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El Mito del ALCAESTO

Versión Final.

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98 respuestas a este tema

#41 ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

ℙentagrλm ♓Sнσgōкι

    The Digger

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Publicado 25 octubre 2015 - 07:27

Bien, habiéndome leído el prólogo y el primer capítulo, he de decir que estoy bastante impresionado, tu redacción es magnífica, a la par que el vocabulario usado, culto y profesional, pero sin abusar de ello, lo cual le da un tono muy característico y superior, recurriendo al buen uso del castellano para crear semejante historia.

 

El contenido es bueno, bastante, de hecho, si juntas la trama con el extenso lenguaje y forma de escribir, tenemos una joya entre FanFics, destacando por encima de los demás, y son completamente serias estas palabras.

 

La longitud es quizás, junto con el primer punto, lo que más me ha llamado la atención, no sé si escribes con Word o no, pero creo que, al menos, lo que he leído hasta ahora, puede superar tranquilamente las... seis mil palabras, así por alto, es una cifra muy alta. Normalmente, cantidad no significa calidad, pero en este caso has mezclado un muy buen contenido con una extensa y fluida trama.

 

También caí en la cuenta de que Kentha se parece un poco a Tenma, un joven impulsivo y carismático, el cual se guía sólo por sus sentimientos y pensamientos, además de vivir en un orfanato.

 

Después de esta pequeña Review, que me gusta hacer tras comenzar o acabar de leer, te diré que seguiré leyendo, y espero encontrarme con gratas sorpresas.


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Pincha en la foto para leer Rosas desde el Siglo XVIII

Ranking de resistencia dorada


#42 Killcrom

Killcrom

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Publicado 25 octubre 2015 - 20:19

Buenas noches, compañero. Sé que me he tomado bastante tiempo, pero he venido a comentarte el primer capítulo, como prometí. Fue injusto criticarte solo el prólogo. Ahora ya he visto parte de la historia y cómo te desenvuelves en esta versión final de Alcaesto. 

 

A nivel argumental se ven cambios. La aparición del paladín de fuego creo que no se daba en la versión que yo leí (Dante. De hecho ni le recuerdo en capítulos más avanzados. Sí que me acuerdo de otros personajes). Parece que sí sucederá de nuevo el enfrentamiento contra Desmith, que espero sea, como mínimo, igual de bueno que el de la versión anterior. 

 

En general los eventos han estado bien. Me suena raro que hayan mirado con recelo a Kentha después de salvar la vida de todos los huérfanos. Pero bueno, de desagradecidos está lleno el mundo, ¿no? Jejeje...

 

Sí que he echado de menos que profundizases más en el escenario y las reacciones de los que veían el combate. Comprendo que eso te habría llevado mucho más espacio y habríamos tenido un capítulo excesivamente largo, pero bueno, esto es algo particular mío: me gusta desarrollar y narrar, intentar trasladar al lugar a mis lectores. Y para mí, la forma de intentarlo (que no sé si lo logro) es describiendo. La descripción densa (como lo llamaba Clifford Geertz, un antropólogo que tuve que sufrir) aplicada a la narrativa. :lol: 

 

¿Qué más cosas reseñar? La verdad es que me dejaste muy interesado con los últimos capítulos de la vieja versión, por lo que sabiendo ya más o menos qué va a ocurrir, no tengo tanta intriga como en la primera versión de la historia. Pero eso no quiere decir que esté mal. Para nada. Mantienes tu tónica de dejar el capítulo en una parte interesante (cliffhanger o algo así lo llaman...)

 

Hay cosas que sí que debo señalarte, y ahí ya entro un poco más en tu estilo. Ciertamente, los golpes de remo los mereces. Paso a dártelos. 

 

-"Solo" ya no lleva tilde, ni aunque haya ambigüedad. 

 

-Cuando el vagabundo cuenta la historia a Kentha, habla del caballero dorado de Tauro. Luego pregunta Kentha que por qué se llamaban "caballeros del Sol". ¿No asocia el color oro con el astro? Bueno, sales del paso con la respuesta del viejo. 

 

-Usa lenguaje sencillo. Las florituras que metes en muchos párrafos hacen que cualquier lector que sepa el significado de ciertas palabras, se dé cuenta de que estás intentando adornar el texto; inflarlo más de lo que en realidad es de la misma forma que hacen con los pollos. Siento decírtelo así, pero tengo un ejemplo en el que espero logres captar la urgencia de este mensaje: 

 

"Las reflexiones que circundaban en la mente del paladín de tierra, perturbaban sus pensamientos cotidianos, volviéndolo un hombre deseoso de poder y gloria. Debido a que, aunque no lo notara, la postura egoísta y utilitarista del vagabundo había causado una gran influencia en él."

 

De verdad, sé sencillo, amigo. Intentando hacer más compleja la escritura acabas perdiendo tú. Lo que escribes en este párrafo lo podrías decir de forma más simple. ¿Por qué hacerlo complejo y pesado de leer? ¿Intentas aliterar? No lo consigues. Solo entorpeces.

 

De hecho, utilizar palabras como "utilitarista" te lleva a error. En este caso, se refiere a un tipo de moral. ¿Cómo afecta que una persona sea utilitarista, es decir, que antepone el bienestar general a cualquier cosa (el vagabundo) a que Kentha tenga deseos de poder y gloria? No encuentro conexión causal. Además, si el vagabundo fuese realmente utilitarista, comprendería que lo mejor para el mundo sería que dejase de existir, ya que es una carga para quienes le dan limosna o comida. 

 

Casos como este hay más, sobre todo con la connotación de los términos. Utilizas palabras más cultas, más rebuscadas, pero a cambio de la sencillez y sus beneficios obtienes oscuridad y regalas confusión al lector que tenga un mínimo de formación y comprensión lectora. 

 

Otro ejemplo que destaca esto: 

 

"Uno de ellos se volteó para mirarlo… aquel contacto visual hizo que el inexperto paladín sintiera un frio que recorrió su espalda como si estuviera previniendo que la muerte lo asechaba."

 

-Te comiste la tilde de "frío". No pasa nada. Eso nos sucede a todos. 

-"Previniendo" no es una opción aquí. Prevenir es evitar. Un escalofrío no evita que ocurra algo. Más bien lo anticipa. Por tanto, lo correcto es "previendo", de prever. 

-Lo correcto es "acechar", no "asechar". Comprendo este error por la forma de hablar de los latinos, que tienden a sesear (nosotros ceceamos). 

 

Pero el caso es que debes tener cuidado. Si hubieses optado por la sencillez, te habrías evitado este desliz. Habrías evitado a tu lector buscar palabras en el diccionario (no pienses que tus lectores van a molestarse en hacerlo a menos que tengan un mínimo de curiosidad por comprender lo que leen) y, a la postre, todo el mundo habría sido feliz. Pero no. ¡Golpe de remo!

 

Otro ejemplo de mala elección de palabra lo encuentro en:

 

"Sintieron que habían subestimado al infantil luchador."

 

Infantil es, según mi criterio -aunque creo que estoy en lo cierto- un adjetivo que connota condición de ingenuidad o madurez a nivel mental, no físico. Si querías hacer alusión a que los soldados infravaloraron a Kentha por ser un adolescente, deberías haber hecho alusión explícita a su cuerpo. Algo así como "sintieron que habían subestimado al luchador por sus delgados brazos y recortada estatura, más propia de un niño que de un verdadero guerrero". 

 

Luego, con "el controlador de tierra", decirte que me suena forzado.

 

Cuando dices "luego de eso se puso de pie y empezó a repetir su hazaña": vale, no es incorrecto, pero una hazaña es algo más que una acción; tiene más reconocimiento. Estás dando una connotación a la expresión que corresponde al lector. Tu lector es el que debe decidir si lo que hizo Dante fue una hazaña, una proeza heroica o simplemente una sandez. A menos que fuese Kentha quien lo pensase, pero parece que no es el caso. 

 

Continúo diciéndote que la puntuación sigue siendo tu punto débil. Las comas, sobre todo. Aquí no tengo una recomendación general. A mí mismo me cuestan trabajo. Supongo que la lectura o hasta tomar un manual de ortografía, gramática y estilo puede ayudar. 

 

No te he dicho aún si me ha gustado o no el capítulo. Puedo decirte que no me ha disgustado, pero tampoco me ha encantado. Le ha faltado alguna revisión antes de ser publicado -esa es mi impresión. Igual lo releíste como 50 veces antes de traérnoslo-, y si acaso un poquito más de sencillez. 

 

¿Soy pesado con la sencillez? Lo sé. Pero un texto recargado es petulante y hastiante, como mi historia (sobre todo mi primera historia). Me ha costado mucho intentar ser sencillo, sé que no lo logro del todo, pero sé que ese es el camino a seguir. Decir mucho con pocas palabras, con las palabras adecuadas. No por aliterar o intentar cargar un texto de florituras lo haces mejor. De hecho, puede ir contra tu propio escrito y perjudicarlo.

 

Una última crítica relacionada con la narración y la complejidad. A veces siento que las descripciones pretenden más el hecho de llenar con palabras que realmente comunicar más. Y te lo digo desde el cariño: cuidado, amigo. No se trata de rellenar, sino de dar alma a tu texto. 

 

Ya sé que contigo me paso de cab***. Sé que soy excesivamente duro aun cuando ni yo mismo cumplo todo lo que te pido. Pero creo que prefieres la sinceridad a un mero "me gusta, sigue así". Si aspiras a más, pelea por lograrlo y no seas como yo, un vago redomado. 

 

Ea, un GRAN abrazo. Espero que con este comentario me perdones la injusticia que hice con el que te di del prólogo. ¿Ahora sí? Pues ya está. Un abrazo y sigue trabajando. Vas por buen camino, tienes que seguir puliendo detalles. Seguiré señalando cosas. 

 

PD: Espero que la espera haya merecido la pena. Por eso tardo tanto en dar reviews. Pensaba leer y comentar hasta las dos de la mañana. Son ya las 2:05 y acabo de terminar tu comentario, el primero del día... Para leer y comentar un simple capítulo, hora y media. 

 

¡Maldita resonancia Schumann!  :doh:

 

 


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(Parte 3 de 3)

Publicado: ?? de ? de 2018


#43 Vulcanus no Kentha

Vulcanus no Kentha

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Publicado 26 octubre 2015 - 00:13

-Geo primero ...

Geo sabía que iba a morir, yo en su lugar me hubiera molesta** en los pantalones hahahahhhaa

Louis a pesar de ser un moreno barrigón posee una gran fuerza, ya verás en sus proximos enfrentamientos ;)

Caspian es Libra! Asi que en cualquier momento de su vida, sufrirá de ideas contradictorias no te preocupes hahahahaha 

En verdad quien más aprecia a Caspian es Louis, se podria decir que fue como su padre, aunque no lo demuestre mucho xD almenos en el torneo se demuestra un poco el favoritismo que posee. 

Kentha es un cobarde, se las daba de bravucón en el orfanato porque sus compañeros eran mas debiles que krillin haahahahha veremos como le va en el resto de la historia.

 

Bien, habiéndome leído el prólogo y el primer capítulo...

Muchas gracias por tus palabras Gemini no P. siempre es grato que a uno le hagan saber que su esfuerzo almenos los entretiene ^^ 

Creo que los capítulos si son bastante largos, la verdad decidí que fueran así porque sólo publico dos veces al mes y a veces sólo una, es como para compensarlo :P

Para serte franco (lo digo enserio) Ketnha no está inspirado para nada en Tenma, sin embargo, si se parecen bastante por lo que ya has dicho. Te podría decir que la gran diferencia que tienen es que Tenma es más guerrero, más idealista, Kentha es... más vago xD no le gusta mucho luchar y prefiere hacer lo que se le venga en gana xD ademas es algo mas... pícaro hahahahahaa Saludos y gracias por el comentario :D

 

Buenas noches, compañero...

 

1.- A nivel argumental se ven cambios. La aparición del paladín de fuego creo que no se daba en la versión que yo leí...

 

2.- En general los eventos han estado bien. Me suena raro que hayan mirado con recelo a Kentha después de salvar la vida de todos los huérfanos. Pero bueno, de desagradecidos está lleno el mundo, ¿no? Jejeje...

 

3.- Sí que he echado de menos que profundizases más en el escenario y las reacciones de los que veían el combate...

 

4.-"Solo" ya no lleva tilde, ni aunque haya ambigüedad. 

 

5.-Cuando el vagabundo cuenta la historia a Kentha, habla del caballero dorado de Tauro...

 

6.-Usa lenguaje sencillo. Las florituras que metes en muchos párrafos hacen que cualquier lector que sepa el significado de ciertas palabras...

 

7.- De hecho, utilizar palabras como "utilitarista" te lleva a error. En este caso, se refiere a un tipo de moral...

 

8.- Te comiste la tilde de "frío". No pasa nada. Eso nos sucede a todos.

-"Previniendo" no es una opción aquí. Prevenir es evitar. Un escalofrío no evita que ocurra algo. Más bien lo anticipa...

 

9.- Infantil es, según mi criterio -aunque creo que estoy en lo cierto- un adjetivo que connota condición de ingenuidad o madurez a nivel mental...

 

10.- Luego, con "el controlador de tierra", decirte que me suena forzado.

 

11.- Ya sé que contigo me paso de cab***. Sé que soy excesivamente duro aun cuando ni yo mismo cumplo todo lo que te pido...

Killcrom... querido Killcrom ya he comentado a T-800 y a Alfredo asi que tu eres el siguiente xD veo por la extensión del review que le has hecho honor a tu palabra de leer el primer capítulo hahahhahhaa bien veamos! 

1.- ¿Es que nadie recuerda a Takeshi? El moreno paladín de fuego... pelo largo... se creia señor del alcaesto y... creo que no ahahahahha bueno se trata de él. En la vida real se llama Daniel, creí que Dante le hacía más honor a su nombre xD Te seré sincero, el primer arco desde el primer capítulo hasta la batalla con Timos, cambia, pero no mucho así que si quieres grandes intrigas deberás esperar hasta el segundo arco que debería empezar a publicarlo a principios de Enero. 

2.- Si crucificaron a Jesús ¿Por qué no odiar a Kentha? Hoy la gente es muy mal agradecida, hace unos meses golpeé a un hombre que le estaba pegando a su mujer y luego ella me dice: ¡Por qué hiciste eso hijo de p#@a! Esta mujer tenía la cara llena de sangre... fue algo horrible pero seguía defendiendo a su ¿esposo? Bueno... el ejemplo quizas no es tan parecido pero me pasó algo similar hace cinco años xD hecho que fue mitificado en el Mito del Alcaesto.

3.- Las descripciones del escenario si que faltaron y me di cuenta mucho después, te haré un pequeño spoiler xD si no quieres leerlo para al punto 4 hahahahaha en el segundo arco el orfanato vuelve a ser escenario de eventos, ahí si que lo describo algo mejor. No sé si has visto la prisión desértica de Prision Break, creo que es la segunda temporada, en esta me inspire para crear el orfanato de Kentha. Con respecto a los comentarios del combate, efectivamente los había escrito, pero los borré luego porque había quedado muy largo el capítulo, ahí si que le acertaste xD

4.- ¿Estas seguro que solo no lleva tilde? Si es así... te creo xD pero debería cambiar casi todo el fic :( 

5.- Que bueno que le hayas prestado atención a esa pregunta, porque se repetirá... y mucho xD más adelante Kentha le preguntará a distintos personajes que significa Caballeros del Sol y estos les darán distintas respuestas, espero que lo recuerdes :P 

6.- La verdad no entendí muy bien este punto, o sea lo que quieres decir sí xD y te encuentro toda la razón. Pero yo nunca he sido mucho de tratar de sonar intelectual xD todo lo contrario intento de que el lenguaje sea lo más sencillo posible. Pero no eres el único que me ha dicho lo mismo, en la obra uso muchas veces palabras que también uso en el diario vivir y quizas ese es mi error. Como sucedió en el prólogo, aun las recuerdo xD constelar y juramentaron si las uso mucho... aunque quizas no existan xD debo fijarme más en esas cosas, gracias. 

7.- Cuando hablo de utilitarista, efectivamente me refiero a la moral de alguien que ve a todo y a todos como bueno o malo dependiendo de lo útiles que pueden ser para él. Piensa en lo que se imagina Kentha, cuando le hablan de un caballero ("por coincidencia" de Tauro) que entra a las calles siendo alabado y recibido con grandes festines. No le está hablando ni de justicia y de salvar al mundo, solo de hacerse más fuerte para conseguir lo que sea que él desee, o sea, utilitarista xD puede que no me haya expresado bien o quizas debí remarcarlo más como en este comentario.

8.- Ya reparé la tilde de frío. Lo de previniendo y acechar se me ha ido por completo, igual lo he arreglado, gracias por hacerlos notar. 

9.- Cuando me refería a infantil, era un conjunto de cosas, tanto físicas como psicológicas. 

10.- Sí, en verdad es muy forzado xD al igual que manipulador de ... eso trato de evitarlo más adelante, necesito más práctica en eso. 

11.- Killcrom, en verdad no pienso que seas pesado ¡Eres escorpion! podrías ser mucho peor ahahahahahhaha me gustan mucho tus reviews ya que demuestras que de verdad te das el tiempo de leer y de fijarte con lupa los detalles que pueden enriquecerme a mí y a cualquier otro usuario que los lea, que sepas que te estoy agradecido. 

 

Para los lectores que están al día, les dejo una imagen antigua, que le hace honor al último capítulo que ha sido subido. Que tengan una buena semana :D 

 

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Y esta que es nueva, los ojos le han quedado algo raro a Kentha, pero aun asi me ha gustado ^^

 

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#44 Patriarca 8

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Publicado 26 octubre 2015 - 15:33

-muy buenos tus dibujos,tienes talento como dibujante

 

pero que me late que la segunda imagen no seria del

 

agrado de Roxee de Serpiente JAJAJA

 


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#45 Vulcanus no Kentha

Vulcanus no Kentha

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Publicado 05 noviembre 2015 - 13:48

Ha llegado señores, el penúltimo capítulo del primer arco de este fic, gracias a todos los que se han leído hasta aquí. Sin más que decir, les recomiendo ver lo que ha sucedido con cada personaje y disfrutar de la lectura :D 

 

Respuesta a los comentarios:

Spoiler

 

Personajes:

Spoiler
 

 

 

VIII

 

Sentado en un humilde y pequeño tronco, Louis compartía unas copas de vino junto a su hermano menor. Jugando con unos naipes sobre una pequeña mesa de madera, conversaban de la vida y de las tantas cosas que aun debían hacer para que Campo Ónfalos creciera como tanto ambos lo deseaban. Una de las fantasías que pasaban por su cabeza era poder estar charlando en una gran casa de material resistente y no en la gastada carpa en la cual se encontraban, la cual era una de las de mejor calidad. Podrían haber estado en los aposentos del moreno líder, pero aquella vivienda estaba reservada sólo para los actos ceremoniales.  

 

—¡Mañana tendremos nuestra revancha! —Exclamó el caza recompensas frotando entusiasta sus manos.

 

—¡Así será! —Respondió el rapado líder golpeando la pequeña mesa— Deben asesinar a ese monstruo lobo que nos quitó a Francis en el bosque de las cenizas ¡Hijo de put@!  

 

Al escuchar eso el cuerpo del rubio paladín de fuego tembló un momento. —¡No me hagas recordar eso ahora! —Dijo mirando hacia el lado— el saber que el pequeño del trío invencible murió frente a mis ojos y no pude hacer nada para evitarlo, aún me da vueltas en la cabeza.

 

—¡Que porquería más grande! Ya ha pasado casi un mes, pero siento como si sólo hubiesen sido algunos días. Me sorprende la forma en como lo han tomado Vaneris y Orses.

 

—Orses siempre ha sido fuerte; —aseguró Davis con una sonrisa de admiración— incluso más fuerte que yo, no me sorprende que esté firme a pesar de lo sucedido. Él es sin duda el siguiente forjador del cosmos.

 

—¿El cosmos? ¡Esas ya son palabras mayores!

 

—Por otro lado —el paladín de cinta roja cambió de tema muy repentinamente— Vaneris… no sabría cómo describir su nuevo comportamiento.

 

—No hace otra cosa más que entrenar ¡Ni en sus mejores tiempos había estado tan en forma!

 

—¡Y qué buena forma que tiene! —Concluyó el joven demostrando que había bebido demasiado.  

 

Ambos estaban disfrutando su pequeño jolgorio cuando el momento que jamás se les hubiera pasado por sus mentes… sucedió. La tranquilidad de la noche se interrumpió por el ruido uniforme de decenas de trompetas. Ninguno de los dos sabía de qué se trataba, debido a que los instrumentos manejados por ellos para dar alerta, generaban un sonido muy distinto… solo podía significar una cosa. Sin pensarlo ni un segundo, salieron disparados de la carpa.

 

—¡Hermano! —Exclamó el rubio paladín de fuego— ¿Qué porqueria es esto?

 

—No puedo creerlo… —agregó Louis con su cuerpo estático por la terrible sorpresa.

 

Un ejército de al menos cien guerreros estaba penetrando Campo Ónfalos. Todos blindados con ropajes oscuros que los caracterizaban entre ellos, avanzaban demostrando sus deseos de lucha. Sobre ellos, una roja bandera con una llama de fuego negro estampada; relucía con hidalguía. Su paso metálico unísono alertó de inmediato a los miembros de la resistencia quienes sin dudarlo se alistaron para el combate.

 

—¡Vienen por la armadura de Sagitario! —Exclamó Davis perdiendo el control de inmediato.

 

—No te preocupes… —dijo el rapado dirigente con una recobrada tranquilidad— en comparación con nosotros son sólo un puñado de soldaditos. Además, aparecieron en el lugar menos indicado ¡El centro de Campo Ónfalos! Aquí no tienen ninguna oportunidad.

 

—Sólo un puñado de soldaditos… —pensó reflexivamente su hermano— ¿Crees que hayan logrado ingresar por otros lugares?

 

—Eso lo veo muy difícil. Sin embargo, ante esa posibilidad, lo mejor es ir de inmediato en búsqueda de nuestro tesoro dorado.

 

—¡Ve hermano! No tienes tiempo que perder —sugirió el caza recompensas con un gesto entusiasta.

 

—¿Estarás bien pequeño? —Preguntó Louis riendo.

 

—¡Estás hablando con un prodigio! ¡Nada puede sucederme!

 

—Vuelvo enseguida. Moviliza a las tropas de forma inteligente. Y lo último ¡No mueras! —Concluyó aún con una sonrisa en su rostro.  

 

Antes de separarse de su hermano y amigo, un perturbante frío recorrió la espalda del líder de la elite de Ares. A pesar de eso, no quiso mirar hacia atrás y tragando una gran cantidad de saliva, emprendió un acelerado viaje hacia sus aposentos, con el fin de rescatar de cualquier peligro a la armadura de Sagitario. 

 

No pasaron más de dos minutos para que Davis se viera rodeado por una horda de guerreros negros. El campo de batalla no era el más adecuado, ya que estaba en medio de muchas de las amarillas carpas cuya destrucción; significaría un problema de escasez de refugios para los miembros de Campo Ónfalos. Debido a esto intentó trasladar su enfrentamiento, pero los asaltantes que lo rodeaban no se lo permitieron.

 

No quedaba otra alternativa, el alto muchacho de rubios cabellos cortos tendría que combatir en aquel estrecho lugar, donde ejecutar grandes movimientos sería un poco más complejo. No obstante, esto no sería una desventaja para él, en verdad… ni siquiera le incomodaba. Este peculiar paladín ígneo solía confiarse mucho en el campo de batalla ¿Y cómo no hacerlo? Si era realmente un prodigio. Su habilidad para moldear su elemento era tan sorprendente como su destreza con las mujeres.

 

Gracias a los duros entrenamientos con su hermano, podía manejar el fuego como si del viento se tratase, así fue como girando sobre su propio eje, creó un fuerte huracán que impulsó a varios enemigos hacia los cielos, haciéndolos arder en las alturas y logrando que cayeran muy fuertemente aturdiéndose en el piso.

 

—Entiéndalo —dijo en voz alta— ustedes no podrán contra mí, soy una luz que jamás llegarán a alcanzar.

 

Algunos de los más osados que habían sobrevivido a aquel ataque, quisieron acercarse. Pero con una gran cortina de fuego fueron expulsados lejos, siendo eliminados a la vez.

 

—Ese hombre es demasiado fuerte —Murmuró uno de los soldados.

 

—¡Retirada! —Ordenó otro.

 

—¿Retirada? —Se escuchó a lo lejos.

 

Esta voz provenía de un nuevo soldado, quien se asomaba lentamente al campo de batalla. Su intimidante armadura negra era muy distinta a las demás. Esta era considerablemente más grande y tenía lujosos detalles de color blanco, hombreras puntiagudas, pecho sobresaliente y una pequeña gema de color verde en su casco. El astral del ambiente empezó a sentirse más denso y el miedo comenzó a recorrer el cuerpo de los invasores. —¡El señor Timos!— Exclamó aterrado uno de ellos.

 

Ante la sorpresa de todos, este recién llegado usando una especie de fuego negro ¡Incineró a cinco guerreros oscuros en tan sólo unos segundos! —¿Así que pensaban retirarse?— Agregó sonriendo.

 

—Señor… —intervino uno de sus súbditos, como si le estuviese hablando a la muerte— ¡Cuánto lo lamentamos! Le juro que no volverá a pasar.

 

—¡Váyanse de aquí! Montón de inútiles, yo me encargaré de este mocoso —ordenó mirando al joven uniformado.

 

—¿Quién eres tú? —Preguntó Davis, con su rostro serio.

 

—Mi nombre es Timos de Leo ¡Recuérdalo! La encarnación del fuego negro ¡Busco al líder de esta resistencia!

 

—¡Yo soy el líder de Campo Ónfalos! —Mintió.

 

Sólo con una sonrisa, el guerrero protegido por la vestidura de Leo se impulsó hacia adelante y con una velocidad sin igual, le dio a su adversario un potente puñetazo en el estómago. La expresión de dolor en el rostro de Davis se enmarcó por algunos segundos. Escupiendo un poco de sangre, miró fijamente al soldado de ojos rojos y se precipitó a golpearlo en su rostro.

 

Pero Timos era mucho más rápido que él y sin dificultad pudo esquivar sus puños mientras sonreía burlescamente como de costumbre. Entonces, intentando emular la técnica de hace un momento, el rubio paladín envolvió a su oponente con un voraz torbellino de fuego. Pero la técnica no dio resultado y los pies de su objetivo no se despegaron en lo más mínimo del suelo.

 

—Lamento decirte que no tengo tiempo para ti —aseguró Leo— las ansias por saber si lo que vine a buscar está realmente aquí, me están haciendo mucho más daño que tus ataques, así que… ¡Te eliminaré cuanto antes!

 

Sin esperar, lanzó desde ambas manos dos esferas de fuego negro que se unieron para tomar la forma de un demonio con aspecto de león. Davis cruzando sus brazos pretendió detener el ataque, sin embargo la brutalidad de este sobrepasó cualquier intento de defensa y arrasó con el miembro de la elite de Ares, enviándolo directo al suelo.

 

—¿Me ha… derribado? —Pensó el muchacho entremedio de su gran dolor— ¡No puedo caer! Debemos proteger la armadura de Sagitario.

Enfocado en su rol de guardián de la vestidura dorada; el rubio paladín se puso de pie una vez más. Tensando sus músculos al mayor nivel posible, comenzó a levantar desde el suelo una gran onda de fuego, cubriendo todo el campo de batalla.

 

—¡Impresionante habilidad! —Aseguró el soldado de ojos rojos— probablemente mis súbditos ya estarían muertos por este calor. Sin embargo, yo soy la encarnación del fuego ¡Nada puede afectarme!

 

En ese momento lo que Davis jamás supuso… ocurrió. Levantando ambos brazos, Timos comenzó a controlar el fuego que su mismo oponente había forjado. La densa tormenta de fuego se redujo a dos grandes esferas que se ubicaron a los costados del león negro. En cosa de segundos, estos terribles orbes embistieron con todo su poder al hermano de Louis, dañándolo brutalmente.

 

Un charco de sangre quedó en el lugar donde el muchacho cayó. Aun así, con su cuerpo gravemente quemado, estaba dispuesto a continuar la batalla y vencer de alguna forma a enemigo. Pero este último, invadido por sus deseos de terminar pronto el enfrentamiento, puso la palma de su mano derecha justo en frente del rostro de su oponente.

 

Luego de una gran explosión, los soldados negros que se encontraban combatiendo por los alrededores, se detuvieron un instante y rodearon a su comandante como símbolo de reverencia. El paladín de fuego negro tomó el cadáver de Davis por sus vestimentas y lo levantó enseñándoselo a todos.

 

—Aquí está el líder de Campo Ónfalos —recitó fuertemente— Nuestra victoria ya está escrita ¡Sólo queda acabar con todos!

 

Mientras los soldados de la resistencia miraban con horror aquella siniestra escena, decenas de trompetas sonaron en la entrada del gran terreno, esta vez mucho más fuerte que antes. Al hacerse oír ¡Al menos doscientos soldados más ingresaron en el recinto! Entonando himnos de guerra, demostraban el furor victorioso que recorría sus cuerpos. Entonces como señal de triunfo, Timos lanzó una gran esfera de fuego negro hacia el cielo, la cual fue seguida por los ataques de toda su tripulación; haciendo que estallara en el cielo provocando una gran explosión que se elevó hacia los cielos, pudiendo verse inclusive desde los aposentos de Louis donde Kentha disputaba una fiera batalla contra Caspian.

 

*  *  *

 

Luego de algunas horas, Louis regresó al territorio principal, después de haberse encontrado con Timos en sus aposentos y de haber dejado solos a Dante y Caspian con el afán de rescatar a la mayor cantidad de vidas posibles dentro de Campo Ónfalos. Sin embargo, al llegar al sector de las carpas, el escenario fue mucho más desalentador de lo que esperaba. No había rastro alguno de camaradas vivos, sólo un mar de cuerpos inertes yacían en el suelo siendo obstáculos para los soldados negros que intentaban saquear las provisiones de las tiendas.

 

—¿¡De dónde salieron tantos asaltantes!? —Pensó horrorizado.

 

Sólo las lágrimas se movían en el rostro de quien permanecía paralizado ante tales devastadoras imágenes. Con una desesperación enloquecida, Louis corrió hacia un grupo de invasores golpeándolos con puñetazos y patadas hasta el cansancio. Consumiendo de forma insensata su energía, habría acabado tan sólo con seis de ellos sólo a base de combates cuerpo a cuerpo. La rabia que sentía en aquel momento era inefable. Además, la decisión que había tomado hace poco de abandonar a dos jóvenes paladines por salvar a un número mayor, se veía ridiculizada ante aquellos resultados.

 

En ese momento, escuchó un femenino grito que le pareció muy familiar. Continuó corriendo por los incinerados pastizales para comprobar si se trataba de quien creía. Efectivamente, resultó que Vaneris estaba siendo acorralada mientras luchaba con un grupo de al menos diez guerreros blindados. Antes de ir en rescate de ella, Louis percibió algo muy peculiar; la muchacha no estaba combatiendo en sus plenas facultades. Parecía estar evitando que sus adversarios llegasen hasta una de las pequeñas carpas que quedaban, ubicada al costado de tan fiero enfrentamiento.

 

—¿Qué está sucediendo? —Preguntó su dirigente muy desconcertado.

 

—¡No! Señor… ¡Váyase de aquí! —Respondió la muchacha muy irritada, mientras usaba el agua que poseía para formar una barrera similar a una decena de tentáculos que brotaban desde la tierra.  

 

Si bien, Vaneris siempre era ruda y un poco maleducada con sus compañeros, nunca se había expresado así ante su líder. Aquello le pareció muy extraño al moreno paladín de viento. —¿Estará Orses herido en esa carpa?— Pensó. 

 

Sin demoras pegó un gran salto e ingresó a la pequeña tienda. Muy lejos de acertar con su pronóstico, encontró aquello que jamás se hubiera imaginado al ver hace unas horas atrás, un pequeño ejército de soldados negros irrumpir Campo Ónfalos. Allí, en el suelo y con su uniforme destruido, estaba el cadáver de Davis…

 

*  *  *

 

Hace veinte años atrás, Louis viajaba por el mundo como un errante, con la mera compañía de su hermano menor. Lo único que ambos tenían, eran a ellos mismos. Solos en contra de la vida, habían decidido iniciar un osado viaje en busca de respuestas que nutrieran su vacía vida, luego del abandono de sus padres.  

 

Sucedió que desde la noche a la mañana, el rapado aventurero le dio la orden a Davis de dejar de andar sin descanso y establecerse en un gran terreno en medio de la nada, donde ubicaron una humilde carpa que compartían. Sólo los cerros grisáceos rodeaban aquel territorio de largos pastizales, dándole un semblante muy aburrido.   

 

El pequeño rubio no entendía los motivos de aquella decisión y mucho menos el hecho de que una vez al mes, su hermano mayor se perdía por algunos días entre las montañas cercanas.

 

—¿Por qué? —Preguntó el mozuelo con la inocencia que lo caracterizaba— ¿Por qué te vas siempre?

 

—Porque las moiras, que no están muy lejos de aquí, me han revelado que Ares, el dios de la guerra, tiene una importante misión para mí.

 

—¿Qué son las moiras?

 

—Bueno… eso es algo difícil de explicar.

 

—¿Qué es un Ares? —Preguntó con mayor insistencia.

 

—¡Ya silencio niño! Tú sólo sígueme y permanece atento a tus entrenamientos. Cuando llegue el momento te explicaré todo.

 

Después de esa conversación, Louis partió nuevamente hacia el lugar desconocido donde según él, habitaban las moiras. Por su parte, el pequeño paladín que recién comenzaba a manipular el fuego, esperó como ya se le había hecho costumbre. Sin embargo, esta vez Louis se demoró más de lo habitual. Normalmente estaba cinco días alejado, pero en este caso ya llevaba diez.

 

Preocupado por la fortuna de su hermano mayor, Davis lloraba desconsolado hora tras hora pensando en si ir o no en rescate de su protector. Pero entre sollozos, vio a lo lejos una brillante luz dorada. Motivado por su curiosidad fue de inmediato a ver de qué se trataba y grande fue su sorpresa al descubrir que se trataba de Louis, quien llevaba en su espalda una misteriosa caja dorada con un centauro dibujado.

 

—¿Qué es eso? —Preguntó de inmediato.

 

El moreno domador de viento, quien ocultaba sus enigmáticas y recientes heridas, tomó a su pequeño hermano desde el cuello de su playera y con una sonrisa que cubría por completo su rostro, lo levantó hasta que quedaron en la misma altura.

 

—¡Ares me ha respondido! ¡Ares me ha respondido! —Exclamaba sin control— Antes de marcharse, las amas del destino me dejaron este tesoro, el cual debemos custodiar.  

 

—No entiendo nada —dijo el mozuelo costándole respirar.

 

—¡Vamos! ¡No hay tiempo que perder! —Ordenó tomando una piedra desde el suelo— Aquí mismo construiremos un imperio.

 

Sin comprender nada en lo absoluto, Davis tomó otra roca y la puso junto a una siguiente. Aquellos escombros fueron los primeros pasos para la formación de lo que veinte años más tarde sería conocido como Campo Ónfalos.

 

 

*  *  *

 

Pero ya nada de eso quedaba. Louis, con una pena y rabia al mismo tiempo; expulsó un potente grito que expresaba sus sentimientos, llorando desconsolado se puso en pose de guardia, cerró sus ojos y con mucho esfuerzo comenzó a concentrarse. En ese momento una extraña energía comenzó a rodearlo, el viento se volvió caótico llamando la atención de todos los soldados negros que combatían en contra de la joven paladín de agua.

 

Luego de unos segundos, abrió sus ojos y ante la sorpresa y el terror de muchos, sus pupilas cambiaron por completo, en vez de tener el color negro de siempre, mostraban contener todo el universo dentro de ellas. Las galaxias, las estrellas, los astros, todo… todo estaba resumido en su mirada. Al encontrarse en ese estado, comenzó a mover rápidamente sus brazos desde un lado a otro desplazando el viento a su voluntad.

 

Una gran cortina aérea recorrió todo el campo de batalla, enviando a los invasores hacia el cielo, estrellándolos los unos a los otros, provocando la muerte de todos. Luego de aquel acto de poder, inexplicable para Vaneris quien miraba asombrada; el moreno uniformado cayó de golpe al suelo.

 

 —¡Señor! —Exclamó la muchacha a la vez que se acercaba.

 

—Davis… —murmuró Louis en el suelo, mientras las lágrimas recorrían su rostro.

 

—¿Se encuentra bien?

 

—Si… sólo estoy un poco cansado. Lo importante… es que estás con vida. Dime ¿Hay más sobrevivientes?

 

—No lo sé, lo dudo mucho. Es posible que hayan, pero ellos… —la desesperación y la angustia dominaron el cuerpo de la adolescente— ¡Todos han muerto! Los días de entrenamiento, los lazos que formamos ¡No sirvieron de nada! —Respondió llorando descontrolada.

 

—¿Qué hay de Orses? —Preguntó su dirigente al borde de la inconsciencia.

 

—Aún no lo he visto —aseguró sin recuperar el control— ¡No soportaría perder a un hermano más!

 

—Ve pequeña mujer, me tomará sólo unos minutos reincorporarme al campo de batalla.

 

Sin despedidas, la valiente guerrera se puso de pie y emprendió una desesperada búsqueda por el paradero de su hermano mayor.

 

La pesadilla que envolvía a Campo Ónfalos estaba a punto de terminar, pero lejos de desaparecer del recuerdo de los sobrevivientes que sufrían el gran número de caídos. Esforzándose por no convertirse en otro de ellos, Caspian y Dante disputaban una feroz batalla.

Luego de haber logrado evitar el ataque de Timos, los jóvenes paladines apenas podían ponerse de pie. Uno apoyado en el otro se mantenían erguidos en frente a su rival, quien ya se veía algo irritado.

 

—Pudieron detener una de mis técnicas más débiles ¡Los felicito! —Exclamó riendo falsamente— ya que podrán contemplar un nivel más de mi poder.

 

—A pesar de que te dejas influenciar por Kentha —susurró Caspian con una sonrisa— será un honor morir junto a ti.

 

Antes de que su compañero pudiese responderle, el león negro ya estaba a su lado. Con una rápida patada en el rostro, envió a Dante directo contra una de las paredes. Entonces, el muchacho de ojos verdes hizo un desesperado intento por golpear a su adversario con un puño, pero Timos lo detuvo con una mano y mofándose de él, comenzó a incinerarla —¿Te gustaría perderla?— Preguntó mientras el fuego negro rodeaba su brazo derecho.

 

A pesar de sufrir un inmenso dolor, el paladín de viento dio un rápido salto zafándose de su enemigo y gracias una patada giratoria lo atacó con un golpe de aire cortante. Pero el invasor oscuro parecía ser invencible, era como si nada lo dañase. Tomando al joven desde su capa, el líder de la invasión lo azotó contra el suelo quedando con aquel accesorio en sus manos.

 

—¡Suelta eso! —Exclamó furioso desde el suelo.

 

—¿Acaso te importa esto? —Preguntó Timos mirando el manto que tenía estampado el rayo negro. Y al ver el rostro de desesperación de Caspian… la prendió con una llamarada de fuego oscuro.

 

Los gritos de dolor del muchacho se escucharon a la distancia; era como si le estuviesen arrebatando lo que para él era lo más importante en su vida; ser un miembro de la elite de Ares. Su cuerpo quedó inmóvil sintiéndose completamente desprotegido. Su compañero sin embargo, se puso de pie y aunque algo mareado, comenzó a bombardear a su oponente con rápidos proyectiles. Pero para su desgracia, estos no dañaron en lo más mínimo al león negro.

 

En ese momento, Kentha llegó hasta el campo de batalla. Con la rubia guerrera en sus brazos y una determinación ardiente que lo animaba a pelear con todas sus fuerzas, inclusive si debía morir junto a sus camaradas. 

 

Pero en el preciso instante en que iba a anunciar su llegada, una mano tocó su hombro. —Mantente atrás pequeño— resonó desde su espalda, ¡Se trataba de Orses! El paladín más fuerte de Campo Ónfalos había llegado hasta el crítico encuentro. 


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                                 FanFiction: El Mito del ALCAESTO                                                                                2hs45cj.jpg35mnl0i.png

                               FanFiction: Zephar, Señor de los Infiernos


#46 Patriarca 8

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Publicado 06 noviembre 2015 - 21:36

-No entendi la parte en que se sorprenden demasiado al hablar del cosmos,se su supone

que ellos ya lo dominan hasta cierto punto a menos que sean tipo cassios

 

—¡Y qué buena forma que tiene! —Concluyó el joven demostrando que había bebido demasiado.

 

y luego algunos lectores dicen que solo mi fic tiene esa clase  de guerreros  XDD

 

 

-Impresionante el poder de Timos de Leo,su batalla contra el prodigio de Davis  me hace

pensar en lo que hubiera pasado en LC si Radagod no se hubiera confiado

demasiado al luchar contra Regulus

 

-Fue muy interesante la historia del origen de los Campos Ónfalos e impresionante

el momento en que Louis usa su poder

 

-La actitud de Caspian fue un poco extraña ,le importa mas que quemen su capa que la pelea en si,debería aprender a shiryu que se desprende de su armadura en combate

 

-Ojala Orses logre salvar a sus compañeros


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#47 ALFREDO

ALFREDO

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Publicado 15 noviembre 2015 - 14:08

Ha pasado tiempo Abysal, pero aquí está la review q te debía, el capítulo V.

 

Primero q nada con lo aburrido, hubieron palabras que me tomaron por sorpresa y tuve q buscarlas por internet para entender bien. Ej

 

 

Caminó hasta una habitación la cual tenía tallada su nombre en la puerta. Luego de intentar descansar unos minutos, la zozobra lo venció y armándose de valor, se fue directo hasta el salón más alto del castillo subiendo por unas extensas escaleras negras con forma de espiral. Cabizbajo avanzaba mientras pensaba en aquel paladín de viento de que lo había derribado.

 

 

La palabra zozbra quiere decir tristeza o inquietud y angustia, pero la primera fue lo que pensé y no venia al caso, quisiste decir mas q nada la angustia, pero creo q el párrafo daba a entender que el indivudo “desmith de aries” venia fatigado o frustrado, cosa que con esas palabras huebira quedado mas claro.

 

La segunda que no entendí bien es esta.

 

—Este duelo… ¡No lo perderé! —Exclamó el paladín de viento y con una impresionante hidalguía se arrojó nuevamente hacia su rival, quien con una firme postura comenzó a lanzar enormes cantidades de fuego tanto desde los puños como desde los pies. El enfrentamiento ya estaba en su punto más importante, por un lado estaban los explosivos proyectiles de Dante y por el otro la energía inagotable de Caspian.  

 

La palabra hidalguía quiere dar a significar nobleza o generosidad, más que nada dar a conocer la clase social. Cosa q tampoco venia al caso la intervención de esa palabra, el texto parece indicar la personalidad temeraria de caspian, entonces por qué no colocar palabras como determinación o valor, que creo q encajaban más.

 

Bueno otra cosa en lo estructural es q en los diálogos después de que termina de hablar el x personaje colocas un guion –“MAYUSCULA” cosa q no está mal, pero no lo mantienes en todos los diálogos, por ej en el párrafo anterior exclamo comienza con mayúscula, pero en otras, muy pocas de hecho sigues con minúscula. Debes decidirte como lo dejaras, en lo personal yo lo dejo en miniscula por la cantidad de diálogos.

 

Esos fueron los puntos débiles en cuanto a la narrativa, se ve muy bien has mejorado bastante, tu estilo de narración es muy diferente con el anterior fic. Ahora en cuanto a la trama, lo interesante…

 

 

La verdad sabia como terminaría, estuvo predecible, pues recordaba estos episodios del fic anterior, se repiten los sucesos del torneo e inicia la siguiente iniciativa para descubrir los misterios del alcaesto por dante y kenta. Básicamente en eso se resume el capítulo, ahora los detalles q me sorprendieron.

 

Caspian ya no tiene el aura de un tigre sino la de un lobo XD. Además su personalidad o sus aptitudes son más humanizadas al menos en este episodio, lucia con mucho entusiasmo por el reconocimiento, no lo recordaba así.

 

Me gusta la iniciativa de Dante de detective, es como esos q no se conforman con lo q sus superiores le dicen sino q no q va por la verdad, está empezando a ser mi nuevo personaje favorito jeje.

 

También otra cosa q no había notado del todo o será q aquí se connotó demasiado es q los guerreros de Ares en general no parecen malas personas. Luis habla de los ideales en general q debe llevar un guerrero de Ares q por cierto no sé cómo los llamas al ejercito… yo en mi caso los llamo daimon. Porque portan ropajes espirituales. Parecen un campamento de Athena en vez de Ares o incluso parecidos a los shogun q tampoco eran tan malos. Lo que si no has mencionado nada de la armada de Athena ni la opinión q tienen ellos de los santos de athena.

 

Es mas cuando Luis conmemora a caspian con un discurso dice q tienen por objetivo proteger la paz en la tierra XD?. Explicame esto porfa… Sera q todo ejercito de dios X tiene una visión de proteger la tierra a su manera retorcida como Hades y Poseidon.

 

Bueno es todo por el momento. Estas semanas espero tener mas tiempo para no tardar tanto al menos en menor tiempo q la vez anterior, saludos.


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FANFIC: La condenación de los caballeros de Athena

Capitulo final N°66.- Publicado!

Fichas de personajes


#48 Vulcanus no Kentha

Vulcanus no Kentha

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Publicado 20 noviembre 2015 - 16:34

Ha llegado por fin, el último capítulo del primer arco del Mito del Alcaesto y último capítulo también dentro los hechos transcurrirán en nuestro querido Campo Ónfalos. No recuerdo cuando fue que decidí volver a comenzar esta humilde obra, creo que ya hace mucho tiempo xD quizás no... sólo siento que el publicar este episodio es una gran meta cumplida. Aun me falta DEMASIADO por aprender, no me considero ni siquiera un escritor básico, pero si hay algo que me enorgullece es el gran avance que ha tenido esta historia con respecto a las versiones anteriores. 

Agradezco a los lectores, que aunque sean pocos, sé que de alguna forma aprecian esta pequeña historia que espero que guarden en sus corazones, una abrazo fraternal a todos y nos vemos el 5 de Febrero, fecha en la cual publicaré el siguiente capítulo. 

Pero no crean que me las daré de vago xD habrán muchos FanArts y curiosidades entre medio, espero poder traerles alguna sorpresa también por ahí. ¡Pero ya! no los aburro más y los dejo con el último capítulo de "Los portadores del rayo negro". 

 

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Respuesta a los comentarios:

Spoiler

 

Personajes:

Spoiler

 

IX

 

—¿Acaso las ratas no se acaban en este lugar? —Preguntó Timos de forma burlesca.

 

Con un fuerte pisotón, Orses levantó un bloque gigante y lo envió directo hacia el guerrero blindado. Este último pegó un fuerte grito mientras que con su puño destruía la ofensiva del miembro de la elite de Ares, consumiéndola junto al fuego negro que podía dominar.

 

—Al parecer, esto será un poco más entretenido —pensó mientras secaba el sudor de su frente.

 

—¡Necesito que salgan de aquí ahora! —Ordenó el dirigente paladín de tierra mientras subía la escalera.

 

—¡Eso jamás! —Respondió Caspian. La pura idea de abandonar el campo de batalla y huir quedando ante todos como un cobarde, le hizo frustrarse de inmediato por aquellas palabras. Entonces, dio un gran salto pretendiendo golpear a Timos.

 

Pero en ese momento, Orses levantó su brazo derecho y forjó en el momento más adecuado ¡Un puntiagudo pilar de piedra! El cual golpeó el abdomen del nuevo miembro de la elite de Ares, dejándolo inconsciente en el suelo.

 

Luego de eso, el guerrero conocido como el más fuerte dentro de Campo Ónfalos, caminó unos pasos más hasta llegar junto a Caspian y tomándolo desde sus ropajes lo arrojó hacia su compañero.

 

—¡Llévatelo! —Le ordenó a Dante sin siquiera mirarlo.

 

Sin demoras,  tomó a su camarada y se unió a Kentha en la parte más baja de la escalera. 

 

—Ya estamos solos —dijo muy seriamente el mayor del trío invencible— nada impedirá que pueda vencerte.

 

—Mocoso insolente —agregó Timos con una gran sonrisa— veremos si eres rival para mí.

 

La gran casa blanca donde Louis y sus más cercanos guerreros realizaban sus ceremonias, estaba considerablemente destruida. Las paredes blancas se encontraban agrietadas y el suelo de celeste cerámico parecía querer ceder en cualquier momento. Sólo el contenedor dorado de la armadura de Sagitario brillaba ante un escenario tan desolador.

 

Fue el portador del rayo negro en su espalda quien realizó el primer movimiento, con los rígidos movimientos que lo caracterizaban, levantó una gigante muralla de piedra la cual le arrojó a su enemigo usando sus dos manos.

 

El soldado de ojos rojos hizo de inmediato su contrataque lanzando desde ambas manos dos esferas de fuego negro que, como los jóvenes espectadores ya sabían, se unieron formando una terrible bestia oscura con forma de león. Aquel ataque logró destruir por completo la gran pared, sin embargo… su ejecutor no se encontraba por ningún lugar.

 

Pasaron sólo unos segundos para que desde la colisión que se había producido, Orses apareciera en las alturas con su puño derecho cubierto por cientos de pequeñas piedrecillas. Sin darle tiempo a su adversario para evadir, le dio un potente puñetazo en pleno rostro, mandando a volar lejos su casco.

 

Timos quedó petrificado en el lugar, al parecer había subestimado a su nuevo oponente y por culpa de esto había sido lastimado, hecho que no sucedía desde hace mucho tiempo. Además, el ver destruida en el suelo la gema verde que adornaba su frente, le hizo ser poseído por una ira que crecía con el pasar de los segundos.

 

—¡Maldito! —Fue lo único que atinó a decir, mientras corría arrastrando ambas manos por el suelo. De esta forma creó decenas de torrentes ígneos que al abalanzarlos, rodearon a su enemigo. Sin embargo, el paladín de tierra quien era muy ágil a pesar de su musculatura, volvió a dar un enorme salto junto a definidas piruetas que le permitieron esquivar aquel ataque.

 

A penas sus pies tocaron el suelo, lanzó varios puños hacia el frente, provocando que el suelo se desprendiera hacia adelante en forma desordenada, arremetiendo en contra del líder de la invasión. Pero el león negro quien ya estaba irritado, evadió esta técnica dando él mismo; un salto que lo ubicó junto a su adversario.

 

Allí, tomó firmemente la pierna de su oponente, —no eres nadie contra Timos de Leo— aseguró con una desesperada sonrisa, y puso una de sus manos en el abdomen del joven devastándolo con un explosivo ataque de fuego negro.

 

Orses salió disparado azotándose fuertemente contra una pared, destruyéndola al instante. A pesar de las graves quemaduras con las que quedó, pudo ponerse de pie una vez más.

 

Ya no pensaba en nada, de hacerlo sólo se agotaría más rápido, lo único que le quedaba era luchar e intentar aunque le costase la vida, vencer a aquel invasor blindado.

 

—¡Que testarudo eres! —Exclamó el pelirrojo soldado— con esto sólo acercas más el momento de tu muerte.

 

Entonces, el más poderoso de entre los representantes de Ares, extendió ambas manos hacia el cielo, levantando ocho enormes bloques rocosos. Con su rostro serio y sin la más mínima expresión, comenzó a mover rápidamente sus brazos de forma circular, esto provocó que su técnica lo siguiera al compás.

 

Con las grandes piedras verticales girando a su alrededor, se lanzó en contra de su oponente, buscando taclearlo con su cuerpo a una brutalidad incomparable. Pero el guerrero oscuro ya estaba harto de verse al nivel de un escuincle que no llevaba puesta protección alguna y muy rápidamente lanzó sus esferas ígneas, forjando nuevamente su bestia de fuego negro.

 

Con una violencia inefable, el león hecho de ira logró derribar a su víctima, quien segundos antes de caer, dio el impulso necesario para que su técnica siguiera la trayectoria que él estaba llevando a cabo, dirigiéndose en contra del invasor oscuro.

 

Timos apenas pudo ver este contrataque. No obstante, fue capaz de esquivar los ocho posibles impactos que de seguro lo hubieran lastimado en demasía. —Esto… ¡Esto es imperdonable!— Reclamó muy frustrado al ver como por confiarse había sido tomado nuevamente por sorpresa y casi derribado. Cada vez más furioso, aprovechó que su adversario aún estaba en el suelo para lanzar innumerables proyectiles ardientes hacia él.

 

Pero Orses no se daba por vencido, a pesar de que estaba completamente adormecido, intentaba proteger su rostro con ambas manos para no morir a causa del bombardeo que estaba recibiendo.

 

Luego de unos minutos, cuando Timos cesó su ataque, este vio con sus propios ojos algo que lo hizo por primera vez en su vida… dudar de su fuerza.

El paladín de tierra, con su cuerpo quemado, sus ropajes gastados y llenos de sangre ¡Se intentaba poner de pie una vez más!

Al parecer, no existía posibilidad alguna de victoria, aun así el robusto joven seguía luchando para defender aquello por lo que había vivido hasta ese momento; el sueño de forjar con sus propias manos un mundo mejor.  

 

—¿Cómo pudiste haber quedado en ese estado hermanito? —Es escuchó junto a los poderosos combatientes.

 

Hasta el campo de batalla había llegado Vaneris, quien con su marrón pelo al viento, se presentaba en los aposentos ceremoniales, con lágrimas en sus ojos por ver tan herido a su querido hermano.

 

—Vete… de aquí —Le ordenó el jefe del trío invencible, apenas pudiendo hablar. 

 

Dante, con Caspian en sus manos y Kentha con la joven Eiris, ambos se miraron fijamente pensando en entrometerse en esta lucha, sin embargo, algo estaba muy claro, este combate era algo que no pertenecía a su nivel.

 

—¡Basta! —Exclamó Timos furioso— ¡No perderé más el tiempo aquí! Los asesinaré a todos y me llevaré de una vez por todas a la armadura dorada de Sagitario.

 

En ese instante, cruzó ambos brazos en forma de cruz y luego los extendió con las palmas de sus manos hacia el cielo. Decenas de anillos de fuego negro lo rodearon impidiendo que los hermanos del trío invencible se acercaran.

 

—¿Qué estará planeando? —Pensó Vaneris muy intrigada, buscando proteger a su desvalido compañero. Sin dejar pasar el tiempo, manipuló el agua que traía consigo para formar cientos de finas agujas que buscaron aprisionar a Timos; sin embargo estas ni siquiera pudieron acercarse.

 

Las intenciones del poderoso invasor fueron reveladas al instante. Sobre sus manos un magnánimo orbe oscuro comenzó a crecer cada vez más. El ardor que emitía esta técnica quemaba inclusive la piel de los jóvenes que estaban debajo de las escaleras observando el combate.

 

Sin pensarlo, los hermanos se ubicaron en una posición defensiva con sus manos hacia el frente, pensando en bloquear el ataque por ellos mismos. Pero en el fondo de sus corazones, no lo hacían con la intención de realmente soportar la técnica. Aquel poder era algo que ni siquiera ellos, los mayores exponentes dentro de Campo Ónfalos, podían igualar. Por lo tanto su único anhelo era morir combatiendo hasta el final.  

 

Con una sonrisa que demostraba algo de desesperación, Timos lanzó su técnica más poderosa en contra de sus enemigos, quienes pudieron aguantarla con sus máximos esfuerzos, sabiendo que esto duraría sólo unos segundos.

 

Entonces se miraron a los ojos y juntos aceptaron su derrota. Desde la distancia, el león negro miraba con entusiasmo las dos siluetas negras que estaban de rodillas sosteniendo la poderosa esfera de fuego. No obstante, en un abrir y cerrar de ojos, se fijó nuevamente y en vez de dos ¡Habían tres personas!

 

—¿¡Qué está sucediendo aquí!? —Exclamó sobrepasado por su ira.

 

La tercera persona que había llegado en el momento más oportuno no era ni más ni menos que el líder de Campo Ónfalos ¡Louis!

 

—No recuerdo haberles enseñado a rendirse —dijo el moreno guerrero con una sonrisa en su rostro, mientras sostenía la poderosa llamarada.   

 

Los hermanos al ver a su dirigente con vida, sintieron nuevamente las esperanzas de seguir luchando y con una fuerza ardiente nacida sólo desde sus corazones, pegaron un potente grito que se pudo escuchar a kilómetros de distancia, alertando inclusive a los soldados negros que se encontraban saqueando las carpas.

 

Juntos los tres fueron capaces de reunir la fuerza necesaria para sobrepasar los límites de la técnica de Timos y elevarla hacia lo más alto de los cielos. Mientras subía a una velocidad impresionante, Louis le arrojó una sutil ráfaga aérea, la cual atravesó el gran orbe haciéndolo explotar junto a las nubes que lo acompañaban. Fue tanto el esfuerzo que el trío de paladines cayó sin fuerzas al suelo debido al cansancio.

 

Ante esto, la ira de Timos excedió todos los límites, su astral se impregnó de una energía tan agresiva que las venas de su rostro comenzaron a sobresalir, sus ojos se pusieron blancos y sus manos se empuñaron firmemente.

 

—Este poder… —dijo Louis asustado— ¡Es realmente terrible!

 

Caspian quien sintió esta enorme energía despertó rápidamente quedando mudo por la sorpresa, lo único que pudo hacer fue ponerse de pie por sí solo.

Al parecer, aquel último ataque no había sido el más poderoso que podía efectuar el invasor oscuro. Mientras todos miraban aterrados como el poder de su adversario hacía temblar la tierra, anillos y anillos de fuego negro lo cubrían demostrando su absoluta furia.

 

Ya todo estaba terminado, eso lo sabían muy bien los presentes. Ese día… la invasión a Campo Ónfalos por parte de Timos de Leo sería cumplida satisfactoriamente, con un total absoluto de bajas por parte de la resistencia de jóvenes soldados que luchaban día tras día para ser más fuerte buscando plasmar en este mundo… un mundo mejor.

 

Louis comenzó a dejar caer sus lágrimas, viendo como el sueño que tenía decidido plasmar hace años atrás se desvanecía en tan sólo un instante.

 

—Al parecer… —le dijo Orses a su lado— Ares realmente no estaba con nosotros.

 

El destino de aquellos muchachos ya parecía estar escrito. Sin embargo, en ese mismísimo instante… Eiris la chica que permanecía en los brazos de Kentha, despertó abriendo lentamente sus ojos. En un comienzo tenía la vista muy nublada, pero a medida que la iba esclareciendo, más ponía su atención en el león negro quien parecía estar preparado para una técnica definitiva.

 

—Esa armadura… —dijo la rubia guerrera con su rostro serio— no te pertenece.

 

Entonces su vista cambió drásticamente, algo que sólo Kentha que estaba junto a ella pudo notar. Al intentar mirarla a sus ojos, pudo ver algo que lo hizo temblar en un segundo, ¡Era el universo mismo resumido en sus pupilas!

 

Junto a aquel suceso tan intrigante ¡Algo inesperado ocurrió! Un gran brillo cálido como el Sol despertó desde la caja en la que dormía la vestidura de Sagitario que estaba al costado del campo de batalla.

 

Entonces, la dorada armadura se elevó por los cielos y se desprendió de su apariencia original ¡Para tomar la forma de un misterioso guerrero! Este extraño sujeto de apariencia fantasmagórica miró fijamente a Timos con sus profundos ojos azules. Parecía medir al menos dos metros de altura y su dorada y larga cabellera se meneaba al viento provocando una sensación que perturbaba enormemente al invasor oscuro.

 

—¿¡Quién!? ¿Quién eres tú? —Preguntó con un extraño y notorio miedo.

 

Pero sin duda quien más había quedado sorprendido con esto fue Kentha —¡Una armadura dorada! ¡Un Caballero del Sol!— Exclamó sin control.

Todos observaban impactados a la armadura de Sagitario que había tomado este peculiar aspecto cargando un astral más allá de lo conocido, era cálido pero a la vez intimidante.

 

Entre tanto alboroto, Eiris quien parecía no haber recobrado del todo la consciencia, hizo un gesto de aprobación con su sonrisa, —por fin has vuelto… para cumplir con tu promesa— dijo mostrándose enigmáticamente tranquila.

 

El calor que emanaba la dorada vestidura era tan potente que hizo temblar al mismísimo Timos, quien petrificado; quedó de rodillas frente a ella.

 

—¡Esta es nuestra oportunidad! —Exclamó Louis, mientras se rodeaba de una gran esfera de viento junto con Orses y Vaneris. En contra de la voluntad de los hermanos, el líder de Campo Ónfalos extendió ambos brazos hacia adelante para bajar rápidamente junto a sus dos discípulos, quedando con Kentha, Dante, Caspian y Eiris.

 

—No sabemos en qué momento reaccionará —aseguró angustiado—  ninguno de nosotros está en condiciones de luchar, sólo nos queda prepararnos para un futuro encuentro...

 

De comienzo nadie atinó a moverse, pero tan pronto como Louis tomó la delantera alejándose del lugar, los demás lo siguieron al paso más rápido que pudieron. Tanto Eiris como Caspian podían ponerse de pie por sí solos, por lo tanto sólo Orses, quien estaba muy herido, presentaba dificultades para moverse.

 

Timos aun aterrado por la magnitud del poder que había aparecido, intentó reaccionar… pero no pudo, al ver como este extraño guerrero lo observaba directo a los ojos con desprecio. De pronto, este misterioso hombre comenzó a moverse, aun suspendido en el aire como si estuviese volando. Muy lentamente tomó el arco que tenía acoplado en su espalda junto a una de las flechas. Para luego tensar su intimidante arma apuntando directo hacia el león negro.

 

El invasor oscuro trató de moverse, pero era tan fuerte la extraña energía que se emanaba desde la vestidura forjada por el dios Hefestos, que no podía hacer reaccionar ni la más mínima parte de su cuerpo. Debido a esto, el soldado de rojos cabellos experimentó nuevamente una sensación que jamás había vivido a lo largo de su existencia… el miedo.

 

Pero entonces, la armadura comenzó a elevarse aún más, aumentando también su gran resplandor y junto con un fuerte sonido ¡Se separó! Siendo sus partes expulsadas a los distintos rincones del planeta. Los brazos, la pechera, las piernas, el faldón, todo fue esparcido mientras el misterioso hombre ya se había desvanecido por completo, dejando caer una hermosa estela dorada.

 

Los guerreros de la resistencia que habían sobrevivido, ya estaban llegando al sector principal de las carpas donde ya nada quedaba; sólo cenizas y cuerpos inertes por todos lados. Louis les dio la indicación de intentar pasar lo más desapercibidos posibles para evitar enfrentamientos con los soldados negros que aún se encontraban por los lugares.

 

Así fue como silenciosamente llegaron hasta un pequeño establo donde estaba la cantidad necesaria de caballos para poder huir. Se subieron a ellos, mientras Louis no podía controlar su llanto, sin embargo lo hacía en el más angustiante de los silencios.

 

Comenzaron a cabalgar hacia a las afueras de Campo Ónfalos, pero el ruido que hacían los equinos alertaron a los soldados negros quienes iniciaron una terrible persecución. Mientras iban avanzando, Kentha pudo distinguir a lo lejos el cuerpo de Tyson, arrojado en el suelo. A pesar de que no lo conocía mucho, sintió una profunda tristeza al verlo allí abandonado a su destino.

 

No obstante, algo muy inesperado sucedió. Al escuchar los fuertes galopes acercándose; Tyson abrió uno de sus ojos y al ver que se trataba de sus camaradas, dio un gran salto y se ubicó junto a Kentha en su caballo.

 

—¿Qué significa esto? —Preguntó el muchacho de marrón cabellera.

 

—¡Estaba inconsciente! Fue una gran suerte el que el ruido me despertara —respondió el paladín de agua.

 

Ya habían avanzado hasta los límites del basto terreno, sin embargo en el momento más crítico, una gran cortina de fuego negro se interpuso delante de ellos. Gracias al salto de sus caballos pudieron traspasar aquel obstáculo. Al mirar hacia atrás, vieron como esta terrible pesadilla aún estaba muy lejos de terminar.

 

¡Timos había vuelto! Con su rostro poseído por la ira, perseguía a los jóvenes que intentaban huir de la resistencia.

 

—¡No crean que podrán escapar de mí! —Exclamó a viva voz.

 

En ese momento descubrieron los verdaderos atributos de aquellas armaduras forjadas por el dios Hefestos, que por algún extraño motivo estaban oscurecidas a tal punto de haber perdido todo su brillo. El león negro avanzaba cada vez más rápido, bastaba sólo con algunos minutos para que consiguiera llegar hasta los guerreros.

 

—Límpiate un poco la sangre —le dijo Kentha a Tyson.

 

—Gracias por preocuparte —respondió el paladín de agua mirando hacia el suelo.

 

—Quiero que me digas una cosa… ¿Qué sucedió con Geo?

 

—¿Con Geo? ¿Por qué lo preguntas? —Su nerviosismo era inclusive sospechoso— bueno… supongo que está muerto.

 

—No puede ser… ¡Cómo se le ocurre morirse! Era un buen soldado; me imagino la ardua batalla que tienen que haber librado, por suerte terminaste con vida.

 

Entonces Tyson sin explicación aparente, estalló en un llanto incesante, llegando inclusive a gritar de forma desesperada.

 

—No llores compañero, todos hemos combatido hasta ya no poder más, no es tu culpa que las cosas resultasen así. Sólo debemos estar tranquilos sabiendo que hicimos todo lo posible por salvar a nuestros camaradas —entonces miró fijamente a Eiris con una sonrisa— yo al menos, ya he hecho mi parte.

 

Iban cabalgando a toda velocidad, mientras veían angustiosamente como Timos cada vez se acercaba más ¿Es qué la pesadilla jamás terminaría? Tragando una gran cantidad de saliva, el joven que iba sentado junto a Kentha, cerró los ojos… y se dejó caer de su caballo.

 

—¿¡Qué sucede Tyson!? —Exclamó Louis desesperado.

 

—Cuando los soldados negros vinieron ¡Yo me escondí! ¡Por mí culpa Geo murió! Ustedes ya hicieron su parte, ahora me toca hacer la mía.

 

Muy asombrados por la decisión de aquel guerrero, los sobrevivientes dejaron caer unas lágrimas; Caspian quiso bajarse e ir a ayudarlo, pero estaba claro que la intención de Tyson no era vencer a al invasor de rojos cabellos… sólo buscaba que sus amigos pudiesen seguir viviendo.

 

—¡Sal de mi camino pedazo de porqueria! —Reclamó furioso el león negro.

 

—Vamos… combatamos —dijo con mucho esfuerzo el paladín de agua mientras las piernas le tiritaban.

 

Con sus ojos blancos, poseído por la ira que lo invadía, el soldado negro de elite tomó a su oponente por la cabeza y lo arrojó hacia una gran altura. Al ver que comenzaba a caer, Timos le lanzó dos grandes orbes de fuego negro, formando nuevamente al demonio con forma de león.

 

Desde la distancia, todos pudieron ver como el cuerpo de su compañero era incinerado prematuramente hasta volverse sólo cenizas.

 

Los gritos horrorizados de los muchachos se hicieron presentes. Entonces Orses aun con su cuerpo adormecido por las quemaduras, tomó una noble decisión. Saltando sobre su caballo se puso detrás de Vaneris.

 

—¿Qué haces hermano? —Preguntó la joven muy intrigada.

 

Pero en ese instante, el guerrero más poderoso de Campo Ónfalos, la golpeó en la nuca con el borde de su mano y en el acto; Vaneris quedó inconsciente. Entonces la tomó en sus brazos y la dejó junto a Louis.

 

—No me digas que… —estaba diciendo el moreno líder, sin embargo su receptor no tuvo tiempo de escucharlo y con lágrimas en sus ojos dio otro enorme salto quedando frente al invasor blindado.

 

—¿Crees que serás capaz de retrasarme? —Preguntó Timos esta vez con el rostro serio.

Orses como de costumbre, no dijo palabra alguna y sólo atinó a levantar grandes peñascos para arrojarlos en contra de su enemigo. No obstante, el domador de fuego negro esquivó aquellos ataques y siguió con su obsesiva persecución.

 

—¡Debemos volver! —Exclamó Caspian mientras apretaba sus ojos por la tensión del momento.

 

—¿Para qué? ¿Para qué Timos acabe de una vez con todos? ¡No seas idiota! —Respondió Louis.

 

Ante aquella respuesta, los jóvenes agacharon sus rostros y siguieron cabalgando con un angustiante nudo en sus gargantas. 

 

 —¡Jamás huirán! —Dijo fuertemente como si estuviese perdiendo el control.

 

Pero el mayor del trío invencible no se permitiría ser ignorando y con una gran embestida por la espalda, tomó el cuello de su adversario y lo arrojó fuertemente al suelo.

 

Una vez en el piso, Timos se levantó muy desesperado y se empeñó en acabar cuanto antes con el robusto paladín de tierra. Lanzó dos esferas de fuego negro que se unieron formando un intimidante demonio con forma de león el cual dio de lleno en Orses, quien apenas podía moverse.

 

Los guerreros de la resistencia ya se estaban perdiendo de la vista del soldado de ojos rojos. —¡Mal nacidos! No puedo permitirles vivir— pensó dispuesto a continuar con su andar. Pero entonces, Orses desde el suelo, tomó su pie izquierdo.

 

—Has fallado con tu misión, pequeño león —aseguró con una triste sonrisa.

 

El muchacho tenía razón… sus compañeros ya se habían perdido tras el horizonte.

 

—¿Por qué lo has hecho? 

 

—Porque a pesar de todo, confío en Louis. Sé que él guiará por el camino correcto a los jóvenes y obtendrán la venganza por esto. 

 

—¿Venganza? ¿Eso es lo que te motiva? Es patético.

 

—Al parecer, —pensó el paladín de tierra— nos veremos pronto… querido hermano.

 

En ese momento… el tiempo se detuvo. Las aves que surcaban el oscuro cielo, contradiciendo su naturaleza, comenzaron a trinar emitiendo una triste melodía de despedida. Una sonata oscura que mitificaba la muerte de un gran guerrero; aquel que era conocido como el más fuerte dentro de Campo Ónfalos.

 

Sólo un bombardeo se escuchó desde la ubicación de los guerreros, quienes cada vez veían más lejos el gran terreno que les prometía ser más fuertes, para poder algún día establecer la paz en la Tierra. Un lugar donde se plasmaron sus sueños, sus esperanzas, sus ideales. Ahora todo estaba reducido a cenizas y restos de fuego.

 

—No… Orses… no —decía Louis para sí mismo mientras las lágrimas seguían recorriendo su rostro y unos descontrolados gemidos se escapaban de su silencio.

 

—Disculpe —intervino Kentha sintiéndose culpable por hablar— ¿A dónde iremos ahora?

 

—Lo más seguro es que los soldados de Timos intenten seguirnos. Sólo hay un lugar al que ni siquiera ellos entrarían… el bosque de las cenizas.

 

Todos quedaron muy alarmados luego de escuchar tales palabras. Al parecer, aún faltaba mucho para que pudieran tener tan sólo un momento de tranquilidad.

 

De vuelta a la destruida resistencia, el león oscuro con su pie derecho sobre el cadáver de Orses, tomó la capa roja que adornaba su uniforme. Entonces miró por eternos segundos el rayo negro con tres círculos en su punta que estaba estampado en medio de la tela. Con una expresión de rabia en su rostro por no haber podido obtener la armadura de Sagitario, les mostró el emblema a sus soldados sobrevivientes y con un desgarrador grito, lo incineró frente a todos.

 

—Esto es sólo el comienzo mocosos ¡Yo, Timos de Leo! ¡Me encargaré de eliminarlos!


Editado por Vulcanus no Kentha, 20 noviembre 2015 - 16:35 .

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Publicado 22 noviembre 2015 - 10:58

IX

 

Lo bueno:

 

-pobre Caspian,Orses no le dejo mostrar su

poderoso cosmos XD (le salvo la vida al fanático)

 

-El puñetazo de Orses me hiso recordar 

al momento epico de Manigoldo contra Thanatos

aunque en menor escala

 

-Incluso la respuesta y reacción de 

Timos  me recuerda a Thanatos

 

-la aparición oportuna de Louis

 

-El poder oculto de Eiris  es muy intrigante

 

-la aparicion epica del dorado de sagitario aunque no

quedo claro si se trataba de seiya o de aioros

 

-el sacrificio de Tyson y Orses aunque me causa sorpresa la muerte

del primero ya que en la antigua version creo recordar que era prota

 

-buen capitulo

 

 

 

Lo no tan  bueno:

 

-no fue muy heroico que los protas decidieran seguir luchando

mientras pensaban que de todas formas perderian

 

 

 

 


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Publicado 07 diciembre 2015 - 10:21

Ojala pronto actualices tu Fic


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Publicado 21 diciembre 2015 - 16:38

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-Esta bien imitar al sensei kuruvago pero tampoco hay que exagerar XD

-PD: Feliz navidad


Editado por T-800, 21 diciembre 2015 - 16:39 .

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Publicado 21 diciembre 2015 - 23:17

IX

Gracias por comentar y ser tan atento T-800 :D El siguiente capítulo será el 4 de Febrero y será el primer capítulo de la segunda temporada "Los orígenes de la guerra". 

 

Me he tomado mucho tiempo fuera del foro y es que las cosas no han andado muy bien últimamente, si quieren les puedo dejar un spoiler de algo que pasará en el Mito de Hefestos, continuación del Mito del Alcaesto. 

 

Spoiler

 

Pero bueno! La vida sigue y hay mucho por hacer, como por ejemplo leerlos... T-800, Alfredo y Killcrom en verdad que extraño sus historias, apenas pueda me daré una buena tanda de capítulos ;) 

 

Por mientras les dejaré un par de imágenes sobre el avance de los caballeros negros de elite que hemos y sobre los personajes que aparecerán en esta segunda temporada. 

 

Hasta ahora sólo hemos visto dos caballeros negros de elite; Timos de Leo y Desmith de Aries.

Spoiler

 

Personajes que aparecerán en el segundo arco, algunos ya los conocen, están en orden de aparición. 

Spoiler

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Publicado 27 diciembre 2015 - 14:16

Hola Abysal, feliz navidad atrasada, este era tu regalo jeje!!

 

Vengo con el review del capitulo 6. Interesante capitulo, sin duda recuerdo vagamente las similitudes, con los anteriores, pues no note mucho las diferencias que digamos, solo q los hechos volvieron a suceder, pues, la pelea entre kenta y caspian se vuelve a dar mientras iban en busca del alcaesto, pero fue interrumpida muy rapida esta vez por la invasion juju.

 

Las pelas con Geo estuvo muy dinamica, me agrada como la hiciste, pero como q hasta ahora ninguno a usado ninguna tecnica solo movimientos con los elementos?... pequeña curiosidad.

 

 

En cuanto a los detalles ortograficos, creo q este capitulo lo publicaste antes de q te yo publicare mi post anterior, por loq note casi las mismas cosillas, en especial el punto 3 del review anterior, lo de las minusculas y mayusculas, en si. Por loq no tiene caso reprochartelas hasta q el capitulo q vas a publicar el 4 de enero donde ya leiste el post y espero tomes mis pequeños consejos juju.

 

 

Saludos y feliz año nuevo!!

 


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FANFIC: La condenación de los caballeros de Athena

Capitulo final N°66.- Publicado!

Fichas de personajes


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Publicado 28 diciembre 2015 - 20:41

esperando la aparición de los caballeros negros de elite restantes

 

PD:Que pases un feliz año nuevo


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Publicado 07 febrero 2016 - 08:37

Ojala te animes a continuar este Fic

 

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Publicado 18 mayo 2016 - 16:38

Pronto...

 

Segunda temporada

 

EL MITO DEL ALCAESTO

 

Los orígenes de la guerra

 

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Publicado 22 mayo 2016 - 15:20

 

Pronto...

 

Segunda temporada

 

EL MITO DEL ALCAESTO

 

Los orígenes de la guerra

 

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¡Madre mia! Ese de la derecha es el dorado nigga de escorpio :ph34r: :ph34r: :ph34r:  Se ve bien sersy.

 

Flojo, ponte a escribir XD

 

¡Saludos!


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Ulquiorra%20Atonic.gifSoy su majestad para ti ¡The almighty Mafionic! Axatonic.gif


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Publicado 27 mayo 2016 - 00:32

Hola a todos, espero que estén muy bien. Comenzar pidiendo disculpas a los lectores ya que me desaparecido 5 meses siendo que sólo serían 2 xD Pensé en dejar de publicar este fic porque el número de lectores es muy bajo, pero teniendo la historia escrita en mi pc creo que sería bastante desagradable dejarla hasta ahí. Retomaré mi participación en el foro, espero saber pronto como ALFREDO, Killcrom y T-800 van con sus fics, no prometo nada pero trataré de leerlos pronto. Esta vez les traigo el segundo arco de este libro titulado: Los orígenes de la guerra. Habrán muchos cambios, para quienes hayan leido la versión anterior, veremos a la tan querida Roxee xD hace poco supe lo que significaba el término Yandere y me he reido bastante recordando las historias que ya verán en este arco. Espero que sea de su agrado :D 

 

Personajes:

Spoiler

 

X

 

El castillo negro de Tamiel, un lugar escondido en lo más recóndito del planeta. Allí vivían los caballeros oscuros que estaban a su servicio, desde los poderosos paladines que conformaban su elite, hasta los soldados rasos que a ellos les servían.

 

Una espesa niebla cubría la primera planta, más específicamente al fondo de la fortaleza, donde cerca de cien guerreros permanecían entrenando. Eran aquellos que estaban al servicio de Desmith de Aries, quienes eran reconocidos por encontrarse entre los más débiles entre todos los reclutas.

 

Algunos realizaban pruebas de fuego; mientras que otros, los más experimentados, ya estaban intentando atravesar los humildes blindajes negros de sus compañeros con los rápidos ataques eléctricos que intentaban emular de su líder.

 

—¡Maldito Desmith! —Reclamó uno de ellos— desde que fue derribado en la mina del pequeño pueblo ese, ya ni se aparece por estos lugares.

 

—Lo único que hace es pasársela llorando en su habitación —chistó otro.

 

Desde el extenso pasillo que llevaba desde la entrada principal hacia el cuartel de entrenamiento, apareció un corpulento y misterioso sujeto. Llevaba puesta la túnica negra que acostumbraban los soldados negros de elite a usar cuando no vestían su armadura. Por debajo de la capucha que cubría su rostro, apenas se podían ver unos mechones rubios. En su espalda cargaba dos extraños contenedores cuadrados que parecían estar hechos completamente de oro. —¿Acaso no saben que no es correcto criticar a sus superiores?— Dijo sin mostrar su cara.

 

—¿Quién eres tú? —Preguntó desafiante quien había hablado hace un instante.

 

Sin responder, este guerrero extendió su brazo hacia adelante y abriendo la palma de su mano miró fijamente al soldado raso. Luego, ante el asombro de todos ¡Lo levantó desde la distancia! El  inexperto soldado parecía estar levitando un par de metros en las alturas. Horrorizado pedía que lo soltaran, mientras los demás miraban intrigados.

 

—¿¡Qué están esperando!? —Se escuchó desde la entrada trasera del gran castillo. Se trataba de Desmith, quien había aparecido para darle orden a su escuadrón.

 

Al verlo, los luchadores que estaban quietos, se dispusieron a atacar a este extraño muchacho que había llegado desde la nada. Tomaron algunas de sus armas y partieron corriendo a enfrentarlo. Pero el rubio encapuchado sólo sonrió y enraizando firmemente sus pies al suelo, extendió ambos brazos hacia adelante, esto provocó que todos los combatientes cayeran brutalmente al piso y fueran arrastrados a metros de distancia por el mismo suelo.

 

—Tus soldados son escoria, como siempre —aseguró riéndose mientras se quitaba la capucha, revelando su rostro, el cual demostraba un poco más que los escasos veinte años que tenía. Sus facciones eran redondas y duras, sus ojos grandes y sus gruesas cejas tan doradas como su corta cabellera.

 

—Según tengo entendido tus tropas son las más débiles entre todas —respondió Desmith tomándose la frente— Kaios de Capricornio, la encarnación de la justicia.

 

—No sé a qué te refieres —añadió mientras bajaba lentamente al soldado que aún permanecía suspendido en las alturas.

 

—Supongo que vuelves desde tu gran misión. Mejor es no hacer esperar más al señor Tamiel.

 

Con un gesto de aprobación, Kaios entró a la gran fortaleza y con algo de esfuerzo comenzó a subir la extensa escalera con forma de espiral que concluía en el salón principal del castillo.

 

Al entrar hizo una señal de reverencia, dio algunos pasos por la elegante alfombra roja que cubría el suelo y al ver que Tamiel permanecía sentado en su trono como de costumbre, se arrodilló dejando los dos cofres dorados que cargaba en el suelo.

 

—Como se prometió —comenzó muy nervioso— ambas misiones fueron cumplidas con éxito. Aquí junto a mí, a mi lado, están las armaduras de Tauro y de Libra. La de abajo es la de Libra, ¡No! —Se corrigió— lo siento, es la de Tauro, la que tiene la cabeza de un toro dibujado; la de arriba…

 

—¡Gran soldado! —Interrumpió Tamiel— has cumplido como es debido. Antes de retirarte a un merecido descanso, quiero pedirte un favor más.

 

—Lo que usted desee señor.

 

—Ve a la habitación de Damián, un joven de quince años y dile que se prepare para vestir la armadura de Libra.

 

—¿Quince años? ¡Pero señor! No creo que él esté preparado para…        

 

—¡Silencio! —Exclamó con un agresivo astral— Recuerda que quien da las órdenes soy yo. Luego de eso quiero que bajes hasta las mazmorras que están siendo utilizadas como prisión de máxima seguridad. Libera a Thanon y dile que se aliste para portar la armadura de Tauro.

 

—¡Thanon! ¡Señor eso es muy peligroso! Le ruego que lo reconsidere.

 

Entonces el enmascarado y enorme guerrero se puso de pie siendo rodeado por una enigmática energía oscura. Kaios de Capricornio no quiso decir nada, la verdad es que no pudo hacerlo, el temor que sintió debido a la presencia de su líder lo hizo quedar paralizado, apretando su mandíbula y empuñando sus manos en el suelo.

 

Sin siquiera despedirse, se puso de pie y se marchó para cumplir con esta encomienda que le había solicitado Tamiel. Sin dejar oculto el amargo sabor de boca debido a que estaba en desacuerdo con la decisión de su dirigente y con la poca atención que recibió luego de haber sido tan exitoso en su misión, obteniendo dos armaduras de oro.   

 

*  *  *

 

Sólo tres días habían pasado desde la tragedia que arrasó con Campo Ónfalos. Los sobrevivientes fueron Louis, Kentha, Caspian, Dante, Eiris y Vaneris. Esta última sin embargo, parecía estar con apenas sus funciones vitales. Casi no había hablado desde que comenzaron su viaje hacia inciertos territorios, estaba con su mirada vacía y sin la más mínima expresión en su rostro.

 

Esto no era debido a sus heridas, tampoco al hambre que agobiaba a todos. Sucedió que tan pronto como había despertado, su dirigente le informó sobre la muerte de su hermano mayor, lo que fue como desgarrarle el alma de la manera más cruel posible.

 

Con sus ojos exageradamente abiertos, la muchacha miraba hacia todos lados con mucho susto, ya que se encontraban dentro del bosque de las cenizas; lugar donde un misterioso monstruo lobo le había arrebatado la vida a Francis frente a sus ojos. A pesar de esto, intentaba controlarse, pero la tensión era demasiado fuerte, y de vez en cuando se abrazaba a sí misma mientras su cuerpo sufría de ligeros temblores, señal de que su alma estaba a punto de quebrarse.

 

Todos se mantenían vivos comiendo pequeñas raíces que encontraban por entremedio de los grisáceos árboles de aquel tétrico bosque. Esto gracias a la ayuda de Caspian quien con el afán de protegerlos a todos, probaba de cada cosa que veía y tuviera alguna lejana apariencia comestible. Lo que hacía era sin duda muy peligroso, pero a pesar de eso, Louis quien estuvo siempre pendiente de su bienestar, esta vez parecía ignorar todo lo que sucedía a su alrededor.

 

Ya era de noche y el pequeño grupo iba montado en sus caballos, conversando para tratar de pasar el miedo por el lugar que atravesaban, todos excepto por su líder y por Vaneris quienes permanecían la mayor parte del tiempo en silencio y alejados de los demás.

 

—Debe ser muy difícil para ellos —comentó Kentha en voz baja— nosotros a pesar de que nos vimos afectados por todo lo que sucedió, no perdimos a nadie. En cambio ellos… han vivido en carne propia un gran sufrimiento.

 

—Por fin dices algo interesante —intervino Caspian con una molesta sonrisa.

 

—Si tuviera más energía te pondría un merecido puñetazo en la cara —respondió el paladín de tierra siendo poseído al instante por un enojo descontrolado.

 

—Podría darte una paliza con los ojos cerrados si yo quisiera.

 

—¡Veamos si son más que palabras!

 

—¡Muchachos! —Interrumpió Eiris con un tono tierno— ¿Ustedes son siempre así?

 

—No hay caso con ellos —aseguró Dante sonriendo—. Déjalos, ya no importa. Lo único que me preocupa en este minuto —cambió la conversación como de costumbre— es nuestro destino, ¿Ahora qué haremos? No puedo volver a mi casa, no sin antes reclutar a los Señores del Alcaesto.

 

Los jóvenes miraron intrigados al moreno muchacho, nadie sabía a qué se refería con aquellas palabras, exceptuando por Kentha, quien se acercó a él para hablarle de forma que nadie más pudiera escuchar.

 

—Dante… nosotros comenzamos este viaje juntos, y nos metimos de forma “obligada” a Campo Ónfalos. Pero ahora que todo esto se ha acabado, no es necesario que sigamos recibiendo instrucciones de Louis, ya quedó demostrado que como dirigente es un asco. Recorramos el mundo haciéndonos más fuertes y a la vez podemos buscar a los tales Señores del Alcaesto de los que tú hablas. ¿Te parece si salimos de este bosque y comenzamos con eso?

 

A pesar de que aquellas palabras fueron algo desalentadoras, eran verdaderas. Ya no tenían ningún motivo que los llevara a permanecer unidos, sólo les quedaba colaborar una última vez para poder salir con vida de aquel tétrico y oscuro lugar donde se encontraban.

 

—No lo sé… —fue lo único que Dante se atrevió a decir.

 

Mientras andaban, el estómago de Kentha rugió fuertemente debido al hambre. —Si permanecemos mucho tiempo aquí, tendremos que pensar a quien comernos primero.

 

—Creo que tú serías una buena opción —agregó Caspian riendo— estás bastante subido de peso.

 

Louis quien iba en la delantera podía escuchar todo y pensaba algo angustiado. —Sólo son unos niños, no saben nada de la vida, se están riendo en un momento tan grave como este. Sin Davis ni Orses, dudo mucho de que podamos hacer algo. ¿Ahora qué? ¿Ahora qué? ¿Acaso todo por lo que luchamos todos estos años fue inútil? ¿Y si eso de que Ares estaba con nosotros es mentira?

 

Ya habían pasado cerca de dos horas y el moreno uniformado seguía con su mirada perdida mientras pensaba en el pasado como si hubiera sido agua, caída por entre sus manos. —Les parece si… ¿Descansamos un momento?— Le preguntó a todos.

 

Sin protestar los muchachos se sentaron junto a una pequeña fogata que encendió Dante. El silencio era muy incómodo, ya que al estar formando un círculo, podían verse las caras los unos a los otros, sin embargo, no se les ocurría algún tema de conversación que pudiese ser oportuno para tan difícil momento.

 

Entonces Louis miró a Eiris quien intentaba tocar unas ramas que estaban por debajo del fuego. —¿Cuánto tiempo llevabas en Campo Ónfalos? —Le preguntó de forma directa.

 

—No lo sé —respondió la hermosa joven con una sonrisa— supongo que… ¿Una semana? Fue bastante raro, yo estaba viajando y sentí que debía cambiar de rumbo. Así fue como llegue hasta usted.

 

—Si… tú fuiste la última en entrar a la resistencia, después de Kentha y Dante. Que ahora que recuerdo —cambió de tono mirando al paladín de tierra— tú debías haberte ido.

 

El joven sólo se puso a reír al escuchar esto. Pero antes de que pudiera responder cualquier cosa para salir del paso; Dante intervino, —Señor, creo que sería buena idea que nos contara su historia.

 

—¡No seas idiota! —Exclamó Caspian— esa es información confidencial que sólo los miembros de la Elite de Ares podemos conocer.

 

Entonces Louis al escuchar aquello, se desprendió de su capa y luego de mirar fijamente el símbolo del rayo negro por algunos segundos… ¡La arrojó al fuego! —Los miembros de la Elite de Ares… ya no existen.

 

El paladín de ojos verdes no entendía por qué había hecho eso, sólo estaba con sus ojos muy abiertos observando como la capa de su maestro ardía y se convertía en cenizas.

 

—Ahora que todo está perdido —continuó Louis— no hay motivo para que oculte esto.

Sin seguir prestando atención, Vaneris se levantó del lugar y se alejó del grupo con su rostro serio. Pensando en que lo único que quería era estar sola un momento, el rapado domador de viento comenzó su relato.

 

*  *  *

 

Las travesías que Louis hacía con su hermano menor, eran muy largas y en muchos casos era necesario más que un simple esfuerzo para no caer en el camino. Sucedió que un día, atravesando unas hostiles montañas grises, Davis no pudo continuar y con algo de fiebre cayó de golpe al suelo.

 

Por varias horas el prodigio del viento lo cargó buscando un lugar seguro donde pudieran pasar la noche, sin que la enfermedad del pequeño se agravara. Entonces en medio de la oscuridad, encontró una diminuta cueva que vio de suerte.

 

No quiso adentrarse en esta, sólo dio unos pocos pasos y abrazó muy fuertemente a su hermano para darle calor. Pero su breve momento de paz duraría sólo unos minutos, ya que de pronto un gran sismo sacudió por completo la entrada de la mazmorra.

 

—¡Maldición! —Pensó asustado— si esto sigue así, ambos perderemos la vida.

 

Tratando de mantenerse lo más tranquilo posible, cerró sus ojos y luego de unos segundos, los abrió para mirar el paisaje desde su lugar de cobijo. Era algo hermoso, la luna llena estaba en el punto más alto del cielo, y gracias a que no había ni la más pequeña nube, las estrellas brillaban con su máximo esplendor formando una escena inolvidable.

 

Si enfocaba su vista hacia abajo se veía un terreno baldío iluminado por la gran luz de la luna. Desde lo más profundo de su corazón sintió un gran deseo por estar en aquel lugar y sentarse allí, sólo para escuchar el viento correr y poder ver mejor las estrellas. 

 

Nuevamente un temblor lo puso en alerta; apretando sus dientes pensó en salir de aquella cueva, no obstante, unas peculiares risitas desde el fondo de la madriguera lo hicieron desviar su atención.

 

—¿¡Qué porqueria es eso!? —Se preguntó muy asustado.

 

Pero no podía esperar, tenía que decidir rápidamente si salir de aquel lugar o adentrarse y buscar ayuda con quien sea que estuviese dentro. Entonces, Davis emitió una pesada toz que hizo que Louis se decidiera de inmediato. Así que armándose de valor, se puso de pie y comenzó a caminar hacia lo más profundo de aquella caverna.

 

Mientras avanzaba las risas femeninas se hacían más pronunciadas. —¿Hay alguien ahí?— Preguntó fuertemente, pero nadie le respondió. Hasta que vislumbró unas luces azulinas que iluminaban todo el recinto. En medio de una fosa, una fuente con agua brillante lanzaba un chorro hacia arriba formando una hermosa pileta, con los colores del arcoíris.

 

El joven de tez morena se acercó curioso para ver desde cerca a esta extraña emanación, pero al concentrar su mirada, observó cómo desde dentro se veían miles de cadáveres caminando por una fúnebre colina grisácea. Del susto que le provocó esto, pegó un salto hacia atrás que lo dejó en el suelo.

 

—¿Está asustado jovencito? —Se escuchó por algún lugar.

 

—No seas así hermana, harás que muera de un infarto —Le respondió otra voz, igual de oculta.

 

Louis sólo quería salir corriendo de aquel terrorífico lugar, pero sintió algo desde el fondo de su corazón que le exigía quedarse, ¿Habrá sido simple curiosidad? Quizás era eso, o quizás el destino estaba perfectamente alineado para que ese día, a esa hora y en ese lugar, tuviera un encuentro que cambiaría su vida.

 

Desde el cielo cayeron lentamente tres viejecitas cubiertas por un gastado manto negro. Cubrían sus rostros con la capucha que vestían, ayudadas por sus pequeñas manos de color verde oscuro.

 

—¿Quiénes son ustedes? —Preguntó el paladín de viento, apenas pudiendo emitir palabras.

 

—¡Pero qué descorteses somos! —Exclamó la más pequeña de las tres.

 

—Permíteme presentarnos —comenzó la mayor—. Mi nombre es Cloto. Mis hermanas aquí a mi lado se llaman Láquesis y Átropos. Nos conocen como las moiras, encarnaciones del destino, nosotras podemos ver cada uno de los actos tanto de los humanos como de los dioses, asimismo podemos saber sobre su futuro, incluyendo el momento de su muerte.

 

—Eso es sorprendente —agregó el rapado guerrero sin saber que decir, aunque sintiéndose más calmado.

 

—¡Vamos! ¿Qué te trae tan afligido a este lugar?  —Dijo Cloto directamente.

 

—¿Deseas que cambiemos el curso de tu destino? —Preguntó Láquesis riendo.

 

—¿Acaso tienes la intención de saber cuál será el día de tu muerte? —Insinuó Átropos hostigosa.

 

—Yo… solo vine aquí buscando que mi pequeño hermano no se enfermara más.

 

Entonces las moiras comenzaron a reír fuertemente, haciendo una especie de baile, como si estuvieran ridiculizando a su visitante, quien cada vez se ponía más incómodo.

 

—¡Tonto humano! —Gritó Cloto, quien aún ocultaba su rostro— nosotras lo sabemos todo ¡Sólo preguntamos por molestar! Debes conocer que Davis, enfermó para que tú pudieras venir hasta aquí.

 

—¿Qué quieres decir? No entiendo nada.

 

—Será mejor que lo veas por ti mismo ¡Ven ahora!

 

La moira apuntó hacia la hermosa pileta, a la que Louis se acercó de inmediato. Al ver a estas tres viejitas más de cerca pudo notar algo aterrador ¡Ninguna de las tres tenía ojos! Intentando desviar la mirada hacia otro lado, se concentró en el fluido del agua, tratando de descifrar el motivo por el cual le pidieron que mirara a través de ella.

 

De pronto, una escena comenzó a transcurrir sobre las aguas como si de una película se tratase. Lo primero que apareció fue el cielo, con un paisaje nocturno muy similar al que se podía apreciar aquella noche. Lo que dejó completamente estático al ingenuo errante fue una imagen que comenzó a formarse entre las nubes. Se trataba de una estrella gigante de diez picos, la cual estaba siendo alimentada por una especie de humo negro desde diversos puntos del planeta. Era tan grande que parecía que iba a estrellarse con la Tierra en cualquier momento.

 

Luego, el lucero comenzó a girar rápidamente sobre su propio eje, tomando la apariencia de un círculo, cuyo centro quedó por completo ennegrecido. Entonces, como si de un sueño estuviese despertando, un enorme guerrero, comenzó a descender, portando una gran túnica negra que cubría todo su cuerpo, aunque dejaba entrever que ocultaba una gran armadura de hombros puntiagudos. Este misterioso hombre tenía el cabello largo y rojo, al igual que sus ojos, los que parecían no expresar emoción alguna. Estos podían ser apreciados a través de la oscura máscara que cubría su rostro.

 

—Su nombre… es Tamiel —aseguró Cloto, sin recibir mayor atención.

 

Al haber llegado hasta la mitad del recorrido entre la gran estrella y el suelo, una siniestra luz brilló intensamente desde su pecho. Y luego de una gran explosión, aquel resplandor se separó cubriendo todos los rincones del planeta, formando una extraña red que sólo se mantuvo visible por un segundo.

 

—¿Qué son estas extrañas imágenes? —Preguntó Louis sintiendo una repentina angustia.

 

—Para comenzar —tomó la palabra Láquesis— no son simplemente imágenes. Eso que acabas de ver sucedió en la Tierra hace sólo unos días. El humo negro que viste alimentando al símbolo en el cielo no era nada más ni nada menos que la maldad que ha forjado la humanidad durante miles de años. Fue esa maldad la que permitió que este ser perverso pudiese penetrar en este planeta y extender su oscuridad por todos los rincones.

 

—¿Qué era esa misteriosa red que se formó al final?

 

—Tamiel utilizó la oscuridad en el corazón de la gente para poder separar por completo a las personas de los dioses del olimpo. Desde ahora ni siquiera el mismísimo Zeus podrá interferir en el destino de la humanidad.

 

Louis quedó anonadado, el destino que le estaban revelando las moiras parecía mostrar a la humanidad desahuciada ante la fuerza de este maléfico invasor. Entonces se miraron entre ellas, sintiendo compasión por su buen receptor. Entonces Átropos, que velaba por los asuntos de los mortales intentó consolarlo.

 

—Joven guerrero, todo aquello que se manifiesta, sólo por el hecho de estar manifestado… debe morir. Los planetas, las galaxias, desde una hormiga hasta un humano, todo perece. La humanidad ha llegado a un punto de corrupción irreversible, las guerras sin sentido, hijos desafiando a sus padres; los valores que acercaban al hombre con las divinidades, se han perdido por completo. Cuando eso ocurre sólo queda una opción… la muerte, que es el inicio de un nuevo ciclo.

 

—¡Eso es imposible! De estar condenada la humanidad ¿Por qué me han mostrado este fatídico destino?

 

—Eso es porque los dioses ya han comenzado a moverse. Nosotras que no somos ni humanas ni diosas, podemos mantenernos en contacto con ambos, por lo tanto tenemos un mensaje para ti.

 

—¿Para mí? ¿De qué se trata?

 

—¡Ares, el dios de la guerra te ordena que te pongas a su servicio! Debes reclutar un ejército de jóvenes guerreros que estén dispuestos a dar su vida por la humanidad. Nos dijo que cuando estuvieran listos, él mismo sería quien de alguna manera les daría su bendición.

 

—Hablaron de los dioses… ¿Acaso hay algún otro con intenciones de ayudar a la humanidad?

 

—Exacto. Athena, la diosa de la sabiduría, al saber que ya no podría penetrar con su poder en la Tierra, ha tomado una decisión aún más osada que la del mismo Ares ¡Encarnar en un bebé y crecer entre los humanos!

 

—¿Por qué ha hecho eso? ¡No lo entiendo!

 

—Al nacer entre los humanos, los dioses pierden su memoria de forma temporal; con el fin de poder adaptarse paulatinamente a su cuerpo mortal, de no ser así, el bebé moriría apenas la divinidad penetrara en su cuerpo. El peor riesgo es que si un ser del Olimpo muere en su estado humano ¡Moriría para siempre! 

 

Sin decir otra palabra, Louis se puso de pie y al comprobar felizmente que Davis ya no tenía fiebre, inició su camino de vuelta hacia la salida. Aún no entendía muy bien los motivos de aquel insensato acto hecho por Atenea, pero lo que si comprendía era la orden que le había encomendado Ares y que para conseguir tal difícil obra, tendría que comenzar a moverse de inmediato.

 

Fue así como al salir de la pequeña cueva, volvió a mirar hacia abajo y observó nuevamente el pequeño terreno iluminado por la Luna. Con una gran sonrisa dijo en voz baja: —Desde ahora mi vida girará en torno a este ideal, a esta misión. Con tal de conseguirlo, le ofreceré mi existencia al dios de la guerra. Aquel lugar será el centro de la Tierra, donde un poderoso ejército nacerá para vencer a Tamiel, aquel lugar… será Campo Ónfalos.

 

*  *  *

 

—¡Esa historia fue increíble! —Exclamó Kentha muy entusiasmado.

 

Mientras tanto Dante miraba hacia el suelo con sus rasgados ojos más abiertos de lo normal. Esto debido a que siempre estuvo dudando de Louis y de todo lo relacionado con Campo Ónfalos, sin embargo, esta vez sentía que sus presentimientos eran ridículos y que todas las cosas que había pensado en el pasado no eran más que simples tonterías.

 

—Pero ahora… —continuó Louis de forma un tanto deprimida— ya está todo perdido, en verdad pensé que podría cumplir el sueño de Ares y formar un ejército a su servicio. Pero luego de esto, veo que me equivoqué, quizás el enemigo es más fuerte que nosotros.

 

—Aún hay muchas cosas que no nos ha contado —intervino Caspian— ¿Cómo es que recibió la armadura dorada de Sagitario? ¿Cómo comenzó a reclutar los primeros paladines?

 

—¡Ahora te muestras entusiasta! —Reclamó el paladín de tierra— recién ni querías escuchar las historias. Aunque es verdad ¿Por qué no simplemente volvemos donde las Moiras?

 

Pero sin seguir hablando, Louis se puso de pie mirando hacia todos lados. —Qué extraño…

 

—¿Qué sucede? —Preguntó Dante intrigado.

 

—Vaneris… cuando comencé a hablar se puso de pie y se fue. No ha pasado mucho tiempo, sin embargo, ya no puedo sentir su astral. Tengo un muy mal presentimiento de esto ¡Será mejor que vayamos a buscarla! 


Editado por Vulcanus no Kentha, 27 mayo 2016 - 01:30 .

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                                 FanFiction: El Mito del ALCAESTO                                                                                2hs45cj.jpg35mnl0i.png

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Publicado 27 mayo 2016 - 16:00

X.

 

 

-Al parecer los caballeros negros no se llevan bien entre si

 

-Kaios de Capricornio fue victima del "temor".JAJAJA-los que frecuentan

encuestas y versus entenderan el chiste

 

-Caspian es un buen conejillo de indias XD

 

-me sorprende que Kentha desee desertar

 

-Fue muy interesante el relato de Louis

 

-creo que sospecho quien es Athena en tu fic,claro que si decides reiniciar nuevamente

tu fic posiblemente sea otra y si decides dejarlo inconcluo jamas lo sabre XD

 

-me pregunto si Vaneris estara a salvo

 

PD:

 

Ojala te animes a aprticipar en las dinamicas de fics:

 

http://saintseiyafor...os-y-dinamicas/


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Publicado 17 junio 2016 - 00:34

Llega el segundo capítulo del Mito del Alcaesto y nos acercamos a grandes pasos a lo que es el tema principal de este arco, el cual se desarrollará en: !!! sale al final del capítulo xD espero que les guste, un abrazo.

 

Respuesta a los comentarios: 

Spoiler

 

Personajes:

Spoiler

XI

 

Tamiel era un misterioso guerrero que según la historia que Louis les contó a los jóvenes paladines, había usado su fuerza para destruir definitivamente el vínculo que unía a los dioses con los hombres. Después, había descendido a la Tierra gracias a la maldad que los humanos habían forjado en sus corazones durante milenios. Ahora se encontraba a cargo de un grupo de soldados de elite que usando las armaduras doradas forjadas por Hefesto, se encargaban de conseguir aquellas que aún no estaban en su poder ¿Con qué fin? Eso ni siquiera ellos lo sabían.

 

Mientras aguardaba pacientemente, sentado en su lujoso sillón rodeado de gemas multicolores, quieto como siempre cual estatua inerte; un hombre tocó la puerta, desprovisto de su armadura, cabizbajo y con el rostro serio. Era Timos de Leo quien con una notoria frustración en su mirada se presentaba ante su líder.

 

—¿Qué te sucede león negro? —Preguntó Tamiel con su voz fúnebre— ¿Acaso no traes contigo la armadura de Sagitario?

 

—¿Cómo se lo explico señor? ¿¡Cómo!? —Con un fuerte puñetazo en el suelo demostró lo mal que se sentía por haber fracasado— llegué hasta el recinto donde se reunían esos mocosos que formaban una miserable resistencia. Primero vencí a su líder, luego me dirigí hasta el lugar donde custodiaban la vestidura dorada, pero algo muy extraño sucedió.

 

—¡Explícate de una vez! —Exclamó irritándose de inmediato.

 

—Un… hombre apareció de la nada —un crujido de su mandíbula habló por sí solo.

 

—¿Un hombre? ¿Qué hombre? ¡Se más claro!

 

—No era exactamente un hombre. Era una figura espectral ¡Como si fuera un fantasma! 

 

—¡Qué porqueria estás diciendo! ¿Acaso ese paladín te venció?

 

—No exactamente. La energía que poseía era tan devastadora… que no pude ni siquiera moverme. No sé qué clase de magia habrá usado, pero después de un instante comenzó a brillar, para luego separar la armadura y enviar sus partes a distintos confines de la Tierra, desapareciendo en el acto —era tanta la humillación que estaba sintiendo Timos que apenas podía respirar.    

 

Esta historia dejó muy intrigado a Tamiel; por un momento sintió que no lo tenía todo controlado como pensaba. Quizás sería necesario algo más que sólo tiempo para poder reunir las doce armaduras doradas que en la era del mito, forjó el Dios Hefesto.  

 

—He venido sin llevar puesta mi armadura —dijo el león negro interrumpiendo la pausa— porque deseo ofrecerle mi vida a cambio de esta derrota que he sufrido. Las bajas son… totales, sólo algunos sobrevivieron luego de haber huido, pero yo mismo les di caza acabando con sus patéticas existencias.

 

 —¡Levántate y porta tu armadura! —Ordenó su líder— espero que en tu próxima misión demuestres que no ha sido un error dejarte con vida.

El paladín de fuego negro, quien aún estaba inclinado, percibía como su orgullo estaba más dañado que nunca, se sentía miserable, como si su gran honor jamás hubiese existido. Entonces se puso de pie con sus dientes apretados por la ira y comenzó a retirarse de la sala, cabizbajo y en el más profundo de los silencios.

 

Pero en el instante en que tocó la perilla de la demoniaca puerta que conducía hacia la salida, una oscura energía empezó a surgir lentamente frente al trono de Tamiel. Este último se puso de pie de inmediato, saliendo de las sombras que tanto lo mantenían oculto.

 

Entonces, Timos pudo ver de cerca la apariencia de su dirigente. Efectivamente este era muy alto, medía al menos tres metros, llevaba una larga túnica negra que al moverse podía dejar entrever una placa metálica de color rojizo. La máscara que cubría su rostro era tan negra como su vestidura, exceptuando por sus ojos que eran rojos al igual que su larga cabellera.

 

Desde un momento a otro, la flamígera presencia que se había manifestado, tomó la forma de un pequeño hombre que llevaba un abrigo negro que lo cubría por completo, sólo unos pequeños mechones blancos sobresalían de su atuendo.

 

—¿¡Quién eres tú!? —Exclamó alterado el rey del castillo.

 

—¿Qué forma es esa de dirigirse a tu hermano? —Preguntó el recién llegado, con una desgastada voz que parecía proveniente de un anciano.

 

—¿Eres tú? ¡Jaigidel!

 

—Veo que aún no has logrado extraer el elemento cósmico de las doce armaduras doradas —aseguró dando vueltas por el lugar— ¡Sabes muy bien que sin eso ni Satariel ni yo podremos salir de los infiernos!

 

Al escuchar como este extraño ser se dirigía a su líder, Timos de Leo no esperó ni un segundo y efectuó su ataque. Lanzó dos oscuros orbes ígneos desde ambas manos, los cuales se unieron a medio camino tomando la forma de un intimidante demonio león.

 

Jaigidel, al ver esta ofensiva, extendió su mano derecha ¡Consumiendo por completo el ataque! Luego desplazó su brazo hacia la izquierda haciendo que sin explicación aparente, Timos se azotara en contra de uno de los pilares que sostenían el salón principal. El impacto fue tan destructivo que el paladín de fuego quedó inconsciente al instante.

 

—¿Hay algún elemento que poseas en su completura? —Preguntó el anciano sin prestarle atención a lo ocurrido.

 

—Tauro, Capricornio, Escorpio, Cáncer, Aries, Leo, Libra, Acuario y Géminis, todas ellas están bajo mi poder —comenzó a explicar Tamiel— por lo tanto, del elemento tierra aún necesito la armadura de Virgo; pero Kakó de Escorpio está en la misión de buscarla. De agua, sólo se ausenta entre mis filas la de Piscis, he enviado a Átimus de Cáncer a localizar su paradero. De fuego, aún no he reunido la de Sagitario y de Viento las tres están en mi poder, sin embargo… tengo un pequeño problema con la de Géminis.

 

—¿Qué clase de problema?

 

—Aún… no he podido corromperla por completo.

 

—Ten cuidado hermano; sabes muy bien lo que pasó la última vez que descendiste a la Tierra. Es posible que las armaduras que usaron los Señores del Alcaesto en aquel entonces aún estén atadas a las almas de sus antiguos portadores.

 

Entonces un ligero temblor invadió el cuerpo de Tamiel recordando su última batalla en contra de los Caballeros del Sol; Virgo, Piscis, Géminis y Sagitario.

 

—Al parecer tu incompetencia nos hará esperar un tiempo… —dijo Jaigidel de forma burlesca— creo que tendré que participar un poco en este juego, ¡Veamos si con este cuerpo prestado podré llegar al nivel de Hefesto! —Luego de la misma forma en que llegó, se retiró de aquel tétrico lugar.

 

*  *  *

 

La pequeña travesía para encontrar a Vaneris había comenzado. Por órdenes de Louis, el grupo se mantuvo unido y dejando momentáneamente sus caballos de lado, avanzaron con mucho cuidado pendientes de aquella bestia lobo que tanto daño ya les había causado.

 

—¡Recuerden conservar la calma! —Exclamó Caspian demostrando su miedo— No tienen nada de que temer ¡No sean cobardes!

 

Los muchachos no lo escucharon, más bien lo miraron con algo de risa. Sólo Dante pudo comprender que a pesar de que el paladín de viento estaba fanfarroneando de algo que ni él mismo cumplía, al menos sus intentos por disipar el miedo del pequeño grupo, estaban siendo efectivos.

 

No obstante, aquella paz duró sólo unos minutos, ya que desde un momento a otro el bosque de las cenizas comenzó a hacerse cada vez más oscuro. Junto a este repentino cambio, un exhalo se hizo oír ante todos, como si la mismísima bestia estuviese sólo a unos centímetros de distancia esperando el momento oportuno para atacar.

 

Pero por muy atentos que estuvieran, nadie podía ver nada. No había rastros del paradero de aquel temible monstruo.

 

—¡Maldición! ¡Vaneris! —Repetía Louis sin cesar, a sabiendas que ella era la última paladín de alto rango dentro los presentes en aquel bosque. En otras palabras, era el único recuerdo vivo que tenía de lo que alguna vez fue Campo Ónfalos.

Perdiendo momentáneamente la cordura, Louis empezó a azotar los árboles con potentes cortes de viento, llegando a botar algunos.

 

—¡Señor! —Intervino Caspian— no creo que eso sea una buena idea.

 

Pero ante la sorpresa e inclusive la reprobación de los presentes, el rapado dirigente le dio un fuerte puñetazo al joven de ojos verdes; dejándolo tendido en el suelo. Sin aviso alguno, tomó la delantera dejando solos a quienes estaban bajo su mando. 

 

—¡Enfermo viejo de porqueria! —Reclamó Kentha mientras veía a Louis perderse entre los árboles— ¿Cómo se le ocurre hacer eso?

 

—¡Silencio! —Dijo Caspian— él es nuestro líder, no es tu deber cuestionar sus decisiones.

 

Una inoportuna batalla parecía estar a punto de iniciarse, sin embargo, un ruidoso aullido los puso a todos en alerta. ¡Louis había encontrado al lobo gigante! A tan sólo unos metros de distancia, la extraña criatura babeaba de rabia mirando a su próxima víctima con sus rojos ojos brillantes.

 

—¡Manténganse atrás! —Ordenó el rapado dirigente, mientras se preparaba para enfrentarse a su quizás más duro oponente.

 

Dando un gran salto, giró sobre su propio eje para lanzar una rápida cortina aérea, la cual impactó de frente con la bestia, sin embargo, no pareció hacerle daño alguno.

 

—Qué extraño es su comportamiento —comentó Eiris, quien se encontraba mirando fijamente a esta enigmática criatura.

 

Sin descansar un solo segundo, Louis se desplazaba más y más rápido de un lado a otro arrojando cortantes ráfagas de viento, pero el monstruo apenas retrocedía un poco.

 

—¿Qué sucede con él? —Se preguntó Kentha intrigado— ¿Tan fuerte es esa bestia?

 

—No lo creo —respondió Dante— los movimientos de Louis parecen estar alborotados, además su mirada está perdida. Acaso estará… ¿buscando la muerte en combate?

 

Junto con Caspian y Eiris miraron atentos los movimientos de su líder, quien se veía cada vez más exhausto. Entre tantos de sus movimientos, el feroz monstruo se paró en dos patas y con un gran manotazo, envió a su oponente directo al suelo, quedando incrustado en la maleza.

 

—¡Señor! —Exclamó Caspian tomando la delantera. Intentó atacar al gran lobo, pero sus movimientos en comparación con los de su maestro, eran muy débiles, por lo que el daño que le hizo a su enemigo fue inclusive menor. —¡No creas que he terminado!— Añadió volviéndose a incorporar. Esta vez desarrollando su ataque más poderoso.

 

Con su pie izquierdo formó un remolino de gran volumen, el cual a medida que avanzaba iba tomando la forma de un feroz lobo aéreo. Pero aquella bestia de forma similar, sólo se dignó a abrir su gigante hocico y tragarse por completo la ofensiva del paladín de ojos verdes.

 

Con un desesperado grito, Louis se puso de pie y poniéndose en una postura hidalga con sus ojos cerrados, comenzó a concentrar su energía. El viento a su alrededor empezó a girar en torno a él y los árboles se zamarrearon de un lado a otro descontrolados.

 

Los jóvenes miraban expectantes, preguntándose qué haría aquel adulto paladín. Entonces, como un acto místico, ¡Louis abrió sus ojos! En ellos todo el universo parecía estar resumido tan sólo en sus pupilas. Este acto dejó intrigados a los muchachos que no entendían lo que estaba ocurriendo, ni siquiera Caspian quien creía saberlo todo en relación a su maestro luego de haberse incorporado a la elite de Ares.

 

Extendiendo ambos brazos hacia arriba, Louis comenzó a hacerlos girar como si estuviese trazando un círculo con sus manos, al hacerlo, todo el viento del lugar comenzó a huracanarse poniendo en peligro inclusive a los paladines que estaban a una pequeña distancia.

 

Fuertes torbellinos azotaban al monstruo lobo, quien esta vez se veía fuertemente afectado por los golpes, a tal punto de soltar gemidos de dolor cada vez que era impactado. La gran bestia, a pesar de mantener su tamaño, parecía haber quedado reducida a un pequeño cachorro que estaba siendo maltratado por el más cruel de los brabucones.

 

Debido a la fuerza de los ataques, el lobo se golpeó fuertemente la cabeza contra uno de los árboles, quedando con un ojo herido, derramando gran cantidad de sangre. Entonces soltó un llanto que conmocionó a Eiris, la rubia joven que había sido rescatada por Kentha, quien no pudo hacer más que taparse su boca con su mano derecha y comenzar a sollozar desconsolada.

 

—¡No! ¡No! ¡Basta! —Decía la hermosa muchacha en voz baja.

 

Pero lo que Louis sabía muy bien que iba a ocurrir… sucedió. Luego de algunos minutos de haber estado en gran ventaja, el efecto en sus ojos desapareció, dejándolo tendido en el suelo debido al cansancio. No obstante, el mismo resultado había sido aplicado para su oponente.

 

Aquel peculiar canino estaba recostado en el suelo quejándose por sus heridas. Era tanta su agonía que apenas logró ponerse de pie mientras sus delgadas y huesudas piernas le tiritaban. Una vez que se reincorporó, miró fijamente a Eiris quien lloraba sin cesar y junto con ella derramó una lágrima.

 

Entonces se dio una media vuelta y comenzó su camino de regreso. Los jóvenes se miraron con alivio; la tragedia ya había acabado y por fin podrían atravesar el bosque de las cenizas sin preocupaciones. Pero en aquel minuto, un charco de sangre cubrió los árboles cercanos.

 

Ante la sorpresa de todos, al menos cien finos hilos de agua habían atravesado a la bestia desde distintas direcciones. Todo su cuerpo había sido penetrado forjando una terrible y cruel escena que parecía concluir con la muerte de aquella criatura.

 

Frente a tal insensato acto, estaba Vaneris, la joven que perdió a su hermano menor por el ataque de quien ahora sufría por la tan ansiada venganza. El rostro de la manipuladora de agua estaba desfigurado, la rabia y el rencor que había acumulado desde hace un mes atrás se veía recién ahora, en su completura.

 

—¡No es suficiente! —Exclamó la única sobreviviente del trío invencible.

 

—Basta… mujer, ya está muerto —aseguró Louis aún desde el suelo.

 

Pero ya no escuchaba raciocinio alguno, quería seguir maltratando al lobo, pero ya no tenía agua a su disposición. A pesar de lo fuerte que era, aun no tenía el la destreza necesaria como para controlar la sangre, aunque estuviese fuera del cuerpo de quien proviniera. Pero había una última hazaña que si podía realizar; comenzó entonces a mover rápidamente sus manos, formando una especie de ocho. Gracias a esto, los árboles que estaban a su alrededor se secaban paulatinamente.

 

Estaba extrayendo tal vital elemento desde el mismísimo bosque, el cual, ya era tétrico antes de la llegada de los sobrevivientes, pero ahora era aún más horripilante, al haber quedado prácticamente destruido luego de que Vaneris llevase a cabo sus planes.

 

Al ocurrir esto, el corazón dócil del monstruo volvió a latir con aún más fuerza que antes. Junto a un potente aullido, zamarreó su cuerpo de un lado a otro deshaciéndose de los hilos que le habían sido incrustados.

 

Louis intentó ponerse de pie, pero no pudo, a pesar del temor que le provocaba pensar que última hermana del trío invencible pudiese morir. Entonces Kentha, Caspian y Dante se pusieron en guardia para defender a la joven, pero ella no lo permitió.

 

—¡Retrocedan imbéciles! —Exclamó furiosa, mientras sus brazos se cubrían por el agua recién extraída.

 

Sin más demoras, la extraña criatura se lanzó hacia su víctima intentando devorarla, pero Vaneris con un gran salto logró esquivar aquella ofensiva. En ese momento sintió que era mucho más fuerte que su oponente, siendo que en verdad, los golpes que había recibido de Louis y sus múltiples heridas, hacían que tuviese que moverse con mucho esfuerzo.

 

Luego de crear dos largos látigos con sus brazos, usó el izquierdo para azotar al monstruo en contra de los moribundos árboles, mientras que con su otra extremidad lo golpeó desde arriba en la cabeza intentando dejarlo fuera de combate.

 

Pero aquella enigmática bestia era muy resistente y poniéndose de pie, atacó a Vaneris esta vez usando sus garras, las cuales lograron acertar en su objetivo, dejando a la paladín de agua muy lastimada unos metros más allá.

 

A pesar de haber conectado un golpe, el lobo ya no pudo resistir más y con un acto un tanto deprimente, cayó al suelo junto a un triste llanto.

 

Al verlo, Vaneris se reincorporó al instante. Parecía como si todas las heridas que había recibido no le afectaran en lo más mínimo, era un cuerpo que sólo se movía por su odio y ansias de vengarse. Entonces reuniendo nuevamente una pequeña cantidad de agua, formó un largo y fino hilo, con el cual rodeó el cuello de su desvalido adversario.

 

—¡Este es tu fin! —Exclamó con su aliento descontrolado— así como tu acabaste con mi hermanito menor, de la misma forma será tu muerte ¡Tu cabeza será mi premio!

 

Ya estaba lista para reducir el tamaño del collar que le había puesto a su víctima y así lograr decapitarlo. Pero en ese momento, un extraño viento helado cortó el hilo que la joven de marrón cabello había hecho.

 

—¡Ya has vencido! No permitiré que lo sigas lastimando.

 

Aquellas palabras provenían de Eiris, quien aún con lágrimas en sus ojos, no pudo soportar más el ver como maltrataban a aquella bestia.

 

—¡Sal de mi camino! —Vaneris mostraba cada vez más un astral violento que jamás había manifestado ante nadie.

 

—Por favor mujer —insistió la rubia pequeña— detente… este odio no te llevará a ningún lado. La frustración que te genera te hace irreconocible.

 

—¿Cómo puedes decir eso si ni siquiera me conoces? —Preguntó la joven sin poder controlar su tembloroso cuerpo descontrolado— ¡Si no te apartas te sacaré a la fuerza!

 

—Vaneris… —intervino Louis desde el suelo— ¡Debes calmarte!

 

—¡Silencio! ¡Ni tú ni nadie me dirán lo que debo hacer!

 

Aquella exclamación furiosa dejó muy sorprendidos a todos, ya que si bien, la muchacha se mostraba usualmente mal humorada y esquiva, nunca le había gritado a su líder de esa forma tan agresiva y mucho menos delate de los inexpertos paladines.

 

Sin darle paso a una conversación más larga, la guerrera se preparó para atacar a la bestia lobo con uno de sus largos látigos acuáticos. Pero en el momento en que lo arrojó hacia su víctima, Eiris se puso entremedio, recibiendo ella misma aquel ataque.

 

Esto puso en alerta a los chicos que de inmediato mostraron intenciones de intervenir en aquel enfrentamiento, pero la hermosa adolescente les hizo un gesto amable, demostrando que a pesar de haber quedado un tanto herida, no estaba en malas condiciones.

 

La última mujer de la elite de Ares no esperó más y bajo la cólera que la mantenía poseída, dirigió su rabia esta vez en contra de quien estaba frente a ella. Eiris, una muchacha de frágil apariencia que sin razón aparente estaba defendiendo al monstruo que tanto daño le había causado.

 

Pero cuando intentó atacarla, comprobó algo que la dejó muy intrigada, ¡Sus piernas estaban completamente congeladas!

 

—¿En qué momento hizo eso? —Se preguntó mientras intentaba romper el cristal que la mantenía cautiva.

 

Entonces la atención de concentró en Eiris, quien desplazando elegantemente sus brazos hacia adelante, entumeció el viento que estaba cerca a su oponente, aprisionando esta vez el abdomen de Vaneris.

 

—¡La capacidad de solidificar el viento! —Exclamó Dante sorprendido— jamás había visto algo como eso.

 

—¿Solidificar el viento? —Se preguntó Kentha como si algo estuviese tratando de venir a su mente. Entonces en tan sólo un segundo, la terrible escena vino a su mente.

 

 *  *  *

 

El paladín de tierra estaba corriendo hacia todos lados, desesperado por no encontrar la forma de ser útil y poder rescatar a sus compañeros que tan arduamente luchaban en contra de los soldados negros de Timos de Leo.

 

En un escenario de fuego ardiente cubriendo las pequeñas carpas que hace sólo unas horas le habían servido como refugio, vio a lo lejos a Eiris quien combatía contra seis invasores oscuros.

 

Se podía ver claramente como la bella joven estaba muy cansada y que apenas podía mantenerse de pie. Venciendo sus miedos, se armó de valor y aunque le temblasen las piernas, se dirigió de inmediato al rescate de aquella guerrera que jamás había visto.

 

Y fue camino hacia su destinado combate, cuando vio en una esquina del terreno, como diez asaltantes estaban completamente congelados. Cubiertos por algún tipo de hielo caótico, mostraban en sus rostros una intrigante expresión de espanto.

 

Pero luego, al ver como la indefensa chica caía hacia el suelo, olvidó por completo aquel horrible acontecimiento y continuó su andar, con el afán de enfrentar a los guerreros blindados.  

 

*  *  *

 

—Esto quiere decir… que fue ella —concluyó Kentha muy sorprendido— ¿Qué tan fuerte es esa mujer?

 

Pero Vaneris no entendía nada, ella sólo estaba concentrada en su furia y en sus deseos de venganza. Con un último esfuerzo hizo arder su energía hasta destruir la prisión de hielo sólo con su fuerza.

 

—¡Voy a acabar contigo maldita entrometida! —Exclamó con un triste semblante. Pero antes de efectuar su último ataque, fue arrojada al suelo por un fuerte viento cortante.

 

—Te ordeno que te detengas… —Louis por fin se había puesto de pie. Con su rostro serio miraba a la joven que encarnaba los recuerdos del ya pasado Campo Ónfalos.

 

—¿Por qué? ¿¡Por qué me detiene!? —La voz de Vaneris más que enfurecida, parecía portar una gran frustración mezclada con pena y desaliento— ¿Acaso usted no quiere vengar la muerte de Francis? ¿Acaso no comprende por todo lo que he tenido que pasar?

 

La muchacha comenzó a llorar desconsolada. Sus palabras eran muy duras, pero parecía haber olvidado por completo que quien estaba al frente suyo, había sufrido cosas iguales o aún más terribles que por las que ella había tenido que vivir.

 

Por culpa de la recién pasada invasión, Davis, el hermano menor de Louis, había muerto. Y no sólo él, sino que cientos de jóvenes guerreros en los que el moreno dirigente había puesto toda su confianza… y sus esperanzas de forjar un mundo nuevo y mejor. Durante todo el recorrido dentro del bosque de las cenizas, se preguntaba si es que toda su vida había tenido algún tipo de sentido siquiera o si no tuvo el tamaño necesario para cumplir la misión que, según las moiras, Ares le había encomendado.

 

Pero a pesar de toda esa aflicción y desesperanza, Louis se mantenía de pie, se mantenía hidalgo, se mantenía con la inexplicable y guerrera disposición de seguir adelante y escapar de aquel tétrico bosque. Y lo que buscaba era que Vaneris, a pesar de haber perdido a sus dos hermanos, mantuviera la misma actitud. No obstante, eso no era posible, ya que la cordura ya había abandonado el cuerpo de la paladín de agua.

 

Sin poder dejar de llorar, Vaneris miró a todos con odio; Dante, Kentha, Caspian, Eiris e incluso a Louis. Sentía que se habían aliado para estar en su contra y hacerle daño.

 

—Ustedes…. ¡Malditos! —Dijo con su rostro distorsionado— ¡Juro que algún día haré que sufran el mismo dolor que yo!

 

Tomando los restos de agua que quedaban en el suelo, levantó ambos brazos hacia arriba, cubriéndose completamente por una gran cortina líquida. Entonces extendió sus brazos hacia adelante y esparció aquella defensa por todos lados, obligando a los presentes a cubrirse como un acto reflejo.

 

Al pasar unos segundos, los muchachos pudieron ver nuevamente, pero la última sobreviviente del trío invencible… ya no estaba.

 

—¡No debe haber ido muy lejos! —Exclamó Eiris preocupada— ¡Aun podemos alcanzarla!

 

—No Eiris —le negó Louis con tristeza— en estos momentos, Vaneris necesita estar sola. Debe pensar y volver a su centro. Si ella es realmente una miembro de la elite de Ares, volverá a nosotros por su propia cuenta.

 

Lo jóvenes no sabían que decir, el silencio nuevamente se había vuelto algo incómodo. Fue un murmullo de la agonizante bestia lobo, lo que distrajo la atención de todos.

 

—Aún estás vivo… —la rubia muchacha que lo había defendido hace unos instantes, ahora se dirigía hacia él en su ayuda.

 

—¡Deténgase señorita! —ordenó Caspian muy alarmado. Pero no fue escuchado.

 

El monstruo aún se veía muy amenazante. A pesar de estar echado sobre el pasto, los enormes huesos que salían de su espalda y sus brillantes ojos rojos le daban una terrorífica apariencia. Pero esto no pareció importarle a su salvadora, quien con una increíble dulzura se acercó y comenzó a acariciarle el hocico. Entonces la criatura comenzó a llorar sin cesar, cual soldado escapa de la muerte.  

 

—Dime ¿Qué eres tú? —le susurró la hermosa jovencita con ternura.

 

Al pronunciar estas palabras, su mano resplandeció con un impresionante brillo blanco, cubriendo por completo el cuerpo del canino. Sin duda alguna, todos quedaron muy sorprendidos, nadie sabía qué sucedería. 

 

Mientras este peculiar fulgor lo rodeaba, su aspecto se fue transformando paulatinamente. Los huesos de su espalda desaparecieron, sus piernas se tornaron más gruesas, al igual que su lomo. Sus ojos parecían estar cubiertos de un azul que en vez de rabia y sufrimiento, inspiraba la más profunda de las paces. Su escaso pelaje violeta, se cubrió por un frondoso blanco con tintes celestes.

 

Ya no parecía una bestia. Esta vez era algo similar a un dios lobo que se mostraba sublime ante los paladines quienes miraban anonadados. Una vez recuperada milagrosamente su fuerza, esta nueva criatura dio un fuerte aullido, introduciendo en la imaginación de los muchachos, un coro de ángeles cantándole a la vida. Debido a esto, la estampa del bosque entero se fue transmutando, llenando de un color verde claro todo el paisaje. Los árboles que aparentaban estar muertos y llamar a la desgracia, ahora resurgían desde la faz de la tierra, como hermosos portadores de vida, haciéndole honor a su nombre… el bosque de las cenizas.  

 

El animal pareció sonreír mirando fijamente a Eiris a quien le dedicó una ceremonial postura de reverencia, para luego desaparecer entre todos, como si de una ilusión se hubiese tratado.

 

—¿Qué ha sido todo esto? —Preguntó Dante quien de la sorpresa, quedó sentado en el pasto.

 

—No lo sé —respondió Eiris sonriente— quizás era el alma de algún animal, quizás sólo necesitaba algo de cariño.

 

—No… —pensó Louis— eso no era el alma de un animal. Es imposible que sólo un alma haya tenido tal comportamiento. Se trataba de algo más… ¿Pero qué? Además ese extraño poder de Eiris, ¡No existe elemento capaz de hacer algo así! ¿Será acaso que esta muchacha es…?

 

—¡Pueden haber más bestias aquí! —Interrumpió Caspian— ¡No hay tiempo que perder! Será mejor que nos marchemos de aquí.

 

Todos, incluyendo a Louis, estuvieron de acuerdo con el joven paladín de viento. Por lo tanto, montaron sus equinos y consiguieron salir rápidamente de aquel terreno por el cual tantos problemas habían pasado.

 

Al pasar dejando atrás a los árboles, volvieron al desértico paisaje que tanto caracterizaba a la zona donde se encontraban. En ese momento Kentha sintió una gran nostalgia, recordando el aburrido pueblo de donde venía. Entonces comenzó a reflexionar profundamente en todas las cosas que había vivido últimamente.

 

*  *  *

 

—¿Qué haremos ahora? —Pensó— hace sólo unos meses yo era joven normal, viviendo una monótona vida dentro de un cómodo orfanato. ¿Qué será de los niños? Siento como si hubiese pasado toda una vida desde que Dante llegó hasta aquella gran puerta negra, buscando salvarme de la muerte.

 

—Ahora que lo veo desde este punto de vista… de no ser por él, yo estaría muerto y de no ser por Louis también, hubiera perecido ante Desmith. ¿Qué habrá estado buscando en esa pequeña mina?

 

—Luego como por arte de magia, terminé enrolado en un ejército de jóvenes soldados que aún no sé con certeza que es lo que buscaban ¿Vencer a ese tal Tamiel? No sé si creer del todo en las palabras de este líder tan desagradable, ¡A penas intente golpearme como lo hizo con Caspian! Aunque en verdad… resultó que Campo Ónfalos no tenía nada de malo como pensábamos con Dante, y a pesar de que no tengo mucha claridad con respecto a su creación y misión, puedo decir con seguridad que no había maldad en su proceder.

 

—Independiente de eso, ya todo se acabó, por culpa de aquella fatal invasión que tanto nos devastó. ¿Quién habrá sido ese extraño guerrero rubio que salió desde la nada a defendernos? Todo esto es tan extraño… creo que aún hay cosas que nos falta por saber con respecto a los inicios de la resistencia.

 

—¿Se habrá creado para defender la dorada armadura de Sagitario? ¡Eso es! ¡La legendaria vestidura! Al igual que las historias que tanto me contaba ese sucio vagabundo. Vaya… con tanto alboroto no había tenido tiempo ni siquiera de recordarlo, es que nunca pensé que sus narraciones pudiesen tener algo siquiera de verdad.

 

—¿Cómo lo habrá hecho para saber tantas cosas? ¿Cómo lo habrá hecho?

 

*  *  *

 

—¡Deténganse ahí! —Ordenó Louis.

 

—¿Qué sucede señor? —Preguntó el paladín de viento.

 

—De aquí en adelante seguiré solo. Ya no hay tiempo para armar una nueva resistencia y forjar desde el comienzo todo lo que durante todos estos años estuvimos haciendo con mi hermano que en paz descanse. Por lo tanto, buscaré el lugar donde resida Tamiel ¡Lo venceré con mis propias manos!

 

—¡No se le ocurra repetir eso maestro! —Reclamó Caspian— puede que hayamos tenido una derrota, pero seguimos siendo soldados que luchan por la paz y la justicia en este mundo y cualquier orden o decisión que usted tome ¡Con gusto la aceptaré! —Antes de continuar, tomó su capa portadora del rayo negro y se la enseñó a todos— ¡Yo! Último miembro de la elite de Ares, juro seguirlo hasta el final y derrotar a Tamiel y a cualquier guerrero negro que se interponga en nuestro camino.

 

—Si es por erradicar la maldad —intervino Eiris— yo también iré con usted.

 

—Luego de ver a aquel sujeto portando la armadura de Sagitario —comentó Dante— ¡Ya no tengo más dudas! Los Señores del Alcaesto si existen. Si Tamiel está involucrado de alguna forma con ellos, debo encontrarlo cuanto antes.

 

—¿Qué hay de ti Kentha? —Preguntó el experto paladín de viento.

 

—¿De mí? ¿Acaso piensas que huiré como un cobarde? ¡Por supuesto que iré!

 

—¿Por dónde podríamos empezar? —Preguntó Louis en voz alta.

 

—¡Yo sé por dónde! —Exclamó Kentha ante la mirada sorprendida de Dante.

 

Entonces el momento que tanto se había dilatado, llegó. Con su rostro serio, como muy pocas veces, el paladín de tierra le informó a su líder sobre las historias que sabía de boca del vagabundo que vivía en su pueblo.

 

El rapado paladín de viento se sintió muy molesto, debido a que durante la entrevista que tuvieron, el recién ingresado muchacho le había mentido. Pero ya no era necesario darle más vueltas al asunto y aunque pareciera una anécdota sin importancia, no podía dejar pasar la oportunidad de que saber del paradero de Tamiel.

 

Los llamados Caballeros del Sol, cada uno portando una brillante armadura dorada. Aquello no podía ser sólo una coincidencia, aunque muchas cosas eran incoherentes. De ser objetivas las palabras de Kentha, el vagabundo conocería a estos legendarios guerreros como seres egoístas y enfocados sólo en su propio poder. En ningún momento se mencionó la intervención de los dioses ni del poderoso enemigo que estaban por enfrentar.

 

Aquellas dudas debían ser aclaradas y la única manera de hacerlo era regresando al pueblo donde hace unos meses atrás tuvo que derribar a Desmith de Aries con el afán de rescatar al débil muchacho que estaba en su reducido grupo.

Entonces comenzó a cabalgar, sin dar instrucción alguna. Todos comprendieron lo que se venía por delante, así que sin protestar siguieron a su dirigente.

 

—¿Y esa poderosa técnica? —Preguntó Dante rompiendo el silencio— esa donde se le pusieron los ojos raros… ¿Qué clase de elemento es ese? ¿Cuándo nos la enseñará?

 

—Eso era el cosmos… —respondió Louis con una pequeña sonrisa— ustedes aún están muy pequeños para saber de qué se trata ¡Ya llegará el día en que se los cuente! 

 

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>>Sólo dos capítulos faltan para que aparezca la yandere que cambiará el curso del protagonista<<


Editado por Vulcanus no Kentha, 17 junio 2016 - 01:26 .

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