom, sigue así, espero sorprenderme cada vez más con tu fic. Saludos!!


Perdón, me olvido que me faltan capítulos por leer, y hago preguntas que tal vez se respondan en los que me faltan. Si es así, dímelo, y trataré de no preguntar tantas cosas, sino sólo opinar. Un abrazo, amigo killcrom



#522 -Felipe-

-Felipe-

    Bang

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Publicado 15 febrero 2017 - 06:22

Hola Killcrom, ¿qué tal? Como siempre paso a dejarte un reviewcito.

 

Lo primero que quiero preguntar, y que es algo que quería hacer hace bastante, es sobre tu percepción respecto a los Santos de Bronce (y Plata, en menor medida): ¿Puede ser capaz, potencialmente, un Bronce de vencer a un Oro? Yo siempre he sido más fan de los rangos menores (si bien muchos dorados me encantan y se cuentan entre mis favoritos) por la idea detrás del esfuerzo, de la habilidad para desarrollar milagros a pesar de tener todo en contra, como el rango. Así que tal vez para Baltsarós, por su manera de hablar, es imposible, ¿pero qué hay de ti? ¿En este fic hay "movilidad cósmica", por así llamarle?

 

Un pequeño detalle que me llama la atención desde el capítulo anterior, que podría no ser más que una tontería, ¿pero por qué plateado para Teris? El Santo de Pegaso, tradicionalmente en la franquicia, ha poseído Cosmos azul. ¿Alguna razón en particular, o simplemente no era algo a tomar en cuenta?

 

Ups, no puedo continuar el review ahora, pero lo dejaré en unos días probablemente, cuando tenga internet de nuevo.

 

Saludos!!


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#523 unikron

unikron

    el iluminado

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Publicado 15 febrero 2017 - 08:35

baltasaros sigue ganadose el odio de muchos con su actitud 

 

saludos 



#524 Patriarca 8

Patriarca 8

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Publicado 15 febrero 2017 - 16:29

 su sirviente Teris -----------------Jajaja

 

Teris de Pegaso. ¿Por qué llevas ese pendiente?

¿Nunca te dijeron que esas cosas son de niñas?---------------ojala el pegaso no sea un fail--- <_<

 

Elvashak tiene el mismo problema del fenix del clasico

 

ojala que el pequeño pequeño Caph no sea otro fail-------- <_<

 

una Athena malcriada y caballeros de bronce bastante--------inexpertos----------y

yo que pensaba que  Saga  era un mal patriarca

 

 

lastima que Baltsarós  no los eliminara "accidentalmente"


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#525 Killcrom

Killcrom

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Publicado 16 febrero 2017 - 00:32

¡Holas! He venido a responder vuestros comentarios. Muchas gracias por vuestro apoyo. En verdad no estoy a la altura de la gran ayuda que sois.  ^_^

 

CARLOSLIBRA

 

No, gracias a ti por venir de nuevo.  ^_^

 

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DON FELIPE

 

Muy buenas, amigo. Me desperté temprano y vi que tenía comentarios sin responder. No te haces a la idea de lo agradecido que os estoy. Sobre todo en momentos que han sido malos, esta historia me ha ayudado mucho. Y ahí tenéis vosotros gran parte del motivo. ¡Gracias!  ^_^

Bueno, paso a responder tus preguntas y comentarios:

 

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UNIKRON

 

¡Hola, amigo!

 

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T-800

 

¡Muy buenas, lord T!

 

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#526 carloslibra82

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Publicado 16 febrero 2017 - 22:05

Hola, estimado killcrom, muchas gracias por responder a todas mis dudas. Pasaré a comentar los capítulos 15 y 16, los previos al flashback de los cuatro grandes

Me pareció interesante la conversación del Patriarca con el gato, la virgen y el inmortal (eso parece Perseo, jajajaja) Baltsaros me cae excelente, me gusta su humor, ironía y comentarios, me hacen mucho reir. Pero se expone a lo q le pasó con Alisha (lo q también me hizo reir) Y el comentario sobre la Princesa que antes había sido Príncipe, sinceramente genial.

Astrea, por su parte, no me gusta. Es q es demasiado mal genio. Es cierto, la usaron, y fue poseída, pero aún así, creo q exageró. Quiere matar a todo el mundo. Debe trabajar su caracter y madurez. Y contrario a lo q dice Kishut, es a ella la que no le conviene juntarse con Alisha. Me pregunto si podrá volver a pelear como santa de oro. Lo único que debo advertirte, es que te has ganado un gran número de enemigos: los shakistas, por hacer a la representante de su signo la más débil de los 12 de tu fic :lol:  :lol:

Sobre Theron, comentario aparte. Cuanta resistencia, jajajaja

Pregunta: la Fuente de Atenea hasta cuanto puede curar?? Q capacidad de sanación tiene??

Sobre Kishut, la verdad es q me parece q tiene pocos escrúpulos a la hora de lograr sus objetivos. Eso no me agrada. Me imagino que tiene alguna bodega o cava oculta en algun lugar, seguramente más grande q el Ateneo, jajaja

Con respecto a la clase, ya comenté lo de Alisha y Baltsarós (aún me río). Y si bien Alisha es una malcriada y a veces muy odiosa, siento que la respetan poco, siendo quien es. Me imagino q el respeto se lo ganará cuando sea una auténtica y confiable diosa

Me gusta el trío de discípulos, me caen bien. Ese Pegaso es todo un Seiya, creo q es propio de la constelación

Eso sería. Ah, se me olvidaba, quiero comentarte algo q puede ser una tontería, pero me gustaría darte mi opinión y q me des la tuya. Es referente a Escorpio. Para mí, suena más imponente y poderoso "Escorpión" No te digo que lo cambies, sólo que me digas que opinas y si usas el Escorpio pq es más usual, te gusta más, o ni siquiera habías pensado en ello. Perdón si es muy tonto lo q pregunto

Saludos, amigo, procedo a leer a los 4 grandes!!



#527 Killcrom

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Publicado 18 febrero 2017 - 13:42

Buenas, Carloslibra. Aquí vengo de nuevo a responder tus dudas. :)

 

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Bueno, un gran abrazo y hasta pronto, Carloslibra. 

K.


Editado por Killcrom, 18 febrero 2017 - 13:49 .

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#528 carloslibra82

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Publicado 20 febrero 2017 - 01:50

Vaya, Killcrom, he leído la saga de los 4 grandes completa. Q decir?? Estuvo espectacular, he recordado episodios de la primera versión, lo q pasa es q ha pasado mucho tiempo desde q la leí. Voy a comentar en forma más ordenada, para q te sea más fácil el review

1. István. La verdad es q no recuerdo si era tan desagradable como lo mostraste aquí. O sea, es cierto q la armadura lo rechazó,pero era para comportarse así?? Matar a soldados inocentes, ser imprudente, tratar mal a sus compañeros, no importarle ni los niños. Entiendo perfectamente a la armadura de Escorpio por rechazarlo. Aunq no me gustó como trata de sirvientes a sus portadores. Antes de ser desechado por la armadura, era así, o más noble?? Cuando peleó con Iskandar no era así. Cambió?? Le pasó algo para cambiar?? Me queda la duda

2. Nerites. Me sigue sorprendiendo lo mucho q cambió de la primera versión. Es un gran caballero. Es cierto, a veces demasiado quedo, pero un gran caballero. Aunque en su lugar, yo habría matado de inmediato a Hrafnkell (algo así es, cierto??). Y aprovecho q lo nombré, con respecto a él

3. Nunca pensé q podrías crear un personaje tan desagradable. La verdad es q su lenguaje soez no me gustó, aunq fuera parte de la trama. Pero es una opinión personal. Si ese era tu objetivo, lo cumpliste. Por cierto, para q lo quiere Tritos?? O es spoiler??

4. Baltsarós. Le verdad, amigo killcrom, q creo q con él te desbalanceaste. Los otros 3 grandes tuvieron bastante acción, pero él, a pesar de revivir a Kishut, y de matar al Señor Sacerdote, no tuvo una buena pelea, como los otros. Es pq ya mostró lo q tenía en el arco de Astrea?? Pero aún así, me habría gustado verlo pelear en Sinigrado.

5. Kishut. Este Patriarca, tan calculador, recibió lo q merecía, una buena tunda. A pesar de la diferencia de niveles creo q fue la mejor pelea q he leído en tu fic hasta el momento. Tu idea era plasmar lo difícil q sería una batalla con los Astra Planetas, ya q el más fuerte de los santos de Atenea fue vapuleado. Y vaya q se preocupó Kishut

6. Sobre esta misma pelea, me queda claro q en tu fic no existe el modo milagro, verdad?? Si tu historia siguiera na línea cronológica, y llegara a Seiya y compañía, aceptarías que tuvieran los poderes q mostraron en el clásico, haciéndolos los mejores caballeros de la historia, o sería diferente??

7. Que increíble la historia de la anterior guerra santa. Atenea y Hades enamorados?? El burro es Hades?? Muy bueno. Esa guerra no tuvo ganador, cierto?? Se puede declarar como empate?? Trajo repercusiones a la época de tu fic, como en la primera versión (no quiero decir cuales, por si hago spoiler) o eso cambió??

8. Finalmente, los Astra Planetas son terribles. Tengo una duda: Atenea o Hades tienen avatares, y por lo tanto sólo pueden usar una parte de sus poderes o dynamis. Y creo q los Astra Planetas tienen el poder de un semidios. En esas condiciones, son rivales para un dios con avatar?? Sé q tus dioses son invencibles en tu fic, pero no sé q pasa en esa condición tan limitada. Y lo otro, q son los Astra Planetas?? Humanos u otra cosa??

 

      Bueno, eso es, killcrom, la saga estuvo genial. Mención aparte los caballeros azules, siento decir q los vi sólo como relleno. De donde sacas esos nombres?(como Medveditsa). Ya, no te doy más lata, me falta poco para ponerme al día. Saludos, y no dejes de escribir!!!



#529 Slender

Slender

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Publicado 21 febrero 2017 - 16:28

Un saludo compañero me he pasado por tu historia a ver que tal, soy nuevo en esto de leer fic y el tuyo fue bastante llamativo así que decidí leerle y estoy gratamente sorprendido, bueno ahora mi opinión

 

Lo diré en lineas generales ya que me he leído hasta el final del arco de virgo, y he de decir que primeramente tu historia es rica en personalidades, me gusta el hecho de que no te guiaste por los típicos estereotipos que esta rodeado Saint Seiya (excepto Nerites, me hubiese encantado que fuera el personaje mas horrible que hay, pero eso ya es algo de gusto personal). Luego esta esa forma de narrar que verdaderamente te da la facilidad de imaginar todo y no se nota tan recargado tu escenarios, otro punto mas para ti. 

 

Ahora ya entrando en la historia, solo debo decir que lo único verdaderamente malo es tu tardía manera de publicar, me provoca leerlo deforma seguida y no parar, ya estoy preparado psicologicamente para cuando llegue a los últimos caps que has publicado comenzare a sufrir por las ganas de seguir leyendo. En primera instancia nos encontramos con el arco de escorpio, que me parece mas bien  un gran prologo, el cual deja entrever de lo que va la historia, tanto Itsvan como Iskandar me han dejado con una grata sensación. sin embargo me interesa saber mas sobre Itsvan, parece alguien totalmente entregado al amor que le tiene a su hermano, pero que al leer ya luego sobre el de nuevo en el arco de virgo note un poco de resentimiento con esa frase de 

 

''Toda mi vida ha sido una mentira…'' 

 

que le dice el a Baltasaros cuando son descubierto al robar el icor, espero que no sea lo ultimo que veamos de el. Tus batallas son bastante dinámicas, como me gustaría verlas plasmadas en papel. 

 

Luego la cuestión con la Moira fue de lo mas interesante, sobre todo los astras planetas (serán malos, serán buenos? son las respuestas que mas ansío en estos momentos), pero acá me entra una duda, si los Astras Planetas son los campeones de la Moira, porque no decidió poner a uno de ellos como su ojos y oídos? porque elegir a un santo de Athena y no a uno de sus guerreros?

 

Ya hasta aquí no me entran mas preguntas, ya luego entramos en el arco de virgo (mi personaje favorito hasta ahora), pobre chica fue usada como peon (algunas experiencias personales me hacen entenderla), de verdad aborrezco tanto a Kishut y a Baltasaron por muy que luego se halla retractado, de verdad se me hacen personajes despreciables, y Theron fue mas, como decirlo, ''políticamente correcto'' nada mas que eso. Por un momento pensé que las horas serian guerreros extraordinarios, ya veo que cometí un grave error, otros personajes usados no mas que como simples sacrificios, y se revela un poco sobre ese tal juicio, pero no me quedo claro algo, en si.... es Nyx o Noctis? me he confundido con eso, y Dike... mehh diosa que parece mas humana que otra cosa, fácilmente manipulable, se me hizo X, las horas restantes entonces traerán las otras partes de Nyx.. Noctis.. no se, pero con ese nivel de poder... jummm demasiadas preguntas y necesito respuestas jajaja. Por cierto Astrea quedara para vestir santos o que pasara con ella porque si su poder fue sellado, de que va a servir? Que triste participación para un personaje bueno :( malvado jeje

 

Bueno no tengo mas nada que decir solo que me ha agradado tu historia y que voy por los capitulos que faltan, espero leerlo pronto compañero killcrom un saludo



#530 Killcrom

Killcrom

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Publicado 25 febrero 2017 - 14:17

Perdonad por el pequeño retraso. Confío en que esta noche, cuando llegue a casa, pueda publicar la primera parte del capítulo 24 y responder comentarios (especialmente los últimos de Carlos Libra y Slender. Gracias a los dos). 

 

¡Nos leemos en un rato!


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#531 Killcrom

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Publicado 25 febrero 2017 - 19:29

Volví. Lo primero es contestar comentarios. ¡Allévoy!

 

Carloslibra

 

Spoiler

 

Muchas gracias por tu comentario. Descuida, que sigo escribiendo. Voy algo más ajustado que con la primera temporada, pero ya voy por el capítulo 26. ¡Abrazos!

 

Slender

 

Antes que nada, muchas gracias por visitar este fic. Sé bienvenido al mundillo de los fics. Aquí vas a encontrar historias muy, muy buenas de autores geniales. Cada uno tiene sus puntos fuertes y puntos débiles. No voy a mencionar a nadie porque son demasiados y no quiero olvidarme de ninguno. Pero insisto, aquí hay verdaderas joyas. 

 

Spoiler

 

Muchas gracias por tu comentario, Slender. Espero que disfrutes del arco que viene, y del que viene después de ese. Y del que habrá después. Si todo va bien, ahí se terminará el lío de Diké y Noctis... y pasaremos a cosas mucho más seria. 

 

¡Un abrazo! 

 

---------------------------------------------------------------------

 

Ahora vamos con el capítulo 24. Más bien con la primera parte del capítulo 24, ¡que contendrá al personaje más irritante de TODO el fic!

 

RESUMEN DEL CAPÍTULO 23, PARTE 2

 

Spoiler

 

PERSONAJES RELEVANTES

 

Kishut: el Sumo Sacerdote del Santuario de Atenea y caballero de Capricornio. Aficionado al vino y la lectura.

Alisha: diosa Atenea de la generación del siglo XV. Aún no ha despertado y es una malcriada.

Eumelo (NUEVO): santo de plata de Cuervo. Pareja de Macedón.

Macedón (NUEVO): santo de bronce de Lobo. Pareja de Eumelo.

Ian (NUEVO): Santo de plata de Escudo. Le vimos en la película de Eris de Toei.

Jaeger (NUEVO): Santo de plata de Orión. Le vimos en la película de Eris de Toei.

 

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(Capítulo 24: Parte 1 de 3)

 

1 de febrero de 1492

 

Hacía tanto tiempo desde que no había salido del Santuario en misión, que ya casi no recordaba cómo era sentir ese tipo de nervios. Llevaba con aquella bola en el estómago desde que partió de la villa Rodorio junto con los santos de plata de Escudo y Orión y se volvía a sentir como un novato.

 

«Qué extraño… No disfrutaba tanto desde… ¿qué sé yo? Lo he olvidado —se dijo Kishut, que aguardaba de pie sobre una roca mirando el atardecer ante el extenso valle que les separaba de Delfos.»

 

—Su Santidad —intervino uno de sus acompañantes, de rostro sonriente, larga melena negra y armadura roja—, el campamento está preparado.

 

—Muy bien, Ian —asintió Kishut a Escudo.

 

Capricornio y su sirviente de plata caminaron juntos hasta llegar a un abrigo rocoso bajo el que el otro guerrero, Orión, había dispuesto una hoguera. El cadáver de un lobo yacía despellejado sobre una piedra, dispuesto para ser cocinado.

 

—Si Macedón estuviera aquí… —se mofó Ian al señalar al animal muerto. La aparente serenidad del joven no era más que una máscara que se quitaba tan pronto como podía.

 

—Si estuviera con nosotros, primero lloraría y luego se comería al lobo —contestó Kishut con una sonrisa irónica.

 

—Eso sería canibalismo, su Santidad.

 

—También es canibalismo eso que dicen que le hace a su amigo el Cuervo —volvió a responder, esta vez estallando en una carcajada sonora que sorprendió al caballero de Escudo. Parecía que, de vez en cuando, el Sumo Sacerdote también sabía hacer bromas.

 

—¿Os parece adecuado burlaros de vuestros santos de Cuervo y Lobo, Santidad? —Una tercera voz, más varonil y grave, irrumpió—. Todos sabemos que Eumelo y Macedón tienen un… ehm… —suspiró un instante—, romance. No es necesario reírse de ellos cada vez, ¿no?

 

—¿Ahora eres la voz de mi consciencia, Jaeger de Orión? —replicó el Sumo Sacerdote sin perder la sonrisa—. ¿Quizás desearías estar en el lugar de alguno de ellos? Si cazaste un lobo, ¿puedo presumir que te identificas más con Eumelo de Cuervo?

 

Ian de Escudo no pudo reprimirlo y comenzó a reír a pierna suelta. La mirada atónita de su compañero de plata le causó aún más risa. No podía controlarla. Se llevó las manos al vientre y lágrimas comenzaron a rodarle por las mejillas. Escudo caminó entre risotadas pícaras hasta estar al lado del cadáver del lobo. Lo agarró y lo mostró a sus camaradas desde la distancia. Tras eso, puso voz de mujer y habló con tono amanerado:

 

—¡Oh, Eumelo, deja que te acaricie el pico! ¡No, ese no! ¡El de carne! —siguió burlándose—. ¡Por Atenea! ¡Cómo desearía que estuviesen aquí esos dos!

 

—Santidad, ¿por qué le habéis traído? Sabéis más que bien que es insoportable…

 

—Está bien, Jaeger: él es el fantasma guasón; tú eres el fantasma gruñón. Hacéis buen equipo.

 

—Los Santos Fantasma, para serviros —asintió con la mano al pecho—. ¿Pero cómo podríamos ser escoltas de un santo dorado como vos? ¿De veras pretendéis que os protejamos?

 

—Lo sabrás cuando llegue el momento. Por ahora, empala a ese pobre lobo y comamos. —Al lado de la hoguera, Ian comenzó a reír de nuevo. El verbo «empalar» le causó gracia dado el contexto de burla en que se encontraban.

 

—¡Ojalá estuvieras aquí, Macedón! —clamó Escudo al viento entre risotadas.

 

Cuando cesaron las bromas y cocinaron al lobo, comenzaron a comer al lado de la hoguera. El brazo de la vía láctea que partía en dos la noche vibraba, como respirando.

 

Quedando solo huesos junto a la fogata, Ian se había echado a dormir con la armadura puesta. Era incómodo, reconoció, pero al menos no pasaría frío. Por su parte, Orión descansaba sentado sobre una de las altas rocas del abrigo. Kishut miraba el fuego hipnotizado, recordando todo lo que debía hacer desde que amaneciese. Le esperaba un día agotador, o como mínimo largo.

 

*  *  *

 

Al caer la tarde del 28 de enero, un soldado mensajero le había dicho que el bibliotecario deseaba verle. Tenía cierta información que podría serle útil. Kishut ya sabía de qué se trataba; no en vano había sido él mismo quien le encomendó la tarea, ya que nadie en el Santuario, nadie, era tan bueno investigando como aquel anciano. Lo que molestó a Kishut fue el hecho de tener que descender las Doce Casas para recibir una información que bien podría haberle enviado junto al soldado.

 

—¿Vas a ir? —preguntó Alisha, que llevaba un buen rato fijándose en lo que escribía Kishut en su diario—. ¿Por qué no le haces subir?

 

—¿Os parece bonito hacer que un anciano que suba los doce templos? —contestó el Patriarca—. Además, él no ha abandonado la Biblioteca desde hace mucho tiempo. Hace su vida allí. Probablemente haya olvidado cómo llegar hasta aquí.

 

—Él te hará bajar. Yo le haría subir solo por eso —protestó.

 

—Vos no comprendéis muchas cosas, señorita Atenea. Además, le tomaría demasiado tiempo llegar aquí. Será mejor que vaya yo, y cuanto antes. —El barbudo líder se levantó del trono y guardó el librillo en el bolsillo de la toga papal—. No toquéis mi vino. Sé que esta mañana intentasteis abrir el armario —dijo antes de despedirse con una sutil reverencia.

 

Le tomó un buen rato bajar las Doce Casas, entre otras cosas porque estuvo hablando con Baltsarós de Leo un rato: a esas alturas, todo el Santuario debía saber que se le había concedido el indulto.

 

Ya en la biblioteca, encontró al anciano sentado en una mesa y rodeado de viejos tratados y libros manuscritos. Escribía algo, pero a Kishut no le interesaba saber qué. Se limitó a observarle, en silencio.

 

—Por fin habéis llegado. ¡Qué incordio es esperar! —le recibió el bibliotecario, de rostro arrugado, sonrisa astuta y ceño fruncido. Sujetaba la plumilla con sus dedos temblorosos.

 

—Si no querías esperar, debiste haber mandado la información que te pedí con aquel soldado. Nos habrías ahorrado un tiempo precioso.

 

Os habría ahorrado —corrigió el viejo—. No es justo que solo sea yo quien tenga que perder un valioso tiempo investigando, ¿no? —rio—. Acompañadme, este no es buen lugar para hablar. Como comprenderéis, no enviaría información tan sensible a través de un intermediario, y yo estoy muy mayor para hacer todo el camino al Ateneo —se explicó instando a Kishut a que le ayudase.

 

Era muy anciano. Olía a rancio y temblaba. La piel llena de manchas apenas disimulaba sus huesos, y su toga lucía raída por varias partes. El Sumo Sacerdote le tuvo que apoyar para que se levantara. Juntos, caminaron despacio por un largo pasillo de libros y entraron en un corredor en penumbra que hedía a papel podrido. El olor provenía del dormitorio del viejo, en el que entraron. Este se sentó en un destartalado sofá de piel cuarteada. Ante Kishut, que acababa de cerrar la puerta, carraspeó.

 

—Escuchad, joven… esta información es vieja. Puede no ser fiable. Han pasado más de dos siglos desde que fue escrita. Uno de los lugares, de hecho, data del siglo XI.

 

—Es un riesgo que debo asumir. Además, tú también eres viejo y no por ello eres menos fiable —sentenció, seco.

 

—¿Eso es un cumplido? —inquirió el Bibliotecario con su voz trémula—. Vayamos a lo que os interesa, Su Santidad —sonrió. Los ojillos grises se hundieron aún más en su decrépito rostro­­—. ¿Qué os dice más? ¿Orcomenia o Micenas?

 

—Ninguna de las dos —negó Kishut, expectante—. ¿A dónde quieres llegar?

 

—Si os soy sincero, hay tres posibilidades. La primera, un templo en Orcomenia. Creo que es bastante probable que pueda haber algo allí. Pero no pondría mi mano sobre el fuego… no fuera que se quemase por algo que no me incumbe —carraspeó.

 

»Por otro lado, tenemos el templo de Micenas dedicado a Astrea. No a vuestra santa de Virgo, sino a la diosa. Esta posibilidad… yo la descartaría. A lo largo de los siglos ha habido ciertas confusiones, y una de ella fue tratar a Diké como a Astrea, que como bien debéis saber, fue la diosa hija de Zeus y Temis, la titánide.

 

»Por último… y yo apostaría fuerte por esta posibilidad, está el templo de Livia, en Ramnunte. En un principio fue dedicado a la diosa Némesis. Pero Némesis es también diosa de la justicia, y precisamente por ser un templo reconstruido y posteriormente dedicado a esta Livia, me parece un lugar sospechoso. Sé que no podéis comprender mi forma de razonar, pero Sumo Sacerdote, dadle un voto de confianza a vuestro bibliotecario…

 

—Ya lo he hecho al encomendaros esta búsqueda. Entonces, las posibilidades son Ramnunte y Orcomenia, ¿correcto?

 

—Así es —dijo el anciano frotándose las manos. Y el santuario en Orcomenia fue más bien dedicado a Carpo y Talía. Pero bueno, ahí tenéis la información que me pedisteis.

 

—¿Eso es todo? —protestó el Patriarca—. Podrías haberme mandado esa información perfectamente con el maldito soldado. Tan solo me das dos posibilidades, a cuál más improbable. ¿Eres consciente de que el futuro del Santuario depende de esto?

 

—Oh, lo soy —contestó el anciano tembloroso—. Quizá si vos pudierais leer bien las estrellas, tal carga no caería sobre mis viejos hombros… —Kishut chistó al escuchar la réplica, pero siguió escuchando—. Atended, joven: lo que viene escrito en los libros no siempre es fiable. Yo he buscado, tal y como me pedisteis. Y he encontrado. Pero no puedo garantizar que mis investigaciones sean certeras. Tened cuidado y andad con pies de plomo —sonrió.

 

El deje de la sonrisa del viejo no gustó un ápice a Kishut. Pero ya estaba acostumbrado a aquel bibliotecario huraño. Sus favores estaban envenenados; con casi toda certeza, terminaría pidiéndole algo el doble de costoso. Pero era mejor aquello que nada. Y como ya había reconocido, nadie mejor que él para encontrar la respuesta que buscaba. Tan solo le quedaba acudir a Delfos para resolver sus otras dudas, y por supuesto, decidir quiénes le acompañarían y a quiénes enviaría a los templos de Orcomenia y Ramnunte.

 

—Así sea, viejo. Gracias por tu ayuda —se despidió el líder del Santuario.

 

Aquella noche ya se hizo tarde, y el día 30 de enero anduvo con sus discípulos y Baltsarós de nuevo. Por la tarde redactó las órdenes de presentarse en su cámara, al amanecer del día próximo, a los santos de Copa, Boyero, Delfín, Pegaso, Triángulo y Unicornio. Ellos serían los enviados a sendos templos en los que, con suerte, podrían hallar la entrada al Santuario de Diké. Les ordenó que partieran el mismo día 31 al atardecer. El tiempo apremiaba.

 

Él mismo abandonó el Santuario junto a Escudo y Orión al amanecer del día 1 de febrero. Y ahora, tras recapitular, comenzó a sentir sueño. Cuando volviera a amanecer, recorrería junto a sus escoltas el trecho que les separaba del oráculo de Delfos para resolver, de una vez por todas, el enigma del Juicio de las Horas.

 

*  *  *

2 de febrero de 1492

 

Lo primero que vio al abrir los ojos fue a Orión dando una patada en el costado de Escudo. Supuso que era hora de despertar, pues ya comenzaba a amanecer desde el oriente. Se incorporó y bostezó. Tenía hambre y estaba de mal humor, ya que no había podido descansar bien por culpa del duro suelo.

 

«Ya no estoy para estas cosas —pensó el Sumo Sacerdote.»

 

El grupo no desayunó nada. Comenzaron el resto del trayecto hacia Delfos. Con suerte, llegarían en unas horas si avanzaban con buen ritmo ascendiendo el monte Parnaso. El camino que les llevó hacia él, partiendo desde el valle en Beocia en que hicieron noche, seguía estando en muy buenas condiciones. La travesía fue a mejor en aquel último tramo llano, e incluso les acompañó un tímido sol de invierno que irradiaba destellos cálidos en la subida.

 

Desde la cima del monte Parnaso, podían verse las maltrechas y olvidadas ruinas de Delfos sobre una modesta meseta en el valle del río Pleistos. En el pasado, la urbe estuvo protegida por las mismas laderas abruptas que veían y por una muralla al sur, de la que tan solo quedaban despojos en mitad de un inmenso olivar que miraba hacia el golfo de Corinto, de aguas turquesa.

 

—Es un lugar hermoso —dijo Kishut, que oteaba el paisaje con una amplia sonrisa. Con el viento llenando sus pulmones, deseó que su Alisha pudiera ver aquello. Sentía algo mágico y extraño en sus entrañas. Era como si se hubiera enamorado de aquel lugar que parecía sacado de una de las muchas églogas[1] que había leído. ¡Ojalá el Santuario de su diosa se ubicase allí!

 

—Santidad, estáis irreconocible. Parece que os sienta bien dejar de vez en cuando el Ateneo —observó Jaeger, que también se maravillaba con el idílico lugar. Ian de Escudo sonrió y se rascó la cabeza.

 

—La verdad es que puedo comprenderlo —agregó este último—. A nosotros nos falta el mar. Es cierto que podemos ir al cabo Sunion a través de un portal del Santuario, pero no tenemos estas vistas allí… y no es lo mismo. Bueno —se apresuró—, ¿deberíamos seguir, señor Kishut? —A ninguno de los presentes le resultaba raro que la urbe hacia la que caminaban estuviera en ruinas.

 

—Sin duda —contestó este, volteándose.

 

Un mareo fugaz nubló la vista al barbudo santo de Capricornio. Al recuperarse del vértigo, se sorprendió por la inmensa luna roja que había sobre su cabeza, coronando la noche plagada de estrellas que se abría ante sus ojos. Era como en la visión que tuvo días antes.

 

¿Dónde estaba? ¿Seguía allí en el Parnaso? Ni Orión ni Escudo se encontraban a su lado. En vez de ellos, delante de él había una extraña estructura bañada por luz escarlata: parecía una catedral retorcida, y era inmensa, cilíndrica y de un par de cientos de metros de altura. Diversos balcones colgaban de los muros curvos, y templos más pequeños se erigían sobre ellos. Llegó a contar cuatro, pero seguro había más a la espalda de la catedral.

 

«¡¿Qué diantres…?!»

 

El Patriarca se giró y vio más y más templos. Contó hasta nueve descendiendo por la ladera del Parnaso, entrecruzados por un río serpenteante y diversos puentes. Abajo, en el valle y al lado del propio santuario de Delfos, una ciudad rodeada por seis torres y una muralla le robó un respingo de sorpresa. Era algo que jamás había visto: edificios puntiagudos, de piedra y placas metálicas que reflejaban el tono sanguino de la luna, plagados de color y columnas y ornamentos incontables… ¿Qué estaba viendo? Fuera lo que fuese, le sobrecogió el pecho.

 

—Par… na… se… —balbuceó—. ¿Es este el lugar donde Pirra y Deucalión repoblaron el mundo cuando acabó el gran diluvio?

 

—¿Su Santidad? —repitió Ian de Escudo por tercera vez. Kishut dio un sobresalto y regresó en sí. Acababa de salir de una suerte de trance que había dejado preocupados a ambos santos de plata—. ¿Os encontráis bien?

 

—Sí —contestó él, rápido—. Me encuentro bien. Tan solo he tenido una visión. Una visión como las que a veces tengo en el Monte de las Estrellas. No os preocupéis. Es bastante común —insistió—. «Aunque es cierto que llevaba bastante tiempo sin tener una visión tan lúcida —terminó pensando.»

 

—¿Descendemos? —instó Jaeger—. Conociéndoos, es inútil preguntaros por lo que visteis—. El Pontífice le dio la razón con aspereza. Prosiguieron hacia Delfos, a la que llegarían en apenas una o dos horas de descenso.

 

-----------------------------------------

 

[1] Composiciones poéticas en que se describen paisajes naturales, llenos de belleza y amor idealizados. 

 

_____________________________________

 

Esto es todo, amigos. Hasta el día 4, que vendrá la segunda parte del capítulo 24. ¡Abrazos y gracias! Vuestros comentarios son lo mejor. 

 

 


Editado por Killcrom, 25 febrero 2017 - 19:38 .

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#532 -Felipe-

-Felipe-

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Publicado 26 febrero 2017 - 11:00

Killcrom, buenos días, tardes, o lo que sea por allá..

 

He leído un capítulo intrigante, bastante corto para lo que nos tienes acostumbrado, pero especialmente interesante por otra visión más del viejo alcohólico, pero antes de comentar, te ayudo con esas cosas que se nos pasan aunque revisemos mil veces.

 

—Así es —dijo el anciano frotándose las manos. Y el santuario en Orcomenia fue más bien dedicado a Carpo y Talía. Pero bueno, ahí tenéis la información que me pedisteis.

En este caso, simplemente te faltó un guión, poca cosa.

 

—Par… na… se… —balbuceó—. ¿Es este el lugar donde Pirra y Deucalión repoblaron el mundo cuando acabó el gran diluvio?

¿Aquí no sería Par... na... sO?

 

 

Eso sería. Sobre descripciones y demás no es necesario decirte nada, pero sí me llamó mucho la atención que no describieras la biblioteca. ¿Ya lo habías hecho en alguno de los tantos capítulos previos y me olvidé? Más que nada me extrañó.

 

Luego vamos con los personajes. Me parece genial que estés centrándote últimamente en los Santos de Bronce y Plata, tremendo. Con cada uno tengo un comentario (dejando de lado la pequeña intervención insoportable de Ali-chan, que parece que no puede pasar un momento sin ser pesada, ni en el más mínimo cameo):

 

1. El bibliotecario sin nombre, huraño y débil, pero que hace lo que puede y ya. Me agradó el personaje, no solo por tratar de "joven" el patriarca, sino porque lidió con él casi como un igual.

 

2. Jaeger siendo como se esperaba, un líder serio y disciplinado sea quien sea con quien habla, se nota que tiene muchos años ahí. Mi pregunta sería, ¿quiénes son los Santos Fantasma aquí? Ya nos has mostrado tres junto a Maya hace tiempo. ¿Solo se hacen llamar así por gusto o tienen un rol particular?

 

3. Ian es lo que esperaba, no se por qué. Risueño y molesto. Cosa curiosa, le cambiaste el nombre "Yan/Jan" que apareció tanto en el audio original como en los doblajes, ¿hubo algún motivo en particular? Lo digo porque en mi fic, el Santo de Escudo es el Saintia Sho, que ahí se llama Juan, pero yo le llamé Yuan para hacerlo asiático. Coincidencias de la vida.

 

4. No entiendo bien por qué agregaste a Cuervo y Lobo en la descripción de personajes. ¿Van a ser importantes en este arco o solo fueron menciones de que hay una pareja en el Santuario? Sobre lo mismo, ¿Macedón es chica o chico? Si fuera lo segundo sería un buen acierto, creo, viendo que los personajes tomarían la relación más por el asunto del rango y el misterio de si son o no, que de su orientación. Ahora, si es chica, ¿en qué te basaste para el nombre? xD

 

5. Pegaso y Unicornio trabajarán juntos más adelante, al parecer. ¿Vas a mostrar las misiones de estos Bronces, o quedará off-camera?

 

 

 

Las visiones ya dejé de entenderlas, son rarísimas, además que se que las vas a explicar más adelante. Así que eso sería casi todo, pero antes de cerrar el review, tengo una pequeña petición, porque a veces me pierdo, lo lamento por ello.

 

¿Podrías describirme en breves palabras las diosas que han aparecido en esta historia? Es que han sido varias, la Noche no es una, la Justicia (Nike, Dike), la vieja de hace tiempo, etc.

 

 

Eso sería. Saludos.


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#533 Patriarca 8

Patriarca 8

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Publicado 26 febrero 2017 - 18:38

Kishut quizas nunca fue el mejor patriarca

 que hubiese podido haber:

 

malcría a Athena solo porque es su favorita,

 

no le importa usar a sus dorados como peones en sus planes

 

es posible que sea alcoholico

 

sus alumnos son débiles o por lo menos no hay ninguno que destaque ,etc

 

 

pero tendría que estar drogado y estar operado del cerebro para reirse

 

de que existan dos caballeros fails en el santuario en lugar de ordenar

 

su ejecución o expulsión o encarcelamiento

 

y para colmo Jaeger de Orión que es uno de los pocos

personajes que destacon en el anime ,aqui actua como un troll  que defiende

 los gustos de  sus "amigos"

 

 

PD: esta bien que uno puede  tomarse unas copas al momento

 

de escribir un fic pero tampoco hay que exagerar


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#534 unikron

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Publicado 27 febrero 2017 - 11:03

kishut sigue haciendo de las suyas

 

saludos



#535 Killcrom

Killcrom

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Publicado 27 febrero 2017 - 12:15

¡Nos días! Vamos a contestar reviews

 

FELIPE

 

Acá es por la tarde ahora mismo. Pero para mí es como si fuera por la mañana. Jejeje...

 

Spoiler

 

Un abrazo y gracias.

 

T-800

 

Hola, amigo. 

 

Spoiler

 

Con esto respondo a tu comentario. Espero que tan solo estés bromeando. Abrazos.

 

UNIKRON

 

Spoiler

 

Abrazos, Uni.


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Publicado 27 febrero 2017 - 12:59

I'm back.

 

Ya que me dijiste que estabas estudiando, así te entrenas un poquito.

 

Hola, Killcrom. Debería estar estudiando, pero en realidad las matemáticas discretas son más fáciles de lo que esperaba, así que me he dicho, voy a leer un capítulo de Némesis Divino, a ver con qué me sale este hombre. Y pues como había terminado con el tercero de Heredera de Virgo, he empezado con el octavo.

 

No me sorprende ya nada de tu excelso vocabulario y la manera en la que lo utilizas, Kill. Simplemente, y como dirían en Los Simpsons, me he adaptado a ti. Como siempre, la ortografía excelente SALVO por un pequeño detalle. Este es un error muy común, pero me sorprende que alguien con tanto palabreo como tú no se diese cuenta. Dices que Kishut de Capricornio se mesa la barba. Creo que con mesar te refieres a acariciar con delicadeza y tesón, pero te dejo aquí la auténtica definición de la Real Academia Española.

 

http://dle.rae.es/?id=P1vP4eo

 

Al principio me he puesto a bostezar, pensando, wow, Kill sí que está siendo aburrido esta vez. Sin embargo, a medida que el viejo santo de Capricornio alcanzaba la cima de Star Hill la cosa se ha ido poniendo mejor. Hasta los capítulos de transición te salen entretenidos. Kishut, al fin y al cabo, sigue siendo un humano que tiene que dudar, y no actuar como si fuese un Dios omnipotente, que es lo que personajes de otras historias hacen. Alisha..., me cae gorda. Mal. Es una niña pretenciosa y presumida, que quiere jugar al Risk cuando ni siquiera aprendió a moverse en la Oca. La pseudoaparición del cosmos, o de la energía de la diosa Diké me ha llamado la atención. Tengo mis dudas de que ella sea la mala de verdad. Creo que, por alguna razón, la mala va a ser Alisha (que me recuerda un poco a mi Lugonis...), que con su ego va a acabar sucumbiendo a sus Saints al Juicio de las Horas del que tanto se narra.

 

Bueno Kill, te dejo. Ya volveré. Yo soy más fiel que tú.

 

Un saludo.


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#537 Killcrom

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Publicado 27 febrero 2017 - 22:00

Hello boy!

 

Por este cuatrimestre ya estoy servido. Hasta junio no vuelvo a estudiar.  :t420:

 

Spoiler

 

Gracias y ánimo con las matemáticas chungas esas. Abrazos.


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#538 Killcrom

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Publicado 14 marzo 2017 - 23:12

Saludos, amigos del mundo del fanfiction. Es hora de publicar la siguiente parte del capítulo 24. La última será algo más larga.

 

Como he mencionado recientemente en otros temas, sabéis que para mí escribir Némesis Divino es algo que me ayuda a aprender. Por eso a veces hago experimentos y aparecen personajes extraños. Es necesario para poder manejar bien el difícil arte de la escritura. Por eso, confieso ante todos vosotros que NO bebo a la hora de escribir... el 90% del tiempo.

 

Sin más, abro la cortina al que será el personaje más irritante de todo Némesis Divino. Si no lo es en esta parte, ¡esperad a la del día 24!

 

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RESUMEN DEL CAPÍTULO 24, PARTE 1

 

Spoiler
 

PERSONAJES RELEVANTES

 

Kishut: el Sumo Sacerdote del Santuario de Atenea y caballero de Capricornio. Aficionado al vino y la lectura.

Alisha: diosa Atenea de la generación del siglo XV. Aún no ha despertado y es una malcriada.

Eumelo: santo de plata de Cuervo. Pareja de Macedón.

Macedón: santo de bronce de Lobo. Pareja de Eumelo.

Ian: Santo de plata de Escudo. Le vimos en la película de Eris de Toei.

Jaeger: Santo de plata de Orión. Le vimos en la película de Eris de Toei.

Diké: Diosa de la justicia. Líder del Juicio de las Horas. 

Noctis: Fragmento de Nyx, diosa de la noche.

 

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(Capítulo 24: parte 2 de 3)

 

Estaban muy cerca de su destino. Las ruinas comenzaban a aparecer rasgando la tierra húmeda de la meseta. Nada más dar los primeros pasos por ella, una suave brisa les sacudió. Pero solo a ellos. Las ramas de los olivos que les rodeaban permanecieron en quietud.

 

El Sumo Sacerdote y sus guardianes vieron que una suerte de barrera de muchos colores les atrapaba, y tras esta, cómo la ciudad de Delfos empezó a retroceder en el tiempo, ensamblándose de nuevo los bloques de sus templos y erigiéndose las columnas sobre la piedra. Era como si estuviesen viajando al pasado de la ciudad, al momento en que el mismísimo Apolo la fundó.

 

Alzada de nuevo, la muralla lucía impoluta. De las montañas brotaron manantiales que llenaron las fuentes recién reformadas. Castalia, la más grande y hermosa de ellas, fue vestida con las ramas de laurel de los árboles que nacieron en derredor y que taparon el árido suelo hasta casi ocultar los edificios tras ellos.

 

—Sorprendente… —musitó Ian, que miraba en todas direcciones contemplando aquel milagro.

 

—¿Cómo es esto posible, Santidad? —Jaeger pensaba que el campo de fuerza alrededor de Delfos sería como el del Santuario; una mera pantalla para que a quienes no estuviesen involucrados con los dioses les fuera imposible acceder.

 

—Es vuestra primera vez —replicó el Sumo Sacerdote, que miraba de reojo a su guerrero, Orión—. Delfos no es como el Santuario. Está en un lugar abierto, relativamente fácil de acceder sobre todo si se hace desde el mar. Por eso, este escudo es diferente. Nadie que no haya despertado su cosmos puede atravesarlo. Es como entrar en… ¿cómo decirlo? ¿Otra dimensión?

 

—¿Dimensión? —preguntó Escudo entrecerrando un ojo. No sabía qué significaba aquella palabra. Orión no había dicho nada, pero tampoco comprendió lo que Kishut quiso decir.

 

—Si no fuera porque soy viejo y he visto muchas cosas, yo tampoco lo comprendería.

 

»Hace unos años peleé con un tipo formidable. Entre sus habilidades, tenía una que le permitió aislar del exterior todo un palacio. Era como si el palacio no estuviese en la ciudad. Esto es algo parecido: nosotros, que podemos usar el cosmos, vemos la verdadera apariencia del santuario de Delfos. Un humano corriente, así vaya acompañado de un santo, no podrá hacerlo y quedará en el mundo exterior. ¿Me entendéis?

 

—Hmm… ¿Cómo si estuviera superpuesto? —indagó Ian, el Escudo de Sobieski[1], con la melena negra azotada por el viento.

 

—Podría decirse —dijo Kishut sin detenerse. Hizo un gesto con la cabeza indicando a sus guardianes que le siguiesen. No había tiempo que perder, o más bien no quería estar fuera del Santuario más tiempo del necesario—. El templo de Apolo espera.

 

El trío de caballeros caminó por la vía sacra, corazón de la ciudad, ascendiendo. Mientras que el Patriarca daba pasos firmes y decididos ignorando el entorno, sus acompañantes se deleitaban con el mundo que se abría ante sus ojos: el templo del monumento a la batalla de Egospótamos, la plaza circular de Argos, los tesoros de Sición, Sifnos y Atenas, y más adelante la gran esfinge de Naxos. Ante ella, Escudo se adelantó y obligó a Capricornio y Orión a detenerse.

 

—¡Alto! —esgrimió Ian recitando—. ¡Si no resolvéis mi acertijo, no podréis pasar!

 

—Si no te apartas, te apartaré yo de un puñetazo —se burló Jaeger con gesto confiado.

 

—¡No! ¡Debéis resolver mi acertijo! Veamos… —insistió—, ¿qué es blanco y duro, y cuando se saca es blando y marrón? —Kishut miró a Escudo más serio de lo habitual. El buen humor que había mostrado hasta entonces desapareció con un suspiro.

 

—¿Tiene que ver con Eumelo y Macedón? —preguntó Orión, ajeno al repentino cambio de humor del Pontífice.

 

—¿Cómo lo has sabido? —rio su compañero, ahora esfinge improvisada de Delfos.

 

—Estás obsesionado con ellos. Era fácil.

 

—¿Habéis terminado ya de jugar? —cortó en seco el Patriarca—. Ian, está bien que te diviertas cuando la situación lo permite. Ya estamos casi en el templo y aún no nos hemos cruzado a nadie…

 

—¿Qué queréis decir, Su Santidad? —cuestionó Escudo.

 

—¿Pensáis que este lugar debería estar vacío? Notadlo: no hay vida en él. No hay pájaros que canten, no nos hemos topado con ninguna sacerdotisa… Nadie ha aparecido para recibirnos. Y sin embargo, el draco sagrado Delfine sigue ahí, sobre el techo del palacio de Apolo… durmiendo.

 

—¿Draco? ¿Un dragón? —preguntó el santo de plata de Orión. Al alzar la vista vio la efigie petrificada de la bestia: una enorme sierpe voladora enroscada en sí misma que reposaba en la acrótera[2] del templo de Apolo. ¿Cómo era posible que no la hundiese?

 

—Esto no me gusta. Me preguntasteis antes de empezar el viaje que por qué os llevaba de guardianes siendo yo un santo dorado y vosotros de plata. La respuesta es porque esperaba un movimiento del enemigo —afirmó con la cabeza—. Sea como sea, yo no debo enfrentar a ese enemigo por motivos que no os conciernen, al menos hasta que yo mismo sepa a qué nos enfrentamos.

 

»Espero equivocarme, pero es posible que haya un enemigo en Delfos; un enemigo que no ha matado a nadie. Sin embargo… —el Sumo Sacerdote reflexionó llevándose la mano al mentón para atusar su barba—, de alguna forma ha hecho desaparecer a los pocos habitantes de la ciudad sin despertar al guardián —remató cruzando los brazos.

 

Dejándose de tonterías y más alerta que antes, el equipo de santos terminó por recorrer la última parte de la vía sacra, un tramo de escalones que llevaba al rellano en que aguardaba su destino.

 

El gran templo de Apolo se veía más imponente desde cerca. No tenía nada que ver con las construcciones del Santuario de Atenea. Era más grande que la mayoría de las Doce Casas y estaba rodeado por sendas hileras de columnas, que sostenían el techo de teja a dos aguas.

 

En el frontón, cinceladas, figuras demasiado pequeñas para ser diferenciadas daban relieve a la piedra, pero lo que más llamó la atención de Ian era el grabado que había tras las columnas frontales, en la antecámara: «γνῶθι σεαυτόν».

 

Conócete a ti mismo —leyó Kishut al notar el interés de su guardián. Además de bromista, Escudo tenía otros intereses—. Sabias palabras. No conocerse a uno mismo puede ser letal. Mortal —enfatizó. Pero no pudo continuar, ya que las puertas bajo la inscripción comenzaron a abrirse hacia el interior, rechinando—. «Eso es. Muestra tus cartas —pensó el Sumo Sacerdote, sonriendo para sí mismo.»

 

El viejo Patriarca esperaba un guerrero, alguien que resultara una amenaza o que al menos le suscitara cierto respeto. Sabía que el enemigo tenía que ser astuto por haberse librado de las sacerdotisas sin despertar al guardián. Todos sus esquemas se vinieron abajo cuando vio a aquella mujercita escuálida, larguirucha y con sendas coletas cayéndole por los hombros. La cara de niña traviesa y sonriente que tenía le desencantó tanto como redescubrir al im.bécil de Baltsarós de Leo.

 

«¿De verdad esta mocosa pretende…? —Kishut chistó. Decidió prestarse al engaño, a ver qué podía sacarle a aquella jovenzuela delgaducha.»

 

—¡Oh, nobles santos, bienvenidos al templo de la pitonisa! —exclamó con una amplia sonrisa entre los labios. Acto seguido, se arrodilló ante la tríada de guerreros. Las coletas le resbalaron, tocando el suelo.

 

Jaeger de Orión miró a Escudo y a Capricornio. Tenía cara de sorpresa. ¿Qué rayos estaba haciendo aquella sacerdotisa? ¿Por qué se arrodillaba?

 

—¿Habéis venido a visitar a la ehm… a la gran sacerdotisa? —preguntó la joven de rasgos aniñados—. Ehm… soy yo. La pitonisa, digo. ¡Me llamo Sibila!

 

La muchacha abandonó la antecámara y bajó las escaleras de la crepidoma[3]. Agarró las manos de Ian primero para sacudirlas, como saludándole. Hizo lo mismo con el desconcertado Orión, que no daba crédito a lo que veía. Cuando se colocó delante de Kishut, le miró a los ojos muy atenta, escrutándole, y se sonrojó. Agachando la cabeza, también le dio un apretón de manos.

 

—¡E- encantada de conoceros! ¡Tenéis suerte de que esté libre hoy! ¡Puedo leer vuestro futuro! —Sibila sobreactuaba moviendo los brazos como látigos. Los tres santos la miraban tanto con desconfianza como con lástima.

 

—Yo… pensaba que antes había que concertar una cita con la pitonisa —dijo Escudo rascándose la nuca.

 

—¡N-no! Quiero decir, ¡sí! Pero vosotros sois santos de Atenea, ¿no? ¡Sois aliados! Vosotros no tenéis que hacerlo —negó rápido con la cabeza, moviéndose sus coletitas de un lado a otro.

 

—Ya mandé un mensajero —mencionó Kishut—. ¿No llegó a entregaros mi petición? Creía que me citó aquí hoy, día dos de febrero…

 

—Ehm… —El rostro de la joven se encendió aún más. Parecida a una manzana roja, comenzó a tartamudear sin saber qué decir—. B-bueno… e-eso son minucias. ¡Adelante, pasad, pasad! —instó, dándose media vuelta y tropezando con un escalón hasta el punto de casi chocar contra una de las columnas de la antecámara.

 

—¿No tendría que purificarme antes en la fuente Castalia? —inquirió Kishut, pero no recibió respuesta, pues la anfitriona ya había entrado en las cámaras del templo. A solas con sus guardianes, continuó hablándoles a ellos.

 

»Escuchad, entraré tan solo yo. O es completamente est.úpida, o se está haciendo la tonta para atraparnos. No sé si de verdad pretende que nos creamos esta farsa. Supongo que quiere tendernos una trampa, por lo que es mejor que nos dividamos. Ya que yo soy el que tiene que hacer las consultas, quedaos fuera.

 

»Si sentís que aumento mi cosmos, acudid a mi encuentro lo más rápido posible. El enemigo tiene una habilidad que podría fulminarme de un solo golpe. Al menos así lo reportó Astrea de Virgo. ¿Lo habéis comprendido?

 

—Sí, Santidad, pero ¿no sería mejor que al menos uno de nosotros entrara con vos? —opinó Orión, el de cabello corto y porte más serio.

 

—Lo sería si fuese mi intención que supierais tanto como yo. Pero hasta que no comprenda lo que está ocurriendo, no pretendo que ninguno de mis santos sepa lo mismo que yo.

 

»Obedeced y, si alzo mi cosmos, acudid a mi encuentro y defendedme. A pesar de esa técnica, el enemigo debería ser más débil que vosotros. Yo… mejor que actúe con prudencia y evite el combate si me es posible —terminó por decir.

 

A lo lejos, la dulce voz de Sibila se pudo escuchar:

 

—¡Pasad rápido! ¡El té se va a enfriar!

 

—¿Té? —susurró Jaeger a sus compañeros. Se llevó la mano a la frente, negando con la cabeza—. Esto debe ser lo más absurdo que he vivido…

 

Kishut miró a su sirviente de Orión y sonrió con condescendencia. Se encogió de hombros y caminó hacia el interior del gran templo de Apolo, en el que haría sus preguntas a aquella extraña pitonisa. Avanzó sin bajar la guardia, mas sin mostrar signo de hostilidad alguno. El enemigo debía estar actuando. Era imposible que una de las Horas de Diké, si es que aquella joven flacucha era una de ellas, fuese tan id.iota. No en vano había hecho desaparecer a todas las sacerdotisas sin alertar al guardián, Delfine.

 

*  *  *

 

El silencio incómodo que había entre el Patriarca y Sibila permitía que los pasos resonasen contra la piedra. Él no dejaba de pensar, pero mantenía los ojos clavados en la nuca de la joven por si hacía algo peligroso.

 

«Al oráculo se acude para tener una entrevista previa con las sacerdotisas —repetía Kishut para sí mismo—. Después de eso, se concierta el oráculo para el día siete o el día dos si se trata de aliados de Atenea. Esta niñata parece ignorarlo todo: desde que no es normal que el templo esté vacío a que no sabe fingir. Piensa, Kishut, piensa… ¿Por qué alguien sería tan obvio?»

 

A la par que caminaban, la magia del templo de Apolo comenzó a manifestarse aumentando el tamaño de las cámaras interiores. Cobró sentido el nombre que le daban a la antecámara: el bosque de columnas. Decenas de ellas se alzaban dibujando un entramado laberíntico con una única senda posible rumbo hacia la estancia prohibida. Al igual que la última vez que fue, años atrás, la temperatura descendió de forma drástica.

 

Cruzaron el umbral de la naos y tan solo los resplandores verdes y azulados de los candelabros les permitieron ver las escaleras que descendían al lugar en que tendría lugar el rito. Por fin, la muchacha se detuvo ante una alta puerta de madera tachonada.

 

—Hemos llegado al ádyton, apuesto señor —dijo ella con una sonrisa casi dulce. Sus ojos brillaban con magia a la luz de las velas—. ¿Estás dispuesto a consultar con la pitonisa, es decir conmigo, esas dudas?

 

—Tan solo si podéis realizar el ritual sin que sea el día siete del mes —dijo, omitiendo el hecho de que para los santos de Atenea el día específico era el dos. El motivo: la alianza que se alcanzó contra Poseidón, entre Atenea y Apolo, en la segunda luna llena de un año de la era mitológica ya enterrado en el olvido.

 

—¡No importa, no importa! Al fin y al cabo, tan solo estoy yo aquí. Además, estoy segura de que podré resolver tus problemas. Todos ellos —enfatizó, acercándose al Sumo Sacerdote de Atenea y colocando la mano sobre su cálida coraza de oro. Le miraba sin parpadear, como esperando un gesto que Kishut jamás realizó.

 

—Adelante, pues —contestó él con tono frío. Obvió los gestos de la sacerdotisa desvergonzada, que ahora se mordía el labio con picardía—. «¿Qué demonios está pensando esta mocosa?»

 

Sibila empujó la puerta, que rechinó contra la piedra del suelo. Agarró la mano del Patriarca de Atenea y le instó a acompañarle al interior de la cámara sagrada. A Capricornio le pareció más el gesto de una prostituta a las puertas de su alcoba que el de una sacerdotisa.

 

Al Papa le resultaba tan obvio que era una impostora que casi sentía remordimientos por dejarse engañar sin oponer resistencia.

 

La atmósfera dentro del ádyton era por completo diferente. El olor metálico resultaba casi nauseabundo. La luz era aún más tenue que en la naos. Aun así, Kishut entró siguiendo a la joven, quien se sentó en un trípode al lado de una piedra cónica. Bajo ella, y atravesando parte de la estancia, una grieta perforaba el suelo, hendiéndolo sin piedad. De ella parecía manar una suerte de vapores verdosos.

 

—Toma asiento, por favor —pidió ella con su sonrisa pícara.

 

—¿Dónde?

 

—¿No hay más asientos? —rio socarrona—.  ¿Quizá sobre esta roca que tengo al lado? —Se sonrojó al acariciar aquel pedrusco de forma fálica. El Sumo Sacerdote no lo notó por la penumbra, pero respondió de forma agria:

 

—Esa roca, como la llamas, es el onfalion, el obligo del mundo. Fue puesta aquí por el mismísimo Zeus en la era del mito. Señala el punto intermedio, el centro del mundo según el dios de dioses. No me voy a sentar en él, como comprenderás, sacerdotisa.

 

—Lo comprendo. Tu hombría estaría en peligro. —Una risilla escapó de sus labios cerrados. ¿Estaba… babeando?—. ¿Comenzamos?

 

—Me quedaré de pie, Sibila —pronunció Kishut sin perder la calma.

 

Al líder del Santuario le estaba costando aguantar a aquella farsante, pero supuso que podría sacarle la información que necesitaba. Obvió el hecho de que antes de acudir al oráculo deberían haberse purificado en la fuente Castalia. A aquellas alturas daban igual los detalles: sabía que aquella joven era una enemiga.

 

—¿Qué quieres saber? ¿Salud? ¿Dinero? ¿Amor? De lo último puedo decirte mucho. Escucha… —la pitonisa continuó hablando—, hoy conocerás a alguien que te hará feliz. Alguien un tanto… especial. Si vas con ella, tendrás salud y todo el dinero que desees. Tan solo tienes que darle amor cuando te lo pida —se sonrojó de nuevo—. ¿Q- qué te parece?

 

—No me importa lo más mínimo lo que me estás diciendo —cortó—. No he venido aquí a hablar de trivialidades. Dime lo que sepas de Orcomenia y Ramnunte.

 

—¡¿Có- cómo sabes…?! ¡Ah! —chilló tapándose la boca—. Orcomenia y Ramnunte son dos ciudades antiguas. Ninguna de ellas es… importante —acotó desviando la mirada—. En especial, Orcomenia no es importante. Al menos no tanto como la mujer a la que podrías conocer si tan solo mostrases un poquito de interés… —le sonrió humedeciéndose los labios.

 

—¿Qué es el Juicio de las Horas? —inquirió Kishut, haciendo caso omiso a las insinuaciones de la jovenzuela—. ¿Qué diantres pretende Diké? ¿Por qué el juicio se ha corrompido? ¿Qué es lo que me oculta Iskandar de Escorpio?

 

La batería de preguntas saturó a Sibila, que dio otro gritito pidiéndole calma con los brazos extendidos. No dejaba de zarandear la cabeza para un lado y otro canturreando, sin saber muy bien qué o cómo responder. Las coletas negras saltaban, como con vida propia. Se frunció el ceño en su cara infantil y larguirucha.

 

—Calma, calma. No sé de qué me estás hablando. ¿Diké? ¿Qué es eso?

 

—Tú eres la pitonisa, ¿no? Yo soy quien te está preguntando. Vamos, haz un esfuerzo —presionó el Patriarca con una mirada sagaz—. Vamos, una por una. Comienzo de nuevo. ¿Qué es el Juicio de las Horas?

 

—El Juicio de las Horas es un conjuro que pretende destruir la semilla de egoísmo del corazón de los santos dorados de Atenea —recitó ella de memoria—. Todos deberíais dejaros; recibirlo. Te garantizo que será bueno. ¿Cómo te llamas, apuesto santo?

 

—Te lo diré si me respondes a la siguiente pregunta: ¿por qué Astrea de Virgo y Baltsarós de Leo hablan de la corrupción del Juicio de las Horas?

 

—¿Corrupción? No sé de qué me hablas —se encogió la sacerdotisa de hombros—. Sobre Ístvan… ¡Oh! —se tapó la boca de nuevo. Había cometido un error mucho más grave que todos los anteriores juntos y se dio cuenta. El Sumo Sacerdote sonrió, satisfecho.

 

—Así que Ístvan… Ya veo que le conoces, ¿no es así, señorita? Me voy haciendo idea de la clase de pitonisa que eres… Bien, mi nombre es Kishut. Ahora responde tú a mi siguiente pregunta: ¿qué es la corrupción del Juicio de las Horas?

 

—Está bien. Te lo diré. El Juicio de las Horas se corrompió por la acción de otra diosa. Nyx.

 

—¿Nyx? —se sorprendió el líder de Atenea, rascándose con una mano a la frente—. «¿No se supone que ordené matar a quien iba a ser su avatar antes de que encarnase? ¿Qué demonios quiere decir esto?»

 

La actitud de Kishut cambió de forma drástica. Su mirada se endureció tanto que hizo sentir un escalofrío a la mujer.

 

—¿Qué ocurre?

 

—¿Me estás diciendo que Nyx, la diosa de la noche, está involucrada con las Horas, el juicio y Diké?

 

Un poco a regañadientes, la pitonisa movió la cabeza de arriba hacia abajo varias veces acompañando con un «sí» que sonó casi a culpabilidad.

 

____________________________________

 

[1] Escudo fue nombrada como tal por Johannes Hevelius en 1690. Obvio eso todavía no había sucedido en 1492. He decidido hablar de Ian como “Escudo de Sobiesky” por la sencilla razón de que la simple mención de esta constelación, del siglo XVII, es ya de por sí un anacronismo.

[2] Vértice superior del frontón de un templo. 

[3] Plataforma escalonada de piedra sobre la que descansa el templo. 

 

Muchas gracias por vuestra lectura y comentario. Un gran abrazo, compañeros. Piedras y tomates en la sección de comentarios (aquí mismo), por favor.


Editado por Killcrom, 14 marzo 2017 - 23:19 .

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Publicado 15 marzo 2017 - 15:28

-menos mal que nadie vomito al escuchar el acertjo

 

-la pitonisa es una villana tarada y medio perver

 

-fue un capitulo aceptable


Editado por T-800, 15 marzo 2017 - 15:30 .

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Publicado 19 marzo 2017 - 13:04

-menos mal que nadie vomito al escuchar el acertjo

 

-la pitonisa es una villana tarada y medio perver

 

-fue un capitulo aceptable

 

Gracias por tu comentario, Teoch. Espero que lo que viene, sobre todo desde el capítulo 25, sea de tu agrado. Abrazos. :)

 

PD: ¿Qué harás cuando salgan Eumelo y Macedón? ¿Serán de verdad mariquitas? XD


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